Ponerse en el papel

El lunes, 14 de octubre, dedicamos la sesión a las máscaras en la literatura. Hablamos de Gastón Baquero y su espléndido poema "Memorial de un testigo", del libro Travelling de Luis Felipe Comendador, de Oliverio Girondo y su cóctel de personalidades y sobre todo de José Manuel Díez, autor del excelente libro Baile de máscaras, premio Hiperión de Poesía en 2013.




En la presentación que hicimos de Baile de máscaras en la librería Hydria afirmé lo siguiente:

"Este ejercicio de asomarse a la historia -llena de personajes notables y seres anónimos- para expropiar por un instante sus voces y sus vidas –como señala Manuel Rico en su crítica del libro en Babelia– lo hace de forma magistral José Manuel Díez [...]
Adentrarse en
Baile de máscaras es como adentrarse en un probador. José Manuel se va probando las máscaras de diferentes personajes, en un recorrido por la memoria de varios siglos, para asumir sus voces y llevarlas al poema. La expresión “ponerse en el papel” cobra aquí, por tanto, un doble sentido.
En ese recorrido cronológico, que va desde el año 1257 al 2011, el poeta ahonda en los diferentes personajes que marcan su itinerario de escritura -su línea del tiempo particular- para hablarnos de lo que fueron o de lo que pudieron ser. Muchos de esos sucesos son reales, otros son recreados o ficcionados por el poeta.
Hay en esa tarea de asumir otras voces una crítica muy personal sobre el mundo que nos oprime y nos rodea, sobre el individuo en medio de un gran baile colectivo donde cada cual lleva su propia máscara. Y en esa búsqueda de otra nueva identidad, en ese sueño de ser otro en otro cuerpo, José Manuel se nutre de un tono conversacional y de una primera persona impostada, la de cada personaje para encarnar mejor el papel.
El poeta deja a un lado su yo poético para mirar por otros ojos, que en realidad son los mismos pero ocultos tras la máscara. Veremos, al leer el libro, que predominan la segunda y la tercera persona, las que nos permiten acercarnos al otro con palabras distintas.
En ese marco, elaborado con retazos de historias, pensamientos y sentimientos, José Manuel reclama el protagonismo del hombre, de forma aislada, frente a una sociedad que se transforma cada día y que se pone mil máscaras. Le da voz a los sin voz y pone de relieve el valor que en muchas ocasiones la historia niega a los hombres, y en especial a la mujeres. Nos habla, en definitiva, del triunfo del individuo en esta gran mascarada que es la sociedad. Defiende la importancia de la duda y del asombro como forma de conocimiento de la realidad y la vida. Se pregunta una y otra vez por las cuestiones, sencillas o inabarcables, que desde siempre se ha formulado el ser humano [...]"

Dejamos aquí un botón de muestra:

LA JOVEN ELSA BROSNAN DEFIENDE SU BELLEZA LEGÍTIMA FRENTE AL ESPEJO DE UNA HABITACIÓN DE HOTEL (HILTON GARDEN INN. SAINT PAUL, 1985)

No soy la fea.
También soy la muchacha de ojos verdes
que recita a Tagore de memoria
y se desnuda a solas
frente a espejos que niegan la belleza legítima.
También soy la inocente, la que busca
respuesta en las canciones de Otis Redding,
en el cine de Chaplin,
en los largos paseos del brazo de una amiga.

No soy solo la fea.
También soy la muchacha imprevisible,
la que, mientras las otras deliberan
por tristes pretendientes,
baila con ademán, desparejada.
De entre todas, tal vez, soy la más dulce,
la más encantadora,
la que besa mejor a sus pocos amantes.

No soy solo la fea.
también soy la muchacha diferente,
la que a todo suspira,
la menos pudorosa en la alegría,
la que, mientras las otras se entretienen
con flores, con viajes o con joyas,
prefiere optimizar su desventura
de ensueños improbables
confeccionando versos, melodías
o postales anónimas desde Roma o San Gall.

Afortunadamente, no soy solo la fea.
También soy la muchacha virginal, la agraciada
con el don de ser libre, libre, libre.

Y tengo la sonrisa más bella de la Tierra.
Me lo ha dicho mi padre.

José Manuel Díez
Baile de máscaras


Propusimos como tarea escribir un texto, prosa o poesía, en la misma línea que los de José Manuel: recrear un hecho histórico o inventado, darle voz a sus personajes, situarlos en el tiempo, asumir su mirada  y su piel.

Estos son algunos de los textos enviados por los participantes en el taller:


Interpelación a Hamlet en la explanada delante del castillo de Elsinor poco después de que Hamlet hijo hablara con el espectro de su padre.
Escena VI, Acto Primero

Ofelia me ha dicho que planeas la muerte de Claudio
Ofelia me ha dicho por qué lo haces
Claudio asesino asesinó a tu padre.
¡Ólvida eso buen Hamlet!
¡Olvídalo!
Anillo de rubí y granito
Recia promesa de foso.
La muerte siempre renace.

Ofelia me ha dicho que el aire huele a beleño: veneno,
espectro que en la noche remuerde tu sangre y tu sueño:
Claudio asesino asesinó a tu padre
¡Ólvida eso buen Hamlet!
¡Olvídalo!
Anillo de rubí y granito
Recia promesa de foso.
La muerte siempre renace.

Ofelia me ha dicho que en breve, en Palacio, habrá un baile
y que el ritmo de sus danzas puede conjurar el aire.
Claudio asesino asesinó a tu padre
¡Baila con ella buen Hamlet!
¡Baila con ella y olvida!
Anillo de rubí y granito
Recia promesa de foso.
La muerte siempre renace.

¿No quieres bailar buen Hamlet?
¡Maldita sea buen Hamlet!
Ofelia puede ser madre.
Lirios y tulipanes.
Jazmines y alelíes.
Peonias y Girasoles…
Todos hijos de Ofelia y Hamlet.
Edén escondido en un baile.

Cedro azul. Camello de mar. Tiburón de arena. Cuervos …
Cedro azul. Camello de mar. Tiburón de arena. Ratas…
¿Acaso no escuchas Hamlet?
La luna te entrega rosas.
Ritmos de savia violeta.
¡Baila con ella buen Hamlet!
Baila con ella y olvida
¡Olvida eso buen Hamlet!

¡Padre! ¡Muerte! ¡Sombra! ¡Círculo! ¡Círculo! ¡Círculo!
Reniega del rey que muerto entre susurros demanda
el cadáver de su verdugo
y con su pedir condena
la sangre de sus vasallos,
el aire de Dinamarca,
el agua de los arroyos,
el fuego de su heredero.

La sangre es roja.
Tu sangre es roja.
Mi sangre. ..
Su sangre…
La sangre…
No hay Justicia en la sangre… la sangre Hamlet… la sangre es…
La sangre es roja buen Hamlet
La sangre es roja y todo lo demás es silencio.

