Escribir

La primera sesión del curso la dedicamos a desentrañar las razones que nos mueven a escribir, a pensar por qué lo hacemos y dónde ponemos la mirada y el foco cuando "apuntamos al blanco".
Leímos algunos textos en que se nos mostraban los inicios, no siempre en las mejores condiciones, de algunos escritores y escritoras. Y también una serie de reflexiones y consejos de Borges a cerca del oficio de escritor.




Eloy Tizón nos deja este fragmento de su libro "Técnicas de iluminación" (Páginas de Espuma):

Que escribir es, en sí mismo (tiene que serlo), lo contrario del hogar: un lugar inhóspito, manicomial, un sótano con poca luz y humedad excesiva. Desde entonces dejé de buscar, me conformé con lo que tenía, me relajé. Asumí que escribir no es ese espacio apropiado para instalarse en él durante largas temporadas, sino solo para hacer visitas breves, entrar y salir, y el resto del tiempo pasarlo fuera y a ser posible lejos, cuanto más lejos mejor. Y en esto —pero solo en esto— se parece un poco a la felicidad.

Charles Simic nos ofrece un curioso poema sobre el arte de volar y el arte de ficcionar que titula "Haciendo el cuervo":

¿Estás autorizado a hablar
en nombre de los árboles desnudos?
¿Eres capaz de explicar
lo que pretende el viento
con la camisa y el camisón
abandonados en la lavandería?
¿Qué sabes tú de las nubes negras?
¿Y de los estanques repletos de hojas muertas?
¿De coches antiguos oxidándose en la entrada?
¿Quién te ha dado permiso
para mirar la lata de cerveza en la cuneta?
¿Y la cruz blanca junto a la carretera?
¿El columpio en el jardín de las viudas?
Pregúntate a ti mismo si las palabras bastan
o si sería mejor agitar tus alas
de árbol en árbol
y seguir haciendo el cuervo.


Bukowski pone a prueba nuestro deseo o nuestra necesidad de dedicarnos a la escritura en su poema "¿Así que quieres ser escritor?":

Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo, / no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas, / no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
o clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras, / no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama, / no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez, / no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leérselo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.
No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,/ no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.


Chantal Maillard escribe, la mayoría de las ocasiones, desde la profundidad y la herida. En su poema "Escribir" sobrevuela muchos de los motivos e impulsos que la acercan a la escritura. Dejamos aquí un fragmento de ese delicioso texto:


escribir

para decir el grito
para arrancarlo
para convertirlo
para transformarlo
para desmenuzarlo
para eliminarlo
escribir el dolor
para proyectarlo
para actuar sobre él con la palabra [...]

escribir para curar
escribir para guarecerse
escribir como si cerrase los ojos
para no cerrarlos
para mover la mano y seguir su curso
para sentirse viva
AÚN
para aplazar la angustia
como simulación
para guiar la mente y que no se desboque
para controlar lo controlable

escribir

como quien deja la luz encendida
y duerme de pie sobre sí mismo
para saldar las cuentas con el miedo

escribir
para reorganizar

escribir
sin hacer concesiones

escribir
como quien des-espera
para cauterizar
para tomarle las medidas al miedo
para conjurar
para morder de nuevo el anzuelo de la vida
para no claudicar

escribir
para apuntar al blanco 

[...]

Y mostramos, por último, las razones que llevan a Eladio Orta a escribir poesía. Estas son "Algunas razones por las que escribo poesía":

Porque estoy sumido en un desamor tan gordo y soy tan cobarde que antes de pegarme un tiro he decidido probar de cínico y escribo un poema.
Porque he decidido ahorrarme una visita al psiquiatra del Centro de Salud Comarcal y escribo un poema.
Porque las máquinas asesinas al servicio de Pryconsa pretenden desalojarme de mi casa, mis raíces y de mis muertos y la arena que cubre los huesos de mis muertos es sagrada. Y ante la determinación de realizar una salvajada para aliviar el dolor, escribo un poema.
Porque estoy envuelto en no sé cuántos kilómetros de problemas diarios y no llueve ni agua ácida y escribo un poema.
Porque una enigmática mujercita fea boca caballlo me rompe las amígdalas cada vez que me mira y escribo un poema.
Porque los intelectuales orgánicos maldicen sistemáticamente mis hidrofóbicos versos en el water y escribo un poema.
Porque mis compañeros y compañeras de la CEH se están partiendo el culo persiguiendo a los RTP por las carreteras del infierno y escribo un poema.
Porque una bandada de abejarucos se ha posado en el tendedero de la casa de los campesinos cortándome la respiración y escribo un poema.
Porque las botas militares me quedan grandes y me producen rozaduras en el cerebro y escribo un poema.
Porque los lamentos de los ánsares en Doñana testifican la década de las autovías y la sequedad ideológica y escribo un poema.
Porque una vez estuve a punto de morirme de asco y las moscas verdes revoloteaban por mi ombligo y entonces como por arte de magia, salí del atolladero, escribiendo un poema.
Porque cuando las ratas comienzan a anidar en los bolsillos de mi abrigo y las garrapatas roen mis tripas las ahuyento escribiendo un poema.
Porque soy un payaso-político-escritor con un máster de soltería incoado y con un pretencioso ridículum vitae en alza y escribo un poema.


