La academia de las musas

¿Musas? ¿Qué musas? ¿La estación de Cercanías de Madrid? ¿La mayonesa "Musa"? ¿Es el wifi de hoy sinónimo de las musas clásicas? ¿Tienen horario de funcionarias las musas? ¿Qué despachan?
Estas y otras muchas cuestiones tratamos de despejarlas en la última sesión del taller de escritura creativa de la Casa de las Conchas.


Sarcófago romano de las musas


Hablamos del libro "Las musas se han ido de copas" de Nilton Santiago, del que leímos el poema "Diario del granjero vietnamita que lleva sin dormir desde 1973". El libro señala de manera crítica e irónica la falta de imaginación, pero también es una crítica a la soledad y a la falta de interés que nos produce la realidad.

Thai Ngoc es una libélula jubilada, como el amanecer.

Thai Ngoc se despertó como cualquier día convencido de que era un hombre vietnamita que vive al pie de una montaña.

Thai Ngoc sabe que ni los quebrantahuesos escogen la soledad ni las veinteañeras qué soñar por las noches así que, desde el año 1973, después de una intensa fiebre corporal, el señor Ngoc decidió dejar de dormir.

Thai Ngoc empieza el día pidiéndole a los cipreses que le devuelvan las lágrimas de todos los médicos que se han roto el coco pensando en por qué demonios no puede dormir.

Thai Ngoc luego se va a desayunar con las ranas un zumo de melón.

Thai Ngoc sabe perfectamente que las mujeres son más complicadas que el álgebra para las rosas, así que cada día le regala un ramo de besos a su mujer.

La mujer de Thai es una campesina jubilada que está convencida de que es una libélula.

La mujer de Thai lava los platos sucios con los sueños de los peces.

Thai Ngoc es como un héroe para los loros kakapos de la comunidad de Que Trung y su más grande sueño es tener sueño.

Thai Ngoc a veces es contratado por un par de murciélagos para que les haga la cena, otras veces, sus vecinos le dan un par de monedas para tocar los tambores o los gongs en los funerales nocturnos de las tortugas.

Thai Ngoc dice que se siente “como si fuera una planta sin agua”.

Thai Ngoc también dice que los perros no tienen religión pero sueñan, así que es lo mismo.

Thai Ngoc cree, no obstante, que el mejor amigo del hombre es la lluvia.

Thai Ngoc es una libélula jubilada que no sabe quién es Thai Ngoc cuando llueve.

Thai Ngoc seguirá despierto aun cuando este poema haga que Ud. se muera de sueño.

Durante la sesión leímos también los textos "La musa" de Ana Ajmatova y "Cotidianidades del alma" de Zbigniew Herbert:

Cuando en la noche oscura espero su llegada,
se me antoja que todo pende de un hilo.
¿Qué valen los honores, la libertad incluso,
cuando ella acude presta y toca el caramillo?
Mira, ¡ahí viene! Ella se echa a un lado el velo
y se me queda mirando larga y fijamente. Yo digo:
"¿Has sido tú la que le dictó a Dante las páginas sobre el infierno?"
Y ella responde: "Yo soy aquella".

* * *

De mañana los ratones corren
por su cabeza
en el suelo de la cabeza
retazos de conversaciones
restos de un largo poema
entra
la musa doméstica
con un delantal azul
y se pone a barrer

a casa de mi señor
acuden los mejores invitados
pongamos que Heráclito de Efeso
o el profeta Isaías

hoy no ha llamado nadie

el señor da vueltas nervioso
habla solo
hace pedazos papeles inocentes

a la tarde parte en dirección desconocida

la musa se desata el azul delantal
apoya el codo en la ventana
estira su cuello
esperando
a su guardián
de pelirrojo mostacho.


Y hablamos de "La academia de las musas" de José Luis Guerín, una película dónde las musas tienen, en su alocado experimento, la misión de situar al hombre que abandonó la belleza frente a ella.:




Propuesta de escritura:

Elige una o varias de las nueve musas clásicas y escribe una carta, un correo electrónico, un SMS, una postal o un whatsapp en el que le solicitas intercesión o ayuda para tu inspiración.

Y estos son los trabajos recibidos hasta ahora:


Querida Calíope:

El motivo de la presente es rogarte que no vuelvas a soplar en mi dirección. Ya, ya sé, sin tu ayuda es difícil enhebrar un texto en condiciones; pero bastante adelanta uno consiguiendo belleza en el escribir si luego fallas en lo esencial y no llegas a buen puerto. No quiero entrar en mucho detalle, prefiero leerte lo que logré plasmar en el papel.

¡Guapo!, exclamó con ardor mientras me abrazaba con esa mirada suya que derrite. Me quedé con la boca abierta. No es para menos, Conchita Lupiánez, la chica más bombón del curso, estoy por decir que del insti. La venus tantas veces soñada por tantos soñadores; desde luego por todos los de la panda. ¡Guapo!, repitió ella mientras a sus ojos asomaba...

