El orden y el caos

La sesión de ayer fue un tanto caótica. No era para menos con un tema tan complejo como el del orden, el desorden, el caos y la armonía. Jugamos con algunos textos concebidos como una obra inacabada o inconclusa que precisa de la participación del lector para adquirir su sentido último.



Veamos este poema convertido en un "Peoma" en el que se han descolocado todas las letras en cada una de las palabras. El poema está publicado en el libro Consumir preferentemente:

Sal naspe son canpisal sus misellas
y zanro sol balemses de sol osoj.
Le ofri led cuerredo y sus sartrosoj
paempan al talnosgia ed ricellas.

Al cheno ah doatades sal bihellas
ed dosto sol ticosatle neosoj
y nu cotrafi ed tosllan sica rosoj
rrediscu rop le los ed sal jimellas.

Trasá danque sal dasdu y le maor,
trasá sal ripomasas led edseo,
trasá danque le mohu y le odlor

y doto le carnalva ed im crereo.
Sal naspe son canpisal us lacor,
?Gajumos a lietaJu y a moReo¿


O tratemos de desentrañar este otro poema titulado "D, de domingo" en el que juego con una figura retórica llamada tmesis. El libro que recoge este texto es Abecé diario:

Del presi la mujer dente
camina campa hacia el nario
con su perma nueva nente
un día aniver de sario.

Con torpe tacones mente
y cantando abecé el dario
camina dili muy gente
en vecin medio del dario.

Al barren pasar un dero
a la presu mujer mida
le peri silba en un quete,

Y con alga gesto un nero
por alu y dándose dida
se colo retoca el rete.

Hablamos de como alterar el orden en una narración haciendo uso de la anacronía (analepsis y prolepsis) o de alguna de las figuras retóricas de posición como el hiperbaton:

Mujer, tus labios, ya no cuecen, rosas
y al mar, escupen golosinas, fiero
desde la noche en que me fui, de enero,
con mis pequeñas, de poeta, cosas.


Pero nos centramos en la enumeración caótica empleada por muchos escritores como Whitman o Borges como herramienta para sintetizar nuestra concepción y conocimiento del mundo y tratar de poner sentido en el aparente caos.
En su libro de poemas Los conjurados, Borges incluye un poema enumerativo titulado "Alguien sueña" en el que incorpora la explicación de lo que entiende por enumeración caótica. Borges se pregunta "¿Qué habrá soñado el Tiempo hasta ahora...?:

