Cuerpo a cuerpo

La sesión del martes, con el grupo C, la dedicamos al vínculo entre anatomía y literatura, un tema que ya trabajamos con los otros grupos de taller. Recorrimos de la mano de la literatura nuestro esqueleto, del talón a la frente. Luchamos cuerpo a cuerpo con la palabras que nombran o adjetivan el cuerpo. ¿Qué escribiríamos sobre una axila? Tomamos como referencia el libro de Andrés Neuman titulado "Anatomía sensible", un ejercicio de prestidigitación literaria donde se mezclan géneros muy diversos.
Contrastamos los textos de Neuman con los de Grassa Toro en su libro "Este cuerpo es humano" y remitimos a los lectores y escritores curiosos al monográfico de la Revista Litoral dedicado al Cuerpo.


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Destacamos la curiosa forma en que Judith Bosch escribe sobre el cuerpo en su libro "Aperitivos tóxicos y otros relatos". Veamos algunos ejemplos:

Capitalismo hepático

Aquel ribosoma, cansado de formar parte de un órgano comunista, gritó a viva voz: “¡quiero mi propia célula privada!”.
El cáncer fue fulminante.


Burocracia y neurotransmisores

Axón1: Abrir mano.
Axón2: Pero… ¿por qué?
Axón1: Eso es pensamiento y lo lleva otra sección; tú, comunica.
Axón1: Estirar codo.
Axón2: Estirar codo.
Axón1: Cerrar mano.
Axón2: Cerrar mano.
Axón1: Flexionar codo.
Axón2: Pero… ¿por qué?
Axón1: ¡Y a ti qué más te da! Tú, comunica.
Axón1: Rotar codo.
Axón2: Rotar codo.
Axón1: Apretar gatillo.
Axón2: Apretar gatillo.
Axón1: ¡Un momento!
Pero ya era demasiado tarde.

Y reivindicamos la belleza interior frente a la exterior como una manera más plena de conocer nuestro cuerpo. Así lo hizo también Baldomero Fernández en su poemas "Soneto a tus víscera":

Harto ya de alabar tu piel dorada,
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.
Canto a tu masa intestinal rosada
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.
Canto al tuétano dulce de tus huesos,
a la linfa que embebe tus tejidos,
al acre olor orgánico que exhalas.
Quiero gastar tus vísceras a besos,
vivir dentro de ti con mis sentidos...
Yo soy un sapo negro con dos alas.

Yo también aporté un texto personal titulado "Por tus huesos", perteneciente al libro Esto y ESO, para completar este atlas anatómico literario. Este soneto convendría trabajarlo primero en el aula de biología donde podremos conocer la ubicación de cada hueso y advertir, de este modo, el tono erótico del poema:

Déjame acariciarte el parietal,
anudar tu pulsera al escafoides,
ponerte algún pendiente en el mastoides,
embriagarme de ti hasta mi nasal

y así podré sentir tu temporal
y olerte hasta romperme el esfenoides.
Puedes llorar sobre mi coracoides
y franquearme un beso en el frontal.

Tu amor se agazapó fuerte en mi horquilla
y aguarda a galopar sobre mi isquion
al ritmo y al compás de la canilla.

Y déjame bailar con tu ilión,
modelar tu perfil en mi costilla,
rozar en cada abrazo tu esternón.

 
Propuesta de escritura:

Te proponemos dos tareas, a elegir:
1. Piensa en una parte interna de tu cuerpo y escribe un texto elegíaco.
2. Escribe un diálogo entre dos partes de cuerpo (una interna y otra externa)


Estos son algunos de los trabajos recibidos hasta ahora:


