Ponerse en el papel

El lunes, 14 de octubre, dedicamos la sesión a las máscaras en la literatura. Hablamos de Gastón Baquero y su espléndido poema "Memorial de un testigo", del libro Travelling de Luis Felipe Comendador, de Oliverio Girondo y su cóctel de personalidades y sobre todo de José Manuel Díez, autor del excelente libro Baile de máscaras, premio Hiperión de Poesía en 2013.




En la presentación que hicimos de Baile de máscaras en la librería Hydria afirmé lo siguiente:

"Este ejercicio de asomarse a la historia -llena de personajes notables y seres anónimos- para expropiar por un instante sus voces y sus vidas –como señala Manuel Rico en su crítica del libro en Babelia– lo hace de forma magistral José Manuel Díez [...]
Adentrarse en
Baile de máscaras es como adentrarse en un probador. José Manuel se va probando las máscaras de diferentes personajes, en un recorrido por la memoria de varios siglos, para asumir sus voces y llevarlas al poema. La expresión “ponerse en el papel” cobra aquí, por tanto, un doble sentido.
En ese recorrido cronológico, que va desde el año 1257 al 2011, el poeta ahonda en los diferentes personajes que marcan su itinerario de escritura -su línea del tiempo particular- para hablarnos de lo que fueron o de lo que pudieron ser. Muchos de esos sucesos son reales, otros son recreados o ficcionados por el poeta.
Hay en esa tarea de asumir otras voces una crítica muy personal sobre el mundo que nos oprime y nos rodea, sobre el individuo en medio de un gran baile colectivo donde cada cual lleva su propia máscara. Y en esa búsqueda de otra nueva identidad, en ese sueño de ser otro en otro cuerpo, José Manuel se nutre de un tono conversacional y de una primera persona impostada, la de cada personaje para encarnar mejor el papel.
El poeta deja a un lado su yo poético para mirar por otros ojos, que en realidad son los mismos pero ocultos tras la máscara. Veremos, al leer el libro, que predominan la segunda y la tercera persona, las que nos permiten acercarnos al otro con palabras distintas.
En ese marco, elaborado con retazos de historias, pensamientos y sentimientos, José Manuel reclama el protagonismo del hombre, de forma aislada, frente a una sociedad que se transforma cada día y que se pone mil máscaras. Le da voz a los sin voz y pone de relieve el valor que en muchas ocasiones la historia niega a los hombres, y en especial a la mujeres. Nos habla, en definitiva, del triunfo del individuo en esta gran mascarada que es la sociedad. Defiende la importancia de la duda y del asombro como forma de conocimiento de la realidad y la vida. Se pregunta una y otra vez por las cuestiones, sencillas o inabarcables, que desde siempre se ha formulado el ser humano [...]"

Dejamos aquí un botón de muestra:

LA JOVEN ELSA BROSNAN DEFIENDE SU BELLEZA LEGÍTIMA FRENTE AL ESPEJO DE UNA HABITACIÓN DE HOTEL (HILTON GARDEN INN. SAINT PAUL, 1985)

No soy la fea.
También soy la muchacha de ojos verdes
que recita a Tagore de memoria
y se desnuda a solas
frente a espejos que niegan la belleza legítima.
También soy la inocente, la que busca
respuesta en las canciones de Otis Redding,
en el cine de Chaplin,
en los largos paseos del brazo de una amiga.

No soy solo la fea.
También soy la muchacha imprevisible,
la que, mientras las otras deliberan
por tristes pretendientes,
baila con ademán, desparejada.
De entre todas, tal vez, soy la más dulce,
la más encantadora,
la que besa mejor a sus pocos amantes.

No soy solo la fea.
también soy la muchacha diferente,
la que a todo suspira,
la menos pudorosa en la alegría,
la que, mientras las otras se entretienen
con flores, con viajes o con joyas,
prefiere optimizar su desventura
de ensueños improbables
confeccionando versos, melodías
o postales anónimas desde Roma o San Gall.

Afortunadamente, no soy solo la fea.
También soy la muchacha virginal, la agraciada
con el don de ser libre, libre, libre.

Y tengo la sonrisa más bella de la Tierra.
Me lo ha dicho mi padre.

José Manuel Díez
Baile de máscaras


Propusimos como tarea escribir un texto, prosa o poesía, en la misma línea que los de José Manuel: recrear un hecho histórico o inventado, darle voz a sus personajes, situarlos en el tiempo, asumir su mirada  y su piel.

Estos son algunos de los textos enviados por los participantes en el taller:


Interpelación a Hamlet en la explanada delante del castillo de Elsinor poco después de que Hamlet hijo hablara con el espectro de su padre.
Escena VI, Acto Primero

Ofelia me ha dicho que planeas la muerte de Claudio
Ofelia me ha dicho por qué lo haces
Claudio asesino asesinó a tu padre.
¡Ólvida eso buen Hamlet!
¡Olvídalo!
Anillo de rubí y granito
Recia promesa de foso.
La muerte siempre renace.

Ofelia me ha dicho que el aire huele a beleño: veneno,
espectro que en la noche remuerde tu sangre y tu sueño:
Claudio asesino asesinó a tu padre
¡Ólvida eso buen Hamlet!
¡Olvídalo!
Anillo de rubí y granito
Recia promesa de foso.
La muerte siempre renace.

Ofelia me ha dicho que en breve, en Palacio, habrá un baile
y que el ritmo de sus danzas puede conjurar el aire.
Claudio asesino asesinó a tu padre
¡Baila con ella buen Hamlet!
¡Baila con ella y olvida!
Anillo de rubí y granito
Recia promesa de foso.
La muerte siempre renace.

¿No quieres bailar buen Hamlet?
¡Maldita sea buen Hamlet!
Ofelia puede ser madre.
Lirios y tulipanes.
Jazmines y alelíes.
Peonias y Girasoles…
Todos hijos de Ofelia y Hamlet.
Edén escondido en un baile.

Cedro azul. Camello de mar. Tiburón de arena. Cuervos …
Cedro azul. Camello de mar. Tiburón de arena. Ratas…
¿Acaso no escuchas Hamlet?
La luna te entrega rosas.
Ritmos de savia violeta.
¡Baila con ella buen Hamlet!
Baila con ella y olvida
¡Olvida eso buen Hamlet!

¡Padre! ¡Muerte! ¡Sombra! ¡Círculo! ¡Círculo! ¡Círculo!
Reniega del rey que muerto entre susurros demanda
el cadáver de su verdugo
y con su pedir condena
la sangre de sus vasallos,
el aire de Dinamarca,
el agua de los arroyos,
el fuego de su heredero.

La sangre es roja.
Tu sangre es roja.
Mi sangre. ..
Su sangre…
La sangre…
No hay Justicia en la sangre… la sangre Hamlet… la sangre es…
La sangre es roja buen Hamlet
La sangre es roja y todo lo demás es silencio.

Memorias violetas
Pensamientos azules
Pensamientos azules para memorias violetas…
¿Acaso no escuchas buen Hamlet?
La luna te entrega rosas.
Ritmos de savia violeta.
Baila con ella y olvida
¡Olvida eso buen Hamlet!

Romero de polvo azul
Rios de escarcha violeta
¡Padre! ¡Muerte! ¡Sombra!
Balanza sin fiel. Eco
Eco de ecos. Sombra
Sombra de sombras. Recia Fosa
Anillo de rubí y granito…
Veneno que en tus oídos…

¿No quieres bailar buen Hamlet?
¡Claudio! ¡Claudio! ¡Claudio!
¡Padre! ¡Rata! ¡Buitre! ¡Cuervo!
¡Rata! ¡Cuervo de cuervos!
¡SOMBRA!

La venganza es una sombra que alimenta cementerios.
¡Círculo! ¡Círculo! ¡Círculo!
Sombra de sombras.
Sangre…

Dicen que Ofelia está loca
Dicen que no bebe sangre
Dicen que quiere ser madre
Lirios y tulipanes.
Jazmines y alelíes
Peonias y Girasoles
Todos hijos de Ofelia y Hamlet
Edén escondido en un baile.

¿No bailas buen Hamlet?
Hamlet, hamlet, haml…
Ofelia me ha dicho que planeas la muerte de Claudio
Ofelia me hadicho por qué lo haces
Claudio asesino asesinó a tu padre
Más ¿quién mató a tu dulce Ofelia?
¿Quién te mato a ti, mi buen Hamlet?
¿Quién ha sido Hamlet?

Balanza sin fiel.
Eco de ecos. ¡ SOMBRA!

Edén escondido en un baile.

Ana Isabel Fariñas



Comentarios de Emily Bronte y Virginia Wolf acerca del suicidio de Ana Karenina.

