Fundido en negro


La última sesión del curso la dedicamos al género negro y al terror. Después de colocar las gabardinas y sombreros en el perchero y preparar la lupa nos dispusimos a desentrañar "El caso de la rubia platino" de Joaquín Sabina:


Carmen Morán señala en el artículo que reseñamos a continuación que apenas acertamos a entrever cual es el caso de la rubia platino y menos aún una posible resolución. Esta canción, afirma la autora, es una excelente recreación posmoderna del género negro y en ella aparecen numerosos tópicos y clichés que recrean la atmósfera perfecta para la canción. La intención de Sabina es mucho más lírica y estética que argumental.

Hablamos de Sherlock Holmes, de Hercules Poirot, de Miss Murple, de Jessica Fletcher, del comisario Montalbano, de Pepe Carvalho y otros tantos detectives que han pasado a la historia de la literatura y el cine. Del otro lado, el de los malhechores, podríamos nombrar a John Dillinger o Bonnie and Clyde.
Victoriano Crémer escribió un largo poema titulado Fábula de la persecución y muerte de Dillinger y Alberto Santamaría Herencia del humo. La Historia de Bonnie y Clyde. Dejamos aquí el texto "Oda a Bonnie Parker ahora que el agua de sifón sabe a pie dormido"

En la sesión recomendamos la antología de microrrelatos policiales "Disparas tú o disparo yo" (Revista Brevilla, 2017) y el artículo de Juan Carlos Galindo "23 novelas negras y una antología para el verano" (El País). Y también el excelente trabajo de Carmen Morán Rodríguez titulado "Verso libre con cargos: Huellas del género negro en la poesía española contemporánea" en el que analiza algunos poemas como los que mostramos a continuación:

Poema XI 
Luis García Montero

Sospechan de nosotros. Ha pasado
el primer autobús, y nos sorprende
en el lugar del crimen,
desatados los cuellos y las manos
a punto de morir, abandonándose.

Nos da el alto la luz,
sentimos su revólver por la espalda,
demasiado indeciso,
su temblor en nosotros, encubierto,
bajo el pequeño bosque de las sábanas.

¡Corre!
¡Coge el amor y corre cuerpo adentro!
Hay un desfiladero sin leyes en los labios,
un laberinto ardiendo de salidas.
Mira tu corazón o tu cintura,
ese castillo en alto
que mis muslos coronan como un lago de
                             [niebla.

¡Corre!
Atiende solo al viento de la piel
pasando y regresando.
Y que suenen las ráfagas,
que suenen los disparos,
que las sirenas suenen a tu espalda.

Nightmare
Felipe Benítez Reyes

En medio de este túnel,
tropezando con sombras de asesinos
y paredes manchadas por la sangre
de las niñas suicidas, te persigo y no avanzo,
y ya zarpa ese buque, ya se oye su sirena
espectral, alejándose,
y alguien tiende guirnaldas en el puente.

Está la noche rara y el agua adormecida.
Un avión corta el aire y la moneda
de nieve de la luna, y me pregunto
adónde te has marchado y por qué,
agitando pistolas, banderas y cirios encendidos.
llamándome canalla y queriendo matarme.

¿Por qué te besas tú con ese tipo?

Estamos en un bar lleno de gente, y a mi espalda
oigo el leve chasquido glacial de una navaja
automática.
                                Y de nuevo
el barco que se aleja, y de nuevo los hombres
que al parecer han puesto su honor en liquidarme.

Esta noche –lo sé— estoy perdido.
Te has fugado dejándome la ira
de todos tus amantes, que reclaman
tus joyas, tu abrigos,
tu piel de plata oscura que brillaba.

¿Qué son esas estrellas y ese fuego?
¿Por qué gritan los niños y vuelan sobre el agua?

Ese barco se hunde, reina mía,
y he perdido de vista a tus lacayos.

Ahora estás en el túnel, con las piernas cruzadas,
pintándote los labios, sin saber
que te apunto, sin saber
que tu cara de ángel va a arder en el Infierno.

Un viejo silba coplas por la calle.