Memorias violetas
Pensamientos azules
Pensamientos azules para memorias violetas…
¿Acaso no escuchas buen Hamlet?
La luna te entrega rosas.
Ritmos de savia violeta.
Baila con ella y olvida
¡Olvida eso buen Hamlet!

Romero de polvo azul
Rios de escarcha violeta
¡Padre! ¡Muerte! ¡Sombra!
Balanza sin fiel. Eco
Eco de ecos. Sombra
Sombra de sombras. Recia Fosa
Anillo de rubí y granito…
Veneno que en tus oídos…

¿No quieres bailar buen Hamlet?
¡Claudio! ¡Claudio! ¡Claudio!
¡Padre! ¡Rata! ¡Buitre! ¡Cuervo!
¡Rata! ¡Cuervo de cuervos!
¡SOMBRA!

La venganza es una sombra que alimenta cementerios.
¡Círculo! ¡Círculo! ¡Círculo!
Sombra de sombras.
Sangre…

Dicen que Ofelia está loca
Dicen que no bebe sangre
Dicen que quiere ser madre
Lirios y tulipanes.
Jazmines y alelíes
Peonias y Girasoles
Todos hijos de Ofelia y Hamlet
Edén escondido en un baile.

¿No bailas buen Hamlet?
Hamlet, hamlet, haml…
Ofelia me ha dicho que planeas la muerte de Claudio
Ofelia me hadicho por qué lo haces
Claudio asesino asesinó a tu padre
Más ¿quién mató a tu dulce Ofelia?
¿Quién te mato a ti, mi buen Hamlet?
¿Quién ha sido Hamlet?

Balanza sin fiel.
Eco de ecos. ¡ SOMBRA!

Edén escondido en un baile.

Ana Isabel Fariñas



Comentarios de Emily Bronte y Virginia Wolf acerca del suicidio de Ana Karenina.

Nunca he medido la distancia que separa dos puntos en kilómetros. Tampoco en horas. Cada vez que he tenido que desplazarme, he calibrado la mayor o menos dureza del trayecto en expectativas. Gracias a este procedimiento, únicamente cuando las esperanzas que habitaban en el lugar al que me dirigía eran menores que aquellas que moraban en el que abandonaba, la maleta pesaba.
Tuvo que morir Ana para que esa igualdad matemática se quebrara.
Ese día, el día de su muerte, mi billete era ligero. Las vacaciones de navidad estaban a la vuelta del tren. La próxima vez que lo tomara, sería para disfrutarlas.
Me acomodé como siempre pegada a la ventanilla.
Poco a poco el paisaje desapareció.
Cómo explicaros la extraordinaria facilidad que poseo para dormir en un tren… Su sonido, tan parecido al de las olas,  anestesia mi consciencia en pocos vaivenes. No es un reposo profundo. Es más bien, un letargo intermitente y agradable donde estoy sin estar.
Pues bien, ese día, el día del que os hablo; un golpe brusco acompañado por un doloroso y estridente gemido del tren cercenó mi descanso. A mi alrededor todo eran voces y gritos y alboroto. El tren estaba parado. Posiblemente él y yo fuéramos lo único quieto en aquella escena. Bueno él, y yo y esas dos extrañas mujeres que ataviadas con ropajes de otras épocas se habían asentado a mi lado, una frente a otra, y leían.
Yo, tenía una pequeña herida en la espinilla de la pierna derecha. Se ve que algo me había golpeado. No sangraba excesivamente, pero sangraba.
Fue la mujer que estaba sentada en el sillón de enfrente quien la vio; y sin decir nada, se levantó, depositó su libro en su asiento, rasgó la puntilla de su enagua y me hizo una cura rápida que cortó la hemorragia. “me llamo Emily” –dijo- “no te preocupes, no es nada, a lo sumo un recuerdo”. Después puso su mano en mi cara –una mano helada- y se arrellanó nuevamente.

No sé cuánto tiempo pasó desde ésto hasta que el acomodador y otro hombre entraron en nuestro vagón. Creo que poco. Querían saber si existía alguna urgencia vital. Tras comprobar que  no –todos los pasajeros estábamos bien-; afirmó que en breve nos pondríamos en marcha y excusó la incidencia. Por lo visto, alguien, había obstaculizado la vía.
El miedo hacía que todo el mundo les chillara. En el fondo, todos sabíamos que no había pasado… pero podía haber sido…
Entre tanta reprimenda al acomodador y su acompañante como necesarios responsables de la situación,  estimo que pocos escucharon que “alguien había obstaculizado la vía” ¿cómo alguien? ¿alguien en la vía? eso era …. eso era imposible, y si era posible… ¿qué había sido de él?

Mis nuevas compañeras de viaje, -que yo había decidido eran actrices que viajaban disfrazadas (ellas sabrían por qué) con sus vestidos de representación, y que aprovechaban el trayecto para estudiar sus papeles y que como todos los artistas de verdad eran raras de verdad- hablaban entre ellas. Su tono era tan quedo y el bullicio tan grande que me costaba seguir su conversación. No es que yo vaya escuchando conversaciones por ahí, pero tengo que reconocer que me tenían fascinada. Para mí el accidente no era nada. Quería beberme sus palabras. Haciendo un esfuerzo de concentración conseguí prescindir del entorno y oír. Hablaban –como no podía ser de otro modo- del incidente en la vía.

“Ha sido Ana” afirmó Emily
“Fijo” contestó su compañera. “León es inclemente. No perdona. No permite una modificación en lo que para él es rectitud y honradez. Si se produce, la asfixia con salmos de culpa hasta que muere arrepentida. Él, que posee una habitación propia, amueblada por él mismo, donde da rienda suelta a su pasión, no permite que nadie visite más faro que el suyo y reniega constantemente de las olas que acarician y  abaten nuestros días si ese abatir nos arrastra.”
“No es sólo León, Virginia. Nadie perdona. En  ese sentido, él lo muestra claramente empujando a la pobre mujer a saltar al abismo de hierro que sesgará su vida. ¿Quién nos enseñará esos conceptos que cual corsés de varillas de acero nos estrechan la mirada hasta volverla tan opaca y tan tirana? Mira Heathcliff ¡cuánto amaba! tanto como Ana. Es cierto que no se tiró a la vía, pero tiró su vida consumando una venganza. Una venganza para recuperar un amor que no le amaba ¿O si? Catherine…”
“A veces, Emily; sólo a veces, creo que nadie ama. Inventamos el Amor como excusa que justifique nuestros excesos o nuestras taras.”
“¿Orlando tampoco?” inquirió Emily
“Orlando… Orlando si. Orlando ama. Pero no me hagas demasiado caso, ya sabes que yo voy y vengo; y sé y no sé nada. Un día escribí: “La Señora Dalloway dijo que ella misma compraría las flores…”
“Lo sé Virginia, extraordinario"
“Creo que fue una de las definiciones de amor más claras que he hecho en mi vida. Comprar flores. Regalar flores y no esperar nada…”
“¿Fue ahí donde Septimus murió?”
“Ahí fue. ¡Pobre Septimus! Él también quería amar y enloqueció y ese coche con esas cortinas oscuras pasando bajo su ventana…”
“¿Cómo Ana?”
“Como todos Emily. Como todos los vivos Emily”

