Anatomía sensible

La sesión del lunes la dedicamos al cuerpo. Recorrimos de la mano de la literatura nuestra anatomía, del talón a la frente. Luchamos cuerpo a cuerpo con la palabras que nombran o adjetivan el cuerpo. Que escribiríamos sobre una axila? Tomamos como referencia el libro de Andrés Neuman titulado "Anatomía sensible", un ejercicio de prestidigitación literaria donde se mezclan géneros muy diversos.
Contrastamos los textos de Neuman con los de Grassa Toro en su libro "Este cuerpo es humano" y remitimos a los lectores y escritores curiosos al monográfico de la Revista Litoral dedicado al Cuerpo.




Destacamos la curiosa forma en que Judith Bosch escribe sobre el cuerpo en su libro "Aperitivos tóxicos y otros relatos". Veamos algunos ejemplos:

Capitalismo hepático

Aquel ribosoma, cansado de formar parte de un órgano comunista, gritó a viva voz: “¡quiero mi propia célula privada!”.
El cáncer fue fulminante.


Burocracia y neurotransmisores

Axón1: Abrir mano.
Axón2: Pero… ¿por qué?
Axón1: Eso es pensamiento y lo lleva otra sección; tú, comunica.
Axón1: Estirar codo.
Axón2: Estirar codo.
Axón1: Cerrar mano.
Axón2: Cerrar mano.
Axón1: Flexionar codo.
Axón2: Pero… ¿por qué?
Axón1: ¡Y a ti qué más te da! Tú, comunica.
Axón1: Rotar codo.
Axón2: Rotar codo.
Axón1: Apretar gatillo.
Axón2: Apretar gatillo.
Axón1: ¡Un momento!
Pero ya era demasiado tarde.

Y reivindicamos la belleza interior frente a la exterior como una manera más plena de conocer nuestro cuerpo. Así lo hizo también Baldomero Fernández en su poemas "Soneto a tus víscera":

Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.
Canto a tu masa intestinal rosada
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.
Canto al tuétano dulce de tus huesos,
a la linfa que embebe tus tejidos,
al acre olor orgánico que exhalas.
Quiero gastar tus vísceras a besos,
vivir dentro de ti con mis sentidos...
Yo soy un sapo negro con dos alas.

Yo también aporté un texto personal titulado "Las manos" para completar este atlas anatómico literario:

Tal vez lo más valioso de mi cuerpo sean las manos. Unas manos que se aferran al cuerpo y que conocen la caricia exacta, el apretón sincero.
Me gustan las prendas hechas a mano, las palabras manoseadas, las manos capaces de hacer magia, las manos que operan, los mano a mano.
No me gustan las manos que manipulan, ni las manos de hierro, ni las manos largas o las manos blandas como las de los hombres sin hueso. Tampoco me gustan los besamanos.
Me gustan las manos limpias, las manos llenas de chapapote, las manos pintadas de blanco solicitando el vuelo de la paz, las manos que hacen música en el manubrio, la mano izquierda.
No me gustan los que roban a manos llenas, los que untan la mano, los que se traen entre manos maniobras extrañas, los que levantan la mano (y no para hablar). No me gustan las bombas de mano.
Me gusta ser mano en el juego, echar una mano, estar siempre a mano, ponerme en buenas manos. Me gusta la mano que mantiene, la mano que turba, la mano que manufactura, la mano bien metida en la falda, la mano que da vida a unas sombras, el equipaje de mano.
No me gusta echarme las manos a la cabeza, la mano dura, ir de mano en mano como la falsa moneda, ni llegar a las manos o a manotazos. Y tampoco me gusta estar a trasmano.
Me gusta tener siempre a mano un periódico para buscar en los anuncios por palabras, alguna oferta de segunda mano: se necesita mano de obra para construir un sueño a medida. Se ofrecen manos para manicura. Empresa líder en el sector busca amanuense para escribir un manifiesto contra la mano siniestra. Recibimos con la mano abierta, de antemano. Abstenerse todos aquellos que se lavan las manos.
Pero también te quiero a ti por tus manos. Y con la mano en el corazón, y con palabras de Benedetti, te pediría una y otra vez la mano: “Tus manos son mi caricia / mis acordes cotidianos / te quiero porque tus manos / trabajan por la justicia”


