Géneros de frontera

AL LLEGAR A LA CASA vi un tigre caminar despacio y luminoso por el salón, entre los cristales de Bohemia y las cajas de porcelana Ming: «No es un tigre -se apresuró a decirme el mayordomo- ¡No lo mire, es sólo una metáfora, y los ojos de las metáforas contagian falsas emociones poéticas!»

Qué mejor manera de presentar al autor al que dedicamos la sesión del taller de escritura que con uno de sus textos. "Sólo los lectores de Borges tienen patente para pasear tigres en sus versos" dice en uno de sus aforismos nuestro demiurgo. Él, como buen lector de Borges, ejerce esa patente. Juan Antonio González Iglesias, gran amigo del poeta, se pregunta si "el tigre que es metáfora no lo será de la propia obra del autor", un escritor que se mueve despacio entre la fragilidad del tiempo.
Pérez Estrada es un autor difícil de calificar. Para unos un demiurgo por su capacidad para crear mundos, para otros un peón caminero por cuánto desbroza y allana. La mayoría lo nombra como el gran fabulador por su imaginación desmesurada. Ana María Moix dice que es el gran transgresor porque transitó todos los géneros pero también cuestionó su sentido y sus fronteras. Él necesitaba escribir sin atender a un envase, en absoluta libertad.


La revista Litoral le dedicó un número especial. Era una deuda pendiente. En él esta recogida una escogida muestra de su producción escrita y de sus dibujos y pinturas. Puedes asomarte a la revista en este enlace. Disfrutarás con el amplio catálogo de temas que dibujó y sobre los que escribió. Por eso también era conocido como el gran heterodoxo.
Juan María Rodríguez lo entrevistó en el programa "Pretextos" de Canal Sur en 1988. Puedes ver la entrevista en este enlace. Pero si queréis conocer algo más sobre su trabajo pictórico os recomiendo un paseo por la exposición "Los mundos de Rafael". Y si después de dicho paseo te gustaría tener un pequeño catálogo sobre su obra puedes descargarlo en este otro enlace.
Te recomiendo tener a mano la dirección de la página web de la Fundación Rafael Pérez Estrada. En ella no sólo encontrarás más datos sobre este malagueño de culto sino información sobre las muchas actividades que organiza, entre ellas un certamen literario. 
Cerramos esta entrada con un fragmento de "Un intento urgente de autobiografía literaria" un texto publicado en la revista Litoral en el que el autor reflexiona sobre su vida y su obra. 
Esto es lo que opina sobre la brevedad:

La brevedad en poesía me recuerda la inexplicable y surrealista sensación de andar con una estrella en un zapato. Es decir, conviene a lo poético (al menos en mi caso y en este momento) esa sensación agridulce, de paladar japonés, que atribuyo a llevar una estrella en un zapato.
Manifiesto en la actualidad un interés por la expresión en el marco compartido de una emoción muy sutil, distinta incluso de lo emocionante. Elijo la emoción eléctrica a la explicativa, pues esta última exige un complicado y difícil sistema de comprensión, que obliga a quien le queremos comunicar lo inexplicable a adoptar la postura de perpetuo pensador o de
La mujer sentada de Copi. Sin embargo, la brevedad no es didáctica, lo didáctico conviene a la extensión y acaba por ser narrativo y no poético.
Hay modos de brevedad canónicos.
No me refiero a la sentencia ni al epigrama, ni siquiera al epitafio (no puedo soslayar esta frívola actitud: «Los muertos analfabetos aprenden a deletrear en los epitafios»), me estoy refiriendo al haiku y la greguería. El haiku tiene en su contra la dependencia de una forma muy frágil y a la vez muy exigente. No sólo debe sujetarse quien lo intenta a la receta de 5-7-5 sílabas, sino que habrá de proveerse de ciertas imágenes representativas del tiempo y el lugar donde se desea situar la belleza brevísima del poemilla; y tiene a su favor la capacidad de provocar inmediatas emociones, tal vez por ello muchas de mis brevedades se sostienen en el biombo de seda añeja de un haiku libre.
La greguería, más próxima a lo narrativo, depende (a posteriori, por descubrimiento crítico) de una fórmula que es como una ecuación muy tensa. A la greguería le ha sobrado prisa e ingenio, y le ha faltado la visitación del ángel de la poesía. Mas nada tengo contra lo inmediato si al hallazgo se añade esa perfección aproximativa que sólo el esfuerzo logra.
Cioran ha proclamado con urgencia la necesidad de introducir el suspiro en la economía del intelecto.
Hay unidades gramaticales y unidades de voz, que, al menos en mi caso, implican la emoción poética, o la provocan. Recuerdo haber oído en una emisión de Radio Nacional, el resultado de un jurado de hombres de letras, reunidos para decidir cuál fuera la palabra miss de nuestro idioma. La ganadora fue «alba», Sin embargo, cada uno de nosotros tiene su predilecta: ángel, espejo, arco, espada, luz, iris... son las mías. Ante ellas, la imaginación responde urgente. Mas lo terrible de estas palabras es su significado.


Y como muestra de dicha brevedad un pequeño ramo de palabras frescas:

La greguería es la idea hecha trapecio.
La luna es la imperfección de la oscuridad
La nube es el alma del algodón
La mano humedecida con la lluvia tiene tacto de arco iris
El espejo es una instantánea del río
Con el ángel caído empieza la gravedad
La radiografía del ángel es transparente
El recuerdo de Narciso es húmedo
Al unirse, los amantes hacen calco de su cuerpo.
La muerte, pececillo de plata del olvido.
Cuando el agua quiere volar se hace cascada.
¡Qué redundancia, llueve sobre el mar!
La O es un beso sin sentido

Cantaba pompas de jabón

Propuesta de escritura

1. En el taller hicimos una tarea rápida que tomamos prestada de una entrevista que Jesús Aguado le hizo al poeta y que fue publicada en el libro "El levitador y su vértigo" publicado por la editorial Calambur. Reproducimos aquí la última pregunta de dicha entrevista:

J. Por último, Rafael, me gustaría proponerte un ejercicio de imaginación que me ha inspirado la lectura de un libro de antropología. Una tribu amazónica estudiada por Marcel Sorel celebra todos los años la fiesta de «la imagen del pájaro boó». Ese día se congregan los miembros de la misma y por turnos enumeran a voz en grito las características de este ser de hecho inexistente. Cada uno se las inventa, pero levan tantos años entusiasmados con este ritual que ya nadie recuerda que se están refiriendo a un animal imaginario: todos creen saber cómo es, es decir, todos tienen experiencia del mismo (lo han visto, lo han presentido, incluso lo han cazado): nadie es consciente de que las cualidades que atribuye al pájaro boó le definen más a él que al pájaro. Gracias a este ejercicio de imaginación comunitaria, en las que todos desnudan su alma ante todos (conjurando, como en las modernas terapias de grupo, inclinaciones agresivas o meramente negativas), el grado de armonía de la tribu, afirma Sorel, es mucho mayor que el de sus vecinas, y la cohesión del grupo ante las amena-zas contra su integridad (guerras, enfermedades, misioneros, aculturación...) es casi indestructible. ¿Podrías describirme tú al pájaro boó?
R. Es un pájaro nacido del espejo y de la luz y su característica principal es que al volar no deja sombra sobre ningún territorio.

Y tal y cómo hizo Jesús Aguado con él propusimos en la sesión describir brevemente dicho pájaro.

2. Para casa el encargo fue otro: Rafael Pérez Estrada fue un gran inventor de oficios imposibles: “resucitador de rosas”, “pesador de lluvias”, “cazador de lunas”. Escribe tú también la historia de un oficio imposible. Te dejamos aquí una muestra:

Domador de sombras

También la luz en África está hecha de barro. Como un grito sólido y espeso cae sobre la plaza. En ella, el domador de sombras, un pícaro muy eficiente, muestra su arte por escasas monedas. Quién no adquiere una sombra por un precio asequible. Es fácil. El domador las dobla, cruza y empaqueta. Después, de regreso a Londres, si liberas una de estas sombras, las noches de invierno tendrán un aire exótico y las verás bailar en las paredes del salón, invitándote a volver a África.


Y estos son algunos de los trabajos recibidos hasta ahora:


El soplador de nubes

Sólo en las más altas montañas de la geografía terrestre moran los últimos sopladores de nubes. Desde tiempos ancestrales dominaban este arte milenario transmitiendo su sabiduría a las generaciones venideras. Antaño eran cuatro grandes familias: los exhaladores de las tierras del norte, expertos en la formación de grandes cúmulos de nubes; los bufadores de las cordilleras del este, quienes poseían el récord de potencia de soplido, responsables de la formación de cirros. Por otro lado estaban los resopla-estratos de las cumbres del sur, famosos por su mal genio; y por último los venteadores del oeste, autores de las mayores precipitaciones producidas.
Los sopladores de nubes competían entre sí en la escultura de atardeceres, en la talla de figuras mitológicas mullidas, o bien en la manipulación de los rayos del sol formando las más bellas escenas en los amaneceres.
Esta distribución estuvo establecida durante siglos, pero la globalización ha propiciado que los diferentes linajes establezcan lazos entres sí, dando lugar a nuevas formaciones híbridas como cirroestratos, cirrocúmulos, estratocúmulos, nimboestratos, que dibujan cielos nunca antes vistos.
Cuando los ánimos están tranquilos disfrutamos de anticiclones de preciosos cielos despejados, sin embargo, la armonía existente en tiempos pasados ha desaparecido dando lugar a términos desconocidos en muchos parajes, tales como, ciclogénesis explosiva o reventón húmedo provocando profundas preocupaciones en el mundo de la nefología.
Pero los peores fenómenos se producen cuando todas las familias se enfrentan entre sí provocando tornados e incluso huracanes si nadie media en sus conflictos.
Es por eso que propongo la creación del oficio de “terapeuta de soplador de nubes” con el fin de mediar en los enfrentamientos existentes en las distintas familias y de esta manera, podamos disfrutar de más cielos equilibrados.


El reciclador de números

No recuerdo exactamente cuál fue el primero, sin embargo todavía siento la sensación que tuve al entrar por primera vez en una administración de lotería de la mano de mi padre.
Había multitud de números abandonados en los rincones de la estancia. Sietes, ochos, cincos, ceros; había doces, quinces, y también me llamó la atención un setecientos setenta y siete.
Aquel fue el primer día que decidí recogerlos y buscarles una utilidad.
Desde entonces los regalo para buenas causas, cuando alguien necesita abrazos y solo recibe uno, le doy un ocho. Igual ocurre con los besos, las muestras de cariño, las notas de agradecimiento, la autoestima.
Tengo muchos treces, muchos onces y me faltan muchos sietes, cincos me quedan muy pocos y quince no tengo ninguno.
Cuando veo tristes a los estudiantes porque no van a llegar a la nota, les regalo un uno o un dos, porque más no sería justo.
Ahora estoy especializándome. Hago un máster donde nos enseñan a reciclar símbolos matemáticos. Son menos abundantes y más difíciles de conseguir, porque tienen mucho más poder. Así podré multiplicar las sonrisas, sumar abrazos.
Cuando aprenda a restar aprovecharé para disminuir enfados, gritos y peleas. Si veo a alguien con un ocho de enfado le restaré con un cinco; quedará un poco molesto, pero será llevadero.
La parte más difícil es la división, aunque me parece la más importante, porque quiero dividir las injusticias, la ira, la envidia, la avaricia hasta dejarlas en uno o dos como máximo.
Mi sueño sería encontrar el número Pi, pero es tan valioso, que no lo he visto nunca. Es el unicornio de los números.
Por cierto, ¿tienes algún número por ahí que te sobre? Prometo cuidarlo bien.