Estate atenta a mi señal

-¡Qué suerte tienes y qué privilegiada eres! A ti no se te ve, solo se te oye. Nadie te juzga. Yo solo soy apariencia, siempre expuesta -dijo la arruga muy triste.
-¡No sé qué es peor! Tú misma lo dices: tienes visibilidad. Y en la vida hay que ser visible. De lo contrario, pasarás desapercibida -la contradijo el pliegue vocal. -Supongo que eres la de ayer…
-Sí, soy la representante de las arrugas del cuerpo en el que vivimos. Estoy situada en la parte delantera del cuello, muy cerca de ti.
-Ya lo sé. Te conozco muy bien. Si vas a volver con lo de cada día, mejor dejamos de hablar. Llevas pidiéndome lo mismo durante mucho tiempo.
-No te enfades conmigo. Eres nuestra esperanza. Necesitamos que lleves nuestro mensaje fuera del cuerpo.
-Que yo provoque los sonidos, no quiere decir que tenga poder para cambiar las cosas. Además, tengo un socio con el que ponerme de acuerdo. No me es tan fácil -le replicó.
-Sí puedes. Te digo cada día que eres una privilegiada. Eres una cuerda que actúa a su antojo y en absoluta libertad. Cuando quieres te cierras y aparece el silencio. O si te apetece hacer lo contrario, te repliegas y comienzas a emitir sonidos con sentido. ¡Te admiro mucho!
-No soy una cuerda vocal, soy un pliegue vocal. Estoy cansado de corregirte. Y no actúo a mi antojo, sino que recibo órdenes de la sala de máquinas y de las bombas de oxígeno -le dijo algo molesto.
-No estoy del todo de acuerdo. Hay ocasiones que te cierras y te niegas a trabajar.
-Sí, eso es cierto. Lo hago, sobre todo, cuando tengo que repetir siempre lo mismo. Me hago el afónico, como haré ahora si no te callas -le dio la razón amenazándola.
-¿Harás lo que te pido, por favor? Solo os tenemos a ti y a tu socia -Le suplicó la embajadora de las arrugas. -!Es muy triste que todos nos miren con lástima y que no podamos defendernos!
-No tengo socia, sino socio. No somos cuerdas, te repito, somos pliegues y estamos hartos de que nos cambien el nombre y el género. ¡No sé qué pensáis de nosotros dos! Todos los elementos del cuerpo sois iguales. Estáis convencidos de que podemos hablar por vosotros y explicarles a los otros cuerpos lo que os pasa. Es mucha responsabilidad. Estamos cansados. ¿Os pensáis que somos vuestros portavoces? Nos pondremos en huelga si no paráis.
-¡Piensa en mí, por favor, en todas nosotras! Desde que aparecimos en el cuerpo solo hacemos que ir a peor. Llevamos el peso de los años y las experiencias. Los demás nos ven, pero no nos entienden. Solo nos critican. Necesitamos que entiendan que tenemos nuestra belleza y nuestra dignidad y, si tú y tu compañera no lo decís bien alto y claro, nos deprimiremos aún más. Te lo suplico, por favor. Nuestro cuerpo está al borde de la depresión -le rogó la arruga muy preocupada por su reputación.
-Está bien. Mi compañera, como tú dices, te está escuchando y me dice que sí. Haremos lo siguiente: cuando nuestro cuerpo se pare a hablar con otro y veas que este te mira mal, aprietas fuerte la piel para que yo me entere y os defendamos. ¿Qué tenemos que decir? ¿Lo de ayer?
-Sí, por favor, tenéis que decir que la arruga es bella y digna.
-De acuerdo. ¡Prepárate que ya estoy trabajando! Nuestro cuerpo habla con alguien -le dijo el pliegue como pudo, pues ya había comenzado a emitir sonidos.
-¡Estate atenta a mi señal! -concluyó la arruga.

