Vida y ficción

Comenzamos una nueva edición del Taller de Escritura Creativa de la Biblioteca Pública de la Casa de las Conchas

Dice Benjamín Prado que "los poemas son huellas digitales: una mezcla de tinta y personas asustadas". El inicio del taller de escritura creativa también encaja en ese aforismo. En ambas sesiones había caras conocidas -algunas llevan años en el taller- y otras nuevas y asustadas. Por qué se abrazan tanto, cómo es que muchos se conocen, no será una congregación secreta -pensarían tal vez. Siempre hemos hecho gala de la buena sintonía que se crea en el taller. Esa complicidad y cariño nace de una pasión compartida por la tinta y la escritura pero se escribe en el día a día. Somos ante todo un grupo que comparte con generosidad palabras y emociones. Ese es un nudo firme y duradero.

Ayer hablamos sobre las razones que nos mueven para escribir, del humus que encontramos en la literatura, de qué expectativas ponemos en las palabras, de los libros que son faro y guía, de los autores de los que aprendemos y nos marcaron, de nuestro lugar ante el papel. Y lo hicimos jugando. Fue una sencilla y breve carta de presentación, o de navegación.

Tan importante como escribir es saber qué hay en ese deseo o en esa aspiración y eso lo cuentan muy bien en este documental, Vida y ficción, proyecto que dirigió José Ovejero, dieciséis escritores, hombres y mujeres que no conciben la vida sin la escritura y sin la literatura. En el artículo titulado "Los escritores y sus razones" podéis conocer más detalles sobre este documental que presentamos aquí.

Prestemos atención a sus palabras porque después, seremos nosotros quiénes tendremos que buscar las propias para explicar nuestras razones para la escritura. Esa será la primera tarea de este curso que promete ser divertido y creativo.






Dejamos por aquí un par de textos que tal vez nos ayuden con esa reflexión. El primero es del poeta Óscar Hahn, el segundo de Bukowski y el último de un fragmento de un poema de Chantal Maillard:

¿Por qué escribe usted?

Porque el fantasma porque ayer porque hoy
porque mañana porque sí porque no
Porque el principio porque la bestia porque el fin
porque la bomba porque el medio porque el jardín

Porque góngora porque la tierra porque el sol
porque san juan porque la luna porque rimbaud
Porque el claro porque la sangre porque el papel
porque la carne porque la tinta porque la piel

Porque la noche porque me odio porque la luz
porque el infierno porque el cielo porque tú
Porque casi porque nada porque la sed
porque el amor porque el grito porque no sé

Porque la muerte porque apenas porque más
porque algún día porque todos porque quizás


¿Así que quieres ser escritor?

Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo, / no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas, / no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
o clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras, / no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama, / no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez, / no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leérselo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.
No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,/ no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.


escribir

para decir el grito
para arrancarlo
para convertirlo
para transformarlo
para desmenuzarlo
para eliminarlo
escribir el dolor
para proyectarlo
para actuar sobre él con la palabra [...]

escribir para curar
escribir para guarecerse
escribir como si cerrase los ojos
para no cerrarlos
para mover la mano y seguir su curso
para sentirse viva
AÚN
para aplazar la angustia
como simulación
para guiar la mente y que no se desboque
para controlar lo controlable

escribir

como quien deja la luz encendida
y duerme de pie sobre sí mismo
para saldar las cuentas con el miedo

escribir
para reorganizar

escribir
sin hacer concesiones

escribir
como quien des-espera
para cauterizar
para tomarle las medidas al miedo
para conjurar
para morder de nuevo el anzuelo de la vida
para no claudicar

escribir
para apuntar al blanco [...]


Y estos son los trabajos presentados:


Soneto de por qué escribo

A las bravas me manda Raúl Vacas
que explique escuetamente por qué escribo,
espinosa cuestión para este vivo
de magro argumentar e ideas flacas.

Veré qué he de decir, mas no concibo
en testa tan rellena de maracas
y graznidos histriónicos de urracas,
respuesta que se juzgue de recibo.

Imploremos silencio y preguntemos
el por qué de mis versos y mis prosas
al genio que hay detrás de mis escritos...

¡Vale ya!, que entendido bien lo hemos:
"escribes -dice el genio-, entre otras cosas,
porque yo te lo estoy pidiendo a gritos".

Óscar Martín
Grupo A


Tengo últimamente demasiadas razones por las que siento la necesidad de escribir. Relacionadas con la vida, con el tiempo, con tu paso, con tu ausencia o falta. Me faltas. Me faltas para estar conmigo misma. Relacionadas con la asfixia, el desahogo, las atmósferas, que tanto pesan, como cuando estoy bajo el agua a solas con el mar; con el duelo. Con la vida. Con la víscera. Pero quizás sea demasiado pronto para hablar sobre ellas. Un tal Lihn se lo preguntó en pasado, otros toman pildoritas. Vamos a ir probando.

