Escribir un poema. Alianza y condena

La última sesión del taller de escritura creativa de la Casa de las Conchas la dedicamos a la poesía. Barajamos muchas definiciones sobre lo poético. Hablamos de sentimientos y emociones pero también de juego, de compromiso con las palabras, de nuestro mundo interior, de los retos personales.
Vimos también la edición facsímil de Alianza y condena. Un magnífico trabajo elaborado por Luis García Jambrina y editado por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Salamanca con los distintos borradores de los textos que conforman el tercer libro de Claudio Rodríguez.


(Pincha sobre la imagen para ir al enlace)

Y hablamos de Claudio, de su cercanía, de su amor por la vida, de como asistía a cada cosa como si de una celebración se tratase:




Y tomamos como referencia el primer verso del poema "Ajeno" para desarrollar la propuesta de escritura: 

Ajeno 

Largo se le hace el día a quien no ama 
y él lo sabe. Y él oye ese tañido
corto y curo del cuerpo, su cascada
canción, siempre sonando a lejanía.
Cierra su puerta y queda bien cerrada;
sale y, por un momento, sus rodillas
se le van hacia el suelo. Pero el alba,
con peligrosa generosidad,
le refresca y le yergue. Está muy clara
su calle, y la pasea con pie oscuro,
y cojea en seguida porque anda
sólo con su fatiga. Y dice aire:
palabras muertas con su boca viva.
Prisionero por no querer, abraza
su propia soledad. Y está seguro,
más seguro que nadie porque nada
poseerá; y él bien sabe que nunca
vivirá aquí, en la tierra. A quien no ama,
¿cómo podemos conocer o cómo
perdonar? Día largo y aún más larga
la noche. Mentirá al sacar la llave.
Entrará. Y nunca habitará su casa.

 Aquí tenéis a Claudio, leyendo a Miguel Hernández:



Y aquí los trabajos de los participantes del taller:


Los amaneceres quedaron sin luz, la mañana sin un rastro de calidez. La rosa flor de los sueños como una cruz amargó nuestros besos sabor a nuez.
Las dulces palabras ya no invitan a viajar, lánguida se desgrana la música y el anochecer muere sin descansar. Largo se le hace el día a quien no ama.

Sara Pérez

Largo se le hace el día a quien no ama,
no contempla más allá de sus barrotes.
La mirada de un niño que no quiere querer
por no ofrecerse tan fácil.
El motor que le transporta está en el desván olvidado
mientras afuera, ajenos, ya no recuerdan que existe.

El amor como detonante de la impaciencia,
el tiempo no corre y el amante muerte mientras espera.

Antonia Oliva


BLASFEMIAS

Blasfema quien afirma que no ama
si cuando se abre en palabras, y
entona su salmo; un descomunal
grito áfono desgarra el papel.

¿No es acaso Amor, amar la Pena?

Blasfema quien afirma que ama, y                        
cual hechicera, extrae de su capa                       
la manzana, y muerde, y ofrece,                    
y en un bocado; trasforma el  Amor en Sapo           

¿Es acaso, solo Amor, besar Sapos?

Largo se le hace el día a quien no ama
porque embrujado, vive en el exilio, y
cual príncipe desterrado vaga, y
vagando blasfema entre charcas buscando un beso.

Pues decidme ¿No es el Amor al raso, nube que uno crea?

Ana Isabel Fariña


Largo se le hace el día a quien no ama

¿Por qué el tiempo es un cristal de versos
que pinta sueños de una realidad?.
Talar silencios con palabras,
sentir las horas
con minutos de creación,
con un largo amanecer de caricias,
es amor.

Sofía Montero García


UN DÍA

Alimento devorador del espíritu
mensajero de territorio desconocido,
largo se hace el día a quien no ama
¿No es una pena que esto ocurra?
¿Quién no la ha sufrido?
Pero que corto es el día cuando se ama
todo lo que era vulgar y oscuro
se hace maravilloso y brillante
cada segundo tiene un significado
y el día vuela como una mariposa

ESTAR

Sumergido en el fondo,
en la profundidad de mi ser
triste, pesaroso, hundido,
ninguna esperanza
me anima a caminar
a reemprender nuevos vuelos
a ver florecer la vida
que largo se hace el día
a quien no ama

Alfredo Domínguez

Largo se le hace el día a quien no ama...
a quien una piedra como un losa
aplasta sus esperanzas,
a quien se oculta en las angostas cavernas
de la desilusión,
a quien el tiempo marca con la enferma monotonía
de la impotencia,
a quien la muerte ronda al acecho para darle un bocado.
Qué largo es el día sin amor,
sin caricias, sin besos.
Largo, sí, muy largo es el tiempo que queda
para estar contigo y amarte

Vicente M. Martín


Largo se le hace el día a quien no ama
y más al que no es amado.
El amor es cruel y avaro
y acorta el día para no ser desgastado.

Así que niños, escuchad:
Si de una larga vida queréis disfrutar
dejad el amor a un lado
y poneros un puesto en el mercado.

Vended frutas y verduras.
Si queréis amor, iros de copas.
Y si la premuera aprieta
vuestra mano siempre será la más discreta.

Elena Vicente


Largo se hace el camino al que no ama

En mi barrio hay un asilo con un cartel en la puerta que indica "Aquí vendemos tiempo". Allí acuden madres, con niños pequeños, ansiosas de que crezcan en un momento. También acuden familiares de presos queriendo que corra el minutero y muchas parejas de amantes a las que no le sacan rendimiento a las 24 horas del día. Mientras, una pareja de mayores sentados en un banco del jardín, cogidos de la mano, ven como pasa el tiempo, lentamente, apagándose y en silencio.

