Para chuparse los dedos

La sesión de esta semana la dedicamos a la gastronomía. Y aunque hicimos una tarea en el taller un poco escatológica (había que inventar el menú del Restaurante "El Asqueroso"), tras degustar otra serie de platos como la "Oda al caldillo de congrio" de Pablo Neruda o la "Sinfonía de la anchoa" de Alejandro Dumas finalmente nos chupamos los dedos. Transcribimos aquí el segundo texto, con receta incluída:

Se toma una aceituna rellena con anchoas, y se coloca en el interior de una alondra limpia; la alondra se coloca dentro de una codorniz, la codorniz dentro de una perdiz y ésta a su vez se pone en un faisán. El suculento y aristocrático faisán relleno se coloca a su vez cariñosamente dentro de un pavo, y el pavo, por fin, se embute en la cavidad abdominal de un cochinillo no demasiado grande, que se cierra al exterior muy pulcramente. Todo este paquetito se pone en una cazuela de asar bien untada de manteca y, según arte, vertiendo constantemente encima el mismo jugo de que de él se desprende, se le deja asar a fuego lento. Cuando uno juzga que ya está a punto, se va procediendo en el sentido inverso, o sea, se sacan el pavo del cochinillo, el faisán del pavo, etc. Y así hasta que se llega al colmo de esta delicia culinaria, es decir, a la aceituna, en cuyo interior se alberga la sabrosa sinfonía de la anchoa.

Raúl Vacas quiso preparar unos huevos al plato pero la receta derivó en un huevo frito:

La cáscara del huevo se abre al mundo
y en la sartén el día ya amanece,
la clara se blanquea y muda crece
y el sueño de la yema es tan profundo

que apenas necesita de un segundo
al fuego, de lo contrario desfallece
y entonces, arrugado, se parece
al sol de cada tarde, moribundo.

De su sabor canto las maravillas,
dorado y perfumado con aceite.
Y cumplo con el gusto y con el rito

de ver cómo le crecen las puntillas.
Ya está para el provecho y el deleite,
lista para servir, el huevo frito.

Hablamos de los libros "Sopa de sueño y otras recetas de cococina" con textos de José Antonio Ramírez Lozano e ilustraciones de Riki Blanco y "Recetas de lluvia y azúcar" de Eva Manzano y con ilustraciones de Mónica Gutiérrez.
Nos sirvieron de entrantes los artículos "Cuando los escritores cocinan: 35 recetas literarias" firmado por Karina Sainz Borgo y "Recetas de la literatura" de la revista QUO y la excelente ración "Cómo preparar microrrelatos" de Fernando Iwasaki.
Para los primeros y segundos platos y el postre tomamos como referencia el libro "Cocina, artes y literatura" (Degustación castellano leonesa de la A a la Z):



En este libro, del cual queda algún ejemplar en el enlace anterior, aparecen recetas como la de las "Patatas meneás" cocinadas por Gloria e Isabel Castaño:

I -De cómo discurría una jornada de caza

Cada uno de nosotros tenía su puesto definido: unos ojeaban, otros pegaban los tiros, los perros cobraban la presa, la señora Catalina meneaba las patatas y los tres niños las cocíamos con nuestro aliento de humo y la imposición de las manos cerca de una lumbre anaranjada que exprimía el zumo de nuestros ojos.

II -De las recomendaciones precisas para la elaboración de unas patatas meneás como Dios manda y su degustación idónea

Apaña las patatas sustrayéndolas de la tierra madre con mimo extremo, como quien no quitara sino que diera, no vaya a ser que esa madre se cele y vierta en sus crías la ponzoña, que también sabe hacerlo, y entonces las patatas perderían su bonanza.
Por el camino al hogar vete cantando una alegre cancioncilla que improvises para la ocasión, y así continúa mientras dure la preparación que sigue, pues has de saber que la alegría de la voz no es prescindible para la exquisitez de este manjar.
Alivia las patatas en agua tibia para que no sientan más temperatura que la que sintieron en el seno de su madre si fuera verano, que si es invierno la fría les gusta más.
Raspa su piel, que jamás debe cortarse con filo de navaja, ni tampoco su carne, ya que si sus células (como las de cualquier materia comestible) son cortadas en lugar de separadas, el mal sabor se hará presente de inmediato. Pero como quiera que deben hacerse pedazos de algún modo, procede de la siguiente forma y manera para trocearlas: clava el filo de la navaja en la patata y rasga el trozo para que las células se separen por donde a ellas se les antoje (tiene que sonar un crac); así vamos obteniendo los cachos de patata, tan contentos ellos y con el mínimo daño.
Pon los cachos, sin dejar de cantar, en una escurridera bajo un chorro de agua tibia y báñalos a placer para que se desprenda de ellos el almidón. Después viértelos en una cacerola cubiertos de agua con el mismo temple, y enciende debajo el fuego muy tenue al principio, avivándolo poco a poco para que se acostumbren sin sobresaltos.
Añádeles la sal junto a un chorrito de aceite de oliva.
Su cocción debe ser lentíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisima.
Cuando veas que las patatas van tiernas y se dejan aplastar sin resistencia, agarra una espumadera o similar y, después de escurrirles la parte del agua que flota por encima y apartarla por si hiciera falta más tarde, comienza a espachurrar las patatas como para hacerlas puré: eso es menearlas.
Sofríe generosamente ajitos y pimentón y añádeselos removiendo para que se empapen (esto les gusta mucho a ellas si se hace cantando o, al menos, sonriendo). Fríe también cachitos de chorizo fresco y unos torreznillos bien torrados. Ambos se añaden a la misma hora de servir y se envuelven para que cojan el gusto.
Si necesitaras añadir el caldo reservado, hazlo cuanto gustes, que ellas lo agradecerán si es que están en exceso espesas a la hora de comerlas. Han de quedar como puré que se come con tenedor, sí, pero nunca tan espesas como cemento.
Y…¡hale!, deja ya de cantar, que a quien come y canta un sentido le falta.

O también la receta del "Bollo maimón" servida por Raúl Vacas y acompañada de un texto que rememora los bollos de la señora Capitolina, panadera de Matilla de los Caños del Río:

· 12 huevos
· 800 gr. de harina fina de trigo (almidón)
· 800 gr. de azúcar
· Azúcar glas

Se escachan con amor los huevos gordos
y se baten las claras hasta el punto.
Luego se añade el llanto de las yemas
y una lluvia de azúcar y almidón.

Se vierte en un dornillo enharinado
(o untado con aceite o con manteca)
la mezcla que ha de darse fiel al horno.
Y, al rato, cuando cueza con ternura,

después de que se dore y se solace,
se enfría en el cacharro donde duerme.
Al fin, cuando se apague y se desmolde,

se adorna con azúcar glas al gusto.
Puede tomarse sólo o con un trago
de espeso chocolate y aguardiente.

***

Entrar en una panadería es como entrar en un diccionario. Tanto surtido, tanta repostería dispuesta y ordenada en los estantes o los márgenes, no hace sino aumentar nuestro apetito o nuestras ganas de saber.
El bollo maimón –me cuenta Capi, una de las panaderas de Matilla de los Caños– también es conocido como bollo de almidón. Hay quién lo prepara con maizena, pero el auténtico se hace con harina fina de trigo.
Su nombre original debió de ser mamón, por su tendencia a succionar y mamar el chocolate, la leche o el café donde se untaba o se migaba.
Antes, sobre todo en los pueblos, era un postre indispensable en los convites. No había comunión o bautizo sin que el maimón presidiera el mantel. Ahora –dice Capi– todo es salado en las meriendas.
Pero el maimón no sólo es pasado, sino presente, y hay quien lo compra o lo elabora para pagar un favor o agradecer un detalle. En ese reparto, los médicos de los pueblos y las recién paridas se llevan la mejor parte.
No es mucho el coste (de preparación y económico) del maimón pero a más de uno puede salirle por un ojo de la cara si puja por él en alguna de las subastas que, en Corpus o Semana Santa y con la bendición del Cristo o de la Virgen, aún se hacen en los pueblos, tras bailar la rosca.
Con la complicidad de Machado podría afirmar que mi infancia son recuerdos de un horno de Matilla. Allí se hacen los mejores bollos maimones que he probado nunca. No es de extrañar, por tanto, que muchos de los niños de este pueblo se críen felices y rollizos como cantos rodados.
Una advertencia final: si piden en Andalucía un maimón asegúrense de que le sirven un bollo y no una especie de sopa de pan con aceite.


Propuesta de escritura

Cada participante del taller eligió una letra de la A a la Z. Esa letra dará nombre a una receta de la que ha de presentarse los ingredientes y la elaboración así como un texto libre inspirado en dicho plato.


Y estos son algunos de los trabajos recibidos hasta ahora:



Tortilla de cebolla

Ingredientes:

•4 cebollas grandes dulces
•6 huevos
•Aceite de oliva virgen extra
•Sal al gusto

Pelar las cebollas y cortarlas en rodajas finas. Calentar un par de cucharadas de aceite de oliva en una sartén grande a fuego medio. Cuando el aceite esté caliente, agregar las cebollas cortadas a la sartén. Cocinar las cebollas lentamente durante unos 20-25 minutos, removiendo ocasionalmente, hasta que estén caramelizadas y doradas. Es importante cocinarlas a fuego bajo para que se caramelicen bien y no se quemen. Mientras las cebollas se cocinan, batir los huevos en un bol grande y sazonar con sal al gusto. Una vez que las cebollas estén caramelizadas, retirar la sartén del fuego y dejarlas enfriar ligeramente. Agregar las cebollas caramelizadas al bol con los huevos batidos y mezclar bien. Calentar un poco más de aceite en una sartén antiadherente grande a fuego medio. Cuando el aceite esté caliente, verter la mezcla de huevos y cebollas en la sartén y extenderla uniformemente con una espátula. Cocinar la tortilla durante unos 5-7 minutos por cada lado, o hasta que esté dorada y completamente cocida por dentro. Una vez que la tortilla esté lista, retirarla de la sartén y dejarla reposar unos minutos antes de cortarla en porciones y servirla.

La cena

Una tranquila tarde de sábado, Laura se dispuso a preparar una deliciosa tortilla de cebolla para la cena. Había invitado a su marido a fin de convencerle para que firmase los papeles del divorcio. Con un delantal atado a la cintura y una sonrisa en los labios, comenzó a reunir los ingredientes necesarios en la cocina.
Mientras pelaba las cebollas, un aroma dulce y penetrante llenaba el aire. Sin embargo, a medida que las lágrimas comenzaban a emerger de sus ojos, una sensación de melancolía se apoderó de su ser. Aquellas lágrimas no solo eran producto del efecto de la cebolla, sino también de los recuerdos que las cebollas traían consigo.
Laura recordaba las tardes felices en las que preparaba la tortilla de cebolla junto a su esposo, compartiendo risas y complicidad en la cocina. Pero ahora, todo había cambiado. Las risas se habían desvanecido, él había abandonado el hogar junto con su amante y se negaba a firmar los papeles del divorcio.
Mientras cortaba las cebollas, sus pensamientos divagaban hacia la frialdad que había invadido su matrimonio. Las discusiones constantes, las miradas esquivas al principio y el descubrimiento de una tercera persona que había roto el matrimonio y que todavía pesaba sobre ella como un lastre insoportable.
Las lágrimas seguían fluyendo, mezclándose con el aroma dulce de las cebollas caramelizadas. ¿Cuándo se había desviado su matrimonio del camino de la complicidad y el amor? ¿Cómo habían llegado a ese punto en el que prefirió a otra en lugar de a ella?
Con un suspiro profundo, Laura terminó de pelar las cebollas y las colocó en la sartén caliente. Mientras observaba cómo se doraban lentamente, se preguntaba si aún quedaba esperanza para su relación, si aún podían encontrar el camino de regreso hacia el amor y la felicidad compartida o si él sería capaz de firmar los papeles que le darían la libertad.
La tortilla de cebolla estaba lista, pero el drama matrimonial y personal de Laura apenas comenzaba. Mientras saboreaba el primer bocado, una mirada maliciosa asomó en sus ojos. Había decidido darle un toque especial a la tortilla, un secreto oscuro que solo ella conocería. Y así, entre risas macabras y cebollas envenenadas, Laura esperaba la llegada de su esposo y sabía que había llegado el momento de un nuevo comienzo.

Jaume Castejón
Grupo B


Delicias de legumbres
(Menú semanal).

