Los putrefactos

La sesión del lunes, 13 de febrero, la dedicamos a "Los Putrefactos", un proyecto que reunió a dos grandes artistas, Federico García Lorca y Salvador Dalí, pero que también los desunió. El libro tan ansiado por Dalí no llegó a ver la luz porque Federico nunca le hizo llegar el prólogo prometido.




Transcribimos aquí la información de cuarta de cubierta del libro que sobre este tema hizo Rafael Santos Torroella y que tituló "Los Putrefactos» de Dalí y Lorca. Historia y antología de un libro que no pudo ser". Lo publicó el servicio de publicaciones de la Residencia de Estudiantes:

Esta publicación del “Seminario Rafael Santos Torroella” de la Residencia ofrece una visión inédita de uno de los aspectos menos conocidos de los años jóvenes de Salvador Dalí: el proyecto de publicación de un cuaderno o álbum de dibujos denominados putrefactos, término acuñado por los
intelectuales agrupados en torno a la Residencia de Estudiantes y extendido hacia mediados de los años veinte en nuestros medios artísticos y literarios, para ludir a todo lo que se tenía por anticuado, inmovilista o patético-sentimental.
Este proyecto editorial, que Dalí concibió y estuvo a punto de publicar con Federico García Lorca durante sus años de estancia en la Residencia de Estudiantes, entre los años 1925 y 1926, no llegó a ver la luz, debido a que Lorca nunca remitió el prometido prólogo, pese a la insistencia con la que Dalí se lo reclamó. La mayoría de los dibujos han permanecido inéditos y dispersos en numerosas colecciones privadas, cuya localización ha sido posible tras una minuciosa investigación.
Se trata de dibujos realizados en clave humorística y caricaturesca, con una clara intención irónica, que se aplica tanto a escenas costumbristas como a personajes socialmente bien definidos e incluso a animales domésticos.
El hallazgo de algunos de estos originales, la localización de otros reproducidos en diversas publicaciones, así como la correspondencia entre Dalí, Lorca y José Bello que todavía se conserva, han permitido recomponer, al menos en su mayor parte, el proyecto editorial de Lorca y Dalí. En esta monografía, Rafael Santos Torroella comenta, analiza y estructura por tipologías,
sesenta de estas obras que cabe adscribir al conjunto iconográfico de los putrefactos. Estudia,
además, las causas por las que Lorca desistió finalmente del proyecto y las consecuencias que ello pudo tener en su relación amistosa con Dalí y con el grupo de amigos que se había formado en la Residencia durante los años veinte.
Gracias a la investigación de Rafael Santos Torroella, que ha permitido la localización
de la mayoría de los putrefactos que se conservan, en 1995 la Residencia de Estudiantes organizó en su sede una exposición dedicada a este proyecto conjunto de Dalí y Lorca. En 1998 se ha realizado una adaptación de esta muestra en la sala de exposiciones de la Fundació Caixa Catalunya en La Pedrera de Barcelona, acompañada de un catálogo, también editado por las Publicaciones
de la Residencia de Estudiantes, en el que se reproducen diversos putrefactos no incluidos en la antología.

Y como botón de muestra dejamos aquí dos de los putrefactos del libro con una breve anotación que nos sirvió para plantear la tarea de escritura de la semana.


La pesca 3, 1925

Tinta china, pluma y lápiz sobre papel, 17,5 x 17,5 cm. “El pescador enamorado” o “El pescador lírico” podría subtitularse este putrefacto, que lo es doblemente por sentimental –como sugiere el dilatado corazón que lleva en el pecho- y por anacrónico y conmovedoramente cursi, pues a ello equivale el hecho de que el pescador quiera pescar peces –en este caso, un inesperado y descomunal cetáceo- con una mariposa como cebo, mientras él –distraído leyendo un poema o una posible carta de amor- ignora las acrobacias que está haciendo en el aire un piloto, cuya avioneta (símbolo de modernidad) parece a punto de caer en picado al mar.



Putrefacto lector, 1925

Tinta china sobre papel, 21 x 16,5 cm.
Col. Caballero-Bello, Madrid
Firmado en áng. inf. dcho.: Dalí/925
Al reverso del dibujo titulado Viva Russeau [sic]

Se trata, sin duda, de la visión humorística -y, por supuesto, imaginaria- de una gran embarcación familiar de recreo, propiedad tal vez de persona o autoridad civil relevante, que no puede ser otra que la que ocupa el centro, teniendo a su derecha a una primera autoridad militar, y a su izquierda a otros dos acompañantes, posiblemente músicos. El doble anclaje de la embarcación es para conferirle estabilidad al pequeño bote que aparece en el primer término, desde cuyo interior un bigotudo caballero lee el discurso de celebración de la botadura y buenos augurios, de la referida nave de recreo llamada “María”. La minuciosidad en los pormenores anecdóticos adivinables, dada su significación más posible, debió inducir a Dalí a colocarle a dicho caballero -que lleva un sombrero hongo en la cabeza- un bastón, que asimismo denota autoridad, bajo el brazo. Debe de ser el alcalde de la ciudad portuaria a la que el barco pertenece, figura indispensable para subrayar, en la intención de Dalí, lo grotesco de la ceremonia..

Propuesta de escritura

Pon la mirada, y el olfato, en uno de estos dos putrefactos y trato de contarnos la historia putrefacta que insinúan. Pero si ninguno de los dos te inspira escribe cualquier otra historia que encaje con el propósito de la putrefacción.

Y estos son los textos recibidos hasta ahora


Mariposa coloreada

La avioneta entra en barrena y enfila el vértice de su cabina al centro de los ojos de Moby Dick, mientras el lector enamorado centra todos sus sentidos en la lectura del poema que su amada secreta le ha deslizado en la bolsa de pesca.

Rodeado de mar, sentado en su pequeño bote revive la excitación atávica de los sentidos que le produce la anticipación a las palabras del papel doblado que ha encontrado en su mochila. Ignorante de lo que sucede a su alrededor siente cómo se hincha su pecho de emoción y cómo se encienden sus mejillas, a cada verso. Cada estrofa despeja una duda, cada rima abre un nuevo camino.

La mano que sujeta la caña continúa firme, manteniendo una coloreada mariposa al extremo del sedal. Tal vez quiera pescar con ella la felicidad ansiada. ¿Qué, si no, cazas con tal bello animal? - Los objetos preciosos sólo atrapan más hermosura, es lo que piensa mientras lee y relee su más íntima poesía.

El tremendo estruendo acompañado de la ola más alta jamás vista le substraen de su ensimismamiento y, mientras consigue agarrarse al borde de la barca para evitar el naufragio, ve cómo el agua le arrebata su bien más preciado: el papel desaparece a la vez que la tinta mojada convierte en chorretes las palabras de amor, sus anheladas palabras de amor.

Vuelcos y más vuelcos… hacia babor, hacia estribor… a punto de zozobrar. El agua cambia de color, ya no es azul, ni verde, ni blanca… se vuelve roja. Hay ríos de agua roja en el mar. En algunas zonas emergen trozos blancos de no se sabe qué, parece grasa de animal… más allá aparece una isla negra brillante, que se va dando la vuelta con la cadencia de las olas y que, de repente, ¡Ay! Se abre al cielo y muestra una gran boca, que se separa más y más enseñando dos hileras de enormes dientes entre los que hay peces, pequeños y no tan pequeños pececitos que han sucumbido a las fauces de esa ballena troceada que ahora deriva por el océano. La gigantesca mandíbula alberga un mundo de deshechos formado por animales marinos troceados, en descomposición, que ahora servirán de comida a otros habitantes oceánicos.