El tren comenzó a circular.
Yo con mi extraña habilidad fuí  perdiéndome en su sonido. Mientras lo hacía escuchaba sus últimas palabras.
“¿Bajas ya?”
“No, aún no. La siguiente es mi parada. Voy a la Finca de los Tordos. Alguien ha alquilado una vez más la tierra y la casa. Presiento que no verán la inmensa libertad que les ampara. Se perderán en la borrasca. ¿Y tú?”
“Yo voy a la isla de Skye. Buscaré una barca, la llenaré de flores y me adentraré en sus aguas. El Faro me llama. ¡Me duele tanto dejarle! ¡Me duele tanto abrumarle con mis males! Él me ama y yo le amo, pero este sentir…  “
“Mi parada. Adios Virginia.”
“Adios Emily. Abrígate, las cumbres son frías y la enfermedad …yo también estoy enferma Emily. Pero a mí no me puede arropar nada”
“Lo sé Virginia. Lo haré Virginia. Nos veremos pronto, en cuanto otra Ana abrumada por algo que llame amor o culpa o miedo no encontrando salida busque una salida tan esperanzada como desesperanzada. Voy a buscarla.  Estará confundida. ¡Era tan joven!”
“En el Amor siempre se es joven, Emily. Llévale flores.”

 Cuándo bajó Virginia es algo que no supe. Dormía.

Podrías decirme que todo fue un sueño. Podría creeros. Peros es que cuando llegué a mi destino y desperté, en mi regazo había un libro viejo, un libro que aún conservo donde una flor marcaba una de sus muchas hojas:

No apartaba la vista del segundo vagón que por momentos se acercaba. Y en el preciso instante en que ante ella pasaban las ruedas delanteras, Ana lanzó lejos de sí su saquito de viaje y, encogiendo la cabeza entre los hombros, se tiró bajo el vagón. Cayó de rodillas y con un movimiento ligero, abrió los brazos como si tratara de levantarse. En aquel instante se horrorizó de lo que hacía. ¿Dónde estoy? ¿Qué hago? ¿Por qué?; se dijo. Quiso retroceder, apartarse, pero algo duro, férreo, inflexible, chocó contra su cabeza y se sintió arrastrada de espaldas.¡Señor, perdóname! Exclamó consciente de lo inevitable y sin fuerzas ya…”
Ana Karenina
León Tolstoi

Lo leí varias veces antes de guardarlo en mi maleta. Una maleta sin peso.

Nunca he entendido bien qué sucedió aquel día en ese tren cuando aquella joven se lanzó a la vía emulando a tantas otras. Pero desde entonces compro flores yo misma y mi variable matemática ha desaparecido. Ahora las expectativas, como el amor, no están en un punto o en otro, están donde yo estoy porque siempre viajan conmigo. Cuando la pereza me lleva a olvidarlo, un pinchazo sutil en la espinilla de mi pierna derecha me obliga a recordarlo. 

Ana Isabel Fariñas


Amaneció un ángel en el Reino del Padre Lachaise

Aquella noche del 7 de julio de 1971 el Padre Lachaise empezó como cada noche su ronda por las calles del cementerio. Quedaba más de una hora todavía hasta que empezara la representación teatral de su viejo amigo Poquelin y se dirigía lentamente hacia la divisón 25. Claro está que después de tantísimo tiempo se sabía todas las obras de memoria pero en recuerdo de aquellos tiempos deslumbrantes del Rey Sol, que los dos en su momento habían tenido ocasión de conocer, divertir o confesar, no faltaba a ninguna.
El padre Lachaise había admitido por la mañana en su grande residencia al joven Morrison de 27 años, que había fallecido por lo visto de una sobredosis cuatro días antes. Había gran expectativa de todos los residentes frente a la llegada del hermoso poeta y cantante que había sido la comidilla de la actualidad en todos los puntos del planeta y que, para huír de la policía de su país, había tenido que venir a instalarse en París.
De paso, el Padre quería asegurarse de que no se armara mucho alboroto y más que todo le preocupaba saber en que estado de ánimo se encontraba su nuevo inquilino.
Mientras avanzaba, lento y comedido como acostumbraba ir siempre, iban saliendo de sus tumbas los curiosos, los aburridos, los solitarios, los marchosos, en dirección de la división 6. Entre ellos notó cómo la pequeña Edith, encorvada y vestida de negro, se acercaba a él.
-‘’¡Hola Padre!’’
-‘’¡Hombre! ¡La Môme! ¿Cómo andas Reina?’’ preguntó cariñosamente el Padre.

-‘’¡Ya ves tú! ¡Jodida, como siempre! ¿Es verdad que ha llegado esta mañana el Rimbaud Norte Americano? Dicen que 27 años tenía el muchacho : ¡Qué prisas tenía para morir! ¡Pobre ángel ! Dicen también que canta, escribe y es tan hermoso como un Dios. Estoy por pedirle que hagamos un dúo un día de estos, ¡estoy con unas ganas de cantar! ¿Tú crees que le puede hacer ilusión al crío ?’’
-‘’Edith…Edith…calma. Si acaba de llegar esta mañana el pobre… Estará el muchacho un poco desorientado todavía, ¿no crees ?’’
-‘’Va, va. Te acompaño de todas formas’’. Y es que a la Môme era difícil llevarle la contraria, pero pareció conformarse.
Ya eran muchos los que acompañaban la marcha. La mayoría iba en silencio, respetuosa, temerosa de lo que iba a encontrar allí, en la división 6.

A unos metros delante de ellos El padre Lachaise y Edith Piaf reconocieron a su manera de andar –parar para pensar y volver a andar para hablar- a Honoré de Balzac y Marcel Proust. Los dos compadres pasaban así horas y horas discutiendo de la bajeza de los sentimientos, de la vulgaridad del lenguaje y otros temas sacados del tiempo perdido.
Cuando uno se acercaba a ellos y les preguntaba que qué tal andaban, Marcel contestaba : « buscando, buscando… »
-‘’¡Apresurad el paso ‘’ Cabezas ‘’! Si queréis conocer al nuevo fichaje antes de la función habrá que dejar de pensar un poco y mover el culo!’’ lanzó la indomable Edith.
-‘’¿Por cierto, dónde queda la división 6 ?’’ preguntó el educado Honoré.
- ‘’Pues ¡seguidnos ! ¡Así de fácil !’’ se atrevió uno.

