¿Quién fue Máximo Ballesteros?

El lunes pasado montamos una timba en la Sala de Fondo Local de la Biblioteca Pública de la Casa de las Conchas.



La sesión del taller estuvo dedicada al "Juego de cartas" de Max Aub, una novela baraja de la que estudiosos como Julio Borrego Nieto, Jesús Fernández González, Luis Santos Río y Ricardo Senabre afirman en el libro "Cuestiones de actualidad en la Lengua Española" (Ediciones Universidad de Salamanca):

Pero existe un espléndido ejemplo de “novela interactiva” avant la lettre, anterior al desarrollo y la pujanza del orbe informático: Juego de cartas, de Max Aub, publicada hacia 1964. La obra se presenta como un conjunto de 104 cartas contenidas en un estuche de cartón. Carta tiene aquí el doble valor de “naipe” y “misiva”, porque, en efecto, cada carta “naipe” tiene al dorso una carta “misiva”. Es una novela epistolar acerca Máximo Ballesteros, muerto en circunstancias poco claras. Algunos autores de la cartas piensan que se ha suicidado; otros sospechan que ha muerto a manos de su mujer por un asunto de celos; el médico estima que se trata de un fallecimiento por trombosis. Los puntos de vista de los distintos firmantes acerca de Máximo Ballesteros difieren hasta extremos inconcebibles. Como se trata de un juego (`conjunto`) de cartas (`misivas`), pero las cartas son también naipes, se puede jugar, y el autor ofrece las reglas. Según la disposición con que vayan saliendo y disponiéndose las cartas después de barajarlas y repartirlas, aparecerá una silueta diferente del muerto. También aquí se pone en tela de juicio el principio de autoría y se concede al destinatario un papel relevante en la interpretación del texto, al mismo tiempo que éste aparece como un encrucijada de lecturas posibles. El autor explica cómo deben repartirse los naipes y añade: “Puede variar el juego desde el principio dando dos o tres cartas, a gusto de los jugadores, con la seguridad de que el resultado será siempre diferente”. Y remata: “Gana el que adivine quién fue Máximo Ballesteros”. Pero nadie ganará, porque la realidad es caleidoscópica y huidiza; o mejor, hay tantas realidades como perspectivas.

Dejamos aquí un interesante artículo de Juan Rodríguez titulado "Juego de cartas. El otro laberinto de Max Aub".


Propuesta de escritura

Con motivo de la publicación del libro "Baraja Salmantina", de Agustín Casillas, por parte de la Diputación de Salamanca propusimos escribir un texto a partir de la carta asignada a cada participante. Tened en cuenta que para Agustín los oros representan a los comerciantes, las copas al clero, las espadas a la nobleza y los bastos a la servidumbre.

Estos son algunos de los trabajos recogidos hasta ahora:


Barro y oro

Humildes frente al oro
de las copas antiguas
donde el agua no cabe.

Dos jarras con la vida
del agua honrada
o del vino de siempre
espíritu del cuerpo.

Hermosas por sencillas,
subrayadas de hiedra,
como dos vencedoras.