Libertad Luengo
Grupo A


Razones

Sostiene Fernando Royuela que escribir es una forma de reinterpretar la realidad. Manuel Vilas en cambio practica la escritura «... con la idea de hacer valer un poco mi propio yo». Para Rafael Reig, «Escribir es un acto rebelde e insurrecto». En el caso de Juan Carlos Méndez Guédez es distinto, a él le atrae mezclar y congregar diferentes lugares y épocas. Andrés Neuman opina que la ficción es un atajo entre el pasado y el presente. Si hemos de creer a Juan Gabriel Vásquez, «Con la literatura protegemos la memoria colectiva». Los personajes a Sara Mesa le ayudan a comprender cosas de sí misma, lo cual siempre es positivo. «Por ser el masoquista que uno lleva dentro», admite Wole Soyinka. Para Elivira Lindo, el escribir es «Una forma de existencia», nada menos. También se escribe por amor, por miedo al amor, por desgarro, como Anna Ajmatova. O por amor a las musas, como Shakespeare. Y confiesa Ovejero, un poco en solemne, que él «... ya no concibe la vida sin la escritura». A ver quién es el más ingenioso, ya ves.

Son mil y una las razones que pueden mover a uno a escribir, y todas ellas resultan válidas para Sergio Menar. Todas, y alguna más de añadido. Por ejemplo, en la tarjeta color salmón que les dieron aquel principio de curso en el taller de escritura, él puso: «Para vivir más». Y así era, y esa misma filosofía le siguió animando. Hasta el día en que le dio aquella pereza tan tonta.

Sergio Menar siempre fue memorioso, amigo de navegar el océano de sus recuerdos. Ahora también. Ahora incluso, —con más tiempo libre, con esa paz a lo peor excesiva que se respira en su nuevo entorno—, lo hace con mayor detenimiento. Rosa Montero asegura: «... mientras escribes, la muerte no existe». Pero nada nos cuenta de qué pasa cuando no escribes, ahí no anduvo fina la de Madrid. Sergio Menar, decíamos, continúa disfrutando con su rememorar. Ahora sin que nada ni nadie interfiera en sus meditaciones. Arriba del todo, en la losa de granito (y aunque no fuese él un estudioso del estilo, eso hay que dejarlo a los poetas), luce grabado el epitafio quizá más ocurrente de todo el cementerio.

Pascual Martín 
Grupo B


¿Esto es escribir? No lo sé

Desciendo la escalinata hasta las caballerizas. Paso revista a cada una de las cuadras. Elijo a Pegasus, un corcel color perla, fuerte, ligero y con carácter. Ya nos conocemos. El mozo le ajusta la silla de montar, abandonamos el castillo por la puerta sur. Al final del puente tomamos la senda que conduce hasta los acantilados. Es una mañana despejada, un poco de brisa, pero agradable. Poco a poco le voy exigiendo más velocidad, responde con presteza. Enseguida el trote se convierte en un galope uniforme. Vuelvo a exigirle un poco más. La velocidad va en aumento. Nos estamos acercando a los acantilados. Parece que ahora marca él el ritmo, la velocidad va en aumento, agarro con firmeza las riendas. Intento obligarle a reducir el galope. No responde. El acantilado está demasiado cerca y no se detiene. Esto es el final. Justo en el borde Pegasus da un salto. Unas pequeñas piedras se precipitan al fondo de la pared. La vista desde aquí me estremece. Pegasus extiende sus espléndidas alas y comienza un suave descenso hacia la superficie del mar. Casi puedo tocar la espuma de las olas, esto es maravilloso. Mi teléfono vibra sobre el escritorio. Dejo la pluma sobre el papel. La realidad entra sin llamar, pero mi imaginación sabe esperar su momento.

Tomás García Merino
Grupo B



La literatura en mi vida

Alimento de infancia para siempre,
espacios nuevos de la soledad
voces de ayer que las verdades dicen.

Oír con los ojos a los mejores
que enseñan los misterios de este mundo,
las pasiones y duelos acompañan,
y nuevos mundos brotan en silencio,
y en un vuelo del alma me arrebatan.

Cuando la vida falla ella no falla,
las palabras nos dicen lo que somos,
ofrecen lo sabroso de la vida,
útil y dulce siempre ha sido ella,
de mis pozos traga la oscuridad,
lo que no nace surge en el papel,
por eso te elegí, mi poesía,
sobre la hierba un libro y eso basta.

Emilia González
Grupo B


Es beber agua cuando tienes sed
Dar calor a mis huesos y color a mi piel
Es reír entre líneas
Y llorar y reír
Volverme translúcida, y ser medusa
Navegar entre mundos
Universos paralelos
Y morir y vivir

Ángela Mayor
Grupo A


¿Por qué escribo?