-‘’Bah… Todavía nos quedan unos asuntos de que hablar así que no os preocupéis, ya preguntaremos nuestro camino a Fulgence Bienvenue’’ sentenció Proust.
-‘’Vale, como queráis, pero no sé si lo encontraréis, lo vi hace un ratito cavando del lado de la división 86 ‘’ se rió la dama de negro.
Después de pasar tres divisiones a la derecha, tres calles a la izquierda y otras dos a la derecha por fin llegó la muchedumbre al paradero del Rey Lagarto.
Jim estaba sentado en la piedra de su tumba, fumando un cigarillo, mirando, escondido en su espléndida melena de pelo rizado, por encima de su hombro a toda esa gente que venía hacia él. Parecía molesto, un poco nervioso.

-‘’Hola” le dijo el Padre. ‘’Te deseo la bienvenida Jim. Esta es tu casa. ‘’
-‘’Sí…eso parece…’’ contestó el chico en voz baja.
-‘’¡Hey Hermosura ! ¡Así que tú también la palmaste! ¡Jó tío ! En tu bañera dijeron…¡Irías bien cargado ! ¿Fue dulce la muerte, cielo ?
-‘’¡Si fue en los waters del Rock’n roll Circus! ¡No se acordará ni él después de lo que se había metido !’’se escuchó desde el grupo de los marchosos.
-‘’¿Qué más da una cosa que otra ?’’ suspiró Jim. ‘’Allí dejé a Pam… ¿Qué será de ella ahora ? ‘’
-‘’¡ Dejadle en paz ! ‘’ De entre el montón salió a su encuentro él que tanto había admirado en vida y en sus poemas el recién difunto. Oscar Wilde se acercó y le susurró :
-"¿Qué pasó Jim ?’’

Visiblemente asombrado Jim le contestó con dulzura :

-‘’Me pasé…eso es todo…me pasé. Como tú, honrado maestro del verbo, dejé atrás los abusos, las mentiras, las miserias…this is the end, beautiful friend ‘’.
-‘’Quizás sólo sea un principio amigo…”

Dirigiéndose ya a los demás el poeta irlandés añadió :
-‘’Dejad que descanse Jim, ya son bastante visitas por un primer día.’’
-‘’¡Ya se acostumbrará a las visitas !’’ lanzó la Môme. ‘’ Pués, ¡hala ! ¡Marchémonos todos ! ¡Dejemos a las almas gemelas compenetrarse tranquilamente ! Además, ya estará a punto de empezar la función de esta noche. ¿Cuál toca esta noche Padre ?’’
-‘’El enfermo imaginario’’ contestó el viejo hombre.
-‘’¡Otra vez ! ¡Este Molière no se cansa nunca de morir ! ¡Vámonos entonces ! Y a ver si de paso aparece Marcel…¡Marcel, Marcel !’’

Edith, como cada noche ya estaba gritando el nombre del que algún día había dejado su vida en suspenso, allí en los aires, en alguna parte entre París y Nueva York.
La muchedumbre se despidió suavemente del ángel Morrison dejándole al amparo de su nuevo amigo, con el que tanto había de compartir .

Mientras tanto Molière se preparaba a morir, infinitamente.

Sara Pérez


Antaño es hogaño
“El hoy es discípulo del ayer” Publio Siro (85a.C.–43a.C.)

Quisiera relatar a vuesas mercedes según mi modesto castellano, las grandes semejanzas que existen entre el siglo XVI y el siglo XXI.
Mi nombre es Cristóbal de Vegil más conocido por “el Longares” barragán lígrimo criado de Rodrigo de Cervantes y como doctos que son han supuesto bien, es el padre de Don Miguel de Cervantes.
Me puse al servicio de Don Rodrigo que dios tenga en su gloria en 1552 cuando llegó a Valladolid con su familia para “probar fortuna lejos de la murmuración”.
Casi parece una historia quijotesca, aunque no tan reputada. Don Rodrigo mi señor era zurujano de cupo y para ejercer la cirugía debía pagar 4 escudos de oro –como pueden observar ya existía un cierto afán recaudatorio-. Mi trabajo consistía en llevarle la bolsa de cuero para introducir con los achiperres del oficio así como ser su ayudante. En cuanto a mi estipendio como sucede hoy, de eso ni hablamos. Las visitas a los enfermos teníamos que realizarlas a pie ya que el uso de caballería estaba reservada a los cirujanos académicos. Entre las quehaceres de un zurujano de cupo estaba el de bizmar y realizar cirugía menor.

En aquellas lejanas épocas en el oficio de cirugía había mucha competencia incluyendo la no muy leal de los barberos y no era fácil abrirse camino. Miguel de Cervantes en El coloquio de los perros realiza una dura crítica sobre la abundancia de estudiantes de medicina en la Universidad de Valladolid.
Ya existía el pluriempleo pues don Rodrigo trabajaba en el hospital de Atenzana por la mañana y por la tarde en su casa. También había acumulación de puestos con afán lucrativo, pues algunos zurujanos actuaban como boticarios.
Había embargos, Don Rodrigo los sufrió en sus propias carnes, pues al tener numerosa familia y ser pequeño el estipendio que lograba obtener contrajo deudas y le fueron embargados enseres de la casa, el menaje, la ropa y demás artículos necesarios para la supervivencia y por ello fue encarcelado, ¿Serán tan cultos los banqueros que hayan podido leer estos hechos para argüir su uso actual?
He de mencionarles también que ya en el siglos XVI las palabras podían tener doble sentido, como por ejemplo: herbolario designaba a la persona que tenía conocimiento de las hierbas, sus virtudes y propiedades; en sentido peyorativo designaba a las personas extravagantes y ridículas.
Como habrán podido observar el antaño se asemeja al hogaño.
Otrosí aún echando de ver que vuesas mercedes son personas doctas y sapientes he escrito esta historia con la puntuación actual para una mejor comprensión, ya que en los años que acaecieron los hechos no existían signos de puntuación en los escritos.

GLOSARIO

-Achiperres: Trebejos. Trastos, utensilios
-Barragán: Mozo soltero
-Bizmar: Poner bizmas
-Bizma: Emplasto para confortar, compuesto de estopa, aguardiente, incienso, mirra y otros ingredientes
-Embargo: RAE. Retención, traba o secuestro de bienes por mandamiento de juez o autoridad competente.
-Encalcar: Comprimir, reducir de volumen
-Escudo de oro: Moneda de oro, acuñada por España desde el siglo XVI con
un peso 3,4 gramos y valor de 350 maravedís
-Estipendio: Paga o remuneración que se da a alguien por algún servicio
-Hogaño: En el presente año
-Lígrimo: Castizo, puro. Gallardo, apuesto
-Longares: Mozo alto
-Otrosí: Además en lenguaje jurídico
-Sapiente: Sabio
-Vuesas mercedes: Tratamiento de respeto y cortesía que se usaba antiguamente
-Zurujano: Cirujano en siglo XVI

Alfredo Domínguez


Poema a la muerte de MICHAEL Joseph JACKSON (rey del pop). California 25 de Junio de 2009.
DUERME EL TIEMPO

Acentos de voz,
de tacto articulado,
de ecos en la piel
que mide el sueño,
rasgan pasos del sentir
en el tronco de unas manos.
El gesto se hace ayer,
congela los minutos,
nace entre la piel
pausada por el ritmo,
mima la expresión
ceñida en los segundos,
raíces de un perfil
en las ramas sonoras de la historia.