Ingredientes:

Alubias, garbanzos, lentejas; media cebolla, 4 dientes de ajo, 1 patata gorda (no es necesario pelarla, vale con que esté lavada), 2 zanahorias medianas, 1 puerro; compango de cocido, a saber, chorizo, panceta, punta de jamón ibérico (de Montánchez, a ser posible), morcilla (que no sea de arroz, ya lo añadiremos luego), 1 hueso blanco (es que da más caldo, no es supremacismo gastronómico), y, en fin, alguna proteína más que encontremos en el frigorífico. Todo esto es, digamos, el fondo de armario -de olla, mejor dicho- de esta delicia (de masa madre) que también podemos llamar olla podrida semanal, luego me van a entender.
Sal, el perejil de todas las salsas, pimentón -salvo que usemos un chorizo que suelte mucho-, pimienta negra en grano -en polvo se convertirá, ya lo veremos-, y otras especies de especias, a gusto del consumidor.
Las cantidades, de carnes, embutidos y todo lo demás, un poco a capricho, no sé cómo decirlo, a demanda de los comensales (ese es el secreto de la cocina, no es cocinar bien, es saber lo que les gusta).

Preparación:

Lunes.
Previa noche en remojo de las alubias, se echa todo, a bulto, en la olla -yo uso una Fissler, made in Germany, pero vale cualquier otra siempre que le tengamos cogido el punto de cocción-. Agua, en exceso, vamos a seguir utilizando el caldo en los días posteriores.
Tiempo de cocción, en mi olla, 45, 50 minutos, se aparta del fuego y se deja enfriar antes de abrirla (yo me salté ese pequeño detalle la primera vez y no les quiero contar).
Ya está, se emplata dejando caldo, algunas alubias, embutidos y carnes, en el puchero, para los siguientes guisos.

Martes.
Al fondo de olla (siempre tiene que sobrar del día anterior, esa será la masa madre), se le incorporan los garbanzos remojados con nocturnidad y alevosía, y si nos hemos quedado cortos de algún ingrediente se le pone algo más a voleo. Que sobre un poco de caldo siempre.
Se cuece todo y ya está el plato principal. Cada día va cogiendo más sabor, y diferentes texturas, es un plato, no hace falta decirlo, para amantes de las legumbres (como yo).

Miércoles.
Vamos con las lentejas. Estas necesitan menos remojo, y partimos siempre, ya no lo repito más, de esta olla podrida -es una metáfora, en una olla exprés la temperatura de cocción es tan alta que todo queda esterilizado, sin gérmenes ni bacterias ni nada chungo- con los añadidos que incorporemos diariamente, a ojo de buen cubero.
Emplatamos, y ya está.

Jueves.
Quieras que no, el guiso se va consumiendo, espesando, va quedando la esencia, por así decir, y con alguna cosita más que no lo desvirtúe preparamos el siguiente plato. El jueves añadimos un poco de arroz integral -y si hace falta poner más caldo yo le echo un chorro de tetabrik de la marca “Aneto”, pero, pueden usar cualquier otro, nunca agua, no nos carguemos la sustancia del plato-. Se vuelve a poner al fuego, yo que sé, diez minutos, eso ustedes sabrán, según la olla que tengan.

Viernes.
Ya andamos un poco apurados de fondo de armario. La sustancia se va condensando, reduciendo a la mínima expresión -nunca demasiado poca, aquí el secreto es administrar el caldo-, y todavía nos quedan los fideos integrales.
Venga, échenle un poquito de agua si quieren. Esto ya se hace sin tapar la olla, en cuatro o cinco minutos, según los fideos que usemos. Eso sí, hay que apartarlos del fuego una vez que cojan el punto “al dente”, o incluso u

Al plato.

Sábado. Al fondo de olla se le añade algo de mantequilla “Arias”, y el caldo “Aneto” suficiente para hacer, ¿qué?, pues un puré que llevará todos los sabores recocidos que se han ido reconcentrando en nuestro guiso. No hará falta usar la batidora, una simple cuchara de madera bastará porque ya estará hecho todo una papilla con pequeños tropezones recalcitrantes (que podremos aprovechar para dárselos al perro, salvo que tengamos manía a algún invitado).

Y plato.

El domingo, para que ningún comensal te dé con la olla Fissler en la cabeza, hay que llevarlos a comer fuera, a la carta de un buen restaurante, y por supuesto, pagar la cuenta, chupitos incluidos.

Post Data:

Para que no piensen que soy un rata, me inventé esta receta durante la pandemia, cuando estábamos confinados y corríamos riesgo de que nos asaltara la policía -a mí se me bajaron un día cuatro, digo cuatro, municipales, del coche, y me estuvieron interrogando y registrándome el carrito-, o nos denunciara algún espía de balcón -por qué será que te quiero tanto, vecino-, ya no lo queremos recordar, pero así fue.

Ignacio Aparicio
Grupo A


Roscas al aire

400 gr. de harina
120 gr. de azúcar
5 huevos
1 cucharada sopera de anises y la piel de un limón
1/2 vaso de aceite de oliva
Una cucharadita de levadura química

Para la cobertura: 4 claras de huevo y 100 grs de azúcar

ELABORACIÓN

Aromatizar el aceite con limón:
En primer lugar hay que aromatizar el aceite con el limón, para ello se calienta en una sartén a fuego medio, cuando alcance una buena temperatura se incorpora la cáscara de limón y se mantiene a fuego bajo durante unos 10-15 minutos. Retirar la cáscara y dejar enfriar el aceite.

Elaboración de la masa de las rosquillas:
En un mortero se machacan los anises hasta hacerlos polvo. Se baten enérgicamente los huevos con el azúcar hasta que estén espumosos, y se añade el “polvo” de los anises. También se añade lentamente el aceite, la harina y la levadura. Se mezcla todo bien para obtener una masa homogénea.
Se cubre el recipiente con un paño y se deja reposar una hora. Pasado ese tiempo, se divide la masa en 15 partes (quizás sea necesario aceitarse las manos para que no se pegue la masa a los dedos). Se forman cilindros con ellas, como si se trabajara con plastilina, y se unen los extremos para darles la forma final de rosquillas.
Precalentar el horno a 180-200º. Colocar las rosquillas en la bandeja del horno, dejando espacio entre ellas pues crecen bastante mientras se hornean. Se introducen en el horno unos 10-15 minutos o hasta que se vean doraditas.

Preparar la cobertura de merengue:
Mientras se enfrían las rosquillas, se baten las cuatro claras a punto de nieve con el azúcar. Finalmente, se cubren con pequeñas porciones del merengue y se colocan en un lugar fresco para que se sequen y así se endurezca el merengue.
El rito de llevar los huevos, cuando había una boda venía acompañado por la costumbre de sacar una gran bandeja con rosquillas de aire, que aparecía frente a nuestros ojos infantiles como una gran montaña mágica y nevada. A través del agujero central de las grandes y ligeras rosquillas mirábamos el ajuar sobre la cama y bajo el crucifijo colgado en la cabecera y en la pared encalada. Un mundo por descifrar. En el aire flotaban ráfagas de misterios, palabras que se esfuman antes de concretarse o risas sofocadas. Secretos aun no desvelados quedaban entre los pliegues de la realidad. ¡Coge un dulce, maja!
A veces nos envolvían una en una servilleta: “Para tu abuela”. Pero aquella rosquilla crujiente y quebradiza no llegaba a su destino, se volatilizaba, se desconglomeraba en medio de nuestros juegos al volver a casa mientras entre nuestros dientes quedaba el sabor ancestral y curativo de los anises.

Aurora Martín
Grupo C


Pastel de pescado

Ingredientes para cuatro personas
-Dos lomos de merluza de pincho del Cantábrico.
-Ciento cincuenta gramos de gambas de Huelva.
-Dos huevos de gallinas felices.
-Salsa de tomate frito de la huerta.
-Aceite de oliva virgen de Jaén.
-Sal yodada del herbolario.
-Mahonesa casera.
-Mantequilla de la abuela.
Elaboración
En una sartén vierte dos cucharadas de aceite.Incorpora las gambas peladas pero ¡cuidado!sólo deben tocar el aceite tres segundos.Resérvalas.A continuación, los lomos de merluza.Trocéalos con delicadeza hasta que se hagan miguitas de tres milímetros de longitud.Añade los dos huevos batidos con energía, una cucharada sopera de tomate, un pellizco de sal, las gambas y remueve la mezcla con alegría.Es preciso que el color que adquiera sea rosa pastel, nunca más intenso.Forra un flanero con mantequilla, echa la mezcla y ponlo a cocer al baño María veinte minutos.Cuando se enfríe, cúbrelo con mahonesa y adórnalo a tu gusto, desplegando toda tu creatividad. 
El pastel está listo.¡Vas a triunfar!

Faltan veinte minutos para la llegada de mis invitados.Repaso.Todo está a punto:Los delicados canapés, la mesa con el  mantel de hilo, la vajilla de porcelana fina, las copas de cristal de Bohemia y la cubertería de plata.
Suena el teléfono:
-Disculpa, querida.Se me olvidó comentarte que desde la semana pasada, nuestro jefe, su mujer y yo misma nos hemos hecho veganos fundamentalistas.No te importa ¿Verdad?; ¡Cómo eres tan resolutiva!
Estoy al borde de la lipotimia, pero no sé cómo, me sobrepongo a los pocos segundos.Contesto hipócritamente:
-No pasa nada. Aquí os espero.
Me calzo las deportivas, salgo corriendo a la tienda de comida casera que hay dos calles más abajo y me digo:¡Tú tranquila!.Seguro que tienen champiñones de campo, espaquetis al pesto, borraja al ajillo o algo.¡Yo qué sé!
Vuelvo a casa todavía con palpitaciones.Coloco el pan tostado en una bandeja preciosa y vuelco la tarrina de humus que compré en el super hace dos días, en un plato de cristal con arabescos.
¡Menos mal que hice de postre macedonia de frutas!

M.L.Fidalgo
Grupo C


Salmorejo

Ingredientes para seis comensales:

· Un kg de tomates muy maduros
· 100 g de jamón en taco
· 150 g de pan duro
· 85 g de aceite de oliva virgen extra
· Tres huevos
· Un diente de ajo
· Sal

Pon a remojo el pan en un bol de agua. Hierve durante quince minutos los huevos.
En el vaso de la batidora ve echando los tomates pelados, el pan algo escurrido, el diente de ajo cortado en trocitos y uno de los huevos duros. Comienza a batir y cuando la mezcla esté bastante homogénea ve echando, muy poco a poco, el aceite. Como si estuvieras haciendo una mahonesa. Arregla el punto de sal y mételo en la nevera.
A la hora de servirlo, parte el jamón y los dos huevos restantes en taquitos del menor tamaño posible y colócalos en dos boles distintos.
Sencillo y delicioso. ¡Buen apetito!


Asesinato sangriento
Una única detonación, eso había asegurado la portera. Sin embargo, a los ojos expertos del inspector Córdoba la escena del crimen no cuadraba con un solo disparo. La sangre cubría el pecho de la víctima y se desparramaba a ambos lados del torso. También manchaba los azulejos de la pared y se acumulaba sobre la encimera.
–¡Aquí tenemos sangre para tres hombres por lo menos! –aseguró el agente Chicote con su habitual tono chistoso.
Córdoba le reprendió en silencio y luego se volvió para inspeccionar el cadáver sin tocarlo. Pasado un rato declaró:
– No veo el orificio de la bala… ni el arma del crimen.
–¡Como no sea la Thermomix! Mírela, jefe, está hecha una ruina –contestó el otro apuntando hacia la chamuscada máquina.
–Y esto no parece sangre –añadió el inspector tomando una muestra con el dedo y acercándosela a la nariz–. Esto huele a … ¡tomate!
Entonces, para asombro de los dos policías, el cuerpo comenzó a removerse y a murmurar algo ininteligible. Al poco, abrió los ojos y se incorporó un tanto y, mirando desolado a su alrededor, exclamó:
–¡Pena de salmorejo!

Pepe Lorenzo
Grupo B


Brazo de Fabiola

Ingredientes

Esta receta me la pasó mi madre y por lo tanto desconozco las cantidades exactas. Ella ponía “unas cuantas” galletas María hojaldradas, una terrina pequeña de mantequilla o margarina, los huevos “que pida” la mezcla, una cucharada de azúcar por cada huevo, medio cazo de leche, un chorrito de anís, una rama de canela y el coco rallado suficiente para cubrir el pastel.

Preparación

· En un cazo, calentar la leche con una ramita de canela y un chorrito de anís. Esperar a que haya templado.
· Separar las claras de las yemas.
· Aplastar y mezclar con un tenedor la mantequilla/margarina con las yemas de los huevos y el azúcar.
· Mojar ligeramente las galletas en la leche tibia. (Darle no más de cuatro vueltas a cada una para evitar que se deshagan).
· Untarlas con la crema preparada anteriormente. Apilar una encima de otra, apretándolas un poquito, hasta acabar con las galletas o con la crema. Antes de que la torre de galletas se caiga, poner el tronco en horizontal y seguir, si es necesario, con el proceso.
· Montar las claras de huevo a punto de nieve, con una pizca de sal.
· Cubrir el pastel con las claras y espolvorear el coco por encima.
· Dejar reposar en el frigorífico unas cuantas horas. ( Mejor de un día para otro)
· Servir cortado de forma transversal.

