Un as en la manga

El lunes pasado, día 19 de diciembre, montamos una timba en la Sala de Fondo Local de la Biblioteca Pública de la Casa de las Conchas.
La sesión del taller estuvo dedicada a las cartas, de ahí el título "Un as en la manga". Francisco de Quevedo, invitado a la partida, nos regaló unos versos del todo oportunos: "Este mundo es juego de bazas / que solo el que roba, triunfa y manda".
Hablamos del libro de Carles Cano "Cartes" y de diferentes poemas visuales de Joan Brossa, Chema Madoz y García de Marina.




Pero también hablamos del trabajo "La sota tuna. Los naipes como procedimiento de creación literaria y representación del caos" de Carlos González Sanz (Instituto Aragonés de Antropología) donde encontramos un romance que nos permite contar una historia con las figuras de la baraja española, así como la historia de "La baraja del soldado".
Disfrutamos, a continuación, con algunos poemas relativos a las cartas, como el que Pablo Neruda tituló "A la baraja":

Sólo seis oros,
siete
copas, tengo.

Y una ventana de agua.

Una sota andulante,
y un caballo marino
con espada.

Una reina bravía
de pelo sanguinario
y de manos doradas.

Ahora que me digan
qué juego, qué adelanto,
qué pongo, qué retiro,
si naipes navegantes,
si solitarias copas,
si la reina o la espada.

Que alguien mire y me diga,
mire el juego del tiempo,
las horas de la vida,
las cartas del silencio,
la sombra y sus designios,
y me diga qué juego
para seguir perdiendo.


Recordamos el trabajo que Leopoldo María Panero hizo en "El tarot del inconsciente anónimo" publicado por Valdemar. Y jugamos una partida con el "Juego de cartas" de Max Aub, una novela baraja de la que estudiosos como Julio Borrego Nieto, Jesús Fernández González, Luis Santos Río y Ricardo Senabre afirman en el libro "Cuestiones de actualidad en la Lengua Española" (Ediciones Universidad de Salamanca):

Pero existe un espléndido ejemplo de “novela interactiva” avant la lettre, anterior al desarrollo y la pujanza del orbe informático: Juego de cartas, de Max Aub, publicada hacia 1964. La obra se presenta como un conjunto de 104 cartas contenidas en un estuche de cartón. Carta tiene aquí el doble valor de “naipe” y “misiva”, porque, en efecto, cada carta “naipe” tiene al dorso una carta “misiva”. Es una novela epistolar acerca Máximo Ballesteros, muerto en circunstancias poco claras. Algunos autores de la cartas piensan que se ha suicidado; otros sospechan que ha muerto a manos de su mujer por un asunto de celos; el médico estima que se trata de un fallecimiento por trombosis. Los puntos de vista de los distintos firmantes acerca de Máximo Ballesteros difieren hasta extremos inconcebibles. Como se trata de un juego (`conjunto`) de cartas (`misivas`), pero las cartas son también naipes, se puede jugar, y el autor ofrece las reglas. Según la disposición con que vayan saliendo y disponiéndose las cartas después de barajarlas y repartirlas, aparecerá una silueta diferente del muerto. También aquí se pone en tela de juicio el principio de autoría y se concede al destinatario un papel relevante en la interpretación del texto, al mismo tiempo que éste aparece como un encrucijada de lecturas posibles. El autor explica cómo deben repartirse los naipes y añade: “Puede variar el juego desde el principio dando dos o tres cartas, a gusto de los jugadores, con la seguridad de que el resultado será siempre diferente”. Y remata: “Gana el que adivine quién fue Máximo Ballesteros”. Pero nadie ganará, porque la realidad es caleidoscópica y huidiza; o mejor, hay tantas realidades como perspectivas.



Dejamos aquí por último una baraja de poesía visual contra la violencia de género ilustrada por Edu Barbero:






Propuesta de escritura

En esta ocasión la propuesta de escritura fue doble. Así cada cual elige a qué le apetece más jugar:

1. Escribe un texto relacionado con alguna carta o algún palo de la baraja. También puedes mezclar diferentes figuras en una historia.
2. Imagina una timba de cartas que reúne a un grupo de gente. Las apuestas en la partida son importantes. Unos ganan y otros pierden. Pero no sólo se pierde la partida. Hay quien pierde la dignidad, quien pierde una joya de valor, un coche, una casa, una familia. Cuenta las circunstancias de un perdedor.

Estos son algunos de los trabajos recibidos hasta ahora:


Cartas caras

La timba es en el Gali, aquél bar lúgubre, bello, decadente y luz, al que acuden desde hace años todos los miércoles.

Alba llega tarde, por las clases de la Universidad. Está contenta, jovial, hermosa. El curso le está encantando, las clases de literatura estadounidense del XX la tienen ensimismada. Se ha pasado el camino pensando en Gatsby, fantaseando con su amistad, acompañante de fechorías, libre, disfrutona, felices años XX.

Saluda a sus amigas. la llaman guapa, pendeja por llegar tarde, malvada por estar tan bonita. Le preguntan por Markel, por su próximo viaje juntos a Cerdeña. “Al lío nenas, que hemos venido al póker”.

Ángela reparte cartas. Ella llegó la primera. Pidió su té negro, se sentó en la mesa, esperó al resto con la mirada aterrizada en el horroroso día, en las ganas que tenía de ver a su gente para callar un poco el ruido.

Primera mano. Ángela pone mala cara, siempre lo hace, no puede evitarlo pese a que todas sus amigas le han repetido mil veces que no, que no se puede poner esas caras jugando al póker, jugando a nada, o el de enfrente, o la vida, te ganan seguro.

Irene es distinta. La esfinge del grupo. En cartas, en todo. Coge sus cinco, las revisa concentrada, mira a Alba y le tira un beso. Todas saben que el beso puede ser cualquier cosa, ir para repóker o para nada. Muralla Irene, besos y abrazos aun cuando todo se va a la mierda. Siempre detrás de ella para que diga, cuente, se deje.

Carmen pide dos. Siempre pide dos, maldita sea. Dos cañas, dos vestidos, dos libros, dos cartas. Mira que le han dicho que el impar es el bueno, el uno con uno, el dos y uno. Pero nada. Pide dos.

Así pasan el resto de la tarde. Entre tés, cañas, risas, historias. El Gali se va llenando de gente, van siendo las 23.00. Vuela el tiempo como siempre vuela desde que se juntan. Gana más Irene. Ríe más Alba. Equilibra Carmen, que gana dos partidas. Agradece Ángela, que según llega la hora de la despedida empieza a sentir la punzada del enemigo. “Ya va a venir” se dice, “ya viene”, pero como siempre, en la única cara que sabe ocultar, camufla, esconde, juega al póker mejor que ninguna.

Se despiden en la puerta. Se besan, se abrazan, se verán el fin de semana. Ángela dice que no sabe si podrá. Pone cara. La increpan con todo el cariño del mundo. “Siempre igual Anyi, con lo que disfrutas luego”

Subiendo las escaleras el ruido ya es angustia, desesperación, súplica. Abriendo la puerta, la punzada es terror. La voz débil dice “¿Marcos? ¿hola?”. Se oye la televisión en el salón, pero no hay nadie. Va hacia la cocina, allí sí está él. Hola de nuevo. Nada de nuevo. Los fogones encendidos, la cocina guerra mundial para un solo plato, con un huevo y unas pocas patatas fritas.

El miedo muta a rendición. Escondiendo el temblor se acerca, le da un beso. Él, algo esquivo se deja hacer.

- Sabes que prefiero que cenemos juntos, Ángela.
- Lo sé cariño, perdona, ahora hago algo mejor. Se gira hacia el frigorífico. La cara es terror, las manos viento.

Néstor Valverde
Grupo A


La última partida
Todas las tardes después de comer, tenía la costumbre de ir al bar, reunirse con los amigos y echar una partida al mus. Era una manera de matar el tiempo una vez alcanzada la jubilación. En el pueblo donde vivía no había muchas otras alternativas. A la vez que jugaban, comentaban las noticias de los periódicos o de lo que acontecía en el pueblo.
Siempre que jugaba, repetía las mismas frases con su compañero: "Si en el mus quieres ganar, no te canses de pasar", "Esta vez, la chica no me la quita nadie", "Córtalo, tengo jugada para todo", "Déjame hablar a mi, que este juego lo gano yo solo", "Pásate, que ya verás si lo cortan como caen".
Cuando los contrincantes cogían mejores cartas, se calentaba enseguida, en cuanto le envidaban, les decía: "Un envite no, tienen que ser los dientes de un choto".
Si era mano y tenía juego, ya le conocían, echaba " órdago ", aunque no tuviera treinta y una, "El que tenga valor que lo vea".
Aquel día fatal, mientras jugaba, la última frase que dijo lo recuerdan sus compañeros: "No tengo juego", cayo desplomado, hincó la barbilla sobre el tapete verde de la mesa.
Llamaron al médico del pueblo, el cual acudió en unos minutos, pero no pudo ser, este certificó un posible infarto.
Al día siguiente del entierro, a la misma hora de todos los días, allí estaban los compañeros en el bar, buscaron un sustituto y este puso una condición:
"De acuerdo yo juego, pero sino os importa cambiamos de mesa"

Luis Iglesias
Grupo B


Timba de cartas
Copas en el juego
se mezclan con bastos,
espadas alegres,
oros son de espanto.

La baraja sirve
para ilusionarnos,
con ella sentimos
emoción y llanto.

Si pierdo en el juego,
me paso por alto
ver como los otros
se alegran un rato.

Partida perdida
es un sobresalto,
alguien gana alegre
mientras le miramos.

El que menos tantos
tenga registrados
en lista con nombres
de juegos marcados,
será el vencedor,
es el que ha triunfado.

Sofía Montero
Grupo B


TRAMPAS.

Los amigos de toda la vida jugamos la timba anual por estas fechas. En términos de dinero y fama, el único que ha conseguido el éxito ha sido Alberto. Los demás somos gente sencilla, común y corriente. Hipotecas, matrimonios, hijos.

Alberto ha ganado millones a espuertas. “For Art”, su empresa de inversiones en Arte, ha sido como todo el mundo sabe, la mayor estafa piramidal de nuestro país, Bancos aparte.

La historia es conocida. Después de varios paseíllos a los juzgados, Alberto ha quedado libre por “defecto de forma”, y con todos sus millones a salvo a nombre de testaferros; su mujer, y este su más viejo amigo, principalmente. Me he dejado liar, como siempre, como cuando de niño robó el cáliz de la parroquia del padre Natalio, y yo casi me la cargo por cubrirle las espaldas.

Solo una sombra en el horizonte de Alberto. Su tendencia –por el momento superada- a la bebida. Angela, su bellísima esposa y buena amiga mía, ya le ha dicho que no le vuelve a pasar una.

Alberto solía perder en la partida, lo que supongo que era de algún consuelo, para nosotros, sus colegas más o menos fracasados. Hasta que un día nos dimos cuenta de que hacía trampas. Para hacerse perdonar los millones, digo yo. Es un granuja simpático. Aun así, o precisamente por eso, nos sentó fatal, y casi estuvimos a punto de expulsarle de la timba. Ahora gana de vez en cuando.

Yo suelo servirle su cerveza sin alcohol, y pongo sobre la mesa mi vaso de Cruzcampo con un chorrito de ginebra. A veces me dejo llevar por la ensoñación del crimen perfecto. Le cambio los vasos, y después de tomar el primer trago vuelve a recaer en la bebida. Yo ya me he ido, porque tengo que hacerme cargo de los niños, que la puñetera de mi ex mujer me tiene acogotado; de modo que no presencio mi proprio crimen. Con la boca ya caliente, Alberto pide en la cena una cervecita –sólo una-, y el resto de la panda no consigue impedirlo. Así que, lo típico, otra cerveza, una copa. . . y una caída en picado de la que ya no se va a recuperar. Su mujer le abandona, y la fama de estafador que tiene no le reporta precisamente compasión. El patrimonio y el dinero ya está a nuestro nombre. Voy a recoger a Angela, que da una conferencia sobre “Arte y Mecenazgo” en el Círculo Cultural de Emprendedores, y aparco mi Dubai “Concorde” junto a la esquina donde acostumbra a pedir Alberto. No me reconoce. Le tiro unas monedas al plato, como la calderilla de intereses con la que engañaba a los incautos que desplumó, y paso de largo. Es en este punto de mi desvarío cuando se me aparece la imagen del padre Natalio, que en paz descanse, y se me cae la cara de vergüenza.

Y me voy corriendo a recoger a los niños, que la última vez la puñetera de mi ex mujer me los dejó en la calle.

Ignacio Aparicio
Grupo A


Buen naipe

Me pongo a escribir con el ánimo bajo, ¿cómo se podría estar sino el día después de Navidad, cuando ya has recogido la bajilla buena, la cubertería, que está en su caja esperando los grandes acontecimientos, cuando ya hasta se han terminado los restos de la cena de Nochebuena y la casa , tu vida ha vuelto a la rutina?, el Belén y los adornos siguen, por costumbre estarán hasta el día después de Reyes, y ¡volverán a guardarse en las mismas cajas, en el mismo altillo!, a los que esperabas vinieron, ya se han ido, ¡la vida es así!, esta es la frase consuelo. Todo resultó como esperaba, bien la alegría de la llegada, bien la cena, bien los regalos, las risas, los villancicos, ¡por eso no me gustan estas fiestas, la diversión está programada, se sabe cuándo va a terminar!, al día siguiente alguien tiene que ir a trabajar. ¡Ha sido demasiado barullo para que dure tan poco!

Y en este estado de ánimo doy marcha atrás, me voy a mi niñez, a recuerdos que me cambien el ánimo, no se debe uno permitir estar así, como decía mi paisana Santa Teresa “no estés triste nunca, que es pecado estar triste”. Y me acuerdo de mi casa, de mis padres, de mis juegos, ¡ah! al pensar en juegos no puedo menos de sonreír, me he acordado de cuánto me gustaba jugar con mi padre a las cartas, ¡ya tengo el tema para “Un as en la manga”.