Sofía Montero García


Me hubiera gustado estar allí

Acontecía el día 29 del mes enero del año en cristo de 1577 en Salamanca, ciudad regada por el río Tormes que hoy amanecía helado, había una temperatura de 4 grados bajo cero…
Dos personas, una con hábito de fraile agustino y la otra que se dejaba llevar apoyándose del brazo, caminaban con paso lento pero firme en dirección a la famosa universidad salmantina, eran: Fray Luis de León y Francisco de Salinas.
-¿Cómo te encuentras hoy, Luis?
-Ya estoy recuperado, ese viaje desde Valladolid me dejó molido los riñones… pero tanta emoción junta, no sé si lo soportaré, las noches se me pasan sin apenas pegar ojo, necesito una temporada de retiro. Cuando termine con esta lección me iré a La Flecha.
-Después de todo lo que has pasado, no me extraña. Fue muy emocionante el recibimiento. Toda Salamanca estaba en el camino de Valladolid para vitorearte.
-He sufrido mucho, querido Salinas, pero mi espíritu no se ha quebrantado nada. Podrán encerrar el cuerpo pero el pensamiento y el espíritu siempre serán libres. Están confundidos con castigar la no creencia e imponerla con torturas y muertes, están generando un odio que algún día se volverá contra ellos. Mis pensamientos siguen siendo los mismos, incluso más reforzados. Otra cosa es que los pueda expresar. Debo extremar el cuidado con lo que digo porque me van a estar vigilando de cerca y esta vez me he librado. Ya sabes que a estos demonios de dominicos no les gusta una vez que tienen una presa en sus garras dejarla escapar fácilmente.
-Así es, Luis, hemos de procurar andar con mucho cuidado, la historia hará justicia.
-Amigo Salinas, ya sabes lo que opino de la justicia… no existe la justicia entre los hombres, está mediatizada por los que detentan el poder… la justicia solo la tiene Dios… ese es nuestro camino enseñar a los hombres la Justicia… pero es un trabajo arduo y yo ahora me encuentro cansado, necesito oler los almendros en flor, escuchar ese arroyo que atraviesa la finca de la Flecha murmurando verdades y dejando a su paso plantas verdes y perfumes para que el espíritu descanse y descubra su verdadera esencia, su destino… “¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!
-Es un verdadero deleite oírte, Luis… Mira, vaya expectación a las puertas, están esperando, quieren escuchar tu primera lección después de la liberación.
-Voy a ser discreto, muy discreto: "Decíamos ayer".

Vicente M. Martín


SPILLIAERT O EL SILENCIO DE LA SOMBRA
( Atardecer de Octubre.1912. Museu Spilliaert. Bruselas)

“De mi infancia conservo un recuerdo fascinado, hasta el día en que me llevaron al colegio. Desde ese momento, me robaron el alma y no he vuelto a recuperarla. Esta dolorosa búsqueda es toda la historia de mi pintura…” Léon Spilliaert. (1881-1946)

Hacia dónde caminas, mujer,
abrigada en la incandescencia del ocaso
a punto de ser incendiada,
con el rostro anulado y los pliegues
hambrientos por escaparse
de su andante silencio.
Si solo eres sombra que empuja la nada.
Solo la luz podrá salvarte.
Porque la noche vendrá con su lecho
de miedos y amenazantes verdades.
Huye de la mentira que la muerte
pueda confesarte cuando tu rostro
apunte, y, en las pupilas cansadas,
dibuje las palabras sin signo,
los nombres sin nombre;
antes que la erosión radical
de su abrazo convierta tu cuerpo
en esquema de un trazo,
u oquedad misteriosa,
en olvido, en sombra.

Pilar Luengo


Diálogo con Federico García Lorca basado en su poema "Asesinato"
(Dos voces de madrugada en Riverside Drive, Nueva York, 1929)

1929, pasa el tranvía y la Bolsa bulle
Perritos calientes en los puestos callejeros que se comen a la carrera
Unos pocos coches escupen papeles por las ventanas
La multitud se agolpa en Wall Street
Hombres, mujeres y monjas rezan en La Trinidad
Esto es el fin
Brokers importantes de negro con sombrero van y vienen arruinados
Lloran, gritan y se suicidan

Federico, un hombre se ha ahogado en Est River
Y, ¿cómo fue?
Se lanzó desde el Puente de Brooklyn
¡Eso es todo!
Una balsa engulle el cuerpo
El pecho desaira su ira
Hasta que lo atrapa su lecho
Y el mar deja de succionar
Así
¡Déjame¡ ¿De esta manera?
Si
Los ojos quedaron ingrávidos
¡Ay, ay de mí!

Antonia Oliva


Es 23 de Enero de 1989.Nos hallamos en la habitación de un hospital en la famosa localidad gerundense de Figueres. Nuestro paciente una famosa personalidad, un tanto peculiar: Salvador Dalí.

Tenemos a nuestro insigne artista postrado en la cama, en sus últimos momentos, rodeado de iconos e imágenes, en un ambiente ciertamente surrealista. De fondo suena música de violines que evoca a una residencia de estudiantes donde otrora un grupo de jóvenes llevaran a cabo una tarea de creación, pensamiento y dialogo en el mundo artístico y científico.

De repente una sombra irrumpe en la soledad de la habitación, tras ella avanza la figura de un hombre de tez morena y semblante risueño, que se acerca sigiloso hasta la cama donde nuestro artista descansa.

-¡Hijito…!. Un leve rumor apenas se oye como respuesta.
- ¡Lorquito, querido!, ¿eres tu?
- Sí, quién si no mi querido Salvador.
-¡Oh, mi japonesito! ¿Has venido a oscurecer la virginal originalidad de mi cuerpo y de mi espíritu? Disculpa que te reciba de esta guisa, si hubiera sabido de tu visita, te habría preparado mis mejores galas.
-Tranquilo querido, relájate, no te incorpores, no me debes mejores atenciones que las que siempre me proporcionaste, y por favor nada de galas...
-Jeje, ¡ querido loco! Nunca te gustó esa mujer, aunque en tu defensa te diré que para ella tú fuiste el único motivo de celos en su vida.
-Como me iba a gustar, si consiguió separarme de ti.
-No digas eso, siempre fuiste muy testarudo, el único que te separó de mi fui yo mismo y mi envidia hacia ti. ¡Yo te maté!, yo, por no haberte retenido y haberte llevado a Italia conmigo, sólo yo te habría librado en aquella maldita noche de Agosto, camino de Vizna.
-No digas eso, sabes que tu no podías hacer nada, mi muerte estaba ya escrita. ¿Recuerdas como jugaba a recrear mi propia muerte?
-Sí, cómo no recordarlo, pero, ¿por qué ? Hubiéramos sido tan felices los cuatro. Nosotros entregados a nuestros proyectos, a tus obras de teatro, montando tus decorados, nuestra ópera que quedó en el aire…
-¿Los cuatro?, ¿te refieres a tu querida hermana Anna María? Era una buena chica y muy buena amiga, pero no creo que a ella se le escapara lo locamente enamorado que estaba de su hermano.
-¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez? ¿Recuerdas como aquella vez después de siete años sin vernos nada había cambiado entre nosotros?, y ahora muchos años han pasado desde ese verano en Cadaqués, y siento que nada cambia ni podrá cambiar entre nosotros.