Emilia González
Grupo B


Partida de cartas

Tomás, el tío Juan, D. Pedro y el Sr. Cura, como cada tarde se reunieron a echar la partida. La partida era la excusa porque lo realmente interesante era la tertulia que después de tomarse el carajillo, que muy a menudo le tocaba pagar al tío Juan, y en la que se hablaba de lo humano y divino, el cura siempre arrimaba el ascua a su sardina, pero aquella tarde había una novedad. Tomás que era el alcalde del pueblo, había pasado la mañana en la capital, no estaba muy seguro que las buenas palabras, como siempre, sobre el arreglo del camino y el asunto del depósito que le habían dado en la Excma. Diputación se llevaran a cabo, pero sí le hicieron un regalo: una baraja salmantina, ilustrada por un famoso escultor y pintor de la ciudad y, ante ella contemplando y admirando los motivos charros que las adornaban, desde los típicos trajes que lucían las sotas, caballos y reyes, hasta las ramas de encinas, bellotas, uvas, flautas y tamboriles. El tío Juan al azar cogió una, la que representaba al cuatro de copas, pero que no eran tales, sino cuatro jarras y propuso aquella tarde cambiar el juego: hablar sobre esa carta y su autor, que cada uno dijera lo que se le ocurriera. No pudieron negarse, todos le tenían mucho respeto, sus muchas canas, arrugas y sabiduría le hacían merecedor de él.
D. Pedro, médico del pueblo, se puso en contacto con el Sr. Google para que les diera información sobre el autor, vieron algunas de sus esculturas, relieves y retratos, así conocieron a un gran artista.
El tío Juan quedó impresionado con el retrato Partida de cartas, vio reflejado en él el momento que estaban viviendo: ellos mirando y tratando de averiguar por qué eligió jarras para representar las copas. Con dos dedos sobre su frente, gesto muy típico en él, lo entendió, en la alacena de cualquier pueblo podrían faltar copas, pero no jarras, esas jarras de barro rojizo y un poco tosco, pero elegantes con esa filigrana y el asa torneado, donde el agua y el vino conservaban su frescor y que a menudo pasaban de mano en mano.
Tomás se fijó en los relieves y en Las andanzas del Lazarillo y el ciego vio las jarras, las uvas, los sarmientos y hojas de vid. Y entendieron el porqué, ya hacía tiempo que en el alma del artista estaban esos elementos, parte de su tierra charra y que en una de sus últimas obras volvió a reproducir.
Y el Sr. Cura vio en las jarras el cáliz donde el vino se transformaba en la sangre de Cristo.
Al final quedaron satisfechos, había sido una partida distinta.

Inés Izquierdo Pérez
Grupo A


La verdadera historia del inicio del castellano
5 de copas

Allá por el siglo XII, se juntaron cinco amigos, todos ellos clérigos de un monasterio, concrétamente el de Suso en San Millán de la Cogolla. Tenían que estudiar ciertos pasajes de las Sagradas Escrituras escritos en latín, idioma culto de la época. Ya por entonces la gente del pueblo hablaba otro idioma, pero los que lo hablaban eran todos analfabetos y ninguno lo escribía.
Estando los cinco monjes reunidos en clerecía, se acompañaron de sendas jarritas de barro, y uno de ellos llamado Román llevó una barrica de media cántara de vino.
Como buenos creyentes, llenaban la jarra de vino y la alzaban: in nomine Patris, la descendían: et Filii, la centraban: et Espíritu Santo, y después la bebían. Posteriormente, esta tradición continuó, incluso llegando a nuestros días con otra terminología: arriba, abajo, al centro y pa-dentro; pero los movimientos son similares.
Como Román era buen catador y tenia buen paladar, decidieron escribir en román paladino.
Después de dar buena cuenta de los ocho litros de vino, todos fablaban o farfullaban en la nueva lengua, y el latín ya ni lo veían.
Gonzalo, que era el que mas aguantaba y al que todavía no le temblaba el pulso, mojó la pluma en el tintero y escribió lo que sigue:
"Quiero fer una prosa en román paladino
en cual suele el pueblo fablar con so vecino.
Ca non so tan letrado por fer otro latino.
Bien valdrá como creo un vaso de bon vino. "

Así se escribe la historia, pero vosotros y yo sabemos que no fue sólo un vaso.

José Luis Juan Fonseca
Grupo A


Cinco de copas

No las tenías todas contigo, abate Miñón. Y no es que pretenda yo criticar tu falta de fe; lo entiendo, tenías solo un veinticinco por ciento de probabilidades de acertar con la carta buena.

¿Qué pintabas tú ahora con una carta de oros, pongo por caso; tú que tanto has predicado contra comerciantes y usureros? Lo mismo digo si hubiera sido una de espadas; tú nunca fuiste partidario de la nobleza, tan corrompida, aunque sea la que hace los donativos más jugosos. Peor aún de haber sacado una de bastos; contra la servidumbre tú nada tienes, pero nada tienes tú tampoco de sirviente, un abate está para otra cosa.

Ya ves la suerte, descreído, te tocó el cinco de copas. Por llamarlo de alguna manera, que eso no son copas sino jarras y bien jarras. Esta noche los monjes podrán celebrar una vez más que su Reverendísimo Padre se ocupe no solo de la cuestión espiritual del monasterio, sino también de proveer lo necesario al cuerpo físico, que también cuenta.

Pascual Martín 
Grupo B


Seis jarras y una racimo de uvas

En la última cena de Jesucristo con los Apóstoles, había repartidas por la mesa seis jarras de vino y varias hogazas de pan, lo que hizo que la cena fuera más divertida.