Max Ferlam
Grupo B


El autónomo rico

Irrisorias cuotas de la seguridad social, escaso IRPF, impuestos indirectos bajos, salarios muy inferiores al SMI…
Todo esto lo soporta (como el IVA que luego repercute) el autónomo, ese que no es un empresario empobrecido del IBEX 35. ¡Así, rico, facturando millonadas como peluquero, quiosquero, y demás privilegiados, vivo yo también! Los demás todos currando para mantener a unos autónomos tan, tan ricos que han comprado tres superpoderes.
Sus tres superpoderes, envidiados por todos los empleados: Los autónomos no necesitan vacaciones, no enferman nunca, y se jubilan mayores porque son avariciosos y quieren exprimir más y más a un sistema al que no aportan más que miseria.
En sus antípodas: asesor de ministro, pobre (pero honrado).

Javi Martín
Grupo A


Forense de conciencias

El mío es un oficio en extinción. Primero porque los cuerpos no quieren saber nada del fallecimiento de sus espíritus, menos problemas tengo, dicen, yo no te he llamado, dicen, así que por tu cuenta y riesgo; en segundo lugar, porque es muy difícil, si no imposible, detectar cuando el espíritu -el alma, la conciencia, llámenlo como quieran- ha pasado a mejor vida. Las señales son confusas: pasar horas viendo la tele sin pestañear, rellenar en bucle la última copa, oír voces en sueño locutando partidos de fútbol sin solución de continuidad; en fin, tener el corazón partido, pero aparentemente vivo, con electrocardiogramas normales, si acaso cripto latidos indetectables, etc., etc.
Como decía, es un oficio en extinción, ya vamos quedando pocos, los jóvenes no quieren saber nada, cosas de viejos, dicen, el espíritu, el alma, la conciencia, cosas pasadas de moda, antiguas, sin sentido para el presente y mucho menos para el futuro. No cotiza en bolsa, cero rentabilidad, nada que llevarse a la boca, dicen.
Yo también me siento extraño; más que superfluo, inútil, acabado. Me elevo, sobrevuelo el planeta, veo el espíritu de Gaia, que creíamos omnipotente, igualmente debatiéndose entre la vida y la muerte …
Quizá sea verdad lo que afirma la nueva especie post humana, y nuestra conciencia ya ha desaparecido en la Nueva Era de una Inteligencia Superior.
Nunca lo sabré, ¿quién puede hacer la autopsia de su propio espíritu, alma, conciencia, llámenlo como quieran?

Ignacio Aparicio
Grupo A


El robador de dioses

Tenía el alma sucia y un entrecejo siempre encrespado, allá donde iba su olor aturdía a los niños, llegó el día en que, entró, rápido miró a ambos lados y eligió...
Uno a uno fueron cayendo...ya solo quedaba el humo.

Teresa Fernández Pacheco
Grupo B


Farera de sueños

La única condición para esta encomiable tarea era que, desde la puesta de sol hasta el amanecer, no se podía dormir. Tenía que emitir dos destellos cada treinta segundos, sin tregua; algo singularmente agotador cada solsticio de invierno. Estas fulgurantes ráfagas traspasaban las espesas pesadillas y llenaban de miel los sueños del resto de los mortales. Los resplandores en la oscuridad llenaban las fuentes de oníricas siluetas, donde bebían los poetas; y colmaban de anhelos las sábanas, para los amantes de la noche. Con las primeras luces del alba, la solitaria vigía dejaba de atender el faro, pues se caía de sueño.

Jesús García Espinosa
Grupo A


Mecánico de prisas absurdas y agobios innecesarios

Lágrimas de desesperación por no llegar a tiempo a la cita con el estilista, cabreo de órdago por perder miserablemente el tiempo esperando en la cola de correos para recoger una multa, gritos de angustia al romperse la rodilla por intensificar el entrenamiento en el gimnasio creyéndose un joven de cincuenta años.
Esas son, entre otras, las prisas absurdas y agobios innecesarios que recolecto diariamente para llevarlos a mi taller mecánico. Allí las transformo en el más potente y eficaz combustible que ha existido nunca. Gasolina que alimentará el estómago agradecido de motores y turbinas; flotará por los intestinos de tornillos, cadenas y bujías de los vehículos más veloces que hayan existido nunca.
Bólidos que desafían las leyes de la física para superar incluso la velocidad de la luz y embarcarse en carreras de duración infinita, sin meta ni final. Es una competición que no está escrita en el tiempo ni tiene lugar en un espacio concreto. Lo único que se sabe con certeza es que todos los vehículos acabarán estrellados. Con muchísimo dolor veo cómo se convierten en chatarra en cuestión de milisegundos. Entre lágrimas flotan los recuerdos de los meses e incluso años que dediqué a prepararlos y convertirlos en las máquinas que fueron, criaturas que cuidé y mimé cuando estaban en mi taller.
Qué le vamos a hacer. Es parte de mi oficio, que no solo alimenta mi estómago sino también mi alma, afortunadamente, puesto que siempre fue vocacional ser mecánico de prisas absurdas y agobios innecesarios.

Maite BT
Grupo A


Atrapador de silencios

Se trata de un joven paciente, concienzudo, honrado y orgulloso de su oficio. Noctámbulo, porque en plena noche es cuando puede desempeñar con mayor éxito su trabajo.
Al atardecer, ya prepara, con mimo, su equipo: El cazamariposas y distintas botellas de cristal transparente. No necesita nada más.
Espera tranquilo a que caiga la noche y el silencio absoluto haga acto de presencia. Entonces levanta con determinación su cazamariposas y en un instante se apodera del silencio. Enseguida lo introduce en la botella de cristal más adecuada a su tamaño, coloca su tapón de rosca y lo etiqueta como es debido.
Así actúa una y otra vez, una y otra vez, hasta que comienza a clarear. Es en ese momento cuando da por terminada su tarea, hasta el día siguiente.
Cada domingo, la gente se agolpa ante su puesto en el Rastro. El género desaparece antes de media mañana.
Todos desean llevar a sus vidas, aunque sea un poquito de ese silencio.

M.L Fidalgo
Grupo C


Truncador de planes

Saqué el título hace muchos años en la Universidad de Salamanca, no sin esfuerzo puesto que había muchas materias que requerían prácticas aquí y allí a fin de conseguir detectar a tiempo para analizar, priorizar y desempeñar el trabajo necesario, utilizando toda la delicadeza de la que era capaz.
Había que actuar rápidamente porque caso a caso había urgencias en muchos casos y debía evitar las consecuencias.
Las consecuencias eran lacrimógenas, depresivas y algunas más graves
Al terminar los estudios rápidamente tuve una de las intervenciones más dolorosas por las consecuencias inmediatas donde había demasiadas personas implicadas.
Me sentí ridícula, un poco perversa, y como primer caso en el que tuve que intervenir, me dejó una huella lacrada y supe que ese tipo de decisiones no volvería a truncar y sondeé en otros territorios más jocosos.

Carmen Lazcano Urbieta
Grupo A


El restaurador de sueños interrumpidos.

-Buenos días.
-Buenos días.
- ¿Es usted el restaurador de sueños?
-El mismo que viste y calza.
-Verá usted, yo soy viuda y estuve muy unida a mi madre, que falleció hace 10 años. Hace 8 días soñé con ella, era una mujer joven y bella, pero sí, sí, ¡era ella!; con actitud algo altiva, segura de sí misma, y con esa mirada que todo lo escruta; pasé caminando cerca y ni siquiera me miró. Entonces decidí volver para reencontrarme con ella, para poder abrazarnos, para poder hablar de cuánto la quería. Y cuando caminaba radiante a su encuentro, me desperté. ¡Horror!, me desperté por un dolor en la pierna.
Intenté volver a dormirme y retomar el sueño, pero nada, nada de nada. Ni siquiera me pude dormir debido al desasosiego que me produjo el no haber concluido con aquel tan ansiado reencuentro.
-Entonces, aquí estoy dispuesta a hacer lo que sea para volver a restaurar aquel sueño.
-Perfecto, está usted en el lugar y con la persona adecuada.
-Acompáñeme a esta sala que tengo acondicionada al respecto.
Entramos en una habitación con luz tenue, en la que se escuchaba una música suave y agradable que te inducía a cierta serenidad.
-Siéntese en ese sillón, le dije a la señora. Una vez sentada y en posición cómoda, me acerqué por detrás, sujeté su cabeza con mis dos manos; con los pulgares en la región occipital y los dedos índice, medio y anular en ambos parietales, quedando los dos meñiques flotando.
Ambos cerramos nuestros ojos y esperamos que se produjera la conexión.
Esta se produce; ella se duerme y yo me meto en su sueño. Entonces lo reconduzco hasta el momento en que ella ve a su madre y permanezco en silencio. Me separo y observo como su cabeza se inclina hacia adelante, con lo que retiro mis manos y la dejo dormir.
Al cabo de 30 minutos se despierta radiante y me cuenta que ha recuperado el sueño y que pudo abrazar a su madre una vez más; pareciéndole incluso más real que en el antiguo sueño interrumpido.
Se marchó dando otra vez las gracias y dejando una buena propina.
Al cabo de unos minutos suena el timbre de la puerta y aparece un caballero preguntando por el restaurador de sueños Interrumpidos.

José Luis Fonseca
Grupo A


¿Un oficio baladí?

Nadie como él conoce el siroco, la tramontana, el levante, el ábrego, el solano y el nordés. Él es quien anota el color del céfiro cuando silba entre las agujas del pino, y su textura, su estrépito… su aroma. Escribe en su cuaderno de papel cebolla la fuerza de la galerna, la intensidad de su llanto, la tristeza de su grito…
Él, el último censador de vientos, guarda memoria de bailadores remolinos y de aromáticas brisas, de sosegadas mareas y airados cierzos.
Y sabe, con absoluta seguridad, que el día en que muera, el oficio lo hará con él y, entonces, el aire se detendrá y jamás, jamás volverá a recuperar el movimiento.

Pepe Lorenzo
Grupo B


Vigilante de sueños

Se movía por los territorios oníricos con gran soltura y era capaz de desplazarse por los sueños ajenos sin ninguna dificultad. Descubrió que poseía esta destreza cuando nació su primer hijo, el bebé lloraba mucho y las noches eran un tormento para sus padres. Realizadas varias consultas a distintos pediatras no obtuvieron respuestas concretas y mucho menos soluciones eficaces, hasta que se dio cuenta que el niño sufría pesadillas. En una de las incontables noches insomnes, sin saber cómo, logró acceder a los sueños del crio, colarse en la pesadilla y suprimir los aspectos que le atormentaban, así como introducir variantes que le tranquilizaban. Luego ensayó esta habilidad con otros miembros de su familia, y comprobó que le resultaba muy sencillo. Decidió dedicarse profesionalmente a esta tarea y, a día de hoy, es un prestigioso profesional. Nunca cedió a las tentadoras ofertas recibidas para utilizar su don en el sentido malicioso, es decir, colarse en los sueños de otras personas para producirles pesadillas y de esta manera desestabilizarles.

Sembrador de concordia

Permanecía siempre atento a los detalles que denotaban bondad, generosidad o altruismo en alguna de las personas que le rodeaban, cuando los detectaba, recogía una muestra y la llevaba a un huerto donde las sembraba y procuraba todos los cuidados necesarios para su cultivo y posterior recolección. En los últimos tiempos las cosechas no habían sido buenas debido a la escasez y mala calidad de las semillas. Se devanó los sesos tratando de encontrar un remedio para este problema y, finalmente, decidió abonar el huerto con un concentrado de empatía que resultó sumamente eficaz, también esparció por el huerto un herbicida para impedir el brote de algunas malas hierbas como los egoísmos y las intolerancias, que robaban luz y nutrientes a los sentimientos sembrados. Gracias a estos cambios las cosechas mejoraron ostensiblemente.