Tendría tres, cuatro, cinco años, años cuarenta, por aquel entonces en mi casa no había ningún libro de cuentos de esos que los padres leen una y otra vez, pero había una baraja de cartas, ¡y vaya si supo mi padre sacar de allí historias y juegos!, se convirtieron en uno de mis juguetes preferidos, mi padre recurría a ellas en esas largas tardes de invierno y recuerdo, siempre que yo estaba malita.

Al principio el juego era hacer montones de las del mismo palo, llegar a aprender a contar las diez, los oros eran mis preferidos, del orón, as de oros, tengo el recuerdo de que brillaba mucho, la familia de las copas tampoco estaban mal, la copona me parecía muy grande, las espadas no me gustaban, la espadona me parecía que me podía cortar, que pinchaba, el bastón tenía muchos colorines y me gustaba. Hacíamos bodas, se casaban las sotas, que hacían de princesas con los príncipes que iban a caballo, los ases eran los curas y los reyes los padres, los demás los invitados. Yo aprendí a inventar historias de esas bodas.

Aprendí a jugar a la brisca y, para saber si había ganado, a contar hasta cuarenta, no sé si tardé mucho, ni cómo, pero aprendí los valores de las cartas y a contar de verdad.

Jugábamos a la raposa, ahora pienso en él como un juego tan tonto, que he llegado a pensar que lo inventaría mi padre: Se repartían las cartas boca arriba y a quien llegara el cuatro de oros, esa era la raposa, ganaba. Quien perdía daba un garbanzo, eso era nuestras fichas, nuestras monedas. Recuerdo la emoción con que esperaba que llegara a mi montón. Acabo de mirar en google, ¡vaya sorpresa!, sí existe la raposa como juego de cartas.

Este rato que he estado recordando, jugando con mi padre, me ha servido como entonces para ponerme contenta, mi ánimo está muy lejos de ese con el que estaba hace un rato.

Mi gusto por las cartas se despertaría entonces, me gusta jugar a las cartas, diría que es un juego muy completo: desarrolla la atención, la intuición, los valores de saber ganar y perder, entretiene, ¡dicen que para los mayores es un buen ejercicio!, por eso lo practico. Me gusta cuando alguien me dice “¡Tienes muy buen naipe!”

Inés Izquierdo
Grupo A


¡Maldito cero!
Perdóname, perdóname y vuelve a perdonarme, porque todos los perdones del mundo son insuficientes. Soy una cobarde, me siento indigna y débil. No puedo humillarme más ante ti. Si fuera un animal inclinaría la cabeza para ofrecerte mi cerviz y darte la oportunidad de rematarme y, aún así, no sería suficiente penitencia para mi pecado. Pero hasta para eso soy cobarde…

Me aterra volver a contarte que lo he perdido todo y que, nuevamente, te he arrastrado en mi caída.

Era mi noche de suerte. Sabes que eso sólo ocurre una vez en la vida y pensé que esa era la ocasión. Presentía que era mi oportunidad: el corazón, el alma, la cabeza me decían “vuelve a doblar: es tu tirada”. Y en un “no va más” se truncaron mis sueños y nuestro futuro. Esa apuesta se llevó todo nuestro capital: la entrada para el coche, el aval que nos dieron tus padres para el piso… Nos hemos quedado en la calle, otra vez.

¡Qué ilusa! Quería llegar a casa con un dineral y decirte: “¡cariño! Se han acabado nuestros problemas. .. He ganado… Por fin, la ruleta me ha devuelto la fortuna… Y revivir aquellos días en que la suerte estaba de mi lado y nos permitíamos pequeños lujos a costa del azar. Estaba decidida a hacer de aquella partida la última de mi vida, a no volver a jugar nunca más, como te había prometido en mil ocasiones. Y, una vez más, te he dado la espalda.

Empecé ganando mucho dinero, apostaba y repetía ganancias. Como siempre, la avaricia se despertaba y se iba haciendo más grande con cada par-impar, falta-pasa, rojo-negro… Porque ya sabes que siempre juego con poco riesgo. La cantidad inicial se había triplicado, el montón de fichas crecía sobre la mesa. Hubo un momento en que pensé en detenerme y conformarme con los beneficios obtenidos, pero la codicia había tomado las riendas iniciando su proceso irreversible. ¡Era mi noche de suerte! Empecé a subir los envites y a perder. Par-impar, falta-pasa, rojo-negro… Volví a doblar: negro y volví a perder: rojo… Y así hasta que la apuesta era el resto. ¡Maldito Cero!

Te mando esta carta porque no me atrevo a mirarte a los ojos y decirte todo lo que te he escrito en estas líneas. No puedo, ni quiero enfrentarme a los reproches que me estarán esperando, tanto los tuyos como los de toda nuestra familia, a las recomendaciones de procederes o a los vaticinios de un futuro incierto. Pero, sobre todo, soy incapaz de enfrentarme a tu mirada, a tu silencio.

Me acuso de coger un dinero que no era sólo mío. Te lo devolveré. Te prometo que lo haré. Porqué estoy segura de que la suerte volverá a cambiar y llegará, por fin, mi momento. Algún día, la Fortuna recordará mi cara y me saludará haciéndome ese guiño especial que modificará mi universo… Y el tuyo, si quieres. Vivir ese instante compensará cualquier sinsabor anterior, incluyendo tu dolorosa pérdida.

M. Maximina Moreno
Grupo A


Las circunstancias de un perdedor
Hace unos veinte años, aproximadamente, un familiar empezó a jugar a las cartas. Fue un amigo suyo quien le incitó a jugar. Recuerda que por las noches tenia que llamar a programas de concurso .

Al principio no le daba importancia, pero estaba enganchado al juego. En una ocasión perdió 600 €.

Como no tenía ese dinero tuvo que pedir a familiares, y a punto estuvo de perder su casa. Un día reacción y gritó en voz alta: "¡Tengo una adición al juego! Necesito ayuda."

David Álvarez Sánchez
Grupo B


Cómo hacerme rico con una baraja española
Una tarde de ocio y luz, ante una baraja española reflexionaba de qué forma podría hacerme “de oro” haciendo uso de sus cartas. Lo primero que se me ocurrió pensar fue en participar en alguna timba en la que se jugase al Póker, Mau-Mau, Tute, Giley, etc., etc., en cantidades fuertes. En una partida de esas “si tienes buen naipe”, se puede ganar mucho dinero. Pero el azar es caprichoso y la suerte no siempre sonríe. Hay partidas en las que la diosa fortuna se pone de tu lado y las ganancias se incrementan de forma fabulosa, pero en la última mano se acepta un envite fuerte, da la espalda la suerte y se pierde todo. También se producen situaciones en las que el enardecimiento es tan grande, que se acepta cualquier postura, pensando que ganas, y se pierde. Decididamente no me convenció el procedimiento adecuado para lograr mis fines.

Como el campo de la imaginación es muy grande, y aquella tarde el tiempo no apremiaba, concebí un sistema en el que utilizando todos los palos de la baraja y algunas cartas de ellas podría conseguir “todo el oro del mundo”. Pensé que consiguiendo el cofre donde se guardaban todos los oros de la baraja, conseguiría mi objetivo. El plan tramado consistía en hacerme con un bastón para que me ayudase a realizar el camino hasta el tesoro; y que mejor bastón –pensé- que “un bastó grande y fuerte”, por lo que elegí el “AS DE BASTOS”. Para vencer a los enemigos que me encontrase en el camino y luchar contra los avatares del itinerario necesitaba un arma sólida y fuerte por lo que cogí “EL AS DE ESPADAS”. Posiblemente durante el trayecto en alguna ocasión tuviese miedo a los peligros de la empresa y para vencer ese miedo me tomaría “TRES COPAS”, que me envalentonasen, por lo que elegí esa carta. Con esas tres cartas, llegaría a lograr mi objetivo: hacerme con todos los “OROS”.

Ramón Sánchez Rodríguez
Grupo B


El golpe

Uno de julio. Año inespecífico de la década de los noventa. Queda inaugurada la sobremesa estival del “Baratito”. Hora, tres y media de la tarde. Juego, “Remigio”, como en cualquier pueblo serrano que se precie. Normas, las de siempre: cinco jugadores; cien pesetas al marcharse de la mesa; a la tercera partida perdida, se abandona el juego; un único ganador que recauda entre cuatrocientas o quinientas pesetas diarias. Toda una fortuna para esos adolescentes en aquellos tiempos. En la mesa, cuatro gallitos de corral que se ven comer el mundo, el verano y a alguna incauta: Pablo Numan, Roberto Refor, Jaime Din y Martín Brando. Junto a ellos, el menos agraciado, Daniel Depito, con unos cuantos kilos de más. Los otros cuatro se fijan en él no sintiéndole un rival de altura. Por cierto, Dani también es bajito.
Comienza la timba. Cartas escondidas, tríos y cuartetos del mismo número o palo, alguna escalera, comodines que no aparecen, mentes que cuentan para llegar a setenta, pocos secos. Pablo, mientras suma puntos, mira y remira a la joven que, en la otra mesa, se entretiene con el mismo juego, pero sin apostar. Todavía le queda espacio para ella en su intensa retina azul. ¡Ay! Laura Bocal. Hace años que sueña con ella. Todos los veranos, ella se convierte en un proyecto que no logra alcanzar. Laura tiene unos labios que invitan a comerlos. ¡Qué ganas de probarlos! Pero este año es diferente. Se siente con posibilidades. De este verano no pasa, seguro. Vuelve a la partida con un seco que deja a todos con la boca abierta. ¡Hala! Un chinito para cada uno. A ver si se lleva todo el bote.
Poco a poco los participantes van abandonando la partida con cara de decepción. ¡Cómo es posible que a Pablo siempre le toquen los comodines! Al final quedan Dani y él. Dos a uno, perdiendo Dani. Para el duelo de titanes se hace un corro alrededor de la mesa. Casi todas las chicas desean en secreto que gane Pablo. Ellos, en cambio, y Laura también, ansían una victoria para Dani. Pero esta vez Pablo se lo juega todo a una carta, espera pacientemente y, zas, justo la que necesitaba. Pone las cartas boca arriba y seco; Dani a casa. El bote es suyo. Sonríe y mira a Laura con satisfacción.
-          Empezamos bien el veranito, ¿eh? Voy a ser un as del Remmy. Ya veis, hoy la suerte está echada.
En ese momento, mientras pasa su brazo por el cuello de Dani, Laura exclama “Afortunado en el juego, desafortunado en amores”. Tras darle un apasionado beso en los labios añade:
-          “Vamos, Dani, que nosotros nos apuntamos otro tanto”.
Con cara de póker, Pablo recoge su baraja marcada y la mete en su mochila con intención de repetir la jugada al día siguiente. Mientras cierra la cremallera a su amargo triunfo recuerda la frase tantas veces repetidas por quien le inició en el mundo de los naipes, su abuelo Melchor: “Las cartas y las mujeres, se van con quien quieren”.

Toñi Martín del Rey
Grupo B

Decidme cómo es un árbol

La sesión del lunes 12 de diciembre estuvo dedicada a Marcos Ana, quien moría hace un mes en Madrid, Fernando Macarro Castillo, más conocido como Marcos Ana (seudónimo formado con los nombres de sus padres), fue y es un poeta español nacido en la pedanía de San Vicente, del municipio de Alconada (Salamanca), el 20 de enero de 1920, aunque vivió su infancia en Ventosa del Río Almar (Salamanca). Su intensa biografía le ha hecho convertirse en uno de los símbolos de la cultura antifascista.



Saramago, buen amigo de Marcos, dice de él lo siguiente: "Hay personas que parecen no pertenecer al mundo y al tiempo en que viven. Marcos Ana es una de esas personas. Como tantos de su generación, arrastrados por prisiones del fascismo español, sufrió lo indecible en el cuerpo y en el espíritu, escapó in extremis a dos condenas a muerte, es, en el mayor sentido de la expresión, un superviviente. La prisión no pudo nada contra él, y fueron 23 los años que estuvo privado de libertad."

Transcribimos aquí algunos de sus poemas más conocidos, "Decidme cómo es un árbol" y "Mi corazón es patio" dedicado a su amiga María Teresa León:

Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto del río
cuando se cubre de pájaros,

Habladme del mar, habladme
del olor ancho del campo,
de las estrellas, del aire.
Recitadme un horizonte
sin cerradura y sin llaves,
como la choza de un pobre.

Decidme cómo es el beso
de una mujer. Dadme el nombre
del amor, no lo recuerdo

¿Aún las noches se perfuman
de enamorados con tiemblos
de pasión bajo la luna?
¿O sólo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mis losas?

Veintidós años... Ya olvido
la dimensión de las cosas,
su olor, su aroma... Escribo
a tientas: “el mar”, “el campo”...
Digo “bosque” y he perdido
la geometría del árbol.

Hablo, por hablar, de asuntos
que los años me borraron
(no puedo seguir, escucho
los pasos del funcionario).


La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.
Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.
Pero el mundo es un patio.
Un patio donde giran
los hombres sin espacio.

A veces, cuando subo
a mi ventana, palpo
con mis ojos la vida
de luz que voy soñando.
y entonces, digo: “El mundo
es algo más que el patio
y estas losas terribles
donde me voy gastando”.
Y oigo colinas libres,
voces entre los álamos,
la charla azul del río
que ciñe mi cadalso.
“Es la vida”, me dicen
los aromas, el canto
rojo de los jilgueros,
la música en el vaso
blanco y azul del día,
la risa de un muchacho…

Pero es soñar despierto
mi reja es el costado
de un sueño que da al campo.

Amanezco, y ya todo
—fuera del sueño— es patio:
un patio donde giran
los hombres sin espacio.

¡Hace ya tantos siglos
que nací emparedado,
que me olvidé del mundo,
de cómo canta el árbol,
de la pasión que enciende
el amor en los labios,
de si hay puertas sin llaves
y otras manos sin clavos!
Yo ya creo que todo
—fuera del sueño— es patio.

Un patio bajo un cielo
de fosa, desgarrado,
que acuchillan y acotan
muros y pararrayos.

Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo,
—hasta en el sueño— es patio.
Un patio donde gira
mi corazón, clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón, que tiene
la forma gris de un patio.

Un patio donde giran
los hombres sin descanso.