Luis Iglesias


Largo se le hace el día a quien no ama
porque el pan sin agua molida no es pan
porque la vida sin amor no es vida.
¿Largo es el destino de un niño que no crece
sin un alambique de sueños?
Largo es porque los sueños son largos y cuesta destilarlos.

Manuel Javier Palancares


Largo se le hace el día a quien no ama

Suena el despertador
Acaricio las sábanas con ansia de piel fresca
Pero ya no estás amor
Y las horas venideras se me antojan eternas.
Preparo el desayuno.
El café con mucha azúcar para suplir tus mimos.
Solo café oscuro.
Me aseo, me visto, suspiro y me resigno.
Me enfrento a la calle:
ruidos, empujones, prisas y rutinas.
El asfalto ya no es valle,
y se me antoja un via crucis el camino a la oficina.
Ocupo mi puesto.
Antes me consolaba con que pagaba tus regalos,
ahora lo detesto.
Soy un desangrador, un tiburón desalmado.
No como en casa,
¿para qué?, si no sabe si no huele.
El hambre mata
Comer sin ti por desgracia no. Sólo duele.
Vuelvo al hogar
y paso la tarde en intrascendencias.
Me pesan las horas,
mi vida sin ti define la obsolescencia.
Me acuesto.
Trataré de soñar contigo.
Me detesto.
Para vivir así mejor no sigo.

Miguel Ángel Pérez

La muerte a toda página

Ayer lunes tuvimos una invitada especial en el taller de escritura creativa, la muerte. Si, la muerte a toda página. La muerte hecha verso o prosa que nace del desahogo.
La literatura está llena de muerte, como la historia. Pero a pesar de esa presencia constante a un lado y otro de las páginas hay muchos que la rehuyen, que le cierran la puerta, que se citan con ella a escondidas mucho más tarde:

No me despiertes, muerte, tan temprano
deja que entre las sábanas me esconda,
mira que aún la luna está redonda
y el gallo no ha subido al altozano.

Aguarda a que las hojas del manzano
caigan al suelo y ya no quede fronda.
Llévate, muerte, a quien le corresponda,
a pasear contigo de la mano.

Así que arrópame de nuevo y vete
a cosechar el llanto en otra parte
y no dejes ni un rastro que me inquiete.

Recoge tu guadaña y tu estandarte,
tu agenda, tu cronómetro y tu ariete
que ya tendré ocasión de acompañarte.

(Tan temprano, Raúl Vacas, inédito)

La muerte tiene muchas caras pero la más terrible es, quizá, la que anda por las calles y las casas, entre nosotros. La muerte inesperada, la muerte que nos aleja de la vida, la muerte que nos recoge en el silencio y nos aleja de las palabras, la muerte que persigue una y otra vez a Oliverio en la película El lado oscuro del corazón (de Eliseo Subiela) y a la que el poeta planta cara e incluso trata de seducir para ganarle la partida.



Mortal y rosa es un libro que nace de la matriz oscura de la muerte. Francisco Umbral perdió a su hijo el 24 de julio de 1974. Ese día la muerte le convocó frente al papel para escribir uno de los libros más sobrecogedores e intensos de este siglo.
Dice Jorge Urrutia en el número 141 de la revista Mercurio: «El libro "transita por la ausencia de un niño" que no era el narrador, pero que en él hubiera querido descubrirse. Mejor: hubiera querido que el niño se encontrase en él para, siendo padre, cubrir la ausencia de padre que sufrió en los libros "autobiográficos". Mas cae sobre él la doble condena de no disfrutar de padre ni disfrutar de ser padre. El narrador resulta un ser doblemente solitario, abandonado en el mundo, vacío en el vacío. "Y nosotros aquí, ensordecidos de tragedia, heridos de blancura, mortalmente vivos, diciéndote". En esta frase de Mortal y rosa se encierra toda la tragedia. Frente al mundo, frente a la luz, los dos, padre y madre, cruelmente permanecen. Están marcados por la inocencia, por la fatal de culpa. No destinados a morir ya, sino dolorosamente vivos hasta la muerte, muertos por estar vivos..."»

"Y no hallé cosa en que poner los ojos / que no fuera recuerdo de la muerte", dice Francisco de Quevedo. La tarea de escritura que acompañó a esta sesión consistió en poner los ojos a una distancia corta de la muerte para así evocarla, conjurarla, recordarla, exorcizarla, espantarla, hacerle frente, verla esconderse más allá o más acá de nosotros.
¿En qué persona escribir a la muerte o sobre la muerte? ¿Le hablaremos de tú a tú, en un diálogo valiente? ¿O escarbaremos dentro de nosotros con ayuda del monólogo? ¿La muerte es prosa o es poesía? Tal vez sea ensayo. Umbral elige la fórmula del diario íntimo, aunque en su libro se mezclan muchos registros: ensayo, poesía, poema en prosa.

Estos son los trabajos sobre la muerte de los participantes en el taller:


La vida duerme

El viento perfora la muerte,
como el agua invisible
en el calor de la distancia.
Ríos de amor
despliegan la inmensidad de un adiós
en la piel desvanecida de un cuerpo
carcomido por las horas.
Sólo una luz,
con el sabor de los días,
despierta el pensamiento de vivir.

Sofía Montero García

Calavera

Fría calavera. Altanera, lisonjera,
vete con tus muertos
que yo no soy un cualquiera.