Y fue ahí, justamente ahí, donde se te ocurrió dejar de soplar. Una faena, Calíope. Vamos a dejarlo ahí, faena, pero en los tiempos que corren se usa una palabra más gruesa, y que probablemente cuadra mejor.

Lo nuestro ha sido hermoso, mientras duró, Calíope. Hasta nunca.

Fede

Pascual Martín
Grupo B


Caminos de inspiración

La noche y el silencio son el ecosistema ideal del escritor, del poeta, del ebrio… vagabundos de la existencia que se revelan ante la luz de las verdades.
Hay quienes, entre amaneceres, rocíos y montañas, encuentran la inspiración. Estos son hijos de la calma, del sosiego, de todo, menos de soledades.
Hay poetas de ciudad que, entre calles, ruido y romería, ensalzan el ego de la civilización.
Los sublimes, estos son habitados por la melodía en armoniosa prosa, música como neurótico elixir de la inspiración.
Y quienes se suman al movimiento, son danza y cuerpo. Sus límites periféricos circundan en un biotipo, semejando el curso del tiempo: Son Tao.
Otros desde su existir interior experimentan la ebullición de sus emociones, que luego ven condensar en agua y sal por el frío de la soledad exterior. Estos son quienes sufren y alimentan de ahí su talento.
Ya sea en ningún lugar o cualquiera, de madrugada o de noche, en el silencio o sin este, la vida, que nos ha hecho “racionales” por “anti naturaleza”, se manifiesta con lo único que sabe hacer: ser.
Y nuestros corazones frágiles, atormentados y felices, que no logran resolver este dilema del tiempo y la contradicción, conocen a Calíope e intentan, para que en nosotros brille la cordura y el sentido, que es metafórico, que se implante en nuestro devenir la elocuencia.

Postdata… pero no te quedes amiga mía aquí por mucho tiempo, que la vida es tan contradictoria que, sin ellas, tus hermanas, las artes de la inspiración, moriríamos por la verdad.

David Vélez
Grupo A


Bando convocando a las ilustres Musas

Convoco a todas las musas existentes sobre la faz de la Tierra para realizar labores de creatividad con entusiasmo y esfuerzo.
Si alguna vez vinieron y me ofrecieron sus dones, quiero que se presenten de nuevo. Todas las ofrendas que alguna vez regalaron han desaparecido dejando un terreno baldío, inerte, desolado… Volved. Regresad si habitáis en algún lugar.
Es tiempo de borrascas y tormentas, de bullicio y silencio, de sequia… y tal vez esa dispersión os haya amedrentado. Por esos motivos, es imprescindible que regreséis con vuestro empeño. Me urge expresar mi hartazgo, el dolor que me entumece. Anhelo contar todo lo que me supera y paraliza. Quiero que me inspiréis para que yo sin licencias ni permisos hilvane palabras…

Talía, ven tu presidiendo el cortejo que quiero cantar todo lo que bulle dentro de mí con notas irónicas y poesía bucólica.

Musas os suplico, acudid lo más pronto posible. El tiempo pasa, el alma se oprime…

Salamanca, 20 de octubre, 1017


Pilar Sánchez
Grupo B


Hoy 17 de Octubre he recibido contestación a una reclamación que hice en Segovia en el año 1973.
Yo estudiaba en una Escuela de Formación,y una de las clases era, Danzas Regionales.
Mi capacidad en esos años para esa actividad, estaba anulada por el exagerado sentido de ridículo.Me enteré de que en la C/ Real n-8, existía una oficina de Musas canónicas.yo confiada invoque a la Musa Terpsicore,me contaron de que era la que deleitaba la danza, pienso que en esos años estaría por otra zona,yo terminé mi Curso de Formación, sin recibir respuesta a mi escrito. Ahora ya llega un poco tarde.Hace años perdí ese absurdo, sentido del ridículo.
No confío nada en las MUSAS.

Pepa Agustín
Grupo B


El sol

Amaneces en mis ojos
para iluminar mi tez
con tus rayos ardientes.

Luces la tierra donde habitas
en el camino de las horas,
quemándola de amor.

Oculto entre las nubes,
añoro tu imagen
sobre mi cuerpo blanquecino.

¡Muso, que vives en mi recuerdo,
con un rojo atardecer,
cálido en la luz del mediodía,
dora mi piel con nuevos sentimientos!

Sofía Montero
Grupo B


Alquimia

¡Oh! Talía pobre de mi,
ayúdame en esta empresa,
que esperando desespero
de los pies a la cabeza.