Y dejamos aquí también la canción que hizo Extremoduro a partir de uno de sus poemas:





PROPUESTA DE ESCRITURA

Escribid un texto (relato, carta, poema) inspirado en Marcos Ana o en alguno de sus textos.


Estos son algunos de los textos recibidos hasta ahora:


"Adagio a mi país" 
Andrés Calamaro

En mi país, qué tristeza,
la pobreza y el rencor...
Dice mi padre que ya llegará
desde el fondo del tiempo otro tiempo
y me dice que el sol brillará
sobre un pueblo que él sueña labrando
su verde solar.

En mi país, qué tristeza,
la pobreza y el rencor.
Tú no pediste la guerra,
madre Tierra, yo lo sé.
Dice mi padre que un solo traidor
puede con mil valientes,
él siente que el pueblo en su inmenso dolor
hoy se niega a beber de la fuente clara
del honor.

En mi país somos duros,
el futuro, lo dirá.
Canta mi pueblo una canción de paz,
detrás de cada puerta está alerta mi pueblo
y ya nadie podrá silenciar su canción...
y mañana también cantará.

En mi país, qué tibieza,
cuando empieza a amanecer.
Dice mi pueblo que puede leer
en su mano de pueblo el destino
y que no hay adivino ni rey
que le pueda marcar el camino
que va a recorrer.

En mi país, qué tibieza,
cuando empieza a amanecer.



Esta canción me hizo recordar las penurias sufridas por las guerras sin razón, por las personas como Marcos Ana, que por su ideología fueron encarceladas, por todos aquellos que padecen persecución injustificada, por la privación de libertad, por los derechos pisoteados, por...
Solo por eso, merece la pena recordarlo, para que no vuelva a ocurrir.

Luis Iglesias
Grupo B


Poema a Marcos Ana
Alma de poeta,
libertad sentida,
espíritu del bien,
paz inagotable,
sensibilidad perenne,
coherencia en la mirada.

Tu muerte hizo presente
un bálsamo de amor,
fluido entre la piel
que abrazó la vida,
rota por un mundo aprisionado.

La tierra que habitaste
añora tu presencia.
Pensamientos sellados
en el latir de tu recuerdo.

Sofía Montero
Grupo B


Homenaje a Marcos Ana
Marcos, donde quiera que estés, aunque ya resides en los aires de tu excelente poesía:

Cuando de más jóvenes paseábamos la plaza mayor de Salamanca, nos quejábamos continuamente del estado de cosas. Parecía que andábamos libres, pero estábamos presos en el aire cuadrado de la plaza bajo el ojo implacable del reloj.

Tú, entre aparentes muros, habitabas una paradójica libertad de espíritu, como un Quijote moderno, lleno de ideales que nos has dejado en herencia. Tú, castellano sereno, fuerte y cabal, te has convertido en otro de nuestros modelos de vida, en esta Edad Media tecnológica que nos oprime pero que vamos a combatir en lo que tiene de falta de libertad.

Paradójicamente ahora tienes más vida en el espíritu de todos nosotros, hombre brillante y bueno, gracias porque nos reconcilias con lo mejor de la humanidad.

Un abrazo fraternal de todos los que amamos la poesía, que es vida y no sólo estética.

Emilia González

Grupo B


Haikus

A Marcos Ana


Todo es frío
sin abrazos de madre
le queda soñar.


Ni árbol ni mar
él ve desde su celda
espera la paz.


Lee un libro
añora su encuentro
con amor y flor.

Inés Izquierdo Pérez
Grupo A


Sin descanso

Un enrejado sin vida por ventana
Y dos puños que se aferran
Han olvidado como es un árbol

Dedos sin delito esculpen rayas
cruzan otra, quizás la última
incertidumbre y esperanzas

Losas y algún libro armado con llanto seco
Guardas sin alma que acallan voces sin dueño
Por que se vive con los actos despojados del sujeto
Y no se muere, solo se mata al cuerpo

Los poderosos, no lo son tanto
El corazón, se refuerza si resiste
pero el pensamiento es libre,
se escapa entre las rejas y las armas no le alcanzan

Antonia Oliva
Grupo B


La decisión de Lanuda

Lanuda era una oveja como todas las demás. Ahora que lo pienso con más calma, era un poco diferente a las otras. Lanuda era una oveja inteligente a la que le gustaba observar y reflexionar en lo que veía cada día. Sus balidos sonaban diferentes a los de sus compañeras de viaje. Y eso producía cierto malestar en el rebaño, pues cada vez que emitía uno, no recibía nada más que miradas de desdén. Y esas miradas dolían, la avergonzaban, la hacían sentir fuera de lugar, distinta. Y además de estas rarezas, era negra. La única oveja negra de todo el rebaño.
Todos los días, al despuntar el alba, se dejaba llevar por la fuerza de sus colegas. Cientos de bolas de lana se movían al unísono en la misma dirección, sin levantar siquiera la cabeza para contemplar lo que había a su alrededor. Ella seguía el camino que marcaba el grupo, alzando la vista hacia el conjunto de árboles distante, el río que se divisaba a lo lejos, el dragón blanco que se movía en el cielo hasta convertirse en un elefante o la puesta de sol que se escondía en el horizonte.
Su ensimismamiento hacía enfadar a Lucho, el perro que las perseguía mostrándoles con sus fauces y ladridos el camino adecuado que debían seguir.
Cuando sus compañeras notaban que Lucho se comportaba de forma más agresiva con ellas, se enfadaban con Lanuda a quien echaban la culpa de sus desgracias: “Pero, ¿qué haces? ¿estás loca?”; “Nos vamos a meter en un lío por tu culpa”; “¿Es que siempre tienes que dar la nota? ¿tan difícil es no rebelarse a las órdenes de Lucho?”; “Obedece y déjanos vivir tranquilas”. Y entonces Lanuda agachaba la cabeza y, sin entender qué mal hacía, seguía al grupo para que no se enfadaran más con ella.
Una noche de insomnio nuestra ovejita negra no paró de darle vueltas a la cabeza. No comprendía por qué siempre tenían que comer la hierba más verde, beber el agua de los riachuelos más frescos, recorrer los caminos marcados por otros viajantes. ¿Por qué les estaba prohibido probar las flores que crecían en los campos a los que no tenían acceso? ¿Por qué no podían explorar otros caminos desconocidos? ¿Tan peligroso sería? Y lo que es más, ni siquiera podía entender por qué sus amigas temían tanto al perro pastor que les daba órdenes. Mientras a ella no le afectaban los ladridos, a sus compañeras se le metían en los huesos; se les congelaba el alma. Lanuda sabía desde hacía tiempo que los perros ladradores, eran poco mordedores.
En estos pensamientos estaba cuando un nuevo amanecer alcanzó el cielo y vio cómo, algunas de sus colegas, se desperezaban para ponerse en marcha de nuevo. “Ya no puedo más; otro día igual”- pensó. El rebaño se puso en camino siguiendo los ladridos de Lucho, que obedecía a su vez a los silbidos de un humano llamado Ceferino. Lanuda ese día estaba distraída; no oía o no quería oír los ladridos y silbidos que escuchaba lejanos. Poco a poco, ensimismada en sus pensamientos y en las imágenes que se grababan en su retina, se fue quedando rezagada. Pasó de las primeras filas del rebaño a la parte central. De ahí, al final y, por último, sin apenas darse cuenta, se quedó sola.

Cuando se percató de su aislamiento se asustó un poco. Sin embargo, se dio cuenta de que no añoraba a ninguna de sus compañeras. Con el rebaño se había sentido siempre presa. Por eso no corrió a buscarlas. Por primera vez en su vida, sintió que respiraba mejor. Su cuerpo estaba relajado. Sabía que a partir de ahora podría ir más allá, exploraría otros caminos, otros paisajes, probaría otras hierbas. No volvería a sentir miedo. Supo que finalmente había conseguido su libertad.

Toñi Martín del Rey
Grupo B

Por los pelos

El lunes pasado llegamos por los pelos al taller de escritura creativa. A pesar del puente de la Inmaculada Constitución allí nos presentamos unos cuantos valientes recién salidos de la peluquería para hablar de vellos y cabellos y lucir permanentes, cardados, tirabuzones y melenas al viento.

Comenzamos nuestro repertorio de textos en Garcilaso y acabamos con la Microlocas y su magnífico libro "Pelos". Para los que no os vimos el pelo aquí tenéis un extracto del libro. Disfrutadlo.
¿Que quién más nos acompañó el lunes en el salón de belleza? Pues Lope de Vega, Miguel Hernández y Pablo Neruda. Y Aurora Guerra, poeta y dermatóloga, de la que comentamos con pelos y señales su artículo "La alopecia en la literatura".



Y cómo no, hablamos de la película de Patrice Leconte "El marido de la peluquera". Yo mismo me confesé alma gemela de Antoine aunque conmigo no viva ninguna peluquera.

Incluímos en la ficha de trabajo el soneto XXIII de Garcilaso. En él hay un endecasílabo digno de un buen spot publicitario. Así lo afirma Juan Antonio González Iglesias en su artículo "Salicio vive en el tercero izquierda": "«El cabello... / que el viento mueve, esparce y desordena». Breve y bello como un anuncio de champú, este endecasílabo nos trae muchas cosas. Es el carpe diem de Horacio y el collige, virgo, rosas de Ausonio transmutados en soneto perfecto (En tanto que de rosa y azucena). Es la iconografía de la mujer renacentista, emblema de humanidad, tan visible como en la Venus de Botticelli (contemporáneo de nuestro poeta). Superando a la pintura, la cámara poética saca tres instantáneas del cabello que amamos (mueve / esparce / desordena) y las pone en acción. Y atentos: en una gradación ascendente, el desorden es lo más valorado. Que estemos hablando de estética (y hasta de cabello) no le quita ninguna importancia, más bien al contrario (en el fondo estamos hablando de moral). El desorden es bello como la arruga es bella. ¿Cultura visual? Intensidad de spot, fuerza de corto, eso hay que pedirle al soneto."

En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, ante que el tiempo aireado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudara la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre


Miguel Hernández nos ofreció el texto en el que se refiere al caracolillo que tenía en el pelo Josefina Manresa:

Ser onda, oficio, niña, es de tu pelo,
nacida ya para el marero oficio;            
ser graciosa y morena tu ejercicio
y tu virtud más ejemplar ser cielo.
           
¡Niña!, cuando tu pelo va de vuelo,
dando del viento claro un negro indicio,            
enmienda de marfil y de artificio
ser de tu capilar borrasca anhelo.
           
No tienes más quehacer que ser hermosa,
ni tengo más festejo que mirarte,            
alrededor girando de tu esfera.

Satélite de ti, no hago otra cosa,
si no es una labor de recordarte.            
-¡Date presa de amor, mi carcelera!

Y por último, Pablo Neruda nos confesó en secreto que le hubiera gustado ser nuestro peluquero, bueno, de una mujer, en realidad:

ME FALTA tiempo para celebrar tus cabellos.
Uno por uno debo contarlos y alabarlos:
otros amantes quieren vivir con ciertos ojos,
yo sólo quiero ser tu peluquero.
En Italia te bautizaron Medusa
por la encrespada y alta luz de tu cabellera.
Yo te llamo chascona mía y enmarañada:
mi corazón conoce las puertas de tu pelo.
Cuando tú te extravíes en tus propios cabellos,
no me olvides, acuérdate que te amo,
no me dejes perdido ir sin tu cabellera
por el mundo sombrío de todos los caminos
que sólo tiene sombra, transitorios dolores,
hasta que el sol sube a la torre de tu pelo.

Pasamos al secador y nos llevamos de lectura algunos microrrelatos de "Pelos" y el inicio de la película El marido de la peluquera:

Consulté con la almohada y me casé con el hombre adecuado. Dejé que escogiera mis amigos, el nombre de mi hija, mi amante. Seguí sus consejos hasta que anoche, cuando le pregunté de qué color teñirme el pelo, me dijo “blanco”. Soy joven, y más que un tinte, necesito otra almohada. En mi cabeza brota una cana.

"Consejos". Teresa Serván

La barca de Carlos Frontera
Tu barba se cree ingobernable. La simple cercanía de mi mano la violenta. Dentro, algo se mueve. Los pelos se tornan púas e intentan herirme cuando, amablemente, acerco la cuchilla. Ya es tarde. Ahora, sobre tu barba, gobierno yo.

"La barca de Carlos Frontera". Isabel Wagemann

Recogido para la horca, pelucón para la guillotina, desfilado para la cruz. Para la hoguera, cardado; para el gas, volumen; permanente en la electrocución. Si te lapidan, algo sin complicaciones; si te fusilan, flequillo con movimiento. Recuerda: inmersión con efecto mojado. Recuerda: veneno con mechas de color azul. Si asfixia, trenzas; si desmembramiento, corte asimétrico. Si vienes tú, descabellada.

"Peinados para la muerte". Isabel González

“Cabellos de fuego líquido, melena carmesí, bucles rojos como las brasas de tu m irada, mataría por acariciar tu melena, sirena del Averno, diosa vikinga, ojalá pueda morir aspirando el dulce perfume de tu pelo ardiente”. El estudiante rebelde estruja el papel que ha estado escribiendo, hace una pelota y lo lanza a la cabeza de la pelirroja de la primera fila gritando “¡Empollona zanahoria!” y sintiendo un profundo e inconfesable agujero de tristeza en el estómago.

"Adolescencia". Eva Díaz Riobello







Propuesta de escritura

Gloria Trevi debía de tener alguna fijación (que no fijador) con el pelo. ¿Recuerdan las canciones “A mí me gusta andar de pelo suelto” y “Me solté el cabello”? 
No le gustaban un pelo la cola de caballo ni las trenzas, está claro.
A ti no te va a quedar más remedio que cogerle gusto al pelo pues te proponemos escribir un texto a partir de las expresiones:

- Por los pelos
- Así nos luce el pelo
- De medio pelo
- Pelillos a la mar
- Echar una cana al aire
- Hasta los pelos
- Pelos de bruja
- A pelo
- Ni un pelo de tonto
- No tener pelos en la lengua
- No verle el pelo
- Pelos de punta
- Soltarse el pelo
- Tomar el pelo
- Donde hay pelo hay alegría


Y aquí tenemos algunos textos recibidos hasta ahora:


¿Me regalas unos pocos pelitos?
Soy Ana, doña Ana para mis vecinos del tercero B, yo vivo en el tercero A; vinieron a vivir aquí hace siete años, un traslado, cuestión de trabajo; la buena relación de vecindad surgió muy pronto, sin querer ser entrometida, pero recordando lo duro que resulta vivir en ciudad nueva, sin familia ni amigos, que a mí me tocó vivir, pensé, volviendo a recordar mi experiencia, lo bien que viene una buena vecina, así que les visité, fue muy agradable, Maru y yo sintonizamos rápidamente, quizá vio en mi a su madre y yo en ella a mis hijas, ese día me contó lo más importante para ellos, estaba embarazada.