Propuesta de escritura

Escribe un breve texto, con el estilo y la forma que prefieres, en el que queden de manifiesto tus motivaciones y razones para escribir


Estos son algunos de los trabajos enviados hasta ahora:



Escribir

Jamás contendré mi
amor por las cosas
únicas de este mundo,
maravilloso y mágico,
espacio de tantas historias.

Cumpliré con mi deseo
ardiente en todo momento,
satisfacción personal,
tiempo ganado al tiempo,
encontrándome y
jactándome,
orgulloso de mí mismo,
naciendo de nuevo.

Mientras exista
amaré cualquier mundo nuevo,
regresaré una y mil veces
tomando como espectacular reto:
iniciar mi viaje hacia las letras.

Jaume Castejón
Grupo B


Escribidor

«Yo escribo para mí mismo». Ya ves, cinco palabras apenas y queda guapo, ¿a que sí? Pero eso no deja de ser una vulgaridad. Además de un asqueroso plagio; a mí no me duele admitirlo, no soy como cierta gente que sale por televisión. Además, le he puesto comillas.

En realidad si escribo es porque lo manda el jefe y yo soy un chico muy obediente. Alguien podría objetar que el jefe no lo manda, que solamente lo sugiere. Alguien podría oponer lo mismo que yo de obediente nada, que ya nos vamos conociendo. ¡Vale, vale!, si se cuestiona puedo retirarlo; a mí lo que me interesa de verdad es que no se me discuta lo de «chico», que hace tiempo me vengo notando así como con falta de rejuvenecer un algo.

Y no se me ocurre mejor manera que cada lunes coger papel y boli y acercarme a Las Conchas, Sala de Fondo Local, 19:00 horas, y sentarme silla con silla junto a personas que pudieran ser mis hijos/as; y hasta puede que haya malauvas que apunten a nietos/as. A ver por qué, tú, se contagia la gripe pongo por caso y no se va a poder contagiar la juventud.

Pues eso.

Pascual Martín
Grupo B


Escribir, ¿por qué, para qué, cuándo?

Cuando el gris de la vida nos ahoga y buscamos una chispa de infinito.
Cuando vemos que se ligan las cosas en un panteísmo extraño.
Cuando ingresa la sombra en nuestra vida y la palabra grita inflamada de dolor.
Cuando unas ruinas, un pájaro muerto, un árbol seco, nos hablan de la muerte.
Cuando un cielo resplandece y parece que existe algo más…
Cuando dos palabras juntas forman otra realidad…
Cuando el amor nos trastorna y todo es más y hay que decirlo…
Cuando las palabras se muestran impotentes ante el misterio pero lo mencionan…
Cuando unos textos nos valen para no enloquecer…
Cuando se escucha el hermoso mensaje de la naturaleza…
Cuando perdemos a quienes amamos…
Cuando nacen los niños misteriosos y bellos.
Cuando la belleza es una religión…

Emilia González
Grupo B


E S C R I T U R A: O R Í G E N E S  Y   P O R Q U É S

¿Por qué se empieza a escribir? Por el afán del hombre por obtener una representación fiable (a veces con sentido mágico-religioso a veces matemático) de la realidad cotidiana.

¿Para qué se empieza a escribir? Para transmitir información

¿Sobre qué se empieza a escribir? Lo primero que hace el hombre es, representar pictóricamente la realidad cotidiana, tratando así de capturar la esencia y realidad del sujeto u objeto representado, generalmente fauna, flora e incluso sucesos de su entorno.

La representación pictórica va dando paso a otra simbólica con la que poder plasmar, desde facetas esenciales del entendimiento humano (matemática, religiosa, histórica, jurídica etc.) la transmisión de los conocimientos más importantes adquiridos por la comunidad de que se trate, al objeto de facilitar el acceso a dichas fuentes a generaciones sucesivas.

Por la necesidad del hombre de saber representar el número de reses con las que cuenta una tribu, o la cantidad de grano de la que se dispone para sembrar o, calcular el tiempo de realización de un trabajo. Se trata de una necesidad económica- administrativa en suma, necesaria para el desarrollo de grupos humanos cada vez más complejos y que ingenia por necesidad la representación numérica, posiblemente, la primera forma de escritura.

La necesidad de plasmar los relatos orales sobre la formación del grupo humano del que se trate, con toda la carga mágico-religiosa e histórica que todo ello conlleva, hace que se graben en diversos materiales, crónicas de los acontecimientos más importantes ocurridos al grupo.

Por la necesidad de regular las relaciones entre los particulares del grupo humano, acuerdos comerciales, ventas, compras, herencias, matrimonios etc.

A día de hoy, amén de todas las anteriores necesidades, el hombre sigue escribiendo por una especie de mezcla, entre el afán intrínseco de plasmar un aspecto de la realidad que le atrae o interesa y una manera aceptada socialmente de exhibicionismo intelectual.

Carlos García Riesco 
Grupo A


Sin escritura
pensamiento y realidad
nada transmiten


Papel con tinta
acúmulo de signos
vocabulario.

Alfredo Domínguez Martín
Grupo B


El profesor repartía el examen y acto seguido decía: “Pueden empezar a escribir”.

