Cómo suspender literatura

Alguien dejó sobre la mesa de la sala de fondo local un examen con dos preguntas: (1) Diferencia entre trama y argumento y (2) Comentario de texto de un poema del gran poeta Amando Durán Salvador. Las miradas se posaron sobre el folio. Después, un silencio glaciar, manos sobrevolando el papel con bolígrafos dubitativos. Nervios. Suspiros. Alguien chista. Otro bufa. Raúl Vacas vigila que nadie copie. Se acaba el tiempo. Fin del examen. Calificación: Todos suspensos en Literatura.
Celia Corral sostiene que es muy difícil no aprobar esta asignatura. Que hay que hacerlo concienzudamente bien para fracasar. Ella es profesora y quizá su estadística personal de aprobados lo confirme. Yo suspendí en muchas ocasiones y ahora, años después, trato de vivir de ella. Eso sí, nunca dejé un examen en blanco. La imaginación me salvaba de mi falta de conocimientos.



Si algo caracteriza a Celia Corral, además de su sensibilidad y lirismo, es un sentido del humor acetilsalicílico. Así lo demuestra en su última novela Cómo suspender literatura, un libro donde ejerce con maestría la sátira. No hay mejor arma que el humor para señalar la estupidez del ser humano, ya sea en el ámbito universitario o en el cultural: programas universitarios vacíos de contenido relevante, profesorado insuficientemente preparado, eméritos que cacarean desde hace siglos la misma lección, alumnos que no saben ni en qué materia se matricularon, poetas con aura y poetas laureados, aspirantes a escritores, escritores acreditados por el CCC, hipopótamos que hipotalaman.
Como si de una performance de los Torreznos se tratase, Celia despliega un muestrario de parodias a través de los personajes, lugares y contextos en los que se mueven los protagonistas de esta ópera bufa.
Dos estudiantes de Filología inventan la obra de un escritor al que bautizan como Amando Durán Salvador. Su ingenio es tal que consiguen acaparar la atención del gran público. Pronto una riada de fans aplauden la excelsitud del poeta. Es tanta la admiración y fervor que se despierta en torno a Amando que no les queda otra opción que atribuirle carne y hueso. Con motivo de una lectura en una importante Universidad del afamado poeta, los estudiantes acuden al primo de uno de ellos para que interprete al escritor. Que se llame Jaimito no augura nada bueno. Hasta aquí el argumento. La trama la buscan en sus páginas. No les defraudará. Nadie sale indemne en una crítica que revela, desde la ficción, la realidad en la que vivimos. ¿Qué estamos dispuestos a hacer para conseguir la fama, el éxito, unos líkes? ¿Qué importancia puede tener la obra frente al personaje y su imantada atracción? ¿Cómo comentar un texto literario siguiendo el dogma de Lázaro Carreter y Evaristo Correa? Un libro con tanto que subrayar y digno de que entre en el examen que merece la pausa y el disfrute.

Si quieres conocer más a fondo el libro es imprescindible la reseña de Ricardo Martínez Llorca en Zenda y si quieres conocer mejor a Celia no te pierdas la entrevista que le hace nuestro compañero Tomás García Merino (grupo B) y miembro de "Viernes 13" en Vive Radio. 
Dejamos aquí un fragmento del libro que nos sirvió para dictar la propuesta de escritura:

Pactamos con el comité organizador del recital unas normas muy estrictas. La actuación será solo la actuación, así lo hicimos constar en el contrato. Una lectura de doce textos literarios y punto. Amando Durán Salvador –Jaimito– llegará, leerá sus poemas y se largará. No habrá cenas ni lunch ni conversaciones de ningún tipo. No aceptará entrevistas. Es su primer acto en sociedad así que él pone las normas. […]

El plan es el siguiente: Jaimito, que ahora debe de estar aún tomándose su tiempo entre bambalinas, entrará al escenario, se colocará bajo el foco de luz, tomará el micrófono con profesionalidad, dará las gracias a la ciudad, a la universidad a las autoridades y al público y a continuación comenzará su lectura. Doce textos. Empezará con «Carne», de su primer libro de poesía, Alma; proseguirá con «Sol de invierno» y «Bajo la lluvia», de Sonetos de versos libres –les echamos mucho morro a los títulos, las cosas como son-; después pronunciará un pequeño discurso sobre su poética y leerá los poemas «Larga es la noche». «Elogio a la noche en vela» y «Hoy no me puedo dormir» de Insomnios –aquí no nos quedamos calvos–. Tras una breve pausa para hablar de su infancia tumultuosa, arrancará con la lectura de un párrafo -el único que nos ha dado tiempo a escribir- de En el diván de mi psiquiatra Christian. Por petición popular, leerá una página de Morir en libertad para volver a la poesía con «Sin residencia ni tierra» y «Un hombre pasa con un poema entre los labios» de Reescrituras, nuestro libro de parodias y homenajes, precuela de Cancionero y romancero de presencias. Terminará con dos poemas inéditos: «Aquí termina la función» y «Adiós». Al final, Amando –Jaimito– dará las gracias de nuevo, por el mismo orden, a la ciudad, a la universidad, a las autoridades y al público y hará una breve inclinación a modo de reverencia japonesa. El director del comité organizador subirá unos segundos para entregarle unas flores y una placa de la universidad y, cheque mediante, Jaimito desaparecerá. El coche oficial lo estará esperando en la puerta de atrás y lo volverá a llevar al aeropuerto, donde iremos a recogerlo después, tras un tiempo prudencial, le cambiaremos de ropa y de look, lo llevaremos a su casa y aquí no ha pasado nada, fin de la historia.