Existen otras versiones del brazo de Fabiola con cobertura de chocolate, de merengue o espolvoreado con virutas de chocolate o anises.

El brazo de Fabiola
es un pastel que sabe a mamá.
A los domingos de infancia
Con su feliz presencia.
A la sorpresa agazapada
en el frigorífico
que celebra nuestro regreso.
A las peleas por rebañar
los restos de la bandeja.
Al calor familiar.
A la ausencia.
A la añoranza.

M. Maximina Moreno
Grupo B


Con la G de garbanzos

En un piso de 4 o 5 estudiantes, una receta sencilla para comer garbanzos cocidos.
Por la noche, antes de acostarse, el colega que le toque cocinar esta semana, no debe olvidar poner a remojo en agua fría, medio kilo de garbanzos.
Dos horas antes de que lleguen los demás compañeros a comer, ponerlos a hervir, con una cucharada de sal y un chorro de aceite.
Antes de comerlos, debe ver si están cocidos, y en caso de dudas, dejarlos cocer un poco más.

Luis Iglesias
Grupo B


Hornazo

Ingredientes: 1 taza de desayuno de aceite; 1 taza de desayuno de manteca (templada); 2 tazas de leche (templada); 1 puñado de sal gorda; 150 gramos de levadura; 6 yemas; harina, la que admita; embutido, el que se quiera poner.

Elaboración: En un recipiente se echa una taza grande de desayuno de aceite, la misma taza de manteca disuelta y doble medida de leche templada, 6 yemas de huevo sin clara, sal fina, levadura y harina (la que admita hasta que se despegue de las manos). Se amasa muy poco y se le mete el embutido, que sea grueso. Se cuece en el horno de pan o se lleva a la tahona.

El hornazo, ¡qué sabor! Es uno de los platos con fiesta propia. Es, sin lugar a dudas, el producto gastronómico más conocido de la provincia de Salamanca.
El hornazo bejarano es pan, pan del bueno, relleno de tajadas. Como decía Enrique de Sena «es un hornazo romántico, escueto, sencillo». No es una empanada, ni hojaldre, ni torta. Es hornazo bejarano.
En Béjar se celebra el Domingo de Pascua, no nos gusta esperar. Se come en el campo, sobre un peñasco, sobre una manta en la hierba, bajo un desnudo castaño. Ayudando al trago no puede faltar un buen vino de aloque y alegría.
Qué recuerdos me trae el hornazo. Aquellas procesiones de madres sujetando sobre la cadera la cesta con la manteca, la harina, los huevos… y los críos revoloteando a su alrededor, camino de la tahona de Servando. Allí asignaban un número a cada mujer. Ese número era nuestra misión para esa mañana. Con los ingredientes, Servando, el panadero hacía la masa, las madres metían el chorizo y le daban forma a los hornazos. Los chavales hacíamos el número que nos había correspondido con la masa, los colocábamos sobre la capa superior, así cada uno sabía cuáles eran sus hornazos.
Y ese olor, recién salido del horno, aún caliente, con ese color dorado oscuro. Ese aroma que se distribuirá por todas las calles, por todas las casas. Ese olor que impregnará la estafeta de correos. Hornazos envueltos en papel de estraza con destino a Francia, a Suiza, a Alemania, para los que no pueden venir a comerlo a los Peñasquillos, para ellos también hay hornazo.

Tomás García Merino
Grupo B


Insuperable al paladar

Tiene un nombre muy francés
Lo conocían los romanos
Procede del neolítico
Lo comieron los cristianos.
Su mayor apasionado
El emperador Diocleciano.
No necesita receta
No necesita aderezo
Es exquisito en sí mismo
Ahora mismo lo empiezo.
Algo podemos hacer
Para intentarlo mejorar
Unas gotitas de aceite
Lo pueden acompañar.
También algo de tomate
Con un trocito de pan
Unido a un buen vino
Y vamos llegando al final.
Se puede apreciar mejor
Su sabor y su olor
Si está recién cortado
Por un cuchillo afilado.
Ya sabes de quién hablo
Te lo estás imaginando
Pues sin querer queriendo
Ya estamos salivando.
Los italianos lo llaman proscuito
Jambon para los franceses
Jamón los españoles
Y presunto los portugueses.

Post data:
Si es de cerdo ibérico
Cebado con bellotas
No dudes ni un momento
En ponerte las botas.

José Luis Fonseca
Grupo A


Garbanzos con chorizo (Receta de ilustre cuna)

Pertrechado de viandas y puñales, el hidalgo inicia la aventura. Lo primero: picar el ajo fino, sin olvidar después dejar que el agua fresca lave el oloroso pringue de los dedos. Aunque, si hay que oler, piensa el infanzón, no está de más que un caballero español, rancio, huela a ajo.
Lo siguiente, sufrir impertérrito el tormento de cristales en los ojos mientras se corta la cebolla. Que un castellano viejo no ha de emocionarse por tan poco.
Superado el trance y así listos los primeros ingredientes, lanzarse, aceros en mano, a trocear pimientos y zanahorias, que, humildemente depondrán pronto sus defensas. Vencidas éstas, agregar sus restos y reunirlos todos en la calidez del fondo de una olla mojada con buen aceite de oliva. Sofreír lentamente dilatando el tierno tormento para que, los otrora tersos tegumentos, se mezclen y combinen y copulen, en milagrosa alquimia.
Con el sofrito a buen recaudo, la siguiente batalla se antoja escabrosa. Porque añadir el chorizo no es difícil, pero sí es delicado incorporar el pimentón sin que se queme. Audacia y osadía, ¡voto a Bríos! Que la fama ha de ganarse y no perderse el honor, alguien predijo.
Cruzado ese Rubicón, añadir tomate triturado para enfriar el pimentón y, lógicamente, añadir los garbanzos, previamente hidratados largo tiempo.
Toca serenarse y fluir mientras se incorpora el agua. Pero ¿Cuánta? Se usará aquí expresión de hechiceros y alcahuetas. O de sabios y escolásticos, quien sabe. La que admita. Consejo que puede decirlo todo o decir nada.
Adornar sazonando, con conocimiento y mesura florentinos. Para encontrar ese punto ingrávido de condimento, donde ni falta ni sobra aliño.
Y ahora a esperar, pacientemente, el alba de la nueva creación que surgirá del fuego.
Habrá incertidumbre en el aguardo, pero el caballero sabe de tormentos y sabe que son menester muchas curas para sanar y muchos acechos para contemplar. Y, aunque de linaje, hay humildad suficiente para aceptar que “lo bueno no viene su principio de nosotros, sino de la fuente que da calor a nuestras obras”. Calor amoroso que es quien sabe engendrar, en lugar de pócimas, elixires.

José Carlos Gómez Sánchez
Grupo A


Zarangollo murciano

Ingredientes:

Cebolla dulce grande o 2 cebolletas
Calabacín (3-4 unidades)
3 Huevos (o alguno más si son pequeños)
Aceite de oliva virgen extra
Sal
Pimienta negra molida

Elaboración:

Dificultad: Fácil
Tiempo total 1 h
Elaboración 10 m
Cocción 50 m
Reposo 10 m

Pelar la cebolla y lavar los calabacines. Cortar la primera en juliana más o menos fina. Calentar un par de cucharadas de aceite de oliva en una sartén o cazuela amplia y sofreír la cebolla con una pizca de sal. Bajar el fuego y dejar pochar hasta que esté muy tierna.
Mientras se hace la cebolla, pelar los calabacines con un pelaverduras, para retirar el mínimo de carne. La idea es eliminar solo la parte verde más externa de la piel, aunque también se puede dejar. Cortar en discos finos.
Añadir el calabacín a la cebolla, salpimentar ligeramente y remover bien. Cocinar primero a fuego fuerte sin dejar de remover, para que vaya soltando el agua. Si no entra todo de golpe, esperar a que reduzca un poco para hacer hueco; al final va a disminuir mucho el volumen.
Cuando el calabacín ya no esté tan crudo, bajar el fuego y dejar cocinar lentamente. Remover de vez en cuando y mantener la cocción hasta que esté muy tierno, unos 40 minutos.
Finalmente cascar los huevos directamente encima, salpimentarlos y remover suavemente, integrándolos en la verdura, rompiendo las yemas. La idea es que se cuajen poco a poco, quedando muy jugosos, sin llegar a formar un revuelto o una tortilla. Si son huevos muy pequeños podemos añadir alguno más.
Mantener la cocción unos minutos más a fuego suave hasta que quede la textura al gusto, jugosa pero no muy caldosa. Dejar reposar fuera del fuego unos 10 minutos y servir inmediatamente.

El zarangollo es un plato humilde y delicioso, como casi siempre en la cocina lo más sencillo es lo más sabroso.
En casa lo llamamos revoltijo de calabacín y nos sabe a gloria porque nos sabe a reencuentro.
Mis hijas son vegetarianas por eso las verduras son protagonistas en mi cocina desde hace muchos años. Ahora ellas viven lejos de casa y es difícil que coincidamos los cinco pero cuando consiguen cuadrar fechas y podemos juntarnos nunca nos falta un buen revoltijo de calabacín para celebrarlo.
En una ocasión me pidieron el truco ya que a ellas no le sale tan rico a pesar de hacerlo igual y llegamos a la conclusión de que no hay trucos que valgan es que aquí les sabe a hogar y ese es el ingrediente, que por mucho empeño que le pongan al guiso, jamás podrán añadir a la cazuela.

Aurora Zarco
Grupo B


Zanahorias asadas a la corruptela*

*Receta sacada del libro de cocina “Comida para pájaros” (Editorial Tetilla. Varios autores).

Ingredientes (para seis raciones):
 
1,5 kgs. de zanahorias tiernas.
200 ml de aceite de oliva (100 ml para engrasar la bandeja y 100 ml para condimentar las zanahorias).
1 solar urbanizable situado a las afueras del casco urbano.
2 Kgs. de miel mil flores.
1 concejal de Urbanismo.
1 cucharada de jarabe de acre y 3 cucharadas de hojas de tomillo.
1 jefe del Servicio Técnico de Licencias del Ayuntamiento.
Sal.
1 arquitecto municipal (preferentemente interino).
Pimienta negra molida.
2 funcionarios cualesquiera del grupo C del Ayuntamiento.
100 grs. de avellanas.
600.000 euros en billetes de quinientos.

Tiempo de elaboración: de quince a dieciocho meses.
Rascamos un poco la piel de las zanahorias y les retiramos parte de las hojas, colocándolas en una bandeja que meteremos en el frigorífico.
A continuación compramos el típico solar que no vale dos perras gordas porque cae a trasmano de todo.
Adquirido el solar, sacamos las zanahorias del frigorífico y las dejamos en la fresquera tapadas con papel de periódico.
Obtenemos la licencia de edificabilidad y comunicamos al concejal de Urbanismo la necesidad imperiosa de realizar las oportunas acometidas de agua y electricidad, además del debido pavimentado de la zona donde se halle el solar.
Una vez que el solar está listo para la edificación, sacamos las zanahorias de la fresquera y vertemos sobre ellas la miel mil flores, devolviéndolas de nuevo a la fresquera.
Sin perder un instante, presentamos el proyecto de edificación para su aprobación por el arquitecto municipal, cuidando de que se produzca en un plazo máximo de una semana, ya que, en otro caso, las zanahorias podrían absorber el sabor de la miel en demasía.
Aprobado el proyecto de edificación, repartimos 100 ml de aceite de oliva en una bandeja apta para horno en la que quepan las zanahorias en una sola capa, sin amontonar. Escurrimos con cuidado las zanahorias y las colocamos en la bandeja, que meteremos nuevamente en el frigorífico.
Construimos, a velocidad de vértigo, un bonito edificio multifuncional de varias plantas (como mínimo dos por encima de las autorizadas por las ordenanzas municipales), a la vez que cerramos su venta con una administración púbica por el triple de su valor de mercado.
El día de la celebración del contrato de compraventa, sacamos la bandeja del frigorífico y precalentamos el horno a 200°C. Disponemos por encima de las zanahorias los 100 ml de aceite de oliva restantes, 1 cucharada de jarabe de arce y 3 cucharadas de hojas de tomillo. Salpimentamos y nos vamos a la notaría.
A la salida de la notaría, horneamos las zanahorias a 200°C con calor arriba y abajo durante 40 minutos, girándolas a media cocción.
Pasado el tiempo de horneado, retiramos las zanahorias del horno, las repartimos sobre un plato con el líquido resultante y las cubrimos parcialmente con las avellanas tostadas.
A continuación las servimos en raciones acompañadas cada una de ellas de un sobre con la correspondiente cantidad de billetes de quinientos euros, de acuerdo con lo convenido (lo pertinente es que el sobre del concejal de Urbanismo sea al menos el doble de grueso que el resto de sobres).
Degustamos el plato acompañado de champagne Dom Pérignon, cosecha de 1.966. Así podremos brindar por lo ricas que nos han quedado las zanahorias.