José Carlos Arroyo
Grupo C


El pulmón de Sara

Lleva una cruz hermosa en el pulmón. Eso dicen de su radiografía. Ella sonríe.
Sara no ha vuelto a canturrear en la ducha. No ha vuelto a dar los buenos días en la mesa donde naufragan, una a una, las magdalenas sin azúcar en el tazón del Cola cao. Sara combate y se pelea por recuperar la voz y la alegría. A mediodía llegan, como el rumor de una parada de metro, las palabras. Frases cortas son su victoria diaria. Lleva meses dando paseos con parada programada en cada banco del parque de las siete tetas. Se le escapa el aire, no sabe dónde, pero no vuelve y le toca hacer sentada junto a unos octogenarios que miran el inhalador que saca del bolsillo e insufla mientras respira profundo. Sonríe.
Hace ya seis meses que el covid, con su dedo huesudo, le dibujo una incognita en la espalda. Qué cobarde, por la espalda…
Su pulmón es un queso con ratones, un nido de pájaros carpinteros, una cajita de gusanos de seda hambrientos de hoja de morera, un enjambre con la reina herida; un alfiletero de guata rosa.
Hoy toca médico. Otra vez.
El aire que entra por la ventanilla del cabify, le alborota el pelo mientras le grita muy bajito, -respira-
El doctor le ha enseñado en blanco y negro un mapa con una equis a la izquierda. El tesoro no estaba allí, ya buscó. Le dieron a cambio, la receta de una caja de pastillas y otro nuevo inhalador. Sara no sabe si reír o entrar en depresión.
Vuelta a casa de banco en banco. Se levanta del último de un respingo, con un hilillo de voz canturrea a Gloria Gaynor mientras gira sobre sí misma. Tose un poco y camina de nuevo con pasos pequeños.
Sara sonríe.

Mamen Somar
Grupo C


Buche llamando a los ojos

Son las tres de la tarde, voy camino de casa, una jornada dura donde no ha quedado tiempo para una recarga de comida a mi buche. Voy corriendo hacía la panadería y mi Gaita interior comienza a sonar, creo que ya sabe hacía donde vamos ahora comienza el rugir de Leones y como no a salivar.

Buche: Jugos gástricos preparándose para la ingesta. Chicos estad alerta que vosotros sois dos y : una imagen vale más que mil palabras.

Ojos: Buche no seas pesado nosotros curramos casi la jornada completa, nuestras retinas están viendo unas figuras.

Buche: Quiero saber cómo va a ser la ingesta, grande o pequeña, grasienta o de triste dieta, daros prisa y conectar rápido con el jefe

Ojos: Tranquilidad colega ya hemos reproducido figuras al fondo del ojo y el humor vítreo enviando imágenes a la retina.

Buche: Dejaros de humores y de vidrieras esta mujer necesita ya una ingesta.

-De repente mis cristalinos ven unos aros redondos cubiertos de miel con azúcar rosa y pepitas de chocolate tamaño casi hogaza de pan.

Ojos: buche atención hay información nuestro nervio óptico ya está procesando datos de imágenes, prepara las enzimas y comienza a producir ácido clorhídrico para descomponer alimentos.

Buche: gracias chicos dentro de un ratito cuando esté todo triturado ya está listo el quimo pero seguir metiendo alimentos no importa y me puedo dístender.

Ojos: que fresco este estómago fabrica una pasta calentita que dice estar estupenda pero nosotros por ver no vemos nada.

Ana Isabel Diéguez Cordero
Grupo C


Amanece temprano

7:00
Párpado: Te empeñas, no son horas
7:10
Ojo: Por favor...
7:15
Párpado: No insistas
Ojo: Abres o llamo a los de arriba
7:16
P: Ya se lo has dicho, lo sabía, coartan mi libertad de caída
O: No es suficiente, así, nada es lo que parece.
7:18
P: Motor a toda máquina, instintos asesinos de riego. Con tiempo todo hubiera sido mas sencillo.
Ojo: ¡A centrarse!, es hora de comenzar. Apertura extrema.
Amanece

Guadalupe Sanchón
Grupo C


Oda o lo que sea a mi hernia umbilical

¡Que bien guarda mi tripa mis vísceras más oscuras!
Oscuras, no tanto
mis ovarios, mi matriz
mi pasado, mi presente
mi vientre preñado
mi vientre vacío
mi abdomen siempre lleno de tubos
¡Oh, yeyuno! ¡Yeee!
¡Oh íleon dónde vas!
¡Oh duodeno voy a buscar al colon!
Ten cuidado con el apéndice
¡Que el plexo solar te proteja!
Recuerdos a las trompas de Falopio
¡Aúpa la vejiga! Aguanta
Otro movimiento peristáltico y ya
los gases tienen pase
Otro dolor, qué duele
¡Cuidado! El intestino asoma por debajo de la ropa
lo estrangulan los abdominales
Una hernia. Emergencia
Hay que abrir por el ombligo
Hay que reparar la pared abdominal,
hay que coser, unir y pegar
Hemos llegado a tiempo
ha habido sufrimiento
Las tripas han vuelto a su lugar
El vientre plano está.