De la poesía pasamos al microrrelato y comentamos algunos textos de género negro como los seleccionados en "Policías y ladrones: certamen de microrrelatos policiacos" promovido por La linterna del traductor y otros pertenecientes a la antología Por favor, sea breve, 


UNA GRAN OBRA
Guadalupe Aznar Barea

Comprobó que el revólver seguía en la mesilla de noche, apuntando a la puerta. Como era habitual al despertar, le resultó imposible recordar dónde se encontraba. A tientas, encendió la luz y buscó los zapatos: el izquierdo apuntaba al sur, el derecho al oeste: estaba en Lisboa.
Echó un vistazo bajo las sábanas: vestido, siempre listo para saltar de la cama. Fue hasta la ventana. Un barrio céntrico, un cuarto piso, un patio interior: una huida difícil. Debió haber estudiado las vías de escape antes de acostarse, como solía hacer. Se desvistió, sacó la ropa sin estrenar de la maleta y fue poniéndosela con atención, como un actor a punto de salir a escena. Estuvo ensayando frente al espejo toda la tarde, asomando y escondiendo el revólver entre los pliegues del pañuelo de seda que llevaría.
De recepción, por fin, subieron un recado: Teatro da Trindade, fila 4, butaca 10.

HOMBRE DE PALABRA
Ana Ibáñez

Cuando el asesino atravesó su corazón con el puñal comenzaron a brotar de su pecho las palabras hasta caer exangüe. Tras borrar su rastro, el homicida emprendió la huida con los bolsillos repletos de adjetivos, sustantivos, verbos y hasta alguna que otra frase hecha.
A la policía le resultó imposible esclarecer el suceso pues en el escenario del crimen, entre las palabras que el asesino, por descuido o deliberadamente, dejó, había demasiadas conjunciones disyuntivas.

LISTA DE LA COMPRA DE JACK THE RIPPER
Laura Atas


Huevos
Limones
5 plátanos
3 onzas de patatas
2 m de cuerda
Pan
Espinacas
3 navajas de diferentes tamaños
Tomates
Carne picada
5 pares de guantes
Detergente
1 Trituradora

NOVELA POLICIACA
Paul M. Viejo

Lo que más me molestó, irritó, por lo que me juré no volver a hacerlo más, por muy motivado que estuviera, por mucha fama que estuviese esperándome, fue que, tras ordenar de una forma coherente toda la historia en mi cabeza, dar los antecedentes de lo ocurrido, explicar la importancia de la mujer rubia en todo esto, atar cuanto cabo permaneciera suelto y procurar no dejarme ningún cadáver sin mencionar, todo narrado despacito y con buena letra, hora tras hora, al final de interrogatorio al policía sólo se le ocurrió decir que quién era yo, que después de tantas preguntas como hizo ya se le había olvidado incluso de qué se me acusaba.


Y dejamos para el final el misterio y el terror. Dos autores fueron los grandes protagonistas, Patricia Esteban Erlés con su Casa de muñecas  (podéis ver aquí un breve reportaje en "La aventura del saber") y Ajuar funerario de Fernando Iwasaki. Dejamos aquí algunos de sus textos junto con otro microrrelatos:

PRIMER PLATO
Patricia Esteban Erlés

Poco después llegó la muerte. Todos la vimos trepar por tu pelo, pero bajamos los ojos y seguimos comiendo. Rezando en voz baja para que se conformara contigo.

CARNE FRESCA
Patricia Esteban Erlés

Me gusta abrir el frigorífico y que tú estés ahí.

CENTRIFUGADO
Patricia Esteban Erlés

La cabeza del hombre que amó da vueltas en interior de la lavadora, acompañada de una colada de desquiciadas bragas viejas. Ella sonríe cuando se encuentra con sus ojos de ahogado iracundo anegados de jabón, al otro lado del bombo. Ya verás cómo pronto se te pasa el enfado, amor, le dice mientras añade un cazo de suavizante aroma frescor de primavera y programa media hora más de centrifugado.

LA HABITACIÓN MALDITA
Fernando Iwasaki

Llegué sin reserva porque para eso soy cliente habitual, pero no quisieron darme la única habitación que les quedaba. A regañadientes me entregaron la llave y se ofrecieron a buscarme una suite en otro hotel de la cadena, mas yo estaba muy cansado y subí sin hacerles caso.
La decoración no era la misma de las otras habitaciones: las paredes estaban llenas de crucifijos y los espejos apenas reflejaban mis movimientos. Recién cuando me eché en la cama reparé en la pintura del techo: un Cristo viejo y enfermo que me miraba sobrecogido. Me dormí con la inexplicable sensación de sentirme amortajado.
Un clavo de frío me despertó, y junto a la cama una mujer de niebla me dijo con infinita tristeza: «¿Por qué has sido tan imprudente? Ahora te quedas tú». Desde entonces sigo esperando que venga otro, para despertarlo con mis dedos de hielo y poder dormir de una vez.