Indignado y triste por su pérdida no atiende al peligro que corre al estar al lado de una ballena herida de muerte, sólo quiere volver en el tiempo y eliminar ese suceso de su vida. Se acerca a la borda para intentar recuperar el poema de su amor prohibido y sólo ve inmundicia y chatarra a su alrededor. ¿Chatarra? ¿De dónde sale?

La cabeza de la ballena sigue sus giros ondeantes y uno de ellos revela una plancha curvada de metal insertada en el ojo izquierdo… ¡Es el ala de una avioneta!

El lector enamorado no alcanza a comprender su situación, ni cómo ha llegado a ella. Su aflicción es tal que piensa seriamente en lanzarse al mar tras su querido papel, hasta que, de repente, una mariposa azul y amarilla se alza desde la superficie del agua, revolotea sobre la barca sacudiéndose los restos corruptos que se le han impregnado en las alas, y se eleva hacia las nubes. Y, como ella, nuestro lector pone en marcha su barco y se dirige a puerto para comenzar de nuevo.

M. Maximina Moreno
Grupo A


El tracto del putrefacto

Toca la tuba de Granados su tracto,
el colon de Bárcenas canta en Suiza,
con concertistas de papel mojado.

¡Oh, el putrefacto! ¡mí putrefacto!
¡Cuántos alcaldes son muertos de hambre!
¿Cuántos tísicos van ya desahuciados?
Siempre el olor más insoportable,
viene del político, en mal estado.

Pardiez, ¡hideputa! Cuenta hasta diez,
saca de miel tu dedo atrapado,
un cheque cárdeno de Carabanchel.

Trampantojo no existen los piojos,
ni pelucas sin ostentación de fuel.
Las anclas vuelan, hilillos de fanta,
asusta viejas de la pandereta ,
hubiese jurado que mi carne
la habían engullido los gusanos.

En el Primer mundo obeso yo pienso.
En el Primer mundo obeso yo pienso,
en la gallina blanca de insulina.

El Tercer mundo de neopreno obsceno.
El Tercer mundo de neopreno obsceno,
la gallina con anginas en celo.

Segundo mundo cadáver descalzo.
Segundo mundo cadáver descalzo,
el gallina está con “La Corina”.

¿mundo Primero, Segundo o Tercero?
¿mundo Primero, Segundo o Tercero?
La gallina ya prepara su caldo
peluquín de Trump, Mariano y Carlos.

Chema García
Grupo B


Algo no huele bien

Cuando algo está podrido, en poco tiempo empieza a oler mal.
Si en un sobre que pesa 217 gramos, caben 247 billetes de 500 euros, 123.500 euros en total, se manejan perfectamente, para poder viajar a Suiza, Andorra, paraísos fiscales o pagos de mordidas.
Todos hemos oído hablar de: Bárcenas, Granados, Pujol, Correa, Malaya, Gíl, Juan Guerra, Filesa, Matesa, Eres andaluces, Cajas de Ahorros, Roldán, Bernard, Pineda, Times Export, Banco de España, Gurtel, Gal, Conde Iñaki y Cristina, Blesa, Rato, Acuared, Palma Arena, Tarjetas Black, Pokemon, etc.
De todo lo que hipotéticamente se han llevado estos "señores- patéticos", ¿ Cuanto se va a recuperar?. ¿Cuantas becas se podían dar para investigar? ¿ Cuanto se podía aplicar a sanidad, educación, dependencia, etc, etc ?
Las manos sucias que hay en este país, ni con Fairy se arregla.

Luis Iglesias
Grupo B


Putrefacto

Domingo por la mañana, sol radiante, radia La Cope. Hacerse un café bien grandote, leche entera, acordarse de su infancia, donde la leche la traía el abuelo recién ordeñada del establo. Comerse unas magdalenas, mancharse un poco la camisa del pijama, rayas azules y blancas. Pensar si la parienta le reñirá, dejar de pensar rápido se le reñirá o no, porque en la radio hablan de la victoria de ayer del Madrid. Sentir felicidad, tranquilidad, que el mundo está en orden.

Cantar con los Café Quijano en el coche, fumarse un purito, echarle el humo a la luna, pitar a un par de chiquillas que esperan en la parada del bus, bajar la ventanilla y gritarles “os como, guarras”. Sentir el ministerio del tiempo en la entrepierna y cabrearse un poco, o un mucho, y luego un poco y luego un nada, desde la modificación del pensamiento hacia “mi entrepierna siempre es dios”

Parar en el Antonio. Un par de bromas sobre maricones e inmigrantes. Chupito y otro chupito de aguardiente. “Hasta luego Antonio, que enano y feo eres hijo puta!”

Llegar al embarcadero. Subirse al Alejo II, soltar amarras, y navegar, volar, sin obligaciones, sin cargas, sin peros, sin flautas. Tomarse un par de cervezas, leerse el Marca. Sacar la cañita. Sentir que el mar también está en orden. Sentir que la gente como él siempre gana. En mar, en tierra, en el bar, en la empresa, en el puticlub. Sentir que son la colonia de un mundo que huele mal. Un mundo que es putrefacto por otros, por la debilidad y la sensibilidad de otros.

El ganador, el mejor, el que jamás será vencido…

Néstor Valverde Merlo 
Grupo A


(DIBUJO 7: “La pesca”)

Mimitos, leía la historia de un búho que se había quedado ciego. No quería vivir. Su piel había ennegrecido, agrietada por el tiempo.

De repente, fijó su mirada en una ballena, carcomida y deshidratada, que no podía pescar. Había aterrizado junto a él, como una negra sombra, putrefacta entre las olas.

Mimitos ,asustado por el estridente ruido de un avión, cercano al agua, no sabía donde centrar su mirada, dispersa por tanta agitación. Su piel palidecía junto al mar.

Perdido en la distancia, huyó hacia el oscuro silencio de la vida. Sin nada que comer ni que beber, su cuerpo, destrozado, vagaba por la tierra como un cadáver desolado y descompuesto.

La vida de Mimitos había desaparecido en un paisaje atormentado y maloliente.

Sofía Montero García
Grupo B


El pescadorcito putrefacto

El pescadorcito se había desenroscado una oreja y la había puesto en el anzuelo, a modo de cebo pluscuamperfecto. La avioneta, una vez atrapada la medusa-paracaídas, iniciaba un contrapicado al cielo.

El pescadorcito leprosito hoy no había usado la nariz para pescar, porque luego no ganaba para pañuelos. La oreja no se daba mal, aunque era un poco molesto el glú-glú de branquias que le inundaba el oído interno y le retumbaba en la trompa de Eustaquio. Pero merecía la pena porque con la oreja pescaba muchísimas caracolas. Si se acercaba la caracola al agujero de su oído le arrebataba inmediatamente un don de lenguas babélico. Con la oreja hundida en el anzuelo escuchaba susurros en esperanto marino.

Uno de los mejores cebos, sin embargo, era su pipa. Infalible con toda clase de pescados ahumados. Y también fenomenal con los calamares en su tinta, no me digas porqué. Para no hablar de las medusas. Con las medusas era de escándalo, las pescaba por docenas, y algunas salían volando, como globos de colores, o sombrillas japonesas, o platillos acuarelables, o cúpulas de coral, o tulipas tornasoladas con su luz sumergida. El pescadorcito, descompuestito, porque no sabía qué hacer con tanta medusa. A veces, si pasaba por allí alguna pandilla de sirenas, se las regalaba, para que se las pusieran a modo de tu-tú e hicieran ballet en las salas de fiestas de la Atlántida.