Jesús Pablo Pérez Matilla
Grupo B


Guía de sueños

Ayer me echaron del trabajo. En parte, me sentí aliviado: el síndrome del impostor llevaba años detrás de mí, como una sombra que no se despegaba ni un solo segundo.
Llegaba a mi oficina, me sentaba en mi mesa de despacho y empezaban a pasar clientes y clientes. Tenía una breve charla de 20 minutos con cada uno, me pagaban y se marchaban.

– Quiero montar una librería –me dijo Susana Pérez el jueves.
– Quieres, pero ¿es tu sueño? –le respondí.

Así comenzó una de las conversaciones que más me ha marcado sobre los sueños de mis clientes. No, no era su sueño. Era el de su tío, que murió dos días antes de que ella se graduara de económicas en la Universidad.
Y de manera muy sencilla, en una breve conversación, conseguí disuadir a Susana Pérez de montar una librería.
Ella salió de mi despacho, se fue a su casa, salió al balcón y saltó al vacío.
Antes, había dejado todo listo para que su hermano no tuviera que rebuscar entre sus cajones para encontrar sus papeles. La policía encontró un folio bien doblado encima de la mesa. En él Susana había dejado indicado dónde tenía sus ahorros –especificaba que había ahorrado durante diez años para montar una pequeña librería en la ciudad–; la clave de su móvil y de su correo electrónico; los papeles del seguro de decesos para que se hicieran cargo de todo; una nota escrita a mano y con letra muy cuidada: “Un ataúd cualquiera, me da igual. Quiero que me incineren así que de poco vale la caja que se va a quemar conmigo”; los números de teléfono de las personas a las que había que avisar… El último teléfono de la lista había sido escrito rápido, con las manos temblorosas y a lápiz. Al lado de los nueve dígitos aparecía escrito: “La guía de sueños”.

* * *

Hoy he ido a recoger mis cosas a la oficina y he tenido una agradable charla con mi jefe, que me ha abierto los ojos y me ha aclarado el motivo por el que sentía que estaba fallando en mi trabajo.
– Las motivaciones no son menos importantes que los sueños. Los sueños son los que nos impulsan a crecer y a ser lo que queremos ser, pero las motivaciones son lo que nos hace levantarnos cada día la cama y continuar. Las motivaciones son a corto plazo; los sueños, a largo.

MAGF
Grupo A


Creadores de bulos

Deporte con participación masiva entre los políticos, aunque yo he detectado casos aislados dentro de la familia y los amigos. El único antídoto hasta ahora eficaz es el silencio.

Luis Iglesias
Grupo B


La alfombra mágica

Entre la bruma que despiden las nubes sobre las montañas, cinceladas de sombras, atravesando frondosos bosques de laurisilva , donde apenas traspasa el sol el pensamiento, envuelto en algodón blanco, regado con lágrimas que caen no se sabe de dónde, acaso de alguna puerta que sin querer quedó abierta, o de algún alma que se quedó en el camino cuando viajaba en la alfombra mágica que se dirigía hacia el cielo.

P.G.
Grupo C


Clasificadora de sonrisas

Clasifico sonrisas por su brillo
alguna vez también por su color
me fijo en su destello, en su calor,
alguna me la guardo en el bolsillo.

Seleccionarlas es algo sencillo:
Aquella que se cuele en mi interior
y no provoque ni un leve temblor
se queda descartada en el pasillo.

La que pasa la criba la almaceno
en un estante enorme de metal
que tiene espacio libre para rato.

Alguna vez las limpio y las ordeno
pues ellas son lenguaje universal
y desde luego, el traje más barato.

Aurora Zarco
Grupo B


Comprador de sueños

Soy comprador de sueños
en color y en blanco y negro.
Con ellos ocupo los anaqueles
oxidados por el tiempo.

Los guardo y ordeno con esmero,
los de los niños sin zapatos, primero
y a continuación:
los de las mujeres sin voz.

Los de la gente corriente.
los del soldado sin convicción,
los del poeta desconocido
y los del anciano vencido.

Con estos tengo suficientes…

Para vender los tuyos
depositar en los brazos de Morfeo.
Pagará con monedas
de olvido y miedo.

Marian Pérez Benito
Grupo A


Desanudador de vendas

El protocolo de la luz

Recostado en un sillón estéril, se oye el crujir del papel camilla bajo su cuerpo y que hace el sillón más que estéril, inútil en su incomodidad. Allí, tendido bajo una luz pálida que apenas vislumbra por su dolencia, se encuentra un hombre que respira entrecortado mientras aprieta los bordes del sillón entre los puños. Cierra los ojos. A su lado a la derecha, unos dedos sumamente delgados palpan su barbilla –proceda- se escucha de manera sepulcral. La asistente pellizca el contramuslo del paciente y en mitad del grito esos dedos incisivos se introducen con agilidad por la boca sin temor a que los dientes de manera voluntaria cierren banda al enemigo. Se deslizan suave por la garganta, rasgan hasta la nuca. Un poco más arriba, rozando el cerebelo con el índice es cuando se detiene y con un giro solemne, deposita en el lóbulo occipital, su dedo corazón. El nudo se desata. Cae la venda suave como el filo de un cuchillo rozando la sien, el hombro agarrotado. Ondea hasta llegar al suelo. Se retiran los dedos de la boca que se cierra lentamente. La barbilla tiembla. Pasos que se alejan –dejémosle su tiempo, sigamos el protocolo de la luz- susurró la asistente. Una puerta que se cierra.
Recostado en un sillón estéril, tendido bajo una luz cegadora, se encuentra un hombre que llora como un niño al poder ver al fin la cruda realidad.

La venda, en el suelo, aun se mueve.

Mamen Somar
Grupo C


Jefe de Protocolo en el Reino de los Cielos

Cuando falleció, después de una vida ejemplar, en la que desempeñó durante más de cuarenta años el cargo de jefe de protocolo en diversos organismos, subió directamente al Cielo y fue a presentarse delante de San Pedro.
—Debido a la jubilación de nuestro anterior jefe de protocolo, tras cinco mil ochocientos años de servicio, hemos decidido nombrarte sucesor en el cargo —dijo, sin más preámbulos, el guardián de las llaves.
—Eternamente a su servicio —respondió, movido por su buena disposición para ser útil a los demás.
Después de una celestial toma de posesión del cargo, comenzó rápidamente a desempeñar las funciones inherentes al mismo. La etapa inicial fue muy placentera, ya que la colocación de los serafines, querubines y tronos en la primera jerarquía estaba perfectamente organizada desde el principio de los tiempos. De la misma manera, las dominaciones, virtudes y potestades en la segunda jerarquía y los principados, arcángeles y ángeles en la tercera jerarquía, tenían sus puestos, cada vez más alejados de Dios, asignados e inamovibles. Tampoco tuvo problema con la colocación, en los actos solemnes y cualquier otro evento celestial, de Jesucristo, la Virgen y los apóstoles, que tenían puestos fijos y preferentes, bien señalizados por cartelas de oro con sus nombres.
Los problemas comenzaron a surgir con la situación que deberían ocupar los santos y las almas buenas que habían llegado ya al Reino de los Cielos y la que deberían ocupar los que se iban incorporando cada día en buen número. Era muy difícil valorar los méritos celestiales para asignar a cada uno su puesto correcto. Cada llegada de nuevos admitidos producía un desplazamiento a zonas más alejadas de Dios de muchos buenos miembros celestiales con una larga trayectoria en el Reino de los Cielos, pero que se veían adelantados por la llegada de los nuevos ingresos cargados de santidad. Casos muy comentados fueron el de la madre Teresa de Calcuta, que produjo el corrimiento a peores posiciones de cuatro mil millones de santos y almas buenas de probada benignidad, y el del papa Juan Pablo II, que solo desplazó a unos cuantos centenares, que se sintieron muy molestos, si es que en el Reino de los Cielos existe ese sentimiento.
El jefe de protocolo se encontraba desbordado, perdía luminosidad y su color blanco se iba apagando por momentos. Dada la situación, el empeoramiento de esa alma buena y el incipiente “descontento” entre los pobladores del Reino, con la clarividencia propia de su categoría, San Pedro decidió relevar al jefe de protocolo con todos los honores y un ascenso en el escalafón e implantar un programa informático de probada eficacia en temas de protocolo, que resolvió el problema durante media Eternidad.

Manuel Medarde
Grupo A


Oficios que parece que no existen

Creo que hay oficios que parece que no existen, pero no es cierto. Menciono algunos: recolector de recuerdos, instructor de vagos, sazonador de insulsos, mezclador de ideas, apisonador de angustias, comparador de metáforas, distribuidor de sonrisas, visitador ético, pescador de agua…pero el que más detesto es el de cortador de alas. Los cortadores de alas abundan y se dedican a procurar que no volemos . Son enemigos de las ilusiones y de los sueños. En cuanto ven que alguien va a emprender el vuelo, ¡zas!, se acercan ( normalmente por detrás) y le cortan las alas con un par de tajos. Por eso yo creo que hay que volar alto, para que no te alcancen…

Pilar Sánchez Barbero
Grupo C


El untador de sueños

Du tarea comienza cuando se pone el Sol.
Cargado con un ligero maletín, recorre las calles, y camuflado entre las sombras , penetra en la viviendas , en los dormitorios evitando a los insomnes.
Antes de comenzar y de forma sigilosa, comprueba la temperatura y la respiración para asegurarse de que de verdad, están dormidos, momento en que de u maletín, saca la loción de los sueños, y con mucho cuidado va untando la mente, procurando no dejar ningún surco al descuido, para evitar las pesadillas....

E.R.A
Grupo B


Aromatizador de besos

Oficio noble y sutil, nacido entre el aliento vital y la memoria de la piel. No usa bálsamos dermatológicos ni sofisticados perfumes. Su arte es dar color, intensidad, textura, urgencia, pasión, encanto, magia, cosquilleo, consuelo, a los besos para transformarlos en auténticos destellos de lo absoluto.
Para lograrlo, debe hacer arqueología de la memoria, bucear en las grandezas y miserias de sus involuntarios clientes, analizar cuidadosamente sus deseos, sueños y expectativas. Su oficio es añadir inevitabilidad a todo lo que se sella con un beso: el beso amante debe contener la mezcla justa de chocolate negro, canela y frutos rojos, para intensificar el deseo; el beso afable en la mejilla ha de oler a lavanda y limoncillo; un beso tierno en la frete, a sábanas limpias y cuadernos escolares; el beso en la mano, a mediodía y zumo de pomelo; un cálido y sensual beso en el cuello requiere el Claro de Luna de Debussy junto con el aroma almizclado de los jazmines frescos; el beso de despedida, tan melancólico y viajero, debe oler a vapor ferroviario, pecho de madre y tarta de frambuesa.
Y así, en el venerable oficio de perfumar los besos, cuando paseamos nuestra soledad en tardes nubladas, algunos percibimos que el mundo huele mejor. 

Andrés García Manzano
Grupo B


El recolector de suspiros

Al despuntar el alba, Ricardo se despierta y empieza para él un nuevo día de trabajo.
Coge su mochila cargada con un libro, unos tarros de cristal y sale de casa. Se encamina a su cafetería de confianza y pide un café para llevar.
Su primera parada es un parque cercano, se sienta en un banco y comienza a leer hasta que alguien se posa a su lado.
En ese momento, coloca un tarro de cristal abierto sobre el banco y espera pacientemente a que esa persona suspire. Entonces lo atrapa y cierra el tarro que se torna en un color, cada vez distinto, dependiendo del sentimiento que entraña el suspiro recolectado. Así: la ilusión se tiñe de rojo, la inquietud de amarillo, la alegría de naranja, el anhelo de verde, la serenidad de azul, la tristeza de índigo y el desencanto de violeta.
Esta misma operación la repite en distintos escenarios, a saber: a la orilla del mar, en una cafetería, a la puerta de un cine, un teatro e incluso esperando el autobús, en un paso de peatones... Siempre alerta, siempre esperando a ver el alma de la gente transformarse en un suspiro.
Luego, en los días de lluvia se lanza a la calle y espera a que el astro sol nos honre con su presencia. Entonces, abre los tarros de cristal y libera los suspiros recolectados que, al mezclarse en el cielo, forman un bonito arcoíris provocando que la gente al verlo continúe suspirando.