ABUELITA ESTÁ EN EL CIELO
Fernando Iwasaki

Mamá decía que abuelita había sido la mujer más buena del mundo, que todos la querían y que nunca le hizo daño a nadie. «Abuelita está en el cielo, mi amor», señalaba mamá con el dedo, «rodeada de ángeles y santos». Pero mamá no quiere verla cuando viene de noche a mi cuarto, llorando y toda despeinada, arrastrando un bebito encadenado.
Seguro que tiene hambre porque a veces lo muerde.

EFECTOS SECUNDARIOS
Miguel Ángel Hernández-Navarro

Con el lógico nerviosismo de la primera noche, el hijo del sepulturero ayudó a su padre a colocar la lápida de una tumba. Mientras sostenía el mármol, escuchó golpes y gritos en el interior del panteón. Miró a su padre con el rostro desencajado por el terror. Pero la voz de la experiencia logró tranquilizarlo. «No te preocupes. Es normal. Enseguida se les pasa».

EL MÉTODO DEDUCTIVO
Gabriel Jiménez Emán

Al abrir el periódico, vio que el asesino le apuntaba esde la foto. Lo cerró rápido, antes de que la bala pudiera alcanzarle en la frente. Dejó el periódico a su lado, todavía humeante.

DESTINO
Miguel Á. Hernández-Navarro

Todas la noches la misma historia. El marido entra en la cocina, la tira al suelo y la acuchilla una y otra vez. Luego, como si nada hubiera sucedido, ella se levanta, ordena la casa y limpia los rastros de sangre. No sabe por qué sigue ocurriendo. Lo único que tiene claro es que debe limpiar con esmero. Los niños no tienen por qué enterarse.


Propuesta de escritura

1. En el taller propusimos continuar el poema de Luis García Montero "El lugar del crimen"; (“Date por muerta, / amor, / es un atraco. / Tus labios o la vida).
2. Para casa sugerimos escribir un microrrelato de terror o policíaco con la lista que Laura Atas propone en su microrrelato "Lista de la compra de Jack the ripper": Té, huevos, limones, 5 plátanos, 3 onzas de patatas, 2 m de cuerda, pan, espinacas, 3 navajas de diferentes tamaños. tomates, carne picada, 5 pares de guantes, detergente y 1 Trituradora


Y estos son algunos de los textos recibidos hasta ahora:

Puntos de vista

- Date por muerta, amor, es un atraco. Tus labios o la vida.
- Te doy la vida. Seré tuya para siempre.
El atracador se acercó la pistola a la sien y disparó.
¡Pum!

Enrique Martínez
Grupo C


Lista de la compra

Jack preparó concienzudamente la lista de la compra para ese día en que llevaría a cabo el primer acto de su estudiado plan. Se acercó a Brompton Road y entró en Harrods, donde esperaba adquirir todos los artículos recogidos en su lista. Cuando volvió a casa únicamente había podido comprar té, huevos, limones, cinco plátanos, tres onzas de patatas, pan, espinacas, tomates y carne picada, pero había fracasado en el intento de hacerse con dos metros de cuerda, tres navajas de diferentes tamaños, cinco pares de guantes, detergente y la trituradora. Se preparó un potaje de espinacas, una tortilla de patatas, unas hamburguesas y se obsequió con una espléndida “dinner”. Una prostituta salvó la vida esa noche, pero Jack volvió a intentar su plan al día siguiente y así nació el personaje “Jack the Ripper”.

Manuel Medarde
Grupo A


Y ella me besó

“Date por muerta, amor,
es un atraco.
Tus labios o la vida”.

Y ella me besó, armada de sus labios.
Esto era un atraco,
me robó el corazón.

Ignacio Aparicio Pérez-Lucas
Grupo A


Muerte en el Bronx

El sargento se inclina sobre el cadáver, las faldas de la gabardina barriendo el suelo ensangrentado. “¡Tiene huevos! Escapar de Sicilia para venir a morir sobre una caja de tomates italianos en Nueva York”, piensa.
Toma, de las manos del muerto, la lista de la compra y, alzando el ala de su sombrero, se pone a examinarla con detenimiento.