Nunca he medido la distancia que separa dos puntos en kilómetros. Tampoco en horas. Cada vez que he tenido que desplazarme, he calibrado la mayor o menos dureza del trayecto en expectativas. Gracias a este procedimiento, únicamente cuando las esperanzas que habitaban en el lugar al que me dirigía eran menores que aquellas que moraban en el que abandonaba, la maleta pesaba.
Tuvo que morir Ana para que esa igualdad matemática se quebrara.
Ese día, el día de su muerte, mi billete era ligero. Las vacaciones de navidad estaban a la vuelta del tren. La próxima vez que lo tomara, sería para disfrutarlas.
Me acomodé como siempre pegada a la ventanilla.
Poco a poco el paisaje desapareció.
Cómo explicaros la extraordinaria facilidad que poseo para dormir en un tren… Su sonido, tan parecido al de las olas,  anestesia mi consciencia en pocos vaivenes. No es un reposo profundo. Es más bien, un letargo intermitente y agradable donde estoy sin estar.
Pues bien, ese día, el día del que os hablo; un golpe brusco acompañado por un doloroso y estridente gemido del tren cercenó mi descanso. A mi alrededor todo eran voces y gritos y alboroto. El tren estaba parado. Posiblemente él y yo fuéramos lo único quieto en aquella escena. Bueno él, y yo y esas dos extrañas mujeres que ataviadas con ropajes de otras épocas se habían asentado a mi lado, una frente a otra, y leían.
Yo, tenía una pequeña herida en la espinilla de la pierna derecha. Se ve que algo me había golpeado. No sangraba excesivamente, pero sangraba.
Fue la mujer que estaba sentada en el sillón de enfrente quien la vio; y sin decir nada, se levantó, depositó su libro en su asiento, rasgó la puntilla de su enagua y me hizo una cura rápida que cortó la hemorragia. “me llamo Emily” –dijo- “no te preocupes, no es nada, a lo sumo un recuerdo”. Después puso su mano en mi cara –una mano helada- y se arrellanó nuevamente.

No sé cuánto tiempo pasó desde ésto hasta que el acomodador y otro hombre entraron en nuestro vagón. Creo que poco. Querían saber si existía alguna urgencia vital. Tras comprobar que  no –todos los pasajeros estábamos bien-; afirmó que en breve nos pondríamos en marcha y excusó la incidencia. Por lo visto, alguien, había obstaculizado la vía.
El miedo hacía que todo el mundo les chillara. En el fondo, todos sabíamos que no había pasado… pero podía haber sido…
Entre tanta reprimenda al acomodador y su acompañante como necesarios responsables de la situación,  estimo que pocos escucharon que “alguien había obstaculizado la vía” ¿cómo alguien? ¿alguien en la vía? eso era …. eso era imposible, y si era posible… ¿qué había sido de él?

Mis nuevas compañeras de viaje, -que yo había decidido eran actrices que viajaban disfrazadas (ellas sabrían por qué) con sus vestidos de representación, y que aprovechaban el trayecto para estudiar sus papeles y que como todos los artistas de verdad eran raras de verdad- hablaban entre ellas. Su tono era tan quedo y el bullicio tan grande que me costaba seguir su conversación. No es que yo vaya escuchando conversaciones por ahí, pero tengo que reconocer que me tenían fascinada. Para mí el accidente no era nada. Quería beberme sus palabras. Haciendo un esfuerzo de concentración conseguí prescindir del entorno y oír. Hablaban –como no podía ser de otro modo- del incidente en la vía.

“Ha sido Ana” afirmó Emily
“Fijo” contestó su compañera. “León es inclemente. No perdona. No permite una modificación en lo que para él es rectitud y honradez. Si se produce, la asfixia con salmos de culpa hasta que muere arrepentida. Él, que posee una habitación propia, amueblada por él mismo, donde da rienda suelta a su pasión, no permite que nadie visite más faro que el suyo y reniega constantemente de las olas que acarician y  abaten nuestros días si ese abatir nos arrastra.”
“No es sólo León, Virginia. Nadie perdona. En  ese sentido, él lo muestra claramente empujando a la pobre mujer a saltar al abismo de hierro que sesgará su vida. ¿Quién nos enseñará esos conceptos que cual corsés de varillas de acero nos estrechan la mirada hasta volverla tan opaca y tan tirana? Mira Heathcliff ¡cuánto amaba! tanto como Ana. Es cierto que no se tiró a la vía, pero tiró su vida consumando una venganza. Una venganza para recuperar un amor que no le amaba ¿O si? Catherine…”
“A veces, Emily; sólo a veces, creo que nadie ama. Inventamos el Amor como excusa que justifique nuestros excesos o nuestras taras.”
“¿Orlando tampoco?” inquirió Emily
“Orlando… Orlando si. Orlando ama. Pero no me hagas demasiado caso, ya sabes que yo voy y vengo; y sé y no sé nada. Un día escribí: “La Señora Dalloway dijo que ella misma compraría las flores…”
“Lo sé Virginia, extraordinario"
“Creo que fue una de las definiciones de amor más claras que he hecho en mi vida. Comprar flores. Regalar flores y no esperar nada…”
“¿Fue ahí donde Septimus murió?”
“Ahí fue. ¡Pobre Septimus! Él también quería amar y enloqueció y ese coche con esas cortinas oscuras pasando bajo su ventana…”
“¿Cómo Ana?”
“Como todos Emily. Como todos los vivos Emily”

El tren comenzó a circular.
Yo con mi extraña habilidad fuí  perdiéndome en su sonido. Mientras lo hacía escuchaba sus últimas palabras.
“¿Bajas ya?”
“No, aún no. La siguiente es mi parada. Voy a la Finca de los Tordos. Alguien ha alquilado una vez más la tierra y la casa. Presiento que no verán la inmensa libertad que les ampara. Se perderán en la borrasca. ¿Y tú?”
“Yo voy a la isla de Skye. Buscaré una barca, la llenaré de flores y me adentraré en sus aguas. El Faro me llama. ¡Me duele tanto dejarle! ¡Me duele tanto abrumarle con mis males! Él me ama y yo le amo, pero este sentir…  “
“Mi parada. Adios Virginia.”
“Adios Emily. Abrígate, las cumbres son frías y la enfermedad …yo también estoy enferma Emily. Pero a mí no me puede arropar nada”
“Lo sé Virginia. Lo haré Virginia. Nos veremos pronto, en cuanto otra Ana abrumada por algo que llame amor o culpa o miedo no encontrando salida busque una salida tan esperanzada como desesperanzada. Voy a buscarla.  Estará confundida. ¡Era tan joven!”
“En el Amor siempre se es joven, Emily. Llévale flores.”

 Cuándo bajó Virginia es algo que no supe. Dormía.

Podrías decirme que todo fue un sueño. Podría creeros. Peros es que cuando llegué a mi destino y desperté, en mi regazo había un libro viejo, un libro que aún conservo donde una flor marcaba una de sus muchas hojas:

No apartaba la vista del segundo vagón que por momentos se acercaba. Y en el preciso instante en que ante ella pasaban las ruedas delanteras, Ana lanzó lejos de sí su saquito de viaje y, encogiendo la cabeza entre los hombros, se tiró bajo el vagón. Cayó de rodillas y con un movimiento ligero, abrió los brazos como si tratara de levantarse. En aquel instante se horrorizó de lo que hacía. ¿Dónde estoy? ¿Qué hago? ¿Por qué?; se dijo. Quiso retroceder, apartarse, pero algo duro, férreo, inflexible, chocó contra su cabeza y se sintió arrastrada de espaldas.¡Señor, perdóname! Exclamó consciente de lo inevitable y sin fuerzas ya…”
Ana Karenina
León Tolstoi

Lo leí varias veces antes de guardarlo en mi maleta. Una maleta sin peso.

Nunca he entendido bien qué sucedió aquel día en ese tren cuando aquella joven se lanzó a la vía emulando a tantas otras. Pero desde entonces compro flores yo misma y mi variable matemática ha desaparecido. Ahora las expectativas, como el amor, no están en un punto o en otro, están donde yo estoy porque siempre viajan conmigo. Cuando la pereza me lleva a olvidarlo, un pinchazo sutil en la espinilla de mi pierna derecha me obliga a recordarlo. 

Ana Isabel Fariñas


Amaneció un ángel en el Reino del Padre Lachaise

Aquella noche del 7 de julio de 1971 el Padre Lachaise empezó como cada noche su ronda por las calles del cementerio. Quedaba más de una hora todavía hasta que empezara la representación teatral de su viejo amigo Poquelin y se dirigía lentamente hacia la divisón 25. Claro está que después de tantísimo tiempo se sabía todas las obras de memoria pero en recuerdo de aquellos tiempos deslumbrantes del Rey Sol, que los dos en su momento habían tenido ocasión de conocer, divertir o confesar, no faltaba a ninguna.
El padre Lachaise había admitido por la mañana en su grande residencia al joven Morrison de 27 años, que había fallecido por lo visto de una sobredosis cuatro días antes. Había gran expectativa de todos los residentes frente a la llegada del hermoso poeta y cantante que había sido la comidilla de la actualidad en todos los puntos del planeta y que, para huír de la policía de su país, había tenido que venir a instalarse en París.
De paso, el Padre quería asegurarse de que no se armara mucho alboroto y más que todo le preocupaba saber en que estado de ánimo se encontraba su nuevo inquilino.
Mientras avanzaba, lento y comedido como acostumbraba ir siempre, iban saliendo de sus tumbas los curiosos, los aburridos, los solitarios, los marchosos, en dirección de la división 6. Entre ellos notó cómo la pequeña Edith, encorvada y vestida de negro, se acercaba a él.
-‘’¡Hola Padre!’’
-‘’¡Hombre! ¡La Môme! ¿Cómo andas Reina?’’ preguntó cariñosamente el Padre.

-‘’¡Ya ves tú! ¡Jodida, como siempre! ¿Es verdad que ha llegado esta mañana el Rimbaud Norte Americano? Dicen que 27 años tenía el muchacho : ¡Qué prisas tenía para morir! ¡Pobre ángel ! Dicen también que canta, escribe y es tan hermoso como un Dios. Estoy por pedirle que hagamos un dúo un día de estos, ¡estoy con unas ganas de cantar! ¿Tú crees que le puede hacer ilusión al crío ?’’
-‘’Edith…Edith…calma. Si acaba de llegar esta mañana el pobre… Estará el muchacho un poco desorientado todavía, ¿no crees ?’’
-‘’Va, va. Te acompaño de todas formas’’. Y es que a la Môme era difícil llevarle la contraria, pero pareció conformarse.
Ya eran muchos los que acompañaban la marcha. La mayoría iba en silencio, respetuosa, temerosa de lo que iba a encontrar allí, en la división 6.

