Salvajes

En la sesión de ayer, día de Carnaval, nos pusimos el disfraza de salvajes para hablar de niños y niñas criados en el medio natural por animales.
Tomamos como referencia el maravilloso álbum "Salvaje" del Emily Hughes donde se cuenta cómo una niña criada entre osos, zorros y cuervos es descubierta por animales humanos y llevada a la ciudad. La niña no entiende ni se siente feliz entre ellos así que decide escapar. "No se puede domar algo tan felizmente salvaje" nos dice la autora al final de la historia.
Un libro que nos invita a reflexionar sobre nuestra escala de valores, sobre la importancia del contacto con la naturaleza, sobre la tolerancia, la educación, el amor a la libertad, los derechos del niño, la opresión.
Dejamos aquí un artículo sobre dicho libro.


Pero también hablamos del niño Víctor de Aveyron que François Truffaut llevó al cine con el título de "El pequeño salvaje" y de Kaspar Hauser cuya historia también fue llevada al cine por Werner Herzog`s.
Pero centramos nuestro interés en Marcos Rodríguez Pantoja cuya historia se refleja en el libro "El Salvaje" de Antoni García Llorca y en la película "Entre lobos" de Gerardo Olivares. También hay un documental titulado "Marcos, el lobo solitario" que cuenta su historia.
Gabriel Janer Manila, Catedrático de Antropología de la Educación y escritor, realizó su tesis doctoral sobre este caso "El niño salvaje de Sierra Morena".
En programa de televisión "Versión española" proyectó la película y tras ella tuvo lugar un coloquio con sus protagonistas.




Propuesta de escritura

Imagina que eres un niño salvaje arrancado de la naturaleza. ¿Qué le contarías a los lobos, osos, cuervos y zorros sobre el animal humano si tuvieses la posibilidad de comunicarte por escrito a través de una carta? 


Consejos de amigo

La curiosidad mató mi libertad salvaje. Quise averiguar qué había en el bosque gris de cielo gris. Si en aquel bosque gris de cielo gris había ríos y lagos. Si era frío o caliente. Si entre sus inmensos árboles grises el viento también era libre de soplar a su antojo. Si las hojas de esos árboles, centelleantes como los reflejos del sol en el claro del arroyo, tupían la tierra alguna vez o permanecían siempre en sus compactas ramas cenicientas. Si los vapores de la noche impregnaban de humedad esa misma tierra y si los rayos del sol la quemaban como hacían con el abrasador camino que se aleja de mi bosque en dirección a ese otro bosque. Y quise averiguar qué criaturas habitaban el bosque gris. Si serían las mismas que las de mi bosque u otras distintas. Si habría lobos, osos, serpientes, pájaros, ciervos y otros amigos, tal como en mi bosque. Si podría trabar amistad con tales criaturas… Y ahora, habituado al mundo al que debí pertenecer alguna vez, y al que he regresado luego que la Naturaleza imprimiera en mi ser tantas pautas de vida salvaje, me habitúo a este otro tipo de libertad, propiamente humana, pero al que no sé si algún día me acostumbraré del todo.
Pero a vosotros, mis queridos amigos del bosque, os daré algunos consejos:
Querido amigo lobo: Aléjate del bosque gris, donde no te querrán sino dócil y obediente. Donde no podrás cazar y solo podrás comer lo que te den, cuando te lo den y como te lo den. Donde te pondrán una correa y tu libertad llegará hasta donde llegue la cinta de esa correa. Donde te pondrán un bozal para que no muestres tu fiereza y donde no podrás aullar mientras se recorta tu silueta en lo alto del risco de tu propiedad.
Querido amigo oso: Aléjate del bosque gris, donde no te querrán más que para convertirte en un trofeo de caza, exhibido para júbilo de las criaturas de este bosque a la puerta de alguna guarida al pie de un árbol gris, de ramas luminosas y raíces rocosas. O te apresarán y será tu casa un mundo más pequeño que el que alcanza tu vista cuando ni siquiera has salido de tu cueva invernal. Y donde compartirás ese mundo comprimido con otros desgraciados de tu misma especie, junto a criaturas que jamás has visto, separados por hileras de ramas altas y duras, imposibles de franquear.
Querida amiga serpiente: Aléjate del bosque gris, donde tienes fama de maldita y de rastrera, insulto grueso en boca del que quiere herir con saña. Donde, a lo más, servirás de divertimento en una hura de paredes de agua sólida, sin escapatoria alguna. Donde comerás algún que otro roedor sin necesidad de hacer uso de todas esas virtudes silenciosas que llevas tan a gala. O donde harán de tu piel a modo como de abrigo con que cubrirse esas extremidades de las que tú careces.
Querido amigo pájaro: aléjate del bosque gris, donde solo te querrán encerrado en el nido más frío, más triste y más diminuto que imaginar pudieras. Donde tus alas no podrán ya desplegarse y no tendrás otro entretenimiento que balancearte sobre una fina madera. Donde trinarás, sí, pero tu trino no viajará con el viento para perderse en los recovecos de nuestro bosque.
Querido amigo ciervo: aléjate del bosque gris, donde desean tu cabeza altiva y tu cornamenta imponente para adornar sus guaridas y darse importancia. Donde tu piel, sobre el frío suelo de sus moradas, será hollada por sus pies desnudos, para deleitarse al tacto de tanta suavidad. Donde, con suerte, acabarás a la vera del oso, en el mismo mundo comprimido e infra animal, afrontando el mismo sinsentido vital, el mismo agobio y la misma amargura por la libertad perdida.
No os canso más, amigos todos del bosque. Solamente me queda rogaros que hagáis porque corra mi voz, la voz animal que aún llevo en el alma, de un extremo a otro de los confines de vuestra casa: nos os acerquéis al bosque gris si queréis seguir siendo libres.