Breve reseña histórica:

El origen de esta receta se remonta a la noche de los tiempos, habiendo sido representada en algunas pinturas rupestres halladas en la cueva del Teoloth (cuenca del Éufrates). Con la llegada del neolítico y el surgimiento de las primeras ciudades mesopotámicas, se produjo un impulso notable en la expansión de la receta, generalizándose, aunque en su forma más tosca, en la época imperial romana. Desde entonces no ha hecho sino extenderse por todo el mundo, aunque ha sido en España donde ha alcanzado mayor popularidad, así como las variantes más exquisitas y refinadas.

Óscar Martín
Grupo A


Oda a la berza
(Para mi padre)

Verde hoja,
verde tenue,
verde crudo,
blanco corazón,
razón blanca,
que, como cuchillo,
penetra
la negra tierra.
Verde hoja,
transparentes nervios,
blancos bronquios
que respiran
los fríos de diciembre,
los hielos de enero.
Verde hoja,
abrigo de corazón blanco,
alimento de pobre
y de miseria.
Verde hoja,
corazón blanco,
cuyas llagas
se curan
para seguir, firmes,
creciendo
entre la niebla.
Verde hoja,
corazón blanco,
amigo del hambre,
que es daga
de un padre niño,
y desconsuelo.
Hoja verde,
corazón blanco,
rizos que despuntan
en la escarcha del huerto,
en la desamparada alacena,
en la olla de barro
de la triste abuela
en la posguerra.
Verde hoja,
corazón blanco,
compañero de las papas
que nutren siempre
con algo de sebo,
con poco aceite.
Verde hoja,
corazón blanco,
entiendo ahora
su verde alegría,
su blanca espera
al crecer
de la primavera.

Marisa Sánchez
Grupo C


Garbanzos con espinacas y bacalao como los que hacía mi abuela.

Aunque no soy muy cocinilla y prefiero degustar el plato en la mesa, una vez elaborado, quiero compartir con vosotros una receta de mi abuela, muy acorde para los días de semana santa.
Me embarga la emoción, el recordarla con el mandil negro, cocinando tan suculento plato.

Ingredientes para cocer los garbanzos:

350 gr garbanzos secos , sal y dos gramos de bicarbonato.

Para la receta:

600 gr de garbanzos cocidos
150 gr espinaca
800 gr bacalao
Sal
Harina
3 huevos
1 cebolla
1 zanahoria
2 d ajo
1 puerro
80 gr pimiento piquillo
1 tomate
1 c/s pimentón dulce
1 dl vino blanco.

Elaboración:

Ponemos en remojo los garbanzos, sal y 2 gr de bicarbonato, mínimo 6 horas, en una olla amplia y abrimos el grifo del agua caliente de la cocina y vamos a meter la mano hasta donde nos aguante la temperatura. Esa es la temperatura idónea para poner a remojo los garbanzos. Le echamos el doble de agua que de garbanzos y esa será la cantidad correcta para ponerlos a remojo. En ese agua vamos a disolver un puñado de sal, para que queden tiernos y no se despellejen. Retiramos el agua y los ponemos en una olla donde los vayamos a cocinar. Los cubrimos de agua hasta que sobrepasen dos o tres dedos y los ponemos a fuego añadiendo bicarbonato.
Cuando empiecen a hervir, con el bicarbonato van a crecer bastante y debemos desespumarlos y los vamos a tener hirviendo a fuego medio durante una hora y tres cuartos, los probaremos para ver si están tiernos y retiraremos el agua de la cocción, porque vamos a usarlos para hacer los garbanzos con bacalao, para lo que utilizaremos los ingredientes que hemos relacionado anteriormente.
Ponemos una olla grande con agua a hervir y mientras tanto limpiamos el bacalao, preferentemente dos lomos y dos barrigas es un trozo de bacalao. Se quita la espina central, siempre con el cuchillo contra la espina. Una vez limpio el trozo de bacalao, lo cortamos en filetes de medio centímetro de grosor más o menos. Una vez cortados, los reservamos. Mientras tanto en una olla pequeña ponemos a cocer las raspas y las barrigas y una vez empiecen a hervir las desespumamos y en la olla que teníamos con el agua echamos las espinacas, vemos que va a dejar de hervir el agua y al arrancar de nuevo a hervir ya estará lista para quitarle el verdor y escaldarlas. Una vez que estén escaldadas las vamos a escurrir y las vamos a rematar para dejarlas reservadas. Una vez hayan cocido entre 12 y 15 minutos las espinacas y las barrigas del bacalao las vamos a sacar del agua a un plato y reservamos ese agua. Mientras tanto, aplicamos ya la verdura para nuestro fondo, laminamos el ajo y picamos el resto de verduras, no hace falta que vayan muy finas porque la salsa la vamos a triturar. El puerro le damos un corte a lo largo y luego lo troceamos. Lo siguiente va a ser la zanahoria también el tomate en trozos. A continuación de picar la verdura, batir un par de huevos y en una olla echamos un buen chorro de aceite de oliva, como un dedo y medio, lo ponemos al fuego, mientras va calentando escogemos la carne de las raspas y las barrigas de bacalao, separamos la espina y escogemos solamente la carne que es lo que nos interesa. Una vez caliente el aceite, pasamos por harina los filetes de bacalao, quitamos la harina sobrante y con el huevo que se ha batido, hacemos unos fritos con ellos. Una vez dorados por los dos lados y lo tengamos cocinados los vamos a ir reservando. Ese mismo aceite que tenemos de haber frito el bacalao, vamos a dorar los ajos, añadimos la cebolla y el puerro a la vez, dejamos que suelte el agua y que lo vuelva a evaporar, nos llevará dos o tres minutos, una vez lo tengamos añadimos la zanahoria se vaya horneando casi desde el principio lo vamos a dejar tres cuatro minutos con la cebolla con el puerro con el ajo. Una vez empieza a ablandar le añadimos el tomate, lo dejamos otro par de minutos que empiece a sudar y añadimos el pimiento y aquí tenemos todas las verduras.
Una vez tenemos todas guisando lo dejamos 10 minutos a fuego medio bajo.
Ya tenemos los fritos del bacalao destinado, la espinaca, los garbanzos. Como guarnición le echamos un poco de huevo cocido rayado, añadimos pimentón, le damos una vuelta tres o cuatro segundos y antes de que se nos queme lo mojamos con vino blanco y lo dejamos a fuego máximo hasta que se reduzca unos dos minutos. Ahí añadiremos el zumo de bacalao que tenemos reservado y lo dejaremos hervir dura veinte minutos. El siguiente paso es triturar este fondo y lo vamos a echar en la olla van a acabar los garbanzos pero lo vamos a tamizar por un colador ayudándonos con una garcilla para dejar la menor cantidad de residuos. Lo ponemos a fuego y le añadimos la espinaca ya cortada para que se deshaga bien en la salsa. Una vez lleva un par de minutos le añadimos los garbanzos, los dejamos otro de minutos y por último añadimos el bacalao y ya tenemos nuestro guiso con todos los componentes será cuestión de dejarlo 5 minutos todo junto guisar a fuego mínimo.
Una vez lo tengamos esos 5 minutos que se hayan conjuntado todos los ingredientes , será momento de probarlos y echarles sal si solo le hace falta. Va a depender del bacalao que usemos.
Y ya tenemos este platazo, muy sugerente para estas fechas, y deseo que si os atrevéis a elaborarlo os sepa tan rico, como el que hacía mi abuela.

Pedro Gómez Rodríguez
Grupo C


Redondillas de Iris con crema bianca rimada 

Hoy haremos iris, sí.
La receta es laboriosa.
Los cogí por caprichosa
porque empiezan con la “i”.
La cocina catanesa
es maestra de dulzura.
Disfrutad a desmesura
sentaditos a la mesa.
Como buena siciliana,
aunque sea de adopción,
os daré cada instrucción
con la rima a la italiana.
Como soy de Salamanca,
trataré de traducir.
¡Ay, lo espero conseguir!
IRIS ALLA CREMA BIANCA:
-Dieci panini rotondi,
meglio se del giorno prima.
-Un paio di uova di gallina
- E che il pangrattato abbondi.
- Olio poi per la frittura,
preferibile di semi.
Al trattare questi temi,
meno grasso ci procura.
-Bollitos redondos de pan.
Es mejor si de otro día.
-Dos huevos frescos, diría.
-Pan rallado a voluntad.
-Y luego, para freír
los iris tan suculentos,
que haremos a fuego lento,
el aceite de maíz.
Per la crema pasticcera
con cui gli iris farcire,
(Vi farà tanto impazzire
e nel dirlo, son sincera):
-Un litro di latte intero.
-Trenta grammi di Maizena.
-Vanillina: busta piena.
-E di farina, mezzo etto.
-Di zucchero, centottanta.
-Quattro tuorli senza sconti.
Adesso già siamo pronti
per questa ricetta santa.
-Leche entera casi un litro.
- Un pellizquito de harina.
-Un sobre de vainillina.
-Cuatro yemas necesito.
-Azúcar no puede faltar.
-De Maizena,treinta gramos.
0sin olvidar las harinas
y con la leche caliente.
Quando tutto sarà denso,
lo faremo raffreddare.
Mo' i panini svuotare
della mollica di dentro.
Per riempire dopo il tutto
con la crema che abbiam fatto.
Passarli nel pangrattato.
Ma prima nell'uovo sbattuto.
Dejaremos espesando.
Hay que ponerla a enfriar.
El molledo has de sacar
de los bollos mientras tanto.
¡Casi casi he concluido!
Los bollos ya rellenados
pasamos por pan rallado;
antes, por huevo batido.
Occorre ormai rosolarli
nell’olio bello bollente.
Eliminar l'eccedente
e tiepidi devorarli.
Sólo nos queda dorarlos
en aceite muy caliente.
Poner papel absorbente
y templados devorarlos.
Questo compito è finito
Pues todo tenemos hecho.
Os deseo buen provecho
E pure buon appetito.

(Dedicato alla mia amata siciliana, Iris)
Ibone Bueno Vicente
Grupo C


Dulce de beletén

El mar y allá lejos unas pequeñas montañas como jorobas de camellos, en medio una llanura sin fin. Así es Fuerteventura, una tierra de presidio, sin nadie, seca y arisca. Llena de viento y de cabras. Hay muchas, muchas más que personas. Me encantan. Son demasiado graciosas con sus barbaslargas y cacas redonditas como boliches. Y cómo te miran, con esos ojos extraviados de ver quién sabe qué,despistadas enmedio de la luna. Todo el mundo dice que están locas, yo creo queno lo hacen por desprecio sino porque les tienen envidia. Son libres, no van por ningún camino trazado y necesitan poco para vivir.Superan en austeridad a la tierra que las cobija, que ya es decir. Apenas comen porque es escaso lo queencuentran dondecasi nunca llueve,pero aunen esa desolaciónsiempreles queda las aulagas. Una planta que vive aunque la maten, enraizada hasta el fondo de la tierra, con el pelo tieso y rizado;y un intenso olor a sudor de abismo.
Mascando aulagas y triscandopor las llanuras ylos acantilados sin apenas agua, con un cuerpo petiseco pegado a unas ubres inmensas,nuestro querido animalda leche. Imaginen que manjar. Made in pura locura.Los majoreros no hubieramospodido sobrevivir a tantas hambrunas si no hubiera sido por nuestrasintrépidascabras.Hay un postre que sabe a Fuerteventura, se llama dulce de beletén y se hace con la primera leche de cabra después de haber parido sus baifos. Creo que a Unamuno le encantó; a Durruti no se lo dieron a probar.Sin dudale hubiera chiflado.

Ingredientes de la receta:

Para 4 raciones
1 litro de leche de cabra del 2 día de ordeño después de parir.
La cáscara de medio limón
1 palo de canela
6 cucharadas de azúcar, puede ser más según la dulzura deseada
Canela en polvo cuando se enfría y se sirve

Elaboración:
Poner la leche al fuego junto con el limón y el palo de canela y el azúcar hasta que hierba. Remover hasta que se vaya espesando a gusto del consumidor.

Sagrario Martínez
Grupo B


Chirivías y puré de patatas

Para cuatro personas.
Preparación: 15 minutos.
Cocción: 1 hora y 20 munutos.

Ingredientes: 1 kilo de patatas, 400 gramos de chirivías, 150 de leche vegana, 60 mililitros de aceite de oliva, pimienta negra, 40 gramos de boletus, 270 de lentejas verdinas, una cebolla finamente picada, 2 zanahorias, 2 dientes de ajo, 500 gramos de setas variadas, 3 cucharadas de tomate triturado y una cucharada de harina.

