Hubo muchas referencias en
la sesión pero tomamos como punto de partida el libro 84, Charing Cross Road, de
Helene Hanff, donde no sólo descubrimos el amor por las cartas sino también por
los libros y por la buena literatura.
Reproducimos a continuación
una de las cartas que forman parte del libro:
84, Charing Cross Road. Helene Hanff
14 East 95 th St.
New York City
A todo el personal del 84 de Charing Cross Road:
Mil gracias por su maravilloso volumen. Jamás he
tenido un libro con todos los cantos dorados. ¿Creerán ustedes que, además, me
llegó justamente el día de mi cumpleaños?
Habría deseado que no hubieran sido ustedes tan
excesivamente correctos dedicándomelo en una tarjetón adjunto, en lugar de
escribir su dedicatoria en la página de guarda del propio libro. Pero ustedes
son libreros, claro..., y se les nota: han temido que una dedicatoria manuscrita
en el libro le hiciera perder valor..., cuando para su actual propietaria lo
habría incrementado muchísimo. (Y posiblemente también para un futuro
propietario. A mí me encantan las inscripciones en las guardas y las notas en
los márgenes: me gusta el sentimiento de camaradería que suscita el volver
páginas que algún otro ha pasado antes, así como leer los pasajes acerca de los
que otro, fallecido tal vez hace mucho, llama mi atención.)
¿Y por qué no han firmado con sus nombres? Me imagino
que Frank no les debe de haber dejado hacerlo: ¡probablemente no está dispuesto
a consentir que yo escriba cartas de amor a nadie más que a él de esa casa!
Les envío saludos de América..., de esa amiga infiel
que está derrochando millones en reconstruir Japón y Alemania, mientras permite
que Inglaterra pase hambre. Algún día, si Dios quiere, iré a pedirles
personalmente disculpas por los pecados de mi país (y cuando llegue el momento
de regresar a éste, sin duda tendré que pedirles disculpas también por los míos
propios).
De nuevo gracias por este hermosísimo libro. Pondré
especial cuidado en evitar mancharlo de ginebra o ceniza, porque realmente es
demasiado bello para una persona tan descuidada como yo.
Con el afecto de
Helene Hanff
Hablamos también de las antiguas cartas de amor, de su contenido, del efecto que producían en el destinatario. He aquí un modelo:
Modelo antiguo de una carta de amor
Srta. Alberta Corbachán
Sueño mío: Hoy he tenido la dicha de volverla a cruzar ante mí y otra vez mi corazón ha latido apresuradamente. ¡Pobres paredes maltratadas de mi pecho!
Créame que no sé hasta dónde podría llevarme este
sueño, que más que sueño, es ya una pesadilla. Su recuerdo acapara todos mis
pensamientos. Siempre la veo ante mí. Usted es la mujer presentida, la única
que ha llevado calor de ilusión a esta vida mía, que hasta ahora había
transcurrido fría, desolada, huérfana de amor.
Ofrezco a usted, Alberta, mi nombre, un nombre sin
tacha, y con él le ofrezco mi corazón.
Sufro pensando cómo recibirá usted estas líneas que
han sido dictadas por el amor más apasionado que pueda imaginarse; pero ilumina
mi alma un rayo de esperanza, y confío en que su respuesta ha de devolverme la
tranquilidad perdida, ha de quitarme las zozobras que me atormentan, y ha de
colmarme de dicha.
Con esta carta, Alberta, pongo mi vida en sus manos, y
al hacerlo así le ruego que medite su respuesta, pues ella ha de hundirme en el
más negro de los abismos o elevarme hasta el reino de la felicidad.
Con angustia infinita espera su respuesta su devoto
admirador.
Baltasar de la Escordilla
El poeta Ángel González dice en uno de sus versos: ¿Sabes que un papel puede cortar como una navaja? / Simple papel en blanco, / una carta no escrita / me hace hoy sangrar.
Gloria Fuertes, por su
parte, escribe una breve pero entrañable carta, a pesar de la triste noticia
que contiene: Querido "Gorge" / Pongo tu nombre con “g”
/ porque la jota es alegre / y se me ha muerto mi madre.
Y hablamos también de las cartas en la literatura, de las cartas en el cine y de las cartas hechas canción como la "Carta al Rey Melchor" de Albert Pla:
Y
estos son los trabajos realizados por los participantes en el taller de
escritura creativa:
En la piel del sentimiento
Mi amor:
Sueño tus palabras entre mis dedos
con
agobio y placer en mi vida.