A unos metros delante de ellos El padre Lachaise y Edith Piaf reconocieron a su manera de andar –parar para pensar y volver a andar para hablar- a Honoré de Balzac y Marcel Proust. Los dos compadres pasaban así horas y horas discutiendo de la bajeza de los sentimientos, de la vulgaridad del lenguaje y otros temas sacados del tiempo perdido.
Cuando uno se acercaba a ellos y les preguntaba que qué tal andaban, Marcel contestaba : « buscando, buscando… »
-‘’¡Apresurad el paso ‘’ Cabezas ‘’! Si queréis conocer al nuevo fichaje antes de la función habrá que dejar de pensar un poco y mover el culo!’’ lanzó la indomable Edith.
-‘’¿Por cierto, dónde queda la división 6 ?’’ preguntó el educado Honoré.
- ‘’Pues ¡seguidnos ! ¡Así de fácil !’’ se atrevió uno.

-‘’Bah… Todavía nos quedan unos asuntos de que hablar así que no os preocupéis, ya preguntaremos nuestro camino a Fulgence Bienvenue’’ sentenció Proust.
-‘’Vale, como queráis, pero no sé si lo encontraréis, lo vi hace un ratito cavando del lado de la división 86 ‘’ se rió la dama de negro.
Después de pasar tres divisiones a la derecha, tres calles a la izquierda y otras dos a la derecha por fin llegó la muchedumbre al paradero del Rey Lagarto.
Jim estaba sentado en la piedra de su tumba, fumando un cigarillo, mirando, escondido en su espléndida melena de pelo rizado, por encima de su hombro a toda esa gente que venía hacia él. Parecía molesto, un poco nervioso.

-‘’Hola” le dijo el Padre. ‘’Te deseo la bienvenida Jim. Esta es tu casa. ‘’
-‘’Sí…eso parece…’’ contestó el chico en voz baja.
-‘’¡Hey Hermosura ! ¡Así que tú también la palmaste! ¡Jó tío ! En tu bañera dijeron…¡Irías bien cargado ! ¿Fue dulce la muerte, cielo ?
-‘’¡Si fue en los waters del Rock’n roll Circus! ¡No se acordará ni él después de lo que se había metido !’’se escuchó desde el grupo de los marchosos.
-‘’¿Qué más da una cosa que otra ?’’ suspiró Jim. ‘’Allí dejé a Pam… ¿Qué será de ella ahora ? ‘’
-‘’¡ Dejadle en paz ! ‘’ De entre el montón salió a su encuentro él que tanto había admirado en vida y en sus poemas el recién difunto. Oscar Wilde se acercó y le susurró :
-"¿Qué pasó Jim ?’’

Visiblemente asombrado Jim le contestó con dulzura :

-‘’Me pasé…eso es todo…me pasé. Como tú, honrado maestro del verbo, dejé atrás los abusos, las mentiras, las miserias…this is the end, beautiful friend ‘’.
-‘’Quizás sólo sea un principio amigo…”

Dirigiéndose ya a los demás el poeta irlandés añadió :
-‘’Dejad que descanse Jim, ya son bastante visitas por un primer día.’’
-‘’¡Ya se acostumbrará a las visitas !’’ lanzó la Môme. ‘’ Pués, ¡hala ! ¡Marchémonos todos ! ¡Dejemos a las almas gemelas compenetrarse tranquilamente ! Además, ya estará a punto de empezar la función de esta noche. ¿Cuál toca esta noche Padre ?’’
-‘’El enfermo imaginario’’ contestó el viejo hombre.
-‘’¡Otra vez ! ¡Este Molière no se cansa nunca de morir ! ¡Vámonos entonces ! Y a ver si de paso aparece Marcel…¡Marcel, Marcel !’’

Edith, como cada noche ya estaba gritando el nombre del que algún día había dejado su vida en suspenso, allí en los aires, en alguna parte entre París y Nueva York.
La muchedumbre se despidió suavemente del ángel Morrison dejándole al amparo de su nuevo amigo, con el que tanto había de compartir .

Mientras tanto Molière se preparaba a morir, infinitamente.

Sara Pérez


Antaño es hogaño
“El hoy es discípulo del ayer” Publio Siro (85a.C.–43a.C.)

Quisiera relatar a vuesas mercedes según mi modesto castellano, las grandes semejanzas que existen entre el siglo XVI y el siglo XXI.
Mi nombre es Cristóbal de Vegil más conocido por “el Longares” barragán lígrimo criado de Rodrigo de Cervantes y como doctos que son han supuesto bien, es el padre de Don Miguel de Cervantes.
Me puse al servicio de Don Rodrigo que dios tenga en su gloria en 1552 cuando llegó a Valladolid con su familia para “probar fortuna lejos de la murmuración”.
Casi parece una historia quijotesca, aunque no tan reputada. Don Rodrigo mi señor era zurujano de cupo y para ejercer la cirugía debía pagar 4 escudos de oro –como pueden observar ya existía un cierto afán recaudatorio-. Mi trabajo consistía en llevarle la bolsa de cuero para introducir con los achiperres del oficio así como ser su ayudante. En cuanto a mi estipendio como sucede hoy, de eso ni hablamos. Las visitas a los enfermos teníamos que realizarlas a pie ya que el uso de caballería estaba reservada a los cirujanos académicos. Entre las quehaceres de un zurujano de cupo estaba el de bizmar y realizar cirugía menor.

En aquellas lejanas épocas en el oficio de cirugía había mucha competencia incluyendo la no muy leal de los barberos y no era fácil abrirse camino. Miguel de Cervantes en El coloquio de los perros realiza una dura crítica sobre la abundancia de estudiantes de medicina en la Universidad de Valladolid.
Ya existía el pluriempleo pues don Rodrigo trabajaba en el hospital de Atenzana por la mañana y por la tarde en su casa. También había acumulación de puestos con afán lucrativo, pues algunos zurujanos actuaban como boticarios.
Había embargos, Don Rodrigo los sufrió en sus propias carnes, pues al tener numerosa familia y ser pequeño el estipendio que lograba obtener contrajo deudas y le fueron embargados enseres de la casa, el menaje, la ropa y demás artículos necesarios para la supervivencia y por ello fue encarcelado, ¿Serán tan cultos los banqueros que hayan podido leer estos hechos para argüir su uso actual?
He de mencionarles también que ya en el siglos XVI las palabras podían tener doble sentido, como por ejemplo: herbolario designaba a la persona que tenía conocimiento de las hierbas, sus virtudes y propiedades; en sentido peyorativo designaba a las personas extravagantes y ridículas.
Como habrán podido observar el antaño se asemeja al hogaño.
Otrosí aún echando de ver que vuesas mercedes son personas doctas y sapientes he escrito esta historia con la puntuación actual para una mejor comprensión, ya que en los años que acaecieron los hechos no existían signos de puntuación en los escritos.

GLOSARIO

-Achiperres: Trebejos. Trastos, utensilios
-Barragán: Mozo soltero
-Bizmar: Poner bizmas
-Bizma: Emplasto para confortar, compuesto de estopa, aguardiente, incienso, mirra y otros ingredientes
-Embargo: RAE. Retención, traba o secuestro de bienes por mandamiento de juez o autoridad competente.
-Encalcar: Comprimir, reducir de volumen
-Escudo de oro: Moneda de oro, acuñada por España desde el siglo XVI con
un peso 3,4 gramos y valor de 350 maravedís
-Estipendio: Paga o remuneración que se da a alguien por algún servicio
-Hogaño: En el presente año
-Lígrimo: Castizo, puro. Gallardo, apuesto
-Longares: Mozo alto
-Otrosí: Además en lenguaje jurídico
-Sapiente: Sabio
-Vuesas mercedes: Tratamiento de respeto y cortesía que se usaba antiguamente
-Zurujano: Cirujano en siglo XVI

Alfredo Domínguez


Poema a la muerte de MICHAEL Joseph JACKSON (rey del pop). California 25 de Junio de 2009.
DUERME EL TIEMPO

Acentos de voz,
de tacto articulado,
de ecos en la piel
que mide el sueño,
rasgan pasos del sentir
en el tronco de unas manos.
El gesto se hace ayer,
congela los minutos,
nace entre la piel
pausada por el ritmo,
mima la expresión
ceñida en los segundos,
raíces de un perfil
en las ramas sonoras de la historia.