Ante el éxito alcanzado por el vino y las hogazas, decidieron por votación unánime, que en los actos litúrgicos se hiciera una pequeña cata, (siempre en ayunas), en donde el pan y el vino vendría a representar el cuerpo y la sangre de Jesucristo.
Actualmente, el sacerdocio está un poco en declive, y muchos curas los domingos se desplazan en coche a 5 o 6 localidades distintas. Empiezan a oficiar misa a las 9 de la mañana y acaban a las 3 de la tarde.

En la provincia de Orense, donde los pueblos están más dispersos, se han producido bastantes accidentes y multas de tráfico, por el consumo del vino llamado de misa.

El Obispo, también está recibiendo quejas de los feligreses de estas últimas localidades, manifestando, que el sacerdote se salta párrafos enteros y apenas se entiende lo que dice.

Luis Iglesias
Grupo B


3 de copas

Aquel sábado por la noche hablé de mi amigo Pablo. Pablo y yo éramos buenos amigos, nos conocíamos desde que teníamos cuatro años, por tanto más de treinta y seis compartiendo aventuras y desventuras. Cada uno con su familia, claro está, pero en el mismo colegio, en el mismo barrio, en el mismo bloque de apartamentos donde pasábamos casi tres meses de divertidas vacaciones, corriendo juntos, jugando juntos, explorando el mundo juntos, creciendo como dos hermanos, como uña y carne, siendo muy buenos amigos.

Cuando acabamos el colegio seguimos caminos dispares. Pablo enseguida encontró trabajo en una entidad bancaria y yo ingresé en la universidad para, posteriormente, licenciarme en Biología. Durante los años de carrera seguíamos viéndonos todos los fines de semana y siempre íbamos de vacaciones juntos. Entre nosotros dos no había secretos.

Desde que Pablo había sido padre, las noches de los fines de semana eran para mí una monótona secuencia de itinerarios que siempre me llevaban a los mismos bares para tomarme unas copas de vino e intentar encontrar alguna mujer que quisiese compartir unas horas de pasión. Aquel sábado por la noche, pues, con alguna copa de más hablaba de mi amigo Pablo. Hablaba animadamente con una mujer de profundos ojos azules que me tenía cautivado y que había conocido, no hacía más de media hora, en aquel bar. Nos reíamos, tonteando con nuestras manos, con roces fugaces, cuando Patricia se puso seria y me pidió, me suplicó que le contara un secreto inconfesable.

Después de pensarlo unos segundos, aturdido por el alcohol y sorprendido por la pregunta, empecé a contarle que tenía un amigo llamado Pablo que siempre había querido ver como otro hombre se acostaba con su mujer. Me lo había propuesto a mí, como amigo suyo que era, pero yo, tal vez por vergüenza, por lealtad o vete a saber por qué , siempre me había negado. Él buscó la forma de hacer realidad ese deseo y siendo Pablo, aún, novio de Marina, la que ahora era su mujer, alquilaron la habitación de un hotel para pasar la noche juntos..

Patricia seguía mi historia con interés, con una sonrisa agradable me invitaba a seguir contando. Así pues, continué narrando que Pablo le comunicó a su novia la intención de vendarle los ojos y atarla a la cama para hacer así más intenso su encuentro. Marina no quería, pero después de la insistencia de Pablo aceptó y en cuanto ella estuvo dispuesta, a ciegas, otro hombre esperaba escondido en la habitación que hizo el amor con Marina. Parece ser que ella nunca supo que había estado con otro hombre y Pablo jamás se lo había contado a nadie, excepto a mí.

Aquella noche Patricia me acompañó a mi apartamento y acabamos en la cama, ardientes e impulsivos, quizás inflamados por el deseo y el morbo que la historia que le había contado nos había contagiado. A la mañana siguiente le pedí a Patricia que nos volviésemos a ver y ella accedió dándome su teléfono. Le di un beso antes de que se fuera y me metí en la ducha, pues como cada tercer domingo de mes estaba invitado a comer en casa de Pablo y de Marina.

Me presenté en su casa a las dos en punto del mediodía y la mesa ya estaba preparada, pero la sequedad del recibimiento de Pablo me hizo pensar que aquella mañana había habido bronca, previa a mi llegada. Al fijarme en la mesa vi que había cubiertos para un comensal más. Pregunté a Pablo quien vendría a comer y mi amigo me respondió que una prima de su mujer y Marina estaban ultimando el menú en la cocina.