(A los amigos de “A mano cultura” de Salamanca)


Propuesta de escritura:

Te proponemos dos tareas, a elegir:
1. Piensa en una parte interna de tu cuerpo y escribe un texto elegíaco.
2. Escribe un diálogo entre dos partes de cuerpo (una interna y otra externa)


Estos son algunos de los trabajos recibidos hasta ahora:


Verde

Anoche, cuando he hablado contigo,
me he dado cuenta de un hecho extraordinario:
de entre los colores de tu mirada,
un verde profundo, eléctrico,
me ha envuelto
y me ha encadenado a ti, un instante.
Y desde el agujero abierto bajo mi cuerpo,
suspendido en la dulzura de tu encanto…
me he dejado,
me he propuesto zambullirme en esos ojos,
en ese verde encadenante,
mientras me he ido abandonando,
lentamente,
en tus aguas oculares.
Sólo ha durado un segundo,
pero ahora te busco cada noche,
cada día,
para volver a sentir la experiencia
de nadar
en los verdes mares de tu mirada.

Jaume Castejón
Grupo B


Anti-elegía a mi próstata

He aprendido a temerte, oculta e insidiosa próstata. Tiene tu nombre una sonoridad antipática y hostil, como imperiosa orden de un temible cosaco.
He encontrado versos dedicados a casi todos los órganos, vísceras y apéndices del cuerpo: al amoroso corazón, a los valientes riñones, a la sensible nariz, a la lengua cantarina… pero a ti, ni un halago, ni un reproche, ni una mención siquiera.
Hace quince años quizás yo no fuera enteramente dichoso, pero cuando aquel hombre, con solo tocar mis pies, anunció tu estado quejoso e inflamado, no pude adivinar el calvario, íntimo y progresivo, al que me habías condenado: la aniquilación lenta y sibilina de mi bienestar físico.
Todo empezó con un ligero escozor, una leve incomodidad que los médicos decidieron combatir con cápsulas, tras una vejatoria -y quizás para ellos, libidinosa- exploración de mi ano. Te aplacaron un poco, pero injuriaron otras partes de mi organismo, absolutamente inocentes y desprevenidas, ajenas por completo a tus asechanzas.
Y más tarde esa humillación constante contra el flujo de la orina. Estrechaste el caudal hasta convertirlo en reguerillo ínfimo y entrecortado.
Y conforme pasaron los años creció tu alevosa amenaza sobre la acobardada vejiga. Llegaste a torturarme hasta extremos indignos, propios de alguna bárbara prisión. Me obligabas a dormir intermitentemente. Al principio, una vez te bastaba para hacerme patente tu crueldad, pero luego, pareciéndote que me acostumbraba a tus tormentos, girabas la rueda del potro para que mis viajes al baño se repitieran dos o tres veces en la mitad del sueño.
El doctor, ésta vez, empleando su ominoso dedo nada más que para mostrarse imperativo, me alistó en una lucha corajuda contra tu perfidia y armó contra ti, una artillería de pastillas de calibre diverso. Parecieron acobardarte un tanto, aunque a costa de aumentar los daños colaterales.
El galeno entonces confesó su impotencia. Se acabaron las medicinas, me dijo. Ahora ya estáis solos ella y tú.
Solo nos queda una batalla, un duelo a muerte: Extirpación si venzo yo, una esquela si eres tú la ganadora.

Pepe Lorenzo
Grupo B


EL CUERPO DEL DIA-LOGO.

En conversa-acción:
El inquieto Ojo se fija en un Hueso:
-Eh tú, ¿ Qué miras?.
Este impertérrito responde:
-Lo dura que es la vida.

******

Ante todo esto, la temblorosa Mano que sostiene, observa como el Corazón exclama excitado:
-¡¡¡ Ten cuidado!!! , que no se te escurra entre…

-Mejor te lo mando y lo lanzas lejos.