Hace algunos años intenté responder a esa pregunta. A explicar por qué nace ese bullicio en mi interior que me angustia y no me deja tranquilo hasta que no plasmo sobre el papel las palabras que manan hacia afuera. En la búsqueda de la respuesta escribí: “Y el sol, que bello y hermoso es nacer, volar entre las flores, navegar hacia exóticos mundos y escuchar la vida de los humanos mientras miro la luna, la paz entregada. Quiero contar historias de lluvias y tormentas, de amistades que se encuentran, del sonido de los ángeles, de flores que respiran, de mi alma que sueña. Quiero visitar las estrellas, bosques de perfumes que abrigan esperanzas, abrazar a los árboles. ¡Qué vida más llena de deseos! El viento ya se acerca y los pájaros quieren dormir al abrigo de unas manos con olor a perdón. Caminos, sendas escondidas. El universo entero llora y empieza a llover... ¡Cómo me gusta escribir!”. Tal vez siga sin la respuesta.

Jaume Castejón
Grupo B


“Yo no soy escritor”
LA GACETA REGIONAL.

En la tarde de ayer tuvimos la suerte de toparnos en la feria del libro con el esquivo escritor Adal L. White. Lo abordamos y, no sin cierta renuencia, aceptó contestarnos algunas preguntas.

P. ¿Qué es la literatura?
R. ¿Cree que yo puedo responder a eso?

P. Por supuesto.
R. Yo creo que no, pero voy a darle mi visión personal. Para mí es la conexión entre dos universos…

P. ¿Y?
R. Sí. Abrir un libro es entrar en un mundo desconocido que, al contacto con el propio universo del lector irá encarnándose y adquiriendo una existencia real. Cuanto mayor sea ese contacto más sentido tendrá la obra para el lector. Y, por el contrario, si ambos mundos se mantienen distantes el libro caerá por el abismo del aburrimiento y la insignificancia.

P. ¿Y desde la perspectiva del escritor? R. También, muchacho, también. Cuando se concibe una obra se está pergeñando un universo que solo logrará suficiente significación si está sustanciado por las experiencias propias del autor. La obra será más relevante cuanto más universo personal se inscriba dentro de ella.

P. Y usted, como escritor, ¿qué…. 
R. ¡Alto ahí, joven! Yo no soy un escritor.

P. Pero su novela “La fotografía” se ha convertido en el éxito editorial de la temporada y ya se habla de usted como favorito para alguno de los premios literarios más prestigiosos.
R. Yo no soy un escritor. Si lo fuera podría escribir sobre cualquier tema y dándole cualquier enfoque. A mí me faltan habilidad y talento. Solo soy capaz de escribir sobre temáticas muy cercanas a mí y utilizo las pocas herramientas literarias que aprendí en el bachillerato.

P. Pero usted es famoso y ….
R. ¡Condenada fama! Es más una maldición que una ventura. Olvídense de mí, por favor. Dejen de llamarme. Yo no puedo escribir sobre el paralelismo entre mi obra y la de Juilo Cortizo porque no sé si la hay. No puedo disertar sobre la obra de Gabriel García Marcos. Soy incapaz de escribir un prólogo a la última novela de Javier Marinas. Yo soy un artesano de la escritura, con muy pocos conocimientos literarios y lingüísticos. Y además soy un artesano vago, solo quiero escribir sobre lo que me da la gana y cuando me apetece. Y me apetece poco, la verdad.

P. Pero usted…
R. Y acabo de acordarme de un juramento que me hice. ¡Yo nunca concedo entrevistas!

Y sin mediar una despedida, el enigmático Adal L. White se aleja hacia un puesto de libros y se concentra en su escrutinio.

Pepe Lorenzo
Grupo B


¿Por qué escribo?

¿Por qué escribo, me preguntas? Escribo para ordenar las ideas que perturban mi espíritu. Escribo para ordenar el caos. Escribo para curar el alma y para que las heridas puedan cicatrizar a tiempo. Escribo para mecer la pena y para dar sentido a los silencios y a las soledades. Escribo para airear las inquietudes que traen desasosiego. Escribo para expresar todo lo que bulle dentro de mí, lo que duerme y lo que teme despertar. Escribo parar contarte lo que no se deja ver. Escribo para gritar al mundo mis anhelos y mis sueños.
Escribo para mí… Escribo para ti.

M. Pilar Sánchez
Grupo B


¿Por qué me gusta escribir?

“Salir de mí”, sin pensarlo es lo que dije. Eso es lo que siempre he sentido, siento, al ponerme a escribir, saco lo que tengo dentro: mis fantasías, mis deseos, mis recuerdos, mis añoranzas, mis experiencias, mis penas, mi dolor, lo que observo y, ahora al empezar el taller, escribiré sobre temas, para los que estaré motivada, de los que no se me habría ocurrido hacerlo.
Y siempre que escribo me siento feliz, en esos momentos soy yo, sin disimulos, sin apariencias, digo lo que quiero y siento y, cuando lo dejo, unas veces me arranca una sonrisa o una lágrima, nunca la indiferencia, siento como si hubiera dado otro paso en mi vida, que voy consiguiendo lo que desde bastante pequeña deseaba, vivir mucho, vida plena, vida intensa, para conocer y tener cosas para escribir.
Para mí escribir es sentimiento (He observado cinco veces el verbo sentir, hoy se queda).