Verónica. S.S.
Grupo C


Imaginador de naturaleza

Sé que mi oficio es caduco y acabará siendo enterrado por capas de cemento y alquitrán.
Eran pocos los que recordaban una época anterior, cuando el ser humano respiraba aire puro y vivía en sintonía con animales y plantas. Cada año había algún grupo que contrataba mis servicios —viejos nostálgicos de las historias que les contaban sus abuelos— para redescubrir la ciudad que habitaban.
—Esas grúas torre que rasgan las nubes ahora son jirafas en busca de acacias —dije antes de continuar con el recorrido alrededor de la megalópolis urbana.
A la pregunta de qué eran esas altas construcciones de cristal y cemento, les respondí que los más altos eran secuoyas, pero también había ceibas, cedros, pinos e incluso grandes dragos.
Justo al cruzar una de las calles —un frondoso camino atestado de arbustos y lianas— nos encontramos con un terrible tráfico. Para nuestra tranquilidad, solo se trataba de ancestrales bisontes en proceso de migración —y alguna que otra gacela sin cuernos de seguridad—.
Observaron que los semáforos eran alargados crotones y que los conos de tráfico, equináceas. Miraron al cielo, sorprendidos por los cables de alta tensión, que resultaron ser serpientes que se mordían la cola y eran demasiado vagas como para moverse.
Por último, pasada la luz del atardecer, las farolas se convirtieron en grupos de luciérnagas que alumbraban el bosque el cual dejaría de existir en cuanto yo no lo imaginara.

Mencey Guerra
Grupo A


Cargos imposibles

Solo en la soledad de mi habitación, cansado de ver en la televisión estampas de muerte y destrucción, hambruna y miseria, aquí y allá, mis párpados, cansados, querían cerrar las ventanas de sus ojos. Apagué la televisión con el mando a distancia y me acosté. Y pronto soñé con hacer un mundo mejor. Y me puse al mando de la ONU y de la OTAN, y sustituí como presidente de los EEUU al soberbio Donald Trump. Y hasta conseguí el apoyo del cielo a mis encomiables deseos. Los hombres, llenos de odio y, acaparadores de poder y riquezas, soñaban con venganzas, donde la guadaña de la muerte segaba vidas en Ucrania, en Palestina y en tantos otros lugares de este nuestro planeta llamado Tierra. Ocupé, con responsabilidad y acierto, unos cargos imposibles que solo mis sueños podían darme. Destruí todas las armas, repartí las riquezas, corregí las injusticias, ofrecí ayuda… Y hasta mi Dios quedó tan satisfecho de mi labor, que deseó mi continuidad en los cargos.
No, no quiero despertar. No debo romper mis sueños. Como decía Calderón de la Barca: “…que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”. Si es que es tan bonito soñar…

Valentín M.
Grupo C


¿Una labor de construcción etérea?

Es un artesano invisible que modela paisajes sentimentales en el vasto universo de la mente humana.
"El arquitecto de las emociones", como un jardinero de sentimientos, cultiva la alegría, poda la tristeza y siembra la esperanza en cada rincón del corazón.

Fernando Nieto
Grupo A


El Sesador de Nubes

Guarecidos en las faldas de las más altas montañas del macizo montañoso y dedicados a observar la venida de cirros, estratos, cúmulos o nimbos, viven algunos seres humanos que, gracias a su arrojo, consiguen determinar, aun a riesgo de sus vidas, el sexo de las nubes.
Son conocedores del deseo de todas ellas por perpetuarse y permanecen muy atentos al desarrollo de la orgía, en la que se entremezclan este tipo de formaciones, en sus hábitats naturales de apareamiento.
Cuando los rayos empiezan a caer sobre las faldas de las montañas, los sesadores, en el corto espacio de tiempo que tardan en llegar los atronadores gritos orgásmicos de la celestial coyunda, verifican (con un porcentaje ínfimo de error) que la nube que se encuentra debajo es de sexo femenino y que su carga negativa será atraída por el efecto imán de la carga positiva de la corteza terrestre.
A partir de ahí, el sesador enrutará las nubes femeninas para la primordial tarea de la producción de lluvia y dejará a las nubes zángano masculinas libres para vagar sin nada que hacer, hasta que surja la ocasión de reintentar una nueva procreación.
El sesador, en su terrenal ignorancia, siente envidia de la ociosidad del trueno y discrepa de la diferencia de roles que el cielo atribuye a las nubes en función de su carga eléctrica y su sexo.
Compara lo que él cree libertad celestial masculina, con la dureza de la vida del macho en la montaña, sobre todo cuando hay una familia de centauros que alimentar.
Tan solo el eco comprende la verdadera naturaleza del celeste grito y, por eso, lo difunde en rumores sucesivos para que su amenaza no caiga en el olvido.

Calgary
Grupo A


Cultivador de rocío

Cada amanecer Blas extendía sus redes de seda sobre el campo dormido. No atrapaba mariposas, ni libélulas, ni siquiera sueños, ni ilusiones sino gotas de rocío nacidas del suspiro nocturno de la tierra.
Blas, era el último cultivador de rocío, guardián del agua que aún no sabe que lo es. Pensaba que cada gota tiene un alma distinta, cada una tiene una misión que afrontar, un camino que recorrer. Antes que el sol se encendiese en el horizonte recogía las redes y las escurría en tarros de cristal, que luego vendía en el mercado semanal. No tenía muchos compradores, algún jardinero que quería flores frescas, algún viajero que no quería olvidar un territorio descubierto, algún poeta que necesitaba inspiración…
Una mañana Blas no regresó a recoger más rocío, quedaron las redes extendidas intactas y en cada hilo una gota suspendida que no evaporó jamás.

M. Pilar Sánchez
Grupo B


Oficio imposible

Se busca cambiador de luna.
Condiciones: persona alta, pero no altiva; pues debe relacionarse con estrellas.
Motivada, sistemática y muy puntual.
Se encargará del cambio exacto de las fases de la luna.
Descansará en cuarto menguante.
No necesaria experiencia, pero sí mucha ilusión e imaginación.

Ana Calvo
Taller C


Sin oficio y con beneficio

Me gustaría imaginar un mundo sin oficios, porque cualquier oficio, por imaginado y loco que sea, atrofia el cuerpo y la personalidad, como cuando se practica un solo músculo. Tener un oficio implica un proceso de especialización y, por tanto, una renuncia a la universalidad de lo humano y a su innata curiosidad.
Me gustaría que nunca nadie preguntara a un niño: ¿Qué quieres ser de mayor? Porque ser mayor no es desarrollar ningún oficio, a no ser que este sea el de inventar su vida.
Me gustaría que existiera una escuela que enseñara a las personas a ser autónomas, lo que no significa, pese a lo que se cree, ganar dinero, sino poder producir todo aquello que necesitan: construir una casa, cultivar un huerto, coser la ropa, arreglar ventanas, resolver problemas afectivos, guardar sus ganancias y ser los jueces de su vida.
Me gustaría que hubiese un mundo donde el trabajo no se comprara ni vendiera, donde no hubiera profesiones que rompieran la fraternidad del ser humano. Me gustaría que existiera un mundo donde no hubiera artistas, ni poetas, ni payasos y todos supiéramos reír y cantar nuestras canciones.
Me gustaría imaginar que todos salimos de las fábricas, donde nunca vemos, ni es nuestro, aquello que fabricamos, y volvemos a ser artesanos que dan vida en un taller pequeño a lo que necesitamos.

Julia Esther García Manzano
Grupo B


Empaquetadoras de besos

Son mujeres de mediana edad, con exquisita capacidad de observación e interpretación. Y con la suficiente experiencia para decidir si un beso es tan memorable como para ser empaquetado y conservado en el cuarto rojo de los besos. Siendo en sus inicios una profesión exclusiva del sexo femenino, cada vez son más los hombres que opositan para optar por desempeñar tan magno oficio.
Las empaquetadoras de besos, también, dependiendo de su nivel, no todas logran alcanzarlo; son las encargadas de etiquetarlos y catalogarlos por secciones. Así cuando usted vaya a buscar el beso que necesita no se lleve el equivocado. Sería nefasto desenvolver un beso erótico y lascivo, pensando en la memoria de su padre…

Eva Hernández
Grupo A


Sirena productora de perlas

Existe un oficio antiguo, ancestral, que es el de sirena. Las sirenas originales, clásicas que pueblan los siete mares y cuyo oficio es cantar. Cantar y atrapar marinos y pescadores; atraerlos con la belleza sublime de su canto y de sus largas y brillantes cabelleras del color de los corales. Atraerlos con sus voluptuosos torsos desnudos, poseedores de redondos y suaves pechos, expuestos al sol, al aire y a la espuma de las olas. Atraer a los hombres con el ondeante nado de sus fabulosas colas de pescado y sus risas cristalinas que resuenan a lo lejos, entre las notas de sus canciones imposibles.
Sin embargo, hay otro tipo de sirenas. Ese otro tipo es el de las sirenas cuyo oficio es llorar, sí, llorar para que de sus lágrimas broten perlas del mar. Estas sirenas, no son otras más que aquellas que, debido a que cayeron en la trampa seductora de algún príncipe traicionero y desmemoriado, quedaron varadas en alguna playa desierta del mundo, enredadas entre las verdes algas y el oscuro sargazo, sin sus colas de pescado y mudas. Perdidas y humilladas.
A estas pobres sirenas varadas, su padre Poseidón les otorga una segunda oportunidad, devolviéndolas a sus hogares, allá en las profundidades marinas, para dedicarse a llorar sus penas y sus amores perdidos. Les otorga una segunda oportunidad de vida, para que de sus lágrimas, bellísimas perlas broten. Estas perlas, alargadas como auténticas lágrimas, luego, serán guardadas en multicolores estuches de concha nácar y cuidadosamente escondidas entre las chimeneas submarinas, para que, algún día, un afortunado pescador de perlas las encuentre y cambie su destino de pobreza y miseria, en fortuna y riqueza.
Bello y noble oficio. 

Esperanza García
Grupo A

Greguerías. Literatura en obleas

La sesión del martes pasado con el grupo C la dedicamos a Ramón Gómez de la Serna y a sus greguerías. Pero primero hablamos del ingrediente principal de una greguería, la metáfora.
El poeta Vicente Huidrobro señaló en la conferencia “Estética moderna” pronunciada en el año 1921 en el Ateneo de Madrid:

Aparte de la significación gramatical del lenguaje, hay otra, una significación mágica, que es la única que nos interesa. Uno es el lenguaje objetivo que sirve para nombrar las cosas del mundo sin sacarlas fuera de su calidad de inventario; el otro rompe esa norma convencional y en él las palabras pierden su representación estricta para adquirir otra más profunda y como rodeada de un aura luminosa que debe elevar al lector del plano habitual y envolverlo en una atmósfera encantada.
El poeta crea fuera del mundo que existe el que debiera existir. Yo tengo derecho a querer ver una flor que anda o un rebaño de ovejas atravesando el arco iris, y el que quiera negarme este derecho o limitar el campo de mis visiones debe ser considerado un simple inepto.

El dramaturgo y narrador Quico Cadaval es quizá quien mejor ha definido qué es una metáfora:

Recuerdo que un viaje a Grecia vi un camión de transportes con el rótulo “Methaphoras Manolis”, que significa “Transportes Manolo”. Ahí entendí que la metáfora es un medio de transporte para pasar de la realidad a la fantasía. Un camión, tal vez de mudanzas, que transporta nuestra realidad a otra parte.