Sofía Montero García


Me hubiera gustado estar allí

Acontecía el día 29 del mes enero del año en cristo de 1577 en Salamanca, ciudad regada por el río Tormes que hoy amanecía helado, había una temperatura de 4 grados bajo cero…
Dos personas, una con hábito de fraile agustino y la otra que se dejaba llevar apoyándose del brazo, caminaban con paso lento pero firme en dirección a la famosa universidad salmantina, eran: Fray Luis de León y Francisco de Salinas.
-¿Cómo te encuentras hoy, Luis?
-Ya estoy recuperado, ese viaje desde Valladolid me dejó molido los riñones… pero tanta emoción junta, no sé si lo soportaré, las noches se me pasan sin apenas pegar ojo, necesito una temporada de retiro. Cuando termine con esta lección me iré a La Flecha.
-Después de todo lo que has pasado, no me extraña. Fue muy emocionante el recibimiento. Toda Salamanca estaba en el camino de Valladolid para vitorearte.
-He sufrido mucho, querido Salinas, pero mi espíritu no se ha quebrantado nada. Podrán encerrar el cuerpo pero el pensamiento y el espíritu siempre serán libres. Están confundidos con castigar la no creencia e imponerla con torturas y muertes, están generando un odio que algún día se volverá contra ellos. Mis pensamientos siguen siendo los mismos, incluso más reforzados. Otra cosa es que los pueda expresar. Debo extremar el cuidado con lo que digo porque me van a estar vigilando de cerca y esta vez me he librado. Ya sabes que a estos demonios de dominicos no les gusta una vez que tienen una presa en sus garras dejarla escapar fácilmente.
-Así es, Luis, hemos de procurar andar con mucho cuidado, la historia hará justicia.
-Amigo Salinas, ya sabes lo que opino de la justicia… no existe la justicia entre los hombres, está mediatizada por los que detentan el poder… la justicia solo la tiene Dios… ese es nuestro camino enseñar a los hombres la Justicia… pero es un trabajo arduo y yo ahora me encuentro cansado, necesito oler los almendros en flor, escuchar ese arroyo que atraviesa la finca de la Flecha murmurando verdades y dejando a su paso plantas verdes y perfumes para que el espíritu descanse y descubra su verdadera esencia, su destino… “¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!
-Es un verdadero deleite oírte, Luis… Mira, vaya expectación a las puertas, están esperando, quieren escuchar tu primera lección después de la liberación.
-Voy a ser discreto, muy discreto: "Decíamos ayer".

Vicente M. Martín


SPILLIAERT O EL SILENCIO DE LA SOMBRA
( Atardecer de Octubre.1912. Museu Spilliaert. Bruselas)

“De mi infancia conservo un recuerdo fascinado, hasta el día en que me llevaron al colegio. Desde ese momento, me robaron el alma y no he vuelto a recuperarla. Esta dolorosa búsqueda es toda la historia de mi pintura…” Léon Spilliaert. (1881-1946)

Hacia dónde caminas, mujer,
abrigada en la incandescencia del ocaso
a punto de ser incendiada,
con el rostro anulado y los pliegues
hambrientos por escaparse
de su andante silencio.
Si solo eres sombra que empuja la nada.
Solo la luz podrá salvarte.
Porque la noche vendrá con su lecho
de miedos y amenazantes verdades.
Huye de la mentira que la muerte
pueda confesarte cuando tu rostro
apunte, y, en las pupilas cansadas,
dibuje las palabras sin signo,
los nombres sin nombre;
antes que la erosión radical
de su abrazo convierta tu cuerpo
en esquema de un trazo,
u oquedad misteriosa,
en olvido, en sombra.

Pilar Luengo


Diálogo con Federico García Lorca basado en su poema "Asesinato"
(Dos voces de madrugada en Riverside Drive, Nueva York, 1929)

1929, pasa el tranvía y la Bolsa bulle
Perritos calientes en los puestos callejeros que se comen a la carrera
Unos pocos coches escupen papeles por las ventanas
La multitud se agolpa en Wall Street
Hombres, mujeres y monjas rezan en La Trinidad
Esto es el fin
Brokers importantes de negro con sombrero van y vienen arruinados
Lloran, gritan y se suicidan

Federico, un hombre se ha ahogado en Est River
Y, ¿cómo fue?
Se lanzó desde el Puente de Brooklyn
¡Eso es todo!
Una balsa engulle el cuerpo
El pecho desaira su ira
Hasta que lo atrapa su lecho
Y el mar deja de succionar
Así
¡Déjame¡ ¿De esta manera?
Si
Los ojos quedaron ingrávidos
¡Ay, ay de mí!

Antonia Oliva


Es 23 de Enero de 1989.Nos hallamos en la habitación de un hospital en la famosa localidad gerundense de Figueres. Nuestro paciente una famosa personalidad, un tanto peculiar: Salvador Dalí.

Tenemos a nuestro insigne artista postrado en la cama, en sus últimos momentos, rodeado de iconos e imágenes, en un ambiente ciertamente surrealista. De fondo suena música de violines que evoca a una residencia de estudiantes donde otrora un grupo de jóvenes llevaran a cabo una tarea de creación, pensamiento y dialogo en el mundo artístico y científico.

De repente una sombra irrumpe en la soledad de la habitación, tras ella avanza la figura de un hombre de tez morena y semblante risueño, que se acerca sigiloso hasta la cama donde nuestro artista descansa.

-¡Hijito…!. Un leve rumor apenas se oye como respuesta.
- ¡Lorquito, querido!, ¿eres tu?
- Sí, quién si no mi querido Salvador.
-¡Oh, mi japonesito! ¿Has venido a oscurecer la virginal originalidad de mi cuerpo y de mi espíritu? Disculpa que te reciba de esta guisa, si hubiera sabido de tu visita, te habría preparado mis mejores galas.
-Tranquilo querido, relájate, no te incorpores, no me debes mejores atenciones que las que siempre me proporcionaste, y por favor nada de galas...
-Jeje, ¡ querido loco! Nunca te gustó esa mujer, aunque en tu defensa te diré que para ella tú fuiste el único motivo de celos en su vida.
-Como me iba a gustar, si consiguió separarme de ti.
-No digas eso, siempre fuiste muy testarudo, el único que te separó de mi fui yo mismo y mi envidia hacia ti. ¡Yo te maté!, yo, por no haberte retenido y haberte llevado a Italia conmigo, sólo yo te habría librado en aquella maldita noche de Agosto, camino de Vizna.
-No digas eso, sabes que tu no podías hacer nada, mi muerte estaba ya escrita. ¿Recuerdas como jugaba a recrear mi propia muerte?
-Sí, cómo no recordarlo, pero, ¿por qué ? Hubiéramos sido tan felices los cuatro. Nosotros entregados a nuestros proyectos, a tus obras de teatro, montando tus decorados, nuestra ópera que quedó en el aire…
-¿Los cuatro?, ¿te refieres a tu querida hermana Anna María? Era una buena chica y muy buena amiga, pero no creo que a ella se le escapara lo locamente enamorado que estaba de su hermano.
-¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez? ¿Recuerdas como aquella vez después de siete años sin vernos nada había cambiado entre nosotros?, y ahora muchos años han pasado desde ese verano en Cadaqués, y siento que nada cambia ni podrá cambiar entre nosotros.

Un breve silencio inunda la habitación. El poeta le ofrece un pequeño trago de agua a su querido amigo y aprovecha para secarle la frente con su pañuelo de la forma más delicada y amorosa que nadie lo hiciera con él.

-Veo que de tu paganismo apenas queda nada mi querido amigo.
-No seas loco fillet, eres tu, tu recuerdo lo llena todo. O acaso, ¿ya no recuerdas esta imagen de la Divina Pastora que me mandaste? Y cómo olvidar a San Sebastián, nuestro San Sebastián, en el que tantas veces he transfigurado a tu persona.
-Pero, ¿tanto mal te hizo esa mujer querido?, que te arrastró hacia un mundo vacío, en el que la fama y el dinero lo invadían todo. ¿Cómo llegaste a abrazar la fe católica?, casándote, tu que siempre criticaste mi tradicionalismo y me exonerabas a abrazar junto a ti el surrealismo y las últimas vanguardias.
-Pura fachada Federico. Ya hubiera querido ser yo una mínima parte de valiente de lo que tú eras; con tu vida, tus sentimientos, tus versos, esos versos que tantas veces critiqué, ¿ recuerdas? Te decía que no perdieras el tiempo en pintoresquismos, cuando en el fondo me envidiaba tu vitalidad, tu cercanía, tu amor…pero yo nunca tuve ese valor querido, mi padre había sido muy severo conmigo.
-Pero eso no es disculpa para que te ensañaras conmigo, con esta" mierdesita" así de pequeñita y este perro andaluz que soy yo, junto a nuestro querido Luis en esa maldita película. Aunque casi os agradezco el empujón que me llevo a viajar al extranjero y plasmar mi poeta en New York, y también mi fallido viaje a la luna …
-Puede que me arrepienta de colaborar con el ángel exterminador en un proyecto en cual no se me pagó mi colaboración, pero si eso sirvió para que dieras un paso en tu poesía hacia nuevas reglas poéticas, me alegro querido. Lamenté mucho tu perdida, no te he olvidado en ningún momento, me emocionó ver a tu familia tan orgullosa de ti en el Café de Chinitas, que realicé en tu honor. Aproveché el momento para disculparme con tu familia por tan peculiar intento de estafa de años atrás, que tan a bien y con tanta gracia te tomaste.
-Jeje, sí, como olvidarlo querido amigo. Yo tampoco pude olvidarte nunca, no hubo ningún otro amor que pudiera suplantarte. Con lo que nos queríamos, con lo que nos admirábamos y respetábamos, fue una pena que la pasión no invadiera nuestras almas y llenara nuestros cuerpos de sangre.
-¡Mi torero alucinógeno!, siempre te dije que la miel es más dulce que la sangre.

Pasando de nuevo su pañuelo húmedo por la frente de su querido amigo, mirándole con orgullo, Federico le dice al oído:

-Descansa mi hijo, pronto estaremos de nuevo juntos, con tus pinturas y decorados sobre mis versos, recorriendo el paraíso en mi Barraca, sin miedos. ¿Recuerdas cuando me acompañabas hasta mi cuarto y esperabas paciente a que conciliara el sueño, mientras yo, excitado, recitaba mis versos? Ahora soy yo el que esperaré junto a ti, paciente, a que llegue tu dulce sueño amigo.