Inés Izquierdo Pérez
Grupo A


Escribir. Escribir ¿Para qué?.
Escribir
Escribir Para
Escribir Qué
Escribir. Escribir. Escribir.
Para SER:
Amor. Belleza. Confianza. Devoción. Entusiasmo. Felicidad. Gozo. Honestidad. Intuición: Júbilo. Kerigma. Luz. Lluvia. Maestra
Comprender Qué ( El/La/Al):
Ñuzco. Olvido. Paz. Quietud. Realidad. Sentir. Templanza. Unidad. Vida. Whatsapp. Xola. Ying-yang. Zozobra.
Escribir, sentir, Estar.
Palabras y palabras, y sentires y estares, y otra vez volver a empezar.
Comprender todo, comprender nada.
Existencia. Soñar. Sentir. Alegría. Renacer….
Escribir ¿qué?
Escribir ¿Para qué?.
Escribir. Escribir. Escribir. Es-cribir. ES-….

Mª José Arrojo
Grupo B


Escribir… He escrito en diversos momentos de mi vida, y con distintos motivos. Cartas a mis abuelos (y a su gato), a mí mismo como terapia, en un grupito que hicimos en el instituto, cuando me sentía solo en otra ciudad… Esos fueron mis escritos menos íntimos puesto que los compartía por correo con mis mejores amigos, ya diseminados por España y alrededores. Escribir te pone en contacto con el Mundo, y, más importante si cabe, contigo mismo. Hace años, cuando empezó esto de la web 2.0 tuve un blog, y participé en otro. En contacto con el Mundo, puesto que era abierto, si bien las estadísticas marcaban unas 20 visitas por entrada. Escribo mientras estudio en una cafetería en los espacios de las hojas en sucio, escribo y borro, borro y escribo. Ahora todos escribimos, aunque sean unas líneas en nuestras redes sociales. A mí escribir en Facebook hace que me sienta acompañado. Mientras cuento lo que hago, comparto las fotos del café que tomo, del tríptico del teatro y cosas así, no estoy solo. Por circunstancias de la vida me muevo por la vida y por puntos geográficos muy concretos solo. Siempre a sitios donde conozco gente, pero solo. Así que escribo para tener a alguien al lado. Puede que me haya convertido en un adicto a los “likes”, si bien la mayoría de mis redes están cerradas y tengo pocos contactos. No explico lo que hago, adonde voy, donde estoy, que orilla atisbo, por exhibicionismo sino por estar conectado. Lo dicho, que escribo sobre todo en redes para que en mi asiento de al lado haya alguien. Algún día me retiraré a orillas mediterráneas a terminar esa novela perdida que empecé enamorado un otoño de 2006. Mientras tanto seguiré escribiendo, espero que un poco mejor que de costumbre.

Javi Martín Caamaño
Grupo A


A mí no me gusta escribir

Repito, a mí no me gusta escribir, pero he de decir que a mí bolígrafo sí.
A mí, lo que me gusta , es leer, observar la naturaleza, pasear, oír música, hablar con los amigos, soñar despierto, y sobre todo pensar, en todo lo que ocurre a mi alrededor.
De todo este cóctel de cosas que hago diariamente, si quiero sacar provecho, antes de acostarme, me voy al cuarto de estar, y junto al flexo, dejo unos folios en blanco, y mí bolígrafo.
Y como por arte magia, por la mañana, cuando me levanto, mí bolígrafo, ha escrito relatos de lo que me ha ocurrido cada día, historias maravillosas, inventadas con naturalidad, divertidas, con cierta chispa de ironía, y con final feliz.
Fijaros que bolígrafo más inteligente el mío, que hasta de los sueños que tengo por la noche, se inventa historias picantes, que claro como ya le conozco, lo primero que hago al levantarme, es borrarlas, no sea que alguien las lea y me saque los colores.
Pero repito, a mí no me gusta escribir, pero a mí bolígrafo sí.

Luis Iglesias
Grupo B


Porqué escribo aunque no soy escritora

Recuerdo que cumplía 11 años y me regalaron un diario con candado y llave .Me encantó la idea de poder escribir solo para mí. Ahí fueron mis comienzos .
Al inicio de cada página solía poner lo que había cenado esa noche , pegaba recortes de revistas con mis cantantes favoritos y añadía las letras de sus canciones , poesías y todo lo que de importancia hubiese acontecido.
Durante años , era mi regalo favorito cada cumpleaños ,y con cierta asiduidad iba escribiendo vivencias , relatos de viajes ,cuentos …y así hasta hoy .
Y si analizo los motivos, por los que escribo encuentro que :
Vuelvo a mi infancia
Reflejo los silencios que no soy capaz de pronunciar con mi voz ,
Analizo mis sueños y utopías de un mundo mejor
Libero mis emociones
Me sirve de espejo en el que reflejarme en el futuro ​
Es mi manera de llorar
Y es cuando Soy yo.