******

Cuando el Pan-creas observó cerca a la Nariz, proclamó:

-Siente, siente la dulzura de la vida…

Y esta con olfato respondió:

-Y tú, huele, huele la fétida humareda de la muerte.

******

Aquel Pulmón “embronquiano” y divertido, ve pasar a la articulada y jadeante rodilla:

-Chhssss. Abreté y deja que salga…

Y esta que se para sorprendida:

-¿Seguro? ¿En carne y hueso?

******

Mas he aquí al impetuoso Pie que en un cruce veloz con una Neurona…:

-Eeehhh guapa!!! ¿Cómo andas?

Eléctrica e impetuosa responde:

-… como siempre campeón, de Cabeza.

******

Aquel Óvulo indeciso le contaba en confianza al dedo Indice derecho:

-Sabes, tengo miedo de salir…

Este se yergue orgulloso:

-¡UUUUMMMMM! Si quieres, te indico el camino.

******

-Y la Historia, la conexión, la intercomunicación entre nosotros, continúa cada segundo, cada minuto, cada hora,…en todos y cada uno de los momentos de la vida- expone la sabia Boca al delgado Intestino.

-Es cierto- le responde con cierta acidez en su carácter-cuánta verdad expresas… y lo que tardamos en digerir, en asimilar lo que necesitamos, y en desechar lo que ya no vale.

Maria Jose Arrojo
GRUPO B


Diálogo entre el cuello y el hombro

Me viene a la mente una historia que contaba mi abuelo Bernabe cuando eramos niños, y nos sentábamos a su lado en la camilla de la casa del pueblo, en las largas horas de los inviernos de hace bastantes años. Empezaba diciendo: “A que no sabéis porqué....”, y aquí comienza la historia de la relación del cuello y los hombros.
“A que no sabéis porqué los ricos tienen el cuello largo y los pobres el cuello pequeño”.
Y nos lo contó cientos de veces, diciendo que se distinguía muy bien un rico de un pobre, los ricos tienen el cuello largo y los pobres apenas tienen cuello y este está muy pegado a los hombros.
Cuando le preguntábamos, que nos lo explicara, nos decía siempre, que era muy fácil entenderlo, pues a lo largo de la historia los ricos cuando preguntaban a sus hijos si querían comer jamón, todos decían !Si! !Si!!Si!, levantando el cuello todo lo que podían, mirando los jamones que estaban colgando en la cocina, y así se les fue estirando cada vez más.
Los hijos de los pobres, cuando su padre les decía si querían un trozo de pan para merendar, decían “bueno” “bueno” “bueno lo que usted diga padre”, encogiendo el cuello entre los hombros.
¿ Sigue hoy habiendo cuellos largos y cuellos cortos ? ¿Que pensáis ?

Luis Iglesias
Grupo B


Podríamos ser de otra forma

Me despierto con la ilusión de que esta noche pasarán los Reyes Magos. Pongo los pies en la alfombra, me incorporo e inmediatamente calzo las zapatillas y camino hacia el cuarto de baño con la premura del primer pis mañanero. Por el camino noto un regusto a camembert de Normandía procedente de mis pies.
Al desayunar, me agrada el aroma del café, pero las tostadas con aceite no me saben a nada: Sigo percibiendo el sabor a queso.
En la bañera me enjabono con gel de baño de fresa, y percibo la sensación de meter una fresa dulzona y aromatizada en la boca, pero sin tragarla. Disfruto del sabor pero sin comerlo. Al salir percibo el suelo frío, duro y con un cierto sabor ligeramente salado, sin terminar de identificarlo.
Al secarme aprecio unas zonas sonrosadas en el centro de las plantas de los pies, que identifico como papilas gustativas. Me miro al espejo, saco la lengua y está lisa y de color pardo.
Ante esta situación, lo primero que se me ocurre es ir a pasear por la orilla del mar. Ahora además del frescor del agua y el contacto con la arena noto su sabor; sabor salado intenso que me cansa al poco tiempo y tengo que salir. No es tan bueno como pensaba.
Paseo descalzo por la pseudo-playa de un pantano y aquí aguanto varias horas percibiendo un sabor neutro, con ciertos matices que no sabría describir.
Camino descalzo sobre la hierba, notando que sabe a ensalada sin aliñar. Noto un dulce mentolado, y al levantar el pié ,veo un caramelo a medio chupar que se me ha pegado.
Voy a la rioja y me invitan a pisar uvas a la antigua usanza. Esto supone una pequeña orgía para mi: se combinan gusto, tacto y frescor; tres sensaciones difícil de procesar al unísono. Me relajo y me dejo llevar. Las sensaciones ascienden por los nervios sensitivos, llegan a la médula y de allí al cerebro, donde impactan en la corteza cerebral, produciéndome una ligera sensación de mareo. sigo pedaleando hasta el agotamiento. Pierdo el conocimiento y me despierto, esta vez de verdad.
Al despertarme recuerdo haber leído que algunos insectos tienen células gustativas en las patas, por lo que al pisar una superficie dulce, ya la están saboreando antes de probarla.