Si se arrancaba un ojo el pescadorcito tuerto pescaba muy buenos besugos, que es un pez muy mirado, pero el mar se encrespaba porque no le gusta nada el cotilleo, y empezaba a agitar las aguas o mandaba a un pulpo para que jugara a las canicas y le lanzara el ojo al guá de la calavera.

Con la mariposa nunca, nunca, nunca, pescaba nada. Una auténtica catástrofe. Así que en esos momentos de calma chicha solía aprovechar para seguir leyendo Blacky Dick.

El pescadorcito náufrago no sabe qué más decir. Es un tópico que el anzuelo desnudo no tiene rival con el pescado en lata y las botellas mensajeras. Espero que esto te sirva, porque aquí, punto final. Sayonara, Salvadorcito. Me despido con un poemilla, a ver qué te sugiere.

El gitano pinturero
El gitano pinturero
La gallina
Y repite conmigo: frigorífico.

Ignacio Aparicio
Grupo A


Noticia putrefacta en Salamanca

En la mañana de ayer se produjo el evento social más importante de la última década en la muy culta y limpia ciudad de Salamanca; un evento al que acudieron las más altas instituciones no solo de la Provincia sino de toda la Nación, acompañados de sus familias entre los que pusieron la nota de alegría los angelicales retoños de personas tan significadas.

Al fin, después de tanto esfuerzo infructuoso, la Armada Española, heredera directa de la otrora llamada “la Invencible”, ha conseguido botar un buque último modelo en tecnología en las aguas del – desde hoy- navegable Río Tormes, orgullo de todos los hijos de la ciudad por él bañada.

El Excelentísimo señor Gobernador de la VII Provincia Militar, general Pardo Picatoste, pronunció -desde una chalupa cercana a la nueva nave- un emotivo discurso en el que destacó la importancia de los valores patrios que han llevado a la consecución de este importante logro de la ingeniería española.

Como invitado especial en el bautizo del buque –dedicado a la Madre de Nuestro Señor- se encontraba el Excelentísimo señor embajador de los Estados Unidos de América, señor Philip Morris, que acudió con su uniforme de gala y luciendo sus numerosas condecoraciones; razón ésta por la que –a una distancia prudencial- el acorazado Potemkim III de la Armada Norteamericana colaboraba en dar mayor empaque –si cabe- a tan entrañable acto fruto de la hermandad entre dos de las potencias más importantes de nuestro momento histórico.

Javier Portilla
Grupo A


Viaje putrefacto

Si Antonio estaba balanceándose en medio de la nada era porque se había cansado del olor a cremas. Exacto, ese edulcorado perfume a juventud eterna y a complejos a flor de piel. Antonio había sido delegado comercial de la empresa de dermocosmética líder en el mercado; en definitiva, se había encargado de vender cremas a peluquerías y centros de estética en una región perdida del interior de España.
Antonio recordaba el dato desde su barcaza perdida en medio del océano. Y sonreía, aunque nunca sabremos si sinceramente. A Antonio le costaba sacarse de lo más recóndito de su ser los vicios adquiridos en su etapa comercial. Sonreír era una de esas manías. Siempre sonreía, con independencia de la situación y de sus sentimientos al respecto. “Esta es mi tarjeta, no dudes en llamarme si tienes alguna pregunta”, solía decir, y sonreía. “Si os interesa algún lote en particular, puedo calcular el presupuesto sin ningún tipo de compromiso”, solía decir, y sonreía. “No hay problema. Y… ¿por qué os habéis decidido entonces por la otra marca? Esta información nos es muy útil para mejorar nuestro servicio y nuestros productos”, solía decir, y sonreía.
Pero ahora el entorno y la situación eran muy distintos y él seguía sonriendo: no preguntes por qué. Razones, pocas tenía. En soledad, miraba los luminosos mandos de su barco. En medio de la noche, aquel cacharro seguía funcionando solo y le había condenado a vagar sin remedio y sin dirección en medio del océano. Sintiéndose un inútil ante tal tecnología, Antonio salió a la ondulante cubierta con las manos en los bolsillos.
El ex delegado comercial se había refugiado en el vacío acuoso del mar con la única compañía de su iPad lleno de mapas, libros y alguna que otra carta de amor trasnochado. Pensaba así desentenderse de tanta putrefacción disfrazada de perfumes y potingues. Para Antonio no tenían secretos: sabía de qué estaban hechos y conocía su proceso de fabricación al completo. Y cuando salía el tema, prefería no hacer comentarios. Había vivido y vivía en un mundo putrefacto.
Pero para putrefacto, el nuevo plan de vida que había elegido Antonio. Se había deshecho de todos sus trajes de corbata y de todas las tarjetas de visita que tenía y había decidido cambiar de aires. Toda su vida le olía a cremas. Su casa, su ropa, su escaso pelo, su coche, hasta sus costumbres emanaban ese dulzón perfume a mentira. Escapando de un paisaje estepario, se había lanzado al mar para quitarse de encima tal olor.
Su plan A pasaba por acostumbrar su nariz al aroma de la sal y al de la más romántica libertad. Y, una vez curado tras este retiro de purificación, volver renacido y empezar una nueva vida. Antonio, ingenuo. Querías huir de la putrefacción que identificabas con una sociedad hipócrita y no has hecho otra cosa que darte de bruces con la podredumbre más inmunda. Te has perdido en medio de un océano eterno que huele a pescado podrido, a agua estancada y a proliferación de algas tóxicas. ¿En qué estabas pensando? Tú que no tenías ni idea de navíos, ni de coordenadas, ni de mar. Has perdido el rumbo, Antonio, asúmelo. Te olvidaste el librillo de instrucciones del barco y este, más listo que tú, ha decidido obviar tu opinión.
Antonio se aferró a la barandilla del barco. Su plan B estaba igual de podrido que su plan A. Si el destino le había puesto a navegar a la deriva siguiendo una dirección marcada por un GPS estropeado, no podía hacer otra cosa que aceptarlo y depositar sus esperanzas en el plan B. Y esta tabla de salvación tenía un olor a tripas despedazadas y mezcladas con aguas fecales. Antonio inspiraba con fuerza, deseoso de identificar aquel aroma que era el que precedía a encontrar un pedazo de ámbar gris. Sonrió de nuevo, al dedicar uno de sus pensamientos a la mente brillante que le había puesto aquel nombre de joya al vómito de una ballena. Pero no era una regurgitación cualquiera, el ámbar gris se cotizaba cuál obra de arte consagrada y unos cuantos gramos valían millones en el sector de la cosmética.
Ese era su plan B, el proyecto altamente improbable que mantenía su desesperación a raya. Antonio observó el firmamento estrellado que se cernía sobre él en un cielo paradójicamente limpio de nubes. Su barco navegaba bajo la brillante mirada de la basura espacial y sobre las toneladas de desperdicios acumuladas en la profundidad abisal de las fosas marinas. Nuestra existencia no es más que un despojo mugriento del universo. Ante eso, no hay nada que yo pueda hacer, pensó por pensar.