Áfrika Gómez 
Grupo A


Razones para escribir
Escribo porque respiro, porque existo, porque sueño
Por una, por mil razones, por ninguna.
Porque busco y nada encuentro
por encontrar sin buscar
por tristezas y alegrías
por tener un lucero en mi vida, que a veces me guía.
También escribo, por existir una noche estrellada
Y por la tremenda oscuridad y ventiscas infinitas que a ratos visitan mi alma
en momentos de zozobra y angustias inesperadas.
Escribo, por soñar despierta y también dormida.
por añorar lo que tuve y ya se fue
por esperar lo que venga, sabe dios cuándo y qué
por el paso de los días, de los años, de la vida
por aceptar sin complejos los surcos que acompañan mis sienes nevadas
que un día de repente descubrí.
Escribo por ser afortunada de poder esto escribir
Por disfrutar del sol cuando lo espero despierta al alba
cual enamorada en vela a la espera de su amante.
Escribo, escribo, escribo y escribo esperando su llegada,
mientras escucho la natural sinfonía que el universo ejecuta
sin director aparente, ni batuta que la dirija a la espera del rey astro llegar.
Escribo, por sentir mi pulso vivo.
Por todo eso y mucho más, escribo y escribiré
Como ahora estoy haciendo.
No preguntes, hasta cuándo
Ni lo sé, ni lo sabré.

Mª Nieves- C. Martín Magdalena
Grupo B


Motivos para escribir

Y entonces me invade la tristeza profunda una vez más. Tristeza o lo que sea. Tristeza o como se llame. Tristeza…
Me paraliza, me invade, me obsesiona su capacidad de demolición.
No hay ganas de movimiento y la aspiración máxima ( de momento ) es la desaparición momentánea; lo que viene a ser quedarse dormido aún cuando acabas de despertarte…
Desaparición. Quietud. La mente en blanco como contraposición al bullicio de órdenes informes que pueden avasallarte en pocos minutos o mejor dicho a los pocos segundos..
Tristeza de repetición, de rutina, de cotidiana amistad.
La escritura ese pequeño antídoto, ese amigo fiel .

Ismael Marcos
Grupo B


Escribo para desprenderme del día a día dejándolo todo en el papel.
Escribo para que no se me olviden mis sentimientos.
Escribo para mí y escribo para los demás, también para que los demás vean que escribo.
Escribo por placer y escribo por obligación.
Escribo por todo lo que puedo contar y por todo lo que puedo callar.
Escribo como respiro, a veces medio bien y a veces mal.
Escribo por que creo que alguien lo espera, a veces por que yo lo espero de mí.
Escribo por rabia.
Escribo por vanidad.
Escribo por amor.
Escribo por que lo necesito.
Escribo.

Esther Yubero
Grupo A


Canción de un poeta amargado

A veces en invierno
el verano vuelve por la ventana
y nos empapa en las noches de locura.
Me levanto de mi asiento y miro por la ventana:
ha pasado por las colinas la Vida,
robando las flores
de las avenidas de la muerte.

Caigo con sus palabras y no sé dónde me dirijo.
El silencio es tinta
que ahoga los mares de mis lágrimas,
cubiertos de ceniza.
Escribo para sobrevivir,
para poner mi nombre en los poemas que lloro,
y voy a escribir esta historia para pensar que soy sublime.
Yo, creo, he perdido las esquinas de la casa
por querer perder el tiempo,
y arrojo mi mierda como arrojé la vida.

Quizás solo exista para consumirme en el amor propio,
para saber sobre cosas que no se,
que no entiendo.
Quizás solo escriba para eso,
para verme transparente en el espejo
y sentir que estoy vacío.
Me cojo de su mano y me encojo,
como se encoje el poema cuando se piensa,
como encoje mi mundo cuando se escribe.

Quizás solo escriba para eso, para ser el otro,
el que mira con desdicha lo que miro,
el que canta estos versos
que solo vive para cantar lo que vive,
para cantar el canto fúnebre de la Vida.

Yo moriré. Y el otro morirá. Y los versos que escribo para que el otro los mire también morirán. Un día morirá la lengua en la que fueron escritos los versos, y las palabras que se apoyan en el planeta girante. Y la historia volverá a soñar con soñar en otras vidas que escriban otros versos. Y en el vacío de la noche otras almas volverán a deforestarse con el fuego de sus entrañas. Pero la Vida, eterna dueña del tiempo, seguirá corriendo por las colinas.