Siempre me ha gustado leer y escribir. En tiempos pasados, escribía un diario de lo hecho y de los sueños que tenia pensado llevar a cabo. (Los tengo guardados y cuando los releo me río yo solo).

Si empezaba un libro, no paraba hasta llegar al final, y una vez acabado, imaginaba otros finales distintos al del autor.

En mis relatos, mezclo realidad y mucha fantasía y me lo paso en grande. Con lo que observo, lo que oigo, y lo que leo, tengo material suficiente para sacar mil relatos divertidos, y con esto me conformo. El dinero del Nobel lo dejo para los necesitados de fama y ambición, yo solo pretendo entretener a mis amigos con mis ocurrencias, y en ello sigo.

Luis Iglesias
Grupo B


¡Por qué escribo me preguntas...!

Escribo por sentimiento, por placer, por amargura
por un instante, por un recuerdo, por una duda
por darle forma a una frase y que de ella salga un verso
por hurgar en las palabras que le dan rima a un soneto
por inventar una historia que revele mis anhelos
por reflejar mis codicias escritas en el silencio.
Escribir me hace soñar, me hace viajar en el tiempo
me conmueve, me sosiega, la escritura me apetece
me otorga instantes de gloria cuando el merito acontece
Escribo porque el destino puso la pluma en mi mano
escribo porque así sueño, nada pierdo mucho gano.

Eugenio Madrid Jiménez
Grupo A


“En la lectura siento que respiro”

En la lectura siento que respiro
y soy pájaro en vuelo, pez al agua,
que me acoge una casa de palabras
grabadas en el tiempo.
Entre las páginas mi voz es eco
y tomo como mío lo que leo
para perderse todo en el olvido
que estamos escribiendo.
Cierro el libro y vaga el pensamiento
y ocurre el espejismo de la vida
y anoto lo real y lo inventado
acechando el secreto.
Y recito mi oráculo de sombra
entre líneas torcidas, palimpsesto
de tintas como sangre, negros surcos
en la página blanca.
Página del mañana y de la nada
confundidos lectura y vida y verso
que quieren comprender pero al fin son
fantasmas en la niebla.
Y vuelvo contumaz a mi cuaderno
pero sé que me escriben las palabras
y que dejo mi firma en los borrones
como un torpe amanuense.

Ignacio Aparicio Pérez-Lucas
Grupo A


¿Para qué y por qué escribir?

Pocas cosas en este mundo me hacen sentir envidia. La siento cuando escucho o leo a alguien que se expresa con claridad y precisión, manejando un vocabulario rico y amplio, carente de coletillas, muletillas y todas aquellas expresiones de relleno con que me desesperan a diario en los medios de comunicación, sobre todo.

Pienso que esa capacidad, como tantas otras cosas, se consigue con entrenamiento. Escribir y leer son las mejores formas que conozco para expresarse como a mí me gustaría.

Escribir es poner palabras a los recuerdos, a los acontecimientos importantes, es hacer una fotografía en la que las palabras evocan las imágenes, los olores, las sensaciones.

Es un buen medio para expresar sentimientos. No es tan fácil cara a cara y las palabras se encuentran mejor cuando no hay que responder inmediatamente al otro. A veces las emociones se enredan entre las palabras y estas se confunden.

Es también una buena forma de decirse algo a uno mismo. Los pensamientos se componen de palabras y cuando se escriben, parece que se ordenan un poco y dejan de hacer ruido, en esa batidora que a veces parece la mente humana.

Escribir es una herramienta excelente para denunciar y reclamar, tanto si es oficialmente, porque una denuncia verbal no tiene ningún valor legal, como si es una cuestión más personal. Su repercusión depende mucho del medio que se utilice.

Como cualquier otra forma de expresión artística, trasciende a la propia vida.

Es un canal magnífico para desarrollar la creatividad y la imaginación, para estar vivos y ser libres.

Como dice Sabina en su canción EL PIRATA COJO “ partiré de viaje enseguida a vivir otras vidas, a probarme otros nombres, a colarme en el traje y la piel de todos los hombres, que nunca seré”

¿Por qué escribir?

¿Y por qué no?

Teresa Sanz
Grupo B


EL DIARIO ROJO

Organizando la estantería se encuentra el cuaderno rojo con letras doradas y con su candado bien cerrado, En su portada puede leerse “ Mi Diario”. Busca alrededor pero no encuentra la llave. Se muere de curiosidad por releer y recordar lo que escribió en su adolescencia temprana.

Ha escrito durante toda su vida, muchas veces en folios sueltos que estarán perdidos en las carpetas de la estantería, sólo los cuadernos de viaje tienen un lugar preferente, en el estante de arriba, a la derecha. Los mira como un tesoro que abrirá cuando ya no pueda viajar.

Una vez alguien le dijo una frase de W.V.Goethe: “Sólo se piensa cuando se habla o cuando se escribe” y, aunque nunca había podido corroborar su autoría, está de acuerdo con ella. Ciertamente, ella solía escribir para pensar, como una forma de organizar sus sentimientos y sus conocimientos, que a veces se agolpaban confusamente y se desbocaban.