José Luis Juan Fonseca
Grupo A


El corazón

Un nuevo amanecer de esperanza. Esperanza en  que te vas a poner bien, esperanza de poder darte un beso, esperanza de darte un abrazo físicamente y decirte que te quiero.
Van a quitarte el tubo.  Molesta un poco en la garganta, tienes que respirar sin ayuda. Hazlo despacio, poco a poco. ¡Cómo me gustaría saber  escribir y expresar todos los sentimientos, de amor, de dolor, por tantas ausencias!
A ti se te rompió el corazón, a mí se me rompió  el alma.

Josefa Redondo
Grupo A


Dónde está el alma

En una relajación vi mi corazón y le pregunté:
- ¿Tú eres el que nos haces sentir las emociones?
- ¡No!  Yo no. Es el cerebro el que me transmite como una descarga las sensaciones. De ahí viene el dolor, el ahogo, la opresión… según el sentimiento.
- Y el alma… ¿dónde está?  ¡Cuántas veces decimos cómo me duele el alma!
- ¡Pero niña! ¿Qué preguntas haces? El alma es inmaterial. Dónde está ni se sabe. Solamente decimos que la sentimos.
Si los que me leéis sabéis la respuesta, me gustaría que me lo explicarais.

Josefa Redondo
Grupo A


El Hígado de Eva

Ocupas por designación divina el Olimpo del Hipocondrio. En tu anonimato, te alzas poderoso protegiéndome de la bilis de la ira y los requiebros del alma. Vives viviendo en mí, como el casco de un guerrero. Hermano protector de la Biliar y confidente leal de este estómago delicado que sólo se alimenta de manzanas. Metódico, depuras mi sangre del pecado original y de sombras, prolongándome el hilo de la Vida en la curvatura del tiempo. Así es como te acojo, abrazándote sin poderte tocar , sintiente, como el hijo que nunca tuve- aunque inventen que tuve cientos- llenando ese espacio diafragmático hasta alcanzar una ausente quinta costilla que Dios nunca quitó a Adán, sino a mí.

María del Carmen Pedrero
Grupo A


¡Ay, la mano izquierda!

Dicen que eres muy necesaria en muchas situaciones. Desde luego. Llevabas una vida ajetreada, siempre con la derecha ocupada en sostener a todo el cuerpo. Te tocaba coger la comprar, abrir las puertas pesadas, agarrarte a la barra de los vagones del metro, o del autobús urbano. Por cierto, daría para un buen tratado de mala educación lo que no hacen muchos fulanos y fulanas, no ceder nunca el sitio en los asientos reservados. Pero al tema, tú mano izquierda hacías función de siniestra y cuarto y mitad de diestra. Cuando Athos, el perro familiar, tiraba con fuerza te tocaba a ti sufrir. Y así, querida mano, un día no pudiste con él, te fuiste al suelo y te rompiste el “segundo metacarpiano derecho”. Sé que volverás, dicen que en poco más de 2 semanas. Quiero creérmelo. Vuelve, los demás miembros del cuerpo te necesitamos.

Fdo. Tu corazón, que también queda a la izquierda.