¿Qué habrá soñado el Tiempo hasta ahora, que es, como todos los ahoras, el ápice? Ha soñado la espada, cuyo mejor lugar es el verso. Ha soñado y labrado la sentencia, que puede simular la sabiduría. Ha soñado la fe, ha soñado las atroces Cruzadas. Ha soñado a los griegos que descubrieron el diálogo y la duda. Ha soñado la aniquilación de Cartago por el fuego y la sal. Ha soñado la palabra, ese torpe y rígido símbolo. Ha soñado la dicha que tuvimos o que ahora soñamos haber tenido. Ha soñado la primer mañana de Ur. Ha soñado el misterioso amor de la brújula. Ha soñado la proa del noruego y la proa del portugués. Ha soñado la ética y las metáforas del más extraño de los hombres, el que murió una tarde en una cruz. Ha soñado el sabor de la cicuta en la lengua de Sócrates. Ha soñado esos dos curiosos hermanos, el eco y el espejo. Ha soñado el libro, ese espejo que siempre nos revela otra cara. Ha soñado el espejo en que Francisco López Merino y su imagen se vieron por última vez. Ha soñado el espacio. Ha soñado la música, que puede prescindir del espacio. Ha soñado el arte de la palabra, aún más inexplicable que el de la música. Ha soñado una cuarta y la fauna singular que la habita. Ha soñado el número de la arena. Ha soñado los números transfinitos, a los que no se llega contando. Ha soñado al primero que en el trueno oyó el nombre de Thor. Ha soñado las opuestas caras de Jano, que no se verán nunca. Ha soñado la luna y los dos hombres que caminaron por la luna. Ha soñado el pozo y el péndulo. Ha soñado a Walt Whitman, que decidió ser todos los hombres como la divinidad de Spinoza. Ha soñado el jazmín, que no puede saber que lo sueñan. Ha soñado las generaciones de las hormigas y las generaciones de los reyes. Ha soñado la vasta red que tejen todas las arañas del mundo. Ha soñado el arado y el martillo, el cáncer y la rosa, las campanadas del insomnio y el ajedrez. Ha soñado la enumeración que los tratadistas llaman caótica y que, de hecho, es cósmica, porque todas las cosas están unidas por vínculos secretos. Ha soñado a mi abuela Frances Haslam en la guarnición de Junín, a un trecho de las lanzas del desierto, leyendo su Biblia y su Dickens. Ha soñado que en las batallas los tártaros cantaban. Ha soñado la mano de Hokusai, trazando una línea que será muy pronto una ola. Ha soñado a Yorick, que vive para siempre en unas palabras del ilusorio Hamlet. Ha soñado los arquetipos. Ha soñado que a lo largo de los veranos, o en un cielo anterior a los veranos, hay una sola rosa. Ha soñado las caras de tus muertos, que ahora son empañadas fotografías. Ha soñado la primer mañana de Uxmal. Ha soñado el acto de la sombra. Ha soñado las cien puertas de Tebas. Ha soñado los pasos del laberinto. Ha soñado el nombre secreto de Roma, que era su verdadera muralla. Ha soñado la vida de los espejos. Ha soñado los signos que trazará el escriba sentado. Ha soñado una esfera de marfil que guarda otras esferas. Ha soñado el calidoscopio, grato a los ocios del enfermo y del niño. Ha soñado el desierto. Ha soñado el alba que acecha. Ha soñado el Ganges y el Támesis, que son nombres del agua. Ha soñado mapas que Ulises no habría comprendido. Ha soñado a Alejandro de Macedonia. Ha soñado el muro del Paraíso, que detuvo a Alejandro. Ha soñado el mar y la lágrima. Ha soñado el cristal. Ha soñado que Alguien lo sueña.

Borges enumera una serie de hitos y pone en común realidades muy dispares para tratar de de comprender la idea de tiempo y los pecios que este arrastró hasta su recuerdo y conocimiento del mundo:

En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Iverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer en el pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemon Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico, yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa de Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplicaban sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osatura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.
Sentí infinita veneración, infinita lástima.

Leo Spitzer, uno de los principales estudiosos de este recurso afirma que "las enumeraciones caóticas son como catálogos del mundo moderno, deshecho en una polvareda de cosas, que se integran no obstante en una visión grandiosa del Todo-Uno. En la poesía de Whitman se nos ofrece en toda su pureza este rasgo estilístico que acerca violentamente unas a otras las cosas más dispares, lo más exótico y lo más familiar, lo gigantesco y lo minúsculo, la naturaleza y los productos de la civilización humana como un niño que estuviera hojeando el catálogo de una gran tienda"

Veamos otra de sus enumeraciones caóticas, esta vez en su cuento el Aleph:

En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer en el pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemon Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico, yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplican sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osatura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.

Propuesta de escritura

Escribe un texto (cuento o poema) y altera su orden haciendo uso de algunos de los recursos comentados en el taller o practica la enumeración caótica a partir de una pregunta determinada como hace Borges

Y estos son algunos de los trabajos recibidos hasta ahora:


Origen

¿Dónde pueda estar el origen de la vida que entrega la madre al mundo entre lágrimas palpitantes que inundan sus ojos ebrios de trémulas esperanzas que resplandecen como haces de luces de mil colores que se filtran por las vidrieras de catedrales cimentadas sobre mares tempestuosos que acunan desmesuradas olas que gritan todas las blasfemias y todas las injurias que caben en las negras bocas que abarcan firmamentos enteros que basculan entre ejes inmutables que sirven de escenarios de choques de astros y volcánicas explosiones que vomitan líquidas e incandescentes las entrañas de algún ángulo del universo que se descuelga en arcos de humo denso y compacto que se deslee y se dispersa y se pierde en el delicado cristal del arcoíris que amansa el carácter de las temperamentales bestias que corren salvajes por las verdes llanuras y las áridas estepas y por las agrestes quebradas que abrazan y lanzan sus aguas torrenciales que embriagan la atmósfera de mil espejismos de diminuta eternidad por la que transitan latidos, aullidos, gemidos, zumbidos, suspiros y la sinfónica letanía que encierra la historia de los antiguos y de los modernos y de los que no habitan ni están ni son y que tan solo se intuyen en la soledad de la memoria que ata con cuerdas de descarnados recuerdos las sospechas que cortejan a las certezas que viven al abrigo de la muralla de las probabilidades de un mundo que ama a la madre que entre lágrimas palpitantes entrega la vida a su indescifrable origen?