A los pocos meses nació Sandra, a Maru le faltaba experiencia, que fue supliendo con mucho cariño y dedicación; pasó el tiempo de su baja por maternidad y, llegó el momento de incorporarse al trabajo, le costó dar ese paso, una señora cuidaría de la niña, me pidió que pasara de vez en cuando a verla, los lazos de vecindad se convirtieron en lazos de amistad, de verdadero cariño. Viví y disfruté con el crecimiento de Sandra, una niña encantadora, pasé a ser su abuela número tres.

Aquella tarde el timbre sonó con demasiada insistencia, tras la puerta apareció una Maru descompuesta, mire doña Ana, era una carta de Alejandro, su marido, -Se va, dice que se va-

Han pasado tres años. Esta tarde como tantas otras, Sandra, que ya tiene seis años, ha venido a casa, hemos visto un libro juntas y, de pronto:

-¿Me regalas unos pocos pelitos?-

-Pelos míos, ¿para qué?-

-Ayer oí hablar a mamá con Olga y le decía: Lo que tienes que hacer es echar una cana al aire, tienes que empezar a salir, ¡que ya está bien!, mamá contestaba no puedo y, lloraba.

-¿Cómo va a poder echar canas al aire si mamá no tiene canas?, pero si tú me das unas pocas de las tuyas, ya podrá echarlas y volver a reír, quiero hacer ese regalo a mamá, ¿me las das?-

Me corté un mechón que metí en una cajita.

No sé cómo sería la explicación al regalo, pero el timbre volvió a sonar insistentemente, Maru me dio un fuerte abrazo y la vi sonreír.

Inés Izquierdo
Grupo A


Mi pelo (canción)

Mi pelo me lo robaron estando romería
mi pelo me lo robaron, anoche cuando dormía
¿ Donde estará mi pelo? (bis)
¿ Donde estará mi pelo? (bis)
Me dicen que me quitaron los pelos que relucían,
creyendo que eran de oro de limpios que los tenía,
¿Donde estará mi pelo? (bis)
Donde quiera que esté, mi pelo es mío
porque con el me crié allá en el río
si lo llego a encontrar vendrá conmigo
en mi cabeza, y por el camino.
Le digo por el camino, hablando con los romeros
que llevan sobre su pala, mi nombre grabado a fuego
En mi pelo gasté una fortuna
y en mis noches de amor, llevé la luna
preguntando busqué por todas partes
y por fin lo encontré, en una esquina.

Luis Iglesias
Grupo B


Pelillos a la mar

Pelillos a la mar, y yo me pregunto, a qué Mar? Y de qué pelos Yo me imagino dos pelos atrevidos, intrépidos y aventureros que por la fricción con un sombrero Panamá se entrelazan en el ala, comienza el vuelo. Pero un día la gravedad les favorece, y caen al suelo, donde se encuentran con un zapato, que será su vehículo en este trayecto peliagudo. Somos dos pelos libres, dos pelos y ningún destino. Que suertudos estos pelos, que llegan paseando a una playa y notan la humedad en su cuerpo, que responde con un tembleque provocando un giro, un bucle un rizo bello. Y hasta aquí este pequeño viaje, ustedes decidan a que mar llegan estos pelos.

María Vaquero
Grupo B


Soltarse el pelo

Las perspectivas de futuro no eran nada halagüeñas en la posguerra. Y mucho menos para una familia campesina pobre y numerosa que vivía en un pequeño pueblo de Teruel.

Margarita era la única mujer de cuatro hermanos. Como sus padres tenían poco para comer y no querían que sus hijos pasaran las mismas penurias que ellos, decidieron meter a los dos hijos varones más pequeños en el seminario y a su hija en un convento.

Era un convento de clausura de Barcelona, en el que Margarita ni pasaba hambre ni pasaba frío. Sin embargo, quería ver más allá de su habitación, de las estancias comunes, del claustro, del jardín y del muro que separaba su mundo del exterior. Envidiaba a las hermanas que habían elegido libremente aquella estricta forma de vida. Pero, ¿qué podía hacer? No sólo temía el escándalo que podía provocar si dejaba la orden, sino que también se preguntaba de que podría vivir allá fuera.

A los treinta años decidió quitarse el velo, soltarse el pelo, e iniciar un nuevo camino.

Óscar Fernández
Grupo B


Rizos de la noche

El aire roba mis sentidos.
Muerta la tristeza,
suelto mi pelo
para sentir la vida,
libre al caminar.

La luna peina mis enredos,
despierta sensaciones,
acaricia el negro rizo
que ilumina mis recuerdos.

Vientos de humedad
desnudan mi rostro,
muestran la raíz de mi cabello,
cubierto por el tinte de un anochecer.

Sofía Montero
Grupo B


Así nos luce el pelo
Llegaba a casa y en la cara se le notaba el cansancio de toda la mañana. Toda la mañana en el colegio y un rodeo para volver, no quería llegar, todo era mejor que enfrentarse, en este último día de trimestre a la mirada inquisitiva de él.

Llegaba y siempre oía lo mismo: diario hablado de RNE son las dos de la tarde la una en Cana

No hacía falta decir nada, el silencio comiendo llegaba a ser sobrecogedor, solamente tintineo de los cubiertos y el fin run de la radio. Y la cara le delataba ,era transparente no podía engañar a nadie y cuando terminaban y le presentaba las notas los dos sabían lo que había; uno sabía que había suspensos y el otro sabía las palabras que iba a pronunciar: así te luce el pelo.

Llegaba a casa y en la cara se le notaba el estrago de la noche, la piel grisácea y macilenta por no dormir, por fumar, por el exceso de bebida.

Procuraba no hacer ruido, pero cuando subía, los escalones de la buhardilla no dejaban de gemir; pero daba igual él estaba despierto; se escuchaba : son las cinco de la mañana las cuatro en Canarias y se metía en la cama y se cobijaba debajo de las mantas y esperaba cinco, diez veinte minutos y se abría la puerta de su habitación y él le agarraba del dedo gordo del pie y le decía arriba está todo por hacer y se hacía el dormido y roncaba pero no le valía para nada. Cuando se ponía en pie oía: así te luce el pelo y empezaba otro día.

Cuando llegaba a casa se le notaba la frustración de tener que estar un día más solo con él y no oia nada y echaba de menos la radio y el diario hablado y las horas y se sentaban a la mesa uno enfrente de otro y ni comían; solo se decían uno al otro así nos luce el pelo.

Lucio Gómez
Grupo A


Pelos de bruja
Una pareja se asomaba a una ventana del hotel Larbello de Coimbra. Era primavera y un perfume fresco se extendía en el aire. Ella le miraba, él veía

cómo comenzaban a caer las primeras gotas de una lluvia fina y aromática como un perfume del más allá.

La joven tenía un pelo largo y espeso, oscuro, dividido en dos trenzas semi deshechas…Maquinalmente comenzó a deshacer del todo su cabello, sujeto injustamente. La lluvia se espesaba como una melena transparente.

Un golpe de brisa alborotó el pelo de la muchacha que se impregnaba de flores misteriosas que no se veían

_Vaya pelos de bruja.

Al rozarle en las mejillas él se volvió al rostro de ella y le besó un mechón de pelo…Después los labios. La joven dejaba que su pelo volara empapándose,

no hizo señas de querer recoger aquel reclamo.

Los dos se echaron a reír y desaparecieron del marco de la ventana, mirándose a los ojos, ya con prisa y complicidad.

Emilia González
Grupo B


Las manos que mecen las tijeras

Después de meses con el pelo largo acudo a la peluquería.
-Hola buenas, venía a cortarme el pelo.
-Espere un momento que le lavo el pelo. ¿Cómo quiere usted que se lo corte?
-Muy corto, por favor.
Mientras me corta el pelo la peluquera me dice:
-Usted tiene el pelo estropeado.
-Sí, llevaba mas de cuatro años sin contarme el pelo.
-¿Le gusta como le queda?
-Sí, me gusta mucho así de corto. Ah, y ya que estamos, ¿me podía afeitar la barba?
-Espere un momento que ahora viene el barbero y él se encarga.

David Álvarez
Grupo B


Por los pelos
Llega a casa y se sirve un trago, un hielo. Se deja caer en su vieja butaca de cuero. “Tengo que conseguirlo”, se dice, "mañana tengo que conseguirlo”, se dice; “mañana voy a conseguirlo”, se dice. Cierra los ojos, imagina la escena. En ella lo consigue, todo resulta, sale victorioso. O no victorioso, pero sale, se marcha, todo se acaba.

El día amanece pronto, traidor. Suena el despertador y él aun está marchando al sueño. Se levanta con la cara hinchada, el estómago revuelto de nervios. Le preparan una cafetera a la que no puede esperar, y se enciende dos cigarros antes de los primeros sorbos. Se ducha, no canta. Ya no canta en la ducha desde la época noruega. Se afeita, se viste. Traje azul oscuro, camisa blanca, corbata granate. No está de humor para más.

La mañana es deshonesta. El sol radiante, do mayor, el frío tan intenso que entumece la piel. Irá andando al trabajo pese a la baja temperatura. Le vendrá bien despejarse un poco, prepararse. Refuerza estrategias por el camino, rememora escenas que han de servirle para sustentar, sostener, mantener el tono, no dudar. Va hablando por lo bajo, tan concentrado que no ve, no escucha. Lástima que el trabajo esté tan cerca, se dice.

Entra en su despacho. Revisa los informes, toma notas, dibuja bocetos.

A media mañana es la hora. Reúne a toda la junta directiva en la mesa de reuniones.

-La empresa es vuestra, me marcho- dispara su boca antes de que ni siquiera el último en entrar haya tomado asiento.

Hay un silencio incómodo, al que le siguen risas, primero leves, después carcajada general.

Él mira a cada uno de los siete reunidos a los ojos. A las dos hermanas, al secretario, los otros tres que son nuevos. Y a ella, sobre todo la mira a ella, tan delgada, tan bella, tan fina, con una sonrisa medida que permita que se siga riendo, aunque ella lo hace mucho menos que el resto. En el transcurso de esas miradas no deja de repetirse “vas a conseguirlo, vas a conseguirlo, vas a conseguirlo”. Pero no lo consigue, cierto que por los pelos, pero no lo consigue. La mirada de ella ha vuelto a vencerle.

- Claro que era una broma, cómo voy a daros mi maldita empresa, panda de vagos y vagas-
- Empresa, jajajajajaja, lo de empresa ha sido lo mejor, Felipe. Cómo te pareces a tu padre-

Néstor Valverde Merlo
Grupo A


Viejo sin un pelo de tonto
En un viaje de vuelta a salamanca, recogí a un hombre que hacía autoestop, pero no iba solo, en la cuneta, un poco más allá, había dejado su carga: varias gallinas y unas cuantas docenas de huevos, que tuvimos que colocar para que no se rompieran. Me recordó a esas situaciones de pelicula cuando la "tía buena" enseña la pierna y luego aparece el resto de sus acompañantes.
Desde luego el hombre no tenía ni un pelo de tonto, pero si le sorprendió que una mujer y tan joven le hubiera recogido, pero claro, entendió y así me explicó que yo había percibido su buen pelaje ¡jajaja!. Lo que yo vi fue un inofensivo anciano sin huevos de ningún tipo.

Luisa Sánchez Mayorga
Grupo B


Me enteré... por los pelos
¿Creías que no me iba a enterar? ¡Me tomas el pelo, entonces!¡Anda ya! Así nos luce el pelo.
Se me pasó alguna vez por la imaginación, eso sí, que pudieras estar” echando una cana al aire” pues hacía tiempo que no te "dejabas ver el pelo”, siempre encontrabas alguna excusa cuando pretendía quedar contigo….Y "no tengo un pelo de tonta” Qué te crees. Pero confiaba en ti a pesar de todo… Y se me “ ponen los pelos de punta” solo de pensar que si te hubiera pillado “a pelo”con esa pelandrusca de pelos de bruja, podría haber cometido una barbaridad.
Y no, ya no admito eso de “ pelillos a la mar”, como me has dicho en otras ocasiones. Pero esta vez has superado mis límites y me tienes “ hasta los pelos”.y, aunque dicen que “donde hay pelo hay alegría”, no estoy de acuerdo, a mi este asunto lo que me trae es dolor. Y no me voy a callar, “no tengo pelos en la lengua”, ya me conoces—y no me voy a “cortar un pelo” esta vez—Voy a publicar en Facebook la guarrada que me has hecho, que comprueben tus conocidos el tipo de persona que eres y no quiero saber nunca más nada de ti. Aléjate de mi vida para siempre.

Rosa Celia González 
Grupo B


Siento decírtelo pero la relación entre tu y yo no está bien. En esta última época me siento agobiada contigo. A penas abro los ojos al despertar ya noto tu presencia invadiéndome y asfixiándome y no dejándome respirar. También al acostarme tengo esa misma sensación, y por el día la única solución que se me ocurre para poder soportarte es atarte. Lo he pensado mucho y a pesar de que llevamos mucho tiempo juntos no veo otra alternativa que acabar de una vez contigo…
María salió del cuarto de baño y apresuradamente fue hacia la cocina, quería acabar cuanto antes con esa situación. Tomó unas tijeras que previamente había afilado y de un solo tijeretazo acabó con él, porque estaba hasta los pelos del pelo. Ahora su melena luciría corta.