En la sesión hablamos también de dos grandes libros que parodian la literatura de manera magistral:
El libro de buen folgar de Manolus Abbat, Iulius Nepote y otros troveros del Mester de Goliardía y Las mil peores poesías en lengua castellana, de Jorge Llopis. 


Propuesta de escritura

¿Te animas a escribir alguno de los textos que leyó Amando Durán Salvador en la Universidad? Dos de ellos son sonetos, el resto poemas con verso libre. Puedes también escribir un párrafo sobre su infancia o una página de una de sus novelas. Ojo, no se trata de ninguna parodia. Piensa que te estás dirigiendo con tu texto a una ingente cantidad de admiradores. Lúcete. No hagas como hizo Amando en su poema "Gallinita, gallinita".

Estos son algunos de los textos recibidos hasta ahora:


Bajo la lluvia
(Soneto apócrifo de Amando Durán Salvador)

Bajo la lluvia eras como un sol,
luminosa belleza tan mojada,
eras diosa en el agua, oh mi hada,
húmeda y reluciente en arrebol.

En acuática luz, a tornasol,
con tu piel tan ardiente y empapada,
eras trampa de amor, una celada,
donde caer rendido y sin control.

Las gotas de la lluvia te adornaban,
abrazando tu cuerpo en un temblor
que mis ojos y manos adoraban,

y en un susurro a gritos reclamaban,
enredados de ansia y de amor,
el cuerpo que las aguas desnudaban.

Ignacio Aparicio
Grupo A


Sol de invierno

Versos libres quisiera yo crear
imágenes de vuelo y transparencia,
un grito que resuene en la conciencia
de vivir sin consuelo y sin hogar.

Poemas de algún genio tutelar
que nazcan de la paz y la inocencia,
con palabras colmadas de presencia,
semillas que comienzan a brotar.

Voces de luz, imágenes hermosas,
esperanzado anoto en mi cuaderno.
Y busco unas verdades luminosas

que ataquen el cinismo posmoderno,
valientes, inspiradas, generosas,
para hacer de mis versos sol de invierno.

Ignacio Aparicio
Grupo A


Larga es la noche

Larga es la noche acostado en la cama,
alargando suspiros y caricias,
disfrutando, goloso, las delicias,
aprovechando el calor de una dama.

La naturaleza a voces me llama,
olvidado del mundo y sus noticias,
inmerso en acciones nada ficticias,
cuando el cielo de colores se inflama .

Larga es la noche si no sale el sol,
si hace mucho frio, si no hay ningún bar.
No me he visto en otra en toda mi vida.

Lenta es la noche bebiendo alcohol,
viendo una aurora te puedes pasmar.
Larga es la noche en Svalbard vivida.


(La noche polar es algo que solo ocurre en Svalbard: es el periodo más oscuro del año, que va de mediados de noviembre a finales de enero. Durante esta época, a veces es incluso posible ver las espectaculares auroras boreales durante el día. Durante casi tres meses, el día y la noche se funden en una única y gélida oscuridad: la noche polar.)

Manuel Medarde
Grupo A


Para mi suegra el sol de invierno
Era los más parecido a mí.
Por eso, siempre me decía así:
Sales tarde y calientas poco, yerno.

Quise anotarlo en mi cuaderno
Como el buen proverbio sefardí
Que a ella siempre agradecí
Pues ha ayudado a mi buen gobierno.

Milagros, eterno descanso en paz
Te desea quien no fue abrasador
Mas tampoco un alivio tan fugaz.

Hoy tengo un yerno que es un primor
Sin necesidad de usar antifaz.
Y todo va muchísimo mejor.

Jaimito


Carne

Tú, destino para mis labios ciegos,
único consuelo para este invierno
culpable, intransigente, terco, fiero.
Amar cada tejido, poro y fibra,
rebeldes en la noche, de cansado
niño viejo, sentir temblar tus músculos
entre mis dedos, celebrar la vida.

Serás piel, carne animal, tal vez verso.