Javi Martín
Grupo A


Diálogo entre la boca y el estómago 

Estómago —Podías dejar de roncar ya de una vez, ¿no?
Boca: —¿Y yo qué culpa tengo? ¡Si soy la primera que lo sufre! Si estos aires me secan la lengua y la campanilla y es un asco.
E —Pues haz algo, yo qué sé. Ábrete y ciérrate unas cuantas veces, a ver si te callas.
B —Lo que es como no quiera el Amo no hay nada que hacer. De todos modos te veo de muy malas pulgas esta noche.
E —Pues sí. Si te digo la verdad, hasta los mismísimos estoy. ¡Todos los viernes es lo mismo! Se mete el Amo esa pedazo de ensalada de lechuga, berros, queso y anchoas, que es que no sé cómo me cabe dentro y luego me toca a mí estar cuatro o cinco horas para deshacerlo todo, y es que no puedo. ¡Los berros no hay quien los deshaga! Y las anchoas me provocan un ardor que empiezo a estar fastidiadísimo.
B —Pues un poco paciencia, hombre. ¡Que tú puedes con todo lo que te echen!
E —¡Y unas narices! Al final siempre acabo la faena con la ayuda del Almax.
B —Eso es verdad. Pero mira, reconozco que a mí el saborcillo del Almax hasta me gusta.
E —Ya, claro. Pues sabes lo que te digo, que ahora mismo voy a regurgitar esta mierda de berros y anchoas que no hay quien los deshaga.
B —¡No, por favor! Que me llenas de jugos ácidos repugnantes y encima se me quedan los dientes superásperos. ¡Venga, hombre! ¿Cómo no vas a poder con ellos?
E —Si no es que no pueda, que con un par de horas más podría. Pero es que estoy harto y el Amo tiene que aprender que no me puede hacer esto todos los viernes. ¡Hale, prepárate que va todo p´arriba!
B —¡Agg, qué asco! Y encima has despertado al Amo.
E —Ya está. Ahora a por el Almax. Por cierto ¿qué hora es?
B —Yo qué sé.
E —Pregúntaselo a los ojos, que habrán visto el reloj-despertador del Amo.
B —Pregúntaselo tú.
E —No me fastidies, que tú los tienes al lado. Si se lo pregunto yo, despierto a todo el mundo.
B —Vale…. Dicen que las cuatro de la madrugada. Vaya horas de despertarle.
E —¡Cojonudo! A ver si así aprende. Y qué, ¿ha cogido ya el Almax?
B —¡Ay, no, qué horror! Ha cogido la sal de frutas. A mí no me gusta nada; es como una ración doble de babas.
E —Pues a mí me encanta. Ayuda mucho más que el Almax. En fin, a ver si terminamos esto de una vez y nos tranquilizamos todos. Buenas noches.
B —Buenas noches.

Óscar Martín 
Grupo A


Oigo pero no entiendo

¡Me habéis vuelto a engañar! Continuamente caigo en la trampa y no escarmiento. Quiero entender con claridad y vosotros, mis oídos, me negáis el derecho a interpretar con lucidez aquello que oigo. Mi vida se complica más cada día por vuestra culpa. Voy por la calle, escucho mi nombre y rápidamente me doy la vuelta con una gran sonrisa esperando saludar a algún amigo, pero me encuentro con un completo desconocido con el brazo en alto parando un taxi.
¿Qué debe pasar en los conductos que van de mis adornadas orejas al mondo cerebro? ¿Qué misterioso mecanismo cortocircuita el flujo de las ondas que hacen inteligibles los mensajes? Parece como si un universo de fuerzas ocultas se hubiese conjurado para entorpecer mis relaciones sociales.
La disfunción entre el oír y el entender me lleva a situaciones de todo tipo, en algunas ocasiones divertidas pero en otras, absurdas. Como cuando interpreté que la hija de mi amiga Conchi iba a celebrar su ‘poda’ en la sierra de Madrid y le pregunté qué se iba a podar ¿tal vez el cabello? O la vez en que Joan me contaba lo bien que se lo pasó en una playa en la que había mucha ‘pluma’. Por fortuna, no hice ningún comentario hasta que el hilo de la conversación, que versaba sobre el mal tiempo, me hizo comprender que se refería a la bruma, no al ambiente gay. En otra ocasión hice el ridículo halagando innecesariamente al anfitrión del cóctel porque la jefa de protocolo me indicó que le diera una ‘coba’, cuando en realidad me pidió que le acercara una copa. En fin…
Vivo en perpetua inquietud porque no puedo fiarme de vosotros, mis oídos. Al final tendré que aplicaros un severo correctivo, porque sé que hay una solución que pasa por el otorrinolaringólogo que, si no es definitiva, al menos puede amortiguar los efectos de lo que a todas luces es una sordera incipiente. Me presentaré ante el especialista y emplearé los ‘aminuncas’ con los que convivimos todos aquellos que hemos pasado la ‘cierta edad’. Le diré: doctor a mí nunca me había ocurrido pero últimamente oigo fatal. Sé su respuesta y su prescripción… Pero ¿Cómo conjugar el uso de audífonos con vuestros adornos en los lóbulos de las orejas? ¿Encontraré pendientes que combinen con esos endemoniados artilugios?

