Vicente Haya señala en el prólogo: "Un verdadero haijin (poeta de haiku) lo primero que debe hacer es buscar la inocencia dentro de sí. Solo o con ayuda. El haiku que hacen los niños puede ayudarnos a encontrarla. El haiku no son solo palabras. La mirada limpia es esencial, el saber estar sin esperar nada es esencial, la ausencia de juicio al género humano es esencial. Todo es necesario en el haiku. Los niños nos enseñan también a seleccionar de entre la infinidad de objetos poéticos que nos rodean los asombros más elementales, los que pasan más desapercibidos. Todo merece un haiku, pero hay asombros más imperceptibles que otros. Se trata de que nuestra atención sea plena y eliminemos los obstáculos entre nuestra percepción y eso que hay ahí fuera y se llama “mundo”. En cierta ocasión escuché a un anciano pintor decir: “Si fuéramos capaces de percibir de un golpe todo lo que hay ahí fuera reventaríamos”. Por eso se nos da la oportunidad de hacer un proceso, de seguir un camino de agigantamiento, una vía para aumentar nuestra capacidad de sentir. Sentir más, ser más lo de fuera y menos lo que ahora somos [...]"
Y estos son algunos haikus de los participantes en el taller:
La lagartija
fijada en la rendija,
tomaba el sol.
En lo más alto
del cielo estrellado
brilla la luna.
Ramón Sánchez Rodríguez
Fregando el suelo,
durante la mañana,
! Que tranquilidad¡.
El Vaticano,
lleno de cardenales,
¡Ché, qué bonito!
Los dos hermanos
practicaban natación
en la piscina.
Luis Iglesias
El arco iris
Sale y el sol pasea
Con un paraguas
Mi perro quiere
Azúcar, lo encuentra
Y nieva en casa
Si Adrián riega,
El diluvio mundial
Llega a casa
Cuando las nubes
Lloran, las botas de agua
Cantan contentas
Mi hermano manda
Mis padres también mandan
Y yo ni caso
Mil hormigas hacen
Un desfile de modas
Por mi pasillo
Esa abeja
Tiene en vez de culo
Una inyección
Un rayo de sol
Va a ganar la carrera
A Usain Bolt
Las casas pareadas
Son siameses
De hormigón
En la camilla
Ato juntos zapatos
Y caminos
A mi hermano le
Salen los dientes que
Se caen del abuelo.
Mi perro tiene
Un arma letal en el
Culo, sus pedos.
Mis cinco dedos
Juegan con el sol, pero
No lo atrapan.
El aire canta
En mi oreja, pero no
Sé que me dice.
Elena Vicente
Lavo los platos
después de la comida,
luego la siesta.
Truenan los cielos,
relámpagos eléctricos
rompen la paz.
Es un encanto
ver jugar a los niños
mientras sonríen.
Vicente M. Martín
Sobre escenas cotidianas
Ropa mojada
ondea a sol y viento
en la terraza.
Sobre fenómenos sorprendentes de la Naturaleza
A la primera
las flores del almendro
retan al frío.
Salta la rana
y se hace invisible
en un solo ‘croac’
Sobre los niños
Al sol del parque
alegre escandalera
montan los críos.
Cabeza abajo
sus primeras lágrimas
vierte al mundo.
Miguel Ángel Pérez
Luz de interior
florece en la mirada,
duerme en la sombra.
Trigos de luz
alumbran la mañana
con el silencio.
En mi almohada,
cristales de la noche
lucen llorando.
Lápiz de cielo
camina con el tiempo,
guardián de luz.
Sofía Montero García
Tarde de lluvia
Solo por la avenida
Camina un perro
Alguien pequeño
Asoma la cabeza
La madre empuja
Termina el día
De color rojo y azul
Se tiñe el cielo
Fresas maduras
Olor a ropa limpia
Comer miel con pan
Noche de lluvia
La pizarra resbala
Nacen los ríos
Antonia Oliva
Corazón roto
Araña tejedora
vuelve a mi vida
Haciendo café
los ruidos de la casa
anuncian el día
Recordándote
Atravieso el arco iris
muy suavemente
Lourdes Hernández
Camino lento
por el camino largo
de los almendros
Después de comer
se adormece en el sofá
la tele puesta
El niño ríe
los dos pies metiditos
en el charquito
Ana Isabel Fariña
El niño canta
Ya suspira cansado
Duerme tan feliz
Tiene cosquillas
Ríe a carcajadas
Queda sin fuerzas
Corre el balón
Regatea el niño
Contento corre
Como el pulpo
Extiende ocho brazos
Mamá en casa
Sentado lee
Extendidas las piernas
Está abstraído
Vuela un avión
Corren los cochecitos
Jugando se ríen
Abre y cierra
Masticando chuleta
Traga la boca
Color de barro
Rabiosa la lluvia
Devora árboles
Sara Pérez
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