Silencios de tu voz
emanan mi piel,
como una fuente de recuerdos
que hidrata la sed de mis sollozos.
Necesito tus sonidos,
sellados en el papel de mis días,
para colmar mi llanto;
tu mirada
para teñirme de nuevas sensaciones
en un tiempo hiperbreve.
Sofía Montero García
Carta de ruptura de relaciones
Querida María:
Después de mucha reflexión he decidido dejar de verte. No me preguntes cuáles son los motivos porque ni yo mismo lo sé. Sólo sé que necesito estar solo. No puedo decirte si te he querido porque ahora estoy muy confuso, quizá más adelante pueda hacerlo. Siento mucho defraudarte pero creo que es lo mejor para los dos. Estoy seguro de que enseguida vas a encontrar a alguien que te hará muy feliz, yo así lo deseo.
Sin otro particular recibe un abrazo. Hasta siempre.
Vicente
(Contestación de María)
Querido Vicente:
Eres un capullo... ¡que te den!
Hasta nunca.
María
Vicente Martín
Dª
Ana Isabel Fariña Fernández; mayor de edad, D.N.I. 1234567, natural de
Salamanca y con domicilio en C/ Pieria sin número bajo B; por la presente
EXPONE:
QUE con fecha 8 de Octubre de 2012 se
incorporó al taller de escritura creativa organizado por la casa de las conchas
de Salamanca cara al curso académico 2012-2013
QUE en su inconsciencia habitual, la
interesada presumió su desarrollo, limitándolo al hecho de ir, escuchar, leer y
reflexionar
QUE tal presunción resultó equivocada,
toda vez que el contenido de cada sesión añade a lo citado en el epígrafe
precedente, la realización de una o varias tareas que un hombre (al que
conocerán pues comparte su sangre) prescribe a los presentes
QUE entendiendo que tal hacer es el adecuado; tal adecuación no
merma su dificultad; y sí, las horas de descanso de quien suscribe.
QUE tal dificultad podría diluirse de
contar quien refiere los hechos con cualidades de las que carece, parece ser
por razones de nacimiento.
QUE tras consultar distintas fuentes en
busca de solución; todas pasan por abandonar el taller o solicitar su
intervención, dado que son ustedes –las nueve musas
hijas del gran Zeus- quienes custodian y reparten las gracias necesarias.
QUE no queriendo optar por la primera (el
abandono); esta humana insomne se pregunta si no contarían ustedes con un
excedente de dones para emergencias del que puedan hacer uso con adultos; y
siendo así, si tendrían a bien ponderar la situación
descrita y en su caso tipificarla como supuesto susceptible de inclusión en tal
capítulo. Sólo así; cabría la posibilidad de subsanar el defecto de nacimiento
responsable de tanta desdicha y sueño.
QUE no queriendo importunarlas con más
cuitas intrascendentes, la abajo firmante; confiando en su sensibilidad y en la
intercesión de Homero (al que lee y reza todos los días)
SOLICITA:
QUE sin mofa, reconsideren lo expuesto y
de estimarlo oportuno, bendigan a esta humana, mortal y torpe, con su aliento.
En
Salamanca a 29 de Noviembre de 2012
Fdo:
Ana Isabel Fariña Fernández
DIVINÍSIMAS
HIJAS DE ZEUS, MUSAS DEL PARNASO
Salamanca,
29 de Noviembre de 2012
Poco
a poco los días van recuperando el pulso. La rutina, inicialmente forzada, se
impone a la indolencia que nació tras tu partida. En breve, me llegará la paz y
podré liberarme de alguna de las actividades; que en el delirio que me produce
tu ausencia; devoro. La primera en caer será el gimnasio. Cada vez soporto
menos el pedaleo estático. Me esfuerzo. Me agoto y el mismo punto me acorrala.
Siempre el mismo punto inamovible dibujando
mi impotencia. Lo sé; esta forma de ver, no es más que un reflejo de mi
ánimo.
Tranquilo.
No he olvidado. Mis muñecas no me dejan. Cada una de sus costuras me recuerda
tus palabras blancas, en el agudo jardín de aquel sanatorio tan estrecho “cuando todo es oscuro y no es noche hay que buscar el pomo de la
puerta”.