Había escrito para si misma. Verter decepciones, tristezas y nostalgias sobre un folio en blanco le permitía volar y planear sobre sus ataduras. Verter satisfacciones, sorpresas y descubrimientos le llevaba a recrearlos, asimilarlos y grabarlos en su memoria.

También escribía para comunicarse: algunas cartas, ahora más emails y whatsapps, (por supuesto, cuidaba estas conversaciones breves), unos artículos y charlas sobre temas que dominaba.

Cuando viajaba escribía todos los días, necesitaba expresar la carga de nuevas experiencias, conocimientos y relaciones que recibía, siempre sorprendentes por pertenecer a mundos transitados por primera vez. Sólo cuando escribía quedaban grabados en su memoria los nombres de los lugares y las personas que encontraba, las historias que vivía o le contaban y los sentimientos que todo le producía.

Pero ¿cuándo dar el salto a crear? ¿cómo construir historias ficticias como la de D. Quijote, los mapas de la tierra media de Tolkien o los mundos paralelos de Murakami? Crear realidades no conectadas con su experiencia. ¿Lo habría hecho alguna vez? Quizá en su adolescencia tuvo la imaginación necesaria para inventar historias, imaginación que debía haberse dormido con los años.

Vuelve a desmontar con urgencia toda la estantería para encontrar la llave del diario rojo y, mientras tanto, se propone inventar una historia a la semana para un personaje que no sea ella misma. Entonces Luna ,su perra, posa la cabeza en su muslo y la mira a los ojos, lo hace siempre que quiere comida o un mimo, pero esta vez no es una mirada de súplica, es una mirada de confianza.

Luna, vamos a empezar un cuento ---- le dice.

¿Lograré despertar su imaginación?----piensa Luna.

Belén Pérez Zurdo
Grupo A


Vómito

El porqué está en la necesidad. A veces…en un simple deseo.
Necesidad o deseo de expulsar algo que llevamos dentro. A veces…Todo.
De pequeño, había noches en que mi madre, sabiendo que algo me ocurría (porque las madres saben muchas cosas, o casi todo, o todo), esperaba a que me fuera a mi habitación, dejaba pasar los minutos justos, se acercaba tierna hasta mi cama, me acariciaba el pelo y me preguntaba:
“Pero ¿qué es lo que te pasa?”.
Yo callaba. Y si ella, con esa hermosa pesadez que las mujeres adoptan en su condición de madres, insistía, yo siempre respondía con aquellas dos sílabas pronunciadas en un tono gris, árido y molesto que aún resuenan como un eco en mi memoria: “Na-da”.
Me tragaba los problemas y los dejaba ahí, en un espacio vago de mi cuerpo.
A medida que fui cumpliendo años, aquel espacio fue ensanchándose más y más, aumentando de tamaño, llenándose de sensaciones extrañas; unas, hermosas, otras, dulces y otras terriblemente dolorosas. Y así hasta que las paredes cedieron, se agrietaron y dejaron que un torrente de sentimientos contenidos, un fuego de anhelos frustrados, un universo de pasiones amortajadas…todo, abandonara aquel lugar en forma de explosión violenta y de vómito en un intento de dejarse oír, aunque tan solo fuera, por una sola persona: Yo.
Y un día expulsé todo lo que llevaba dentro. Y aquel fue mi primer yo en forma de poema –hoy, quemado, destruido, ignorado-. Luego, vendrían más como reflejo de pasiones, de ausencias, de desengaños, de dolor y tristeza.
Ahora, cuando mi madre ya hace mucho tiempo que dejó de preguntarme “ ¿qué es lo que te pasa?”, hay noches en las que, desde el silencio que el tiempo ha ido tejiendo a lo largo de mis días, escucho voces en mi interior que pugnan por salir y busco las palabras justas para envolverlas con el mejor lenguaje que tengo –pobre pero íntimo-. Entonces, cómplice y temeroso, dejo que salgan y vayan ocupando el lugar que ellas quieran sobre ese manto blanco que pretendo se convierta en la expresión más pura y sincera de mi alma.

José Manuel Romero
Grupo A


ESCRIBIR

Odio escribir... Sí, lo odio.
Me paraliza la amenaza del papel blanco. Temo que las palabras se reúnan construyendo una realidad diferente a la imaginada, más pobre, más descolorida. Me asusta que las frases se rebelen y dirijan el relato por caminos impensados...
Pero, a veces, solo unas pocas veces, consigues que tus palabras hagan más hondas tus emociones, más vivos los colores, más intensas las miradas. Muy raramente, tu escritura es un golpe certero que abre la verdad con un chasquido de fruta madura.
Entonces, solo entonces... la escritura me arrebata.

Pepe Lorenzo
Grupo B


A escribir se aprende escribiendo

Lunes, 27 de julio de 2018, 6 en punto de la tarde. Tengo el firme propósito de escribir todos los días de 6 a 8 de la tarde. Empiezo mañana.