La muerte

Cuando me llegue la muerte quiero ser rosa
para que huela bien mi rostro
para que se vea bien mi torso
para que mis espinas no sean más que un corzo.
Quiero ser rosa y violeta.
Quiero que siendo poeta mi flor no huela a muerte.
Ésta esté lejana a mi flor,
aquella que me mantiene vivo.
Aquella que quiere que la vida no deje sus pétalos
sin que el polen llegue a otra flor.
La muerte, sí, la muerte...
que me llegue cuanto más fría y muerta.
Que me llegue obsoleta.
Porque la muerte no es más que la vida
hecha poema.
Un poema que encierra una rosa y una violeta
cual flores de vida, bellas y etéreas.
Como es la muerte.
Un poema en vida.

Manuel Javier Palancares


Casi dormida
pero siempre en alerta
está la muerte

Oscurecía
era el final de todo
llegó la parca

Vida pasión
amor y destrucción
será la muerte

Frío y lluvioso
amaneció el día
casi exhaló

Acabó siendo 
pues nunca renunció
ella arribó.

Alfredo Domínguez

¡Muerte!
Defínete...
¿Cuál es tu olor, tu calor, tu sabor?
Eres como un perfume maldito
Nadie quiere llevarte encima.
Sin embargo,
estás ahí.
Inconfundible cuando te haces visible,
fría,
rompedora.
¡Cuántos proyecto increíbles nunca será posibles por tu mano!
Nunca tiemblas.
Implacable cuando llega la hora.
¡Muerte!
¿Por qué me quitas la vida?
Mis pasos te persiguen...
Cada día más cerca.
¡Y quiero huir!
Te odio, muerte.
Te has llevado a seres muy queridos.
A mí también me llevarás.
¡Maldita seas muerte! ¡Maldita y muy maldita!

No quiero alcanzarte nunca.

Vicente M. Martín


BREVE REFLEXIÓN SOBRE LA MUERTE

La Muerte. Qué palabra más contundente para algo tan inútil, tan intrascendente. Una certeza, eso sí. Llega, siempre llega. ¿Y luego qué? Luego nada. No creo que me importe cuando llegue. Antes sí, seguro. Cómo morir puede ser una auténtica putada, pero morir…Mi muerte será una putada para algunos, le importará  a otros. Especialmente a mis padres, si aún viven, pues les haría una faena antinatural. A unos cuantos seres queridos, pocos, porque al final, a los que de verdad importas no son tantos (aunque nos queramos engañar pensando lo contrario). Al final, lo que quiero es que llegue rápida, que hasta para eso soy impaciente y ansioso. Y si viene así, me da igual hasta cuándo. Total, cuando quiera darme cuenta ya será tarde.

INSTRUCCIONES FINALES

Sé que vendrás Guadaña. Sé que no olvidas, que no perdonas. Sé que implacable recordarás mi turno. Sé que no puedo hacer nada por pararte; lo más tentarte a llegar antes. Sólo te pido, Guadaña, que cercenes rápido, que seas misericordemente inmisericorde. Que vengas y hagas, que no me bailes.

Miguel Ángel Pérez


Dolor

En el corazón de un río
golpea con fuerza una roca.
Aguda, penetra una hoguera en su calma

Ya no hay claridad en el agua.

Siniestras ondas sedosas recitan sonidos de arpa;
huracán huérfano que amamanta una nana.
Arrullo de noche: Llanto.

Silencio
               Silencio
Silen...
     Oscuro embrujo concéntrico….

En mi corazón sirenas
Tres sirenas y un sombrío sueño seco.
Susurros: “ Él está muerto….”

En el río: veneno.

Ana Isabel Fariña Fernández


Discurso de Don Siendo Como

Siendo como es que nacer es un empezar a morir; y que morir es lo peor; deberíamos llorar ante ambos sucesos. Más aún, sabiendo como sabemos que el destino ineludible del recién llegado, es el que es; deberíamos llorar con más intensidad en el nacimiento.
De hecho; siendo como es; nacer debería estar prohibido; así morir, sería imposible.

Somos mortales, Es un hecho. Los dioses tuvieron a bien desvelarnos este dato. Lo que no nos dijeron fue que somos mortales y bobos. “Bobez” que nos lleva a convertirnos en zombis antes que en cadáveres.

Cuando evocamos la muerte; inmediatamente aparece una segadora fea con capa oscura y guadaña afilada.
¿Y el chupete?
Porque el chupete esconde la guadaña
Se olvidó.
Del chupete, nada.

¡Insensatos!

Siendo como es; lejos de desaparecer, la segadora fea de fea capa –en esa omisión que la relega a un único acto-; se bautiza, y con ese bautismo, nos somete y nos mata.
Cual garrapata se instala; y entre sombras engorda, chupando cuanto la vida nos regala.

Hijo del miedo; ese ácaro de oscura capa y dalla afilada,  es una evocación equivocada.

De conseguir arrancarla….

De conseguir arrancarla; siendo como es la vida; nuestra vida adquiriría el aplomo de un caminar intenso; la exquisitez de un paseo, donde cada pisada se mece en la tierra común del chupete y la guadaña. Tierra donde los zombies no existen porque cada mortal sabe de su realeza;   donde un cadáver son sólo los restos de un muerto que vivió y donde lo que queda de un humano;  tras el adiós desconocido, es el aroma del equilibrista que cuando saltó por última vez, lo hizo como todas, en paz; sin añorar y sin esperar nada. Siendo como fue,  siendo como es, siendo como será en el recuerdo mientras dure; Rey entre Reyes. Mortal entre Mortales.