Melpómenes, a ti te digo querida;
No quiero dramatizar,
Yo quiero ser optimista
y aquí quiero predicar.
¡Ya viene! ¡Ya llega!
Cuando yo digo amor todo estalla.
Lienzo blanco, sueño, vuelo, amo.
Blancas olas con puntillas,
ven y hazme cosquillas.
No seas un mentecato
y ama con fuerza, novato.
Química desaforada,
solo con una mirada.
Si el entrecejo se alisa,
¡ay! que me da la risa.
Con lo fácil que es amar…
solo hay que respirar.
Bárbaros insaciables, llenos de avaricia,
por qué destruís la belleza en los campos de Galicia.
Con ese fuego inocente,
brillante y embaucador,
que nos susurra al oído,
inspirando una canción.
Frívolos, incansables,
egoístas redomados,
malandrines en pecado
con el alma empobrecida.
La inspiración está clara,
de otros poemas brindada,
gente de buen corazón
que sufre la indefensión.

Luisa M. Sánchez Mayorga
Grupo A


Carta a Euterpe

Esta tarde, bajo unas nubes en movimiento constante de ida y vuelta, vestidas con túnicas blancas unas veces y de un gris casi enlutado otras; a instancias de un peregrino llegado a mi ciudad desde tierras lejanas, he subido a lo alto del monte y entrado en el templo donde pedir consejo a los dioses. Desde hace tiempo, dentro de mí escucho sonidos inconexos, voces extrañas, voces que hablan un lenguaje desconocido, un lenguaje que, aun sin entender exactamente su significado, es capaz de transmitirme sensaciones que me invitan a la calma unas veces o me impulsan a mover mis pies, mis manos, mis brazos y hasta mi cuerpo entero otras. En un principio, ese estado que aparecía y desaparecía sin motivo aparente, sin causa explícita que lo justificara, no significó nada diferente a eso: una sensación extraña. Poco a poco, sin embargo, su presencia se fue adueñando más y más y, a pesar de que a veces todo mi esfuerzo se volcaba ahí, en cerrarle el paso por miedo a sentirme a merced de algo desconocido para mí hasta entonces, fui sucumbiendo, dócil y sumiso, a sus encantos. Necesitaba entenderlo. ¿Qué era aquello? ¿Permitiría mi yo seguir sintiéndose dominado por aquellas sensaciones sin nombre? Por eso he subido a lo alto del monte, cruzado las puertas del templo y, una a una, he ido preguntando a las sacerdotisas acerca del porqué de mi estado con la intención de arrancarles la respuesta que necesitaba para poder seguir viviendo. Y ha sido entonces, después de mi consulta, cuando he sabido de tu nombre, Euterpe, “la muy placentera”, la hija de Zeus, la compañera de las musas. Y, como mortal que soy, te escribo, haciendo uso de esta tablilla encerada, esta carta para solicitar tu ayuda. He de decirte que, desde por la mañana, sobre todo cuando salgo a pasear ya en las primeras horas del alba, noto en mi cabeza sonidos desconocidos. Sonidos dispersos que necesito ordenar y no puedo. De ahí que implore tu auxilio para que los armonices. Un sinfín de instrumentos entran, salen y se pasean a su antojo sin que pueda dirigir sus pasos. Flautas, liras, arpas, címbalos, cítaras que suenan y suenan sin parar y, por encima de ellos, la voz de un coro que irrumpe y, a su vez, protagoniza el momento. Y todo ello, bella Euterpe, bulle en mí en un desconcierto que soy incapaz de ordenar por mucho que lo intento. Es por ello que te escribo y, aunque mi atrevimiento pueda enojar a los dioses y provocar que arrojen su ira contra mí, humildemente te pido, hermosa Euterpe, que esta noche, aprovechando la luna nueva, sigilosamente, sin perturbar el sueño de Apolo ni el de tus compañeras, te acerques a mi lecho, me estreches entre tus brazos y, acariciándome todo, consigas que ese universo de sonidos que ahora fluyen en un caos doloroso, se convierta en el testimonio sonoro más hermoso que el ser humano haya sido, jamás de los jamases, capaz de escuchar y de sentir.

José Manuel Romero
Grupo A


¡Y llegó la Musa!
Hoy las Musas no me son propicias,
he invocado a Clio, a Erato,
he leído la Marcha Triunfal,
he estado con Bécquer,
ni Urania me oye.
Hoy me iré a pensar en las musarañas,
y tal vez sin buscarlo encuentre
un viejo y alegre recuerdo,
que me hizo soñar.
¡Y llegó la Musa!

Inés Izquierdo Pérez
Grupo A


Ella no lo sabe, pero es su Musa. Podría ser Talia, “la festiva”, Calíope, “la de la bella voz”, Melpómene, “la melodiosa”. Dentro de pocos días estará junto a él, él que lleva un tiempo pensando, soñando con ella, sueña en los largos ratos que pasarán juntos, siempre en sus brazos, sueña con acariciarla, con ceñirse a sus curvas, con hacerla vibrar bajo sus dedos, con la que va a crear e interpretar, juntos cantarán al amor, al desamor, a los desheredados, a la injusticia, sueña con los caminos que recorrerán con la mochila al hombro.