Araceli Sebastián
Grupo C


CUERPO A CUERPO

Coxis: ¿Qué hay allá afuera?

Ojo: Una mujer desnuda. Está tumbada en una cama. También hay un gato negro y un ramo de flores, y una criada.

Coxis: ¿La cama es cómoda?

Ojo: No sé, supongo

Coxis: ¿Y el gato?

Ojo: Ya no lo veo

Coxis: Y entonces… ¿Qué ves?

Ojo: Una noche ondulante, azul y amarilla. Veo el cielo, las montañas y un pueblo.

Coxis: ¿Hace frío? No lo noto…

Ojo: Porque es una noche que no se siente, solo puedes verla.

Coxis: ¡Oh! ¿Y ahora, qué ves?

Ojo: Una cara, repetida varias veces, en distintos colores. Tiene un lunar cerca del labio.

Coxis: ¿Qué hay debajo? ¿Dónde se apoya?

Ojo: Nada. No se apoya en nada.

Coxis: Pero, si no se apoya en nada, puede caerse. Y si no hay nada debajo, entonces se caerá a… ¿A dónde va a caerse? No lo entiendo. Creo que no me gusta esto de los museos.

Ojo: ¡Mira! Aquí hay otro, rojo. Abarca todo lo que veo. Es como un campo o como un cielo. Exceptuando los bordes, parece del mismo tono, pero si te fijas bien hay una línea algo más oscura allá arriba.

Coxis: ¡Rojo! Entonces es como esto. ¿Qué es la línea de arriba? Puede ser una herida, o un orificio con sangre y vísceras y pasadizos intrincados que lleven a comunicarse con otro Ojo… ¿Es cálido?

Ojo: Sí

Coxis: ¿Y cómodo?

Ojo: Al principio lo parece, pero ahora noto algo…

Coxis: … punzante. ¿A que sí? Este cuadro sí que lo entiendo.

Y se quedaron absortos ante la obra de la sala 34, y el cuerpo que los poseía perdió el metro.

Eva Suárez
Grupo C


Oda al dedo meñique

El dedo meñique existe porque ha de haber cinco en cada mano. Todos tienen una función y un carácter concreto. El pulgar es el más singular, además de ser más corto y fornido, se opone a todos los demás. Sí, él solo contra todos. Aunque en realidad el que manda es el índice que da todas las instrucciones. El corazón es un faltón, su trabajo más conocido es hacer peinetas. Afortunadamente el anular pone formalidad a este equipo, asume todos los compromisos. Pero, ¿para qué necesitamos un dedo esmirriado que sólo se usa para poder contar hasta cinco?

Enrique Martínez
Grupo C


Oda a la úvula

La úvula es un órgano interno que se conoce también con el nombre de un personaje de la película Peter Pan, Campanilla. Para que se vea desde fuera, es preciso que abramos la boca, saquemos la lengua y digamos “a” con un gesto que otros pueden interpretar como amenazador, similar al de los guerreros maoríes.
Realiza su trabajo en colaboración con el paladar blando y las amígdalas. Entre todos consiguen que los alimentos y los líquidos no asciendan por detrás de la nariz, eso sería realmente molesto.
Otros estudios la hacen responsable de los ronquidos e incluso de la apnea del sueño.
Yo prefería cuando, en el pasado, se la tenía por el vestigio de un órgano sin más función que la estética. Era sencillamente una pequeña uva colgando del fondo del paladar. ¡Qué ganas de complicarlo todo!
Muchos se olvidan de su importancia en la correcta pronunciación del francés. La francofonía entera está muy agradecida por su ayuda para pronunciar con ese acento tan sensual el nombre de su capital, París.
Lástima que ese mismo acento resulte tan cómico al pronunciar el famoso trabalenguas del perrito que corría por la calle Carretas. La campanilla no tiene la culpa.

Enrique Martínez
Grupo C

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