Dices
que no te gusta la comida que te dan. Me extraña. Me extraña y me preocupa. ¿No
eres tú el que afirma que no hay comida mala? No comas solo, amor; a veces, la
soledad gangrena el paladar. Invita a Hans, a Marcela a Filipo. No temas
importunar. Es más, hazlo. Por lo que me cuentas de ellos, son también aves sin
jinete. Vectores, muones, óptica, …espacio, tiempo, gravedad… rayos cósmicos…
¡tenéis tanto en común! ¿No lo ves?
La
Bolsa continúa mezquina. Los oportunistas sangran empresas prometedoras. Juegan
a céntimos. Abortan futuros. Arruinan la confianza y nos condenan a la deriva.
Hasta ahora; haciendo honor a tu amado Kostolany y su lema “quien ansia
pequeñeces, no merece grandezas”; he esperado. No obstante; de seguir así los
mercados, es posible que venda algún título; acciona por ejemplo. Liquidarlo a
día de hoy, nos reportaría lo suficiente para pagarme; ya que tú no puedes
abandonar el observatorio; el desplazamiento y la estancia en Malargüe durante mis dos semanas de vacaciones. ¿No es
eso grande?
Ayer
comí con tu madre. A las 7 la dejé en su clase de pintura. Leonardo, ya sabes
cuán atento es con ella, la esperaba en la puerta; al verme, se empeñó en
mostrarme el último trabajo de su alumna
favorita. ¡Qué te puedo decir! En un lienzo pequeño; el rojo el verde y el azul
juegan de forma contenida sin que su encuentro perfile motivo alguno; y sin
embargo, sus trazos siembran inevitablemente la melancolía. Te echa de menos.
Cuídate
mucho viejo. Yo también te quiero.
PD:
Acertaste al inscribirme al taller de escritura creativa. Me estresa tanto que
me relaja. Eso, sólo tú, podías saberlo.
Ana
Isabel Fariña Fernández
¡Queridísimo
André!
Necesito
verte.
Esta
mañana me he levantado con un presentimiento oscuro. No dudé. Con firmeza;
prescindiendo de cuanto me decían en casa; quemé tres ramitas de romero en el
bol de arcilla virgen. Dejé reposar sus cenizas en un lugar soleado. Me
purifiqué con un baño. Me vestí con la magnífica túnica de seda blanca que te
compre con el bol; y, mientras repetía
el mantra que no se puede escribir –tal es su grandeza-; las esparcí por todos
los rincones de todas las habitaciones de la casa. El aire recogió mi plegaria:
“Romero, romero; que se vaya lo malo. Romero, romero; que se quede lo bueno”.
Barrí y abrí las ventanas.
Como
ves fue un proceder inmaculado. Y sin embargo; Clarisa vomitó; y no una vez,
¡Tres! Una de ellas, en la magnífica túnica blanca.
¡Fue
horrible! Mi pequeña ¡tan chiquitina! ¡tan dulce! ¡tan indefensa! ¡tan
desamparada! Si hubieras visto su carita, sus ojitos gritando auxilio… Estoy
desesperada. El pienso no puede ser. Es el mejor. El frío tampoco. No sale
nunca sin abrigo, camiseta y bufanda.
¡Ay
André! ¿Qué hice mal? ¿Alteré el orden? ¿Omití algún paso? ¿Debí disponer las
cenizas también en su cama cual si fuera su casa? Pero su casa es mi casa.
¡Ay André! ¡André! ¡André! ¿Puedes
venir a casa? No soportaría que le pasara nada.
Mi
hijo mayor; Dimas; ya sabes el que estudia cuarto de veterinaria; dice que es
normal, que estoy loca, que esto no es nada, que estará empachada.
¿Qué
sabrá él de los presentimientos? ¿Qué sabrá de lo que nos dijeron las cartas la
semana pasada? Todo se ha cumplido.
El
papel –la herencia-; la disputa –la herencia-; las envidias –la herencia-; el
regalo –la herencia-; el viaje inesperado –la herencia-. Y tú, André, lo viste todo. Todo sin saber nada.
No
me quito de la cabeza, la última carta de la última tirada: la muerte.
Ya,
ya sé que me dijiste que forzosamente no era mala. Que sólo significaba un
cambio. Pero André; acertabas; la muerte es un cambio; el último cambio.
¡André
ven a casa! ¡Come en casa! Invoca al Universo, haz el hechizo de protección a
Clarisa y recuperaré la calma.
Mi
demanda es precipitada. Lo sé. Tu agenda siempre está llena. Pero André; si me
quieres, por todos estos años, hazme un hueco. ¡Pagaré! Pagaré mi cita y las
canceladas. Ven y come conmigo en casa. ¡Salva a Clarisa! ¡Sálvame de nuevo!