Ya tiene preparado su sitio en la habitación. El ring ring del timbre anuncia su llegada, ¡ya está allí su guitarra!, llegó su Musa

Inés Izquierdo Pérez
Grupo A


Las musas, a paseo

Mis dos perros se llaman Greta y Garbo. Greta es una hembra de galgo español de color miel, con algunas manchas oscuras ligeramente atigradas. Tiene un hocico fino y alargado, y en el lagrimal del ojo izquierdo una pequeña herida, como una burbuja roja a punto de romperse.
Garbo también es un galgo español. Negro azabache. Cojea ligeramente, por un viejo traumatismo –no quise que me explicaran la causa cuando lo adopté- en una de las patas, que no han corregido del todo un par de operaciones. Pero sus andares tienen una elegancia que mucha gente –incluso desconocidos- sabe apreciar. Quizá recuerdan a Gary Cooper paseando por las calles desiertas en “Sólo ante el peligro”. Una figura digna y quebradiza.
Salgo a pasear con ellos todas las mañanas, y volvemos a hacer un recorrido parecido a la caída de la tarde. Vamos hacia el río, atravesamos algún puente, pasamos junto a un parque.
A veces nos encontramos con uno de los primeros –ha tenido varios- dueños de Greta. Es un chico joven que trabaja en una carnicería y recorre la ciudad en bici, repartiendo encargos. Entregó la perra a una Asociación cuando se divorció y se quedó sin casa, y no se veía capaz de continuar cuidándola. La primera vez que lo vimos salió de la tienda, abrazó a la perra, y se puso a llorar. Así que Greta empieza a tirar de la correa, y a dar saltos levantando las patas y moviendo la cabeza, cada vez que ve a alguien –a cualquiera- en una bicicleta. Garbo no, él camina junto a mí, y sólo mira hacia delante.
Cuando vamos por el puente siempre se paran los dos, en mitad del río. Greta saca la cabeza entre las barandillas, se queda mirando los patos que nadan o se secan al sol en alguna piedra que sobresale de la corriente, y levanta las narinas que se le humedecen como si las rociaran con un espray. Garbo aprovecha para echar una meada. Yo observo el río, cómo el agua discurre y sigue su viaje. Y me vienen algunas palabras para una tentativa de hayku, que grabo en el móvil, y luego quedará así:

Peces del río
Mientras nadan el tiempo
Reloj de agua.

Y seguimos nuestro paseo. En el parque siempre nos encontramos algún viejo sentado a la sombra de los árboles. Cipreses, quizá. Viejos que a veces tiran migas a los gorriones. O se quedan inmóviles, encorvados, mirando al suelo con el bastón apoyado en el banco.

O vemos niños jugando con el agua de una fuente:

Fuente del parque
El niño chapotea
Lluvia de risas.

Y así vamos volviendo a casa, y yo sigo anotando algún amago de poema, o repito de memoria una frase o un verso famosos, que aparecerán más tarde en lo que escriba, entre el olvido y el error.

P.S. La divina Greta Garbo fue musa de varias generaciones, incluida la de mis padres. Un mito que se iluminó aún más por su retiro y soledad finales, aunque a mí me alcanzó, por así decirlo, en blanco y negro. Pero no iba a llamar a mis perros Scarlett y Johansson.

Salamanca, 16 de octubre de 2017.

Ignacio Aparicio
Grupo A


Queridas Musas:

Os escribo para deciros que no necesito más vuestros servicios.

Sé que estáis atravesando una época de vacas flacas laboralmente hablando, ya que la gente cada vez busca menos la inspiración de una manera tan “clásica”, pero creo que os estáis pasando un poco con la campaña de captación de artistas.

Sé que sois vosotras quiénes estáis detrás de este momento de sobreestimulación en el que vivimos.

Sé por ejemplo que Euterpe y Polimnia ahora se hacen llamar Spotify, o que Melpómene esNetflix. Sé que a Erato no le ha funcionado demasiado bien su experimento con Facebook, al igual que a Talía con Youtube. También sé que Clío, Urania y Calíope se camuflan bajo el abrigo de Google.

Lo que yo de verdad necesito es una “anti-musa”. Alguien o algo que me aísle de todo esto, que sea capaz de liberar mi mente, de dejarla en blanco para que cuando una buena idea cruce mi cabeza no se quede perdida entre la maraña de conceptos a los que estamos sometidos diariamente.

No estoy seguro de si esto que busco existe o no, pero he escuchado hablar a gente que cree haberlo encontrado.

Creo que llamaban a estas anti-musas “Vacaciones”.