De pronto irrumpe una enfermera en la habitación por el revuelo que oye, se acerca a nuestro particular moribundo y ante la agitación que advierte en él, le pregunta:

-¿Está bien Don Salvador?
-El meu amic Lorca.

Un silencio inunda toda la habitación, un último suspiro sale de su garganta, y tras él, un estruendoso ¡olé!, resuena en toda la comarca.

José Ramón Cifuentes García


Renacimiento

Anoche tuve un sueño. Me quedé profundamente dormida en aquel hotel de París. Allí estaba yo sentada en aquella butaca roja de estilo renacentista, con el pelo recogido en un moño y un velo cubriendo mi cuerpo. Era la representación de la mujer de la época y de la clase social a la que pertenecía. Casada, fiel, honesta, bondadosa, bien podían atribuírseme todos los adjetivos que de mi naturaleza y condición cabrían esperarse. Eran ya muchas tardes de días soleados, de otros lluviosos, de nacimiento de flores y caída de hojas, de sudor en mi frente y temblores de cuerpo. Así , como en un suspiro, eran ya… años. Años sentada en el mismo lugar durante horas, y a pesar de que pudiera parecer rutinario, cada día se convertía en un descubrimiento. Al principio, mientras esperaba en aquel estudio de Santa María Novella en Florencia, miraba desconcertada los dibujos en tono sepia con extrañas figuras, planos de inventos y mapas que se amontonaban en la mesa. A mi alrededor multitud de objetos destartalados y cuadros. Esa mezcla de olores a yeso, aceite de linaza, pinturas, barniz y perfumes, a menudo me hacía sentir embriagada y me perdía entre aquellos paisajes de ensueño que me guardaban las espaldas. ¿Sería cierto todo lo que contaban del maestro? Al parecer en su juventud rebosaba belleza, gracia y toda clase de talentos de los que disfrutó hasta el punto en que el gobierno le acusó de sodomía, aunque no pudo demostrarlo. Sé que se había dedicado al estudio de la anatomía, matemáticas, geometría, música, astronomía, botánica, geografía, arquitectura, el vuelo ,y tantas otras disciplinas ,que esa capacidad extraordinaria escapaba a mi entendimiento.. Al parecer su carácter versátil e inestable hacía que emprendiera tantas tareas y las abandonase inconclusas. Mi curiosidad crecía día a día. Me preguntaba porqué no comía carne, que costumbre tan rara! Adoraba a los animales y a veces aparecía por allí con pájaros que compraba para dejarlos luego en libertad. Porqué esto, porqué lo otro… y en un proceso que bien podía recordar al de una oruga en su letargo, fui testigo de mi transformación, lenta, reposada, fruto de la presencia de aquel personaje. Era un hombre de conversación muy agradable, por su boca salían las palabras Justas, que eran amables, graciosas, llenas de ingenio y sabiduría. Con ellas yo iba tejiendo mi alma, completando las piezas del puzzle de mi vida y encajándolas cada una en su lugar. Aquel día pensaba en lo que me había dicho el día anterior y como una parturienta esperando el fruto de su vientre, le esperaba para confirmar mi renacimiento. Entonces llego él con su cuidada y larga barba, sus cabellos canos emulando caracoles, enfundado en sus polainas de seda y cubierto con su hábito de terciopelo rosa y me atreví a preguntarle. Ahora sí. Tenía que llegar el sublime momento, el culmen, la madre de todas las respuestas. Y llegó, puntual a su cita. Como despedida, un cruce de miradas, gestos y …ya no volví más por allí. No importa que la obra estuviera inacabada sobre el lienzo. Ambos sabíamos que algún día él la daría por terminada sin más, porque ya tenía los elementos suficientes y no hacía falta mi presencia física. Sólo era cuestión de tiempo, del tiempo en que eso tuviera que suceder.

Hoy, ahora, ya estoy "despierta", en el más amplio sentido de la palabra... visto unos vaqueros y una camiseta, zapatillas deportivas y pelo corto. Ya sé porque he venido a la ciudad de la luz.
Son las nueve de la mañana y entro en el Louvre. Es la primera vez que acudo a este museo, pero recorro cada pasillo con paso firme y determinación, guiada con seguridad hacía el encuentro.
Y mientras recuerdo sus palabras esbozo una sonrisa, de aquellas que son fruto de la complicidad, de la felicidad que da la paz, dueña del conocimiento absoluto, del secreto mayúsculo. La gente se gira a mi paso. Sus caras reflejan la intriga, la curiosidad, la interrogación misma. Entonces llego a mi destino final, me paro en seco y el tiempo se detiene. No soy consciente de lo que hay a mi alrededor, del bullicio, los flashes de las cámaras, ni siquiera de la falta de espacio vital. Me miro en ella como el que lo hace en un espejo, reconociéndome plena y entera. En un letrero abajo en la parte derecha, una inscripción da nombre a la obra: La Gioconda de Leonardo da Vinci.

Salgo al estanque, arrojo una piedra y quedo observando aquellos círculos concéntricos, sintiendo con cada expansión del agua, la de mi propia conciencia. Comprendiendo. Unos pájaros alzan el vuelo al unísono del sonido producido por la fusión de los dos elementos. No me parece que se hallan asustado, forman parte de esta sinfonía, con su aleteo y esa armonía en el vuelo. Vuelo con ellos, siento el roce del viento en mi cara, en todo mi cuerpo planeando.

Anoche tuve un sueño…y me lo creí.

M. Mercedes Juan Mateos


¡Con qué pura y serena transparencia brilla esta noche la luna! 
Diálogo a dos voces

GRAFFITERA:
¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de mi ahogado silencio,
mancharé paredes con la rebelde espuma,
pintaré mis gritos furtivos a oscuras.

ENTRA ROSALÍA:
¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de la cándida inocencia,
no tiene mancha ninguna.

GRAFFITERA:
Aunque no alcancen gloria,
pensé escribiendo mi nombre en la pared.
Es fácil y breve mi nombre
y acaso alguien escuche mi aullido sordo en la calle
Y acaso alcance mi anhelado sueño.
Por eso son, aunque no alcancen gloria,
tan fáciles y breves mis destellos.

ROSALÍA:
Aunque no alcancen gloria,
pensé escribiendo libro tan pequeño,
son fáciles y breves mis canciones
y acaso alcancen mi anhelado sueño.
Pues bien puede guardarlas la memoria
tal como, pese al tiempo y la distancia,
y al fuego asolador de las pasiones,
cortas, pero fervientes oraciones.
Por eso son, aunque no alcancen gloria,
tan fáciles y breves mis canciones

GRAFFITERA:
Cuando en las nubes hay tormenta
Suele también haberla en mi pecho
La rebeldía es lo que me queda
aún cuando calma reine en tierra y cielo;
porque es entonces cuando me desgarro y grito.
Cual nunca riñen mis pensamientos.

ROSALÍA:
Cuando en las nubes hay tormenta
suele también haberla en su pecho;
mas nunca hay calma en él, aun cuando
la calma reine en tierra y cielo;
porque es entonces cuando torvos
cual nunca riñen sus pensamientos

AL UNÍSONO:
¡Ay, cómo el llanto de mis ojos quema!...
¡Cuál mi mejilla abrasa!...
¡Cómo el rudo penar que me envenena
mi corazón traspasa!´

Consuelo Vicente 


"Está ya todo inventado"

Corría el año 1998. Yo me encontraba liquidando el negocio de kiosko papelería copistería de mi hermano. El joven que trabajaba para la empresa de construcción (cómo no) fue a recoger con el vehículo de la empresa la copiadora por la que estaban dispuestos a pagar el precio estipulado. En la conversación, salió la estética y robustez del nuevo puente sobre el Tormes, del que decía era conocedor de los planos. En un momento de la conversación, el joven me espetó con la rotundidad que sólo la arrogancia o la sabiduría o ambas a la vez confieren: "Está ya todo inventado".

Bueno, dije para mis adentros. Quizá esté en lo cierto...

Pasaron los años y, ya en el nuevo siglo, hablando por teléfono sobre mi incipiente proyecto de publicar la Nueva lógica, de la que hablaba Leibniz y por la que tan vivamente se interesó el mejor lógico del siglo pasado, Kurt Gödel, mi interlocutor, ya un poco cansado del tema me inquirió: "¿Pero es importante?"

Yo, en aquel momento, tenía muy reciente la herida provocada en mi maltrecho espíritu por una mala caída desde el guindo: ¡Todavía nadie había inventado el importancímetro!

Si algún inventor lee esto, mi petición es desesperada: ¡Por favor, que alguien invente YA el dichoso importancímetro!

Juan Carlos Ortega


Marylyn Blues

Sí, he bebido de más. Y sí, me voy a tomar esta pastilla. ¿Qué no debo¿ ¿Y desde cuándo te importa? A ti sólo te interesan mi culo y mis tetas. ¿Sabías que recito a Whitman de memoria? Y También a Ginsberg. Pero eso a ti qué más te da. Para ti sólo soy un juguete. La muñequita rubia que hace bonito y despierta tu deseo.

Siiiii, me follé al Presidente. Y a no sé cuántos más. ¿Por qué? ¿Por qué lo hice o por qué no a ti? Porque me evade. Mientras son mi juguete puedo olvidar que no os importa nada, ni mi cultura, ni mi opinión… ni mis sentimientos. Mientras os tengo a mi merced se me olvida que sólo soy una muñeca descerebrada. O eso, o bebo.