Ana Isabel Fariña Fernández



Ladrona

Ahí está…
Agazapada detrás de la puerta,
Esperando su hora,
Espiando su presa,
Espantando su sombra.

No avisa.
Discreta,
Asalta,
Socarrona,
Estrangula,
Maestra,
Con paciencia,
Sin prisa,
Victoriosa.

Cuando llegue la hora
Contigo batalla no libraré
Cuando haga falta me ofreceré
Yo como ofrenda me entregaré.
Pero, como a nadie nunca rogaré,
Te lo ruego:
De los míos desvía tu mirada fría,
De las almas inocences desvía también tu mirada fría,
Un poco
Un rato
Una vida
Y pasa tu camino.

Sara Pérez

La invitada más esperada

La muerte es esa amiga a la que nos pasamos toda la vida esperando. Algunos planean minuciosamente como será ese encuentro, y emplean gran cantidad de su tiempo preparándose para ello. Como aquellos que se ahogan en alcohol durante años, para luego recibirla con vinito y paté de hígado. O los románticos, que llenan de grasa sus venas para luego entregarle su corazón. La muerte puede ser muy maleducada: a veces acude sin avisar, sin tan siquiera llamar a la puerta, pillándonos desprevenidos con la mesa sin servir. Otras veces se hace esperar tanto, que hay quien no puede con la impaciencia, y acaba lanzándose a su encuentro. Toda la vida esperándola, y siempre con la misma pregunta rondando nuestras cabezas: “¿cómo será La Muerte?” Yo nunca la he conocido, pero dicen que es bella. Dicen que cuando la ves se te corta la respiración.

Se fue… 

Un buen día se fue. Cerró los ojos para siempre y volvió a la tierra, para fundirse con ella, para abonarla con todos los nutrientes que habían formado su alma. Y así, súbitamente, el presente se convirtió en pasado. En sólo un instante frases como “¿quedamos para tomar algo?”, “vayamos al cine”, o “bésame” se esfumaron para siempre, dejando sólo un recuerdo. El recuerdo más bello de mi memoria.

Carta de una niña

Estimada Muerte:
No sé si te acordarás de mi, me llamo Laura, y estuviste la semana pasada en mi casa para llevarte a mi abuelita. Estoy preocupada por ella y por eso te estoy escribiendo. No sé donde te la has llevado, pero espero que haya árboles y flores, porque a mi abuelita le gusta mucho el campo. Es importante que le recuerdes que se tiene que tomar las pastillas, porque es ya mayor y a veces se le olvida. Mis papás dicen que no puede tomar dulce, pero yo siempre le daba un bombón por la tarde, sin que me vieran, y a mi abuelita eso le gustaba mucho. Estaría bien si tú también le dieras el bombón. Otra cosa que le gusta mucho a mi abuelita es jugar a la brisca. Espero que tú seas buena jugando a las cartas, porque si no, te va a dejar sin un céntimo. Quiero que cuides bien de ella, como lo hacía yo. Ya verás que mi abuelita es la mejor de todas las abuelas.

Alicia Alonso


Hace tan poco tiempo que te has ido....
¿Será por eso por lo que a veces parece mentira?

Recuerdo tus últimos días, unas veces voluntariamente y otras me vienen a la mente sin poderlo evitar y me hacen revivir los domingos el último día que te oí hablar, los martes el día que te fuiste y cada día de este mes escaso que llevamos sin ti, lo que pasó el mes anterior.
Recuerdo el llanto compartido fuera de tu habitación, donde entrábamos de dos en dos y estábamos poco rato para no cansarte. El ruido de la máquina de oxígeno que te ayudaba a respirar y como una melodía, los besos que te dábamos.
Tu despedida, tan coherente y serena y tan llena de amor a todos nosotros.
El momento en el que dejaste de respirar y yo te toqué el pecho, los ojos y los labios, esta vez sin mascarilla, el pelo y te di el último beso.

A pesar de estas vivencias, parece que vas a estar en tu casa, en un recoveco del camino hacia el parque, en un día de sol o en un día de lluvia. Pero no te encuentro por ninguna parte.

Dicen que estás en un sitio mejor, que has dejado de sufrir...
Eso al menos tendría sentido para mí y para los que ahora lloramos tu ausencia y durante estos meses hemos experimentado tanto dolor anticipando tu pérdida y compartiendo tu sufrimiento y también para ti, si ahora estás mejor.

Te quiero mucho papá y te echo de menos.

Teresa Sanz 


¿Somos chapuza cósmica o maravilla del universo? ¿Somos muerte en vida o vida hasta que deje de serlo?
No quiero preocuparme de la muerte, que vendrá. Prefiero ocuparme de la vida, ahora.
Vida, muchas veces, pasional, excitante, maravillosa...otras veces, no tanto.
Prefiero ocuparme de mi vida hasta que esta se extinga y mi ocupación termine.

 Juan José García Carabias



Cornelio

Soy inmortal.
Me llamo Cornelio y soy inmortal.
Lo descubrí el día que el Vesubio despertó y vomitando fuego se lo llevó todo; familia, amigos, ciudad y casa. Ellos desaparecieron y a mí me brotó esta extraña enfermedad.
¿Cómo la contraje? Es un misterio.
Porque yo era normal; yo, Cornelio Flabio Silva; tintorero de Pompeya; antes de todo, era un sujeto normal.