Óscar Martín
Grupo A


Caos en el desván

La mirada descubre parcialmente
fragmentos de fragmentos
unidos por telarañas;
en el silencio de la casa,
es más silente el polvo.
Un mundo hecho de caos, de ausencias tantas,
de vacío en las tazas de la infancia
las viejas orzas, cazuelas, barreños,
cántaros, cajas con fotos de desconocidos,
otras grandes, rellenas de libros olvidados,
maletas, baúles, mochilas deshilachadas,
colchas tapan vacíos y colchones viejos,
ventanas ciegas con cancela,
armarios ataúdes con trajes desinflados,
la mesita de noche de la abuela,
el cabecero art decó carcomido,
un reclinatorio, juguetes, bicis,
sillas desparejadas…
Recuerdos del naufragio sin orden ni concierto.

Emilia González
Grupo B


El pez cachondo

Aquí estoy encogido, callado, inmóvil, tumbado en una cama extraña. ¡Estoy aterrado!
Bajo la atenta mirada de mis compañeros de aventura, y del hechicero de la tribu al que hemos tenido que acudir, para buscar remedio a mi problema.
Noto que algo se mueve en mi interior, que he sido invadido y profanado. Me siento humillado, dolorido, asustado.
Me he tomado un brebaje a base de una planta denominada Xagua, junto con otros ingredientes que solo el hechicero conoce.
Lo que me he tomado es un veneno que debería matar al pez; al candiro azul que tengo en el recto. Puede que lo mate a él, o puede que me mate a mí; o puede que muramos los dos.
Estábamos bañándonos tranquilamente en aquel remanso del río. No hay problema -- nos dijo el guía--, aquí no hay pirañas, -- podéis bañaros tranquilamente. Tírate de cabeza de esa peña -- me dijeron mis compañeros--; algunos se habían tirado y comprobé que la profundidad era suficiente. El elástico del bañador me la jugó. Al tirarme de cabeza el bañador se salió y antes de poder colocármelo, todo sucedió: Noté algo parecido a la exploración del urólogo, pero con mucho más movimiento, y con mucho más dolor; a pesar de todo conseguí ponerme el bañador, pero ya era tarde, muy tarde.
Hace unos días llegamos a Brasil. Era un viaje de placer: Hotel, playas, sol, buen ambiente, bonitos paisajes, y una ¡excursión opcional por el Amazonas!

José Luis Fonseca
Grupo A


¿Caos caótico?

¿Qué es el caos?¿Es caótico el caos?
Es un estado sin estado.
Es un universo amorfo.
Es por definición indefinido.
Es algo que se supone.
Es anterior a todo y posterior a nada.
Es el opuesto a la ordenación.
Es la identidad del cosmos.
Es la etapa inicial de la confusión.
Es parecido al desorden aunque no lo es.
Es inherente al comportamiento pero no a la situación.
Es un concepto que solo existe aparentemente.
Es errático en las leyes que lo gobiernan.
Es inasible e impredecible.
Es la única razón de ser de algunos filósofos.
Es la antítesis de todos los sistemas.
Es la consecuencia de la existencia de pensamientos dinámicos.
Es una situación que podría estar condicionada por las teorías deterministas.
Es un equilibrio inestable de gran sensibilidad.
Es indiferente a las condiciones externas o internas.
Es el resultado de la carencia de situaciones iniciales.

Nota aclaratoria.