Martes, 28 de julio, 6 y media de la tarde. Busqué el rincón más silencioso de la casa, apagué el móvil, encendí el ordenador, actualicé el antivirus y la base de datos. Por cierto, el teclado está muy sucio, ¡ y no digamos la pantalla del ordenador! Ahora mismo me pongo a limpiar…

Miércoles, 29 de julio, deben ser las seis de la tarde. No estoy segura si estoy capacitada para ser escritora. Si tengo la aptitud, la capacidad de sacrificio, la disciplina, las ganas, la inspiración… Ahora mismo no se me ocurre nada…

Jueves, 30 de julio. 11 de la noche. Salí una hora y media más tarde del trabajo, y todo se retrasó. Se retrasó la comida, atender a la familia, poner la lavadora, limpiar la casa. Y se retrasó ponerme a escribir, o mejor dicho, se pasó, con mucho, la hora de escribir.

Viernes, 31 de julio. Mañana me voy de vacaciones. Toda la tarde estaré preparando el equipaje y no podré escribir. Estaré fuera todo el mes de agosto, necesito desconectar del trabajo, de la familia, de la lavadora, de la casa, y del estrés que me produce el propósito de tener que escribir todas las tardes de 6 a 8. Cuando vuelva de vacaciones, sí o sí, me pongo a escribir.

Inmaculada Román Allende
Grupo B


Escribir: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Sobre qué?

“¿Por qué?” “¿Para qué?” “¿Sobre qué?” Tres preguntas y un espacio por rellenar. Y debiera ser simple, mas tal vez esté cometiendo el error de querer ser creativo, cuando hay días en los que la creatividad permanece inaccesible a mis reclamos. Tal vez hoy sea uno de esos días. Días que van formando semanas. Semanas que se unen en meses.

Debiera ser simple, pero ¿por dónde comienzo?

La RAE define escribir como:

“Representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otra superficie”

La superficie la tengo, estoy escribiendo en “formato word” usando mi portátil. Debo pensar la manera de abordar la “representación de las palabras o las ideas”.

Vayamos al origen, al momento en que descubrimos las palabras. Imagina un niño con un objeto esférico entre las manos. Ese niño acaba de descubrir su nombre, que corresponde a la palabra “balón”. Se ve capaz de pronunciarlo, lo siente de su propiedad, se siente poderoso, pues sabe que sirve para golpearlo, o lanzarlo, incluso puede botarlo. Su mundo es eso y todo encaja.

Pero la vida se va complicando a la vez que enriqueciendo, o nosotros, ya no se trata sólo de objetos, tratamos de gestionar ideas, elaborar opiniones, comprender sentimientos o interpretar emociones. Y si no somos capaces nos vamos diluyendo.

¿Sobre qué escribo? Es fácil, sobre ideas, opiniones, sentimientos o emociones. Toda buena historia (o mala), realidad o ficción, tiene estas variables.

Vayamos al “para qué”. Generalmente estos conceptos, aunque puedan ser nombrados, necesitan algo más para hacerlos propios, para entenderlos, para comprenderse uno mismo y el mundo que le rodea. Para recuperar la sensación de ese niño y su balón, y volver a sentirse capaz.

Y eso nos lleva al porqué, escribir nos ayuda a desarrollar y organizar esas variables. Huellas que vamos dejando y que marcan de dónde venimos y hacia dónde vamos. El “para qué” es el fin, pero el camino es lo que en realidad enriquece (o complica) a una persona. Ítaca no importa tanto como el viaje hacia ella, o algo así decía Cavafis.

Así pues, qué es escribir si no comenzar a soltar el lastre para luego flexionar las piernas, y dar un pequeño salto. Esperando volar, pero sabiendo que tal vez no seas capaz, lo vuelves a intentar y cada vez, estiras la mano para tocar un poquito de cielo. Un poquito de claridad. Inspirando, enriqueces de aire limpio tus pulmones. Y dejas que pase el tiempo. Observas y tal vez escuches un “yo también”.

Diego Rico Suárez
Grupo A



ESCRIBIR
(Texto dedicado a mi abuelo)

Tenía cinco años cuando salía con mi abuelo a pasear. En uno de esos paseos me contó lo que le tocó vivir en la dictadura de Franco, para tratar de sacar adelante a sus hermanos. 
Mi abuelo hizo todo tipo de trabajos después de la pérdida de sus padres. Solía llevar una libreta donde tenía apuntadas las anécdotas que le tocó vivir.
Fue mi abuelo el que me inculcó el gusto por escribir. Tenía catorce años cuando cogí un bolígrafo y me puse a escribir. En ese momento estaba emocionado recordando las historias que me solía contar mi abuelo.

David Álvarez
Grupo B


ESCRIBIR ES…

Escribir es averiguarnos a ciegas y sentirnos en cada una de las dudas y certezas.
Escribir es desatar los nudos del alma,
arañar instantes a la verdad,
naufragar en mares de esperanza.
Escribir es remendar vivencias,
crear dilemas,
regalar suspiros.
Escribir es surcar tempestades,
coser despropósitos,
liberar nostalgias.
Escribir es contagiar la vida.

Beatriz Gorjón Martín. 
Grupo A


Yo escribo, tú escribes, […] nosotros escribimos.

Me perdí el primer día. No participé del bullicio de besos, saludos, la alegría de volvernos a ver, dar la bienvenida a los nuevos, y mi expectación por ver con qué nos sorprendería Raúl , que he tratado de suplir leyendo la ficha y vuestros escritos.