Óscar Martín
Grupo A


Queridos amigos salvajes

Polifemo, hombre que me recogió cuando mis padres me abandonaron en el valle. El me enseño a conoceros, saber vuestros nombres, me dijo que siempre me protegeríais ¡¡Así fue¡¡.cuando Polifemo murió. Vosotros fuisteis mi familia, aprendí amar la naturaleza a cuidarla viví en plena libertad. Cuando tenía hambre cuando el sueño me vencía me dormía mirando la inmensidad de las estrellas.
Me recogieron unos hombres, no entendía que decían .algo como educar a este niño salvaje. Llegue aúna gran ciudad, llena de ruidos. Me impusieron un montón de normas. Conocí un reloj que marcaban las horas para comer, dormir levantarte…..Es duro adaptarte a esta rigidices de normas. Nunca se preocuparon de saber cómo me sentía, que quería. Según ellos habían logrado dominarme.
Dentro de mi ser sentía la necesidad de volver a mi libertad, volver estar otra vez co vosotros, volver a ver las estrellas con su luz, correr por el valle. Sin horarios que me digan cuando tengo que comer o dormir. Volver a escuchar esos sonidos tan familiares.
Siempre os llevare en mi pensamiento.

Josefa Redondo
Grupo A


El Bosque s/n

Queridos hermanos zorros,

Si pudierais leer estas palabras me gustaría que, además, llegarais a entender el mensaje que subyace en ellas. Sé que es un código de comunicación que no conocéis, pero realmente su fundamento no dista tanto del que hemos utilizado para entendernos cuando estábamos juntos y agrupábamos signos auditivos, olfativos, posicionales o corporales. Las diferencias son el medio: una cartulina – ya sé que desconocéis el uso positivo del papel-, y la forma: unos garabatos –también ignoráis las letras- que se juntan y se alejan de diferentes maneras, pero nunca de forma aleatoria: cada unión tiene su lógica y cada separación su significado. Igual que nuestros roces, olisqueos, alzamientos de cabeza o bajadas de cerviz, pero en grafos creados por la humanidad para agilizar las relaciones personales, haciendo llegar las palabras a otros lugares distintos de donde fueron pensadas, pronunciadas o, en este caso, escritas.
Alejarme del bosque no ha sido gratificante. He descubierto un mundo nuevo, distinto, extraño y, ajeno, con el que no me siento identificado, ni querido, ni amparado. Todo lo contrario a cuando vivía con vosotros en plena naturaleza, en nuestra pequeña comunidad animal simple, pero firme, fuerte, protectora…
Mi necesidad de conectar con vosotros, sea de la forma que sea, me ha llevado a este absurdo: a enviaros una postal. ¿Qué dirección le pondré? ¿A quién la dirigiré? Me parece imposible que un cartero entregue una misiva a: ”Mis queridos hermanos zorros, el bosque s/n. 0000 La Tierra”
Por eso pienso que no tiene sentido esta acción por mi parte, porque, en el caso improbable de que llegara esta postal a vuestras manos, no seréis capaces de saber lo que tenéis entre ellas, ni de entender lo que dice. Aunque… al encontrar este objeto extraño en medio del bosque, a los pies de un alcornoque o a la entrada de la hura, creo que me reconoceréis en ella, que evocaréis al humano que formó parte de vuestra camada, aunque sólo sea por haber contribuido a la contaminación del campo con otro papel más.
Espero que me recordéis como yo a vosotros: como hermanos.