¿Este escrito es un caos o es un engaño?. Aparentemente es una enumeración caótica. Realmente es un ejercicio planificado, en el que para responder a las preguntas iniciales se han tomado las definiciones de caos dadas por el Diccionario de Lengua Española de la RAE: 1.“Estado amorfo e indefinido que se supone anterior a la ordenación del cosmos”, 2. “Confusión, desorden”, 3. m. “Comportamiento aparentemente errático e impredecible de algunos sistemas dinámicos deterministas con gran sensibilidad a las condiciones iniciales”. Colocando cada una de las palabras de estas definiciones en orden secuencial, se han ido desgranando las frases sugeridas por el concepto “caos” basándose en la palabra correspondiente. El resultado ha sido esta falsa enumeración caótica y un ejercicio completamente alejado de un verdadero caos.

Manuel Medarde
Grupo A


Jugando con palabras y números

Hoy he estado en la peluquería, por primera vez me lo he tomado como un espectáculo, disponía de tiempo para observar,- éramos cinco las que íbamos con la misma pretensión -, para imaginar, ¿qué estaría pasando por las mentes de esas mujeres?, también estarían pensando, ahora que para evitar que los aerosoles pululen, ya no hay cotilleos de peluquería, ni hay revistas con las que nos enterábamos de las vidas de las guapas, sus divorcios, sus casas, sus líos, para pensar. El tiempo en que las canas tardan en perder ese blanquecino plateado, níveo, que tan bien quedan en un poema, ahí están, como el dolor de rodilla, o las arrugas y la memoria de tantos recuerdos, presentes, por si en algún momento me quedo anclada en mi niñez y se me olvida el actual. Y allí, frente a un gran espejo, ocupa toda la pared, se me cambió el chip, me vino que había que escribir, “Caos, armonía, orden y desorden”, no sabía cómo usar analepsis y prolepsis, pero ¡eureka! Iba a contar lo que estaba viviendo, lo iba a usa a modo de relato jugando con letras y números, no lo puedo evitar, los números siempre me han tirado.
Y aquí en esta soleada tarde, ¿qué saldrá?, ¿valdrá como tarea?, voy a preparar un batiburrillo, desorden, caos, y en ello me voy a refugiar.

H4y h2 2st1d4 2n l1 p2l5q52r31, p4r pr3m2r1 v2z m2 l4 h2 t4m1d4 c4m4 5n 2sp2ct1c5l4, d3sp4n31 d2 t32mp4 p1r1 4bs2rv1r,- 2r1m4s c3nc4 l1s q52 3b1m4s c4n l1 m3sm1 pr2t2ns34n-, p1r1 3m1g3n1r, ¿q52 2st1r31 p1s1nd4 p4r l1s m2nt2s d2 2s1s m5j2r2s?, t1mb32n 2st1r31n p2ns1nd4, 1h4r1 q52 p1r1 2v3t1r q52 l4s 12r4s4l2s p5l5l2n, y1 n4 h1y c4t3ll24s d2 p2l5q52r31…

L4 h2 3nt2nt1d4.

Inés Izquierdo Pérez
Grupo A


COSA, CASO, OSCA
SOCA, SACO
ASCO
CAOS
S E N C I O S A N E S

El gusano se asoma por la cavidad ocular. Asco.
Los terrones golpean la madera de roble. Certeza.
Las amistades lloran en el zaguán de la iglesia. Tristeza.
La prometida se desmaya. Soledad.
Las palabras del agente rebotan en su mente. Confusión.
Un policía ocupa el umbral de su puerta. Sorpresa.
El timbre rompe el silencio del hogar. Alegría.
Un charco refleja intermitente la roja luz de la sirena. Casualidad.
Un guardia civil vomita junto a la cuneta. Nauseabundo.
Una res espasmódica ocupa parte del habitáculo. Caos.
Su cuerpo se paraliza. Conmoción.
Una vaca pasta en el asfalto. Enigma.
Palpa la alianza en su bolsillo. Esperanza.
Sueña con rozar su piel. Anhelo.
Necesita sentirla entre sus brazos. Deseo.
Esta tarde pasearán juntos. Ilusión.
¡Ojalá ya estuviera allí! Ansiedad.
Lo tiene todo ensayado. Previsión.
Se abrocha el cinturón de seguridad. Precaución.
Hoy mismo se lo pide. Excitación.