Atentamente,

El que busca la aguja en el pajar.

Enrique Rodríguez González
Grupo A


Para: euterpe@gmail.com
Asunto: Solicitud de ayuda

Estimada Euterpe:

He dudado mucho acerca de la conveniencia y el atrevimiento de enviarle este email, pero una vez que cayó en mis manos su dirección de correo, no he tenido la fortaleza necesaria para no molestarle.

Verá mi querida musa, llevo un tiempo perdido, mustio, sin inspiración. Cuando se me presenta un estímulo, rápido me pongo delante del folio, consigo hilvanar palabras, pero veo que entre ellas no hay chispa, no tienen emoción, apenas transmiten sentimientos. Me doy cuenta de que son palabras ásperas, como pliegos de lija que raspan sentimientos, que provocan heridas, muy lejos de transmitir amor, alegría.

Por mucho que lo intento, por mucho que me lo propongo, mis palabras no transmiten lo que mi corazón pretende, veo que me falta motivación suficiente para arrancarme de mis entrañas sentimientos convertidos en palabras cantarinas, formando avalanchas como cascadas de agua cristalina.

Es por ello, mi admirada musa del placer, de la poesía, que solicito su ayuda, para que vuelva a ser capaz de escribir desde la poesía, de la belleza, la armonía. Usted querida musa que tan bien toca la doble flauta, siendo fuente de inspiración para generar belleza le rogaría, si no le es mucha molestia, que me enviase a la vuelta de este email un archivo wav con la música que crea conveniente para curar mi mal de inspiración.

Le prometo, que una vez recuperado mi ingenio, le escribiré un poema dedicado.

Reciba un fuerte abrazo

Antonio Castaño Moreno
Grupo A


Amigas musas: hasta aquí hemos llegado

Hasta aquí hemos llegado. Llevo tiempo llamándoos, suplicándoos, invocándoos como a diosas inaccesibles, esperando vuestra magnificencia. En vano. No digo todas, pero alguna podríais haber acudido para describir el mundo que me bulle.

En vuestra búsqueda, he recorrido espacios siderales en el carro de la Osa Mayor, rodeado la tierra sobre la nariz de la luna y sumergido hasta las más profundas fosas marinas a lomos de la ballena azul. He preguntado a la lluvia, a la tristeza, a la melancolía, e incluso a la euforia y a la locura, sin que nadie sepa de vosotras. Ni siquiera conocen vuestros ridículos nombres.

Estoy enfadado, muy enfadado, por tanta sordera e insensibilidad. Se acabaron las oportunidades. Si persistís en vuestra tozudez, os sustituiré por otras, menos divinas aunque más serviciales y asequibles.

¿No os dais cuenta?. Así no puedo continuar. Echadle una ojeada a este escrito. Estaréis orgullosas, ¿no?.

Evaristo Hernández
Grupo B


Musa de la pintura

Pongo nombre a la musa de la pintura que no existe: Púrpura.

Había pensado en violeta que es mi color favorito, pero púrpura es el color de los dioses, es el color del imperio. Recuerdo una frase atribuida al emperador Constante, hijo de Constantino el Grande cuando se dirige a Justiniano:" nos que vestimos la púrpura, "queriendo decir que sólo él podía vestir ese color.

Nos podemos imaginar una joven y bella mujer vestida con una túnica de ese color, o por qué no un guapo efebo vestido de la misma guisa, ambos tocados con corona de laurel.

Una vez colocada en el trono de nuestra imaginación nos dirigimos a ella:

Oh señora, envuélveme con tu ser
Imprégname de tu poder
En el momento que toque lápiz o pincel
Un rayo dirija mi brazo
Para conseguir el mejor trabajo
Plasmado en lienzo o en papel

José Luis Juan Fonseca
Grupo A


Calíope
Invoco a Calíope
La de la bella voz
La digna
La que anhelan los cronistas
La helena de paños mojados
Que muestra su cuerpo sin ser visto
Te invoco a ti, Calíope
Guíame en esta gesta
En esta lucha de luz contra oscuridad
Dame valor, pues reclamo justicia
Susurra en mi oído, Calíope
Dime qué pasos seguir
Qué huellas amamantar
Déjame creer en ti, Calíope
Déjame saber que existes
Que siempre estuviste aquí
A mi lado, siendo mi guía
Dando elocuencia a mi voz
Dotándola del poder de lo justo
Te invoco Calíope,
Muéstrame el camino
Que ponga fin a esta oscuridad
Mi espada está en alto
Y tú luz brilla sobre ella

Ángela Mayor
Grupo B


CARTA A URANIO; Muso de la Astronomía:  

Casi humano Uranio:
Dios de la Astronomía, eres para mí un hombre que, desde cielos platónicos, posee el misterio de las Matemáticas, hilos invisibles que anudan el  mundo.
Astrónomo mío, te suplico que me regales tu paz y que yo no deje de mirar a esos espacios del misterio que tu mides y dominas.
Yo quiero atisbar, al menos, la cálida frialdad que te habita y quisiera huir a veces del “mundanal ruido” que nos ahoga el alma.
Quisiera oír detrás del silencio, una porción del silencio de los astros, tan inspiradora, o parte del misterio que organiza la naturaleza, con su música etérea e inspiradora
Ayúdame a no olvidar los versos de Fray Luis: “Cuando contemplo el cielo”…, ni permanecer siempre en la “noche en sueño y olvido”…
Se despide tu admiradora que te ama.