Por supuesto no aparento la edad que tengo, dos mil ciento veintidós años.
Si me veis, diríais que soy un hombre mayor de edad indefinida, a veces cercano a los sesenta, en ocasiones próximo a los setenta. La variación depende del descanso; y es que aunque no lo creáis, a mis años, dormir, lo que se dice dormir es tan complicado….

No soy el único aquejado de este mal.
Al menos sé de otros ocho. Todos igual de confusos e igual de desesperados.
Nadie puede ayudarnos.

Torpes, al principio buscábamos el fin voluntario. Nos poníamos delante de sables, pistolas, metralletas, y bombas de todo tipo; dejábamos que nos aplastaran, que nos ahogaran, que nos asfixiaran…. Nada. Sufríamos; porque la condición de inmortal no nos priva de la  cualidad de  doliente; sufríamos y renacíamos, en ocasiones sin alguno de nuestros miembros (ojos, piernas, brazos, orejas…)  Así, hasta que no nos quedo más remedio que desistir. Estábamos condenados.

A veces juntos y a veces separados recorremos el mundo. El mundo…. Tan distinto, tan igual, tan mágico…

Mañana tenemos una reunión en París.
Iremos los nueve.
Seremos los nueve ponentes de una conferencia que la Sorbona organiza para jóvenes de todo el mundo que desde distintas disciplinas se acercan a la muerte y al miedo a morir. Su título ¿Qué harías tú si fueras inmortal? Lástima que ya sepa las respuestas.

Ana Isabel Fariña Fernández


Un jersey para toda la vida

Esta es la historia que os voy a relatar sobre un jersey de pico azul claro que un día sin yo saberlo, me salvó la vida y truncó otra.
Nunca pensé  en la importancia de llevar siempre un jersey, incluso las noches de verano, por si refresca. Hace bastantes años en un día del mes de julio de un pueblo del Valle del Jerte anochecía, quizá un mal presagio como si algo fuera a finalizar. Estaban en fiestas pero no estaban muy animadas y decidimos acudir a otro pueblo cercano para ver si allí había más ambiente. Fuimos a buscar un coche, me acomodé de pasajero en la parte trasera del vehículo de dos puertas y cuando el conductor iba a arrancar para salir me di cuenta que me faltaba el jersey, le dije que esperara un momento para ir a buscarlo, pero el resto de ocupantes dijo que vaya pelmazo -tenían que levantarse para que pudiera  abandonar mi posición y bajar del vehículo- y que fuera en el coche siguiente, me bajé con rabia y fui a buscar el jersey, ocupó mi lugar otro de los amigos –azar de la vida– y el coche partió sin dilación. El jersey apareció en uno de los bares en que habíamos estado, pero ya era de noche, el día se acababa y entonces los que quedábamos decidimos dilatar nuestra estancia en el pueblo y  tomar otra cerveza, saldríamos más tarde, pero no llegaríamos a emprender el viaje, pues cuando íbamos a partir, llegaron con la escalofriante noticia, el vehículo que había salido un rato antes se había despeñado por un barranco y uno de los ocupantes había muerto, era el amigo que había ocupado mi lugar en el vehículo. 

Alfredo Domínguez


Muerte de un vividor


Pasaré y te harás visible, sentada, esperándome, empolvada en ceniza.
No me sorprenderás porque reconozco el olor que desprendes, a ataúd cerrado, a muchedumbre resignada. El olor enmascarado con pétalos que percibe al llegar el que estaba ausente.
Quisiera presenciar el trance despierto, con sentimiento de gozo por haber disfrutado, creado, matado y muerto, tanto imbuido en las tentaciones del mal como alcanzando las glorias del éxito, o purgando paréntesis que no por breves, banales y hasta aprovechando algún descuido en los tránsitos de espera o de renacimiento.
Cuándo será. Por mí, después del tiempo holgadamente necesario para "volver de casi todo", de haber saciado todos los instintos innatos y adquiridos, menos el último que es el que querré saborear cuando llgue este momento.

Antonia Oliva


Muertes

Muerte de una ilusión: resultado del cupón de la ONCE.
Muerte de una iniciativa: ver un capítulo de un reality-show.
Muerte de la infancia: probarte los zapatos de tu madre y que te estén pequeños.
Muerte de la adolescencia: entender a tus padres.
Muerte de la juventud: dejar de ver a los alumnos de primero de Universidad cada vez más jóvenes.
Muerte de una amistad: vera un amigo en blanco y negro.
Muerte de un enamoramiento: deseo de dormir sola.
Esperemos que no muera nada: primera cana en el pubis.

Elena Vicente


A mi madre

Se fue de puntillas, sin hacer ruido, así había vivido toda su vida, su diálisis la fue deteriorando poco a poco, las despedidas semanales siempre tristes, ¡Hasta cuando! Ella disfrutaba estando en casa, echando de comer a sus gallinas, recogiendo sus huevos frescos, sus guisos lentos, sin prisa, al calor de la lumbre, esperando la llegada de su marido y sus hijos al mediodía. 
Por la tarde cosiendo a ganchillo, sentada en la camilla, con la ventana medio levantada, siempre con la toquilla puesta, su gato jugando con el ovillo de lena o sentado a su lado. Sus últimas palabras, para su marido: "Luis, hazte la maleta, tendrás que irte con tus hijos". Y así fue.