Grupo B
Enlace acortado: http://bit.ly/2mcsKoF


Abalonio, poeta pescador

El ilustrísimo poeta pescador Abalonio Corazón-partido se había lanzado a la mar en su barcaza roída, barcaza que hasta en las aguas calmas se mece, se mece, se mece como caballito de madera entre la basura, juguete abandonado, ya crecido su niño. Se bate la barquichuela vieja, se bate de agitación, pues agitado está el poeta, que ora tiembla, tras leer la carta de su amada, que le jura que ya no lo ama.
Fue leer la carta, aquella letra de garrapatas despachurradas que vehiculaban las malas nuevas, y desfallecer.
Fue leer la carta, la vil misiva, y morir.
Las mariposas que antes revolotearan alegres por el estómago del reconocidísimo pescador poeta se le escaparon todas en fuga por la boca. Al contacto con el aire fétido, se transformaron en moscas. De esta desafortunada metamorfosis, solo una se salvó. Abalonio la atrapó al vuelo con su último hilo de esperanza para convertirla en carnada descarnada de dichas venideras. O quizá de su cena o de un verso: lo primero que mordiera.
La vida del pobre Abalonio ha quedado suspendida en el aire, sostenida apenas por un ancla oxidada para que no se le escape. En una mano, la carta, el tiempo detenido en la carta; en la otra mano, el anzuelo, a ver qué cae.
Amenazadora, la sombra de un cetáceo se alarga bajo las aguas mansas. El poeta no la ve. En las alturas, una avioneta desgarra el cielo con su danza de arabescos. Los niños en la playa creen que hace piruetas. En realidad, cae.
Abalonio Corazón-partido, benemérito y putrefacto poeta, pescador de estrofas, rimador de pescado, se balancea sobre la fragilidad como un muñeco de trapo. La muerte acecha, pero él, a su mariposa, se aferra.

Ismarie Díaz Flores
Grupo B


Gemelos putrefactos
Grandotes y cubiertos de una pátina sebosa. No entraba el peine en sus cabezas por que no encontraba puerta de acceso entre tanto nido.
El intento nulo de una madre, poco esmerada en el aspecto de sus hijos, por que fueran como los demás niños, los hizo así.
Aunque ya antes, dentro de su abultada barriga, los dos se disputaban el quien alcanzaba mejor con el pie a la boca y, en el momento del parto embadurnados en meconio aparecieran como si escaparan de un hollinadero. En aquellos tiempos que lograran sobrevivir en la piscina de aguas fecales en que se habían convertido las entrañas de su madre fue un milagro.
No obstante la coquetería iba implícita por que, aún llenos de mierda, nacieron con tupé el uno y ella con un tirabuzón, tan pegaditos que no le resultó nada fácil deshacerlos a la comadrona que le enseño el agua por primera vez. Difícil encajar, el ser tan finos, con que más adelante él llevara lentes de alambre y ella vestidos de volantes sin vuelo, acartonados y roídos por las polillas y otros animalillos repugnantes que habitaban entre ellos. Pero caminaban derechos como si quisieran exhibir las mejores prendas del mundo. Si alguna vez fueron nuevas desde luego no eran del color que mostraban poco después, adquirían unos brillos y una rigidez que hacía resbalar a las gotas de agua salpicadas cuando iban a leer poemas de amor junto al mar.
Si se celebraba algún acontecimiento campestre las moscas iban detrás de ellos y les divertía la competición que entablaban por cazar insectos cuyos cadáveres aparecían amenudo misteriosamente en los platos de los cocidos que elaboraba el padre que a su vez no se dedicaba a otra cosa más que a cocinar, limpiarse el sudor de los fogones con lo primero que pillase y comer todo el día.
La basura que acumulaban en la casa provocaba que cada vez fuera más peligroso residir en ella. Hasta las cenizas de sus padres habían sido esparcidas por el salón dónde ya en los últimos meses de vida, comían y dormían, sin moverse del sofá.
La hora de la muerte les sobrevino a la vez con treinta y dos años a consecuencia de la inhalación de anhídrido carbónico procedente de la descomposición de la materia orgánica. Quince días después el hedor que desprendía la casa de José y Dolores levantó las sospechas de lo peor entre los vecinos que llamaron a los bomberos.

Antonia Oliva
Grupo B


Putrefacción con honores
El Corregidor Gaudencio está preparado para leer el discurso. Ha sido muy advertido por el Excelentísimo Sr. Ministro de Defensa, sobre el énfasis con que debe hacerlo. Se han reunido para rendir un homenaje al General Hermenegildo, a quien se le había condecorado. En su guerrera brillan las medallas y entorchados.” El hecho heroico”, digno de este acto que les concita, ha sido dar las órdenes de buscar y recoger los miembros de los soldados muertos en el campo de batalla, conservarlos refrigerados y, posteriormente entregar a las familias. Les acompaña el Marqués de Altosvuelos. En la lejanía los familiares observan el acto. La banda del acuartelamiento está presta a entonar el Himno Nacional, a su finalización empezará la lectura.

El mar está en calma. No se vislumbra ni el vuelo de ave alguna, ni que peces saltarines sientan curiosidad por participar en el acto. Están solos.

Los acordes han terminado. El Corregidor permanece mudo ¿Qué ven sus ojos?, ¿qué tiene en sus manos?, ¿realmente era eso lo que debía leer? El Marques le apremia, con sus brazos gesticula. Y da comienzo a la lectura.

Bitácora, número trece: Informe secreto sobre los hechos dirigidos por el General Hermenegildo Cienfuegos.

Aún a sabiendas de que el refrigerador no funcionaba, el General dio la orden de que se guardasen los miembros recogidos, no admitiendo las advertencias que sobre ello se le hizo. Cuando quisieron entregárselos a la familia y, dado su estado de descomposición, el hedor, la putrefacción se extendía y penetraba por todas las instalaciones, inmediatamente fueron dadas las órdenes de incinerarlas, las cenizas se arrojarían al mar.

Inés Izquierdo
Grupo A


Los putrefactos
Francisco se ha ido de pesca, ha dejado en el armario su Loden y se ha puesto una camiseta a rayas mas apropiada para el calor que hace y para la pesca.

Le pusieron Francisco por S. Francisco de Asís , del cual su madre era muy devota. De pequeño le llamaban Paco o Paquito, en su juventud con sobrenombres mas despectivos derivados de su aspecto poco viril y voz aflautada y mas tarde due conocido por todos por su apellidos que unos pronunciaban con admiración y otros con animadversión.

Se ha ido lejos con su barquita, quiere estar solo, casi nunca lo esta, quiere ensayar su próximo discurso, otra inauguración de un pantano. Que le salgan tan bien no es casualidad, los ensaya mucho y siempre mete en ellos esas frases que exaltan a la multitud, centinela de Occidente, contubernio judeo-masónico, reserva espiritual de Occidente... repasa su escrito y sí están todas, será un nuevo éxito. francisco esta muy orgullo de él, la gente lo quiere y lo aclama allá por donde va y él cuida de ellos como un padre protector. ¡Es que son como niños -piensa con una sonrisa en los labios- que harían sin mi!

Tan entretenido esta que no se da cuenta que hacia él avanza un enorme cetáceo atraído por el atractivo anzuelo que Francisco utiliza. La pesca con mosca le parece ordinaria, él prefiere las mariposas con sus bonitos colores, quedan mucho mas cuquis al final de su larga caña.

El enorme cetáceo esta a punto de tragárselo con barca y todo y sin que el despistado Francisco, Paco, Paquito se dé cuenta. Un avión aparece en el horizonte, Francisco lo oye llegar y da una patadita en el suelo con resignación., siempre lo tienen que estar vigilando. ¡Si, es por su seguridad! Pero un hombre también tiene derecho a su intimidad y además no quieren que le vean con su camiseta de rayas, su favorita pero poco autoritaria. La avioneta se acerca más y más. ¡Que bien suena -piensa francisco-. Es alemana, regalo de un viejo amigo.