Maxi Moreno
Grupo B


Transcripción de la grabación sonora realizada por el guarda forestal Don Rómulo Lupo. Él mismo se ocupó de que fuera escuchada por una manada de lobos, la misma que crio al niño salvaje aparecido recientemente en la sierra de Gata.

Padre lobo, hermanos:

Pocas lunas pasarán antes de que me escape de este pestilente lugar. Vosotros me lo advertisteis, parezco un hombre, pero no lo soy. Soy un lobo y los hombres no quieren comprenderlo. Me eluden el contacto. Siempre que intento saludar como nosotros hacemos, restregándome contra ellos y entrechocando los morros, me rechazan violentamente.
Se ofenden con mucha facilidad y nunca están dispuestos al juego.
Y se separan para dormir, yo que nunca había dormido solo.
No soporto el olor de esta madriguera de donde me dejan salir pocas veces y siempre atado. El padre humano se enfurece cuando, nada más despuntar el día, me asomo a la ventana y ladro para advertirles que es hora de salir a la vida. Si me bufan, aunque les responda con un gruñido de sumisión, ellos se aterrorizan y me encierran. ¡Ni siquiera sé muy bien quién manda!
¡Y quieren impedirme usar las manos para comer esa bazofia con que se alimentan! Yo espero carne, aún palpitante, y me la entregan en trozos endurecidos y combinados con hierbas. ¡Cómo si tuviera necesidad de purgarme!
No puedo soportar más este encierro fétido donde nada huele como debiera. Ni siquiera los cachorros humanos, ni el pobre gato incluso.
Aguardadme que, a la menor ocasión, huiré. Correré y correré hasta nuestro cubil, allá, en lo más remoto del bosque. Y oleré vuestro hermoso pelaje hasta embriagarme y retozaré entre vosotros y aullaré con toda la fuerza de mis pulmones para que la tierra sepa que, de nuevo, soy libre y feliz.

Lobo

Pepe Lorenzo 
Grupo B


Niño salvaje a compañeros del bosque

Queridos antiguos compañeros:

Llevo varios meses encarcelado. La mayor parte del día entre cuatro paredes, el resto entre edificios altos y pisando un suelo duro y maloliente.
Me han vestido y calzado con prendas que desconocía; estoy rodeado de objetos extraños que no sirven para nada, pero que ellos valoran mucho.
Me relaciono con animales de mi especie que me hablan en un idioma que no entiendo, en cambio entiendo mejor a los perros que encuentro por la calle.
Me encuentro raro, incómodo, rodeado de seres parecidos a mí, pero en el fondo tan distintos. Con vosotros, diferentes, éramos mucho más parecidos.
La mayor diferencia que encuentro, es lo sencillo que resultaba vivir en el bosque, las pocas normas que teníamos que cumplir; en cambio aquí todo es muy complicado. Hay normas para todo.
Otra de las cosas que más añoro, es respirar aire puro. Los primeros días me sentía ahogar al percibir la entrada en mis pulmones de multitud de partículas extrañas. Aunque ahora ya me siento mejor, no termino de adaptarme a respirar aire sucio.
También los olores son distintos; aquí los intentan ocultar, en cambio para nosotros son fundamentales y nos orientan de la presencia de otros animales.
De momento procuro hacer lo que me dicen, me porto bien según sus normas; pero en cuanto se descuiden, me escaparé, y volveré a reunirme con vosotros.

Os quiere y no os olvida:

Niño salvaje.