Pero salgamos del bosque y volvamos de nuevo al Ateno de Madrid para escuchar a Huidobro:

El poeta hace cambiar de vida a las cosas de la Naturaleza, saca con su red todo aquello que se mueve en el caos de lo innombrado, tiende hilos eléctricos entre las palabras y alumbra de repente rincones desconocidos, y todo ese mundo estalla en fantasmas inesperados.

Rafael Pérez Estada nos ofrece una explicación lírica de la metáfora. De este autor hablaremos la semana que viene en el taller:

AL LLEGAR A LA CASA vi un tigre caminar despacio y luminoso por el salón, entre los cristales de Bohemia y las cajas de porcelana Ming: «No es un tigre -se apresuró a decirme el mayordomo- ¡No lo mire, es sólo una metáfora, y los ojos de las metáforas contagian falsas emociones poéticas!

La greguería es la flor de todo lo que queda, lo que vive, lo que resiste más al descreimiento -como decía Ramón Gómez de la Serna quien las iba apuntando con tinta roja en un block de vendedor de comercio. Las greguerías, o gregues como las llamaba en la intimidad, “deben defenderse en conjunto –por eso deben ser muchas, que sean panorama no minusculería”, dice el propio Ramón.
Aprovechamos la ocasión para presentar el libro Flor de todo lo que queda, una antología de greguerías que nos encargó a Isabel Castaño y a mí la editorial Edelvives para su colección "Adarga".
El trabajo de Isabel Castaño es espléndido pues no se trata de una recopilación sin más, como en otros libros de greguerías, sino que las ha organizado por categorías temáticas, en forma de abecedario, y ha creado con todas ellas ficciones breves. El propio Gómez de la Serna afirmaba que las greguerías “deben defenderse en conjunto –por eso deben ser muchas–, que sean panorama no minusculería”,
El trabajo gráfico de Pablo Amargo, muy afín al universo de Gómez de la Serna, también es sorprendente.


Este es el texto que aparece en la contraportada del libro, o mejor aún, en la cuarta de cubierta, tal y como se define a este espacio en el lenguaje editorial:

Una noche, en mitad de un sueño, Ramón Gómez de la Serna lanzó todas sus papeles al aire y exclamó: “que los ordenen otros”. Este ejercicio de prestidigitación, digno de un autor que perfumó nuestro idioma con la nueva fragancia de las vanguardias, es el que Isabel Castaño y Raúl Vacas nos ofrecen en esta antología, donde las greguerías no solo están agrupadas por categorías temáticas sino tejidas entre sí para formar ficciones breves. 
Ramón, tildado de iconoclasta y blasfemo de las letras por algunos y de genio por la mayoría, vivió entre acontecimientos históricos de gran magnitud como el inicio de la I Guerra Mundial y la Guerra Civil española. Adscrito a la Generación de 1914 o Novecentismo, su principal legado son las greguerías. Hay quien señala que no se trata de un género como tal sino de la expresión natural y espontánea de su humor.
Las ilustraciones de Pablo Amargo, llenas de ingenio y poesía, completan un libro hecho para ver, oír, oler, tocar y gustar.

Y aquí tenéis una muestra de dos de las categorías temáticas: la P de "Profesiones" y la G de "Gastronomía":


P de profesiones
El creador guarda la llave de todos los ombligos.




I
En el fondo de los espejos hay un fotógrafo agazapado. • El rey cree que su calavera es de marfil y ningún cortesano se atreve a pronunciar la palabra «hueso». • «Hay oro en la luna», dijo el astrónomo, y comenzaron a subir como alpinistas los buscadores de oro. • El alpinista parece que tiene prisa en dar un recado a Dios. • Las monjas pasaban por el claustro como cerillas que se habían salido de la caja. • La mano que pide limosna muestra sin rubor las líneas de un destino aciago. • Usan melena el poeta, el músico, el pintor y el que da miguitas a los pájaros. • Al barrer la peluquería se mezclan todos los pelos caídos y se forma el gris verdaderamente humano.

II
Si vais a la felicidad llevad sombrilla. • La vendedora de violetas da el ramito como si nos condecorase. • La linterna del acomodador nos deja una mancha de luz en el traje. • El pianista tiene el piano lleno de papeles como si siempre estuviese en vísperas de examen. • Atacaba con tal furia las notas, que parecía tocar a cuatro manos. • La cantaora tiene voz de mujer adormecida que canta mientras la peinan. • Cuando la bailarina flamenca levanta los brazos, todos aprovecharíamos el momento para hacerle cosquillas. • El arco del violín cose, como aguja con hilo, notas y almas, almas y notas. • El amor es algo así como bordar juntos.

III
El fotógrafo nos coloca en la postura más difícil con la pretensión de que salgamos más naturales. • El gesto que hace la planchadora al acercarse la plancha a la mejilla tiene coquetería de mirarse en un espejo de mano. • La criada tiene un alma con música de acordeón. • La campesina no se pinta, pero enseña sus rojas encías al reír. • El campesino que lleva un conejo colgando de la mano lo lleva con la elegancia con que un inglés lleva un paraguas. • El jardinero invisible saca el reloj y sabe a qué hora en punto debe abrir tal flor o morir tal otra. • No tiene importancia que el cazador mate un pichón, sino que haya matado un vuelo. • ¿Qué vieron los locos para volverse locos?

IV
El hombre más seguro que hay sobre el mundo es ese que en la tarde cabalga lentamente sobre un burro. • El único que cambia de verdad la faz del planeta es el que ara modestamente el terruño. • El arador desentierra el tesoro pobre de la tierra, pero que al fin y al cabo es un tesoro. • Millonaria. Los alrededores del descote llenos de moscas de oro. • Cuando el que está arando encuentra un esqueleto parece que lo hace revivir. • Aquella mujer me miró como a un taxi desocupado. • Era una de esas mujeres peligrosísimas que nos toca la nariz con una flor. • Siete balas de rouge llevaba en la cartera para las distintas horas del día, desde el amanecer hasta la alta noche.

G de gastronomía
Lo más difícil de digerir en un banquete es la pata
de la mesa que nos ha tocado en suerte.





I
Hay mesas frías en las que lo único que tiene alguna gracia es el salero. • En el poema del menú siempre están tachados los mejores versos. • Hay especialistas en pedir el único plato que se ha acabado en el menú. • Entre el género epistolar no hay que olvidar la «carta de los vinos». • El vino blanco se olvida. El vino tinto se recuerda. • Vinos «gran reserva» quiere decir que no dirán a nadie cómo han sido mixtificados. • Me pusieron tantos cubiertos alrededor del plato, que esperé con atroz apetito la víctima de mi cirugía.

II
El que afila un cuchillo con otro en la comida del restaurante es como si se desafiase consigo mismo. • El pescado nace con el cuello abierto, como si estuviese preparado para que le degüelle el cuchillo del comilón. • El tono de las conversaciones del restaurante va subiendo hasta que parece hervir como una cazuela de mariscos. • El langostino huele a todo el mar. • Las ostras son de rústica peña por fuera, pero por dentro son de la más fina porcelana. • A la media botella de vino siempre le faltará la otra mitad.

III
Los violinistas de café reparten lonchas de jamón de violín. • Al servirnos una ración de jamón parece que nos sirven un bello crimen en lonchas. • En el vinagre está todo el mal humor del vino. • El que come patitas de cordero parece volver a cuando de niño se le caían todos los dientes de leche. • Hay una azulosidad en los huesos jóvenes de algunos animales que nos comemos que se ve que aún estaban llenos de ilusión. • El humillo de la botella de champaña recién descorchada es como el de la pistola de desafío recién disparada.

IV
Las rosquillas tienen una forma votiva, bíblica, antigua, ingenua, simpatiquísima, exquisita. • Hay unos tipos de restaurante que no miran a las mujeres de las otras mesas hasta la hora del cigarro y el café. • Elegía el puro como si eligiese una flauta en vez de un cigarro. • La única disculpa de que sea tan chica la taza de café es que preconiza la repetición: —¿Otra tacita? • Los que esperan que se vacíe una mesa en el restaurante lleno logran que nos atragantemos. • Lo más difícil de digerir en un banquete es la pata de la mesa que nos ha tocado en suerte.


Propuesta de escritura

Explicamos unas nociones sobre cómo crear una greguería. Y propusimos escribir algunas del tipo "A actúa sobre B". Un ejemplo de Ramón Gómez de la Serna: "La pulga hace guitarrista al perro"

Estos son algunos de los trabajos recibidos:


Greguerías

Diccionario es el banquillo donde esperan las palabras antes de salir a jugar un partido. 

Una mariposa es un verso que ha salido volando de un soneto titulado Primavera. 

El pitido del tren es la obertura de un concierto de adioses. 

El camello lleva en su espalda una representación de las dunas del desierto. 

El mar se pasa la vida diciendo hola.. hola.. hola…holaa. 

Los cuernos de los toros son los manillares de la Harley Davidson en la que Europa huyó de una vida aburrida junto a Zeus.

Aurora Martín
Grupo C


Las vidrieras tamizan la luz con arco iris.

Las cenefas rompen la monotonía.

La cafetera italiana eleva la esencia del café.

El pasapuré aleja los tropezones de la vida.

La radio ilumina el silencio con ondas invisibles.

El sonido del reloj delata los segundos.

Ana María Calvo
Grupo C


GREGUERÍAS

-La escalera de color, actúa como el primer paso hacia un viaje al infinito.

-Los pavos reales se han hecho republicanos.

-Cuando el Sol, la Tierra y la Luna juegan al escondite, nacen los eclipses.

-La llave maestra abre y cierra el corazón.

-Las mariquitas salen siempre de día para lucir su vestido de faralaes.

M.L. Fidalgo
Grupo C


El poeta se alimenta de sus entrañas. Los poetas veganos se convierten en acelgas para poder seguir alimentándose.

La luna y la arena juegan con las mareas todas las noches.

Diccionario quiere decir amansaburros según el de la RAE.

Nostalgia: la nostalgia nos convierte en viejos cuando se desboca.

El pitido del tren sólo sirve para divertir al maquinista las noches sin luna.

Las olas esculpen la cabellera de la mar rizada.

El hielo se derrite porque quiere ser agua. El agua se evapora porque quiere ser nube. La nube, aunque no lo quiera, se convierte en charco.

Los cuernos del toro buscan al fantasma que los tortura.

El día que la luna se compre un automóvil necesitará un seguro de lunas.

El camello tiene prisa por pasar su mercancía prohibida.

El mar se pasa la vida sosteniendo barcos cada vez mayores, de vez en cuando se traga alguno.

Las mariposas son polillas guapas.

Las mariposas convierten a las muchachas en enamoradas.

El mar recoge todas las lágrimas derramadas.

El reloj de carrillón es el pavo real de las horas.

El reloj trata de hacer todos los días iguales pero no lo consigue.

El ascensor es un tranvía sin ventanas ni asientos.

El ascensor descansa cuando le dejan.

El tiempo es un fugitivo enmascarado.

El tiempo usa el calendario como espejo-

La lluvia convierte la nube en charco.

La lluvia es un mar calado.

El amor es la antesala del desamor.

El amor es como la luna con sus fases.

Enrique Martínez
Grupo C


Greguerías lunáticas

El día que la luna se compre un automóvil, pagará un precio desorbitado.

Si la luna viaja en automóvil, el armario irá en un side-dark.

Si la luna compra un automóvil,
las llantas serán llantos,
la ruedas, serán ruedos,
los faros trajes de luces y
tendrá varios volantes.
Y claro, Federico irá de copiloto.

El automóvil que se compre la luna irá equipado con elevasoles eléctricos, funcionará con gasoluna y el depósito estará siempre lleno.

AMF
Grupo C


Gargarismos

Estas no son greguerías esto son gargarismos:
¿Se puede conocer el amor en un ascensor? Sí. Todo es cuestión de: ignorar el tiempo, el espacio y la ley de la gravedad; de no mirar el reloj escondido del móvil; de observar tus y sus zapatos mojados, la lluvia no respeta la piel; o, podéis hablar de la que se ha armado en la playa cuando El Mar ha montado en la moto. Entonces el tiempo fluye y las mariposas amorosas olvidan las pupas y el gusanillo del amor se asoma a los labios y el ascensor panorámico no para hasta llegar a las nubes.