¿Pero que hacen estos insensatos?¡ Me van a embestir!

Francisco todavía no ha visto la ballena, que está a punto de tragárselo y entonces la avioneta pasa muy cerca de su barca, lo suficiente para espantar al cetáceo, que huya y Francisco siga con su día de pesca.

Beatriz Gorjón
Grupo A


Indigesto postre
El aficionado pescador dominguero pasa la mañana en las tranquilas aguas del lago cercano a su lugar de residencia. Sólo oye silencio, roto, a veces, por el lejano piar de unos pájaros. ¡Qué calma respira! Alentado por sus tripas mira el reloj y percibe que es la hora de comer. Abre la fiambrera que el amor de su vida le ha preparado con esmero. Se dispone a llevarse un bocado a la boca cuando ve un trozo de papel que sobresale del recipiente del postre. Lo coge y, ensimismado, empieza a leer.

Querido Cándido:

Cuando leas esta carta, ya será demasiado tarde para nosotros. Ya habré desaparecido de tu vida para siempre.

Desde el principio de nuestra convivencia, nuestro amor se ha ido degradando día a día. He intentado todo lo posible, pero tu egoísmo, tú, tú, tú y tú, ha hecho imposible un mínimo acercamiento.

La admiración que te profesaba, se ha tornado en rabia, en asco. Ya no siento nada por ti. Al contrario, todo lo que tiene que ver contigo, me molesta. Sólo el hecho de escucharte en la entrada de casa y sentir cerca tu presencia, me produce nauseas. Me asquean tus escasos besos, tu proximidad a mí. No deseo dormir a tu lado.

Nuestra relación se ha convertido en una parodia del amor. Solo encuentro defectos en tu persona. Me molesta ya tu respiración, los chasquidos de tu lengua, tus ronquidos, el hedor de tus ventosidades matutinas, los ruidos de tu boca al masticar, tus eructos.

Tus manías me han consumido a lo largo del tiempo coartando mi libertad. A tu regreso, además de haber desaparecido mis pertenencias, las tuyas estarán desordenadas y tiradas por toda la casa; las toallas, y no te voy a pedir disculpas por ello esta vez, es más, jódete, las encontrarás colocadas de forma asimétrica; los bolígrafos y lapiceros de tus portalápices no estarán separados por colores y tamaños; los libros de las estanterías, campan a sus anchas: su orden ya no es su medida, el tema que tratan o el orden alfabético. Ordénalos tú, si quieres, ya me cansé de tus estupideces.

Y lo que más me alegra de todo. No volveré a sentirte encima de mí cuando tengas ganas de favorecer tus instintos; no escucharé más tus bufidos y gemidos ni soportaré tus caras de placer que se habían convertido en una caricatura. Tu sudor, que me provocaba ganas de vomitar, dará paso al olor corporal de otros hombres que me respeten más que tú.

Otros que, para atender a sus intereses, no se olviden de los míos como has hecho tú durante estos, afortunadamente, pocos años. Aunque para mí, han significado la eternidad. Ya puedes salir con tus amigos con plena libertad; tranquilo, que ya no habrá más broncas ni caras de enfado. Disfruta de tus partidos de fútbol, tus conciertos, tus escapadas montañeras, tus entrenamientos dentro y fuera del gimnasio, de los torneos de pádel y las partidas de cartas y, ¡cómo no!, de tus imperdonables fines de semana de pesca.

Tu abandono ha alimentado el mío. Muchas gracias porque, desde el momento en que esta mañana abandonaste la casa, he vuelto a ser una persona.

Adiós para siempre

PD: Ojalá se te indigeste la comida como se me ha indigestado a mí la vida a tu lado.

El triste pescador dominguero, con lágrimas surcándole las mejillas, se da cuenta de que no concibe su vida sin su amada. Nada tiene más valor que ella, aunque no haya sido consciente hasta ahora. Ante su cruel despedida, decide quitarse la vida. Sin saber nadar, se arroja a las tranquilas aguas que para él se han convertido en turbulentas. En ese preciso instante, una sombra con forma de cetáceo, nunca vista hasta el momento, se abalanza sobre el pescador y se lo lleva hasta la profundidad de las aguas.

Toñi Martín del Rey
Grupo B


Los putrefactos
Tenía aquella mariposa putrefacta que me había regalado mi novia.
Y, no sé, me daba la sensación que me daría en mi pesca diaria.
Escribí unos textos sobre una hoja ya putrefacta en la que una paloma había dejado su basura hacía ya tiempo.
Y me puse a lanzar cordeles al agua y, a imaginarme, como hubiera sido mi vida.
Con mi casa al lado del mar, escribiría mil historias de amor, echaría los cordeles al agua, viajaría por lo desconocido, conquistaría mares y continentes.
De repente, noté un desagradable olor, un olor a putrefacto.
Y lo vi el enorme crustáceo muerto, y las olas y el viento lo iba moviendo.
Recogí mis cosas, y llamé de inmediato al Seprona.

Iria CostaGrupo B


Anaglifo

El Dragón Barbudo, 
el Dragón Barbudo, 
la gallina
y el Enantyum.

Iria CostaGrupo B

Las Sinsombrero

La sesión del lunes, 6 de febrero, estuvo dedicada a Las Sinsombrero, nombre por el que son conocidas un grupo de mujeres pensadoras y artistas españolas pertenecientes a la generación del 27 nacidas entre 1898 y 1914. El nombre responde al gesto rebelde de quitarse el sombrero en público que protagonizaron Maruja Mallo, Margarita Manso, Salvador Dalí y Federico García Lorca en la Puerta del Sol de Madrid.



Hicimos un repaso por la vida y la obra de las componentes del grupo. Y trabajamos en torno a unos textos de los que dejamos aquí unas muestras como el poema "Búscame en ti" de Ernestina de Champourcín o "De qué trigal malherido" de Concha Méndez

Búscame en ti

Búscame en ti. La flecha de mi vida
ha clavado sus rumbos en tu pecho
y esquivo entre sus brazos el acecho
de las cien rutas que mi paso olvida.
Despójame del ansia desmedida
que abrasaba mi espíritu en barbecho.
El roce de tus manos ha deshecho
la audacia de mi frente envanecida.
Navegaré en tus pulsos. Dicha inerte
del silencio total. Ávida muerte
donde renacen, tuyos, mis sentidos.
Ahoga entre tus labios mi tristeza,
y esta inquietud punzante que ya empieza
a taladrar mi sien con sus latidos

De qué trigal malherido

¿De qué trigal malherido
te fueron a levantar
mi pobre ángel caído?
¿Acaso era tu destino
ir tan lejos a acabarte
y por eso tanta risa
tenías cuando marchaste?
¿Era la cita en Castilla
y esa noche castellana
para acogerte en sus brazos
a esa hora te esperaba?
¡Qué ajena estaba mi vida
a que tu vida marchaba
en un viaje de ida
sin más vuelta ni más nada!.

Las Sinsombrero es un proyecto transmedia que cuenta con una web con muchos recursos para conocer a este grupo espléndido de mujeres.
El proyecto parte del documental y de la investigación recogida en el libro "Las Sinsombrero" de Tania Balló. En la web encontramos la siguiente información al respecto:

En España, el año 1927 está asociado a la generación de artistas e intelectuales más fecunda del siglo XX. La denominada Generación del 27 se ha convertido en una de las marcas artísticas más reconocidas que identifica un momento crucial (1923-1936) en la historia cultural y social del país. El hecho de formar parte de esta Generación ha permitido que sus integrantes oficiales, entre los que se encuentran Federico García Lorca, Luís Buñuel, Salvador Dalí, Rafael Alberti o Luis Cernuda, hayan gozado de popularidad y hayan sido objeto de atención nacional e internacional.