Luis Iglesias

Literatura en obleas. Greguerías

La sesión del lunes 5 de noviembre la dedicamos a Ramón Gómez de la Serna y a sus greguerías.
Aprovechamos la ocasión para presentar el libro Flor de todo lo que queda, una antología de greguerías que nos encargó a Isabel Castaño y a mí la editorial Edelvives para su colección "Adarga".
El trabajo que ha hecho Isabel Castaño es espléndido pues no se trata de una recopilación sin más, como en otros libros de greguerías, sino que las ha organizado por categorías temáticas, en forma de abecedario, y ha creado con todas ellas ficciones breves. El propio Gómez de la Serna afirmaba que las greguerías “deben defenderse en conjunto –por eso deben ser muchas–, que sean panorama no minusculería”,
El trabajo gráfico de Pablo Amargo, muy afín al universo de Gómez de la Serna, también es sorprendente.


Este es el texto que aparece en la contraportada del libro, o mejor aún, en la cuarta de cubierta, tal y como se define a este espacio en el lenguaje editorial:

Una noche, en mitad de un sueño, Ramón Gómez de la Serna lanzó todas sus papeles al aire y exclamó: “que los ordenen otros”. Este ejercicio de prestidigitación, digno de un autor que perfumó nuestro idioma con la nueva fragancia de las vanguardias, es el que Isabel Castaño y Raúl Vacas nos ofrecen en esta antología, donde las greguerías no solo están agrupadas por categorías temáticas sino tejidas entre sí para formar ficciones breves. 
Ramón, tildado de iconoclasta y blasfemo de las letras por algunos y de genio por la mayoría, vivió entre acontecimientos históricos de gran magnitud como el inicio de la I Guerra Mundial y la Guerra Civil española. Adscrito a la Generación de 1914 o Novecentismo, su principal legado son las greguerías. Hay quien señala que no se trata de un género como tal sino de la expresión natural y espontánea de su humor.
Las ilustraciones de Pablo Amargo, llenas de ingenio y poesía, completan un libro hecho para ver, oír, oler, tocar y gustar.

Y aquí tenéis una muestra de dos de las categorías temáticas: la P de "Profesiones" y la G de "Gastronomía":


P de profesiones
El creador guarda la llave de todos los ombligos.




I
En el fondo de los espejos hay un fotógrafo agazapado. • El rey cree que su calavera es de marfil y ningún cortesano se atreve a pronunciar la palabra «hueso». • «Hay oro en la luna», dijo el astrónomo, y comenzaron a subir como alpinistas los buscadores de oro. • El alpinista parece que tiene prisa en dar un recado a Dios. • Las monjas pasaban por el claustro como cerillas que se habían salido de la caja. • La mano que pide limosna muestra sin rubor las líneas de un destino aciago. • Usan melena el poeta, el músico, el pintor y el que da miguitas a los pájaros. • Al barrer la peluquería se mezclan todos los pelos caídos y se forma el gris verdaderamente humano.

II
Si vais a la felicidad llevad sombrilla. • La vendedora de violetas da el ramito como si nos condecorase. • La linterna del acomodador nos deja una mancha de luz en el traje. • El pianista tiene el piano lleno de papeles como si siempre estuviese en vísperas de examen. • Atacaba con tal furia las notas, que parecía tocar a cuatro manos. • La cantaora tiene voz de mujer adormecida que canta mientras la peinan. • Cuando la bailarina flamenca levanta los brazos, todos aprovecharíamos el momento para hacerle cosquillas. • El arco del violín cose, como aguja con hilo, notas y almas, almas y notas. • El amor es algo así como bordar juntos.

III
El fotógrafo nos coloca en la postura más difícil con la pretensión de que salgamos más naturales. • El gesto que hace la planchadora al acercarse la plancha a la mejilla tiene coquetería de mirarse en un espejo de mano. • La criada tiene un alma con música de acordeón. • La campesina no se pinta, pero enseña sus rojas encías al reír. • El campesino que lleva un conejo colgando de la mano lo lleva con la elegancia con que un inglés lleva un paraguas. • El jardinero invisible saca el reloj y sabe a qué hora en punto debe abrir tal flor o morir tal otra. • No tiene importancia que el cazador mate un pichón, sino que haya matado un vuelo. • ¿Qué vieron los locos para volverse locos?

IV
El hombre más seguro que hay sobre el mundo es ese que en la tarde cabalga lentamente sobre un burro. • El único que cambia de verdad la faz del planeta es el que ara modestamente el terruño. • El arador desentierra el tesoro pobre de la tierra, pero que al fin y al cabo es un tesoro. • Millonaria. Los alrededores del descote llenos de moscas de oro. • Cuando el que está arando encuentra un esqueleto parece que lo hace revivir. • Aquella mujer me miró como a un taxi desocupado. • Era una de esas mujeres peligrosísimas que nos toca la nariz con una flor. • Siete balas de rouge llevaba en la cartera para las distintas horas del día, desde el amanecer hasta la alta noche.

G de gastronomía
Lo más difícil de digerir en un banquete es la pata
de la mesa que nos ha tocado en suerte.





I
Hay mesas frías en las que lo único que tiene alguna gracia es el salero. • En el poema del menú siempre están tachados los mejores versos. • Hay especialistas en pedir el único plato que se ha acabado en el menú. • Entre el género epistolar no hay que olvidar la «carta de los vinos». • El vino blanco se olvida. El vino tinto se recuerda. • Vinos «gran reserva» quiere decir que no dirán a nadie cómo han sido mixtificados. • Me pusieron tantos cubiertos alrededor del plato, que esperé con atroz apetito la víctima de mi cirugía.