En el primer párrafo, Eloy Tizón, dice que “escribir”, en algunos momentos, “se parece un poco a la felicidad”. Ya me he enganchado al tema. He pensado en mí, mis hijos, nietos, bisnieta, mañana cuatro años, ella está en ese proceso y yo viviéndolo con ella, y en vosotros porque ¿quién no se ha sentido feliz con sus primeros garabatos, la redondita, la u de uvas, la m de mamá, aprender a poner su nombre, la primera carta a los Reyes?

Y pasa el tiempo y empezamos a descubrir en la escritura nuestro refugio, el folio en blanco que nos acoge, a él le contamos esos sentimientos íntimos, esas dudas, ese ir descubriendo la vida, tan distinta a los cuentos en los que de tan felices todos comen perdices, esos problemas que ni a la madre “con la hermosa pesadez”, solo conseguía un “ Na-da”, ni con la mejor amiga nos atrevíamos a hablar. Son esas letras que se juntan y van creando palabras que de espontáneamente salen del corazón, forman ideas que nos ayudan aún sin darnos soluciones, a liberarnos de los nubarrones que hacen que todo a nuestro alrededor lo veamos negro y, cuando el folio lo recibe , cuando nos hemos vaciado, se siente que el sol chisporrotea.

Y ahora ¿qué es la escritura para mí? Conocer el taller fue un cambio en mi vida; cuando parecía que mi ciclo vital se había cerrado, jubilación, bodas de oro, bisnieta y que ya iba a vivir una vida prestada, vivir lo que los demás me proporcionaran, he vuelto a encontrar en la escritura una fuente de ilusión, de fantasía. Escribir sobre el chico que se tragó la bola cuando iba a cantar el gordo, encontrar el keleden, medicina con paracerfeliz y tramailusión… En este momento voy a agarrarme a ella con más fuerza, necesito mantener esa ilusión, por eso estoy hablando con todos, escribiendo para todos. Gracias Raúl, gracias amigos/as.

Inés Izquierdo Pérez
Grupo A


Escribir

Realmente no me había parado a pensar en un porque.solo puedo decir que me gusta,es como un deshago de mis vivencias,sensaciones momentos de relax y también de preocupación.Es como si al escribir en el folio blanco silencioso, me sintiera escuchada.Simplemente ese es ya un buen motivo para mi.Se que no lo hago bien, eso es algo que he de aprender,y quizá nunca logré .Hoy por hoy creo que me sirve como terapia y por eso escribo, BUENO, a lo mejor sería más correcto decir, que garabateo mis cosas en folios silenciosos.

Pepa Agustín González
Grupo B


Escribir

Intento al escribir provocar sentimientos en el lector. Escribir es abrir la ventana de mi interior. Para mi escribir es satisfacción, compartir, crear, reflexionar, revisar...

Javi Giro
Grupo B


ESCRIBO PARA

Poder plasmar mis emociones o por la necesidad de echar fuera lo que siento
Recrear vivencias que así no caerán en el olvido y hablar de Quimeras, sueños rotos y también de días felices
Un universo de posibilidades ante el papel en blanco
Evocar sensaciones, imágenes, deseos
Expresar mis sueños y fantasías
Sentirme VIVA!
Crear otros mundos a mi antojo
Reinventarme como "demiurga" literaria
Intentar dar más color a mi vida
Barajar emociones y desarrollar la creatividad
Ir al reino de la fantasía cuando me plazca
Recorrer nuevos caminos en la escritura.

Rosa Celia González Monterrubio
Grupo B


Escribir

Escribir, buscando ese interlocutor que aún no existe, o ese que existe dentro y que nos habla con una voz que no reconocemos ( o tal vez con la única voz que, examinada a fondo, es la única que reconocemos). Escribir para acompañarnos, para sacarnos de lo que no es nuestro, para despertarnos, y conocer el mundo - atender lo que casi no vemos- y para conocernos.

Escribir, para sentirnos vivos, para abrir los sentidos, los que sabemos nombrar y aquellos que intuimos. Escribir para ver, para oír, para oler y tocar, para saborear lo que está a nuestro alcance - y lo que no-, lo que recordamos o lo que soñamos o lo que ignoramos. Escribir para contar, contarnos; para descubrir, para explorar; para seguir soñando, para vivir.

Escribir, porque el día en que no escribimos estamos algo más apagados. Escribir para apresar instantes, momentos que podrían perderse, olvidarse, y que las palabras pueden hacernos revivir y compartir.

Escribir para salir de casa, para volver a “casa”; para tender un puente, para comunicarnos. Para seguir jugando, para encontrar las llaves de todo lo negado; para colarnos por las grietas oscuras, los temores, los anhelos frustrados, lo que no recordamos. Y para dar a luz.

Marian de Vicente
Grupo B


¿Cómo no escribir?

¿Cómo no escribir? ¿De qué otra manera se puede proyectar el yo auténtico? Nada es tan veraz como la expresión que se plasma en el papel, ya sea real o virtual. Las ideas fluyen hacia las manos, que las convierten en garabatos mágicos cargados de sentimientos, de sensaciones o de imágenes. La escritura es el filtro que retiene todo elemento represor y permite que se vaya liberando esa fuerza interior con que uno se enfrenta al soliloquio. De eso se trata: yo, y sólo yo, frente al papel... Un reto apasionante.