Tomás García Merino
Grupo B


Texto 1:

Atrapa una con la punta de los dedos
El aire se desliza entre sus yemas
Apenas el roce de un insecto sobre los hombros desnudos
Una ráfaga de viento
Pide un deseo
Un rastro de brisa caliente
Expulsa el aliento con fuerza
Aguanta la respiración
Infla el vientre
Toma aire
Acerca la planta a sus labios
La savia le moja las manos
Siente el tallo crujir entre sus uñas
Estira el brazo hacia la flor
Una mota blanca se balancea
En medio del descampado, poblado de rastrojos,
Alguien camina con la vista en el suelo.

Texto 2:

Encontrarás una galería subterránea de hierro y polvo, con ventanas como fábricas y cañerías que borbotean. Girarás sobre ti mismo en el último tramo de escalera: verás el baúl rojo que se llevaron al entrar en el país, y una de las fuentes de las plazas de Roma que hará brotar para ti sus chorros de hormigas sobre el mármol rosado. Verás las vigas cuajadas sobre su espalda tambaleante, la guitarra que dejé en alguna parte, la mesita de noche que es caja de música, y la lámpara de palmeras azules que ondean cuando se corta la corriente. Verás un patio enladrillado y quién lo atajará, y a las palomas posadas sobre el tragaluz, farfullando su arrullo de campo salmantino. Y verás también más puertas, pero no debes entrar en ninguna, o te toparás de bruces con quiromantes de sierras impronunciables y máscaras de carnaval que bailan junglas con el agua. Lo mejor es sentarse a observar y dejar que la algarabía de las trompetas de jazz y velorios de estatuas de cera se acerquen para interrumpir la calma de la pintura.

Solo entonces, acércate. Con sombreros de plumas y escamas brillantísimas, llama a la puerta con el tirador de cuerda y espera las manos nerviosas que la entreabrirán. Harás todo eso y serás puntual: llegarás a las seis menos diez, el café estará caliente, y las risas, rotas sobre las huellas del felpudo.

Leyre León
Grupo B


¿Qué habrá soñado el tiempo hasta ahora?

Habrá soñado con el sabor dulce y la textura sólida de la amistad duradera.
Habrá soñado con el color de los atardeceres.
Habrá soñado con la alegría de los reencuentros.
Habrá soñado con la incertidumbre del futuro.
Habrá soñado con el dolor de las pérdidas.
Habrá soñado con la suavidad de las caricias imposibles.
Habrá soñado con el sonido de las palabras que no dijimos.
Habrá soñado con el agradecimiento que no conoce el tiempo.
Habrá soñado con el amor incondicional.

Teresa Sanz
Grupo B


DEL TIRÓN

Las tardes lluviosas serán enterradas en el mar donde van a parar los días sin treguas, las casas sin tejados con chimeneas en las puertas, los enchufes quemados de noches de vigilia, los autobuses urbanos llenos de telarañas y ansiedad, las cajas sorpresa de las que salen payasos con la pintura corrida y el alma dormida, estatuas rotas de ídolos de civilizaciones perdidas, girasoles secos varados en el fango, las teclas perdidas de maquinas de escribir antiguas de la A a la Z sin puntos ni comas, lechuzas disecadas con ojos vigilantes, las coladas de ropa olvidadas al sol, albaranes borrosos de viejas ferreterías que ahora son Coffee Shops, los tirantes dados de sí de todos lo mimos del mundo, los bombines ajados de dandys pasados de moda, las balas perdidas de tiroteos inútiles…

Beatriz Gorjón
Grupo A


El orden y el caos

Cuando llega la oscuridad,
todo se nubla,
es caos.

Y todo parece hacerse pequeño.
Parece que el mundo no quiere
acogerlo en su lecho.

El desastre llega y lo llena
de tristeza y de melancolía.

De caos, de restos de vida ya vividos.
De recuerdos guardados en el baúl.
Restos de tristeza que no pudo curarse
con el tiempo.
Quedó la herida que no sano ayer,
que no sano y no curó.

Y ahora esa herida escribe los restos de mi vida.

Iria Costa
Grupo B


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