María José Marín
Grupo B


Por los pelos

Frente al espejo, preparándose para el que sería uno de los días más felices de su vida (eso decían), se acarició el pelo. Su larga melena fascinaba al que la veía. En su boda decidió llevarla suelta y sin florituras en lugar de seguir antiguas costumbres. Tampoco se pondría vestido de cola y zapatos de tacón. Un sencillo vestido floreado, con escote y cintura de avispa estaba bien. Se contempló: ¡se sentía guapa!

Muy lejanos le sonaban los movimientos de la familia entregada a los preparativos. Ella había pedido estar sola, en esa habitación de la que ahora se despedía. No se llevaría nada para sentir que un trocito de ella, una preciosa etapa de su vida seguiría allí. Y abstraída en sus pensamientos no escuchó la voz de su madre diciendo que junto con su padre y hermanas se iban caminando a la Iglesia; que no les hiciera esperar demasiado.

Cuando escuchó las campanadas del reloj del salón se sobresaltó y lanzando una última mirada al espejo, salió dando un portazo.

A la puerta de la Iglesia, el novio fumando nervioso, la gente murmurando en corrillos, los padres pensando en ir a buscarla… Y ella aparece corriendo, melena al viento, y riendo con la satisfacción de haber llegado a su boda aunque fuera por los pelos. Una mirada de reproche de su novio la inquieta pero enseguida le regala una sonrisa; su melena lo fascinaba, lo volvía loco y ella lo sabía pero no podía sospechar hasta que punto.

Terminada la celebración, él se sintió más dueño de ella y ella presintió una mengua de su libertad.

Poco a poco comenzaba la transformación de dos seres como tantos en esta Tierra. Él se hallaba fuerte en la debilidad de ella y la consideraba como un trofeo merecido y suyo, solamente de su posesión. Lentamente la fue limitando, primero le sugirió con cierta imposición que no llevará el pelo suelto porque podía levantar malos deseos en los varones del pequeño pueblo, a eso se unía el no llevar escotes ni faldas cortas o ropa ajustada. Sus relaciones más íntimas siempre comenzaban quitándole horquillas y liberando su pelo del “maldito recogido”, pero un día le pidió un poco más: para su mayor excitación necesitaba arrastrarla tirando de su melena (siempre sobre una alfombra) y ella cedió ante su lujuriosa mirada. La realidad fue a peor cuando alguien le habló en el bar de la preciosa mirada de su mujer y él imaginó cómo ella le habría mirado; al llegar a casa la abofeteó, ella lloró en silenció y él le suplicó perdón. Lo perdonó, ¡terrible error! porque tuvo que hacerlo muchas veces más.

Y ella ¿Cómo vivía todo esto? ¿Qué pasaba en su interior?

Su vida fue recogiéndose como la de un caracol en el invierno. Metida en su concha-casa pasaban los días sin apenas comunicación con la gente. Pero tuvo el valor de inventar una vida digna: leía mucho, escuchaba radio, cultivaba su huerto, tomaba el sol, disfrutaba viéndose bella (cogía el secador y sentía su melena libre al viento) pero sobretodo imaginaba otras realidades. La que más le gustaba recrear era el día de su libertad, si llegaba. Luchaba por esa libertad de la única manera que le habían enseñado: “ante los imposibles solo la oración puede hacer el milagro” le había dicho una vez su madre. Y cada noche ella repetía su oración: “Señor Dios, quién quiera que seas, creo que tienes poder. No te pido nada malo para mi marido, solo poco mal y buena muerte, rapidita si puede ser. No quisiera pedirte esto pero se trata de mi vida o la suya. No puedo más, confío en ti”. Y cada día se levantaba con la esperanza de que algo ocurriera.

Llegó el día. Un precioso día de verano llegaron unos vecinos alarmados sin saber cómo decirle que a su marido se le había disparado la escopeta de caza y estaba muerto. Fingió un pequeño drama ¡Lo había imaginado tantas veces que tenía todo perfectamente dispuesto!

Para prepararse para el sepelio había pedido estar sola en esa habitación de la que ahora se despedía. No se llevaría nada para no recordar el dolor. Se contempló y rememoró la chica ilusionada del día de su boda. Decidió no seguir la tradición y se vistió con su sencillo vestido floreado, con escote y cintura de avispa. ¿Y la melena? Cogió las tijeras y se hizo un precioso corte, guardó todo su pelo en una bolsita y cuando miró el reloj… uff… salió corriendo hacia el cementerio. De nuevo llegó por los pelos porque en ese momento estaban metiendo la caja en el nicho, se adelantó y le lanzó la bolsita con su melena para que eternamente la disfrutara. Ante la sorpresa de todos se dio la vuelta y salió tan deprisa como pudo, nada le importaba.

Llegó a la estación y por los pelos se subió al tren que la llevaría a una nueva historia en libertad.

Paloma Rodríguez Prieto
Grupo B


Ni un pelo de bruja
La reina con todo su séquito de amas y doncellas, protegidas por el mejor batallón de exploradores del Imperio Hermético, a cuyo mando va un gallardo capitán de ferocidad legendaria, llega a la laguna misteriosa, la laguna de la eterna juventud según los informes del Consejo de Augures, Magos y Druidas que asesoran al Imperio. Es el momento álgido en que se cumplen todos los requisitos que determinan los Astrólogos y el Círculo de Sabios Inescrutables que acompañan a la comitiva real.

El agua milagrosa de la laguna –bajo las irrepetibles condiciones que en ese preciso instante se producen- rejuvenece y da lustre a la piel de quien se sumerge en ella, dejándola sonrosada, fresca y sin rastro de pelo alguno, como si fuera el cutis de un bebé.

Amas y doncellas cubren cejas y pestañas, así como la hermosísima cabellera de la Reina –la bella, delgadísima, casquivana y olvidadiza reina- de una fina película de sebo de jabalí, para proteger esas pilosidades regias que son una de las mayores gracias entre las muchas que adornan su proverbial belleza.

Todos los miembros del séquito, y los soldados de la temible Guardia al mando del joven y bravo capitán, se retiran a los linderos del bosque. La reina quiere disfrutar de ese momento a solas, y relajarse después del baño en el lecho de rosas y perfumadas sedas que las doncellas ya le tienen preparado.

El baño es revitalizador, y como si de una poción mágica se tratara, provoca en la Reina un hervor de sangre renovada, al tiempo que hace refulgir su cuerpo desnudo como si emitiera un halo marmóreo y deslumbrante. La reina sale del agua, y se tumba en el tálamo, adormecida en una especie de éxtasis mágico. Se rasca ligeramente el cuero cabelludo –el sebo de jabalí le produce algunos picores-, y se estira en el lecho dispuesta a disfrutar de su regenerada e inmarchitable belleza. Pero los picores son insidiosos. Y por momentos, insoportables. De modo que la desmemoriada reina, que tampoco tiene entre sus escasas virtudes morales el don de la paciencia, no se lo piensa dos veces, y acercándose de nuevo a la laguna mágica, se lava el pelo y la cara, desprendiéndose de aquella repulsiva película de grasa.

Por un instante, toca el cielo. Hasta que ve su imagen en el espejo de las aguas misteriosas, y no se reconoce. La cabeza es una bola blanca, íntegramente calva.

Unos segundos después se oye un grito que retumba más allá de los confines del Imperio Hermético.

El primero que acude es el gallardo y feroz capitán, seguido de toda la guardia. Ve una mujer esquelética y totalmente lampiña, fantasmal, y poseída por una agitación histérica, que no para de gritar frases ininteligibles y blasfemas. El joven y bravo capitán, momentáneamente desconcertado, pregunta por su Soberana, pero aquella aparición demoníaca no deja de chillar y agitar espasmódicamente unas extremidades de una delgadez cadavérica. El capitán no pregunta una segunda vez, expeditivo y salvaje como es, y corta el cuello de la Bruja con su poderosa espada. La cabeza cae al agua, y con la muerte, sus facciones se suavizan y serenan, al tiempo que la cabellera que flota en el lago rodea y acaricia su rostro, como una melena suavemente mecida por la brisa.

Es entonces cuando el joven, romántico y enamorado capitán descubre, horrorizado, la imagen de su adorada, idolatrada reina.

Ignacio Aparicio
Grupo A


Ni un pelo de tonto
Para aquel que escucha

Por los pelos, la vida
que demasiadas veces
se nos reviste
de "rexistencia"

Y con los pelos de punta
se aferra la muerte
que la imagino calva
pero con dientes

Por los pelos,pasa el aire
de los gemidos de los valientes
y de año en año,el agua brota
en forma de sol paciente

Y con los pelos de punta,
compañerito,
te sigo amando,
alma creciente.

Tania Hermida
Grupo A


Donde hay pelo hay alegría

Mario se encontraba triste. No podía entender el motivo de su situación. No había hecho nada malo. Alguna vez no había querido compartir sus juguetes con los demás, pero eso lo hacían casi todos los niños. Y ninguno estaba pasando las navidades como él.
La verdad es que los médicos y enfermeras se esforzaban mucho por hacer más agradable la Navidad. Pero ésta no era como las anteriores. Sí, hacía calor en el hospital, pero el ambiente estaba frío. Se cantaban villancicos, pero sin alegría. Esos días se comían menús especiales, pero siempre dentro de las comidas permitidas. Nada de gominolas, caramelos o turrón de chocolate, como otras veces…
Clara, la mamá de Mario, se acercó y le dijo una vez más:
-          “Hijo, tienes que escribir la carta a los Reyes Magos. No lo has hecho todavía y no sabrán qué traerte”.
Encima de la mesilla había catálogos de todas las jugueterías de la ciudad, pero este año Mario no quería un Scalextric, el barco pirata de Playmobil, una PS4, una bicicleta, el móvil de última generación que tenían todos sus compañeros de clase, o el Halcón milenario de Star Wars. No, este año, no había en ningún catálogo lo que él deseaba con todas sus fuerzas.
-          Mamá, es que no quiero nada de eso.
-          ¿Y qué quieres entonces?
-          No puedo decírtelo. Si te lo digo, ya no será un secreto para los Reyes Magos.
-          Hijo, yo no se lo voy a decir a nadie más. Ni siquiera a tu padre. Será un secreto entre los Reyes, tú y yo. Pero me gustaría saber algo. Todos los años pides un montón de cosas y éste nada.
-          Es que, además, me da vergüenza decírtelo.
-          ¿Por qué, mi amor? No tienes que avergonzarte de compartir los secretos conmigo.
-          Es que lo que quiero, es imposible.
-          Nada es imposible en este mundo.
-          Mamá, es que yo…, yo sólo quiero volver a tener pelo, como todos los compañeros de mi clase. Quiero ser un niño normal.
La madre, con lágrimas en los ojos y los pelos de punta, le dijo:
-          Lo tendrás. Claro que lo tendrás.
El día 6 de enero, cuando los niños se acercaron al árbol para recoger los regalos que los Magos de Oriente habían dejado para ellos, sólo había un paquete para Mario. Él lo cogió, se lo llevó al pecho abrazándolo con esperanza y suspiró hondo antes de romper el papel. Cuando lo abrió, vio dentro una peluca de su personaje favorito, Jack Sparrow. Los ojos de Mario se abrieron con asombro mientras sus labios cubrieron toda su cara. Se acercó a su madre, la abrazó con fuerza y le dijo:

-          Gracias, mamá. Ya tengo pelo que ponerme hasta que regrese el mío. Voy a ser la envidia de mi clase.
Su madre añadió para sí:
-          Claro que sí, mi amor; donde hay pelo, hay alegría.

Toñi Martín del Rey
Grupo B

La farmacia de las palabras

Está probado científica y literariamente que las palabras tienen un valor terapéutico extraordinario y provocan toda suerte de efectos secundarios. Los estados son muy variados, desde la irritabilidad cuando son de tintes oscuros o la pasión cuando contienen un concentrado alto de emoción.



Abrimos la puerta de nuestra botica de las palabras de la mano de José Mercé, quien hace años aceptó el reto de cantar el prospecto del Bisolvon en un programa "Crónicas marcianas".
Aquí está ese momento:




Pablo Neruda se encargó de pasearnos por una farmacia con su "Oda a la farmacia", un delicioso texto lleno de olores, sensaciones y texturas.
Pero Javier Marías nos devolvió con su artículo a la triste realidad de los medicamentos y sus efectos adversos, auténtica literatura de terror.

El poeta danés Morten Sondergaard nos prescribió su botiquín de palabras de urgencia. Aquí dejamos información sobre su proyecto "Wordpharmacy"

Transcribimos, por último, el poema "Vademecum" para que calibren el número de medicamentos que han formado parte de su historia clínica:

Ardine, Alugelibys, Aspirina,
Ornade, Frenadol, Polaramine,
Feldene, Mucorama, Betadine,
Bio-Hubber, Oralsone, Buscapina,

Prozac, Celestoderm, Maxicilina,
Septrín, Cefalexgobens, Augmentine,
Saldeva, Ferromorgens, Oraldine,
Vaspit, Oftalmolosa, Biodramina,

Isdinium, Hibitane, Nolotil,
Fluidasa, Termalgin, Rinofrenal,
Orudis, Tanakene, Clamoxyl.

Adiro, Conductasa, Senioral,
Profer, Optalidón, Gelocatil,
Zantac, Aureomicina y Hemoal.


La tarea propuesta fue doble

1. En el taller: Elige alguno de los fármacos de la ficha adjunta e inventa su prospecto siguiendo los modelos expuestos en la sesión.


2. Para casa: Escribe un texto donde tenga una presencia justificada el fármaco que elegiste. También puedes escribir un texto, más abierto, relacionado con las farmacias.



Y estos son algunos de los trabajos recibidos hasta ahora:


"San Ventolín, para los que asman intensamente"
Para enamorarte

Este medicamento te dejará sin aliento, sirve para enamorarte a cada instante.
Consigue generar en tu organismo y de una manera realista la incubación mariposas monarca en tu estómago que con su revoloteo te provocan esa sensación de tontuna tan maravillosa y adictiva.
Antes de inhalar este oxigeno de amor, se recomienda revisar todo lo que te rodea antes que llegue tu amor, tu enamorado. Nos referíamos a tus relaciones sociales, tu cuenta bancaria e incluso el estado de tu ropa interior.
Se inhalará una vez por la mañana antes de salir de casa y es apto para hombres y mujeres, abstenerse embarazadas.
Los posibles efectos secundarios que puede tener mantener esas mariposas durante demasiado tiempo es genera locuras de amor, travesuras románticas incluso en casos extremos pedidas de mano.