5 plátanos
4 manojos de espinacas
3 onzas de patatas
2 limones
1 barra de pan
0

“¡Qué tipo más meticuloso! Pero ¿quién compra cero de nada? ¿Qué puede significar?”
Empuja el cuerpo para darle la vuelta. Ve entonces las heridas en la espalda. Las cachas de las tres navajas brillando sobre su traje claro. Una mancha oscura rodea cada una.
“Va a hacer falta mucha costura y mucho detergente para arreglar esta americana”, prosigue. “¿Tres asesinos? Entonces, ¿por qué hay cinco pares de guantes en el suelo?”. Repara también en los dos metros de cuerda que le sujetan las manos. Han debido arrastrarlo pues tiene las muñecas tan maceradas que parecen la sonrosada carne picada que sale de una trituradora.
“Pobre Velone, la venganza le ha alcanzado al otro lado del mar”, se dice.
“Pero no será un caso fácil”, predice viendo como los cinco jóvenes esposados suben al furgón policial. “No habrá huellas y nadie habrá visto ni oído nada. La mafia sabe cómo cerrar las bocas”

Pepe Lorenzo
Grupo B


El atraco

Ya no son los tiempos lo que eran, se lamenta el hombre en la soledad de su celda, donde todo es ahora un recuerdo amargo. Quién podía suponer. Porque lo había dicho él con la firmeza de siempre, en el tono de siempre, y empuñando la Browning también de siempre (descargada, eso sí, pero…): «Date por muerta, / amor, / es un atraco. / Tus labios o la vida».
Fue decir eso él y a la dama de torneadas piernas y un generoso busto —evoca el preso las imágenes—, se le dibujó en el rostro una sonrisa prometedora de paraíso. Pero quién puede fiar en promesas de mujer; a él no iba dirigido el gesto, sino al que llegaba. «Tú como siempre tan a punto, Julio, no querrás que entregue al señor mis labios imagino, así que vete con él, mi vida. O mejor llévatelo tú a él, como prefieras».
La esposa del comisario de policía don Julio Rimero tenía esas cosas. Además, claro, de unas piernas torneadas que daba gloria y aquel busto que tanto sugería. Pero hay cosas que se aprenden demasiado tarde.

Pascual Martín
Grupo B


El encargo de Bethsy

El hombre acercó el carro de la compra y comenzó a sacar todo. A medida que iba colocando las cosas en la encimera, recitaba:

—5 plátanos, 3 onzas de patatas, limones, los 2 m de cuerda para el tendedero, pan, espinacas, los tomates bien maduros, una navaja, la carne picada, la trituradora, los 5 pares de guantes, la navaja pequeña; y el detergente, que hay que ver la obsesión tuya con la limpieza, Bethsy.
—Eres un cielo, cariño —dijo la rubia platino empinándose sobre las puntas de sus pies para depositar un beso en los labios del hombre—, no olvidaste nada. ¿Y esas otras dos navajas grandes?
—Eres hermosa como un atardecer de verano, Bethsy, a ti te basta con eso para triunfar en la vida.

A los ojos del hombre le nació una sombra inquietante, y ahora podría parecer que al autor se le hubiera ido el santo al cielo. Pero no. Prosiguió diciendo el hombre, sí que mientras posaba como al descuido su mano sobre la mayor de las navajas:

—Entiéndelo, Bethsy, todos no tenemos tu suerte y de algo nos habremos de valer para pasar a la historia los que solo podemos presumir de llamarnos Jack y ser de Whitechapel.

Pascual Martín
Grupo B


Date por muerta, amor
es un atraco.
Tus labios o la vida…
No sabías que contestar, dudaste como lo había hecho siempre, ya me había acostumbrado a tu indefinición. Cogiste el lápiz de labios, y con un brillo deslumbrante perfilaste tu boca. Con lentitud te acercaste, sentí mi cuerpo sucumbir. Saqué el revólver y bajo un beso desesperado, caíste fulminada. Cogí el dinero y salí.