José Luis Juan Fonseca
Grupo A


El telegrama

Me arrancasteis de mi mundo. STOP. Con las mejores intenciones. STOP. Intentasteis insertarme en otro extraño. STOP. Supe encontrar mis huidas. STOP. Aunque todavía imberbe. STOP. Mi mundo iba siempre conmigo. STOP. Alcancé la madurez. STOP. Escapé a tierras lejanas e ignotas. STOP. Descubrí la magia de lo nuevo y desconocido. STOP. La suerte siempre inseparable compañera de periplos. STOP. Me obsequió persona s y lugares seductores, maravillosos. STOP. Increíbles. STOP. Todos juntos moldearon mi espíritu. STOP. La suerte vive pegada a mi piel. STOP. Vuelvo al lugar sagrado al que pertenezco. STOP. Gracias mil e infinitas. STOP. Encontré la felicidad. STOP. Prima hermana de la suerte. STOP. Sabéis dónde encontrarme. STOP. ABRAZOS PARA TODOS. STOP

MªNieves-C. Martín Magdalena
Grupo B


Salvy

Encargan en el taller, queridos amigos lobos, osos, cuervos y zorros, que os escriba una carta. Los humanos son (me resisto a decir “somos”) así. ¿Cómo voy a escribir una carta si no sé escribir? ¿cómo podríais leerla si no sabéis leer?
Es como si a uno de esos “humanos” les pidieran que oliesen la primavera, o que viesen el aire del bosque, o se alimentaran de lo nuestro, o que tocasen el cielo como las golondrinas, o que oyesen como oye el hermano búho. Así que me comunico con vosotros como sabemos, en el lenguaje de nuestro mundo, que a lo mejor ellos ni saben que existe (ni el lenguaje ni el mundo).
Os diré lo primero que me llaman Salvy, no sé a qué viene eso. Y luego, que ayer me llevaron a un sitio con más niños como yo y al otro lado de unas barras de hierro había... había... no puedo seguir contando, que me da mucha pena. ZOO ponía en unas letras así de grandes a la entrada, que esas letras me las sé.
Ahora quieren que me aprenda otras, veintinueve me han dicho en total, más que dedos tiene un mono, que es a lo que más se parecen estos animales sin pelo como yo, pero ellos en feo. Y luego pedirán, me imagino, que las letras las junte y las desjunte y las ponga cualquiera sabe de qué manera, que el otro día vi a uno que se quedaba mirando arriba muy raro y la vista perdida; poeta o algo así, dijeron que se llamaba.
¡Ah!, pero tengo una buena noticia que daros. Nos han dicho que mañana nos llevan de excursión. Una excursión es que nos sacan fuera de estas casas tan estrechas y tan duras y que ni se ve el cielo ni nada. En la excursión, me ha dado por pensar, lo mismo no acercan a donde estáis vosotros. Y como sea así, pienso echarme una carrera, que ellos seguro que no me alcanzan y estaremos juntos ya para siempre. Sé que no os gustaré al principio, pero no importa, el olor que llevo a mí también me parece asqueroso, pero se pasa enseguida, es de una cosa que ellos llaman jabón.
Os quiero mucho. Bueno, me voy a la cama (aquí se duerme en una cosa muy rara que llaman cama), para eso de la excursión nos van a despertar pronto, tengo entendido.