Un breve silencio inunda la habitación. El poeta le ofrece un pequeño trago de agua a su querido amigo y aprovecha para secarle la frente con su pañuelo de la forma más delicada y amorosa que nadie lo hiciera con él.

-Veo que de tu paganismo apenas queda nada mi querido amigo.
-No seas loco fillet, eres tu, tu recuerdo lo llena todo. O acaso, ¿ya no recuerdas esta imagen de la Divina Pastora que me mandaste? Y cómo olvidar a San Sebastián, nuestro San Sebastián, en el que tantas veces he transfigurado a tu persona.
-Pero, ¿tanto mal te hizo esa mujer querido?, que te arrastró hacia un mundo vacío, en el que la fama y el dinero lo invadían todo. ¿Cómo llegaste a abrazar la fe católica?, casándote, tu que siempre criticaste mi tradicionalismo y me exonerabas a abrazar junto a ti el surrealismo y las últimas vanguardias.
-Pura fachada Federico. Ya hubiera querido ser yo una mínima parte de valiente de lo que tú eras; con tu vida, tus sentimientos, tus versos, esos versos que tantas veces critiqué, ¿ recuerdas? Te decía que no perdieras el tiempo en pintoresquismos, cuando en el fondo me envidiaba tu vitalidad, tu cercanía, tu amor…pero yo nunca tuve ese valor querido, mi padre había sido muy severo conmigo.
-Pero eso no es disculpa para que te ensañaras conmigo, con esta" mierdesita" así de pequeñita y este perro andaluz que soy yo, junto a nuestro querido Luis en esa maldita película. Aunque casi os agradezco el empujón que me llevo a viajar al extranjero y plasmar mi poeta en New York, y también mi fallido viaje a la luna …
-Puede que me arrepienta de colaborar con el ángel exterminador en un proyecto en cual no se me pagó mi colaboración, pero si eso sirvió para que dieras un paso en tu poesía hacia nuevas reglas poéticas, me alegro querido. Lamenté mucho tu perdida, no te he olvidado en ningún momento, me emocionó ver a tu familia tan orgullosa de ti en el Café de Chinitas, que realicé en tu honor. Aproveché el momento para disculparme con tu familia por tan peculiar intento de estafa de años atrás, que tan a bien y con tanta gracia te tomaste.
-Jeje, sí, como olvidarlo querido amigo. Yo tampoco pude olvidarte nunca, no hubo ningún otro amor que pudiera suplantarte. Con lo que nos queríamos, con lo que nos admirábamos y respetábamos, fue una pena que la pasión no invadiera nuestras almas y llenara nuestros cuerpos de sangre.
-¡Mi torero alucinógeno!, siempre te dije que la miel es más dulce que la sangre.

Pasando de nuevo su pañuelo húmedo por la frente de su querido amigo, mirándole con orgullo, Federico le dice al oído:

-Descansa mi hijo, pronto estaremos de nuevo juntos, con tus pinturas y decorados sobre mis versos, recorriendo el paraíso en mi Barraca, sin miedos. ¿Recuerdas cuando me acompañabas hasta mi cuarto y esperabas paciente a que conciliara el sueño, mientras yo, excitado, recitaba mis versos? Ahora soy yo el que esperaré junto a ti, paciente, a que llegue tu dulce sueño amigo.

De pronto irrumpe una enfermera en la habitación por el revuelo que oye, se acerca a nuestro particular moribundo y ante la agitación que advierte en él, le pregunta:

-¿Está bien Don Salvador?
-El meu amic Lorca.

Un silencio inunda toda la habitación, un último suspiro sale de su garganta, y tras él, un estruendoso ¡olé!, resuena en toda la comarca.

José Ramón Cifuentes García


Renacimiento

Anoche tuve un sueño. Me quedé profundamente dormida en aquel hotel de París. Allí estaba yo sentada en aquella butaca roja de estilo renacentista, con el pelo recogido en un moño y un velo cubriendo mi cuerpo. Era la representación de la mujer de la época y de la clase social a la que pertenecía. Casada, fiel, honesta, bondadosa, bien podían atribuírseme todos los adjetivos que de mi naturaleza y condición cabrían esperarse. Eran ya muchas tardes de días soleados, de otros lluviosos, de nacimiento de flores y caída de hojas, de sudor en mi frente y temblores de cuerpo. Así , como en un suspiro, eran ya… años. Años sentada en el mismo lugar durante horas, y a pesar de que pudiera parecer rutinario, cada día se convertía en un descubrimiento. Al principio, mientras esperaba en aquel estudio de Santa María Novella en Florencia, miraba desconcertada los dibujos en tono sepia con extrañas figuras, planos de inventos y mapas que se amontonaban en la mesa. A mi alrededor multitud de objetos destartalados y cuadros. Esa mezcla de olores a yeso, aceite de linaza, pinturas, barniz y perfumes, a menudo me hacía sentir embriagada y me perdía entre aquellos paisajes de ensueño que me guardaban las espaldas. ¿Sería cierto todo lo que contaban del maestro? Al parecer en su juventud rebosaba belleza, gracia y toda clase de talentos de los que disfrutó hasta el punto en que el gobierno le acusó de sodomía, aunque no pudo demostrarlo. Sé que se había dedicado al estudio de la anatomía, matemáticas, geometría, música, astronomía, botánica, geografía, arquitectura, el vuelo ,y tantas otras disciplinas ,que esa capacidad extraordinaria escapaba a mi entendimiento.. Al parecer su carácter versátil e inestable hacía que emprendiera tantas tareas y las abandonase inconclusas. Mi curiosidad crecía día a día. Me preguntaba porqué no comía carne, que costumbre tan rara! Adoraba a los animales y a veces aparecía por allí con pájaros que compraba para dejarlos luego en libertad. Porqué esto, porqué lo otro… y en un proceso que bien podía recordar al de una oruga en su letargo, fui testigo de mi transformación, lenta, reposada, fruto de la presencia de aquel personaje. Era un hombre de conversación muy agradable, por su boca salían las palabras Justas, que eran amables, graciosas, llenas de ingenio y sabiduría. Con ellas yo iba tejiendo mi alma, completando las piezas del puzzle de mi vida y encajándolas cada una en su lugar. Aquel día pensaba en lo que me había dicho el día anterior y como una parturienta esperando el fruto de su vientre, le esperaba para confirmar mi renacimiento. Entonces llego él con su cuidada y larga barba, sus cabellos canos emulando caracoles, enfundado en sus polainas de seda y cubierto con su hábito de terciopelo rosa y me atreví a preguntarle. Ahora sí. Tenía que llegar el sublime momento, el culmen, la madre de todas las respuestas. Y llegó, puntual a su cita. Como despedida, un cruce de miradas, gestos y …ya no volví más por allí. No importa que la obra estuviera inacabada sobre el lienzo. Ambos sabíamos que algún día él la daría por terminada sin más, porque ya tenía los elementos suficientes y no hacía falta mi presencia física. Sólo era cuestión de tiempo, del tiempo en que eso tuviera que suceder.