El viento abrasador entre mis dientes,
ningún tendón ni hueso se librará.
Repasaré los mapas de tus venas.
Amante, cortaré una libra de tu
cuerpo y no verteré tu mansa sangre.
Usaremos pócimas olvidadas.
Te abrazaré sin límites ni reglas.

Serás piel, carne animal, tal vez verso.

Tarde, será tarde para las lunas.
Una lágrima, su sabor a tiempo,
cubrirá tu sepultura de mármol
albo, cuando seas otra cosa, nieve,
ríos dolientes, tierras infecundas,
nubes repletas de pesados sueños,
espejo de tu polvo, amado polvo...

que antes fuera piel, carne animal, verbo.

Marisa Sánchez
Grupo C


La noche que no pude dormir

No fue una noche de juerga,
no fue una noche de amor,
ni tan siquiera una noche de dolor,
fue una noche de calor.
La recuerdo con pesar
y jamás la podré olvidar.
Tuve que abrir la puerta de la casa,
la puerta de la habitación,
y la ventana del dormitorio.
A pesar de todo no corría el aire,
ni una brizna.
Imposible dormir.
Asomado a la ventana,
Vi a gente sentada en un banco
al lado de la carretera,
con la esperanza
de que, al pasar un coche,
una ligera ráfaga de viento,
les procurará un mínimo alivio.
No dormí en toda la noche,
pues por mi habitación no pasó
ni un solo coche.
El trasnochar no me sirvió,
no pude leer,
el sudor me nublaba la vista.
No pude escribir,
resbalaba la pluma de mi mano,
tampoco pensaba mucho
pues solo deseaba
que el calor terminara.
Cuando el calor cesó,
de puro rendido,
me quedé dormido.

José Luis Fonseca
Grupo A


Insomnio

Tengo el alma, de amar, en carne viva.
aterida y expuesta al sol de invierno,
ajada cual las hojas de un cuaderno,
que ha sido abandonado a su deriva.

Bajo una lluvia pertinaz esquiva
el vil elogio del insomnio eterno,
que reaviva rescoldos de un infierno,
de noches en vela y mente cautiva.

Adiós, aquí se acaba la función
del hombre con un poema entre los labios,
sin tierra o residencia, en libertad.

Acabé malparando la emoción.
Descubrí con gurús pilas de agravios
entre mantras trufados de verdad,

Nunca hallé en los divanes solución,
ni en píldoras prescritas por los sabios.
Tan solo me acogió mi soledad

Calgari
Grupo A


Larga es la noche

Larga es la noche para mucha gente,
Hasta que el sol por el Este aparece de repente.
Personal sanitario, en pie y en vilo todo el día,
no duerme para salvarnos a deshora la vida.
El guardia de seguridad atento
Para que no invadan el terreno
Bombero alerta,
Por si el fuego o el agua nos despierta
Camionero en carretera,
hay que llenar de carne la nevera
Está despierta el empleado o la empleada de la limpieza
para que durante el día luzcan los edificios algo (solo algo) su belleza.
Está despierto el basurero
para que toda la basura esté en su cesto.
En pie está el policía.
para que todo llegue en orden al nuevo día.
De paso están de pie y en otras posturas los de alguna orgía.
Hay bares abiertos
incluso cuando toca dormir los hay despiertos.
Sin el locutor de la radio
el insomne estaría solidario.
Mucha más gente en la noche,
si me la dejo a alguien que me perdone
a troche y noche..

Javi Martín
Grupo A


Sol de invierno

Aquel domingo de enero
se vistió de primavera.

Los débiles y tibios rayos de sol
como hebras doradas,
tejían en el infinito tapiz azul
flores de colores y nubes de algodón.

Alimentado durante nueve lunas
de ilusiones, sueños e incertidumbres
el fruto del amor,
abría sus ojos a la luz.

Se fue el rocío que cubría la hierba del camino,
la escarcha que esculpía las ramas del olivo,
y las huellas de lluvia que el viento dejaba
en el opaco cristal.

Aquel veintidós de enero
volvió a renacer la esperanza,
reflejada en una intensa mirada
que logró deslumbrar al sol de invierno,
aquella radiante mañana.

Marian Pérez Benito
Grupo A


Sol de invierno
Falso soneto

Se levanta convencido
qué se joda diciembre,
con su blanco lecho
y su viento del norte.

Si se da prisa, aturde
a la pálida y tonta luna
con obscena caricia la duerme.
¡Es tan confiada y pura!

Se cuela por el cristal,
franquea puertas y ventanas.
Sonríe la poeta arrebujada en su chal.G

Los árboles escupen escarchas,
cientos de versos emergen del barrizal.
Definitivamente, hoy no es un día más.

Eva Hernández
Grupo A


Un hombre pasa con un poema entre los labios”.