Pero este reconocimiento solo existe hacia ellos, aunque en esta explosión creativa también había mujeres: surgió la que fuera la primera generación de mujeres que entró sin complejos en el mundo artístico.

Mujeres de gran talento, que compartieron entre ellas amistad, reflexiones y vivencias y que influyeron de forma decisiva en el arte y pensamiento español y, en algunos casos, debido a su producción en el exilio, en los estilos y géneros de artistas internacionales. La Guerra Civil supuso el fin de esa Generación, pero en el caso de ellas supuso también su condena al olvido.

Reconstituida la democracia, los nombres de sus colegas fueron recuperados y ensalzados, mientras que los de ellas permanecieron en silencio, perdiendo su lugar, de pleno derecho, dentro del relato oficial de la Generación del 27 y por consiguiente en la historia. María Teresa León, Ernestina de Champourcín, Rosa Chacel, Concha Méndez, Josefina de la Torre, María Zambrano, Maruja Mallo y Marga Gil Roësset son una representación de estas creadoras.




Propuestas de escritura

Escribe un texto homenaje a estas mujeres o a alguna de ellas en particular.


Y estos son algunos de los trabajos recibidos hasta ahora:

Las Sinsombrero
No las conocía, ni siquiera había oído hablar de ellas. “Las Sinsombrero”. Sentí una gran curiosidad, ¡vaya nombrecito! Y, cuando supe quiénes eran, qué hacían, qué pretendían, “ ….Quitarnos el sombrero porque decíamos parece que estamos congestionando las ideas…..” sentí admiración, ¡eso sí que era ponerse el mundo por montera!, ¡desafiar, rebelarse! ¡qué bueno el testimonio que nos deja Maruja Mallo! “…Y salían al balcón a ver si era verdad que yo no llevaba sombrero llevando abrigo de nutria!” ¡Bien por ti, bien por Margarita Manso que te acompañaba! Y bien y, gracias a todas vosotras que luchasteis por abrir las puertas a las que vinimos detrás, no ya como poetas, sino como mujeres.

Vuestra vida y vuestra obra ha sido intensa y profunda, pero hoy sólo he visto una pincelada de ella, con calma hay que recrearse con vuestra poesía.

Acabo de leer Mapas: Los mapas de la escuela,/ todos tenían mar,/ todos tenían tierra./ ¡Yo sentía un afán/ por ir a recorrerla!../Soñaba el corazón/con mares y fronteras,/ con islas de coral/ y misteriosas selvas…/. Soñaba el corazón…/¡Oh, sueños de la escuela! Gracias Concha Méndez, me has hecho recordar ¡Mis sueños de la escuela!

Mi reto es conoceros.

Inés Izquierdo Pérez
Grupo A


Cómo te amo, mi rojaza!
(El 14 de diciembre de 1988, quince personas despidieron en un cementerio de Madrid a María Teresa de León. Enferma de alzheimer, pasó sus últimos años de vida en una residencia a las afueras de Madrid)

Victoria está de mal humor. Es lunes, llueve, comienza su cuadrante de tarde para las próximas dos semanas y eso la tiene irritada. Se ha pasado la mañana en la biblioteca preparando los exámenes que tan mal lleva. Mas tarde, marcha rápido a casa para preparar la comida. Al llegar, Alberto la recibe tumbado en el sofá viendo la televisión, el salón hecho un desastre. “Hola Vicky” le dice sin dejar de mirar la tele. Al poco se levanta e Intenta darle un beso, pero de aperitivo, se lleva cobra.

Han comido rápido, ensalada con atún, filetes de lomo con patatas. Han discutido como siempre por quien se lleva el coche. A regañadientes Alberto lleva a Victoria a la residencia y la recogerá a las 23.00, cuando salga. Un beso rápido, desgana de despedida, desgana de bienvenida, y cada uno a lo suyo.

Victoria saluda con mala cara a sus compañeras, y hacen el cambio de turno. Le explican cómo ha ido la mañana. Que Julián se ha caído al levantarse y se ha hecho una brecha en la frente. Que ha llamado la hija de Julia, “que vendrá a visitarla este sábado con sus nietos, o sea los bisnietos. Que la pongamos guapa nos ha dicho, ¡no te jode la bruja! si no ha venido a verla en los últimos tres meses”. Cambio de medicación para Ana María, Eduardo y María Teresa. “María Teresa sigue débil, ha preguntado por ti”. Victoria escucha atenta a sus compañeras, pero mirando el ordenador mientras ellas hablan. Sabe que es la única manera de que no se enreden más de la cuenta en chismes y tonterías, se vayan y la dejen trabajar tranquila.

Cuando al fin lo hacen, se sirve un café, que se toma mientras revisa su plan de trabajo para la tarde. Posteriormente se pone su pijama azul de cuidadora y se dirige a las habitaciones de los residentes para ver a sus “chicos”. El mal humor, como sucede siempre que llega ese momento, va haciéndose pequeño, más pequeño, pequeñito, muere, y al abrir la puerta de la habitación 7 ya es alegría lo que explosiona en el pecho.

- “¡Mari Tere! ¿Quien viene a darte un beso, Pasionaria de la Martinisa (nombre de la Residencia), enamoradora de viejetes, fusil y temblor de Paquito y Hitler?” Siempre le dice esas cosas cuando la ve, aparte de infinidad de besos y abrazos. María Teresa se deja hacer, sin entender la mitad de lo que su cuidadora dice, pero sonriendo y agradeciendo su pasión y cariño.
- “Te he echado de menos, Gloria”
- “¡Victoria! Me llamo Victoria, Maria Teresa. ¿O quieres que te llame yo a ti Eva Braun?”

Ríen la dos.

- Qué ganas tenía de verte, rojaza. Estoy de muy mal humor, ya sabes. El imbécil de Alberto que no hace nada con su vida, y solo es una quiste en la mía. Los turnos de tarde que me tienen de culo todo el día, y no me da tiempo a estudiar, y no me da tiempo a aprobar, y yo no quiero ser siempre cuidadora, Teresa, ¿me entiendes?
- No estés triste, y ¡habla bien! Todo va a cambiar, todo depende de tu valentía. Me tienes que acompañar hoy a la facultad, tengo examen de Teoría de la filosofía antigua.

Vicky hace su trabajo. Ducha a Teresa, la ayuda a recoger y preparar su ropa de mañana y a ponerse el pijama. Luego la acompañará a merendar con el resto de sus compañeros, y más tarde al taller de memoria junto a Juan, el terapeuta.

Allí trabajan el libro de vida. María Teresa, débil, con las manos temblorosas, repasando su cuaderno de fotos y notas. A su lado, otros residentes hablan de sus padres, de sus amigos de la infancia, de su pueblo, contentos mientras revisan fotos de una vida que poco a poco está muriendo en su memoria.

Pero María Teresa no. María Teresa no habla, no disfruta, revisa su cuaderno con la mirada perdida, indiferente, mientras Juan y Victoria la ayudan a pasar páginas repletas de fotos y recortes de prensa donde lo mismo aparece en un mitin, que en una reseña de una obra de teatro de la que ella misma es directora. Noticias sobre sus libros, sobre homenajes de asociaciones obreras. Un artículo sobre ella, jugándose la vida en la guerra, para salvar cuadros del Museo del Prado de los bombardeos fascistas. Fotos en la URSS, en Bélgica, en Argentina, en Italia. Una foto en Orán junto a un señor muy atractivo, por el que Vicky siempre la pregunta.