Me senté en la mesa, expectante, sin embargo salté de mi asiento al comprobar que quien salía de la cocina llevando tres copas de vino en una bandeja no era otra que la sonriente Patricia, la mujer que había estado conmigo la noche anterior.

—¿Sorpresa! —dijo ella de forma picarona.

Pero la mujer de mi amigo Pablo añadió con ferocidad salvaje, mirándome a los ojos directamente.

—Vino especial para ti, a ver si va a estar envenenado.

Jaume Castejón
Grupo B


Cara o cruz

Si eres de los que al lanzar la moneda al aire, dice Castillo cuando debería haber dicho León, eres zurdo de entendimiento

Si eres de los que al maridar un plato pide agua cuando debería haber pedido vino, eres zurdo de entendimiento

Si eres de los que se aventura a hacer cuando tendría que permanecer quieto, eres zurdo de entendimiento

Si eres de los que no coge el teléfono cuando es un as o una figura quien llama, y siempre descuelga cuando lo hace un naipe incapaz de coronar una baza, eres zurdo de entendimiento

Si eres de los que nunca encuentra casa porque gira a la izquierda cuando debería torcer a la derecha, eres zurdo de entendimiento

Si eres de los que olvida el abrigo los días gélidos porque con su calor le basta o de los que usa camiseta térmica cuando la temperatura es solo en apariencia volcánica, eres zurdo de entendimiento

Si eres de los que sabe que todo iceberg cede ante un soplo de ternura y que el amor es arma que desarma y que la oscuridad del miedo se diluye con la luz que se crea en el crisol de un puedo, eres zurdo de entendimiento

Y si eres zurdo de entendimiento, tan zurdo de entendimiento como yo, el hilo que forja tu destino es un botón, una filigrana. Una espiral de corros que se repite. Un trenzado concéntrico de apuestas descaminadas. Tus pasos, una apretada sucesión de aljófares, lo vocean.

Si eres zurdo de entendimiento, tan zurdo de entendimiento como yo, un botonadura de perlas irregulares sujeta tu ropa

Podría decirte que te desnudaras. Podrías creerme y hacerlo. Pero como ambos somos zurdos de entendimiento, ni mi decir, ni tú hacer serían correctos.

Hay quienes saben qué cara de la moneda tocará tierra mientras la pieza aún vuela lejos. Siempre aciertan. Siempre ganan. Tienen la razón diestra. Una cualidad que me fascina tanto como me aterra. Un lecho de seda siempre tersa es su premio perpetuo

No lo anhelo. Será porque soy zurdo de entendimiento. Será porque este siete de oros que brotó de una baraja charra es mi carta. No soy capaz de dormir sin arrugas en la almohada.

Ana Isabel Fariña
Grupo B


Saturnina

La protagonista de nuestra verídica historia no es otra que la admirada Saturnina Valiente, la vaca más rolliza y enrollada del ‘prao’ Rodríguez sito en el término municipal de Roncalla ( Cantabria ).

Saturnina es moteada, cuellilarga y juguetona.

Es la capitana del equipo de fútbol "La vaca que se mofa" (1) y la encargada de organizar el campeonato inter-comarcal que se celebra cada año en una ubicación diferente.

En el partido de este año brilló con luz propia al cabecear y marcar un golazo ante su eterno rival el equipo ‘’Pa fresca yo’’ ; aunque pinchó el balón el tanto fue contabilizado subiendo al marcador.

Al final del choque, los aficionados y amigos la sacaron a hombros dándole "la vuelta al ruedo".(2).


(1) . El nombre hace referencia a un conocido producto lácteo.
(2) . Licencia poética por parte del autor .