María Vaquero
Grupo B


Vagina loka

Consiste en un gel íntimo efecto calor diseñado para la mujer, con el que llega al clímax total.
Indicaciones: no es para mujeres embarazadas debido a la cantidad de flujo puede provocar sangrados.
2 veces/día. Se puede conservar el lugar fresco y seco. Fuera del alcance de hombres y niños menores de 12 años.
Efectos secundarios: en exceso puede provocar picor vaginal, alergias y contagio de lo mismo a la pareja.
Con dolores de cabeza fuertes y ovarios. Se recomienda no usarlo durante la menstruación, debido a los dolores en exceso que puede provocar.

Y el texto...

La verdad yo era bastante burra pero las cosas de mayores, quería probar, disfrutar de algo más y ya desde pequeña me atrajo lo de los lubricantes y esas cosas. No era de esperar con todo lo que anunciaban en la TV. Luego que si el vaginesil, que si tantos productos que ya no sabes cual escoger. Lo repetían tanto que parecen las campañas de Navidad con el Ferrero Rocher, polvorones y demás. Que justo se hacen después del verano. Tiene que ver con el comercio no hay otra explicación. Luego, la saldeva alivia dolores menstruales. A mí la único que me ha quitado es el Enantyium que me recetó el ginecólogo. Ahora con Vagina Loka es una maravilla, clímax al 100%. Sin esfuerzos, sin jadeos. Así es. Deberían probarlo. Realmente merece la pena.

Iria Costa
Grupo B


Me la pica

-Me cuesta hacer planes con la gente; No puedo cocinar sin pensar que se me va a quemar la cena. No me concentro al leer. Me da miedo la lluvia- le dice a su médico.
-Está usted deprimida-, contesta él. Y allá va la receta de “Me la pica”. 20 mg, una vez al día. Duración estimada del tratamiento: Un año.

“Me la pica” tarda en entrar en sangre, y el mundo sigue sin entrar en ella. La gente es cada vez más peligrosa, la música cada vez más monótona, el invierno un túnel con accidente seguro, navidad. Le da miedo la navidad. Juntarse como cada año con todos aquellos que adora, pero siendo consciente de que ella no está. Aún así se esfuerza sobre manera, quizá por ese innato que todos tenemos de doblegar lo que no es vida. Y llora cuando sale a correr, pero sale a correr. Le quema estar con su gente, pero está. No puede abrazar, pero quiere que la abracen.

“Me la pica” entra con la primavera. Y todo empieza a encajar tan rápido, que no sabe si es mérito de su esfuerzo, o de la pastilla. Sigue corriendo, pero no hay lágrimas. Sus tiempos bajan asombrosamente, los árboles se quitan el sombrero al verla pasar veloz. Puede bailar el Réquiem. El panadero es el más majo, la portera es la mejor jardinera, los abrazos y los te quiero salen disparados. Podría ser un estado ideal, piensa. Energía, querer mucho y bien, lo que siempre anheló porque además no hay tormento. Pero los niveles de agitación y euforia no son normales, apenas puede dormir entre millones de planes e ideas. Por lo que sí hay un tormento, no es verdad.

- Estoy demasiado alegre,- informa al doctor.
- Es una subida normal del estado de ánimo, efecto de la medicación. La regularemos-, dice él. Y allá va la receta de medio “Me la pica”.

Las cosas, lentamente, alcanzan cierto equilibrio durante el verano. Empieza a sentirse ella misma. A poder centrarse en las cosas que le gustan, que le hacen bien. El panadero sigue siendo majo, pero no siempre tanto. A la portera se le han estropeado un par de rosales. Baila con Calle 13, y adora el Réquiem a la hora de dormir. Y quiere, con cuidado, porque acepta que quiere querer aunque querer duela.

Pero de nuevo empieza a sentirse muy cansada. La máquina desacelera. Más sueño, más argumentos para no querer ir allí o allá, llamadas que no puede atender. No tolera asustar más a su gente, así que no se lo cuenta a nadie. -Quizá sea una infección-, desea, casi suplica, al notar un pequeño picor cuando va al baño. Pero el picor desaparece, cada vez está más agotada, y la sombra del pánico empieza a cernirse sobre ella. Pánico a volver al punto de partida, a la inmovilidad, al final del tiempo.

Sabe que si va al médico, va a ser lo mismo. “Bajada normal del estado de ánimo. La regularemos” Y allá irá la receta de “me la pica” en su dosis original. Así que no va. Decide no ir. Decide gritar, llorar, dormir. Escribir, leer, pedir ayuda a la gente que quiere. Decide sufrir. Y sufre, se esfuerza, se retuerce, se destroza. Pero gana. Nadie, ni los que más la conocen saben cómo ni cuánto gana. Hasta que de repente, la ven organizando la cena de navidad, que ha decidido cocinar ella misma.

Néstor Valverde Merlo
Grupo A


Keledén 1000 mg

1. Es un medicamento efectivo para combatir los problemas diarios , como: depresión, exceso de trabajo, problemas familiares y económicos.
2. Utilizarlo en casos de crisis personal y estados de ansiedad.
3. Tomarlo en pequeñas dosis: tres pastillas al día durante las comidas.
4. Efectos secundarios: Si se toma durante mucho tiempo y en grandes dosis, puedes estar demasiado alegre y pasota, hasta el extremo de olvidarte de las acciones cotidianas.
5. Conservar el medicamento fuera de las zonas de calor y llevarlo consigo para no olvidarse, sobretodo en momentos críticos.

Keledén, solución a tu vida negativa. Con Keledén te sentirás con energía y positividad.

Perdida en el mundo de la prisa, de los problemas diarios, de las soluciones no resueltas, trato de ordenar mi yo. El tiempo me lo impide, rompe mis proyectos, desata mis impulsos, bloquea mi mente. Acudo a la farmacia de mi zona: “SUEÑOS”. Pregunto a la farmacéutica como aliviar mis penas familiares y sociales con un medicamento que me ayude a desbloquear mi vida. Entre otros, se encuentra uno que se ajusta a mi problemática, se llama: Keledén. Leo el prospecto y me convence, es la solución a mis bloqueos mentales. A pesar del alto precio, me lo venden sin receta y me arriesgo a comprarlo. Comienzo a tomarlo en tres dosis al día. Lo llevo consigo para no olvidarlo. Al cabo de una semana, me encuentro genial: domino mis situaciones familiares, de trabajo, económicas y personales. Mi pregunta es : ¿Qué pasará cuando deje de tomar el medicamento? ¿Volveré a mi estado anterior? ¿Remontaré con un ánimo suficiente para enfrentarme a las dificultades de mi vida cotidiana? ¿Tendré que depender de Keledén para toda mi vida?. Sería un fastidio vivir con esta dependencia, a pesar de tener un nombre tan gracioso y chispeante.

Sofía Montero
Grupo B


Keledén

Esta es la solución. ¡Necesito un envase!
Hoy he recibido carta de Carmen. ¡Pobre Carmen!, pero, ¡no sabe ella lo cerca que está de solucionar su problema!
Hoy también me he encontrado con Alberto, ¡Vaya sorpresa, después de tantos años!
Carmen es mi prima preferida, tiene treinta y cuatro años, una persona inteligente, activa, con muy buena facha, simpática, generosa y, si sigo por ese camino no acabaría; es funcionaria del Ministerio de Hacienda, donde está muy bien considerada, la menor de tres hermanos, todo podría ser perfecto, pero el destino le ha jugado una mala pasada: Su madre es la tía Carmina, la generala, como la llamamos y, que a ella no le disgusta, sino al contrario, es una forma fehaciente de demostrar el ¡aquí mando yo!;viuda desde que el tío Pedro Coronel del Alto Estado Mayor, murió en un accidente.
Mi madre, es su hermana, trata de defenderla, ¡la pobre ha sufrido tanto!, la justifica, o quizá no, pero no le queda otra. Su actitud absorbente el autoritarismo que ejerce con los suyos quizá en un deseo de protección, su pesimismo, su desgana por disfrutar de tantas cosas buenas como tiene, casa, hijos, nietos… le han convertido en una persona tan negativa, que amarga a quienes la rodean y, Carmen vive con ella y no es capaz de rebelarse, desde el primer momento del accidente, se dedicó a cuidar de ella, a acompañarla, se olvidó de vivir su vida. Alberto, que por aquel entonces era su novio, no pudo aguantar la presión de La Generala, acababa de conseguir su título de ingeniero químico y con una flamante beca marchó a Estados Unidos.
Yo por trabajo estoy en Suiza, donde voy a pasar unos meses, la empresa me ha proporcionado un apartamento desde el que el paisaje que contemplo es espectacular, al fondo el Mont Blanc, fascinante y, me he acordado de Carmen. Plántate, dile a tu madre que te vienes, sin más, si protesta dile ¡que le den!
En su carta ¡pobre Carmen!, contestación de su madre, -¿Y si en esos días me muero?-
El encuentro con Alberto fue casual, momento de saludos, querer ponernos al día de nuestras vidas, trabaja en un laboratorio farmacéutico, estaba tan indignada y disgustada, que le hablé de Carmen, su situación,-Eureka, ¡tengo la solución!- Me habló de un medicamento, Keledén, al momento enviamos un envase, yo leí el prospecto y sí, vi que era lo que necesitábamos.

Keledén
Prospecto

Información para el usuario
Lee el prospecto con atención, todo lo que dice es verdad, te va a convertir en una persona distinta, feliz, así que cúmplelo a rajatabla.

Qué es keledén
Keledén, es una combinación de paracerfeliz y tramailusión que actúan juntos para quitar “la mala leche”.
Keledén, está indicado en el tratamiento sintomático del deseo de fastidiar.
Keledén, sólo debe ser utilizado por adultos y adolescentes que son capaces hasta de pisar una flor.

Qué necesitas saber antes de tomar keledén. 
No tomes Keledén, si eres alérgico a ver sonreír a un niño, a una puesta de sol, a una buena comilona, si no encuentras placer en nada, si es así, mejor toma cicuta y muérete.

Forma de administración y dosis. Vía rectal, se aconseja previamente visitar al Sr. Roca, para efecto más duradero; dos supositorios al día.

Efectos secundarios. Los únicos efectos conocidos sobre este medicamento y que afectan a cien de cada cien usuarios:

Deseo desenfrenado de movimiento, se recomienda apuntarse a una escuela de baile. Deseo convulsivo de renovar el vestuario, de mejorar el aspecto físico, de viajar, de reír, de sacar el poso de amargura que reconcomía el alma; se recomienda ir al taller de escritura de Raúl y allí jugando con las palabras, sobre un folio en blanco, hacer tabla rasa de su pasado y, empezar a ser feliz y dejar a los demás que lo sean.

Ese medicamento está autorizado y recomendado su uso en todos los países.

Inés Izquierdo
Grupo A


Crisisteína

Solución intravenosa contra el estancamiento
Amanece otro día más poniendo el pie derecho en el suelo, yaaa…
Ejecuta fielmente todos sus rituales mañaneros: acude al baño, tac, tac; hace el zumo para el desayuno, del que no puede prescindir, roomm roomm; dobla la ropa meticulosamente, zas zas; sale de casa y se dirige al trabajo en su pulcro automóvil -ni un rayón- boinggg.
Revisa los mails, organiza su tiempo de forma escrupulosa, planifica sus tareas concienzudamente, zud zud zud zumba y dale.
De vuelta a casa compra el pan, un bollo integral en la panadería de la esquina.
En frente, la farmacia, mira el cartel y siente una ligera opresión en el pecho. En un momento de lucidez se acerca y solicita una caja de CRISISTEÍNA.

Lee el prospecto, como no podía ser de otra forma.

Composición indicada para vidas aburridas y necesitadas de cambios.
Efectos secundarios: sobresaltos, novedades, raramente taquicardia o aritmia (1 de cada 10.000 casos).
Toc toc, tic toc, toc toc, tic tic toc tic toc tic toc.
Encontraron su cadáver en el Hampton Inn Kansas City Liberty Hotel (Misuri).
En el escritorio un pequeño ramo de flores tenues, una cubitera con hielo conteniendo una botella de champán sin descorchar. Al lado una nota manuscrita en un pequeño sobre.

“No lo pude suportar”.

En el monitor de su ordenador se podía leer lo siguiente:
¿Cómo se abre la botella? [Ver vídeo+]

Abriendo el morrión (alambre), pero sin sacarlo, puesto que si lo hacemos el corcho resbalará en nuestra mano. Se coge el corcho (con el alambre abierto) con una mano, y con la otra se da vueltas a la botella. Es la botella la que gira, no el corcho. Es mucho más fácil. Los cánones dicen que debe de sonar como la ventosidad de una monja, en todo caso, cuanto más ruido, más carbónico perdemos. Para un vino de añada perder carbónico puede ser perjudicial, en cambio para un vino joven puede ser incluso beneficioso…

Aronbanda
Grupo B


Divorción

Granulado para solución

Qué es divorción y para qué se utiliza
Es una solución de autoestima y libertad. También está indicado para sociedades de gananciales arruinadas por hipoteca y a punto de petar que cursan con dolor y agobio.

La autoestima es un analgésico que reduce el dolor.
La libertad es un antihistamínico que alivia el agobio.

Qué necesita saber antes de empezar a tomar Divorción
“Perderá un marido y ganará un armario”.

No tome Divorción

- Si es alérgico a los principios activos.
- Si padece dependencia emocional.
- Si está en tratamiento con otros medicamentos utilizados para el tratamiento del dolor.
- Si es inmaduro emocional no pueden tomar este medicamento.

Cómo tomar Divorción

La dosis recomendada es:

Empiece tomando pequeñas dosis y aumente de forma progresiva la cantidad, entre dosis y dosis descanse una semana, no se vaya a quedar sin armario antes de tiempo.

Uso en niños
Este medicamento está contraindicado en niños.

Uso en personas mayores
Recomendado para personas que no estén dispuestas a jurar amor eterno ni a pronunciar frases del tipo “hasta que la muerte nos separe”.