Araceli Sebastián
Grupo C


Greguerías

La mariposa, orgullosa y burlona, aplaude las pestes que echa el hortelano. Este año su desove en el patatal ha sido un éxito.

La vida, el camión de la mudanza.

La vida, empresa de riesgos automáticos.

La muerte, una tienda anticuaria. Ahí todos los relojes están parados.

El ascensor del bloque de 12 pisos repasa las letras y los números con los niños que vuelven de la escuela.

Al tiempo se le antojó entrenarse para correr la maratón. ¡Y va tan rápido!

Un día la lluvia se dio cuenta de que era río y mar.

El Amor me sacudió el polvo y las telarañas del alma.

El acerico, el woodoo de la costurera

Marisa Sánchez
Grupo C


Cuando hacen una lazada, las manos bailan un tango.

La sonrisa de un niño es la levadura del corazón.

El final de los versos demuestra la posibilidad de los amores imposibles.

Los girasoles son las flores más frioleras, por eso buscan el sol.

En cada vendaval mueren una media de mil molinillos por estrés.

El número cinco está harto de su rima.

Elena Vicente
Grupo C

El envés

Esta semana volvimos a abrir las puertas del taller de escritura creativa. Ya había ganas después de un verano largo como un día finlandés. Intercambiamos besos y abrazos, recibimos a los nuevos alumnos con vivas y vítores y forramos los cuadernos con los mejores propósitos.
Tras una rueda de presentación entregamos la primera ficha con el título de "El envés", término con el que el escritor Álvaro Cunqueiro agrupó sus artículos publicados en El Faro de Vigo. En el trabajo "Álvaro Cunqueiro: la necesidad de informar sobre el envés de la actualidad" de Montse Mera Fernández se explica con detalle cual era el significado de Cunqueiro atribuía a esta palabra y su relación con la escritura y el modo de acercarse a la otra cara de las cosas.
Dice Cunqueiro: “Un mundo mágico es el haz del mundo, que nosotros, los pobres mortales, estamos contemplando por el envés. Mago es quien sabe leer el anverso por los hilos del reverso. En este sentido, los gallegos intentamos ser un poco magos.”


Propuesta de escritura

Tomamos prestada una de las tareas realizada con sus alumnos de Primaria por Kenneth Kock y recogida en el libro "Una hormiga es el principio de un nuevo universo". Nos sirvió para mirarnos por el haz y por el envés y reseñar las trasformaciones y cambios más significativos con el paso del tiempo. El texto de la niña Mercedes Mesen nos sirvió de inspiración:

Antes era

Antes era un escritorio pero ahora soy un lápiz
Antes era pelo pero ahora soy una cabeza
Antes era un pez pero ahora soy una niña
Antes era una persona pero ahora soy una hierba
Antes era el cielo pero ahora soy el suelo
Antes era una bailarina pero ahora soy una estatua
Antes era un cuadrado pero ahora soy un círculo
Antes era una rosa pero ahora soy una hoja
Antes era un niño pero ahora soy una mujer
Antes tenía un bebé pero ahora es un perro
Antes era una cuerda pero ahora salto
Ayer el señor Koch era un hombre pero ahora es un niño
Antes era una vaca pero ahora soy un caballo
Antes era un papel pero ahora estoy hecha de madera
Antes era grande pero ahora soy enorme

Y estos son algunos de los trabajos recibidos hasta ahora:

Antes era

Antes era un pájaro
Pero ahora soy una nube.

Antes era lluvia
pero ahora soy un árbol.

Antes era un duende
pero ahora soy un cuento.

Antes era un sueño
pero ahora soy la noche.

Antes era una estrella
pero ahora soy la luz.

Antes era el camino
pero ahora soy un laberinto.

Antes era un niño
pero ahora soy un mago.

Antes era un poeta
pero ahora soy una canción.

P.G.
Grupo C


Crecer

Antes era feliz, pero ahora sé que nunca lo fui.
Entonces, quizá, antes era una ingenua pero ahora ya no. Y si eso es lo que ocurre cuando creces, pues qué mal, ¿no?
Digamos que antes la vida era fácil, pero cada vez se va complicando más. Como cuando pasas de nivel en un videojuego, que el siguiente es más difícil porque tienes que aprender a manejar un nuevo poder, pulsar nuevos botones del mando y controlar si corres más rápido o más despacio para que no te pille el monstruo, pero para tampoco caerte por el precipicio.
Hay cosas que antes adoraba y ahora odio, ¿en eso consiste crecer? E igual, hay cosas que antes odiaba y ahora me encantan, como las verduras, que de pequeña siempre las dejaba en el borde del plato. Definitivamente, eso sí es crecer.
No tengo muy claro si este texto dice mucho de mí o si, al contrario, dice demasiado poco. Quién sabe. Creo que antes me gustaba ser un libro abierto, pero ahora cada vez me voy ce enigmática y no hablo de lo que antes adoraba, ni hablo de por qué era feliz.
Es que antes no era feliz, solo creía que lo era. Ahora sé que nunca lo he sido del todo, aunque unas veces he estado más cerca que otras. Supongo que eso nos ocurre a todos, ¿no?
Creo que la felicidad es algo instantáneo. Una cerveza en una terraza con mis amigas un jueves por la tarde, pero de repente alguien saca el tema de esa amiga que antes lo era pero ya no y toda la felicidad se esfuma. Esa alegría cuando tu jefe te ingresa la nómina pero que se volatiliza cuando tienes que pagar el alquiler y, tal como ha venido, el dinero se va. Y así con todo.
Quizá, hace años, cuando pensaba que era feliz, era porque no le daba valor a las cosas negativas que ocurrían a mi alrededor. Ahora, en cambio, tienen más valor que lo positivo.
Definitivamente, lo único bueno de crecer es empezar a comer verduras.

MAGF
Grupo A


Yo antes…

Yo antes era un lápiz; ahora, mis pasos intentan borrar los garabatos que dejó mi infancia en los adoquines del tiempo.
Yo antes era una peonza; ahora me hundo en mi sillón y contemplo, en silencio, cómo gira el mundo sin mí.
Yo antes era soldado; ahora marcho por calles vacías, suplicando que las balas aprendan a callar.
Yo antes corría bajo la lluvia; ahora la observo caer tras los cristales, como si cada gota llevara un recuerdo que ya no me pertenece.
Yo antes era un soñador; ahora apenas distingo los fragmentos de lo que anoche fui.
Yo antes guardaba secretos poemas de amor; ahora, el silencio me los devuelve uno a uno, como hojas secas en otoño.
Yo antes trasnochaba persiguiendo la felicidad; ahora desvelo mis noches pensando que mi hija ha encontrado lo que yo tanto busqué.
Yo antes tenía amigos; ahora sólo me rodean vecinos con nombres que no recuerdo.
Yo antes escribía poesía; ahora, con letra bailarina, trato de poner un punto final a mi testamento.
Yo antes perseguía el futuro; ahora camino despacio, como quien regresa de un viaje que nunca emprendió.
Yo antes era feliz; ahora… simplemente existo.

Tomás García Merino
Grupo B


Antes y Ahora

Antes jugaba al fútbol
Ahora juego al futbolín

Antes montaba en bicicleta.
Ahora monto en bicicleta estática.

Antes me bañaba en el río.
Ahora me baño en casa.

Antes protestaba mucho.
Ahora me conformo con todo.

Antes bebía agua.
Ahora bebo mosto.

Antes me gustaba la poesía
Ahora me gustan las hamburguesas.

Antes era un niño feliz
Ahora soy filósofo.

Antes era simpatizante del Real Madrid.
Ahora soy socio de Unionistas.

Luis Iglesias 
Grupo B


¿Todo cambia o no?

Antes tenía salud.
Ahora tengo enfermedades.

Antes tenía juventud.
Ahora tengo experiencia.

Antes me llevaban al pediatra.
Ahora voy al Geriatra.

Antes me lo creía todo.
Ahora no me creo nada.

Antes tenía un futuro.
Ahora tengo un pasado.

Antes veía los colores.
Ahora los siento.

Antes tenía proyectos a largo plazo.
Ahora los tengo a corto.

Antes era ágil.
Ahora soy torpe.

Antes lo recordaba todo.
Ahora no me acuerdo de casi nada.

Antes me gustaba pedalear.
Ahora ni lo intento.

Antes era ignorante.
Ahora sigo siéndolo.

Antes tenía momentos felices.
Ahora lo sigo teniendo.

Antes tenía amigos.
Todavía los mantengo.

Antes disfrutaba escuchando buena música.
Ahora lo sigo haciendo.

Antes disfrutaba con una buena comida.
Ahora lo sigo disfrutando.

Antes disfrutaba En buena compañía y con buena conversación.
Ahora lo sigo haciendo.

Antes me veía joven.
Ahora me veo viejo., aunque solo si me miro en el espejo.

José Luis Fonseca
Grupo A


Antes era antes

Antes era rubia y ahora luzco canas
Antes era inquieta y ahora vivo en calma
Antes era cobarde y ahora tengo arrojo
Antes era arrogante y ahora soy humilde
Antes era guerrera y ahora tengo paz
Antes era activa y ahora perezosa
Antes era guapa y ahora no me ven
Antes era antes y ahora es ahora
Antes era carne y ahora soy ceniza.

M. Maximina Moreno
Grupo B


Antes era… pero ahora

Antes era un gusano,
pero ahora soy una mariposa.

Antes era un supositorio,
pero ahora soy un cohete espacial.

Antes era un donnadie,
pero ahora soy un influencer.

Antes era una nube,
pero ahora soy un río.

Antes era un faraón,
pero ahora soy una momia.

Antes era la moda,
pero ahora soy vintage.

Antes era un ratón,
pero ahora soy un chip en tu cerebro.

Antes era un coche,
pero ahora soy una chatarra en un desguace.

Antes era un ovillo,
pero ahora soy un jersey de lana.

Antes era una semilla,
pero ahora soy un bosque.

Antes era unos gramos de pólvora,
pero ahora soy unos fuegos artificiales.

Antes era una esmeralda,
pero ahora soy un colibrí.

Antes era un vigilante de obras,
pero ahora soy un escalador de ochomiles.

Antes era un objeto de deseo,
pero ahora soy un objeto de deshecho.

Antes era un pato, una nutria, un castor, una gallina…
pero ahora soy un ornitorrinco.

Antes era un gourmet,
pero ahora soy Hannibal Lecter.

Antes era el Lobo Feroz,
pero ahora soy Caperucita Roja.

Antes era un prohombre,
pero ahora soy una estatua.

Antes era palabras sueltas,
pero ahora soy una poesía.

Antes era alguien que no sabía como empezar,
pero ahora soy alguien que no sabe como acabar.

Manuel Medarde
Grupo A


Despedida

Antes era el centro de tu mundo, pero ahora soy una isla perdida en el océano.
Antes era el mismo aire que respirabas, pero ahora me sientes como el viento que golpea tus postigos.
Antes era el agua mansa con la que tus pies jugaban, pero ahora me ves como un charco resecado por el sol.
Antes era la roca en que se afirmaban tus cimientos y ahora crees que no soy más que una miserable piedra en tu zapato.
Pero no me importa, ya no estoy triste porque
Antes era una alfombra bajo tus pies y ahora me veo como una bandera que flamea al viento.
Antes era un jilguero preso en tu pecho, pero ahora vuelo libre como una gaviota.
Antes era un murmullo tenue, pero ahora soy un rugido vigoroso.

Pepe Lorenzo
Grupo B


Antes era, ahora soy

Te sentía fuerte, orgulloso y casi eterno,

pero...eso era antes, cuando el tiempo pertenecía al pasado, y ahora, ahora tu mirada infinita y vulnerable, se vuelve temblor y niñez.