Maxi Moreno
Grupo B


Masa viscosa
numerosos canales
plato de sesos

Alfredo Domínguez
Grupo B


Elegía a mis ojos
Órganos semi interiores

( Unos pocos milagros de luz ) 

Al nacer se abrieron poco a poco,
verían nebulosas, quizá
un reflejo de luz en la ventana,
blancura rara de sol en los visillos.

Más tarde la cal de las casas,
la leche, la nieve, las margaritas,
las sábanas, el vestido del domingo,
los helados de nata, las nubes blancas,
las páginas de cuadernos desafiantes,
los gatos blancos, el blanco de otros ojos,
el extraño toro blanco con su antiquísimo mensaje.
también el regalo de las rosas blancas
las perlas, los infinitos tonos de los hielos,
las cencelladas tan artísticas…

Lo tantísimo blanco y sus colores interiores
que, desplegados, me revelan todo un mundo,
variaciones de la luz, cómo no amar mis ojos
y el mundo reflejado en otros ojos
que no es el mío.

Y el misterio del negro de la noche
que revelarme no podéis, como yo misma,
y que quizás entienda
cuando alguien os cierre, ojos del alma.

Emilia González
Grupo B


Este corazón

A este corazón, que no es mi corazón,
que lentamente su ritmo se apagaba.

Alguien que mucho lo quería,
gritó un -¡No!, no te puedes marchar
y, aunque yo no oiga tus latidos
como al acurrucarme en tu pecho oía,
debes seguir latiendo, dando vida-.

Y ese corazón no dejó de latir,
y al ritmo de su tac, tac,
yo digo ¡gracias, gracias!

¡Él me ha dado vida, doble vida!
vivo mis ilusiones y las suyas,
siento sus sueños como míos,
soy portador de su fuerza y energía.

Este corazón
me ha enseñado a amar la vida.

Inés Izquierdo Pérez
Grupo A


Un día en la oficina

OJO IZQUIERDO: Dime, me has llamado ¿no?

ESTÓMAGO: Si, te he llamado. Quiero decírtelo yo, antes de que te enteres por cualquier neurona chismosa. Te he denunciado al cerebro.

OJO IZQUIERDO: ¿Cómo?, otra vez no. ¿Qué ha pasado ahora?

ESTÓMAGO: Llevo unos días revuelto, esto es un no parar, los jugos se me revelan, los niveles de acidez se disparan, no es el mejor clima para estar asentado y relajado.

OJO IZQUIERDO: Bueno, es que ha empezado la nueva temporada de “The Walking Dead”, y la verdad, ayer vi cuatro capítulos seguidos.

ESTÓMAGO: Y tu ojo derecho ¿¿no puede echarme una mano?, no sé, ¿echar un vistazo a las palomitas o algo así?.

OJO IZQUIERDO: ¡Uf!, de ese no esperes nada, ya sabes que es un ojo vago.

ESTÓMAGO: Ya, pero esto es demasiado. Y ayer igual, a primera hora, sin nada dentro, me tuve que hacer un nudo…

OJO IZQUIERDO: Era el primer día en ese trabajo nuevo, y fue ver la cara del jefe…Lo siento, poco a poco se irá relajando.