María Maximina Moreno Arce
Grupo B


RETRATAR LOS SENTIDOS

Escribir sobre sensaciones parece fácil pero es una ardua tarea solo otorgada solo o a unos pocos.
Envidio a la gente que te hace sentir solo con palabras una sensación, emoción o sentimiento.
Cuando en mi pensamiento estallan pequeñas (o grandes) ideas Y hay tantas cosas que tengo la sensación de que mi mente tiene tendencia a no retenerlas todas, entonces es cuando escribo, de esta manera, cuando parte de esas cosas están sobre un papel llega el sosiego y la tranquilidad de que mis palabras están allí para siempre, y de que ya son imborrables.
No me refiero a mis citas ni a la lista de la compra, solo quiero plasmar para que no se vayan nunca, mis sentimientos.
Yo no se hacerlo pero tengo la necesidad de atrapar momentos, de retener para siempre lo que siento en un instante, al no saber escribir de manera que pueda transmitirlo me queda el consuelo tonto de intentarlo, confío después que mis recuerdos hagan el resto.
En mis viajes siempre vengo con muchas notas en mi cuaderno y pocas fotos en el móvil. Quiero explicar sobre el papel lo que vivo, no lo que veo. Eso que de ningún modo puede captar una cámara de fotos. Por eso quiero retratar los sentidos.
No puedo expresar con una imagen lo que pienso cuando llego de viaje y veo mi ciudad iluminada, todo el mundo tiene en la retina la imagen de la que hablo pero, no se contar la emoción que siento.
Quiero contar el placentero bienestar de la soledad de mi hogar, quiero contar como huele la canela, o el aroma del vino cuando atraviesa mi laringe, como suena el tren que pasa a escasos metros de mi ventana, y como lo que para muchos es un ruido espantoso para mi es la tranquilidad de estar a salvo, explicar La punzada en el estomago de una mala noticia, quiero escribir de donde sale el grito que emito cuando mi equipo marca un gol, como saben las ostras y de que manera ese sabor llega a mi cerebro, el tacto de mi perro y lo que siento por él o eso que hay detrás de la llamada de un amigo, el de siempre, el de toda la vida…
Son cosas que todos hemos experimentado alguna vez, pero; yo quiero explicar la imagen, pero no la visual, si no la del corazón. No se escribir, por eso estoy aquí. para aprender a fotografiar mis sentimientos.

Esther Yubero
Grupo A


Escribir

Leche, arroz, tomates.
Escribo porque quiero recordar.
Sol, brisa, canto.
Escribo porque no quiero olvidar.
Abrazo, beso, caricia.
Escribo porque quiero saborear.

Álvaro Ávila de la Erre
Grupo B


¿Por qué escribir?

¿Por qué escribir? ¿Y por qué no? Existen mil y una razones para sentarse delante de un trozo de papel, ya sea físico o virtual, y comenzar a transferir un trocito de nuestro "yo" más verdadero. Porque, ante todo, escribir es crear. Es dejar un pequeño legado personal que, independientemente de su carácter o contenido, nos sobrevivirá. Por alguna extraña razón, hay momentos en que una chispa se despierta en nuestro fuero más interno y, en pocos minutos, se propaga con fuerza buscando una salida. Aquellos que no encuentren el suficiente ánimo para materializarlo en palabras acabarán ignorando su calor y dejarán que tan prometedor fuego acabe extinguiéndose sin pena ni gloria. Pero otros necesitamos desahogarnos, darle vida y permitir que vea la luz. Lo que nace como una simple idea, como un mero pensamiento que fugazmente cruza nuestra mente, poco a poco nos empuja a darle forma y sentido, a imaginarlo vivo, a educarlo y proporcionarle un lugar en el mundo. Supongo que es una forma más de describir lo que todos entendemos por creatividad.

Escribir estimula nuestro sentimiento de libertad, nos otorga unas alas para volar y descubrir cualquier rincón del universo, nos ofrece una máquina del tiempo sin límites, una fórmula mágica para vencer los límites físicos, para lograr la inmortalidad.

También nos hace más generosos, nos invita a compartir, porque cuando escribes, aunque generalmente lo hagas por propia iniciativa y sea tu mano la que materializa tus ideas, siempre, absolutamente siempre te inspiras en alguien o algo y proyectas dichas ideas en ese potencial público. A pesar de la reconocida soledad del escritor, creo que es imposible escribir por y para uno mismo. Sería como descubrir mil secretos y llevártelos a la tumba sin haberlos compartido para mejorar el mundo. Aunque solo sea un poquito. En cierto modo, cuando escribes estás construyendo un camino para que otros puedan acceder a lugares que no aparecen en sus mapas.

Entonces, ¿por qué escribir? Porque, sin entrar en demasiados detalles, hoy en día hablamos demasiado, y ya sabemos que las palabras se las lleva el viento. Pero escribir es vivir, es ser. Lo que ahora somos se lo debemos a lo que otros escribieron antes. Por eso, lo que ahora escribamos representa la semilla de lo que otros serán. Da igual cuál sea tu razón, si lo haces con carácter público o privado, si prefieres el papel o la pantalla,… Pero escribe, porque aunque no seas consciente de ello, estarás cambiando el mundo.