Pascual Martín
Grupo B


Miedo

Es lo que he sentido nada más llegar a mi nuevo cubil. Está divido en varias estancias, con muebles de todo tipo. Los humanos duermen en algo que llaman colchón, demasiado blanco para mí. Por la noche paso frío, sin el calor de mis hermanos ni el aliento de mamá loba. Al amanecer se levantan, y se rocían con agua que sale de la pared. Echo de menos nuestros baños, en nuestro río, jugando, mientras nuestra protectora la zorra vigilaba a que no apareciesen esos animales con los que ahora vivo. He visto que algunos de estos seres visten , pieles. Se las han robado a animales como nosotros. Ellos las necesitaban para vivir. Ellos y ellas para presumir, y demostrar que tienen más dinero que el resto. Es curioso lo del dinero. Hay dinero de metal, monedas. A eso le veo sentido, sí. Son piezas. Lo que me parece absurdo es el valor que le dan a unos papeles. El dinero en pedazos de plástico es el que más vale. Lo llevan en el bolsillo, y con ellos parece que pueden comprar lo que quieran. Esto de comprar y vender se me escapa. Nuestro intercambio de cosas, que aquí dicen trueque y hablan de él como si hubiese transcurrido tantos años que ya nadie lo recuerda
Sus leyes son extrañas, vienen en papeles cosidos y pegados muy grandes. No creo que sean más justas que las leyes del bosque y la selva, pero sí más enrevesadas. Hay algo que escapa a mi comprensión: el pecado. Resulta que un grupo de estos animales dirigen reuniones en lo que la gente repiten las mismas palabras continuamente en bajito. Hablan de un Dios que nos quiere a todos. A mí no creo que me quiera. No nos conocemos. ¿Habéis visto a ese Dios en el bosque? No, ¿verdad?. Yo tampoco.
Se comunican con cosas parecidas a piedras con retratos que no dejan de cambiar en pedazos de metal y cristal. También ven algo que es el cine, en internet. Eso de internet es raro. Tienen redes sociales. No sé qué diantre es eso. Nuestra sociedad en la selva no necesitaba redes, y sabíamos los lenguajes de los demás animales y los árboles
Llevo aquí dos lunas y me siento solo. Una noche me escaparé, estad atentos. A la próxima luna llena, en el primer árbol del camino. Aquí a los animales los enjaulan, los atan y les mutilan. Tengo miedo, ya os lo he dicho, y mi quiero volver con vosotros, mi familia y amigos.
Nos vemos en el camino, a la luna llena. Hasta entonces pensad en mí, como yo pienso en vosotros.

Javier Martín Caamaño
Grupo A


Amiga avestruz

Vivo en un lugar mucho más frío que la noche del desierto. Y aunque el espacio está saturado de cosas absurdas, ellos, los que me retienen, le otorgan una vida que no tienen, y realzan mucho su presencia. Nada puedo tocar, temen que dañe esos cadáveres, que impiden mi paso ligero, en busca de una huida, impulso que no me abandona mientras tengo los ojos abiertos.
He aprendido rápidamente lo que significa NO. Lo oigo a cada instante acompañado de sacudidas de cabeza, ojos de horror y boca de águila. NO puedo evitar los baños debajo de un chorro con una piedra resbaladiza que le quita el olor a mi piel. NO puedo, después, salir desnudo, sin secarme el agua que absorbe poco a poco mi cuerpo. NO puedo elegir usar telas ligeras para andar por ese espacio que llaman casa, y mucho menos en la calle, especie de congregación de personas (como yo), que no se miran, que no se tocan, como si estuvieran solas o ausentes. NO puedo comer con las manos, sino con utensilios ridículos que semejan armas miniaturas para cazar. (No puedo tampoco acallar la risa cuando los uso para comer un animal muerto, que se sirve sin amenaza alguna). NO puedo seguir saboreando en mi boca lo que he devorado, porque me obligan a lavarla con una pasta ardiente que elimina todo rastro de placer. NO puedo dormir donde quiero sino en un objeto que llaman cama, tan blando que parece que flotara sobre un abismo mientras sueño. NO puedo regresar donde tú estás, porque dicen que no soy una animal. Pero veo que tampoco soy persona.
Les he dicho a ellos, que tú eres mi mejor amiga. Que de ti aprendí a caminar y correr muy rápido y ligero. Por cierto tus patas encogerían si estuvieras aquí, estoy en espacios diminutos y cerrados, donde no se puede ver el horizonte del atardecer.
Cuando todos duermen, tomo una manta y me meto debajo de la cama. Allí siento como si tus alas me volvieran a tocar. Como si estuviera enterrado en la arena para resguardarme de un peligro que no tiene forma, ni garras, ni fauces, pero que muerde y duele intensamente.

Carmen Elena Ochoa
Grupo A


Niños salvajes

Ayer estuvimos de marcha por los Arribes, y me perdí. Llegó la noche. Y nadie me buscaba, encontré un refugio y entre, los numerosos ruidos de la noche, distintos y desconocidos para mi, me estaban asustando. En unos minutos apareció un perro y 2 cachorros, me sentí de pronto tranquilo y seguro. Tenía restos de comida en mi mochila y compartí con ellos restos de un bocadillo que no comí al mediodía. Logre dormirme abrazando a un cachorro. Y soñé, que vivía con ellos y cazaba por las sierras de la zona y les protegía yo a ellos para que no dejarán de vivir en libertad. Amaneció un día de sol claro y viento frío. Uno de los cachorros estaba inquieto. Yo le acariciaba e intentaba calmarle, pero sus brincos y piruetas, no cesaba. Les empecé a hablar, eran muchas las cosas que quería decirles. De pronto se tumbaron y el inquieto cachorro quedó tranquilo y quieto. Yo les decía:
Amigos no dejéis que os capturen, seguir viviendo por aquí, si os llevan a la Ciudad os convertirán en perros domiciliarios y eso será terrible para vosotros. A los humanos ahora les gusta tener mascotas,pero no saben cuidar bien a los niños que tienen. No perdáis vuestra libertad. Vivir como vosotros lo hacéis y en este lugar es lo más. Dejarme ser vuestro amigo. ¿Nos protegemos los tres?