Emilia González
Grupo B


Emoticonos

Las musas del directo son diez -o veinte si se consideran con su parte contraria y/o complementaria-:
1- GNOG, dibuja la tabla periódica que organiza los tiempos.
2- SESÍ recoge los rayos lunares los días de eclipse para los lavados faciales.
3- ABOG, riega las formas ancestrales y los otros cantos y abre el recinto a los animales bípedos.
4- RIN es un silbato caliente que aletea cuando se acerca el Plin.
5- El PLIN que emana de un tornado, salpica en líquido lechoso y refresca a los ñus.
6- KWAI WASSHAP, enmudece ante la adversidad para mantener el secreto fraterno.
7- FACE E BOOK, busca al azar al contrincante mediante mensajes en clave.
8. CAÍ, enreda las letras y devana poesía sobre hechos posibles
9. NARÁ, entrega las manos en actitud de complacencia y sencillez.
10. ANK, con cola de spam y ancas de renacuajo revolotea entre las musarañas

Antonia Oliva
Grupo B



Déjame ser espejo
Déjame reflejar y ser espejo
Y la musa no respondió. No quería volverse invisible.


Leyre León
Grupo B


Carta desde el psiquiátrico
¡Oh musas!

A vosotras dirijo esta misiva, por vosotras estoy en esta vacía habitación de blancas paredes. Por vosotras, etéreas mariposas, que una a una ame con furor un día como un adolescente que deshoja una margarita. Decidme, ¿dónde quedaron los besos de crisantemo y las sabias palabras repletas de néctar?

Clío, tú fuiste la primera, origen de los imperios, engendraste cantos épicos y eternos. Contigo comprendí, que la fama es una rueda, que los laureles se secan y la trompeta desafina. ¿Por qué se apago ese arpegio que fermenta la gloria en los héroes suicidas?

Polimnia, favorita de los dioses, crisol de la gran mentira, blanca como la nieve, siempre ausente, con telarañas tañes tu lira. Tu presencia me fundía con el cielo, eras la más elevada… ¿Por qué tu sacro legado se volvió absurdo y tus anhelos divinos pantomima?

¡Oh Calíope! La más bella voz que impulsa las grandes proezas cuyo fin es el Trono. Forjas el destino de los valientes, hasta Heracles cantaba tus himnos. Arduo camino recorrí en tu abrazo, creía resplandecer a tu lado. ¿Porque no me advertiste que la corona no era de oro ni de rey sino espinada y de bufón?

Euterpe, perenne primavera, reina de la melodía. ¿Cómo no embelesarme al son de tu siringa y dejar que un paraíso ilumine la caverna? Tu arrullo es más hermoso que el trino del jilguero al alba. ¿Por qué me dejaste solo, sin aliento, crucificado en una lira?

Y tu Melpómene, adornada con oropeles, sonrisa ambigua, espartana mirada que lacera los corazones de los que aman. Ríes con el llanto cuando apuñalas por la espalda. Tuyo es el mayor ingenio, oculta colocas tu mascara en salmuera. ¿Por qué fue tan corto tu idilio y solo me dejaste una tóxica ciénaga donde se asfixian los anfibios?

Talía, risueña Talía, eras la preferida, latías dentro de mí. Tantas noches te ame en tu alcoba de hiedra, a tantas bacanales asistí buscando tu presencia, tus ojos de niña, tu risa descarada... A tu lado la vida era tan pura como la sangre virgen de los dioses. ¿Por qué no me dijiste que el mundo es un burdel y que estaba condenado a vagar solo en la noche?

Terpsícore, coronada de orquídeas y jazmines deleitas con tu cuerpo de ninfa. Tu pie desnudo labra la tierra, tu vientre es la simiente, tu canto ligero igual que el trigo, ofreces a los hombres placeres sencillos y dignos. Dime pues ¿por qué los campos de las batallas son las que rentan los frutos más provechosos?

Urania, áureo celeste, misterio de los misterios, universo infinito. Lo mides todo con tu compás, eres precisa y a la vez fría. Impasible dispensas el bien y el mal, eres el árbol prohibido. ¿Por qué abandone tu senda para adentrarme en un laberinto y una espiral de humo?