¿Quién es ese guapo, rojaza?, ¿Le pusiste los cuernos con él al Rafa, pillina?-, le dice la cuidadora entre guiños.

No entiendo lo que dices- le contesta seria y algo indignada María Teresa. - Quiero que me acompañes ya a la facultad, llego tarde al examen.

- “Vale, vale, no te enfades, corazón!

Finalizado el taller, todos subirán un rato al salón a ver la tele, antes de que los llamen para cenar. Victoria aprovechará ese rato para preparar las medicaciones, apuntar notas sobre la tarde de los residentes. “María Teresa sigue mal de ánimo; Triste en general, no disfruta en el taller de memoria como el resto de sus compañeros. Le pregunto por qué y contesta lo siguiente, que apunto literal porque no entiendo: -Yo el pasado lo luché no para ahora celebrarlo-”

En la cena, Arturo vuelve a levantarse en mitad del primer plato. Se dirige a la mesa de María Teresa, le da un beso en la frente y regresa apresurado a su sitio, antes de que los cuidadores lleguen a reñirle por no dejarla en paz. “No lo entendéis, yo la amo” les grita Arturo mientras se monta algarabío general en el comedor. Y María Teresa indiferente, exiliada como siempre, del aquí y del ahora. Ella que supo más que nadie lo que es amar, y que más que nadie sabe que ni Arturo, ni Rafael, ni nadie, la amarán nunca la mitad de lo que amar es para ella.

Se va acabando el día, todos están ya en la cama, y Victoria pasa por la 7 para despedirse de su generala.

- Nos vemos mañana, bolchevicona de letras, ¿Sabes que te quiero más que a nadie de este antro, no?,- le dice mientras le da un beso (¡otro beso!) en la frente.
- ¡Anda! No me quieras tanto a mí, y quiérete a ti. Manda a ese fascista de novio tuyo a paseo, estudia, y llévame mañana a tiempo a la facultad.
- Jajaja. ¡Cómo te amo, mi rojaza! Hasta Mañana

Néstor Valverde
Grupo A


Las Sinsombrero

Mujeres escritoras
desvelan su pasión:
ser libres en el tiempo
y llenas de ilusión,
romper las ataduras
en su generación,
llamada el veintisiete
de España y su nación.
Reflejan sus ideas,
cargadas de emoción,
igual que sus colegas,
con su nueva visión
de abrir el intelecto
con fuerza y con tesón.
Dañadas por la guerra
que destrozó el amor,
fueron un anticipo
de la actual misión:
luchar, igual que el hombre,
por la liberación.

Sofía Montero García
Grupo B


Una más


No quiero ser más
Solo mejor
Quiero gritar
Que no decaeré
Que ya me lo sé
Que sufra quien quiera

Que no, que no tengo intención
Que me sobra imaginación
Para colmar al corazón
De bombones, de vino y más

Que no, no importa
Estar en retaguardia, no importa
No importa morir
Nace con más fuerza
El rasurado en creciente

Y aunque la bandeja
Se arroje en el vacío
Y suenen vanas las palabras,
No hay que darlo por perdido

Amar sin esperar
Esperar amar
Esperar sin esperar

Antonia Oliva
Grupo B


Marga amor amargo

“Te quiero como se quiere
lo que no se tiene ni se puede
ni se debe, con locura”…

Marga Gil, la amante ninguneada,
mientras trabajaba EL POETA
DE GRAN SOMBRERO NOBEL.

“No me miras, mi amor,
te enseño mi diario
va entre mis brazos,
como un reclamo que no ves.
te amo como solo aman algunas mujeres,
como luchan algunos por el poder.
Dos alas tú y yo
que no formarán ave…
No quiero ser la sola que arde
frente a tus POEMAS INDELEBLES.
Yo desdeño mi obra y mi existencia,
por un amor maldito,
que esta vez me asesina.

Emilia González Fernández
Grupo B


Las Sinsombrero

Ante vosotras, mis admiradas mujeres, hay que “ quitarse el sombrero” en señal de respeto y admiración por todo lo que hicisteis en una época encorsetada y difícil para todo aquel que quisiera “ romper normas” pero, sobre todo, para las mujeres , relegadas en ese momento en España, al papel de madres y esposas..

Y si en vida, estuvisteis la mayoría de vosotras a la sombra , (algunas, incluso de vuestros maridos o compañeros sentimentales), nunca dejasteis de luchar por vuestros ideales , entre los que estaba la igualdad intelectual de la mujer, con los mismos derechos que el hombre .Fuisteis la primera generación de mujeres que entró sin complejos en el mundo artístico y con vuestra obra influisteis de forma decisiva en el arte y pensamiento español de la época y, en algunos casos, os costó el exilio Y ya ha llegado el momento aunque tardío, de daros amplia visibilidad, de sacaros a la luz para que todos os conozcan y admiren vuestra obra.

Os he descubierto tarde, sólo me hablaron de vosotras algunos profesores, pero de una manera superficial (así conocí a tres grandes mujeres : Mª Teresa León, una de las voces más importantes y activas del testimonio español en el exilio, María Zambrano ( a quien descubrí desde la asignatura de Filosofía ), y Rosa Chacel, una de las escritoras, creo, más importantes de la cultura literaria española del siglo XX..

Del resto de vosotras, de las más representativas, claro, porque erais más de las que aparecéis ahora como Las Sinsombrero, no tenía la más mínima idea

Hace un par de años, os descubrí con el documental emitidopor televisión sobre vuestras vidas y empecé a indagar más profundamente sobre vosotras

Me emocioné mucho Marga Gil, gran poeta y escultora. al conocer tu trágico final, una mujer tan brillante como tú, con ese gran talento.. ¡ cómo es posible que no pudieras sobreponerte a ese amor “fou”que te llevó a la muerte! …

En cuanto a ti, Josefina de la Torre, te conocí como actriz televisiva en aquélla serie que te dio mucha popularidad ya hace unas décadas, pero no sabía de tu importante faceta literaria..

Y qué decir de ti, mi admirada Ernestina de Champourcin,¡ qué hermosa es tu poesía¡ y te tenía totalmente ignorada…

A ti, Concha Méndez, qué decirte? Que eras una mujer muy adelantada para aquélla época, y que con la imprenta que abristeis tu marido y tu, pudieron ver la luz, textos de vuestros colegas españoles en el exilio.

Maruja Mallo, te he dejado para el final, a pesar de ser una pintora “ de cabecera”.Tuviste una larga y fascinante vida, codeándote con artistas, escritores y cineastas de gran talla y dejaste una importante y sugerente obra pictórica que hasta Andy Warhol alabó..

Para todas vosotras, y también para el resto del grupo, aún invisibles, vaya mi pequeño homenaje.

NUNCA, aparecisteis en los textos asociadas al movimiento llamado “ Generación del 27” grupo al que pertenecéis , con todos los derechos .Cuando estudiábamos esa Generación , no figurabais , sólo los hombres . Ya es hora de enmendar el error..