II
El que afila un cuchillo con otro en la comida del restaurante es como si se desafiase consigo mismo. • El pescado nace con el cuello abierto, como si estuviese preparado para que le degüelle el cuchillo del comilón. • El tono de las conversaciones del restaurante va subiendo hasta que parece hervir como una cazuela de mariscos. • El langostino huele a todo el mar. • Las ostras son de rústica peña por fuera, pero por dentro son de la más fina porcelana. • A la media botella de vino siempre le faltará la otra mitad.

III
Los violinistas de café reparten lonchas de jamón de violín. • Al servirnos una ración de jamón parece que nos sirven un bello crimen en lonchas. • En el vinagre está todo el mal humor del vino. • El que come patitas de cordero parece volver a cuando de niño se le caían todos los dientes de leche. • Hay una azulosidad en los huesos jóvenes de algunos animales que nos comemos que se ve que aún estaban llenos de ilusión. • El humillo de la botella de champaña recién descorchada es como el de la pistola de desafío recién disparada.

IV
Las rosquillas tienen una forma votiva, bíblica, antigua, ingenua, simpatiquísima, exquisita. • Hay unos tipos de restaurante que no miran a las mujeres de las otras mesas hasta la hora del cigarro y el café. • Elegía el puro como si eligiese una flauta en vez de un cigarro. • La única disculpa de que sea tan chica la taza de café es que preconiza la repetición: —¿Otra tacita? • Los que esperan que se vacíe una mesa en el restaurante lleno logran que nos atragantemos. • Lo más difícil de digerir en un banquete es la pata de la mesa que nos ha tocado en suerte.

Y a continuación los trabajos de los participantes en el taller. La propuesta de esta semana consistió en escribir una serie de greguerías sobre tema a elegir o a partir de los inicios de algunas de las greguerías escritas por Ramón:


El poeta se alimenta masticando palabras.

La luna duerme en la arena de la luz.

Las olas bailan con un lento caminar.

El mar gime lágrimas de sal.

El tiempo reposa en un instante.

El amor salpica la quietud del pensamiento.

La lluvia grita en el silencio.

El reloj despierta la realidad de un sueño.

EL ascensor diseña la inquietud de la mirada.

Sofía Montero García


El ascensor es una lata de conservas humana con trasporte incluido

El ascensor distribuye personas como bultos la cinta transportadora

El ascensor como el mar sube y baja luchando por escapar.

El ascensor acoge la banalidad humana en un efímero instante.

Que haríamos sin tiempo en un ascensor

Ascensor con luz obscena, vehículo de besos robados.

El ascensor, como el cine, aviva el suspense.

Alfredo Domínguez


El polvo bajo la cama viene del segundo piso

La angustia se despierta con una llamada a medianoche.

Cuando el sol aprieta, arriba ha llegado el camión del gasóleo.

La televisión es el orinal del comedor.

Tanto fue el cántaro a la fuente que se enamoró perdidamente del grifo.

Si la pluma está en forma, el escritor puede escribir.

La jirafa es el martillo que nos convierte en chinchetas.

¡Cambio y corto!, espetó llorando el móvil al entubado fijo del aparador.

José Luis Moreno Gutiérrez



El poeta se alimenta del pan nuestro de cada día. Eso sí, desnudo él y desnudo el pan.

La luna y  la arena, peregrinas ilustres, buscan versos para hilvanar rimas.

Diccionario quiere decir oasis donde el nómada encuentra agua, encuentra té y encuentra dátiles para proseguir.

Nostalgia: Laberinto de recuerdos anudados que duelen. Soga de lo que fue. Sinfonía errática de lo nuestro. En ocasiones; tetraplejia.

El pitido del tren sólo sirve para que un loco en sus cabales, viaje

Las olas esculpen nanas que susurran… todo es espuma.

El hielo se derrite porque tiene frío. ¡Tan duro!

Los cuernos del toro buscan niños valientes dispuestos a columpiarse y reír

El día en que la luna se compre un automóvil morirá decapitada Sherezade

El camello tiene en su grupa toboganes; dunas de agua donde el silencio se desliza.

El mar se pasa la vida corriendo tras una luna que se le escapa. Prisionero fiel. Enamorado de agua salada.

Las mariposas; ecos de un  arco iris que prometió volver

El mar; cielo salado donde también duermen aguas dulces

El ascensor; autobús de cercanías de vuelo vertical

El tiempo; arena de colores que el tiempo barre

El reloj; verdugo cruel de placeres y sueños, salvador inesperado de pesadillas y oscuridades

La lluvia; en ocasiones, seda que viste un paseo

El Amor;  regalo que se hace quien lo da. Tormento que consume a quien lo mendiga. Muchas veces; espejismo.

Ana Isabel Fariña


El poeta se alimenta de cachitos de vida de los demás.
La luna y la arena, una presume de plata, la otra de oro.
Nostalgia : un dulce recuerdo que se endurece bajo la forma de una lágrima.
El hielo se derrite porque le da vergüenza desnudarse frente al sol.
El día en que la luna se compre un automóvil dará la vuelta al mundo marcha atrás.
El mar se pasa la vida vomitando la amargura que se traga.

El mar :
Las olas que van y vienen son como los fracasos de cada uno de mis intentos que terminan chocando contra las rocas.

El ascensor :
El ascensor es como una caja sorpresa : nunca sabes lo que te va a tocar al abrirse las puertas.
La subida del ascensor es el rato en que tanto las almas como las palabras pierden toda gravedad.