Pepa Agustín González 
Grupo B


Salvaje
(Carta de una niña criada por animales cuando vuelve a la civilización)

Querido Oso:

Oso escribirte esta carta(imaginando que tu pudieras leerla) para que tu y la pandi del bosque tengáis noticias sobre mi estadía en la llamada civilización urbana y de paso, como autoreflexión para enfrentar algunas de los tópicos sobre la bondad o maldad de una u otra organización. En el bosque matamos para comer y sobrevivir y poder criar nuestras camadas. Lobos y ciervos no andan juntos por cuestiones obvias. Todo aquí es peor que en el bosque, la gente no tiene que matar ella directamente para comer, también cuidan mucho de sus camadas,pero la educación no solo la hacen los padres , tienen un sistema de clases en las que les imparten otro tipo de conocimientos. Hay lucha para ver qué tipo de conocimientos prevalecen,( dicen que para el futuro de las camadas, pero yo creo que es para perpetuarse en su posiciòn de quien decidirá lo que ellos quieren que se haga).Bastante parecido al bosque pero más sofisticado . Aquí hay tipos de personas como allí de animales, pero con la diferencia de que ellos no lo saben(se lo ocultan al educarlos) y esto permite que lobos pastoreen rebaños de ovejas, zorros guarden gallineros y osos que regenten granjas acuáticas de salmones. Otra diferencia es que perros y gatos pueden estar juntos(¡¡menuda memez!!!). Tienen un sistema de sonidos por el que asignan a cada objeto, cosa o situación, un nombre y van uniéndolos, para comunicarse, bien con la boca,como nosotros, o bien con la mano. Prácticamente no utilizan su olfato, ¡¡así les va!! Aquí las noticias no se dan por gritos, aullidos o rugidos, las dan en papel escrito que llaman Periódico o en una caja en la que meten gente pequeña, con o sin color, que relatan las cosas.Serían capaces de matarse por obtener el poder de las cajas. Así me he enterado que, a una niña como yo, la crio un puma( increíble¡¡, un felino en la cumbre de la cadena depredadora, cuidando de que su propia comida sobreviva). Son muy peculiares pero también violentos, como nosotros. No se matan directamente para comerse, pero si poco a poco haciendo cosas para otros, les guste o no, con lo que en realidad no son libres para vivir (lo que es una de las formas de morir) Para que no haya peleas entre clanes( al igual que nosotros), escriben quién es en cada caso el jefe de manada que tiene razón(sentencia) y a eso lo llaman aplicar la Ley. Pero a diferencia de nosotros manipulan la Ley. Por eso es importante cumplir la Ley para unos y para otros ignorarla, para su mejor provecho. Aquí hay(y esto es una gran diferencia con el sistema del bosque) osos, lobos, águilas y otros diversos depredadores, “QUE NO CAZAN”. Les reclaman a otros una parte de lo que ellos han cazado, pretextando supuestos repartos y mejoras(la idea es buena aplicada correctamente).Pero todos terminan luchando para ver quién se queda con el reparto y lo peor es que se sabe que al final el reparto solo será para ellos y sus camadas.Los que consiguen un tiempo de reparto, se dedican a hartarse de él (ellos y sus familias y amigos) y tratan de seguir con el reparto, por los medios que sean y cuando más se afianzan, buscan otros pretextos para pedir una mayor cuota a los que cazan y sin haber hecho lo que prometieron que se haría con el reparto. A esto lo llaman Política Económica. En realidad para ellos es el meollo de sus desvelos En resumen Oso, aquí como en el bosque, la ley es la misma. El fuerte putea al débil. 
Un abrazo y dale recuerdos a la”pandi” de parte de, Salvaje.