Rosa Celia González
Grupo B


El gato de Cheshire

Cuando Alicia se quitó el sombrero, encontró que dentro de él, había un conejo. Era blanco, llevaba chaleco, chaqueta y un  extrañísimo reloj de bolsillo. En su esfera siempre era tarde.  Afirmaba perseguir su destino, pero en su forma de correr había algo desacostumbrado. Cualquiera habría jurado que el perseguido era él. Como no podía ser de otra forma, la pequeña le siguió hasta su hura. Gracias a que llevaba la cabeza descubierta, pudo entrar en su madriguera. Lo que pasó luego, lo sabéis todos. El tunel se quebró y cayó en las antípodas del mundo. Una tierra donde se puede ver a través del espejo. Comió y bebió de sus frutos. Lo imposible se hizo sonido. El sonido, verbo. Cambiaron colores  y formas. Un sentimiento desconocido rasgó los conceptos que con tanto empeño habían sembrado en su huerto y, éstos, sin la más mínima resistencia, se abrieron.
Con tanta  maravilla a su alcance, los años se hicieron soplo, los instantes una medida sin otro pilar que la increíble aventura de bucear en ellos. Aún asi, no fue fácil. Es cierto, que el tiempo es un gran personaje, pero no todo es tiempo.  En las antípodas también hay peligros. Uno de ellos sus estructuras. Apareció un techo. Chocó con él. Lloró. El mar de las lágrimas se interpuso en su camino. Casi se ahoga. Fue ahí donde descubrió que otros como ella, braceaban con la esperanza de no sucumbir en ese charco salado donde no hay certezas. Cuando llegó a tierra firme, no estaba sola. Para secar tanto miedo, un dodo que no podía volar, organizó una carrera. No fue un correteo al uso. La galopada consistía en una simpleza, dar vueltas en círculo. Según el organizador, el aire libre haría el resto. No hubo más normas. Todos ganaron y todos recibieron su premio: confeti. Todos menos ella, puesto que cuando llegó el momento de coronar su victoria, los presentes afirmaron que la serpentina se había terminado. Para salvar la situación, el dodo le otorgó un dedal. Un escudo cónico y hueco con el que  laureó su dedo. Lo más curioso es que el utensilio que le entregó a modo de galardón, era el mismo que ella guardaba en su costurero. Sin que el hecho la apocara, la jovencita volvió al camino prohibido.
La curiosidad la hizo grande, tanto que cualquier casa le resultaba pequeña. Tuvo que aprender a modelar su tamaño. Comprobó que el mismo manjar, un hongo por ejemplo, comido desde extremos opuestos, producía resultados contrarios. Algunos muy desagradables. Maridar forma y fondo le costó tantos sustos que si los enumerarámos  todos, no acabaríamos nunca. Pero lo consiguió, y cuando lo hizo os juro por la osa polar que resplandecía. Fue un resplandor casi siempre solitario. Y digo casi, porque Alicia como todas las pequeñas, participó de meriendas y juegos. En ninguna de esas actividades,  a pesar de su evidencia, se hizo publico su brillo. Y es que, a veces, incluso en las antípodas, cuesta reconocer la belleza que se talla sin maquillaje. Puede ser que las gotitas de mercurio que el sombrerero ponía en el té propiciaran esa mudez ridícula, ese silencio insufrible, que para camuflarse, anudaba la tertulia con acertijos, etiquetas y disparates. Todo era absurdo. Los juegos también,  sobre todo el croquet, el divertimento favorito de la Reina de Corazones. Según esta "dama", tan minúscula  como malvada, cualquier naipe que se opusiera a sus caprichos, debía ser decapitado. Solo así, se podía mantener el orden. Cuando nuestra protagonista sin protagonismo se opuso a su estridente voz, la sentencia fue tan terrible como clara. Cómo mantuvo la vida y consiguió eludir la condena es un misterio. Hay quien afirma que la ayudó un gato, un felino extraño que la enseñó a desaparecer y diluirse tras una sonrisa. Y  es que parece ser que en esa tierra donde se puede ver a través del espejo, hasta los piojos saben que no todos los gatos tienen sonrisa, pero todas las sonrisas tienen gato.

Hace relativamente poco, algún soñador rico en delirios y torpe de movimiento, se acercó al pozo donde se fragua la luz. Como no podía ser de otra forma, tropezó. En la caida, perdió el  sombrero.  La maldición de lo eterno despertó de su letargo. Era un susurro cubierto de maleza. Un murmullo colmado de arte. Era, la melodía aúrea de una cascada polifónica y sin cerrojos.
Cuando hizo público su descubrimiento, los que lo escucharon, tomaron nota. Tras ponderar con sumo cuidado la importancia de su hallazgo, decicieron recompensarlo. Un bombín fue su premio. Su copa era ligeramente distinta al hongo tradicional, pero a poco que lo tocaras, podías comprobar que estaba fabricado con el mismo fieltro rígido.
En las antípodas del mundo, la Reina de Corazones celebró  la cruel decisión. Un séquito de lirones la acompañó en sus festejos. Una vez más, el peligro había desaparecido. Nada perturbaría el orden en su reino. Nadie vería con libertad a través del espejo. Y mientras así fuera, los huertos se seguirían secando bajo el ridículo peso de un sombrero.

Esta noche dejé la ventana abierta. Hacía calor. Un gato entró por ella. Me sonrió. Después desapareció. Pensé que había sido un sueño. Pero esta mañana cuando desperté, su sonrisa, sólo su sonrisa permanecía en el cuarto.

Ana Isabel Fariña
Grupo B


"Chapeau"

En la biografía de todas aquellas mujeres denominadas " las simsobrero", hay muchas cosas en común. Toda su obra fue silenciada durante la guerra civil. Eran artistas, pensadoras, escritoras, escultoras, poetas, procediendo en la mayoría de los casos de niveles burgueses.
Por ello el reconocimiento a su labor intelectual, aunque les ha llegado tarde, al final ha sido valorado.
Yo me quiero quitar el sombrero ante todas aquellas mujeres "anónimas" que en las mismas circunstancias que las anteriores, nunca tendrán un reconocimiento de nadie, nada más que de su propia familia, que sabía lo que hacían, "sobrevivir" con todo en contra.
Por eso "chapeau" a todas aquellas mujeres "anónimas" que son las que han mantenido este país en pie, usando a veces el sombrero para protegerse de las inclemencias del sol en el campo.

Luis Iglesias
Grupo B


Hijas de Lilith


“Vuela torcida la humanidad,
pájaro de un ala sola”
(Eduardo Galeano)



He vuelto a susurrar tu nombre, Lilith,
enredando tu historia con la suya
y disfrutando aquella dicha – por fin –
de celebrar vuestros rostros, una a una.

He vuelto a recordar contigo tantas
mujeres caídas y silenciadas,
tantas hijas escondidas, robadas
sin ojos pero con manos. Me espanta.

Me pierdo en el silencio de tus gritos
que recuerdan la terrible condena
impuesta a tu estirpe por los siglos.

¿Pensarán que la historia - cual colmena –
la hicieron ellos, pobres y mezquinos,
sin mujeres libres y sin cadenas?

Javier Portilla Serrano
Grupo A

[1] Según la leyenda, “Lilith fue la primera mujer de Adán que, habiendo sido creada como su igual, surgida del polvo, no quiso someterse a su voluntad y se separó de él” (Dra. Laura Bo
rrás)


A Marga Gil- Roesset
Tras ver las últimas esculturas, que muchas veces me han llevado a campos...
Campos completamente desconocidos para mi, he aprovechado para acercarme a tu casa, y que compartieras conmigo tus textos del diario de amor escrito a Juan Ramón Jiménez
y que de esta locura de amor no te lleve, al descontrol ni a la desesperación.

Iria Costa

Grupo B