4.- Posibles efectos adversos
Los efectos adversos pueden aparecer con muy poca frecuencia (muy raros).

Otros efectos secundarios son:
- Se notará más alto y rubio.
- Ensanchará sus pulmones.
- Moverá nuevas sonrisas.
- Prevendrá arrugas de la piel.

Conservación de Divorción
La fórmula es altamente vulnerable si es sometida a frío intenso o calor ardiente.
Divorción no se debe tirar por los desagües ni a la basura.

Presentación
Envase de cartón con 3 sobres por vida, se pueden tomar los tres juntos si llega a darse el caso de que sea la muerte la que les tenga que separar.

Medicamento elaborado por Laboratorios Ketedén Amiplín.

Aronbanda
Grupo B


Pandemia: Tiranostop-plus

Un pitido en el tímpano, y más y más explosiones. El polvo devora los contornos de la cordura. La tromba de violencia es ingobernable: Infierno aterrizado.
Gritos, carreras, pánico, disfonía de la sinrazón. ¿Acaso alguien erró el calibrado de la brutalidad humana?
Ya no hay hospitales en los que enjugar la agonía, ya no hay techo seguro. La infancia, paraíso del hombre, quedó hoy desahuciada. Niños descuartizados, como muñecos rotos, aquí y allá, sin nadie que los reclame, olvidados entre los escombros de la ira.
Pero el aluvión de bombas no cesa hoy ni ayer ni cesará mañana: Apocalypse Now! ¿Qué importa que el colegio esté atestado de niños…? ¡Mejor! ¡Hay que amortizar esas bombas! El súper-predador humano afila los dientes. ¿Canibalismo…? ¿Y por qué no? Ya no hay sociedad, ni cultura, ni moral, ni ley ni orden. Y… cuando el homínido libera la bestia, su bestia congénita, ya no hay vuelta atrás, toda la carne, huesos calcinados, vísceras desparramadas y hedor a muerte sabe a poco. El monstruo de la guerra es insaciable.
“¡Los han matado a todos, no les basta con todo lo que han matado ya!”, grita, hipando entre el llanto desconsolado, un niño ante los escombros de su escuela.
“¡No me dejes solo, por favor!”, implora otro crío en los brazos del médico que corre con él sin rumbo definido.
“¡Mamaaaaá! ¡Mamaaaá!”, reclama una niña aturdida a las ruinas mudas de lo que un día, acaso soñado, fue su hogar.
Pero, ¡no olvidemos, no lo olvidemos, nunca!: detrás de cada soldado hay un mando, y al cabo de la escala del poder, siempre, un tirano. Apoye nuestra campaña de vacunación Tiranostop-plus, el futuro de la humanidad está en sus manos.

Prospecto: información para el elector
Tiranostop-plus 100/50 cápsulas

Tolerancina/Empatiazol

Lea todo el prospecto detenidamente previa administración de este pharmakon, pues contiene información relevante para la paz mundial.
Siga exactamente, sin perder su libertad de pensamiento, las instrucciones de administración del medicamento contenidas en este prospecto o las indicadas por su historiador, poeta o filósofo de cabecera.

1. Qué es Tiranostop-plus y para qué se utiliza
Tiranostop-plus contiene tolerancina y empatiazol como principios activos y pertenece al grupo de profilácticos llamados inhibidores barbarieideos (IBs).
Este medicamento es recomendable para el ser humano, independientemente de edad, sexo, cultura o condición social.

2. Qué necesita saber antes de empezar a tomar Tiranostop-plus
No tome Tiranostop-plus

- Si ve usted el noticiario y no le arranca ni tan siquiera una lágrima la ruina, desesperación, torturas y crímenes padecidos por la mayor parte de la población mundial.
- Si, mientras un allegado se sincera con usted para compartir sus miserias, usted termina por transfigurar tales palabras en un molesto pitido que le impide disfrutar cómodamente de su whatsapp.
- Si el envanecimiento del poder y/o la riqueza le inclinan a legitimar la injusticia social al tiempo que vomita términos como: “¡Mucho vago es lo que hay…!”, “No te jode, les voy yo a pagar el médico… ¡con mis impuestos!”, “¡A mí plin, yo duermo en Picolín!”, etc.
- En resumidas cuentas, si es usted un tirano, habrá, urgentemente, de recibir la terapia de choque pertinente, en cuyo caso contamos con la presentación farmacéutica: Tiranostop-elephant-plus, inyectables.

Advertencias y precauciones

Informe a los profesionales competentes
- Si usted, repentinamente, arde en deseos de besuquear al vecino cojonero.
- Si no es capaz de soportar las noticias de las 15:00 sin dejar de llorar a moco tendido.
- Si la crueldad humana, en cualquiera de sus manifestaciones, le provoca vértigo, náuseas, siente asco de su especie y/o alberga ideas suicidas.
En cualquiera de estos casos, usted podría haber excedido la dosis recomendada de Tiranostop-plus: deje, durante un tiempo, de ver el noticiario. No obstante, no se alarme, usted estaría recobrando, en el peor de los casos, su humanidad, corrobórelo (si lo encuentra) con algún otro ser humano.

3. Cómo administrar Tiranostop-plus
Siga, al pie de la letra, las instrucciones de administración reflejadas en este prospecto, respetando, en todo momento, la edad del usuario, de lo contrario, algunos de los componentes de este pharmakon podrían herir la sensibilidad y/o traumatizar al elector.


Edad
Pauta
Niños de 0 a 12 meses
Caricias, achuchones, besos y amor a granel (24 horas)
Niños de 1 a 3 años
Risas, cosquillas, nanas, juego y mimo a discreción (24 horas)
Niños de 4 a 6 años
Lectura, antes de acostarse, cada noche, de un bello cuento proveniente de culturas remotas
Niños de 7 a 12 años
Lectura, 2-3 páginas (pequeñas dosis, bien mascadas y digeridas), tres veces al día, de aquellas obras de la Filosofía Político/Ética inmiscibles con planteamientos fanáticos y/o proselitistas (imprescindibles: República de Platón y Ética a Nicómaco de Aristóteles)
Adolescentes y adultos
2 a 3 poemas antes de cada ingesta (como tónico aperitivo literario). Aplicar friegas enérgicas de Platón, cuanto sea preciso, hasta lograr que la verdadera raíz del término “diálogo” llegue a calar en el espíritu del elector. Visionado íntegro (con sus 9 horas) del largometraje Shoah de C. Lanzmann. Dado el amargor de dicho documental, se recomienda dosificarlo e intercalarlo con textos selectos, bien de Unamuno bien de H. Arendt


La tabla posológica hace referencia a la pauta de mantenimiento, pero, para electores en edad de voto e inmersos en procesos electorales, se recomienda, encarecidamente, redoblar la terapia con objeto de emitir una votación bien macerada y, en cualquier caso, desde los valores de la tolerancia y respeto a la dignidad del ser humano. Adminístrese, en todo momento, la fórmula farmacéutica con desmesura en la prudencia.

4. Posibles efectos adversos
Solo en casos muy excepcionales, se han detectado ciertos brotes ocasionales de pedantería. Para dichos cuadros se recomienda acuda, cuanto antes, a su poeta de confianza, quien podrá recetarle el debido eupéptico intelectual.

5. Conservación
Preferentemente en bibliotecas y/o anaqueles debidamente preservados de las inclemencias meteorológicas.

6. Contenido del envase e información adicional.
Composición de Tiranostop-plus 100/50 cápsulas

- Los principios activos son 100 mg de tolerancina y 50 mg de empatiazol.

- Los demás excipientes literarios corren a gusto del elector, manteniendo siempre al margen adulteraciones fanático-integrista.

Aspecto del producto

En suspensión de sopa de letras lista para ingerir.

Responsable de la fabricación

Tolerantexts Labs. S.L.

Este prospecto ha sido revisado en noviembre de 2016, tras los últimos bombardeos de escuelas y hospitales en Alepo.

Roberto Sánchez
Grupo A


¿Donde he dejado mis pastillas?

¿Dónde he dejado mis pastillas?- se preguntó Julia al extender la mano a la mesilla, recién despierta y en camisón.
Se puso sus lentes de hace más de diez años, ancladas en lo que una quiere ver, y exploró con ansia su campo visual.
Se calzó. Se puso la bata que le había regalado su marido aquellas últimas navidades. Bebió un poco de agua concienzudamente servida la noche anterior. Inspiró profundo y volvió a buscar con la vista que pesa y la mirada que se puede perder.
Ni rastro.
Julia empezó a inquietarse, reconoció sentir que podía desarmarse el poco control que había conseguido de su trivial existencia.
Buscó debajo de las cosas y encima de las encimeras, fuera de los límites de la razón y dentro de la lavadora y de la nevera.
Ni rastro. Ni una sola cápsula se dignaba a contentar a Julia.
Parecía una broma pesada. Lo era.
¿Pero dónde coño están mis pastillas? – dijo en alto para los sesenta metros cuadrados que la limitaban.
Nadie contestó. Nada contestó. Todo se derrumbó.
Julia se puso apresurada el abrigo encima de la bata, los zapatos negros de tantos entierros, cogió el bolso donde creía que podía tener algunas monedas oxidadas y abrió la puerta de su casa.
Sí, la abrió. Después de 3 años.
Respiró el aire distinto del rellano. Escuchó hablar a la madera mientras bajaba con prisa las escaleras. Sintió el frio del pomo del portal 36 de la calle Almendrada. Y empezó a venirse el miedo de una niña que quiere des-cubrir lo desconocido y que no sabe por qué fuerza sobrenatural no puede dejar de hacerlo.
Sacó su pierna izquierda antes que la derecha. Sintió calor. Y un escalofrío. Los pájaros madrugadores le estaban dando las malas nuevas.
Paso apresurado para llegar cuanto antes a la farmacia. Tuvo que hacer un esfuerzo para recordar dónde estaba. Sabía que estaba cerca, que tenía que pasar por donde tantos veranos vivió su hermana. De pronto se le vino a la mente que conocía un atajo. El atajo que frecuentaba en los años de espalda erguida y tez cálida. El atajo que llevaba a casa de Miguel.
Tragó saliva. Vino la punzada. Calmó el paso, no pudo no hacerlo.
Y el limbo en sistema de Julia se despertó.
No sin cierto agotamiento, llegó a la farmacia. Al entrar, le pareció que habían sido pintadas las paredes de un color pastel.

-Buenos días, Doña Julia. ¿En qué puedo ayudarla?¿Se encuentra bien?- habló la boticaria.

Julia atravesó la bata blanca con las pupilas dilatadas. Había un calendario que ponía 25 de Noviembre. Hoy era el cumpleaños de su nieto. Y le apetecía verle. Verle crecer, verle crecido.

-Pues..quería Amiplín Retard…me han desaparecido todas las pastillas en casa…Casi me vuelvo loca hasta llegar aquí. ¿Sabe? Me las dió un nihilista para no sufrir. Pero espere, que no, que hoy no, hoy decido sentir.

Tania Hermnida
Grupo A


Soneto al oculista

Un soneto al médico oftalmólogo,
Quiero escribir, padre, en tu memoria,
Que no vaya en desdoro de la gloria,
Del científico, ni del filólogo.

Que las dos cosas eras, un dios Jano,
Recitando poesía cual Valladares,
Restañando ojos, no siempre a pares,
Divina voz, gran gesto y santa mano.

Ni mal humor vítreo o nervio óptico,
Una pequeña queja a estas alturas,
Entre el fondo de ojos y el abismo.

Mácula, tu fallo oftalmológico,
Si hacia ultratumba van mis amarguras,
Es que no me curaste el estrabismo.

Ignacio Aparicio
Grupo A


Paroyruina

Es un medicamento que se comercializa en cajas de 30, 60 o 90 comprimidos. El médico de cabecera lo tiene así más fácil, pues dependiendo del tipo de paciente, les receta 1, 2 o 3 pastillas diarias, siempre haciéndolas coincidir con desayuno, comida y cena, si es que tienen algo que llevarse a la boca, sino recomiendan se tome con una vaso de agua del grifo de la cocina.
No figuran efectos secundarios, ni fecha de caducidad, pero algunos pacientes manifiestan no dormir por la noche y estar abobados todo el día, tener ardores de estomago y tener una cierta crispación (o mala leche) al poco de ingerir la pastilla.
Se comercializa en farmacias, bares, gasolineras, iglesias y por internet.
Los clientes habituales suelen ser parados de corta o larga duración, drogadictos, inmigrantes, violadores, maltratadores, desahuciados por la hipoteca, jubilados con pensiones ridículas y analfabetos de cualquier edad.
La farmacéutica que lo comercializa, garantiza al que lo tome, paro, ruina, miseria y la muerte en un corto periodo de tiempo, para así sufrir menos.

Luis Iglesias
Grupo B


Amiplin. ¡A mí plin!

Ahora que los años empezaban a pesarle, a Gervasio, un ejecutivo maduro, la vida se le hacía cada vez más cuesta arriba..Se daba cuenta de que el estrés se había apoderado totalmente de él y que apenas tenía tiempo para nada que no fuera trabajar y trabajar de la mañana a la noche. Y además, ahora que en la empresa en la que trabajaba se había producido un E.R.E , con la consecuente reducción de plantilla, al personal restante se le habían incrementando trabajo y horarios, con el consiguiente malestar generalizado de todos los empleados.
Cuando llegaba a casa, Gervasio vivía ahora solo (después de haber superado un doloroso divorcio) ,no tenía ganas ni ánimo para nada..Había dejado de leer, él que había sido siempre un lector empedernido y, hasta ver la televisión, una de sus aficiones favoritas antes, le resultaba ahora aburrido. Cada vez se sentía más deprimido y apático …Hasta que un día, un amigo le habló de un medicamento reciente que había salido al mercado , de nombre “AMIPLIN” y del que había oído era bastante eficaz..
Al principio, se resistió a probarlo pues no creía en nada que pudiera obrar “el milagro”que necesitaba su anodina existencia, pero llegó el día , que ante su angustiosa situación, decidió probar el fármaco recomendado , asi que compró una caja de “Amiplín” , no con muchas expectativas, y comenzó el tratamiento escrupulosamente: un comprimido antes de cada comida principal, según la posología indicada.
Al cabo de unas cuantas semanas , empezó a notar el cambio;¡ no podía creerlo¡La tranquilidad, que hacía tiempo no conocía, volvió a aparecer y, en el trabajo, sus compañeros no daban crédito del cambio que observaban estaba experimentando Gervasio .Hasta tal punto, que llegó el día en el que trabajaba con una lentitud desmesurada, y siempre con una sonrisita burlona en su rostro, asi que los jefes tuvieron que llamarle la atención repetidas veces ante su nueva actitud y el retraso de su trabajo.Pero él, siempre imperturbable contestaba “ A mí “ plin”¡ y seguía con su parsimonia, que iba en aumento..
Sí, era cierto: el tratamiento fue muy eficaz. Las ganas de vivir y disfrutar volvieron a resurgir .. sólo que Amiplin le costó su puesto de trabajo..Ante el profundo cambio experimentado, Gervasio fue despedido de la empresa, eso sí sintiéndose muy tranquilo y despreocupado al irse…

Rosa Celia González
Grupo B


Hay fórmulas magistrales para jóvenes
El sonido el teléfono se propagó como una onda expansiva recorriendo e impregnándose, escandaloso, en cada rincón de la farmacia.