Guadalupe Sanchón
Grupo C


LA BUENA ANFITRIONA

Hacía varios años que estaba distanciada de sus antiguos amigos. Se conocían desde la adolescencia. Ella había decidido sacar a todos de su vida. Sin motivo aparente ni explicaciones.
Por eso los cuatro se extrañaron al recibir una invitación suya, proponiéndoles pasar un día de campo juntos y ponerse al día de cómo eran sus vidas en la actualidad. Además decía, en terreno neutral, ni casa ni ciudad donde viviera ninguno.
Tampoco les extrañó mucho. Ella siempre fue así de rara e imprevisible.
Además la notaron tan alegre y decidida a organizarlo todo que llegaron a la cita con similar alegría y hasta ilusionados.
Comenzó el día preparando el desayuno: Torrijas (compró PAN el día anterior) con un excelente sabor a LIMÓN y canela, HUEVOS revueltos y TÉ para todos.
A mediodía preparó una tortilla de PATATAS y otra de ESPINACAS, para comenzar y de plato fuerte un pastel de CARNE PICADA, con unos TOMATES en rodajas, sólo con sal y un chorrito de aceite de oliva. (Recordó que hacía años había comprado una TRITURADORA de cocina, y ¡qué mejor momento para estrenarla!)
De postre sacó CINCO PLÁTANOS, que flambeó en el momento, acompañados de otros licores.
Como estaban en el campo, delante de una preciosa casita que había alquilado, en lugar de cuchillos para todos, había comprado TRES NAVAJAS DE DIFERENTES TAMAÑOS para trocear la comida. Del resto no se anduvo complicando y casi todo era de plástico.
Eufóricos admiraron y agradecieron la dedicación y generosidad de la anfitriona.
Antes de comer sólo les había hecho una petición, que la ayudasen a dejar todo limpio y recogido. Impecable, fue la palabra que utilizó. Así que antes de continuar la diversión sacó los CINCO PARES DE GUANTES, se puso ella los suyos y todos se emplearon a fondo, con el DETERGENTE con lejía que les dio, dejando todo impoluto en pocos minutos, entre risas, como si se tratase del primer juego.
Siguieron las bromas y los recuerdos comunes que afloraban, hasta que Ella les propuso un verdadero “juego de mesa” pero que en esta ocasión lo iban a jugar “sin manos”. Nadie lo dudó. A todos hizo gracia la ocurrencia y la ayudaron, para que les atase, a trocear DOS METROS DE CUERDA que llevaba en el maletero de su coche. Les ató las manos a la espalda y al respaldo del las pesadas sillas de hierro del patio.
Rogó silencio. Se apartó para recoger una caja de madera cerrada y ponerla encima, en el centro, de la limpísima mesa y levantó la tapa. Los demás se fijaron que Ella se había cambiado de guantes.
Algo sigiloso se movió en la caja. A los pocos segundos vieron emerger sendas cabezas de dos serpientes cascabel (hoy puede comprarse cualquier cosa por internet).
Ella también sabía que en zonas de pedregal los escorpiones salen de sus escondrijos al atardecer. Y si mueves o golpeas dos o tres piedras salen más rápido. Es lo que hizo antes de introducirse en su coche, preparado y con las llaves puestas.
Cerró la puerta y arrancó.

J. Haro
Grupo C


Date por muerta, amor,/ es un atraco./ Tus labios o la vida.
Te regalaría mis labios, amor… si desde que nos conocemos no te hubieses empleado, despacio y con éxito, en irme robando la vida.

J. Haro
Grupo C


Date por muerta, amor,
es un atraco.
Tus labios o la vida.
Si es un atraco a manos armadas de sensualidad, te doy todo mi cuerpo, no solo los labios. Pero, si lo prefieres, mátame de placer.

José Carlos Arroyo
Grupo C


Noche movida

Huevos fritos con patatas, pocas, tres onzas como mucho, el desayuno perfecto si no hubiese olvidado traer limones para el . Con dos dedos tomó un pedazo de pan para mojar la yema, delicioso. Se encontraba más tranquilo, alzó la mirada para observar el huerto de tomates. Pensó que estaban al final de la temporada, pronto plantaría espinacas o coles de Bruselas.
Era hora de terminar el trabajo, lo primero limpiar la pila y los utensilios que había utilizado. Cogió el detergente y observó que sólo le quedaban cinco pares de guantes desechables, empezó a fregar las tres navajas de diferentes tamaños y añadió a su lista de compras mental reponer el cordel del tendedero que había utilizado para atar a aquel chantajista imprudente. Dos metros de cuerda fina serían suficientes.
Fue un error descuartizar el cadáver para deshacerse de él. Con aquellas navajas sin filo había quedado como carne picada. Hubiese sido más sencillo enterrarlo en el huerto.
En la trituradora de papel eliminó los comprometedores documentos con los que lo amenazó aquel mentecato.
Todo volvía a estar en orden, suspiró y tomó uno de los cinco plátanos que había en el frutero.

Enrique Martínez
Grupo C