Impide que el presentimiento se convierta en el aviso inútil de la desgracia.
Ven y evita la desgracia.
Tuya
siempre
Amanda
Esta misiva fue encontrada en el suelo
de la habitación de Amanda por su hijo Dimas, cuando sobresaltado por el sonido
rotundo de un golpe, subió a investigar de que se trataba. Sobre el parquet,
envuelta en seda blanca y con la cara desencajada, yacía su madre. Una mano
buscaba su pecho; otra un papel: una carta.
Clarisa, escondida bajo el escritorio;
temblaba. A su lado, la libreta de escritura de Amanda. No contenía una
palabra.
Un ataque al corazón dijeron.
Dimas en su estrenada locura, repetía,
“un presentimiento oscuro”… “lo dijeron las cartas”… Poco después comía con
André.
Ana
Isabel Fariña
Lo que pudo ser
Y no fue.
(Carta a un nuevo amigo)
El tiempo todo lo cura, mi querido
amigo,
Pero, a veces, los años llegan de
rodillas
y hasta que se elevan, compañero querido
¡Cuánto duele la herida!
Ahora desde el ritmo de la vida,
el recuerdo se olvida,
se hace más tenue y se apaga
¡Pero cuánto dolió en su día!
Quiero decirte, leal amigo,
que tú haces que la esperanza
se avive en mi vida.
En otro momento quizás…
Esta carta no hubiese tenido vida
y es ahora que todas sus letras
Bailan de alegría.
“Lo que pudo ser y no fue”
ya se olvida.
“Lo que es y será”
Llena de luz mi vida.
Con esta carta que te escribo,
y que leerás algún día,
quisiera decirte mil cosas,
Pero es pronto todavía…
No me despido de ti
Pues no me gustan las partidas.
Sólo quiero que sepas
Que en mí tendrás siempre a una amiga.
(7-octubre-2012)
Ada
Terrón Béjar
En
Salamanca, a tres de diciembre de dos mil doce
A
ti van dedicados mis pensamientos.
Me
gustas porque eres hexagonal y coqueta. Porque me miras cada día que vuelvo de
trabajar y descargo sobre ti toda mi ansiedad, porque no me reprochas mis malos
momentos, porque siempre me esperas.
Eres
bella. Las aristas de tu cuerpo son perfectas. Tus vértices alineados con mis
ojos y ese pañuelo de seda que cubre tu desnudez me hablan de otros tiempos. De
aquellos días de mi niñez cuando eras más morena y guardabas secretos.
Cada
día recibes cartas cuya destinataria no eres tú. Cartas de amor, cartas que
piden, cartas negras, cartas de brisca, cartas de luz, cartas sin fondos.
Hoy
ya has recibido una carta con tu nombre; sin apellidos y sin remite. No lo
necesitas. Sabes quién te escribe.
Gracias
preciosa. Gracias por acompañarme todos estos años. No me tengas en cuenta si
mañana u otro día sólo eres depositaria de mis llaves y mi cartera.
Un
beso, mesita bonita.
Felipe
Cortés Chamoso
RESTAURANTE
CON CARTA
Hola
Manuel
Hoy
que he por fin he acudido a tu restaurante pero no estabas, pues según me
indicaron habías acudido a un encuentro de cocineros.
A
veces es complicado compaginar la labor diaria con estar al día, pero es
necesario para mantener un nivel apropiado, hay que gestionar el tiempo
adecuadamente, contrastar opiniones y descubrir nuevas técnicas para mejorar un
poco cada día.
En
este mail quería reflejar un pequeño comentario sobre tu Restaurante Mística y
mastica, especialmente centrado en la carta, que en tu restaurante viene a ser
como un libro, la textura, el color del papel, la tipografía, el pequeño texto
del comienzo a modo de prólogo, hace pensar en una práctica mística de
recogimiento a la vez que te prepara para disfrutar de una comida sosegada. El
menú con el nombre de los platos su
descripción poética del contenido, el origen de las viandas, creo responde
a una filosofía culinaria de deleite
para todos los sentidos a la vez que respetuosa con el medioambiente y consigue
que el acudir a tu restaurante sea una experiencia inolvidable.
Te
deseo mucho éxito
Alfredo
Domínguez
CARTA
DE RECLAMACIÓN
Estimado
Sr. Samsumg:
Si
es que usted se llama así, cosa que dudo. No se lo tome a mal, pero he hecho
mis averiguaciones, es usted coreano, y Samsung, suena más bien al norte de
Europa.