- Farmacia Apolo, buenos días, dígame.
- Hola Vicky, ¿cómo estás? Soy Pilar, ¿te pillo en buen momento?
- Ah, hola Pilar, dime. Ya sabes que las tardes por aquí son más tranquilas con el hospital a medio gas.

La Farmacia Apolo estaba situada en un enclave estratégico en términos farmacológicos, pues compartía manzana con el hospital y con una clínica de medicina estética privada. La Farmacia Ruíz, sin embargo, se codeaba con una pacientela mucho más joven proveniente del cercano campus y de un par de institutos aledaños.

- Ay Vicky, no voy a entretenerte mucho. Ya sabes que en cuanto toque la campanilla esto se me llena. – del rostro de Victoria, pegado al otro lado del teléfono, nació una mueca de desagrado ante el comentario. Se negaba a admitir que aquella farmacia entre chiquillos pudiese llegar a entrar en la primera división de las boticas. La suya pertenecía a esa liga de superior facturación por derecho propio: ¡cuántos habían envidiado su enclave privilegiado! No podía comprender qué había cambiado entre tanto para que ahora la Farmacia Ruíz empezase a disputarle el puesto.

-Te quería pedir un favor – continuó Pilar, intentando disimular la sonrisa que lucía, a pesar de que sus comisuras acariciaban el auricular.- No sé cómo andarás de existencias de Amiplin® o Melapela®. Me tienen loca con la distribución: está siendo lentísima. Que si no esperaban tanta demanda, que si están preparando nuevos pedidos, que si la fábrica está desbordada… ¡a mí que me cuentan! Estoy enfadadísima. Nunca me habría esperado algo así de los Laboratorios Melasuda Hispana, con lo bien que responden normalmente…

- Pilar, mujer.-cortó con asertividad Victoria- Es normal: este es un sector poco acostumbrado a revoluciones como esta.-dijo la farmacéutica, deseando colgar a aquella advenediza. De haber probado alguno de esos medicamentos que pedía Pilar, lo habría hecho sin remordimientos; pero ella aún respetaba las normas no escritas y el saber estar. No podía dejarse llevar y manchar con ello su imagen, que era la de todas las letras de su apellido. – Déjame comprobarlo… creo que algo te puedo mandar: mis pacientes están preocupados por otras dolencias de, digamos, mayor raigambre…

- Si me pudieses ceder unas cuantas cajas… no doy abasto, me las piden a pares.- se lamentaba Pilar, pero sin perder la sonrisa.

Victoria Apolo apretó los dientes. Siempre había tenido apego a sus proveedores: rápidos y a la última en investigación farmacológica. Pero aquello de inventarse dolencias y diseñar medicamentos cortados por el mismo patrón…

“Los jóvenes son el futuro”, le había dicho Pilar hacía tiempo. Victoria nunca lo tomó en serio. Pensaba que Pilar lo decía como simple consuelo que mitigaba el hecho de haberse endeudado hasta las cejas para pagar el traspaso de una farmacia instalada entre aulas de colegio, bibliotecas y facultades. Victoria se había reído en su cara ante tal ocurrencia. Viniendo de una saga farmacéutica que siempre se había dedicado a los reveses inesperados de la vida y al envejecimiento natural, no podía entender cómo, de repente, cuerpos jóvenes, llenos de energía vital, iban a necesitar acudir cada semana a la farmacia… Y al principio, la realidad dio le dio la razón a ella, a Victoria Apolo. Aún recordaba cuando Pilar la llamaba desesperada por los retrasos e impagos de la Seguridad Social al abrir sus puertas la Farmacia Ruíz. ¿Era esa la misma Pilar que ahora esperaba ansiosa la respuesta al otro lado de la línea?

- Tengo en almacén, Pilar. Te podría mandar unas 50 cajas de cada. ¿Cómo lo ves?

- Ay madre mía, me resuelves el fin de semana, que además me toca guardia. Mando a Pablo a por ellas, ¿te parece? Si no tuviese tanto jaleo, iría yo y nos tomábamos un café pero ahora no puedo dejar la farmacia sola ni un minuto. Al menos estoy empezando a acostumbrarme a no depender de la Seguridad Social. - Pilar elegía con tino las palabras y sabía muy bien que aquellas escocían a la siempre altiva Victoria.

- Sin problema.- dijo Victoria, masticando cada sílaba. – Espero a Pablo por aquí y ya nos tomaremos el café en otra ocasión, cuando tengas menos lío.

- Te prometo que en cuanto me aseguren la distribución, saco un rato.

- Dales tiempo, quién iba a imaginar todo esto…

Tras una impaciente despedida, Pilar colgó el teléfono, con una sandía por sonrisa. Las malas lenguas había apodado a su farmacia Ruín por lo pequeño y humilde que había empezado siendo el negocio. Ahora, los client… pacientes entraban a pares. Todos chiquillos y chiquillas, adolescentes muchos, otros jóvenes estudiantes.

Acudían a ella buscando una solución para sus inseguridades, su exceso de timidez, su vergüenza patológica. Con diagnósticos de ese tipo, el medicamento que les hacía falta era Amiplin®, marca registrada. Técnicamente, el genérico se llamaba “descongestionante del habla”. Sin embargo, cuando en el problema entraba el aspecto físico, tan solo Amiplin® no era suficiente y se acababan llevando Melapela®: una medicina mucho más potente que servía para olvidarse del culto al cuerpo y así evitar el estrés relacionado con los selfies y la inalcanzable perfección estética.

Pilar conocía ya de tal modo a sus pacientes que con un simple vistazo intuía el medicamento que venían buscando, se sabía ya el prospecto de memoria… Gracias a aquellas gotas y grajeas para jóvenes, el apellido Ruíz ganó presencia y sonoridad y, poco a poco, Pilar lideró el ascenso a la primera división de las farmacias.


Prospecto de Amiplin ®

Composición
Cada 100 ml. contienen: hidrosoltura del habla, solución de refuerzo de personalidad, fosfato de claridad de ideas y agua purificada.

Indicaciones
Descongestionante del atraganto de palabras. Tratamiento sintomático de la obstrucción del habla frente a casos de rechazo social, enviditis y miedo a relacionarse. Amiplin® sigue el principio activo desinhibidor de la personalidad frente al miedo al “qué dirán”. Está indicado para casos de vergüenza extrema que se traducen en un exceso de timidez y baja autoestima. Estos síntomas pueden traducirse en tartamudeo o anulación de reacciones autodefensivas frente a comentarios hirientes. Suelen venir acompañados de un agachamiento de cabeza generalizado.

Dosificación
Después de limpiar la nariz y aclarar la garganta, se administran 2-3 gotas en cada orificio nasal, tantas veces como sea necesario sin sobrepasar las 8 por día. En cuadros congestivos muy acusados, se recomienda diluir las gotas en agua y hacer gárgaras.

Contraindicaciones
Amiplin® no debe administrarse a pacientes que se crean los más listos o hayan expuesto comportamientos agresivos contra otras personas, en particular con aquellas más débiles que ellos.

Amiplin® está especialmente pensado para niños y adolescentes, pero también puede ser administrado a adultos jóvenes o embarazadas. Para el postparto, se recomienda tomar Melapela®, puesto que tiene un efecto inmunizante ante comentarios sobre la crianza del bebé y sober los efectos físicos del embarazo.

Precauciones
Amiplin® debe ser administrado ininterrumpidamente. Si no se observan cambios en el modo de actuar frente a comentarios negativos externos y no se recupera completamente la ironía en el habla, consulte a su médico, puesto que puede necesitar otro tipo de medicamento más potente.

Efectos secundarios
En la primera semana de tratamiento, puede experimentar ganas de echarse a llorar. Deje que fluya, es algo natural.

Beatriz González
Grupo B


El Afinador

Día tras día escucho como la voz de mi piano se ahoga. Es por la temperatura, Demasiado alta. Demasiado tiempo. Este clima de diálogo seco es su verdugo. El puente que une la tabla armónica con las cuerdas ha perdido carga. Tiene el tono caído. He hecho todo cuanto se por recuperarle. Nada. Mis desvelos no han conseguido encauzar su son al patrón armónico, ya sabéis, ese tempo rítmico  donde un intercambio suave despierta acordes teóricamente imposibles. Las cuerdas están excesivamente laxas. Sus batidos por segundo son tan veloces que por mucho que me aplique ya no puedo contarlos. La frecuencia de sus tonos se aleja. Su rumor errático se pronuncia. Hay una sierra en su boca. Duele escuchar esa melodía argallera y fantasma que le pauta. Ninguna partitura le sobrevive.
Solo un afinador, un soñador que navegue sin rumbos o anclajes férreos, puede salvarle. En él pueblo no quedan. Los he buscado. Ha sido una odisea sin más  fruto que un rosario de puertos sin agua. Nunca había visto algo parecido. Cada casa esconde grietas en el viento, metales sin brillo o maderas envilecidas. Instrumentos que se aferran a la lectura de claves adulteradas, discursos de promesas fabulosas, ofertas de sinfonías extraordinarias. Todas ellas, juramentos monofónicos y sordos a la humildad de lo bueno. Es desolador. El pueblo entero se duele. Una enfermedad cíclica y extraña le consume. Es malo el dolor que no calla. Reduce los campos de hierba a una alpaca amarga que se regurgita. La desesperación  es un virus de mutaciones muy variadas. Una de las mas peligrosas, la rabia. Ratera rabia perruna que te muerde los pies hasta que te lanzas a la carrera donde solo el egoísmo gana.
Estoy cansado.
Ayer noche regresé de la  ciudad. Fui a buscar medicinas en la meca de las farmacias. Confiaba que allí, en la apoteca, encontraría soluciones; un aerosol, una inyección, una cápsula, una vacuna; cualquier cosa. Estaba seguro de que en sus cámaras boticarias hallaría una fórmula capaz de atemperar el clima seco que se empecina en mutilar la música. Recorrí sus gradas.  Inspeccioné sus probetas. Las había de distintos colores y tamaños. Escaparates de apariencia vistosa y productos encorsetados por el lastre del rencor. Vitrinas de aspecto llamativo y muestras aquejadas de la miopía voraz que regala la soberbia. Pronto supe que el gas  o el líquido de esos cristales graduados por un diapasón tan rígido como deforme no poseía el vigor necesario para diseñar un pentagrama sin cerrojos.
Regresé a casa. En el pueblo todo sigue igual.
La voz de mi piano se ahoga. Las grietas en el viento cementan murallas. Los metales opacos suenan a bofetadas. Las maderas bastardas utilizan sordina para ocultar su melodía agusanada. Demasiada temperatura. Demasiado tiempo. Ninguna partitura sobrevive.
No sé si os lo he dicho ya. A veces olvido cosas.  Estoy cansado. Puede que tenga algo de fiebre. Tal vez el vector de esta peste que se extiende me haya infectado. Noto como el ruido del dolor me consume. Me he tomado el pulso. Demasiado rápido. La balumba de profecías endogámicas me tiene laxo. Algo en mí no va bien. Me he tumbado en el sofá bajo una manta. Es mi puente. Ha perdido carga. Duermo sin dormir. Mi oído no descansa. Oigo como en nombre de la igualdad se veta la diferencia, como en nombre de la justicia se diseñan balanzas a la medida de una visión monolítica, como en nombre de la libertad se engendran cadenas cada vez mas sutiles y pesadas. Por todas partes hablan de tiempos difíciles, como si eso fuera algo nuevo. Por todas partes se izan banderas estériles, pendones ostentosos de proclamas que colectan desgracias, estandartes que abonan horizontes sin futuro. Tengo frío y la voz de mi piano se ahoga. Aunque todo esta oscuro, se que hay una sombra cerca de su teclado. Es un chamán de dedos largos. Escucho su canto, es un juramento hueco donde anidan pócimas falsas de curanderos sin magia. Espero que no las beba. Intento gritar, pero no se si lo hago o el intento queda en un amago.  Me ahogo. Varias batutas zafias presionan mi garganta. Están marcadas. Su única regla es la trampa. No puedo escribir más.

Han pasado siete días, una semana, desde que escribí por última vez. Nada ha cambiado. Bueno algo si. Poco a poco recupero las fuerzas. La voz de mi piano es más clara. He dejado de buscar entre boticas remedios embotellados. He abierto las puertas al temporal. No puedo engañaros, hay hielo en los cristales. Pero cuando el frío arrecia, entono "La Heroica". Parecerá una locura, pero creo que el aliento de Beethoven poco a poco lo derrite. No se cuál será mi rumbo. Lo que si se, es que intento navegar sin anclajes. Tal vez, algún día, en algún lugar encuentre una apoteca sincera que en sus gradas guarde una probeta noble. Un cilindro trasparente que contenga una composición de altura, una sinfonía  capaz de coser las grietas que se abren en el viento. No tiene que ser tan difícil. Un suave intercambio y los imposibles nacen.

Ana Isabel Fariña
Grupo B