En esta tarde gris
golpea la lluvia en la ventana.
En la alameda,
desfilan paraguas solitarios.
A través del cristal
veo caer la tarde, plomiza,
silenciosa, sin alma.
En la lejanía , bajo los árboles,
un hombre pasa
con un poema entre los labios.

P.G.
Grupo C


Sol de invierno

Alguna vez me tumbo en el infierno,
me gusta acomodarme en su calor,
me olvido del olvido y del dolor
mientras suena de fondo “sol de invierno”.*

Lleno de garabatos mi cuaderno
ya no temo escribir algún error,
será que estoy haciéndome mayor
o que cagarla, al fin, me importa un cuerno.

Pues ya no me preocupa ser perfecta,
me da lo mismo hacer las cosas mal
y no quiero seguir la línea recta.

Hoy prefiero apostar por lo real
que encaja como un puzle y se conecta
con lo más primitivo y natural.

Aurora Zarco
Grupo B

*”Sol de invierno” (1992) canción de Extremoduro.


Larga es la noche

Larga es la noche para quien espera el día, con su carga de perplejidad.
La noche es larga antes de que el día acabe por llegar lento
abriéndose paso entre la luz tímida, incierta, precavida.
No es tu noche ni mi noche,
es la noche de todos,
la noche larga y llena de sombras, vacía de encuentros
y experta en soledades acuosas,
en verdades líquidas que no se atrapan de noche.
Larga es la noche
y viscosa
y mentirosa,
Nos deja mudos y huérfanos de realidades,
nos ahoga en su seno vacío de coherencia,
nos exprime la identidad si la tenemos
y nos deja solos, muy solos, en la tiniebla misma que es su esencia.
Larga noche larga,
ofréceme ya el día, para que su luz espante las sombras
y penetre por las rendijas estrechas del misterio.

Pilar Sánchez Barbero
Grupo C


Morir en libertad

Tuve que volver a leer la ficha de la sesión del martes pasado para estar seguro del título sobre el que había decidido que escribiría esta semana: “morir en libertad”.
Preciosa palabra: libertad. Al pronunciarla, al salir de la boca, sientes ansia en el pecho, frescura en la cabeza, energía en los brazos para abarcarla. La imagen es la de una mujer decidida, pintada por Delacroix en un cuadro hermoso, luminoso, que irradia esperanza: “la libertad guiando al pueblo”.
Sin embargo, por qué será, me pregunto, que la libertad aparece tantas veces unida a la muerte, como en el título de la página que Jaimito lee en el recital.
Había pensado escribir sobre la libertad de cada uno de nosotros para elegir el lugar y la forma de morir. Y no sobre el precio de la libertad, que, por desgracia, siempre es muy alto.
Hace poco un amigo me confesó que, en ocasiones, sentía pánico al pensar en no disponer de libertad para pasar los últimos años de su vida. Desde luego tenía claro que no quería dejarse arrastrar a una residencia. Lugar en el que, en la actualidad, concentran a las personas mayores, a los viejos, con la disculpa de que así están atendidos y controlados, ellos y sus enfermedades. Y allí, en esas residencias, que recuerdan los internados y la mili, hay un poco de casi todo aquello que se puede comprar, menos libertad.
Mejor, me dice, como en casa en ningún sitio. Aunque también me recordó aquello que escuchó a Sabina: “como fuera de casa, en ningún sitio”. Para mi amigo, morir en libertad será hacerlo en su casa. Pudiendo decidir si sale o no sale. Si va al cine o no y que película ir a ver. Si escribe hasta muy tarde; si apaga la luz o sigue leyendo. Si invita a sus amigos para hablar y discutir del último libro que ha leído, de cine o de la importancia de las matemáticas en la cocina tradicional.
Recuerda mi amigo los años de juventud en los que en ocasiones el grito alegre era “libertad o muerte”. Inconscientes, jóvenes, ilusionados, esperanzados. Ahora en este lugar en el que vivimos mi amigo y yo, tenemos, todavía, la suerte de poder elegir. Morir en libertad, igual que las flores en el campo.

Gabriel R.A.
Grupo C


Carne

Carne de mi carne, sangre de mi sangre, raza de mi raza…
Eras carne, eras piel, eras labios, brazos, piernas, pechos, muslos…
Eras vida para vivir, agua para beber, sed para calmar…
Eras un rizo de tus cabellos para enredarse en ellos. Boca para besar, cielo para tocar…
Eras todo eso, mariposa equivocada que atrapar en una red, alimento de zorros hambrientos, remanso de aguas cristalinas en mitad de los desiertos, furia viva para acallar otras furias, furias muertas, silenciadas.
Eras todo eso y no eras nada.
Eras carne, eras piel, eras labios.
Eras cuerpo.

Esperanza García
Grupo A

No hay comentarios:

Publicar un comentario