Hoy, ahora, ya estoy "despierta", en el más amplio sentido de la palabra... visto unos vaqueros y una camiseta, zapatillas deportivas y pelo corto. Ya sé porque he venido a la ciudad de la luz.
Son las nueve de la mañana y entro en el Louvre. Es la primera vez que acudo a este museo, pero recorro cada pasillo con paso firme y determinación, guiada con seguridad hacía el encuentro.
Y mientras recuerdo sus palabras esbozo una sonrisa, de aquellas que son fruto de la complicidad, de la felicidad que da la paz, dueña del conocimiento absoluto, del secreto mayúsculo. La gente se gira a mi paso. Sus caras reflejan la intriga, la curiosidad, la interrogación misma. Entonces llego a mi destino final, me paro en seco y el tiempo se detiene. No soy consciente de lo que hay a mi alrededor, del bullicio, los flashes de las cámaras, ni siquiera de la falta de espacio vital. Me miro en ella como el que lo hace en un espejo, reconociéndome plena y entera. En un letrero abajo en la parte derecha, una inscripción da nombre a la obra: La Gioconda de Leonardo da Vinci.

Salgo al estanque, arrojo una piedra y quedo observando aquellos círculos concéntricos, sintiendo con cada expansión del agua, la de mi propia conciencia. Comprendiendo. Unos pájaros alzan el vuelo al unísono del sonido producido por la fusión de los dos elementos. No me parece que se hallan asustado, forman parte de esta sinfonía, con su aleteo y esa armonía en el vuelo. Vuelo con ellos, siento el roce del viento en mi cara, en todo mi cuerpo planeando.

Anoche tuve un sueño…y me lo creí.

M. Mercedes Juan Mateos


¡Con qué pura y serena transparencia brilla esta noche la luna! 
Diálogo a dos voces

GRAFFITERA:
¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de mi ahogado silencio,
mancharé paredes con la rebelde espuma,
pintaré mis gritos furtivos a oscuras.

ENTRA ROSALÍA:
¡Con qué pura y serena transparencia
brilla esta noche la luna!
A imagen de la cándida inocencia,
no tiene mancha ninguna.

GRAFFITERA:
Aunque no alcancen gloria,
pensé escribiendo mi nombre en la pared.
Es fácil y breve mi nombre
y acaso alguien escuche mi aullido sordo en la calle
Y acaso alcance mi anhelado sueño.
Por eso son, aunque no alcancen gloria,
tan fáciles y breves mis destellos.

ROSALÍA:
Aunque no alcancen gloria,
pensé escribiendo libro tan pequeño,
son fáciles y breves mis canciones
y acaso alcancen mi anhelado sueño.
Pues bien puede guardarlas la memoria
tal como, pese al tiempo y la distancia,
y al fuego asolador de las pasiones,
cortas, pero fervientes oraciones.
Por eso son, aunque no alcancen gloria,
tan fáciles y breves mis canciones

GRAFFITERA:
Cuando en las nubes hay tormenta
Suele también haberla en mi pecho
La rebeldía es lo que me queda
aún cuando calma reine en tierra y cielo;
porque es entonces cuando me desgarro y grito.
Cual nunca riñen mis pensamientos.

ROSALÍA:
Cuando en las nubes hay tormenta
suele también haberla en su pecho;
mas nunca hay calma en él, aun cuando
la calma reine en tierra y cielo;
porque es entonces cuando torvos
cual nunca riñen sus pensamientos

AL UNÍSONO:
¡Ay, cómo el llanto de mis ojos quema!...
¡Cuál mi mejilla abrasa!...
¡Cómo el rudo penar que me envenena
mi corazón traspasa!´

Consuelo Vicente 


"Está ya todo inventado"

Corría el año 1998. Yo me encontraba liquidando el negocio de kiosko papelería copistería de mi hermano. El joven que trabajaba para la empresa de construcción (cómo no) fue a recoger con el vehículo de la empresa la copiadora por la que estaban dispuestos a pagar el precio estipulado. En la conversación, salió la estética y robustez del nuevo puente sobre el Tormes, del que decía era conocedor de los planos. En un momento de la conversación, el joven me espetó con la rotundidad que sólo la arrogancia o la sabiduría o ambas a la vez confieren: "Está ya todo inventado".

Bueno, dije para mis adentros. Quizá esté en lo cierto...

Pasaron los años y, ya en el nuevo siglo, hablando por teléfono sobre mi incipiente proyecto de publicar la Nueva lógica, de la que hablaba Leibniz y por la que tan vivamente se interesó el mejor lógico del siglo pasado, Kurt Gödel, mi interlocutor, ya un poco cansado del tema me inquirió: "¿Pero es importante?"

Yo, en aquel momento, tenía muy reciente la herida provocada en mi maltrecho espíritu por una mala caída desde el guindo: ¡Todavía nadie había inventado el importancímetro!

Si algún inventor lee esto, mi petición es desesperada: ¡Por favor, que alguien invente YA el dichoso importancímetro!

Juan Carlos Ortega


Marylyn Blues

Sí, he bebido de más. Y sí, me voy a tomar esta pastilla. ¿Qué no debo¿ ¿Y desde cuándo te importa? A ti sólo te interesan mi culo y mis tetas. ¿Sabías que recito a Whitman de memoria? Y También a Ginsberg. Pero eso a ti qué más te da. Para ti sólo soy un juguete. La muñequita rubia que hace bonito y despierta tu deseo.

Siiiii, me follé al Presidente. Y a no sé cuántos más. ¿Por qué? ¿Por qué lo hice o por qué no a ti? Porque me evade. Mientras son mi juguete puedo olvidar que no os importa nada, ni mi cultura, ni mi opinión… ni mis sentimientos. Mientras os tengo a mi merced se me olvida que sólo soy una muñeca descerebrada. O eso, o bebo.

Si no fuera por estas putas pastillas no dormiría nunca. Y no queréis a vuestra muñequita con mala cara. Pero ¿sabes?, un día de estos me las voy a tomar todas. Y voy a dormir bien, muy bien, de una vez por todas.