Alejandro López
Grupo B


Mi escritura

Huella húmeda que se desprende de la memoria. A gotas, para que no caiga de golpe la tristeza. Para que la alegría no me confunda. Para que el odio no me alcance. Y la muerte, que se sostiene del travesaño de la ventana, en el edificio suicida. Escribo para conocerla porque no es de otro mundo, sino del que no se mira. Escribo para descubrir la realidad latente. Única. Palpitando tan cerca. Pero tan invisible. Descubro el tempo para poder escucharla- hay infinidad de ruidos alrededor. Persigo lo que intuyo con palabras que no conozco. Y escribo para hacerme las preguntas que no tienen respuesta. Para volver, una y otra vez a reconstruirme, para desandarme y recorrerme.

Por eso escribo, por nada más.

Carmen Elena Ochoa
Grupo A


Hablar, escuchar, invadir y volar

Escribir es el poder de hablar con mis manos sin necesitar mi voz.
Escribir es el poder de escuchar mis ojos sin necesitar mis oídos.
Escribir es el poder de invadir tu intimidad con amor, sin miedo a hacerte daño.
Escribir es el poder de volar sin que me llamen loca.

Josefina Félix 
Grupo A


¿Por qué y para qué escribir?

Cualquier forma de creación me parece algo maravilloso, una de las mejores cosas que podemos hacer los seres humanos en el corto tiempo de nuestra vida.
Pintar, escribir, componer música, crear un plato, un perfume, ropa, una obra de teatro, una pieza de artesanía, hacer algo sin copiarlo de otro, algo único e irrepetible.
A mí me parece algo liberador.
Muchas formas de creación trascienden a la persona que las crea. Este es el caso de las obras de arte.
Escribo para decir lo que me gusta, para recordar lo que me importa, para expresar lo que siento de una forma a veces más precisa que hablando.
Me gusta escribir y que escriban para denunciar lo injusto, porque creo que aquello de lo que no se habla no existe. Se me viene a la cabeza la violencia contra las mujeres y el acoso escolar, que no han aparecido únicamente en los últimos tiempos, pero sí se denuncian ahora más que antes, aunque nunca lo suficiente.
Escribo para desprenderme de cosas que no me sirven,, sentimientos y emociones que dejo salir y cuando pasado un tiempo leo algunas cosas, siento que las dejé salir, para no atragantarme con ellas.
Escribo para ordenar lo que pienso, darle forma y vaciarme.
Una de las cosas que más admiro en una persona es su capacidad para expresarse, el vocabulario que utiliza , la fluidez verbal. Por el contrario, me exaspera quien repite constantemente muletillas, se atasca en cada palabra y comete errores gramaticales sistemáticos. Cuando escucho a alguien expresarse mal en un medio de comunicación, me dan ganas de recetar lectura.

Teresa Sanz
Grupo B


¿Por qué escribo?

a) Primera respuesta: Por la libertad de las letras

Por la libertad de las letras
que tanto apoyan una esvástica como la huella de ave hippie
Por la libertad de las letras
que siendo las veintisiete tan diferentes
no aísla la esbelta “f” a la gordita “b”
ni se apartan las latinas de traducir a las chinas, japonesas o rusas.
Por la libertad de las letras
donde hasta la “h” muda tiene voz y voto
Por la libertad de las letras
que aun habiendo perdido a la “ch” y a la “ll”, se unen de nuevo para recordarlas
Por la libertad de las letras
que han servido para todas las profesiones, para todos los sentimientos y para todos los eventos
Por la libertad de las letras
que pueden significar algo en cualquier combinación
Por la libertad de las letras
que tras tantos siglos y aún ingrávidas pesan más que mi tablet
Por la libertad de las letras
que incluso quemadas persisten
Por la libertad de las letras
que para cambiar solo necesitan tipex o goma de borrar
Por la libertad de las letras
que aparecen en cualquier momento y lugar
Por la libertad de las letras
que sin luz pueden brillar

b) Segunda respuesta

Porque el ISIS crea terror en la calle
Pero mis “y síes” lo crean en mi mente.
Y sin un euro… esta es la única solución que tengo.

Pilar Zanfaño
Grupo A


Escribir es..

Escribir es eliminar equipaje,
es escucharme ebria,
es evolucionar en espiral,
es elegir empatar eternamente.

Escribir es el estío en enero,
es esconderme en el exilio,
es evitar enloquecer,
es evadirme enfriando emociones.

Es excitante, errático, espontáneo, efímero, eterno.

Beatriz Gorjón Martín
Grupo A


¿Por qué escribo?

Me gusta escribir porque me gusta crear, revivir y compartir historias. Cuando era pequeña me entusiasmaba escribir todas las noches un diario y luego de unos cuantos años sentía curiosidad sobre mis aquellas reflexiones y sentimientos. Me cuesta la concentración para la escritura, por eso me gusta este arte porque me ayuda a estructurar mis ideas con mayor lógica y sentido común. Me encanta todo el proceso de creación sobre algún tema en particular, sea un contenido laboral o personal. Cuando escribo siento que conecto con escritores que me inspiran y me siento acompañada, incluso siento intriga al escuchar mi voz interior. 