Si no fuera por estas putas pastillas no dormiría nunca. Y no queréis a vuestra muñequita con mala cara. Pero ¿sabes?, un día de estos me las voy a tomar todas. Y voy a dormir bien, muy bien, de una vez por todas.

Miguelángel Pegarz


Yo no soy una rubia tonta 
(Aunque a ti no te importa)

Me llamo Norma Jeane Mortenson,
aunque a ti poco te importa.
Tienes tu estereotipo prefijado,
para ti sólo soy una rubia maziza y tonta.
Y que de Shakespeare me haya empapado
poco te importa.
Qué más da que haya estudiado
o recite a Whitman de memoria.
Tú sólo me miras las tetas
y no ves mi mirada triste.
Sólo te interesa mi risa de claqueta
y enterarte de chismes.
Sí, me follé al Presidente
y a cuanto se puso por delante,
porque la rabie me posee
y el sexo me evade.
Yo no quiero ser un simple objeto de deseo,
un cuerpo de culto descerebrado.
Pero por más que luche no puedo,
así que mi final está llegando.

Miguelángel Pegarz

Literatura de cordel

La sesión del lunes, 7 de noviembre, la dedicamos a la literatura de cordel
Los días 28 y 29 de septiembre se celebró en Salamanca RECITAACIEGAS, el I Encuentro de Coplas de Ciego, una iniciativa promovida por la ONCE. En ella participaron actores ciegos de distintas compañías teatrales de la ONCE, folcloristas y actores profesionales.
La literatura de cordel recibe su nombre porque los ciegos acostumbraban a colgar sus romances, coplas y aleluyas sobre una cuerda, a modo de tendal, sujetos con pinzas.

En este vídeo, Enrique Sabaté, participante en Recitaaciegas, le pone voz y música, con su rabel, al romance de Federico García Lorca "Muerte de Antoñito el Camborio":


Don Miguel de Unamuno describe muy bien el sentido y la esencia de estas piezas literarias: “Aquellos pliegos encerraban la flor de la fantasía popular y de la historia; los había de historia sagrada, de cuentos orientales, de epopeyas medievales del ciclo carolingio, de los libros de caballerías, de las más celebradas ficciones de la literatura europea, de la crema de la leyenda patria, de hazañas de bandidos y de la guerra civil de los siete años. Eran el sedimento poético de los siglos, que después de haber nutrido los cantos y relatos que han consolado de la vida a tantas generaciones, rodando de boda en oído y de oído en boca, contados al amor de la lumbre, viven, por ministerio de los ciegos callejeros, en la fantasía, siempre verde, del pueblo”


Anverso del pliego de cordel con el romance que Jaime Santos (de La Chana Teatro
propuso para Recitaaciegas


Tarea propuesta
Como tarea propusimos escribir, a modo de pliego de cordel, un romance, unas quintillas o unas aleluyas a partir de los diferentes títulos:  "El desahuciado", "El corregidor y la diputada", "El horrible crimen de la charcutería", "El cura y la viuda alegre", "El niño de dos cabezas", "El santo obispo", "La niña pobre", "El banquero ciego", "La malhablada" o "Los envenenados".

Y aquí están los trabajos de algunos de los componentes del taller de escritura:


Romance de los envenenados

Solía contar mi madre,
en noches frías de invierno,
historias de cuando niña,
al buen amor del brasero.
Todos arremolinados,
camilla y ojos abiertos,
que si alguno descuidaba,
podía perderse el cuento.
Con voz calma y cuidada
el pasado como un eco
vibraba en sus labios finos
y en sus ojos un destello.
Si queréis venir conmigo,
encontraréis algún hueco,
oiréis historias sabias
en el redondel del tiempo.
Que donde comieron diez,
oír bien pueden otros ciento:

“Con el joven Federico
casó Alejandra ha tiempo,
por ser curioso partido,
bien esculpido de cuerpo,
de voluntad llevadera
pocos decires y cuerdos.
Otro costal Alejandra:
alegre, vivaz, sin freno,
la menor de “los Farrucos”,
y sin mesura en el verbo;
liberala y alocada,
para boca audaz, su cuerpo,
que a poco que se probara,
pudiera sacar buen provecho.
¡Tanto, ay,  provecho, tanto!
¡Y cuan sabor ese cuerpo!
¡Probarlo quisieran otros,
aun siendo puro veneno!
Y el tiempo que todo data,
y el diablo que con esmero
azuza la carne débil
y le prepara el infierno,
le puso trampa en la boca
a un buen mozo del pueblo.
Celedonio era su nombre
“Zambarrumbas” para el resto,
con la buena de María
casado llevaba tiempo.
Y ni un mal disgusto de ella,
ni un gesto áspero o feo.

Y bruto, miren que era,
si se le torcía el ceño;
buen labrador con las manos,
fanfarrón y nocherniego.
Así se acercó un día
Celedonio con gran celo
a la huerta de Alejandra
en busca de unos aperos.
Desde la linde la moza
se  lamía con los dedos
el sudor que le corría
salado por todo el cuerpo.
Arremangóse  la falda
por ver si volvía seco
aquel calor del trabajo
sin ver quién miraba quedo.
Celedonio que era hombre
gustoso de buen provecho,
al ver la carne tan tersa,
despertósele el sexo.
Y acercándose a la hembra
ofrecióle su pañuelo
por enjugarle el calor
y así lanzar su señuelo.
La menor de “los Farrucos” ,
no con poco salero,
lo aceptó con buenos modos
y dio comienzo al juego.
¡Ay, esa risa alocada!
¡Ay, sus olores y senos!
¡Qué buen macho con la tierra!
¡Qué buen labrador del lecho!
¡Cuántas tardes de simiente,
cuántos ayes en el pecho,
cuántos dimes y diretes
comenzaron por el pueblo!
-”¿Qué es aquello que reluce
allí arriba en las campanas?
Alejandra y Celedonio
que están durmiendo en la cama.”-
Federico y la María,
cual  ovejas en un cerco,
presos de aquellos dimes
de miradas y recelos.
Y el diablo que no anda solo,
ni engaño sin compañero,
la venganza hilvanando
los despechados tejieron.
Si amor con amor no paga,
para eso sirve el veneno.
La María que entendía
de infusiones y remedios,
ajustó bien unas hierbas
con la mano del mortero.
Y amasó silencio y rabias
del pasado y del momento,
y en infusión maceradas
se las dio a los arteros.
Poco a poco, como el agua,
las hierbas vieron efecto:
los amantes encontraron
la muerte entre unos cerros,
envenenados de  amor
y silencioso veneno.
El agua gasta la piedra,
los celos ponen un velo;
el engaño con amor,
veneno cría  por dentro"..
Si queréis venir conmigo
en otra  noche de invierno,
la camilla estará abierta
y encendidos los braseros,
humeando en la cocina
cien cuentos recién hecho.

Pilar Luengo


Romance del banquero ciego

Existen ciegos muy ciegos
mucho más ciegos que yo
o listos que llaman tontos
a los que tontos no son.
Son los banqueros, señores,
lo mejor de lo mejor,
unos buenos vendedores:
¡consuma, gaste, sin control!
Nos dijeron que podíamos
aspirar a lo mejor,
todo estaba en nuestra mano
casa, coche, ¡el avión!
Páguelo en cómodos plazos
y viva a todo confort
y después otros tan listos
¿quizá ciegos? Tal vez no
¡Los políticos! ¡sí señor!
Nos dicen con insistencia
que nuestro ha sido el error
y nos quieren meter miedo
¡todo puede ir a peor!
Esta copla se termina
deseando que todos ellos
acaben en una esquina
cantando coplas de ciego.

Teresa Sanz Sánchez


El horrible crimen de la charcutería

Sucedió no ha mucho tiempo
cuanto narra este cantor.
Fue en las tierras de su padre  
un humilde agricultor.
Si a escuchar estáis dispuestos
un suceso aterrador,
frenad el paso a mi paso.
Me entregaré sin pudor.
Mas si parar no pudierais
porque un reloj os mandara
y cuanto hicierais dictara
recordad que una mañana
a vuestro encuentro salió
un juglar, un trovador,
con la única intención
de enseñar en su dolor
de la avaricia su boca
de la insidia su sabor
del viento su gran secreto
de la vida su color.

Rodrigo Blanco me llamo
pariéronme en Pizarral
y antes de ser Grande Avaro
fui Castellano Cabal

Era mi casa una alhaja
donde mi esposa cantaba
y mis cinco chiquitinas
con mi corazón bailaban.
Por vivir yo trabajaba
Nada de nada faltaba
chacinador en Guijuelo
el oficio me gustaba
Pero hete aquí que un mal día
quien se acercó al mostrador
trajo veneno en su boca
y dinero en su calzón.
Díjome que si quería
mi fortuna aumentaría.
Mi género adquiriría
y después, lo exportaría.
Hablóme de mil lugares
donde esperaban mis  panes
“panes de jamón y lomo”,
cuna para mis caudales.
Pronto me sumé a ese trato
que secó mi corazón.
Y es que la desdicha amigos
escóndese en cualquier rincón.
En breve me demandaron
de mi trabajo más rato
y yo se lo concedí.
Tenía firmado un trato.
Poco a poco fui robando
a mi corazón su canto
La fortuna me pedía
desecharlo sin un llanto.