Miguelángel Pegarz


Yo no soy una rubia tonta 
(Aunque a ti no te importa)

Me llamo Norma Jeane Mortenson,
aunque a ti poco te importa.
Tienes tu estereotipo prefijado,
para ti sólo soy una rubia maziza y tonta.
Y que de Shakespeare me haya empapado
poco te importa.
Qué más da que haya estudiado
o recite a Whitman de memoria.
Tú sólo me miras las tetas
y no ves mi mirada triste.
Sólo te interesa mi risa de claqueta
y enterarte de chismes.
Sí, me follé al Presidente
y a cuanto se puso por delante,
porque la rabie me posee
y el sexo me evade.
Yo no quiero ser un simple objeto de deseo,
un cuerpo de culto descerebrado.
Pero por más que luche no puedo,
así que mi final está llegando.

Miguelángel Pegarz

4 comentarios:

  1. El recital de José Manuel Díez, como diría él: ¡“ maravilloso es: oír una hora a un POETA recitar y CANTAR”…!
    Me encantó… la de los “malos”, ¡genial!… (para los del taller de escritura los malos son los del taller de lectura, que nos critican los escritos… ¡je…je!)
    Van los comentarios de tareas:
    Ana, ¡Uau!... sin palabras… no hay quien compita contigo, José Manuel Díez diría: “maravilloso es: leer las tareas de Ana, “escritoracreativadelasconchas” …
    “Ahora las expectativas, como el amor, no están en un punto o en otro, están donde yo estoy porque siempre viajan conmigo”… ¡Grande!
    Sara, un cuento apropiado para la noche del 1 de Noviembre. Me ha gustado, muy bien. ¡También grande!
    Alfredo, el “zurujano de cupo” me ha gustado, bonito texto y muy didáctico. Por lo demás ya se sabe, unos explotan y otros son explotados, es fácil que esto siga siendo así. Muy bien
    Sofía, breve pero intenso tu poema… ¡Michael que estás en los cielos canta por nosotros!...
    Muy bien
    Vicente, querido, me consta que te lo has currado… dos personajes salmantinos 100% y la Universidad… muy bien, pero si quieres alcanzar a Ana ya puedes correr, como no alquiles un patinete de motor lo llevas claro ¡je…je! (Vicente y yo somos íntimos…)
    Pilar,
    “Porque la noche vendrá con su lecho
    de miedos y amenazantes verdades.
    Huye de la mentira que la muerte
    pueda confesarte cuando tu rostro
    apunte, y, en las pupilas cansadas,
    dibuje las palabras sin signo,
    los nombres sin nombre;…” Nada que añadir, ¡asombrado! Quedo. Molto bene
    Antonia, ¡acojonante!... la vida está pendiente de un hilo en cualquier momento ¡zas! ¡es solo un instante!... ¡Federico, grande… y van y te fusilan!. Muy bien, ¡tú si que eres grande!
    José Ramón,
    ya es casualidad nuestro amigo Federico aparece en dos textos… dicho eso, me ha parecido magnífico tu texto… nada que objetar, muy bien… “Disculpa que te reciba de esta guisa, si hubiera sabido de tu visita, te habría preparado mis mejores galas”, ironía y humor hasta en los momentos críticos, ¡si es que morir no es tan malo…!

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  2. Raúl, ¡vaya nivel está tomando el taller!, felicidades Maestro.
    M.Mercedes, Magnífico relato, me ha gustado… ¡adaptación inmediata al taller!
    “Salgo al estanque, arrojo una piedra y quedo observando aquellos círculos concéntricos, sintiendo con cada expansión del agua, la de mi propia conciencia”. ¡Requetebien!

    Consuelo,
    “A imagen de mi ahogado silencio,
    mancharé paredes con la rebelde espuma,
    pintaré mis gritos furtivos a oscuras.” A esto no hago comentarios, habla por sí mismo.
    ¡¡Poetas del mundo uníos, gritar vuestros silencios!! hasta hacer sonreír a la luna. ¡Wonderful! Consuelo

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  3. En primer lugar decir que me alegra ver que la participación crece, aunque ello haga que me cueste un poco más sacar el tiempo para estar aquí y comentar todo. Tiempo el que no tuve (una vez más) para ir a ver a éste magnífico poeta del que ya había oído hablar antes de la sesión y que acabó de decidirme para incorporar su libro ami biblioteca personal (dicho por si alguien quiere leerlo). Y al lío:
    El primer texto de Ana Isabel Fariña, me parece monumental, extenso, con un ritmo y estilo marcado que sólo pierde en alguna parte central. Envidio esa capacidad. El segundo me parece algo espeso en su prosa.
    El texto de Sara queda bien como fragmento, no da sensación de cierre. Muy subrealista y cargado de referencias (muchas de las cuales superan mi escasa cultura). Se deja leer cómodo.
    A Alfredo le diría que el texto pide desarrollar más la idea, pues pese al alarde de palabras, pienso que queda un poco "borrador". Seguro que puedes sacar más de la histroia con más tiempo y quizá mayor extensión, porque ese derroche léxico deja claro que capacidad de trabajo no te falta, compañero.
    A Sofía, que muestra oficio, lo que no capto es la relación con la tarea encargada.
    Vicente se deja leer claro y limpio. Voy a ser osado y darte un consejo cuando escribes prosa. Deja hablar más al personaje, se ve mucho tu voz en ellos, sé un poco más loco y dales otra piel. Personalmente te observo un progreso increíble y seguro que sabrás hacerlo.
    Los versos de Pilar Luengo están bien, se ve implicación, pero lamento desconocer absolutamente al referenciado, son lo cual no puedo opinar más.
    Antonia, me gusta el texto, pero quizá debieras alargarlo un poco. Como con Vicente me permito el exceso de darte un consejo: Pierde el miedo a alargar un poco más tus palabras. Creo que eres a veces demasiado breve por vértigo, no por falta de capacidad, pues creo que manejas bastante bien el lenguaje de forma natural e instintiva.
    Jose Ramón, un texto muy descriptivo, claro de leer, aunque yo he oído cosas menos amables de la personalidad de Dalí. A mi me huele a teatro tu texto, deberías probar a adaptarlo.
    Me gusta el texto de Mercedes, logras crear atmósfera y el final deja la duda en el aire.
    Y Consuelo, tu texto más que diálogo me parece una traducción de una a la otra. Lo cual no obvia que me gusta y me resulta divertido imaginar a una a ritmo de hip-hop y a la otra con flema.
    Juan Carlos, no veo la relación con la tarea, lo siento.
    Y ahora falta que alguien de caña sin piedad a los dos últimos textos, que de las alabanzas no se aprende y fallos tiene muchos seguro.

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  4. PD: Todos los comentarios hechos anteriormente son fruto de opiniones personales hechas on mucho respeto y no poco cariño, pero desde la más absoluta de las ignorancias literarias.

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