Lucero Quispe
Grupo A


¿Para qué Escribo?

Es una pregunta compleja que me gustaría descifrar, y para ello debo dirigirme al germen que origina este misterio, a pesar de que la causa pudiera estar sujeta a la evolución de los aconteceres del momento. Este cavilar me sugiere un oleaje de respuestas que habré de ir desmenuzando hasta encontrar la verdadera, si es que la hubiera, pues me acongoja que, tal vez, destruya el encanto de la ignorancia en sí. Pero lo que tengo cristalino es que no lo hago para matar el tiempo.

Encendidas las luces de mi mente descubro que escribir, para mí, es un compromiso con mi conciencia. Es ella, la que traspasando la frontera del silencio con su grito existencial, florece en unas hojas desiertas que esperan sobre una mesa. Su dominio me supera. Es su ego vanidoso el que me incita a buscar una perfección que solo a unos cuantos les es dada. Sé que no es mi caso, pero me esfuerzo. Cada cosa a su tiempo. Ella es la que dirige mis dedos puntada a puntada bordando las palabras que halaguen su osadía. Yo solo soy un instrumento a su servicio. Escribir para mí, es tratar de exteriorizar las enseñanzas de la vida. Es desechar los gatos de los miedos que me asaltan a diario. Es leer un libro y sentir la necesidad de trasladar al papel la emoción de ese momento. Es la ilusión de soñar que un día, en otra vida por venir, tenga la audacia de emular a ese escritor que me tocó el corazón con su palabra. Pues no siempre los hados han de ser favorables a los mismos.

Razones para escribir las tengo, y además, alquilo y vendo.

Pepita Sánchez
Grupo B


De escritos y escrituras

Escribo porque tengo que escribir
fijar en letra impresa sentimientos,
sueños varios, ideas o lamentos,
que deseo de otra forma percibir.

Y a fuerza de escribirlos,dirimir
cuales podrían ser los elementos
que por mi se registren en asientos
y plasmar lo que he podido discernir.

No pretendo a mi razón contravenir
mas si extraer de lo profundo de ella
emociones que me suelen divertir.

Y a pesar de que yo tenga que morir,
si algún escrito mío deja huella,
podré en la emoción de otros pervivir.

Carlos García Riesco
Grupo A


Mi escritura 

Huella húmeda que se desprende de la memoria. A gotas, para que no caiga de golpe la tristeza. Para que la alegría no me confunda. Para que el odio no me alcance. Y la muerte, que se sostiene del travesaño de la ventana, en el edificio suicida. Escribo para conocerla porque no es de otro mundo, sino del que no se mira. Escribo para descubrir la realidad latente. Única. Palpitando tan cerca. Pero tan invisible. Descubro el tempo para poder escucharla- hay infinidad de ruidos alrededor. Persigo lo que intuyo con palabras que no conozco. Y escribo para hacerme las preguntas que no tienen respuesta. Para volver, una y otra vez a reconstruirme, para desandarme y recorrerme.

Por eso escribo, por nada más.

Carmen Elena Ochoa
Grupo A


¿Por qué escribo?

Para no olvidar lo vivido
quizás también para..
Reflejar amor y dolor

Quién no ha escrito alguna vez por estos motivos?
hUrgar dentro de uno y
Expulsar lo que sientes


Escapar , a veces, de la realidad
Sumiéndote en otras dimensiones
Creando
Renaciendo
Inventando
Barajando palabras
Intentando crear otros mundos...
Razones sobran para ESCRIBIR.

Rosa Celia González 
Grupo B


¿Por qué escribo?

Siempre estuvo en mí; tan inevitable como la delgadez o los rizos en mi pelo. No hay mérito, es parte de mi herencia; pura genética. El abuelo era periodista, escritor, poeta y lector empedernido. Jamás le conocí; la represión franquista y el tabaco lo impidieron. Aun así, me gusta pensar que alguno de sus genes, empeñado en perpetuarse, debió empezar a juguetear durante mi infancia porque, como a Muñoz Molina, a mí me gustaba hacer redacciones y lo cierto es que se me daba mucho mejor que hacer cuentas.

Recuerdo que llovía. Como casi a diario en aquella ciudad al borde del Cantábrico. El tedio empapaba aún más que aquella lluvia pertinaz. La veía golpear incesantemente los cristales de aquella aula de primero de EGB, mientras una monja vigilaba nuestros silencios. Así llegó mi primer poema, envuelto en lluvia y aburrimiento. Sin embargo, la bioquímica no garantiza la lealtad y yo traicioné la mía cuando, después de la adolescencia, llegó la vida para quedarse. A partir de entonces, escribir empezó a dolerme tanto como vivir, se convirtió en algo árido que costaba transitar y acabé por no encontrar lugar para la prosa y menos aún para mis versos.