Preparación: Cuece las patatas y las chirivías, previamente peladas y cortadas, en agua con sal durante 20 minutos. Tritúralas con 150 mililitros de leche y 2 cucharadas de aceite de oliva.
Cubre los boletus con agua caliente y resérvalos. Mientras tanto cuece a fuego lento el caldo de verduras y las lentejas hasta que estén tiernas.
Calienta en una sartén 2 cucharadas de aceite de oliva y sofríe la cebolla, el ajo y las zanahorias hasta que el conjunto esté caramelizado.
Precalienta el horno a 180 grados. Cuando la cebolla esté casi a punto, escurre los boletus, reserva el líquido y pícalos. Añádelos a la mezcla y agrega setas frescas, puré de tomate y la harina. Remueve y déjalo un minuto. Añade el líquido de los boletus y las lentejas. Si queda demasiado espeso, añade un poco de agua. Sazona con sal y pimienta.
Vierte la mezcla en una fuente refractaria. Extiende bien el puré hasta los bordes y hornéalo durante 40 minutos y la parte superior esté dorada.


Chiribitas/chirivías

Era la primera vez que Julia preparaba esa receta. Le habían dicho que la pequeña no comía carne ni nada parecido.
Se pasó varios buscando información, incluso visitó alguna biblioteca, y al fin encontró lo que parecía ser muy bueno:”chirivías”.
La palabra le encantó, le recordaba su infancia. A veces al despertarse, veía destellos luminosos y su madre le decía que eran “chiribitas”.
Las dos palabras sonaban tan parecido, aunque no tuvieran nada que ver en su significado, que se decidió a preparar esas chirivías.
Se puso manos a la obra y elaboró esa extraña receta que olía de maravilla, para la viajera que llegaba del Sahara y venía a su casa a pasar el verano.
El autobús se retrasó. Las familias estaban expectantes. Julia se movía inquieta, era la primera vez que acogía a una niña y tenía miedo de no estar a la altura. Todos la animaban. Los niños saharauis eran encantadores y muy agradecidos.
Cuando la tuvo a su lado, el corazón le tembló. La pequeña se quejaba de los ojos, decía que veía estrellas. Julia, sin dudarlo, la abrazó y le dijo:

-No te preocupes, son chiribitas. A mí me pasaba también a tu edad.

JB
Grupo C


Cochinillo Morañés

Ingredientes:
Un cochinillo de unos 4 kilos y medio
3 dientes de ajo
Manteca
Un vaso pequeño de agua
Un vaso pequeño de vino blanco
Tomillo, romero y laurel
Sal gorda

Preparación:

Encargaremos en la carnicería que nos preparen el cochinillo para asar, que consiste en abrirlo por el vientre de arriba a abajo y limpio en su interior.
Comenzaremos poniendo la noche anterior el cochinillo dentro de un recipiente con agua fría y procurando que esté totalmente cubierto. De este modo la corteza quedará bien hidratada para que quede crujiente al asarlo y también jugoso por dentro. También perderá toda la sangre y tendrá un aspecto más sonrosado.
Al día siguiente lo sacaremos y lo dejaremos escurrir hasta que pierda todo el agua. Después machacaremos tres dientes de ajo en un mortero y añadiremos a los ajos, la manteca, la sal y las hierbas. Con toda esa mezcla embadurnaremos al cochinillo con las manos por dentro y por fuera y lo colocaremos boca abajo, bien extendido , en una fuente de barro en la parte de abajo del horno que habremos precalentado a 150 grados, poniendo además la posición de calor arriba y abajo y en la fuente añadiremos el agua y el vino.
Durante unas 2 horas aproximadamente estará el cochinillo en el horno e irá soltando el jugo en la bandeja. Debemos vigilar el horno, echando de vez en cuando el líquido de la bandeja por encima de la corteza. Si vemos que se queda sin agua añadiremos un poco más.
Al cabo de las 2 horas comprobaremos si está hecho y si la corteza está crujiente. Si es así, procuraremos no dejarlo reposar con el horno apagado, ya que puede ablandarse la corteza.
Lo presentaremos en la mesa siempre sin trocear y a la hora de cortarlo lo ideal es hacerlo con un plato cogido de canto, ya que el corte es más natural, más sencillo y el mismo plato te dirige los cortes. Lo de lanzarlo hacia atrás ya es decisión de cada uno, depende del cariño que tengas al plato y de si te sobra vajilla.
Una recomendación más… cuando lo sirvamos, nunca echaremos la salsa en el plato por encima de la corteza ya que perdería la seña de identidad del tostón que es, su corteza crujiente.

Un punto de encuentro y un debate familiar

Las celebraciones en mi familia, ya fueran cumpleaños, despedidas, bienvenidas, Navidad o la Virgen de septiembre, siempre estuvieron unidas a aquel pequeño animal rosáceo, con una cabeza y unas orejas muy grandes para su tamaño. Pero a pesar de que ese manjar me acompañó en muchas ocasiones como si fuera uno más de la familia, siempre los preparativos fueron muy tensos y a veces comenzaban varios días antes de los encuentros.
Al principio, cuando sólo éramos mis padres y mis hermanos no había problema, mi madre se encargaba de comprarlo y hacerlo porque ella era la entendida, para eso era de La Moraña, que era el mejor lugar del mundo, según ella, donde se podía comprar el cochinillo y nunca nos planteamos otra cosa.
Pasados los años, la familia fue aumentando, vinieron “los de fuera” y aquello del cochinillo fue yéndose por unos derroteros que mi madre no acababa de entender. Los cochinillos siempre se compraban a Saturnino, el vecino, que era ganadero de toda la vida. El nunca pesaba al animal y a nosotros nos importaba poco ese dato, nos lo llevaba a casa cuando le venía bien con las tripas y todo, nunca le preguntamos el tiempo que tenía el animal, si eran 21 días o un mes, ni los días que había estado alimentándose de leche y del precio por kilo… era un dato que se nos escapaba porque el precio que nos pidiera Saturnino era, sin lugar a dudas, el justo. Toda esta información, sin sentido para mi madre, se convirtió en datos importantísimos para “los de fuera” y ella se fue dando cuenta de que estaba perdiendo papel en aquella ceremonia en la que siempre había sido protagonista, porque no sólo era un conflicto de opiniones en los días previos a comprar el cochinillo sino que en el mismo proceso de asado, donde nadie nunca había metido las narices, ahora había muchos cocineros y además osaban con distintas formas de asarlo, al estilo Peñafiel, bocarriba, con rejilla, a las finas hierbas…
Llegando a este punto, un día mi madre se me presentó en casa y me dijo que ya no podía con la situación. Venía con la bandeja de barro debajo del brazo y dispuesta a regalármela a cambio de que todas las Navidades que nos faltaran por vivir, le dejara hacer su cochinillo en mi casa, sin otros protagonistas que ella y su tostón. Y así ha sido desde entonces, todos los años, el día 25 de diciembre se levanta muy pronto para preparar su cochinillo al estilo de Arévalo. Lo escurre, lo sazona, lo coloca…y una vez que lo tiene en el horno coloca una silla delante de él y lo contempla durante las 2 horas o 2 horas y media que dura el asado. Tiene tal concentración que vamos pasando por la cocina sin ella se dé cuenta porque para ella es una prueba que tiene que pasar y toda su familia es el jurado. “Los de fuera” también vienen al asado todos los años, pensando que algún año descubrirán algún error, pero todos en el fondo sabemos que el tostón de mi madre es insuperable.
Cuando llega el manjar a la mesa siempre se hace un silencio y cuando mi madre coge el plato contenemos la respiración porque justo en ese mismo instante, justo en esa caída del plato, justo en este golpe seco en la corteza… ¡¡¡CRACK!!! mi madre se relaja, suspira y tira el plato sin terminar de cortarlo ¡PRUEBA SUPERADA!
El año pasado, el plato cayó en el parabrisas del coche de mi cuñado que se había empeñado en meterlo en el corral, cerca del techado donde comíamos, para vigilarlo porque era un Mercedes y nuevo. Al principio se enfadó un poco pero mi madre en compensación le sirvió doble de corteza y le metió en un taper un trozo de la cabeza que había sobrado y así se le pasó el mal rato.

Elvira Callejo
Grupo C


Sopa de almendra

Ingredientes( para cuatro personas):

· Una barra de pan del día anterior.
· 1 litro de leche.
· 6 cucharadas soperas de azúcar.
· 2 palos de canela.
· 150 gramos de almendra molida, no muy fina.
· La cáscara de una naranja.
· Un vaso de aceite de oliva.

Preparación:

1. Cortar el pan en rebanadas de un centímetroaproximadamente y freírlas, retirándolas cuando tengan un color dorado, escurrirlas y reservarlas.
2. Calentar la leche con el azúcar e infusionarla con la cáscara de naranja y los palos de canela.
3. En una fuente se coloca una capa del pan frito y se espolvorea con una fina capa de la almendra molida.Poner otra capa de pan y volver a echar otra capa de almendra encima.
4. Añadir la leche endulzada y tibia a la fuente. Añadir una capa generosa de almendra.
5. Poner a cocera fuego medio, unos diez minutos hasta que el pan esté completamente deshecho.
6. Retirar del fuego y volver a echar otro poco de almendra por encima y gratinar al horno hasta que la almendra tome un tono dorado.
7. Dejar reposar y después, probar el resultado.
Hay a quien le gusta tomarla al día siguiente a temperatura ambiente.
Nota: Postre que se hacia para la cena de Nochebuena, en Peñaranda de Bracamonte desde mediados del siglo XIX.

Prunusdulcis

La belleza del almendro cuando se viste de gala con sus flores blancas y rosadas es todo un regalo para la vista de todo aquel que lo mira.
Su floración es una explosión de luz y color en los campos cubiertos aún por el manto del inviernoque, pintores y escritores han sabido plasmar en sus obras.
El almendro se introdujo en la península ibérica hace más de dos mil años, por los fenicios. Los romanos ylos griegoscontribuyeron a su expansiónpor el mediterráneo.
Según la mitología griega, Filide, princesa de Tracia, se enamoró de Acamante, joven combatiente de la Guerra de Troya. Al pasar los días y ver que su amado no volvía, murió de pena. La diosa Athenea metamorfoseó el cuerpo deella,en un almendro y cuando regresó el amado solo pudo acariciar la corteza del árbol; Filide, en su naturaleza arbórea respondió a su amor floreciendo de repente sobre las ramas desnudas.
El fruto del almendro ha tenido diferentes simbologías en las culturas desde la antigüedad hasta nuestros días y en todas ellas,están presentes la admiración y la gratitud a este hermoso árbol y a su fruto que ha servido de alimento a la humanidad.

Marian Pérez Benito
Grupo A

La banda sonora de tu vida

Esta semana la sala de Fondo Local de la biblioteca parecía la cabina de un dj (¡Ay, dónde quedará el término "pincha discos"!) o el estudio de emisión del programa de radio "Los 40 principales".
Hablamos de canciones que forman parte de nuestra vida y que recorren nuestros recuerdos desde la infancia hasta la actualidad. Y sonaron los títulos y algunos acordes, incluso, de los temas que cada cual recogió en su playlist.
¿Cuál sería la banda sonora de tu vida? Esa era la propuesta. Elegir entre diez y treinta canciones que sean un hito, más que un hit, en nuestras vidas. Algunas nos recordarán nuestros años de infancia; otras a un abuelo o abuela; otras a nuestros padres, hermanos y amigos; otras a las diferentes historias de amor y desamor de cada cual. Pero quizá haya canciones que señalen nuestra etapa más rebelde o contestataria o los momentos más difíciles o maravillosos de nuestra vida.
De la cinta TDK de noventa minutos al pendrive hay todo un recorrido tecnológico pero ambos soportes cumplían y cumplen con el mismo objetivo: recoger esa música que nos evoca, que nos alegra, que nos transmite emoción y nos ayuda a contar quiénes fuimos y quiénes somos.


Una novela de Elena Castillo Castro muy musical donde l
a música es un elemento con personalidad propia,

Teresa del Hoyo escribe:

Cada uno de nosotros tenemos algo así como la banda sonora de nuestra vida. Acompaña etapas, momentos, relaciones y emociones. Ahí está, a las duras y a las maduras, para arrancarnos una sonrisa, provocarnos un flashback inmediato con apenas unos acordes o sacarnos de la cama los lunes por la mañana.
Crecimos con aquellas cintas regrabadas, ¿quién no se acuerda de su primer disco?, los conciertos irrepetibles, esas tardes de verano con amigos y una guitarra, éxitos de radio y viajes en coche con tu padre como dj de turno... Y van evolucionando (afortunadamente) nuestras preferencias, unos se decantarán por un estilo determinado al que seguirá una estética y un campo de cultura propio, otros tantos adoptarán el gusto de los 40 principales o la MTV y hoy, gracias a valiosísimas herramientas como YouTube, Spotify, Myspace o last.fm muchos iremos en busca de más y más sintonías con las que seguir caminando. La música nos permite sentir emociones colectivas, nos lleva al encuentro, multitudinario o personal, para compartir ritmos y letras.
Palabras de amor, historias de vida, mensajes de esperanza y canciones que nos mantienen una noche de fiesta y destrozan cada articulación del esqueleto... que hacen que nos salten los fusibles y dejan que las corcheas se mezclen con nuestros glóbulos rojos recorriendo arterias y venas hasta llegar al corazón. En un mundo cada vez más global, algunos artistas componen en inglés para llegar a más público, otros permanecen fieles a su lengua materna para llegar mejor, y lo mismo ocurre con los oyentes: ¿Entendemos el discurso que con tanta fuerza cantamos? ¿Te transmite lo mismo Dylan que Britney? ¿Vetusta morla que Keane? ¿Quique Gonzalez que Jack Johnson? Cada uno irá recopilando sus temas especiales, sus catalizadores, sus grandes éxitos, canciones que llenan nuestros iPods y, en definitiva, a nosotros también.