Antes, al atardecer regresabas, mecido por los vientos de la cantera. Ahora tu marcha lenta de pasos cansados se alejan entre arrugas como surcos del ocaso.

Antes, tu mirada cristalina de mares en reposo prometía sueños y futuros. Ahora, el gris ocaso de tus ojos lloran vacíos de vidas y lamentos.

Antes abrazabas razones, ahora suspiras confusión y desvarío.

Eran tiempos de escucha, acuerdos y verdades, pero, eso era antes. Ahora ya no, ahora, un hilo de voces inconexas se entrecruzan y abrazan como un niño, la vela de tus sueños.

Antes eras padre, ahora eres mi hijo.

Antes me dolían mis heridas y rasguños, que tú lamias fuerte y poderoso. Ahora cuando tu mente sangra en pedazos, déjame amarte en silencio como antes.

Antes era yo, ahora no sé vivir para serlo.

Antes de que sea tarde... déjame besar tus ojos, padre.

GuADAlupe
Grupo C


Antes era un jardín lleno de flores
pero ahora no luce mi color,
antes era de fuego mi interior
y ahora el frío provoca mis temblores

Antes era la musa de escritores
pero ahora no tengo resplandor,
antes era el remedio del dolor
pero ahora soy causa de temores.

Antes era un satélite encendido
pero ahora soy polvo en suspensión
que pone un tono gris en mi mirada.

Antes era lunera mi apellido
pero ahora no cantan la canción
y me siento vacía y olvidada.

Aurora Zarco
Grupo B


Abro Los descalzos, de Irazoki, por una página al azar y leo:

Sin cerezas
¿Era un hombre
el viento que acumulaba
hojas secas
sobre las lápidas?

Uno que ha pasado del envés al haz, o, propiamente dicho, del reverso al verso.
Yo planto pinos enanos en mi jardín por cada uno de mis muertos. Ahí están las raíces de mis pinos, y con ellas, sus nombres. Al revés, claro. Al pasar del derecho al revés, se les da la vuelta el nombre.
Acnalb, Arimlede, Ailito, Legna, Noñip. Acnalb es el nombre más imposible, porque imposible debió ser su muerte. Noñip mantiene su espíritu perruno y le añade un toque infantil que nunca tuvo.
Ay, el verso y el anverso. Allí estáis, en un mundo al que no pertenezco, igual que las letras solo pertenecen a una de las caras del folio.
Por ahora estoy en esta cara de la vida. Pero a veces, solo a veces, me gustaría pasearme por el filo de hoja, despacito, como una malabarista, y asomarme levemente al envés para poder llamaros por vuestros nombres: Blanca, Edelmira, Otilia, Ángel, y, por supuesto, Piñón.

Elena Vicente
Grupo C


Siempre es ahora

Yo era antes un niño asustado,
perdido a la intemperie de un camino
lleno de encrucijadas sin destino,
laberinto de sombras deslumbrado.

Yo era antes un joven angustiado,
un torpe y solitario peregrino,
sin fe para lo humano o lo divino,
sin lugar en un mundo desolado.

Ahora sé que no sé, y eso ya es algo,
de mi verdad pequeña soy testigo,
y que al sentirme yo, no estoy perdido.

Que mis actos revelan lo que valgo
aunque a veces desmientan lo que digo,
y que no seré nada, si hoy he sido.

Ignacio Aparicio
Grupo A


El antes y el ahora

Antes era otra persona pero ahora he cambiado.
Antes era una obligación ahora soy una afición.
Antes era una alumna pero ahora soy aprendiz.
Antes era una chica de polígono industrial pero ahora soy una prisma de la vida.
En fin, antes era una revolucionaria pero ahora soy un cero a la izquierda.

Araceli Sebastián
Grupo C


Antes y Ahora

Antes era campo baldío,
ahora soy humedad de trébol
jungla de colores

antes era Agnus Dei
iglesia católica,
ahora soy espíritu y canto de paloma

antes era triste lluvia de charco fría,
ahora también lloro
pero soy lluvia que germina

antes era niña sola del desamor querida,
ahora soy yo la que abrazo
a esa niña y sus heridas

antes era viento nacedor de sueños,
ahora quiero ser árbol
en mi otra vida.

I.D.
Grupo C


Antes era

Antes era… Antes, antes era, antes fui tantas cosas.
Era tu ojos, tu risa, tu deseo. Era tu sueño, tu espera, tu ansias. Algoritmo de tus fantasías, sospecha, suspicacia de tus enemigos. Tus canas plateadas revueltas entre tus sábanas, antes era.
Era, antes era, tu delirio alcoholizado, ese sueño que mirabas entre los reflejos de los cubos de hielo de tu vaso de cristal cortado, rebosante de whisky añejo, entibiándose entre tus dedos.
Antes era ese deseo al despertar tus mañanas, al aclarar la luz de tus días, fría y silenciosa. Era ese pensamiento lejano, más allá de los mares, más allá de los montes, los llanos y las fronteras.
Antes era.
Antes era tu hambre, tu hambre. Antes era.
Pero ahora, ahora soy esta reivindicación de la nada, del poder vacío, de la soledad. Mujer enpoderada, libre; ombligo del mundo. Ombligo que se mira a sí mismo, que se celebra a solas sus cumpleaños con rosas y champagne.
Recuerdos, pasado, letras y silencio.
Antes era, pero ahora soy…Ya lo ves cariño…

Esperanza García
Grupo A


Antes era una joya deslumbrante, ahora soy una baratija sin valor.
Antes soñaba imposibles, ahora duermo realidades.
Antes era una liebre, ahora soy una tortuga.
Antes pintaba paredes, ahora embadurno hojas.
Antes era una hormiga, ahora soy una cigarra.
Antes escribía un poco, ahora ni en sueños garabateo.
Antes era una currita espabilada, ahora envejezco en silencio.
Antes vivía con ganas, ahora vegeto.
Antes era la Maga, ahora soy un esperpento.
Antes sonreía, ahora lagrimeo.
Antes tenía un amante, ahora, sin él, muero.

JB
Grupo C


Antes era funcionario pero ahora soy jubilado.

Antes era un caracol, pero ahora soy una liebre. Antes era un avestruz, pero ahora soy un correcaminos. Antes era un conejo, pero ahora soy un coyote. Antes era un ratón, pero ahora soy un perro. Antes era un lobo pero ahora soy la abuela de Blancanieves. Antes era un príncipe azul, ahora soy una manzana roja. Antes era un sicómoro, pero ahora soy una tomatera. Antes era un pitufo, pero ahora hoy una inspectora de Hacienda. Antes era un peligroso hipopótamo, pero ahora soy un lindo gatito. Antes era un bosque respetable, ahora soy la maldita Warner con acciones de Disney.

Antes era un celta britano, pero ahora soy un ciudadano romano. Antes era un salvaje germano pero ahora soy amigo romano. Antes era un imperio, pero ahora soy el after de todos los barbaros. Antes yo. Bizancio era un villorrio, pero ahora soy la capital de los restos del Imperio en Oriente. Antes era una ciudad, pero ahora soy una ruina. Antes era la capital más pagana, pero ahora soy la sede de la Cristiandad.

Antes era un estudiante de derecho, pero ahora soy empleado en Mercadona. Antes era un estudiante de Medicina, ahora soy fotocopiador a tiempo parcial. Antes era un estudiante de Periodismo con un pendiente en la oreja, ahora soy un ¿feliz? poeta-. Antes era dueño de un bar, ahora soy barrendero. Antes era ingeniero ahora soy un parado profesional.

Antes era oruga, pero ahora soy mariposa. Antes era mariposa pero ahora soy escritora en un taller donde lo que antes eran piedras de cantera ahoran son bivalvos de papel.

Javi Martín
Grupo A


Antes y ahora

Antes era un nido, pero ahora soy un abrigo de pana.
Antes era un libro de cuentos, pero ahora soy un calendario.
Antes era un correcaminos, pero ahora soy un caracol.
Antes era un paraguas de floripondios, pero ahora soy una sombrilla.
Antes era una orquídea, pero ahora soy un geranio.
Antes era un cofre, pero ahora soy una cesta con asas.
Antes era una sardina, pero ahora soy una sirena.
Antes era la segunda o la tercera, pero ahora soy la primera.

M.L.Fidalgo
Grupo C


Metamorfosis

Antes era futuro, ahora soy pasado.
Antes era eco, ahora soy voz.
Antes era destino, ahora soy camino.
Antes era río, ahora un lago tranquilo.
Antes era montaña, ahora soy cascada.
Antes era muralla, ahora soy ventana.
Antes era noche, ahora soy alborada.
Antes era semilla, ahora soy espiga.
Antes era arcilla, ahora soy barro
y barro seré,
hasta que me cubran de mármol
adornado con crisantemos blancos.

Marian Pérez Benito
Grupo A


Ahora

Antes era soñadora
Ahora cumplo sueños
Antes era miedosa
ahora a veces doy miedo
Antes firmaba la paz
Ahora soy combativa
Antes era prometedora
Ahora ya “ no prometo nada”
Antes me daba hostias
Ahora soy yo la hostia
Antes tenía pájaros en la cabeza
Ahora los llamo por su nombre
Antes era un tormento
Ahora soy más de extasis
Antes yo era una joven con futuro
Ahora no tengo edad pero tengo presente
Ahora que sé lo que significa el tiempo
ya no lo pierdo como Antes

AMF
Grupo C


Antes era... pero ahora

Antes era burbuja pero ahora soy pompa de jabón… sigo tan efímera.
Antes era “palabras a borbotones” pero ahora soy un “saquito de letras”. Agitar antes de usar.
Antes era llanura pero ahora soy montaña. ¿O tal vez sea al revés…? Meditarlo en la orilla.
Ahora soy metro pero antes era transportador. Salirse de la regla para bailar de ángulo en ángulo. (Retomar).
Antes era Caperucita pero ahora soy el bosque… lo importante es seguir en el cuento.

Eva Hernández
Grupo A


Antes era

Antes era un océano pero ahora soy un mar de dudas
Antes era un soñador pero ahora tengo pesadillas
Antes era todo amor pero ahora tengo muchos dolores
Antes era un halcón pero ahora soy un topo
Antes era gordo pero ahora también
Antes era todo ilusión pero ahora soy espejos rotos
Antes era una vida sin fin pero ahora cuento los días
Antes era una gran coraza pero ahora soy corazón
Antes era fuego pero ahora solo quedan brasas
Antes caminaba con la luna pero ahora me gusta más el sol
Antes era de gatos pero ahora amo a los perros
Antes no tenía miedos pero ahora no tengo donde meterlos
Antes creía pero ahora no sé
Antes no era yo pero ahora no seré
Antes era antes pero ahora, ahora ya es antes
Antes es un pasado infinito pero ahora era un diminuto momento que se esfumó.
Antes este texto era muy breve pero ahora quizá es muy extenso

Máximo Fernández
Grupo B


El envés de la vida

Hija mía, ha pasado mucho tiempo desde que nos dejaste, y mi cara llena de arrugas reflejan mi dolor. Es aquí, en este lado de tu sepultura que visito cada día, donde ha encontrado sentido mi existencia. Hemos hablado mucho, -bueno siempre yo-. Pero con tu silencio, has apaciguado mis reproches, consolado mis lamentaciones y reforzado mi fe perdida. Me das las fuerzas que necesito para ahuyentar de mi mente el deseo apremiante de estar ahí contigo, en ese lado

Hoy mi niña, -le dijo con voz temblorosa-, tengo algo importante que contarte. Mi ausencia de estos días tiene una explicación. ¿Recuerdas los extraños temblores que he sufrido estos últimos meses? Siempre te dije que no te preocupases, que eran la consecuencia del frio que sentía por la humedad de este lugar. Pero lo que nunca te conté, es que sin saber el motivo, comenzaba a sentir mucho miedo, y un torbellino de oscuridad me rodeaba y me ahogaba hasta hacerme perder el conocimiento. Para mí lo importante era que al despertarme seguía aquí contigo. El último mareo me sucedió estando con papá y muy asustado llamó a los de urgencias.