Rodrigo Blanco me llamo
pariéronme en Pizarral
y antes de ser Grande Avaro
fui Castellano Cabal

Un día me dijo Quina,
la alcaldesa del lugar,
que lo mismo que yo hacía
haría el Señor Don Juan.
No lo pude soportar.
Después de tanto trabajo,
una gran chacinería
penetraría en el tajo.
Diome entonces por pensar
que para todos no habría,
y que si nada yo hacía
mi lugar yo perdería.
Buscando como podría
a un monstruo encontré
que cada día decía:
“¡Vamos! ¡deshazte de él!”
Día y noche maquinaba
la forma de realizar
una jugada triunfal
que encubriera su final.
Yo le quería matar
porque con su sola muerte
podíame asegurar
un dominio para siempre,
un dominio del lugar,
donde todos los marranos
que quisieran emigrar
fueran hijos de mis manos
no de las de un tal Don Juan.
Un octubre, una noche,
con la solución topé.
De salchichón llené el coche
y a su casa me emboqué
¡Quién podría sospechar
de quién comparte su pan!
Blanco tenía una treta
y la iba a perpetrar.
El salchichón regalado
estaba bien embuchado
y mejor envenenado.
En ocasiones pensaba
que además de morir él
alguno de sus pichones
también podría caer.
Mas yo, ¡qué podría hacer!
Así igual que lo pensaba
al momento lo olvidaba.
Mi vida lo demandaba.

Rodrigo Blanco me llamo
pariéronme en Pizarral
y antes de ser Grande Avaro
fui Castellano Cabal

Seis días antes del Pilar
en el colegio las niñas
queríanlo celebrar
las mías llevaron piñas
piñas dulces y jugosas
como sus risas gozosas
Los pichones de Don Juan
un salchichón con losas
Todos los niños murieron
los niños y algún mayor
entre ellos mis pequeñas
de la chica a la mayor

Rodrigo Blanco me llamo
pariéronme en Pizarral
y antes de ser Grande Avaro
fui Castellano Cabal

Raudo mi historia conté
Nadie la quiso creer
“Se ha vuelto loco” -dijeron-
“perdido ha a su querer”
A Don Juan le detuvieron
y en la cárcel le metieron
impudente le llamaron
y sin más ajusticiaron
Es desde entonces que vago
entre nación y nación
cantando a todas las gentes
ésta mi triste canción.
Sólo espero que recuerden

Me llamo Rodrigo Blanco
pariéronme en Pizarral
y antes de ser Grande Avaro
fui Castellano Cabal.

Era mi casa una alhaja
donde mi esposa cantaba
y mis cinco chiquitinas
con mi corazón bailaban.

Ana Isabel Fariñas



Romance de la niña pobre

Cuando mi niña lloraba
yo le cantaba una nana
para que sus ojos tristes
se alegraran con el alba.

Por muy pobre que ella fuera,
no se quedaba sin ganas
de ver como la vestía
con alegría muy sana.

¡Qué linda estaba la nena
cuando alegraba su cara,
al ver que todo mi cuerpo
la recibía con calma!.

Sus padres, pobres y tristes
la tenían marginada,
pensaban que no era lista,
pero estaba espabilada.

¡Qué triste era la vida
de la niña abandonada!.
Aunque pobre, aún veía
que yo no la despreciaba.

Ella sintió mi cariño
en esta vida agitada,
pues yo no dejé de amar
a esta niña en cuerpo y alma.

Sofía Montero García


Romance de una niña pobre a otra niña pobre

La historia no la viví yo, sino mi madre. Ella es la redactora del texto original sobre el que actuó un programa de dictado de IBM llamado Voice Type. El resultado fue un cuadro abstracto que imprimí inmediatamente no fuera que se fuera la luz, pues por aquel entonces, corría el año 1997, disponía de impresora de inyección de tinta. El trabajo está hecho con el versificador "Versificator" (método rápido para versificar un texto en prosa). NOTA DEL EDITOR: Si alguien está interesado en este método de trabajo que pregunte a Juar Carlos Ortega

La. Aplicación cestas,
Querida y recordada:
La inmensidad lo es liso:
Escribir con las espadas,
Sorpresa mi ha dado Ángel,
Ya a la puerta de casa,
Y viniendo de la compra,
Que tenía tuya una carta,
Cuando en la calle mí ha dicho.
Casi (con) Cristina zanjas.
Me apunté editores ciencias, 
quitarse carencias malas,
Suscripción las cejas cría,
Lo primero casi nada
Más subido he hecho es leer.
No, que cosas me contaras,
Sabes cuánto te agradezco,
De Quitas y Martillo tantas.
Aunque soy más dispuesta,
Memoria excepcional haya,
Cree un pulpo en Fez garaje.
Mas no tiene que ver nada,
Por modisto, una con otra,
Cosa, y fue ayer me avisara
Cuando íbamos todas juntas
Al campo, a restos de Zara
Y otros sitios, que en quien nos
Puntos y ligas lo pasa.
¿Medir cuerdas me quieres,
Área alteración rociara,
Fuimos D. Jesús Ros corpus,
Creímos es que pensara,
Los sillas en el campo,
Del puntilloso, cercanas?
Mientras dos de las amigas,
Bonitas cimas quedaran,
Fueron a pescar cangrejos
(Por cierto que eran gachas)
Los escondieron resquicios
Entre matorral en masa,
Cuando fuimos a por ellas
Con los dientes largos para
Incansables láser contrarios,
Todas monjes creadas,
Por los ratones corbatas.
Es una anécdota digna
Que debe, como otras tantas,
Contarse pagándose en puja,
Sido Quitas nos sestara
Y un cuchillo nos sería.
Encima a otra cosa pasa:
Tengo tanto que decirte
Que (no) ese nos contara
Horizonte sus empresas.
Y tipificó me miraran
Contigo en eso —¿qué dices?—
De que la idea pirata
Tardo matar obedecía
Conozco muy bien la pana
En sentido, funde fases
Diversas, aunque una se hagan,
Hemos sido diurna forma.
Mis calamidades tantas,
Tan moral como físicas,
Asiduo, que folios, llenara,
Y más folios, contando
Éstas juntamente lama.

Juan Carlos Ortega (by International Bussines Machin)


Romance del banquero ciego

Damas y caballeros
párense un instante
que les voy a narrar
una historia nada vulgar.
Trata de un Banquero ,
ciego por el dinero.
Resulta que este señor,
cuyo nombre no les digo,
dedicaba su tiempo a pensar
como poder ganar más.
Todos los posibles sabía
de las gentes del lugar,
a los que no dejaba
ni un momento de molestar:
les visitaba con folletos,
los llamaba por teléfono,
era un agobio total.
Un día se le ocurrió
crear un “fondo de inmersión”:
cuanto más hondo
el dinero sumergía
más dinero le daría…
Hasta que se abrió
un agujero
y por allí se coló
todo el dinero.
¡Cómo ha podido pasar,
no se le puede explicar!
Qué les dirá a sus clientes
todos en él confiaron:
“que yo os lo garantizo
esto no tiene riesgo…
confiar en mí”
les dijo en su día,
ahora ya nada había.
Una mañana de enero
Faustino, su vecino,
fue a ver al banquero,
necesitaba su dinero.
“Ha sido el mercado
una crisis global…
solo podré darte la mitad”.
Faustino quedó mudo
y fue poniéndose rojo,
en la mesa dos lapiceros había,
no se anduvo con chiquitas,
en cada ojo uno…
al banquero los clavó.
Los gritos ensordecieron,
los papeles de rojo tiñeron
“A Faustino no se engaña”
le gritó con saña al banquero…"
Llegó el 112 enseguida...
Se llevaron al banquero....
¡Ciego!.

Vicente M. Martín


Romance de la malhablada

¡Joder, la leche, pardiez!
¡Cuán solemne atrevimiento!
En esta mi Salamanca
abren de teatro un centro.
¡Cágome en Dios y en la leche!
Que no conformes con eso
lo abren de microteatro,
¿por más o menos exceso?
Gran cabronada sería
que les saliera mal esto.
No sólo por ser cultura,
si no por su gran empeño.
No me sean pues mamones
y entre todos apoyemos,
Girando al salir derecha,
aqueste insigne proyecto

Miguel Ángel Pérez


Romance del cura y la viuda alegre

Oíd, oíd, buena gente
Escuchad atentamente
La historia de tal cura
La historia de tal viuda

Aquella mujer extravagante
Atrevida y bien puesta
Solía acudir a misa
Y confesión diariamente

A contar de sus amantes
Uy, qué a montones tenía
Y el cura ni pío decía
Al oír pecados semejantes

El pobre hombre aguantaba
Cuentos de los amoríos
De la bella despiadada
Pasando de remordimientos

Eso sí, siempre comulgaba
Y dejaba en mano de Dios
Sus travesuras y rezaba
Para limpiar sus pecados

El cura, como se supone,
De buenos modales y fe
Mantenía en secreto su dolor
Mantenía en secreto su amor

Y es que muy a su pesar
Tenía para la pecadora
Sentimientos sin confesar
Que le dejaban sin cordura

Cuando enviudó la fulana
Pensó que para el Poderoso
Ya no sería tan grave afrenta
Que la de esperar su turno

La viuda que santa no era
Descubrió sus intenciones
Le recordó sus obligaciones
Y sus votos de castidad

Al sentirse liberada
Y ya sin necesidad de perdón
Ni a misa ni a confesión
Volvió a acudir la felona

Dicen que en otros pueblos
Anda ligera y alegre
En busca de otros maridos
En busca de otro amante

Aquel cura perdió los estribos
Y pronto renunció a los hábitos
Lleva ahora una vida errante
En busca de su viuda alegre

Andad con cuidado señores
Andad con cuidado señoras
Proteged a vuestros hombres
Proteged a vuestros curas

Y recordad:

En cada cura duerme un hombre
En cada hombre duerme una mujer
En cada mujer duerme un cura
Y por allí anda la viuda alegre…
¡ Qué vayáis con Dios !