George Perec publicó un libro con el título de Je me souviens (Me acuerdo), inspirado en I remember, la primera obra del escritor estadounidense Joe Brainard. En él enumera los recuerdos, triviales o importasntes, que forman parte de su vida. ¿Y si esos recuerdos tuviesen que ver con la música? Tres de mis recuerdos personales podrían ser:

Me acuerdo de que el 31 de diciembre de 1987 muchos vimos en directo, en televisión, como a Sabrina se le salía un pecho del corpiño de cuero mientras cantaba “Boys, boys, boys”.

Me acuerdo de la noche en que disfruté, junto a Miguel Ruiz, de un concierto de Enrique Morente con las voces búlgaras y un coro de canto gregoriano en la Alhambra de Granada. Al terminar el concierto fuimos a tomar una copa y un cigarro al jardín mirador del hotel Alhambra Palace.

Me acuerdo del concierto de 40 Principales, en la Plaza Mayor, en el que Carlos Goñi, del grupo  Revólver, se negó a actuar en playback y nos regaló un pequeño concierto en directo fantástico.

La música que recorre nuestra vida sugiere de manera implícita o explícita ese mismo territorio que conforman los recuerdos. Son como links que nos devuelven a un momento vivido o compartido. Y por eso siguen grabadas en los microsurcos de nuestro cerebro.
En las sesiones no sólo hubo música, también mencionamos o leímos algunos textos: un microrrelato de Manu Espada titulado "Fuera de contexto" en el que se plantea cómo sería nuestra vida si fuese un musical:

Al entrar en la panadería, el tendero me recibió entonando un “buenos días” con voz de tenor. Le pedí unos colines y se acercó hasta ellos moviendo el esqueleto al ritmo de la melodía que salía de sus labios. Cuando salí de allí, mis vecinos y sus dos niños, me saludaron con varios pasos de claqué y un estribillo que hacía referencia a la derrama que aún no había pagado. Abrumado, entré al bar y pedí una caña. El camarero, Pepe, amigo de toda la vida, me miró fijamente y empezó a mover sus hombros hacia arriba con lentos movimientos. Luego hizo un paso de break dance y acabó haciendo el “gusano” sobre la barra, acompañando sus espasmos con pedorretas de hip hop. Al acabar el número, un nutrido número de clientes pidió su consumición al unísono mientras levantaban sus piernas hasta la cabeza de manera alternativa, como si fuera un cancán francés. Repetían cantando: “Una de rabas y un vermú, una de bravas y un raguttttt…” Los clientes me agarraron para que siguiera el ritmo, y pese a que intenté hacer el espagat, mis piernas apenas consiguieron abrirse y un chasquido sonó a la altura de mi pelvis. Mi vida se ha convertido en un asqueroso musical. Mis comidas familiares parecen “Sonrisas y lágrimas”. Mis padres me echan broncas en falsete, y en las discotecas todos ligan imitando a los imbéciles de “Siete novias para siete hermanos”. Este mundo en el que todos se hablan cantando y bailando no me parece real y no acabo de aceptar que mi novia haya cortado conmigo entonando una melodía triste mirando al suelo, como si fuera una versión gilipollesca de Olivia Newton John en Grease. Todos me miran implorándome a coro, pero yo he decidido tirarme del tejado, como si fuera un violinista desesperado, yadi dadi dadi didu didu didu didu dum

Otro de los textos lleva la firma de Ana María Matute y su título es "Música":

Las dos hijas del Gran Compositor -seis y siete años- estaban acostumbradas al silencio. En la casa no debía oírse ni un ruido, porque papá trabajaba. Andaban de puntillas, en zapatillas, y sólo a ráfagas, el silencio se rompía con las notas del piano de papá.
Y otra vez silencio.
Un día, la puerta del estudio quedó mal cerrada, y la más pequeña de las niñas se acercó sigilosamente a la rendija; pudo ver cómo papá, a ratos, se inclinaba sobre un papel, y anotaba algo.
La niña más pequeña corrió entonces en busca de su hermana mayor. Y gritó, gritó por primera vez en tanto silencio:
-¡La música de papá, no te la creas…! ¡Se la inventa!


Y dejamos por aquí también un microrrelato que podéis escuchar en este enlace. El titulado "Melomanía" y cuyo autor es Manuel Moyano.


Propuesta de escritura

Escribe un texto a partir de los títulos de las canciones que elegiste para tu playlist. Puedes traducir los títulos de las canciones en inglés, italiano o francés si te vienen bien para hilar con ellos tu relato.



Y estos son algunos de los trabajos recibidos hasta ahora:


La banda sonora de mi vida

“Ayer” recordé algunas cosas de nuestra vida “juntos”.
“Abajo en la esquina” de casa, nos abrazamos acaricié “un mechón de tu cabello”, y contemplamos como “cae la nieve”. Me puse romántico, susurré al oído “tu canción”, coloqué “mis manos en tu cintura” y fuimos “los dos tan felices”.
Hacía años que habíamos traspasado “el muro” de nuestras diferencias. Nos sentimos tan unidos que decidimos viajar “a través del universo”. Bueno bajando un poco el nivel viajamos mejor a través del Atlántico y llegamos a “San Francisco”.
“Imagina” lo “satisfecho” que me sentía.
“María orgullosa” me dijo: “el espectáculo debe comenzar”; Y como “poderoso caballero es don dinero” alquiló una habitación en el “hotel California”. Allí pasamos “la noche” envueltos en sábanas de “Blanco satén”.
A la mañana siguiente “sentados en el muelle de la bahía”, pude contemplar al atardecer el rostro de María “con su blanca palidez”. Abrazaditos los dos pensamos trasladarnos a vivir a “la casa del Sol naciente”.

José Luis Fonseca
Grupo A


La banda sonora de tu vida

para María

La mayoría de las canciones hablan de amor, y pueden tener su réplica
Los poetas y los cantantes escriben frases tan bonitas como:
-El amor es una barca con dos remos en el mar..YO NO SÉ NADAR.
-Ahora y en silencio, amor quiero llorar tu llanto..NO TENGO PAÑUELO
-El amor es un niño que hay que enseñar a andar..YO TENGO POCA PACIENCIA
-Que seas feliz es todo lo que pido en nuestra despedida..Y NO VUELVAS POR FAVOR
-El amor que yo soñé jamás lo pude conseguir..ME QUEDE DORMIDO
-Cuéntame, cómo te ha ido en tu viaje por este mundo de amor..PERO SÉ BREVE.
-La mujer que yo quiero no necesita bañarse cada día en agua bendita..PERO SI EN AGUA
-Quién me ha robado el mes de Abril..A MI EL MES DE MAYO
-Sin ti no soy nada..Y CONTIGO TAMPOCO.
-Dices que yo, no tengo nada en la cabeza..Y TÚ TAMPOCO.
-Solo pienso en ti..Y TU EN MI?
-A dónde irán los besos que guardamos, que no damos..AL BAÚL DE LOS RECUERDOS.
-Me gustaría darte el mar, todo ese mar que no conoces..PERO NO PUDE.
-¿Dónde estabas tú? Cuando un beso es brindar por tu salud..NUNCA LO SUPE.
-Imagina que no hay paraíso, tal vez digas que soy un soñador..SOMOS MUCHOS.
-Estoy metido en un lío y no se como voy a salir..OCURRE MUCHAS VECES.
-Aunque tú no lo sepas, me he inventado tu nombre..Y MUCHAS MÁS COSAS.
-Todavía tú y yo, todavía celebramos cada madrugada..QUE BONITO.
-De perder la cabeza, que sea contigo..ESTO ES AMOR.
-Lo mejor de tu vida me lo he llevado yo..Y LO PEOR.
-Abrázame, y no me digas nada, solo abrázame.. PERO DÉJAME RESPIRAR.
-Escogiste a la más guapa y a la menos buena..ESO ES PUNTERÍA
-Ha sido divertido, me equivocaría otra vez..SE RÍE Y SE LLORA A LA VEZ
-Porque llegamos desnudos, desnudos amamos, desnudos nos vamos.. VERDAD?
-Era primavera la noche que me besaste..YA NO ME ACUERDO
-Sé de un lugar, donde brotan las flores..NO HAY MUCHOS
-Ya verás lo que vas aprender cuando vivas conmigo..ME DA MIEDO.
-Amanecí otra vez entre tus brazos..SI TU LO DICES.
-La vida te lleva por caminos raros..NOS LLEVA
-Ayúdame a pasar la noche, no quiero dormir solo..TRISTE CANCIÓN
-Por los buenos tiempos..SI ES QUE LOS HUBO.
-Todos le tomaban por el cobarde del condado..HASTA QUE SE HARTÓ
-Si tu corazón está inquieto de esperar tanto tiempo..SIGUE TUS SUEÑOS
-La respuesta, mi amigo, está en el viento..EL VIENTO NO HABLA
-Déjalo ser, déjalo ser, si déjalo ser..HERMOSA LETRA
-Quiero saber. ¿Alguna vez viste caer la lluvia?..NO
-Porque tu no te vayas me beberé la luna..NO HIZO EFECTO
-Y si te vas, volveré sobre mis pasos, sin llorar, sin llorar..NO ES VERDAD
-Y qué más da, si ya no te espera nadie, no te espera nadie..Y QUE MAS DA.
-Convencido que estás en el tejado, esperando a ver si llego yo..YA ME GUSTARÍA

Luis Iglesias
Grupo B


Viaje a Itaca

Rayaban los filos del alba cuando él salió de su casa. A la puerta se topó con el gato que está triste y azul. Se agachó para darle las últimas caricias y, a su vez, el felino le correspondió mirándolo con ojos que parecían decirle cariño, cariño, no te vayas. Pero Juan Charrasqueado desoyó el chantaje emocional y emprendió, con paso firme, su particular viaje a Itaca. Atrás quedaron la cosecha y las casitas del barrio alto, cosas que ayer consideraba parte de su ser. Huyó de allí como un partisano. Solo pensaba en llegar a la ciudad de Kingston para encontrarse con Melina, porque “cada pequeña cosa que ella hace es mágica”, pensó.
Imaginaba su encuentro. Le diría: pasaba por aquí y me he acercado a saludarte. Sé que necesitas un amigo. Yo sigo siendo el mismo. Le confesaré que ella es mi ángel y la tranquilizaré: No nos precipitaremos. Nuestros amores resurgirán poco a poco. Dejaremos atrás las lágrimas negras y brindaremos por nuestra felicidad, sin nombrarla.

Canciones: Paso firme (Marisol). Los filos del Alba (Manolo Escobar). Juan Charrasqueado (Jorge Negrete). Melina (Camilo Sesto). El gato que está triste y azul (Roberto Carlos). Amores (Mari Trini). Felicità (Albano y Romina Power). Sugar sugar (the archíes). Yesterday (The Beatles) De mica en mica (JM Serrat). Pasaba por aquí (Aute). Las casitas del barrio alto (Victor Jara). Viatge a Itaca (Lluís Llach). Harvest (Neil Young). You’ve got a friend (James Taylor). Still de same (Bob Seger). Sans la nomer (George Moustaki).The partisan (Leonard Cohen). Every Little thing she does is magic (The pólice). Kingston Town (UB 40). Malaika (Miriam Makeba). Libiamo (Verdi, la Traviata). Lágrimas negras (El cigala)

M. Maximina Moreno
Grupo B


Aunque tú no lo sepas¹ muchas veces al alba² pienso en como enredarme entre las nubes de tu pelo³ y ser la niña voladora⁴ que por verte sonreir⁵ dibujaría mil burbujas de amor⁶ sobre tu cuerpo.
Te comería a versos⁷ y me iría contigo⁸ a cualquier otra parte⁹ y no sé como hablar¹⁰ para contarte que aunque lo que siento solo son ilusiones¹¹ envuelven mi existencia en un haz de luz¹² capaz de curar todos mis males¹³ y es que la realidad¹⁴ que necesito es quedarme en stand by¹⁵en el hueco que imagino entre tus brazos y desde allí escavar para los dos un túnel del amor¹⁶ que nos conecte con paisaje paralelo en el que cien gaviotas¹⁷ nos presten sus alas.
Es terriblemente cruel¹⁸ que tú no sepas lo fácil que es perderse¹⁹ en tus ojos y por eso me gustaría pintar un sol de invierno²⁰ en tu mirada y ser tu estrella polar²¹ porque a pesar de que un millón de cicatrices²² surquen mi corazón²³ no tengo miedo a volar²⁴ en tu universo.
Ojalá²⁵ pudiéramos encontrarnos allí donde se rompen las olas²⁶. Te ofrezco una historia para toda la vida²⁷ de esas que si te vas²⁸ no haya un final y habite eternamente en el espacio infinito de unos puntos suspensivos²⁹.