ESTÓMAGO: No había acabado de desatar el nudo cuando empezaron a invadirme miles de mariposas…

OJO IZQUIERDO: ¡Jo!, es que es tan guapa. Fue verla y me quedé pasmado.

ESTÓMAGO: Pues esto hay que controlarlo, de lo contrario me saldrá una ulcera y te pasarás todo el tiempo viendo prospectos de medicinas. Yo ya te aviso.

OJO IZQUIERDO: Tomo nota, gracias.

Tomás García Merino
Grupo B


La izquierda

Soné que mi pie izquierdo
estaba carcomido
enfermo
inútil

Mi corazón
desde la misma postura
desestima
esa revelación

Carmen Elena Ochoa
Grupo A


Gemelas

Las siete de la mañana, no se si podré esta vez seguir el ritmo, hace ya tiempo que siento unos pinchazos que me paralizan y tengo que dejar de caminar. Ya estamos poniéndonos en pie, ¡eh! Mi querida rodilla izquierda, despierta, ¿cómo estamos esta mañana? Ayer fue un día muy duro, yo aún estoy apenas recuperándome pero, ya ves, nuestro amo y señor no nos deja descansar lo suficiente. Espero que esta vez me eches una mano, mejor dicho un pie, te necesito mi querida rodilla izquierda.
Siento el aire fresco de la madrugada como una bofetada y es que no entiendo por qué este hombre tiene que correr con unos pantalones tan cortos, con las heladas que estamos teniendo este mes de Diciembre. Apenas llevamos unos minutos y ya voy sintiendo ese hormigueo que precede a los pinchazos, a pesar de que soy la derecha, que se supone que tendría más fuerza, y tengo los mismos años que mi gemela izquierda, estoy más castigada, no se si podré continuar, ¡ Ayyy! Algo se me ha roto, ¡Para por favor! ¡No puedo más! creo que me voy a desmayar del dolor.
No se cuanto tiempo ha pasado, estoy tumbada en una cama que desconozco, me han puesto una especie de vendaje; a mi lado preocupada, mi gemela izquierda; me pregunta si me duele mucho, está triste por mí, pero yo la tranquilizo, le digo que no es nada. En ese momento, una mujer con bata blanca entra en la habitación, en sus manos una jeringuilla conteniendo un líquido amarillento, noto el pinchazo y poco a poco me voy adormeciendo.
Las siete de la mañana, me encuentro en plena forma, hace un día espléndido, ya se barrunta la primavera. Seguimos corriendo, corriendo, corriendo…

María Dolores Marcos
Grupo A


Diálogos del cuerpo

Estómago. Estoy encogido, contraído, hecho una bola. Llevo así más de 2 semanas desde aquella tarde...

Boca. ¡Estamos apañados! A mí me han dicho los de arriba que estamos todos en alerta. Yo me muevo poco para hablar, pero para comer, nada de nada. Me llega la orden de tomar algo de líquido, pero ahí abajo lo expulsáis todo y así es dificilísimo mantener el equilibrio!

Estómago. Tengo aquí en este hueco que soy yo mismo tantas cosas que digerir, que no puedo ni pensar en la idea de ingerir nada más de fuera. Noto que el corazón anda también acelerado, pero por más que he intentado, no quiere hablar conmigo par a contarme qué pasa.

Boca. Por aquí las cosas no andan mucho mejor. Los ojos se humedecen y lloran cada dos por 3.

Estómago. Hasta mañana. A ver si esta noche dormimos...

Teresa Sanz
Grupo B


Anatomía de un brazo

El brazo es una prolongación del bolígrafo con el propósito de dejar unas líneas escritas. En consecuencia escribe fragmentos, ideas o sentimientos.

Duele. Alargado pero útil.
Poco movible pero siempre es práctico.
Desde el cuello del húmero,
va bajando al codo.
y estirando el antebrazo
pasando por miles de venas
de músculos y de huesos que todos juntos forman una estructura perfecta.
Estoy escribiendo unos versos y ya me duele el antebrazo.

Iria Costa
Grupo B

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