Con los años comprobé que el abandono es una amarga bebida que convierte en víctima a su verdugo y una debe cuidarse de propiciar el mejor entorno para sus pasiones o éstas le abandonarán definitivamente. Sin embargo, y a pesar de mi displicencia, advertí que la herencia no es solo clemente, sino a veces también generosa y agradecida y que cuando algo está firmemente decidido a salir a la luz, no parará hasta conseguir la forma de mostrarse. Al menos así ha sido en mi caso. A estas alturas, nada podía hacerme sospechar que después de tanto tiempo los versos aún se acordaran de mí, y menos aún que justo cuando una ya había cosechado suficientes derrotas como para no tomarse muy en serio ninguna refriega, irrumpieran en mi vida de forma tan pacífica y con la magnanimidad de quien olvida cualquier afrenta del pasado.

Todo este circunloquio para concluir que no tiene mucho misterio; escribir es escucharme al dictado en el silencio. Y procuro no forzar el encuentro. Las palabras me buscan cuando estoy atenta a mis silencios, pero no les gusta sentirse obligadas ni tampoco que las haga esperar. Voy aprendiendo, tan solo, a confiar y a aguardarlas pacientemente como ellas lo hicieran antes conmigo. Y a pesar de que a veces eligen escenarios poco apropiados e intempestivos horarios para nuestros encuentros, ya nos hemos convertido en compañeras de viaje; yo las hago danzar, y mientras, ellas me ayudan a mantenerme en el camino.


Escribir…
Pintarle labios al misterio…
Desgranarme el alma…
Despojarla de la corteza
blindada del juicio y
cosechar la dulce existencia
de sus hijos únicos
e imperfectos…
Sentir la tibia desnudez
de su caricia sonora
rozando los párpados
y el aliento…
Rendir la boca y el pecho
al desenfreno de los
incendios ignorados…
Parirme a lo que gesta
paciente el sigilo…
Hallarme en la verdad
del órgano espumoso
del verbo…
Sucumbir al dictado
De lo que me danza
renunciando al escondrijo,
y al atajo,
y a la trampa…
Extender las blandas aceras
de la entrega
al dios de mi locura,
habitarme en su estela
y disolver el instante
con el perfume de sus alas
Dejar paso al eco
de lo oculto,
y ser…
ya solo,
voz emocionada

Nuria Morán Aguirre
Grupo B


Escribir

Escribir
            ahora, como entonces
para ahuyentar la misma
            orfandad de tu alma
para encontrar, sin verlo
            un interlocutor
            un compañero
para nombrar la herida que te abrasa
            el fuego que no cesa
            el hielo que te quema
para volver a casa cuando nada
            se parece al hogar
            cuando la risa
            es tan solo un recuerdo
            o el eco de un futuro
            que no alcanzas a ver
            pero percibes
envuelto entre murmullos pasajeros.

Escribir
            ahora, como entonces
            ¿para vivir?

              ***

Escribir
para que no se pierda lo vivido
para sentir lo que aún no llegó
para que nazca
ese interlocutor que no has tenido
para que el eco
del futuro despierte lo dormido
para decir, nombrar, y recrear
lo que no muere
para que la razón repose y calle
para que reposemos en un ritmo
más lento, en la palabra.
Para atravesar noches, tormentas
para cruzar desiertos y aguas bravas
para un día asentarnos en la luz.

Escribir
para decir también lo que se calla
para decir también por los que callan
y seguir dialogando
con los que no callaron
con los que hoy no callan
y con los silenciados
más bien las silenciadas
de todo tiempo, de todo lugar.

Escribir, como una forma de dialogar con la vida, de que ésta no pase a nuestro lado muda, invisible, quieta, sin olor ni sabor.
Escribir, como una manera de estar viva, como una manera de encontrar y de darle un sentido a la vida.
Escribir para hacernos más humanos, más atentos, más conscientes, más pequeños.
Escribir para ver, para hacer ver, para volver a preguntarnos qué somos, quiénes somos, ¿Quién soy?, para reconocernos, para vernos.
Escribir para despertarnos, para despertar lo que yace dormido, para volver a encender el anhelo, el deseo de seguir yendo siempre un poco más allá.

Marian De Vicente
Grupo B

1 comentario:

  1. Me alegra mucho ver que mucha gente ha respondido a la propuesta de escritura, me encanta ver tantas personas implicadas y con tan buenos trabajos.
    Me gustaría mucho que este año utilicemos más esta herramienta de los comentarios para comunicarnos entre nosotros y de paso darnos una idea de lo que hemos hecho de lo que nos ha gustado de lo que no de qué os parece podemos estar en contacto y hacer que esta aventura sea un poco más grata. Me alegro de volver a ver a mis compañeros de otros años y doy la bienvenida a los nuevos.
    Me gustaría comentar que lo de echarle toda la culpa a tu bolígrafo ha sido una gran idea y todas vuestras palabras son bonitas.
    un saludo.

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