Jorge Martín Peribáñez
Grupo B


A veces escribo...

Porque no soy capaz de pronunciar con mi voz los silencios del alma
Porque mi palabra es pobre y mis manos son mi mejor traductor a través de mi pluma
Porque me gusta soñar e imaginar un mundo mejor
Porque me sirve de espejo en el que reflejarme en el futuro
Porque me libero de muchas emociones
Porque es mi manera de llorar.
Porque es cuando soy Yo

Afrika 
Grupo A


Me gusta crear. Escribir. Pensar. Me gusta jugar a ser quien no soy. O quien quisiera ser. Desnudarme sin quitarme la ropa. Mirarme en el espejo y poder verte a ti, sin que tú me veas a mí.

Alfredo Pérez
Grupo B


¿QUE POR QUÉ ESCRIBO? 

Para ser voz, arrullo, caricia, consuelo.

Para ser tambor, serpentina y recreo,
cuando habita la dicha,
en los días nuevos.

Para ser oreja y garganta,
también dientes y labios, cuerpo.

Para servir de puente cuando estás lejos.
Para ser ladrillo, pegamento y puchero.

Para vivir cuando no vivo.
Para despertar del sueño.
Para ser sepulcro de tus secretos.

Para asomarme al tormento que hoy es tu vida, para mí misterio.
Para quedarme a gusto y que un papel se convierta en pañuelo.
Para ser memoria de donde vengo.
Para encontrar tu retrato cuando me lo devuelve el espejo.

Para calentar el olvido, después de tantos inviernos.
Para que tengas un lugar en mi alma, que es tu reino,
ahora que ya estás muerto.

Para ser mito, leyenda o tan solo, recuerdo.
Para ser camino para tus pasos cuando no haya letreros,
cuando no esté yo y tú seas viejo.

Concha González
Grupo A


Hanimales y Animales

Poco o nada ha de escribir quien es animal con “ache”. Que esta afirmación es hecho, es un hecho incuestionable.
Todas las bestias lo saben
Imperiosa es la “mudez” que esa silenciosa silla impone al baile constante de vocales y consonantes.
Que el baile no pare.
Que al hablar las letras se emborrachen
Que en su embriaguez olviden que son semillas de mil y una grafías.
Y que en ese olvido beodo, todo sea como todo. Un rey, un villano, un lobo.

Pronto aprende el alfabeto que es su destino casarse, unirse sin cuestionarse. Ser matrimonio pactado. Desposarse sin que los papeles aten.
Ruidoso festejo que celebran contrayentes y comensales en la catedral del aire.
Más siempre hay algún fonema que a la hora de entregarse, pretende engendrar figuras con diferente envoltura

Piruetas de veleta.
Siluetas sin corbeta.

Poco o nada ha de afectar esa pretensión fugaz, ese deseo inconstante, al imperial imperio que descansa en una “ache”
El aire todo lo barre.
Y es que ser tinta no es fácil

Ser paso libre de baile
exige danzar sin silla,
sin el aplauso de nadie,
en un escenario frágil

Apelar al talento no vale
Pues es el talento un don, una mera cualidad con la que el fonema nace. Un detalle.
Más fugaz que la belleza, se marchita por pereza

Buscar técnica en las técnicas, pedir a la ciencia un “son”, es mendigar certezas con las que realizar proezas.

Acrobacias sin fragancia.
Elocuencia sin grandeza.

Y es que ser tinta no es fácil.
Exige danzar sin silla, sin el aplauso de nadie, en un escenario frágil.

Exige ser “don”. Ser “son” y consumirse.
Exige ser Baile.

Todas las bestias lo saben
Lo que el aire no barre, arde.

Pocos, muy pocos son, los hijos de “Sherezade”

Ana Isabel Fariña
Grupo B


¿Qué es escribir?

Cada vez que amas, follas o besas.
Cada vez que gritas a tus miedos y arrancas tu alma.
Cada vez que lloras sin querer. Queriendo.
Cada vez abrazas el odio con lágrimas. Escribes

Cuando te desprecias por no poder salir de ti mismo.
Cuando haces una carta de amor sin remitente.
Cuando sueñas despierto junto a las estrellas.
Cuando hablas a la vida. Cuando quieres a la muerte. Escribes

Mientras caminas, sueñas, sonríes, abrazas, sientes.
Escribes baladas, poemas, amores.
Escribes un futuro.
Escribes una vida repleta de palabras que solo tú conoces
Haces belleza con las manos y versos con los ojos.
De tu alma un lápiz que arde entre el hielo.
Y de ti segundos más eternos que el tiempo.

Siempre escribes. Y es que vives para escribir.
Y escribes para vivir.
Porque toda tu vida.
Es un libro con las páginas en blanco
Que espera impaciente a ser contado.

Alejandro López
Grupo A

2 comentarios:

  1. ESCRIBIR
    deliciosa sensación de ver corretear las letras por entre los renglones del pensamiento,

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  2. Alfredo Pérez GRUPO B8 de octubre de 2018, 10:11

    Me gusta crear. Escribir. Pensar. Me gusta jugar a ser quien no soy. Desnudarme sin quitarme la ropa. Mirarme en el espejo y poder verte a ti. Sin que tú me veas a mí.

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