¡Oh Erato! A ti me dirijo la última por ser la más poderosa, todo lo abarcas, nadie se libra de tu flecha de oro. Guirnalda de mirto y rosas, con tu cítara conectas el sueño de los amantes. Superior a todas, la antorcha perdida que ilumina el altar de la virtud y el sentimiento. Cuánto ardía el pecho cuando yacía contigo, cuantas noches agotaba hasta el último aliento, cuanto sufrimiento cada vez que te marchabas… Dime tú, ¿Mereció la pena aquel romance o solo fue un capricho germen del delirio?

¡Oh musas! Que un día me llevasteis entre velos de algodón y clarines de corneta, ahora estoy aquí, flaco y loco, en esta vacía habitación de blancas paredes.

Satam Solrac

Carlos Matas Gómez
Grupo A


Dónde comienza tu nombre

Donde comienza tu nombre nace mi inspiración, Calíope.
Como en aquella noche en la que la luna desapareció,
elevo mi voz a la enésima potencia y pronuncio tu nombre,
allí donde sólo hay silencio.
Así, un mar de luces verticales apuntalan el firmamento y
creo ver sobre mí,
tu perfil que emerge a través del horizonte de estrellas,
consiguiendo atravesarlo
hasta devanarlo y convertirlo en invención.
Aún así, una parte tuya permanece ausente, caprichosa, acaso…
¿Puedo llamarla pueril?,
haciéndome perder la paciencia si no acudes a mi encuentro,
por no decir hasta mi propia fe.
Entonces,
te busco en los bosques ocres del atardecer en otoño,
donde descansan las palabras inacabadas sobre las copas de los robles y castaños.
Te busco en ambas orillas de los arroyos en primavera,
junto al cantar de las piedras y las risas del mestranzo.
Te busco hasta encontrarte,
aunque estés dormida descansando, reposando la voz que anhelo,
la voz templada al calor de la fragua de los dioses.
Envíame una lira en una caja de oro, mas no la querré.
O una corona brillante con la que adornar mi frente.
Sólo necesito tu mirada adherida a mis palabras,
la misma que dará sentido a mi voz, y tu ritmo acompasado a ellas
hasta llevarlas a la cima donde se transformarán en poemas, versos, canción.
Seré tu Sherezade, Calíope.
Cada noche y hasta que veamos nacer el día,
pondré voz a cada uno de mis pensamientos escritos
y de los que aún están brotando en mis sienes.
Serán mis versos la ofrenda al nuevo día
que ya casi emerge.

Tina Martín Mora
Grupo B
Puedes visitar su blog aquí


Invocación de una musa

Tengo ante mí estas páginas desiertas. Vacías de palabras y heridas de silencios insondables. ¿Qué hacer con ellas, si acaso me abandonó el espíritu mortal que mi mente enardecía? Ya no acudes a mi llamada suplicante que adolece tu abandono, tu desdén, tu egolatría. De tu mano la gloria vino a mí y me hice eterna como en clamor del mar y el ritmo magistral del tiempo que no cesa.

Dicen que no existís. Comentan que sois un fraude. Que sois producto febril del delirio de las musas.

¡Oh, entes que respiráis! ¡Qué lleváis vuestros pasos por donde la naturaleza se origina! Si es que en verdad existís. Vosotros que os hacéis llamar seres racionales, acudid a mi llamada. Calíope os invoca.

Pepita Sánchez
Grupo B


Carta a los Reyes Magos

Como todos los mortales, desde que me hice mayor, escribo a las Musas.
De entre todas, han sido Calíope (“la de la bella voz”), Talía (“la festiva”) y Melpómene (“la melodiosa”), las más prestas en acudir a mi rescate en mis retos cotidianos.
El tiempo pasa. También pasa por mí y con los años han decidido olvidarse de mí al ser invocadas por nuevas criaturas que les hagan sentir importantes y necesarias, ellas que tanta vanidad han ido acumulando en su eterno coqueteo con los humanos.

(…)

No. No me han abandonado. Ellas, a algunos bien afortunados, no les abandonan nunca.
Soy yo quien ha renunciado a su visita porque ya no creo en ellas… y porque me basta con que el don de la oportunidad, la inspiración y la creatividad que los cielos me puedan haber concedido, me sirvan para hacer de mi existencia y la de aquéllos con los que me cruce algo más liviano, lúdico y nutritivo.
Creo en el trabajo diario, siempre escoltado por el esfuerzo y la espera.
Creo que todo en la vida está escrito y el asombro sólo nace de nuestra capacidad de leer lo que acontece delante de nuestros ojos.
Y sobre todo, creo en las personas que no sólo sobreviven y que son para mi vida, la única fuente de inspiración y que en alguna ocasión me sirve para llenar unas líneas.
Ya no creo en los Reyes Magos de Oriente ni adoro a las Musas.
Ya no necesito ni siquiera que me deleiten con su bello canto… para eso tengo las risas y las voces de los míos y para ellos soy una diosa.