Pues
bien, a lo que vamos. Recientemente he adquirido uno de sus productos, un
televisor. Muy soso, negro, plano, eso sí, le reconozco que con una calidad de
imagen excelente, que al fin y al cabo es de lo que se trata. No voy a quejarme
pues de ello, pues que era feo, lo sabía al comprarlo, y tampoco difiere mucho
de los de la competencia. Ahora bien, al instalármelo en casa, como es de
recibo, venía su correspondiente libro de instrucciones. Soy un hombre
inquieto, que le gusta vivir la vida deprisa. Compré su aparato para ver
series, no películas, y leo cuentos o a lo sumo novela corta. ¡Y me vienen
ahora con esto! He de decirle que no puedo calificar su manual, pues no lo he
leído (en ninguno de sus idiomas). Cuando quiera complicarme varios meses de mi
vida con la misma lectura escogeré “Los Pilares de la Tierra”, que la serie
estaba bien.
Ruego
pues me manden ustedes nuevo manual de instrucciones acorde con las
características del electrodoméstico: una simple pantalla que reproduce
imágenes. Absténgase también de traducírmelo a siete idiomas. No quiero imaginar
el volumen del manual de uno de sus ordenadores o cámaras, visto lo visto.
Si
no atienden mi ruego, dado que forma un conjunto con el televisor, me vería en
el trance de devolverlo. Espero que dado que no está el mercado para
desperdiciar clientes y que ahorrarían notablemente en papel e imprenta,
atiendan mi razonable petición.
Atentamente:
Julián
Macías
Miguel
Ángel Pérez
CARTA
A UNA EXNOVIA
Estimada
Julia:
Sí,
estimada, aunque no te lo creas, si es que has llegado a abrir el sobre.
Estimada, que no querida; ya no, eso lo tengo muy claro. Te escribo estas
líneas para darte las gracias.
Gracias
por dejarme. Su por mi fuera habríamos seguido con nuestra relación, y hoy no
sería yo. Hoy viviría pendiente de a que tienda toca ir, del maquillaje nuevo
que te pusiste, de los 100 gramos que engordaste y todas esas cuestiones
vitales para el desarrollo de la humanidad. Ahora, después del duelo, disfruto
del cine, de los paseos, de los libros… y nadie me agobia si me da por pensar
en temas serios. He recuperado a mis amigos y mi familia no ha vuelto a decirme
que me ve agobiado.
También
quería darte las gracias porque al no estar juntos he podido conocer a una
chica estupenda. Sabe que hay música más allá de la radiofórmula y que los
libros no se estropean si se abren ni se borran si se leen. Está gordita, pero
si salimos de pinchos con los amigos se salta la dieta. Dice que si no daría la
nota no tomando nada, y que es normal que quiera ver a mis amigos. Y ¡no te lo
vas a creer! ¡No le impora despeinarse cuando follamos! No le hace mucha gracia
que lo diga así, pero no se pone hecha un basilisco si no digo practicar sexo.
Así
que con todo esto estoy tan feliz que no he podido evitar escribirte. Porque
sin ti, nada de esto había sido posible. Deseo que tu estés tan contenta como
yo.
Antes
tuyo:
Román
Miguel
Ángel Pérez
SOLICITUD
DE CITA
Por
la presente yo, Ramiro Bengoechea González, con DNI 99 000 123, y domicilio en
C/La Garricha 17 de Salamanca.
EXPONE
Que
su sonrisa nacarada y espontánea es preciosa. Que sus pupilas son de un verde
que parecen esmeraldas. Que tiene una figura que verla ir a por los formularios
marea. Que su escote, nunca excesivo, me hace distraerme de los asuntos por los
cuales la frecuento. Y que las breves conversaciones que mantenemos me parecen
cantos celestiales.
Ante
todo lo cual
SOLICITA
Permiso
para invitarla a comer a la salida del trabajo el día que escoja. O mejor aún,
si no le resulta demasiado atrevido, me dé cita para invitarla a cenar,
preferentemente en fin de semana para conocernos sin prisas.
En
Salamanca a 29 de noviembre de 2012
Firma.
Miguel
Ángel Pérez
Carta a los Reyes Magos
Queridos Reyes Magos:
Ya sé que en estas fechas estáis muy atareados preparando los regalos, por eso seré breve en mi petición. El año pasado os pedí el barco pirata y no pudo ser; comprendo que también vosotros andáis con la crisis a cuestas y por eso este año solo os voy a solicitar un pirata, la pata de palo y el parche se lo pongo yo.