Hija, tranquila que me encuentro bien. Me han diagnosticado pequeños infartos. Es posible, según ellos, que sean producidos por estrés, y lo relacionan con la emoción que me produce visitarte. Pero mi corazón ya late al ritmo normal, y tú eres mi medicina.

Te quito las flores secas de estos días que no he venido y te dejo esta rosa roja de tela, que ayer hice para ti.

Besó la lápida y sin volver la vista atrás se fue. Pero hoy por primera vez al alejarse sintió su despedida”

Mari Nieves García García
Grupo C


El eco susurrante de la nada

Antes de ser siquiera una intención,
o el designio de un ardiente desvarío
por el que amantes, siguiendo su albedrío,
me arrastraron a la vida en su pasión.

Pude ser estribillo de canción,
una escarcha amamantada de rocío,
la calima polvorienta del estío
o el trino melodioso de un gorrión.

Ahora que carne y piel son mi atavío
y no es etérea ya mi condición,
percibo la realidad con cierto hastío

Si al venir, quise aceptar el desafío
de apurar varias vidas con fruición,
¿por qué siento añoranza del vacío?

Calgari
Grupo A


Mudanzas

Antes era.
Antes era armonía.
Antes era mariposa, ahora soy carbonero.
Antes era dídola, pídola, pon; ahora soy ¿dónde están las llaves?
Antes era grafito, ahora me desnudo en palabras al viento.
Antes era peonza, ahora giro lentamente en las últimas vueltas.
Antes era amarillo, ahora pinto los pájaros al vuelo.
Antes era inocencia, ahora detesto la maldad gratuita.
Antes era sopa de fideos, ahora me atraganto con los pomelos.
Antes era ceniza, ahora mi incredulidad mastica las eternas dudas.
Antes me podía la timidez, ahora navego con osadía por mis sentimientos.
Antes era pámpano de las acacias, ahora soy drupa de los magnolios.
Antes era volcán, ahora escondo mi deseo por el cemento.
Antes tenía pánico a la sangre, ahora sufro con las heridas sin cerrar.
Antes era pico, zorro, zaina; ahora aguanto las embestidas de mis coetáneos.
Antes era azahar, ahora me apesta el hedor de los sin voz.
Ahora soy minúsculo, antes era pequeño.
Ahora soy tolerante.
Ahora soy.

Jesús García Espinosa
Grupo A


Conclusión concluyente

Antes era arrecife,
ahora soy arena...

Antes era lluvia,
ahorra soy rocío...

Antes era crisálida,
ahora soy vuelo enlentecido...

Antes era estrella de mar común,
ahora soy estrella cometa...

Antes era cenit,
ahora soy ocaso...

Antes era ERA, tiempo de sueños,
ahora soy un trozo de ÉPOCA, pero ya despierta.

Miriam García Cabrera
Grupo A


Reencarnación

Antes fui la nada y ahora, casi nada
Antes, nadador y ahora, caminante
Antes, hijo y ya no
Antes, hermano y ahora, también
Fui amigo y continúo, a pesar de algunas bajas
Fui amante y ahora amo de otra forma
Viví una vida, después otra y ahora, la enésima
Por eso creo en la reencarnación
He vivido muchas vidas y espero que aún me queden algunas por vivir
Antes no llovía pero ahora llueve.

Enrique Martínez
Grupo C


Antes era antes
pero ahora sigue siendo antes,
ahora es antes y después,
pero ahora no es ahora;
antes fui gestación derruida,
pero ahora soy un intento de hombre;
antes fui infancia huida,
pero ahora huyo de mi nombre;
antes fui cría sin guía,
pero ahora el amor es mi lumbre;
antes me partió tu partida,
pero ahora la ausencia es costumbre;
antes fui conciencia perdida,
pero ahora observo su herrumbre;
antes caída y caída,
pero ahora supero el derrumbe;
antes abismo suicida,
pero ahora miro a la cumbre.

Carpe Diem; nunca hubo una verdad mayor. Suele ocurrir con los tópicos. Vivir el ahora es un sueño imposible para muchos. El “antes” tiene un vagido infinito, una ponzoña que gesta a los mayores monstruos de mi mente. Antes viví pensando en el futuro, mecido por la incertidumbre en un vaivén conversacional con la famosa bilis negra; pero ahora vivo con monólogos internos donde el pasado ha envejecido mal, con mucho odio y amargura, con una cadera lastrada y una ceguera reduccionista.

No obstante, este viejo carcamal se levanta puntualmente a las ocho de la mañana y se propone recordarme los errores que he cometido, atormentando una cabeza ya llena de pájaros. Antes, se me salían las palabras por la boca; pero ahora me cuesta regurgitar en busca de alguna frase ingeniosa. Mi esófago se ha vuelto sibarita y no permite que me desahogue con cualquier cosa. Por eso, ahora me es más fácil no decir nada: no puedo juzgar la calidad de lo que no digo. Lo que no digo tiene la posibilidad de ser bueno. Lo que no digo descansa en el interior de mi estómago, aferrado a las paredes de mis intestinos mientras huye de los jugos gástricos.

Antes, cada verso era una creación mágica y cada poema se convertía en un orgullo —la felicidad del ignorante—; pero ahora, ahora solo soy un hombre que agota sus palabras.

Mencey Guerra
Grupo A


“Contrastes entre el pasado y el presente”

Antes era todo más lento.
Pero ahora ocurre en un abrir y cerrar de ojos.

Antes era la comunicación cara a cara.
Pero ahora se da a través de pantallas.

Antes era escribir cartas a mano.
Pero ahora los mensajes vuelan.

Antes eran los viajes una odisea.
Pero ahora los hacemos en pocas horas.

Antes era la música en vinilos.
Pero ahora se transmite en streaming.

Antes eran las fotos en papel.
Pero ahora las compartimos inmediatamente.

Antes eran las compras en tiendas.
Pero ahora se hacen las compras online.

Antes era el entretenimiento en teatros y cines.
Pero ahora lo tenemos en casa a la carta.

Antes eran las reuniones cara a cara.
Pero ahora se hacen a través de videollamadas.

Antes eran los juegos de los niños en la calle.
Pero ahora juegan con dispositivos electrónicos.

Antes eran las mujeres amas de casa.
Pero ahora tienen un rol muy distinto.

Antes eran las ciudades más pequeñas.
Pero ahora son metrópolis bulliciosas.

Antes eran trabajos más manuales.
Pero ahora se hacen con más tecnología.

Fernando Nieto
Grupo A


Antes era

Antes era camino, pero ahora soy huella
Antes era futuro, pero ahora soy pasado
Antes amaba la utopía, pero ahora me abraza el desencanto

Antes era cuaderno, pero ahora soy lápiz
Antes era horizonte, pero ahora soy mirada
Antes era el viento, pero ahora soy la rama.
Antes era caballo, ahora soy montura

Antes era paisaje, pero ahora soy cielo
Antes era tierra, pero ahora soy viento
Antes pensaba deprisa, pero ahora camino despacio
Antes era fuego, pero ahora solo frío

Gabriel Risco
Grupo C


Antes era/pero ahora

Antes era el que dominaba el mundo. Conducía con mano regia la nación más poderosa de la Tierra. Con un pequeño gesto era capaz de que millones de humanos se postraran ante mis pies.

Antes mi imagen difundida en píxeles y ondas electromagnéticas era ensalzada e incluso adulada. Mis palabras, metálicos sonidos comprimidos, provocaban el gozo infinito de mis innumerables admiradores y el ruido humillantes de las vergonzosas respuestas de mis rivales.

Antes, con un único y huidizo movimiento de ceja, cientos de seguidores, qué digo cientos ¡miles de seguidores! Ocupaban las calles coreando a la par mi nombre. Tomaban las armas, se enfrentaban a poderosos ejércitos y asaltaban capitolios solo para que yo pudiera seguir reinando sobre ellos. Almas insulsas en cuerpos anónimos, implorando mis discursos, absorbiendo mi odio, lamiendo el polvo detrás de mis pies mientras avanzan babeando detrás de mí.

Pero ahora soy yo el que babea. Por todo mi cuerpo, además. Me retuerzo entre arenas putrefactas plagadas de bacilos y detritus, restos de excrementos, cuerpos en descomposición y basuras.

Ahora deambulo ciego girando continuamente de forma absurda mientras abro pequeños túneles para que minúsculas motas de aire alcancen las raíces de las plantas.

Ahora, además, sé lo que es el miedo, algo que desconocía en mi vida anterior. Permanezco hundido en las entrañas de la tierra porque temo que el pico de un pájaro sarnoso me agarre sin contemplaciones para que sus crías me devoren. Huyo impotente de ratones y topos que me absorberán hasta quedarme yo atrapado en sus lúgubres intestinos.

Ahora sé que acabaré mis días aplastado bajo el zapato de una de esas almas insignificantes y desamparadas que ansiaban mi dominio. Triste y miserable final para alguien que lo consiguió todo, cuyo poder no tenía límites y su alargada sombra asomaba por cualquier rincón del planeta.

Antes era un dios en la Tierra. Ahora el Karma me mira con una sonrisa mordaz, señalándome directamente para que el Destino se carcajee abiertamente en mi cara.

Maite Bustos
Grupo A


El viaje a mañana

Antes era almohada ahora soy manta
Antes era mineral ahora soy recurso
Antes era tapia ahora me ajusto
Antes era corazón ahora cuido el corazón
Antes era soñadora ahora sigo viajando
Antes era cuadrícula ahora quiero redondear picos
Antes era oído ahora soy boca
Antes era mayor ahora soy joven
Antes era bolígrafo ahora soy lápiz
Antes regalaba tiempo ahora soy relojera
Antes era ojos ahora soy miope
Antes era babosa ahora soy caracol
Antes era ventana ahora soy puerta verde
Antes era mano ahora soy palma
Antes era libro ahora soy paleta
Antes era errante ahora quiero clavo
Antes era pública ahora quiero vivir
Antes era sandía ahora quiero ser plátano
Antes era válida ahora soy mi valía
Antes era liebre ahora soy libre
Antes era aprendiz ahora soy artista
Antes era casera ahora soy mundial
Antes era conformista ahora soy sibarita
Antes era estatua ahora soy Adán

L.V
Grupo B


Antes...ahora

Antes era afortunado cuando la sirena de la escuela sonaba por las mañanas, ahora corro despavorido cuando la escucho porque sé que no hay tiempo que perder.
Antes el cielo era de todos, ahora es de los drones y misiles y está ennegrecido por las bombas.
Antes tenía 5 años y era un niño, ahora tengo 6 y soy un despojo humano.
Antes caminaba siempre acompañado, ahora siento mi vida a la intemperie.
Antes tenía hogar, padres, parientes y amigos, ahora estoy solo, herido y desvalido.
Antes mi madre me cuidaba como a un niño, ahora cuido yo de mis hermanos pequeños y vecinos.
Antes me levantaba en busca de alimento, ahora me desplazo a diario de lugar para evitar que me maten en el intento.
Antes era feliz porque era un niño, ahora sé que nunca lo seré porque no hay nada hermoso en mi camino, sólo basura, escombros y deshechos.
Antes no nos conocía el mundo, ahora nos conocen y nos ignoran por completo.
Antes creía en un mundo humanizado, ahora en un mundo otorgando medallas al asesino y la indecencia.
Antes tenía muchos sueños y un horizonte lejano, ahora tengo la mirada corta y un solo sueño, tener tiempo para crecer.
Antes hacía muchas preguntas a mi madre, ahora me hago una sola, por qué tanto sufrimiento.

Elvira Callejo
Grupo C