Concha González
Grupo A


A Melpómene y Terpsícore

En estos días de tragedia necesaria para desvelar el velo de la verdad, quisiera pedirte o musa Melpómene que despiertes en mí el ingenio e imaginación para usar las palabras de manera adecuada y borrar o tratar de comprender porque suceden las tragedias, vuelve a mí tu luz inspiradora para fortalecerme en la oscuridad y renacer iluminado.

O musa Terpsícore tu que sabes la alegría que despierta en mí el arte de la danza, la expresión corporal como sinónimo de palabras y comunicación, sigue inspirándome para que la felicidad se sobreponga a todas las adversidades y dificultades de esta vida llena de pruebas, que solamente al sufrirlas comprenderé su significado.

José Eduardo Cadena
Grupo A


A Terpsícore
Oh Musa! De rosáceos dedos dime cuál sea el camino que me conduzca al Parnaso; el camino de la fuente de Castalia donde beberé el agua de la poesía y la armonía.

Tus padres, habitantes de olímpicas cumbres, te dieron el inigualable don de ser la más armoniosa, joven, bella y alegre entre todas las musas.

Tu, que con tu mirada y tus manos haces bello todo lo que miras y tocas, haz que mis susurros se conviertan en palabras hermosas que permitan a los demás humanos vislumbrar un pedazo de ese Olimpo que tú habitas.

Permite que pueda escribir todo lo bello que siento por dentro sin que el tiempo haga doler todas las cicatrices que tengo.

Te veo sentadas en lo alto de una roca imitando a tus hijas las sirenas.De tu cuello grácil y de tu talle enhiesto nace la armonia que nos permite a los mortales seguir viviendo con el toque de belleza necesario para no volvernos locos.

Haz que tu inspiración me llegue al borde del mar, mirando las olas espumosas que se asemejan a tu risa cristalina. Que el viento húmedo del mar nos llegue a nuestra mente como llega el aire tuyo al mover las caderas.

Que tus volátiles miembros se despeguen cual velas de barco que veo en el horizonte recordándote.

Musa ,que en ti están todas las mujeres que he amado , permite que los amaneceres crean raudos en busca del día y que los ocasos a la orilla del mar se demoren suavemente acariciándome con su luz que es tu luz.

Permiteme observar al sol bailando en el atardecer esa misteriosa melodía que tanto se parece a ti cuando andas.

Seguramente no volveré a vivir con los dioses pero permite que está algarabía de luz me haga más sabio .

Te invoco oh diosa como ha hecho ya un poeta tocado por tu gracia:

“Atlántica alegría no me abandones hoy que regreso al peligro. Aquí vuelvo a escribir con torpe mano los turbios rudimentos de mi vida”.

Lucio Gómez
Grupo A


Musas y musarañas
Queridas Musas:

Soy Jacinta. Os mando esta carta como muestra de agradecimiento y disculpa por todas las molestias que os he ocasionado durante este tiempo.
Desde que soy una niña, de forma inconsciente quería comunicarme con vosotras. Me quedaba absorta contemplando los pájaros, las puestas de sol, etc. La gente que me miraba pensaba que me quería comunicar con alguien y me decía “deja de andar con las musarañas”. Así que yo pensaba
que las musarañas eran seres que vivían en esas dimensiones.
Más tarde, en el colegio, en clase de Literatura, nos informaron cómo eran las Musas. Y yo inmediatamente asocié a las unas con las otras. Y así viví, dulcemente engañada, durante un tiempo.
En el colegio había niñas guapas, listas y educada, que sacaban muy buenas notas, y muy cultas. Y había niñas como yo, que compraban su ropa en los mercadillos, y aunque querían, no les entraban mucho los libros de texto. Acabé con dificultad la educación obligatoria, y, como en mi país había un crecimiento económico elevado, decidí no seguir estudiando y empecé a trabajar de secretaria en una empresa constructora. Duré unos años, hasta que vino una crisis económica muy dura y me vi en la calle. Tuve que volver a comprar ropa en mercadillos, volver a vivir con mis padres, y, actualmente, trabajo en donde sea y como sea.
Por curiosidad, consulté en la Biblioteca Municipal, por Internet, una duda que me corroía desde que acabé el colegio: Las Musas y las musarañas. Cuando descubrí lo que eran, me di cuenta de por qué mis espacios temporales en los que caía absorta de niña, y por qué no me funcionaban.
Porque yo no era una niña de musas, sino de musarañas. Así que os pido disculpas de nuevo por haber llamado antes con tanta insistencia a vuestra puerta. Porque debería haber sabido que nunca la abriríais.

Ricardo Paternina
Grupo A

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