Gracias por anticipado.
Domingo
P. D. Atended primero las solicitudes de las niñas
Luis Iglesias
Carta a los Reyes Magos
Queridos Reyes Magos:
Ya sé que en estas fechas estáis muy atareados preparando los regalos, por eso seré breve en mi petición. El año pasado os pedí el barco pirata y no pudo ser; comprendo que también vosotros andáis con la crisis a cuestas y por eso este año solo os voy a solicitar un pirata, la pata de palo y el parche se lo pongo yo.
Gracias por anticipado.
Domingo
P. D. Atended primero las solicitudes de las niñas
Luis Iglesias
Carta de un príncipe a su rana
Mi muy querida batracia:
¡Qué difícil es escribirte! Primero el paje no era capaz de encontrar papel impermeable y tinta indeleble. Y luego he tenido que esperar a que se fuera la princesa. Seguro que ya lo has visto en las noticias, están todas este fin de semana en Badem-badem, celebrando la despedida de soltera de la Leonor. Otra que ha enganchado a un sapo.
Te echo de menos. Cada día mas. Me miro en el espejo y maldigo mi pelo rubio y ojos azules. Mis dientes blancos y mi lengua incapaz de atrapar un saltamontes. Maldigo una y mil veces al que tuvo la genial idea de hacer que nos besaran las princesas para convertirnos en príncipes. ¿Acaso a él le habría gustado que le besara una rata y se convirtiera en ratón? ¿o en jirafo? ¿porqué no en mastodonte? ¿y por qué tenemos que ser todos rubios con los ojos azules y mandíbula cuadrada? Parecemos clones. Claro, que ellas tampoco son distintas. Déspotas, malcriadas, frívolas. A veces nos juntan y hacen concursos a ver quién escogió al mejor sapo al que besar.
Yo espero que algún día esto acabe. Que haya alguien que escriba cuentos de sapos y ranas, y no llenen a los niños la cabeza con tanta bobada frívola, machista y antropocéntrica. Mientras tanto, cuídate y cuida de los niños. A Gustavo déjalo que sea reportero, y a Gustava que siga siendo maestra, pero que escoja mejor los pueblos, el último en el que estuvo no me gusta mucho.
Y a ti, ¿qué te puedo decir? Que te quiero, pero eso ya lo sabes. Por las noches me voy al estanque y miro la luna reflejada en agua. Pienso que ves lo mismo que yo, y esa visión es universal y nos une con un vínculo que ningún cuentista podrá romper, por mucho que se empeñen las princesas. Ese reflejo es el mismo que había la noche en la que nuestras lenguas se chocaron al ir a cazar una mosca, y el mismo bajo el que crecieron nuestros hijos. Dentro del agua tengo un saco lleno de horas para disfrutarlas contigo. Se las voy robando al resentimiento y la melancolía.
Así, poco a poco, cuando te vuelva a ver, tendremos una vida casi entera para estar juntos.
La princesa vuelve, tengo que dejarte. Adiós, amor.
Tu sapo que siempre será sapo y siempre te querrá.
Elena Vicente
Jaime,
no te odio pero ya no te quiero.
Necesito alejarme de ti para limpiar la conciencia de remordimientos. No me gusta en lo que nos hemos convertido. Así es que mañana tomaré el primer avión que salga a cualquier parte y huiré.
Adiós
no te odio pero ya no te quiero.
Necesito alejarme de ti para limpiar la conciencia de remordimientos. No me gusta en lo que nos hemos convertido. Así es que mañana tomaré el primer avión que salga a cualquier parte y huiré.
Adiós
Antonia Oliva
Vamos al "tajo" jeje:
ResponderEliminarLa carta de SOFIA me parece que incluye algunas imágenes preciosas para pedir carta de regreso.
Me parto con VICENTE. Genial el cambio absoluto de tono.
DE ANA ISABEL si la primera funciona que avise jaja. La segunda es extraña. La Tercera me gusta, pero me parece más un relato que una carta.
la de ADA me resulta curiosa, muy trabajado que sea en verso desde luego.
Me gusta el juego que mantiene hasta el final FELIPE con la suya.
Sin duda Manuel guardaría la carta de ALFREDO, muy lírica.
Muy divertida la de LUIS... y un poco negra jaja
ELENA demuestra una vez más su mano para el humor, le recomendaré a una amiga adicta a las ranas su carta.
Y ANTONIA, contundente.