1 Enrique Urquijo.
2 Aute.
3 Fito y Fitipaldis.
4 Juanito Makandé.
5 La fuga
6 Juan Luis Guerra.
7 Leiva.
8 Dani Martín.
9 Dorian.
10 Amaral
11 Los chichos
12 Rayden.
13 Sidecars.
14 Extremoduro.
15 Extremoduro.
16 Tunnel of love, Dire straits.
17 Duncan dhu.
18 Leiva.
19 Lose yourself Eminem
20 Extremoduro.
21 Pereza.
22 El canto del loco.
23 El canto del loco.
24 Macaco.
25 Beret.
26 Robe.
27 Miss caffeina.
28 Extremoduro.
29 Robe.

Aurora Zarco
Grupo B


La banda sonora de aquel verano

Te recuerdo Amanda, aunque por culpa de Serrat siempre te llamara Lucía. Mi venerada, mi santa Lucía. Sí, tú, agapimú, amor mío, la que apareció a mediados de agosto, en aquellos últimos días de verano que nunca olvidaré. Lo nuestro duró poco más que un suspiro: diecinueve días, y quinientas noches después aún sigo soñando contigo.
Solamente conservo unos pocos recuerdos, pero tan imborrables: tu nombre sobre un vidrio mojado, un ramito de violetas, el jardín prohibido… ¡Ay! Aquellas pequeñas cosas…La tarde que pasamos juntos en aquel apartamento de la calle Melancolía. ¿Te acuerdas, princesa? Llegamos temprano, más o menos a las cuatro y diez y el tiempo se hizo humo y nos dieron las diez… y las once... Al alba aún seguíamos fundidos en el mismo abrazo.
Luego, de alguna manera que no supimos intuir, se nosfue tiñendo el alma de blues. En la taberna del Buda, el hombre del piano nos previno de que, al final, deberíamos elegir: Una de dos… la orilla blanca, la orilla negra.
Y, cuando menos lo esperaba tú dijiste:
–¡Cómo hemos cambiado!
–No lo comprendo. ¿Quién me ha robado el mes de abril? –repliqué.
–¡Déjame! Quiero ser gaviota y volar por donde yo crea, una gaviota en Madrid… o en Londres… o en Berlín.
–Te esperaré, porque sin ti no soy nada –me rendí.
Desde que tú te has ido casi no vivo. Añoro tanto tus labios que me pregunto: «¿Adónde irán los besos que no llegué a darte?». Trato de evitarlo, pero solo pienso en ti, no puedo pensar en otra cosa. Y lloro, lloro lágrimas negras convertido en el gato que está triste y azul porque ahora siento que, de manera irreversible, para mí y para siempre,ya no puedes ser otra cosa más que la chica de ayer.

Canciones:

1. Te recuerdo Amanda. Víctor Jara.
2. Lucía. Serrat
3. Santa Lucía. Miguel Ríos.
4. Agapimú. Ana Belén.
5. Días de verano. Amaral
6. 19 días y 500 noches. Sabina
7. Sobre un vidrio mojado. Los secretos
8. Un ramito de violetas. Cecilia
9. Jardín prohibido. Sandro Giacobbe
10. Aquellas pequeñas cosas. Serrat
11. Juntos. Paloma San Basilio
12. Calle Melancolía. Sabina
13. Princesa. Sabina
14. Las cuatro y diez. Aute
15. Y nos dieron las diez. Sabina
16. Al alba. Aute
17. De alguna manera. Aute
18. Alma de blues. Presuntos implicados
19. La taberna del Buda. Café Quijano
20. El hombre del piano. Ana Belén
21. Una de dos. Aute
22. La orilla blanca, la orilla negra. IvaZanicchi
23. ¡Cómo hemos cambiado! Presuntos implicados
24. ¿Quién me ha robado el mes de abril? Sabina
25. ¡Déjame! Los secretos
26. Una gaviota en Madrid. Caco Senante
27. Esperaré. Presuntos implicados
28. Sin ti no soy nada. Amaral
29. Desde que tú te has ido. Mocedades
30. ¿Adónde irán los besos? Víctor Manuel
31. Solo pienso en ti. Víctor Manuel
32. Lágrimas negras. El Cigala
33. El gato que está triste y azul. Roberto Carlos
34. La chica de ayer. Nacha pop

Pepe Lorenzo
Grupo B


Mi madre pertenecía a una familia de artistas y músicos, que nadie piense en solistas reconocidos o grandes voces de la escena internacional. Actuaban en las fiestas de la ciudad y de poblaciones próximas con lo que llamaban "balls de tera". Además daban clases de baile y música. En alguna época, el tango fue uno de sus fuertes.
La posguerra y algunas desavenencias acabaron con esa faceta de mi familia. Mi madre no quiso que se perdiera esa tradición y mis primeros recuerdos musicales son los de ella intentando enseñarnos los bailes tradicionales valencianos, no sabía música aunque tenía una buena voz, le hubiese gustado cantar ópera.
Mezcladas con la sintonía de Elena Francis y la musiquita del anuncio del Colacao, mi madre tarareaba "L´u i el dos, l’u i el dotze, albades" y cantaba Jotas valencianas mientras nos explicaba cómo bailarlas, un intento que, como era de esperar, resultó estéril.
Con "Los cuarenta principales" mi hermano mayor introdujo en casa toda la música de aquel momento. Yo era más de los Pekenikes que de la “Chica Ye Ye”.
Conocí a los Beatles, con cierto retraso, en los guateques que montábamos en casa de Javier. “Hey Jude” era la favorita, siete minutos de baile lento. ¿Cuántas veces habré oído"Yesterday" o el disco “Sargent Peppers’ Lonely Hearts Club Band”?
Los cantautores y la “Nova Cançó” forman parte de mis recuerdos de la transición. "L’estaca" de Lluis Llach; "Els amants", un poema de Vicent Andrés Estellés, que cantaba Ovidi Montllor. ¡Y qué voz la de María del Mar Bonet!¿Quién no recuerda "Que volen aquesta gent" con texto de Lluis Serrahima? Y lo guapa que estaba cuando cantaba "Abril".
"Mediterráneo" de Joan Manuel Serrat y los poemas de Antonio Machado y de Miguel Hernández que musicó, "Yo no te pido" de Pablo Milanés, "Imagine" de John Lennon, "Suzane" de Leonard Cohen,…
Luego llegó la música clásica, el jazz y de la ópera. "El Aria de la Reina de la Noche" y "Nessun dorma" de Mozart y Puccini, respectivamente, me siguen emocionando.
"Because the night", que Patti Smith escribió con Bruce Springsteen, fue la banda sonora de muchas de las noches de mi segunda soltería.
Ahora, trasplantado a Salamanca, cuando salgo a caminar con amigos, después de comer, acabamos coreando Jotas Castellanas y Jotas Comuneras, ¡Qué bien las canta Carlos!

Popurrí de canciones

Ayer (Beatles) estuve pensando en las vacaciones de Abril (Maria del Mar Bonet).Las pasaremos  junto al Mediterréneo (Joan Manel Serrat). Imagina (Jonh Lennon) qué bien vamos a estar, Suzane (Leonard Cohen).

Las mañanitas (Nat King Cole) al sol junto al mar. Cuando oscurezca, qué nadie duerma (Puccini) porque la noche pertenece (Patti Smith) a los amantes(Ovidi Montllor), esta hecha para que bailemosHey Jude(Beatles), nuestra canción. 

¿Qué quiere esta gente? (Maria del Mar Bonet) ¿Tenerte atada a la estaca(Lluís Llach)?Yo no te pido (Pablo Milanés) que rompas con Adelita (Nat king Cole) y los demás, tan solo disfrutar de las auroras (canción popular valenciana)  junto a ti. 

Enrique Martínez
Grupo C


Biografía Musical

Mi infancia huele a la flor de la canela,
a camino verde
y a tango de Gardel.
En mi adolescencia
dibujé la imagen de Aline
en la arena del Mediterráneo.
Contemplé como gira el mundo
en su espacio infinito,
con amores que comienzan.
Vi llorar a la luna
y a las estrellas
porque no tenía
edad para amarte.
Los sonidos del silencio
se escuchaban al alba
de mi juventud.
Un velero llamado libertad
nos llevó a la tierra
de las mil danzas.
Juntos construimos
nuestra casa
del sol naciente.
En la madurez
con tus manos en mi cintura,
atravesamos la puerta de Alcalá.
Abrimos nuestra muralla
para ver que todo pasa
y todo queda.
Guardé un reloj que no funciona,
un ramito de violetas,
días de fiesta y noches
de blanco satén.
Después de aprender
que el amor dura
19 días y 500 noches,
doy gracias a la vida por
haberme dado tanto.

Marian Pérez Benito
Grupo A


Melodías entre el fuego

Mientras las llamas sobrecogían la destrucción del pasado entre brisas, y sus enseres se ahumaban en un instante efímero, gritó contra los sonidosdel silencio y el crepitar del fuego: -¡Os estáis llevando mi esfuerzo, mi vida…maldita sea, pero seguiré sintiendo y con las cenizas construiré un nuevo presente!. Un calor infernal acompasaba sus pensamientos y las melodías que fueron latidos, se agolpaban unas contra otras perfilando la silueta de su existencia.
Después de desayunar con el ritmo de “La Saga de los Porretas”, esperaba a Amanda y a Lucía, y juntos, iban a clase pisando las calles mojadas de aquel otoño lluvioso. Recordó especialmente a Julia, a la que años después quiso abrazar tantas veces, mientras subían a la planta catorce del edificio en ruinas, como dos cabecitas locas, porque entonces tocaba ser feliz. ¡Cómo seguía soñando! Siempre quiso tener algo con ella, pero un nueve de noviembre, necesitó tiempo, y el silencio se interpuso entre su corazón partido y la frialdad de ella. Querría mantener vivo los recuerdos, porque el abrasador fuego que le rodeaba aniquilaba suavemente su contacto con el mundo real, cuando la sombra de la luz de la luna se mecía en el horizonte, tiznado y envuelto en aquella noche de blanco satén, dio gracias a la vida y rogó para que, en su paso por ella, las costuras del alma fusionaran los nuevos comienzos. Era el destino, o tal vez la casualidad…

GuADAlupe Sanchón
Grupo C


Sueños

Las palabras de Jacques Brel se pasean entre los dedos de Julia. “Ne me quittepas” deja posos en su corazón joven y, aunque le ofrece “perlas de lluvia” no puede retenerlo.
Vuela a tiempos pasados y de la mano de la misteriosa Teresa Salgueiro adormece su sentir. “No me canso de recorrer la ciudad donde el Tajo viene a adormecerse”.
Julia cierra los ojos y el misterio se detiene en ese último atardecer, empezando a vivir. La melancólica voz de Paco Ibáñez se filtra en su corazón. “La vida es bella, ya verás…Tendrás amigos, tendrás amor…”
Símbolos que se filtran en el atardecer de toda una vida. Allí, en lo más profundo de su alma, permanecen junto a los recuerdos de tantos y tantos sueños perseguidos.