La lluvia :
Las gotas de lluvia, al caer, son como agujas que me pinchan el corazón.

El amor :
Me gustaría ensartar una a una tus palabras para llevarlas colgadas del cuello como un collar de caricias.

Sara Pérez


Barriendo bajo la N me quedé con una Z.
La tela de araña criba el aire.
El poeta se alimenta de vida con especias.
El pitido del tren sólo sirve para despertarse de tus sueños.
El camello tiene la mochila siempre a punto.
El mar se pasa la vida sin saber si viene o va.
El mar se pasa la vida atronando por lo bajinis.
Las olas esculpen los truenos del agua.
El amor es la vacuna contra la razón.
El ascensor es la coctelera del vecindario.
El ascensor es el parte del tiempo bis a bis.
La lluvia son los ángeles jugando con cerbatanas.
El tiempo es el antídoto contra la vida.
El mar son las interferencias de la naturaleza.

Miguel Ángel Pérez


El poeta se alimenta de las palabras desordenadas.
La luna y la arena juegan al escondite.
Diccionario quiere decir cárcel de palabras ordenadas
Nostalgia: morriña
El pitido del tren solo sirve para asustar a los animales del campo.
Las olas esculpen las rocas de la orilla.
El hielo se derrite cuando ve la ginebra.
Los cuernos del toro buscan librarse de sus enemigos.
El día que la luna se compre un automóvil, se celebraran carreras en el universo.
El camello tiene que dejar de fumar.
el mar se pasa la vida mareado.
Admiro a los árbitros que son capaces de parar el tiempo.
En el ascensor siempre hay alguien que hace de meteorólogo.
A los niños pequeños les gustan los relojes que juegan al escondite.
Lo bueno que tiene la lluvia es que siempre cae para abajo.
Las mariposas no necesitan controladores de vuelo para aterrizar.
Cuando dos estrellas fugaces se juntan, eso es amor.
Al mar es mejor tenerlo contento.

Luis Iglesias


El poeta se alimenta... de suspiros perfumados
La luna y la arena... bailan con las olas del mar.
Diccionario quiere decir... las cosas que se dicen de algo.
Nostalgia... es la enfermedad de los recuerdos.
El pitido del tren solo sirve... para despertar la naturaleza dormida.
Las olas esculpen... espuma en la arena.
El hielo se derrite... porque tiene sed.
Los cuernos del toro buscan... cabezas de hombre casados.
El día en que la luna se compre un automóvil... los meses serán semanas.
El camello tiene... los hombros muy cargados.
El mar se pasa la vida... de bromas, es ¡muy salada!

El ascensor es lo más parecido a la bolsa, siempre subiendo y bajando.
El mar colecciona las lágrimas de las nubes.
El reloj es "cansino" todos los días dando las mismas horas.
El tiempo es el almacén de las vivencias.
La lluvia y el sol disfrazan al cielo de colores.
El amor es la comida favorita de los novios.

Vicente M. Martín

El poeta se alimenta de silencio y desamores
La luna y la arena se observan cautelosas desde la distancia
Nostalgia: N-ostalgia: Dolor de los huesos de la "N".
Las olas esculpen cuerpos esculturales en algunas playas.
El hielo se derrite porque te ha visto desnudo.
Los cuernos del toro buscan cobertura.
El día en que la Luna se compre un automóvil va a salir de fiesta hasta las tantas de la mañana.
El camello tiene al turista subido a la chepa.

Las mariposas son gusanos vestidos de boda
El mar se pasa la vida dando vueltas.
La lluvia aplaude cuando pasas.
Las abejas, con sus abrigos de piel y sus castillos dorados, son la realeza del mundo de los insectos.
La P es un palomo en celo
El móvil es un amante moderno: nos divierte y entretiene, nos susurra al oído y no nos permite vivir sin él. Además, podemos decir que ya le tenemos metido en el bolsillo.

Alicia Alonso


El poeta se alimenta del eco de las huellas que van quedando.
La luna y la arena se recorren cada noche.
Diccionario quiere decir, al revés, "oír ano ICCID".
Nostalgia, pena de muerte.
El pitido del tren solo sirve para alardear.
Las olas esculpen el fondo.
El hielo se derrite porque no es tan témpano.
Los cuernos del toro buscan contactos.
El día en que la luna se compre un automóvil se mudará de sistema solar.
El camello tiene dos eles. El mar se pasa la vida calmado o cabreado.
Las mariposas agitan las alas y ocurre un cataclismo.
El mar se recicla.
El reloj, cada uno con él suyo.
El ascensor, totalmente manipulado.
El tiempo tiene muchas medidas.
La lluvia también se corta en horizontal.
El amor, cuando despiertas, ya no está.

Antonia Oliva


Un sapo es una bomba activada por un beso
Toda abuelita es un lobo en potencia
Todo enanito tiene un tirano dentro que te hará limpiar su casa.
El lobo de los tres cerditos en realidad tenía complejo de fuelle.
Toda bestia tiene un bello dentro y viceversa.
Tú no te fumas cigarro, es él el que te fuma a ti.
La silla es la h del hogar.
Una remolacha es una cebolla ruborizada
Estafilococo es el nombre de alguien muy feo
El hombre del saco es la parte oscura de los padres.
El poeta se alimenta como todos, pero hace poemas gracias a sus malas digestiones.

Elena Vicente


El poeta se alimenta de nuestras comidillas.
El ascensor es la caja de música del vecindario.

Teresa Sanz Sánchez