Ismael Marcos Rodríguez
Grupo B


La moneda

El sol estaba a treinta minutos de perderse entre la inmensidad del cielo. Vagaba entre el amarillo de Agosto el relinchar de un caballo que cortaba el viento con su estampida; en su lomo, un caballero desnudo miraba de un lado a otro del paisaje, temeroso de que alguien le hubiera seguido.
Del cuello le colgaba una delgada cuerda de mimbre, desde la que se posaba una moneda de oro con el grabado de un castillo. Bajo sus pies, su destino se tambaleaba con la violencia de un futuro a punto de quebrarse.
La noche dio paso al destello de la luna, que se alzaba inmóvil junto a las estrellas. El caballo descansaba frente a una pequeña hoguera en la que el caballero acercaba las manos con la esperanza de sobrevivir.
-Ven aquí Perales, acércate a calentarte- Dijo temblando
El caballo se acercó lentamente, abriendo con su trote las hiedras que planeaban en el campo.
-Si ese hombre está en lo cierto, este es el punto en el que debemos de enterrar la moneda y la cuerda de mimbre robadas, después podremos volver con Máximo para que nos entregue lo acordado. Imagínate Perales, Tú y yo, grabados en los mayores libros de caballerías de la historia. Seremos tan grandes como El Cid y Babieca, Don Quijote y Rocinante… Que digo, ¡Más si cabe! ¡El mundo recordará a Perales y a Tomás como los mayores héroes de toda la historia de España!- El caballero acarició a Perales bajo la nuca, y se quedó durante unos pocos segundos, que parecieron interminables, en silencio– Confío en ese hombre Perales, siempre lo he hecho; aunque es normal que esta información valga un precio tan alto, al fin y al cabo, vamos a conseguir mil veces más. Duerme amigo, que nos queda muy poco para empezar a vivir-
Cuando la primera luz del sol impregnó el horizonte, el caballero desnudo y su fiel amigo galoparon hacia donde el sol nacía, con la esperanza de poder vivir un nuevo mañana.
Mil años más tarde -cien años arriba, cien años abajo-, gracias a las indicaciones de un viejo mapa que se perdía en su desván, el salmantino Agustín Casillas encontró enterrada una antigua moneda de oro con un grabado casi inidentificable en sus dos costados. Con su venta en una subasta privada, que alcanzó cuotas indecibles, Agustín pudo financiar su último trabajo literario: “Baraja Salmantina”, una ingeniosa baraja de cartas con todos los aromas de una ciudad llena de matices.
Entre otras variadas cartas, se destacó el once de oros, conformada por un caballo fuerte y vigoroso ejecutando una postura sutilmente refinada en el que cabalgaba un hombre en traje charro, reflexionando profundamente sobre una moneda que portaba en su mano. Se dice que esa misma moneda puede ser una alusión a la financiación que Agustín habría tenido de esta misma obra, pero aún no podemos tener nada claro con la poca información que se nos ha podido proporcionar.

Alejandro López
Grupo A


Tres de oros

Uno, dos y tres
Vamos juntos juega, vamos, al revés.
Si tres eran tres, ¿por qué uno se fue?
Fue a buscar el sol y regresó del revés,
Y el segundo oro que lo vio llegar
Corriendo, corriendo le fue a recibir y también besar.
Uno, dos y tres
Vamos juntos juega, vamos, al revés.
El tercer oro, sintió el calor, la luz y el resplandor,
apresuróse todo aturullado, salió a su encuentro y acabo chocando con los otros dos!
Y como los tres redondos y brillantes son
Juntos se abrazaron,
se fundieron,
se quisieron.
Y ahora únicamente un oro son.
Uno, dos y tres
Vamos juntos juega, vamos, al revés.
Que viene, viene y vienen juntos rodando,
uno, dos y tres.

Mª Nieves-C. Martín Magdalena
Grupo B


Caballo de copas

Don Julián Sánchez El Charro
fue un militar aclamado.
Vestido de traje charro
y en su caballo montado.
Los franceses a su lado
parecían despistados.
Hizo guerra de guerrillas
los franceses le temían.
La guerra de Independencia
le dio fama y dolencia.

Beatriz Gorjón
Grupo A


La sota de espadas

Nos presenta a una mujer joven enamorada del hijo menor. Esta mujer es una mujer vengativa. Como te da la mano te la vuelve a quitar porque le fallaste por diplomacia. Te dice que ya está olvidado, no te hace ningún favor, es una persona malhablada  que quiere que cambies de actitud. Tiene un carácter agresivo que habla .Como amiga vas a tenerla. Te va ayudar en lo que esté en sus manos.

David Álvarez
Grupo B

3 comentarios:

  1. Se nota el alto nivel literario, muy muy bien. Felicidades. Desde centro del mirar.

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  2. No encuentro relación entre la vaca saturnina y los deberes de esta semana. ¿Jugaba a las cartas?

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  3. Partida de copas, de Emilia me ha gustado mucho y me ha hecho recordar partidas que no he vivido pero de tanto por hablar de ellas es como si las hubiera presenciado. gracias por proporcionarme rato de lectura y evocación de seres queridos.

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