JB
Grupo C


Carta urgente

Fernando:
¡Como hablar contigo! ¡Es imposible!Por eso he decidido como mejor opción escribirte; la más elegante.
Busco en el baúl de los recuerdos y sólo encuentro mi corazón partío.
He querido pensar que podríamos caminar por la vida amarraditos, disfrutando de aquellas pequeñas cosas que nos podrían hacer felices.Nunca he necesitado, ni te he pedido una estrella azul, o rosas en el mar; ni siquiera un ramito de violetas.
Eso que tú me das no es a lo que aspiro.La muralla que se ha alzado entre nosotros, es más infranqueable cada día.No me planteo el decirte tómame o déjame.No soy esa, ya no.Tu amor,que al principio fue como una ola; ahora se ha transformado en tsunami.
Me voy. Por respirar. No lloraré lágrimas negras, ni de ningún otro color.Tomaría la misma decisión aunque viviera siete vidas.Ahora soy libre.No me importa nada.
Estoy convencida de que Venecia sin tí será una maravilla en esta época del año.
Piensa en mí.
Adiós.
Penélope

M.L.Fidalgo
Grupo C


Hojas muertas

Había decidido ya hacía tiempo no mirar a los ojos de la gente, porque dan miedo, siempre mienten. Así, paseaba cabizbajo por calles poco concurridas, evitando cualquier contacto físico o visual. Sabía que mi aspecto era de abatimiento y de tristeza. Una persona taciturna y melancólica. Mi transcurrir era siempre una balada de otoño. Paseaba sin rumbo fijo, a veces perdiéndome entre esas casitas del barrio alto, donde las gentes se sonríen y se visitan, pero me sentía un bicho raro, perdido en el espacio. Ni siquiera Major Tom podría rescatarme de mi deambular por la oscuridad de mi universo interior. No me imaginaba vivir en una de ellas, llevar una vida feliz y exitosa, donde todo es de color. Eso me estaba vetado. O yo me lo había vetado a mí mismo. Pero, algo pasó aquel día. Una brisa nueva me hizo sentir un frescor descarado, como un revulsivo, y alcé los ojos del suelo para encontrarme con su mirada. En ese momento, sentí que volvía a los diecisiete, a esos años tan lejanos en los que me enamoraba una sonrisa. Sentí que la luna me llevaba por un río de luz, y que, como dos balsas a la deriva, llevadas por la corriente, nos movíamos en la misma dirección. Sus ojos me hicieron bailar hasta el fin del amor. Eso es lo que sentí. Pero, ¡qué burro había sido, un burro terco, amarrado siempre, haciendo girar los ejes de mi carreta, en un giro eterno que me llevaba, dando vueltas, a mi libertad, sí, pero también a ser un solitario desesperado. Se llamaba Molly, vivía en una casa portuguesa en la parte vieja y vendía plantas medicinales en Scarborough Fair, ese mercado de las pulgas que estaba en la misma calle donde vivía. Ella decía que era muy llorona, pero, para mí, ella era el manifiesto de la belleza y la alegría. Se había producido una revolución en mi vida. Me hacía tanto bien y solo quería estar a su lado. Hacíamos nuestras cosas favoritas juntos y fuimos felices por un tiempo. Ella era el sitio de mi recreo. Sentía que el mundo era maravilloso.
Hasta que un día, ¡oh! ¡qué silencio! Un silencio que presagiaba la desdicha. A las cuatro y diez del veinte de abril del noventa, mi amor fue arrollado cuando iba camino a Soria. A mi pequeño pajarito, mi txori, suave y delicado, le rompieron las alas, lo mataron sin piedad. Como una maza. Y a mi me dejaron muerto en vida. El cielo se inundó de lágrimas. Llevarte mi amor hasta allí fue mi obsesión a partir de entonces. No me preguntes qué hice, no me preguntes quién soy. Tan solo soy una hoja muerta.

Marisa Sánchez
Grupo C


E lucevan le stelle

No me lamento de nada. Doy gracias a la vida como es. Tiempo que va pasando y no vuelve más.Soñaba que te quería y que era verdad. Te quiero siempre. Yo amo las pompas de jabón. Bailemos este vals de pánico hasta el final. Ya no quedan horas pero nunca he amado tanto la vida.

Sagrario Martínez y la playlist
Grupo B


Sobre la música

Creo que la música es “el secreto mejor guardado” de cada uno. Que cuando aparece una canción que nos toca la fibra, siempre “volverá” cuando pensemos en esa etapa de nuestra vida. Pero a veces hay que ser un poco “rebelde” y dejar que “la cabecita loca” olvide alguna de esas canciones. Porque duelen y porque esos momentos no son “perfectos”. Hay canciones que te hacen pasar noches “en vela”, como el trabajador de “el faro” que tiene que mantenerlo encendido esperando un barco “que levante la mano” gritando “ayúdame”.
La música es “la salvación”, y quien diga lo contrario es que no se ha sentido nunca entre dos “volcanes” a punto de erupcionar.
En mi caso, muchas veces he sentido caer “el universo sobre mí” “cada dos minutos”, y por supuesto he sentido que la música me salvaba.
Sentarme a escuchar un acorde secreto, el “hallelujah”, como decía Leonard Cohen, y después muchos otros que lo versionaron, y querer sentirme “parte de él” porque, lo tengo claro, la música siempre ha sido mi salvavidas. Y buscar ese acorde secreto me impidió volverme “majareta” durante los años que toqué el piano. Nunca lo encontré. Pero durante todo ese tiempo me sentí en una “luna de miel” (luna de papel, como cantaban Los Rodríguez) viviendo el sueño de vivir por y para la música. Y sí. Ese es otro de los motivos por los que la música me parece el invento más maravilloso del ser humano. Porque cura heridas más rápido que cualquier cicatrizante.

Mª Ángeles García
Grupo A


Soñando mi cancioón

Eva Mª se fue buscando el sol, Marco buscaba a su mamá y Martina buscaba un amor. Juntos en el bulevar de los sueños rotos hallaron el sitio de su recreo.
Mientras, en algún lugar, aunque tú no lo sepas; comienza la cuenta atrás.
El hombre del piano, contigo o sin ti,sigue tocando.
¿Lo ves?, la fuerza del destino hace que vengas tal como eres y los ángeles se conviertan en peces de ciudad.
Entonces por algún extraño motivo, diriges la mirada hacia la casa de campo donde la guerrera con alma de coyote se guarda del invierno para poder olvidar a su soldadito marinero, cuyo único interés es perseguir princesas que caminan por la vida tal como lo hacía Alfonso XII, en busca del amor…
Despiértame cuando septiembre termine.

PLAY LIST

Eva Mª, Formula V
No te vayas mamá, Marco
La Martina, Antonio Aguilar
Juntos, Paloma San Basilio
El Bulevar de los sueños rotos, los secretos
El sitio de mi recreo, Antonio Vega
En algún lugar,DuncaDhu
Aunque tú no lo sepas, los secretos
The final Countdown, Europe
El hombre del piano, Ana Belen
Whitorwithout, U2
Lo Ves, Alejandro Sanz
La fuerza del destino, Mecano
Come as you are, Nirvana
Angels, Robbie Williams
Peces de ciudad, Sabina
The look, roxette
Country house, Blur0
Guerrera, Valeria Castro
Coyotes, Travisbirds
El invierno nos guarde, Pablo López
Soldadito marinero, Fito
Princesas, Pereza
Caminando por la vida, Melendi
Dónde val Alfonso XII, Joaquín Díaz González
Wake me up when september ends, Green Day

Eva Hernández
Grupo A


Entrevistas y vendaval

Rodrigo veía desplegarse el paisaje abulense desde un Alvia con destino Madrid. Las rocas emergían desde un fino tapiz verde y el amanecer se abría tímidamente con tonos azules. Los avisos de megafonía sonaban rugosos, resistiéndose, perdiéndose en la atmósfera aburrida de los pasajeros.
Era la cuarta vez que Rodrigo tomaba el tren para afrontar otra entrevista en la misma empresa. Se trataba de un importante puesto con proyección y se aferraba a esa oportunidad tras sus dos carreras y un máster. Se repetía que el éxito le debía esperar en la gran ciudad, allí, escondido en alguna de las plantas de las torres cuya multinacional le había citado ya tres veces: presentación, pruebas técnicas, entrevista inicial, entrevista intermedia, demostración de habilidades, resolución de problemas, capacidad de desarrollo en entornos altamente competitivos. Los primeros rayos de sol se anunciaban por entre la sierra madrileña con destellos de esperanza.
La ciudad de Madrid le había parecido una mezcla macabra de furor, extravagancia y emoción nocturna al mismo tiempo que extenuación, fracaso y deambular zombi. Pensaba que si los adoquines hablaran lo harían en tono de quejido. Contarían historias ininteligiblespara terminar en un rasgado suspiro. Cuando hizo su primera entrevista portaba su mejor traje, aquél que le habían regalado sus padres, complementos incluidos. El precio fue alto y los retoques lo incrementaron. Sin embargo,la indiferencia de los empleados galopabaentre los despachos. Al indicarle el lugar de la sección de recursos humanos descubrió otros tantos de su estirpe.
Como Dennis en Lobo hombre en París, con algunos francos, se dirigió de nuevo a Madrid para una segunda entrevista. Hace falta más detalles y nos gustaría contar con usted para una segunda prueba, lunes 25 a las nueve. Contamos con usted si no nos dice lo contrario. Le dijo una voz femenina, cortante, casi metálica; desde el teléfono. Al llegar a la torre capitalina descubrió que eran menos candidatos. Mismo traje, mismas miradas. Una sucesión de pruebas en equipo -una de ellas consistía en decidir a quién de ellos echarían en una isla desierta- y otras astucias circenses le dejaron agotado. Le vino a la mente el “sálvese quién pueda” y pensó que ningún profesor trajeado le había advertido de eso en la prestigiosa escuela de negocios.Según Leonard Cohen, en Everybodyknows, el rico sigue rico y el pobre más pobre. Empezó a pensar que él no estaba en el primer grupo.
La tercera entrevista fue una tragedia. El tren se convirtió en un campo de batalla, un anfiteatro de actores con camisa y chaleco azulado. Todos haciendo clic sobre ridículos portátiles. A la dirección le está gustando su perfil. Necesitamos una entrevista cara a cara para confirmar el puesto de consultor junior. Es una gran oportunidad. Le dijo una mujer distinta, pero la voz sonaba igual de aburrida y cortante. Esta vez la ciudad le pareció una fruta de capas entrelazadas, con espinas y demasiado madura. Pensó en Rocío. Se acordó cuando le dijo que se iba a Londres con una beca de investigación para los próximos tres años. No puedo desperdiciarlo, es ahora o nunca. Le mencionó mientras recogía sus pertenencias del piso alquilado y compartido con otras dos personas. La había conocido estudiando, su pelo azabache y sus grandes ojos le traían a la memoria la letra del grupo Love ofLesbian: fan de John Boy. Cuanto más la veía, más fan era. Mirada universal de alcance personal.
En esta cuarta entrevista su recuerdo era una daga danzando en su maltrecha piel. Al principio le dejo de llamar a diario, luego le dijo que no podría estar mucho rato con él en sus regresos a Madrid. Le bastó tres meses para anunciarle el fin de su relación. Un mes antes su intuición ya le advertía de que el John de las fotos sería su infierno gris. Líquido y boreal.
Cuando se acercaba a la torre, le pareció todo una broma grosera, un berrido callado, una parodia sin gracia. Pero se dispuso a seguir, el viento ondeaba su americana del mismo modo que lo haría con las alas de los pajarillos. Y se dijo que sería como el mirlo blanco retando al vendaval. Cuando saliera de allí, se tomaría un café y después cambiaría el mundo al son de Mikel Laboa y sus bellos versos de Hegoak.

Este texto emplea el título de las siguientes canciones:
1. Leonard Cohen - Everybody knows
2. Fan de John Boy - Love of Lesbian
3. Lobo Hombre en París - La Unión
4. Shinova - Mirlo Blanco
5. Mikel Laboa-Hegoak (TxoriaTxori) ( Interpretado por Anne Etxegoyen y Les Voix Vasques)0

Ricardo Rodríguez Cobos
Grupo C


La casa se queda sola y se hace infinito el aire

Viejas canciones en el tiempo, que no en la memoria, revolotean como una mariposa entre los visillos del salón, buscando ahí fuera, junto a la ventana , el aire de la tarde.
Llueve, sobre los campos llueve, y tú no estás Lucía. Y, yo, con el libro sobre la mesa y el poema en el rincón.
Como marzo, te recuerdo padre, como la mar, bueno de frente, peligroso en día gris, duro y valiente.
Mi cabeza vuela hasta Madrid, Samaritana, para escribirte justo hasta la piel aunque no entiendas lo que te diré.
Solo pienso en ti y sin embargo mi canción es para Pilar. Hay mucho ruido, llegaremos a tiempo. ¡Ojalá tú y yo podamos reconstruirnos de nuevo! A donde van los besos que guardamos, que no damos. Procuro olvidarte y me pregunto quien puso más. No sé porqué te quiero. Te doy una canción y siento que me han robado el mes de Abril.

Pedro Gómez Rodríguez
Grupo C


LIFE IS LIFE

Con las ganas rasgando las entrañas
y aunque mil calles llevan hacia ti
si te vas, no quiero que vuelvas nunca
me quedaré con la frente marchita
y ardiendo como el Windsor, ya lo sé.

Solo soy la de la mochila azul,
ni tu ni nadie me podrá amargar,
con Marta, Sebas, Guilla y los demás
que dirán, ahí viene la llorona
y bailaremos el vals del obrero
hasta balbucear ya no me acuerdo.

Para mi fue tan poco tu cariño!

No vuelvas a decirme, hola mi amor
quiero nuestro sabor de amor de nuevo.
Sí, cuando los sapos bailen flamenco.

No lo sentiré, la vida es la vida.

Beatriz Gorjón
Grupo A