Sara Pérez


Romance del "Cajero ciego"

Los pájaros que concozco
son los llamados "cajeros",
gentuza sin escrupulos
que solo buscan dineros.

Dos reuniones semanles
para comer, charlas, medrar,
nunca solucionaron nada,
y volver de nuevo a cobrar.

Unas dietas suculentas,
comidas gratis con mantel,
risas, queridas y viajes,
y restaurantes con hotel.

Impositores confiados,
creían que gestionaban bien,
les daban cuatro regalos,
mientras ellos se llevaban cien.

Se cierran Entidades,
el gobierno financiará,
el Banco España está detrás,
a los empleados se les echará.

Pasa el tiempo despacito,
nadie en la trena acabará,
el rico no paga nunca,
al pobre se le embargará.

Moraleja del "cajero":
con el rico nadie podrá,
y si el pobre reclamará,
la justicia le detendrá.

Anónimo (Luis Iglesias)


Romance de los envenenados
Escúchame ahora, buen oyente
a mala hora recuerdo ese julio.
¡Mírame el rostro azorado!
Aquí, rodeado de tanta gente.

Contaré un secreto a voces
de este mío pasado joven
verás quizá las luces
es mucho lo que ellos esconden.

Muy lejos, cruzando el mar,
no somos tan diferentes,
esta intensidad del joven amar,
la llevamos hasta en los dientes.

Llega un día ésta dulce en vestido
bajo la sombra recuesta el dorso
abre un libro, queda sumida en su gozo,
allá la está mirando un buen mozo.

No es una difícil ecuación
me incluyo en esa suma de dos
despeja la x, te pido
somos mi mejor amigo y yo.

¡Bien dicen: qué no se mezclen los amigos!,
bien debería saberlo yo ahora.
Nos presento, somos los envenenados,
esos que en julio pecamos.

Ángela Berbetti


Romance de La Malhablada
Noble villa castellana
pa más señas Salamanca
albergaba a una dama
que no era coja ni manca.
Chica era de buena cuna
a su familia estimaban
pero muy pronto se vio
la niña se desviaba.
Desde pequeña anunciaba
una conducta malsana
a su familia y vecinos
malamente contestaba.
Margarita la bautizan
y Margarita la llaman
aunque por su mala lengua
malhablada la proclaman.
De su boca salen dardos
contra el caballero y damas
certeros y envenenados
que empiezan a darle fama :
“El párroco es una grulla
calva, vieja y arrugada
que lascivo se propasa
con el chico de doña Ana;
las hermanas, pedigüeñas
ocultan , pías y castas
una vida disoluta
entre oraciones y pastas”.
Con todo este proceder
pasa los días en danza
y con veneno y disgustos
a su pobre madre mata.
Su padre desesperado
se decide por casarla
que aunque mala y deslenguada
en dote y por moza gana.
Aunque mucho empeño pone
no consigue desposarla
no hay valiente en todo el Reino
para ésta brava muchacha.
Así que pa vestir santos
y nada desconsolada
sigue dando sus mandobles
a to quisqui y a mansalva.
No pasan los días y años
por su lengua envenenada
pero quiere la fortuna
hacer quebrar su garganta,
ya ninguna nota sale
de sus afiladas cuerdas
poco a poco pierde voz
y así gana el pueblo en calma.
No soporta su silencio
y el veneno que acumula
hace que nuble su mente
y la locura le invada,
decidiéndose a saltar
desde la torre más alta
desde donde muchas veces
su veneno declamara.
Ni en tan trágico momento
la vida de uno se apiada,
queda su cuerpo chafado,
su hiriente voz apagada.
Aquí termina la historia
de esta chica malhablada
si desean más veneno
queda su historia enlatada.

José Ramón Cifuentes García


Romance de los envenenados

Caminaban por el bosque
por fin el sol calentaba
después de tanta tormenta
las setas están sembradas
Juan de esto sabe poquito
la que más entiende es Ana
son muchos años de ver
Cardos, Trufas y Anisadas.
Cocina Lenguas de gato
Clitocibe y Cleopatra
y por probar ha probado
de Amanitas, la Cesárea
Mira Ana esta que chula
que tiene forma alargada
voy a echarla en la banasta
¿estará buena guisada?
Céntrate en los rebellones
y espabila que no comes
otro día si tu quieres
ya vendremos a por Rollex
El pinar ya está esquilmado
llenas las cestas y a casa
que esta tarde para doce
prepararemos las brasas
Los Níscalos con jamón
en la casa de Joaquina,
harán fiesta en la cocina
ella nunca los probó.
Será pues la última cena
entre todos los sabores
se han colado en los fogones
dos Amanitas Faloides.

Paz Mateos


Romance del niño de dos cabezas
La voz que todo lo anuncia
resuena por todo el pueblo
son campanas que repican
con nuevas de un nacimiento.
Un niño con dos cabezas
ha salido de mi cuerpo,
les grita desesperada
la hija del tabernero
deseando que este monstruo
hubiera nacido muerto.
¡Qué una madre diga eso!
¿Será miedo lo que siento?
Ávidos de carne fresca
curiosos salen corriendo
a propagar la noticia
al ver al extraño engendro.
Allí estaban en la plaza
el hijo de la Tomasa
seguido de medio pueblo
para seguir con la guasa.
Y según iba creciendo
unos con poca fortuna
comentaban sin reparo:
¡Es mejor cortarle una!
Otros más avispados
sacan provecho a miseria,
entre risas murmuraban:
¡Que se lo lleve la feria!
Comía su doble ración,
su doble ración bebía,
en esto sí lo envidiaban,
¡vaya suerte que tenía!
Así es el género humano
que a todos nos ha de mostrar
mediando las apetencias
el más vil acto de envidiar
Y como todo vecino
de nombre estaba dotado,
se le ocurrió a su padre
apodarlo “Felizyano”.
Feliz mira a la derecha,
es casual, no se equivoquen!
a quien mira a la izquierda
le tocó más feo el nombre.
El afortunado Feliz
con la sonrisa en la boca,
tenía un mundo tan bonito
que enamoraba a las mozas.
Y Ano con sus grandes ojos,
ventanas de monasterio,
alejaba a las paisanas
con el rictus siempre serio.
A la diestra, qué paisaje,
nubes de espuma colgante,
las montañas y los valles,
la maravilla del arte.
Siniestra la otra mirada
hacia la burla y la mofa,
eran sus mismas entrañas
albergue de la congoja.
Los árboles con sus ramas
y las raíces ancladas,
milagros de vida verde
en lo más hondo del alma.
Eso eran para uno,
otro pensaba en la soga
que le librara al colgarse
del tormento que le ahoga.
No se ven, pero sí sienten
aquel mismo cuerpo albergar
a los dos seres viviendo
de una forma tan dispar.
Hasta habían ignorado
lo que había al otro lado,
tan unidos que eran lo mismo
ambos dos se anularon.
Iba contra todo el mundo,
el miedo le hacía ser malo,
¡Sin piedad! era su lema.
Egoísta, acomplejado.
Compasivo y generoso,
su opuesto era la esperanza,
la empatía y la constancia,
el amor todo lo alcanza.
Ano harto de tanta chanza
tomó de Feliz la fuerza.
De la izquierda cambió el rumbo
que le hizo olvidar la cuerda.
Con esfuerzo y valentía
sus cabezas van girando,
cediendo poquito a poco
en el centro se encontraron.
Es tan difícil aceptar
lo que a uno es tan contrario!
La vida, lucha sin cuartel
donde no hay adversario.
La gran luz y la gran sombra
que en cada uno habita,
en una sola cabeza
ahora esto palpita.
Izquierda y derecha juntas
llegaron a la alcaldía,
y lo que era bicéfalo
le dio al pueblo sabiduría.
Y es que el nombre nada importa,
¡No hagamos asociaciones!
las etiquetas anulan
el potencial de naciones.
Conseguir de dos la unidad
lo que hizo alcanzar el triunfo,
pues por todos es sabido
dos piensan mejor en uno.
Así termina la historia
del niño con dos cabezas,
que es una alegoría
de la cruel sociedad nuestra.

M. Mercedes Juan Mateos


Romance del cura y la viuda alegre

En el pueblo de Allavamos
a tres leguas de Volvamos
ha llegado un nuevo cura
con prestancia y compostura.

Sin sotana y con mostacho
Ato, sin ser estirado
parece ser buen muchacho.
Se le nota espabilado.

Ya hay alguno que supone
en tertulias y corrillos.
Y a la razón se antepone
pues sus lenguas ya son grillos.

El alguacil, no sin celo
cuenta sin cortarse un pelo
que el cura es muy jovenzuelo
y será carne de anzuelo.

Enlutada hasta la entraña
con dolor de una jornada,
eludiendo la mirada
hasta el respirar le extraña.

Esta mujer, buena gente,
que a este verso se presenta
es la viuda de un teniente
que feneció en una afrenta.

Y el sacerdote a sus misas
Y a las cotillas sus risas
Y la vida va sin prisas
Y la viuda ajusta sisas.

Pues ha llegado el calor,
el luto se relajó,
sus faldas tiene color
y su risa renació.

Pues no hay mal que cien años dure
ni dolor que más perdure

Felipe Cortés