Carlos Garcia Riesco
Grupo A


Carta

Querida familia:

Aquí todo es muy raro. No entiendo muchas cosas y al mismo tiempo me paso el día recibiendo explicaciones. Aunque la mayor ironía de esta situación, es que me imponen que les entienda (a veces incluso lo intento) pero ellos no hacen el esfuerzo de entenderme a mí, especialmente cuando les digo que os echo de menos. No creo que sea un sentimiento tan difícil de comprender...Y a pesar de todo ello, la salvaje soy yo. Espero que nos volvamos a ver pronto. Mientras tanto, os envidio mucho desde esta especie de "vida civilizada" que llaman, en la que han decidido renunciar a los placeres de la libertad y en su lugar, se rigen por una amarga opresión.

Alba Bermejo
Grupo A


Carta

Queridos amigos del bosque,
Es complicado describir con palabras lo que ocurre en la ciudad.
No comprendo como se usan los cubiertos, ni tampoco porque se utilizan para llevar la comida a la boca.
Tampoco comprendo la insistencia de los humanos en que se acuda a una escuela
donde se reunen mas niños como yo, que estan salvajes más que yo.
En consecuencia me cuesta mantener relaciones personales con ellos.
Con lo agusto que estaba yo con mis amigos del bosque.
Y mi vocabulario no es el adecuado, a veces, pienso que no me comprenden por mas que se explique.
Echo de menos el campo, el despertar rodeado de sonidos naturales y tan reales.
Y el sonido de la naturaleza.

Iria Costa
Grupo B


Carta de un salvaje adiestrado

Querida familia.
Ya llevo tanto tiempo viviendo sin vosotros, solo con los de 2 patas, que yo diría que me he acostumbrado. Sin embargo, os sigo echando de menos, a vosotros y a la vida que llevábamos juntos. Tampoco puedo quejarme de mi vida actual. Vivo con una de 2 patas, una mujer que me quiere mucho, me atiende muy bien en todo lo que yo necesito. Me compra la mejor comida, me lleva al veterinario cuando lo necesito, más bien cuando ella lo cree, aunque a mí no me haga falta. No me importa que me lleve, la verdad, porque  allí siempre me dan chucherías. Ella me las raciona un poco, porque no quiere que engorde, dice. Me cepilla a menudo, también me abraza y juega conmigo, es lo más parecido que tengo ahora una mamá.
Yo también hago lo que puedo por complacerla. Nos llevamos bien y  nos queremos. La verdad es que los de 2 patas que tengo cerca, se portan muy bien conmigo. Dice mi  compañera que bajo ningún concepto  toleraría lo contrario.
Pero tengo que deciros que son raros estos seres. Yo no entiendo por qué, por ejemplo, un día de sol en primavera, cuando la temperatura es todavía suave, la hierba huele muy bien y todo parece fantástico, están triste. A veces, les sale lluvia de los ojos. Otras, contraen la cara y gritan.
Una cosa que me sorprende es lo que hacen cuando se encuentra. A nosotros nos encanta juntarnos y es muy raro que no nos llevemos bien. Sobre todo nosotros, los labradores, hacemos buenas migas con todos. No buscamos bronca con los grandes, no nos molesta que nos ladren los pequeños, somos tranquilos y sociables. Pues estos de 2 patas hay veces que se ponen tensos cuando se encuentran, que se rehuyen, yo diría que hasta se miran mal.
Yo no sé si entiendo todas sus palabras, pero yo diría que a veces, no se entienden nada bien y no se quieren mucho.
A lo mejor me confundo en mi apreciación, yo solo soy un perro y no soy tan inteligente como ellos,  eso es al menos lo que me ha parecido escuchar  alguna vez, pero yo diría que viven muy preocupados por el pasado y por el futuro.
¿y esa manía que tienen de decir que solo nos falta hablar?
No se enteran de que hablamos con otro lenguaje. Sonreímos si estamos contentos. Movemos la cola cuando nos encontramos con alguien y lloramos cuando algo nos hace daño. También sabemos poner cara de “yo no he hecho nada” cuando sabemos que la hemos liado.

Ya me despido, os mando un montón de lametazos a todos.
Fdo.
Un perro adiestrado.

Teresa Sanz
Grupo B

1 comentario:

  1. Oscar, me parece que informas muy bien de la condición del ser humano. Me gusta.

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