Impares. Fila 13. Cine y literatura

La sesión del martes pasado la dedicamos al cine. Tomamos el título "Impares. Fila 13" del poema "Palacio del cinematógrafo" de Pablo García Baena: Impares. Fila 13. Butaca 3. Te espero
como siempre. Tú sabes que estoy aquí. Te espero
Hablamos de los toma vistas y del cine Súper 8, de las primeras películas que vimos en casa y en el cine, de la fascinación que sienten los niños por el cine. Algunos incluso tuvieron la suerte de contar con un Cinexín entre sus juguetes.
Recordamos como en la generación del 27, y posteriormente con los novísimos, hubo un interés por el cine en la poesía. Rafael Alberti, por ejemplo, dedicó su libro "Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos" al cine mudo y sus protagonistas.




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Mencionamos dos libros vinculados al cine. Uno por el uso del lenguaje cinematográfico en el westerm titulado "Duelo al sol" de Manuel Marsol y otro por el uso de una técnica de anmación denominada "Ombro cinéma" titulado "Nueva York en Pijamanarma"

Introdujimos el repertorio de poemas de la mano de Pedro Salinas con su texto "Cinematógrafo"

1. La luz
Al principio nada fue.
Ni el agua para en ella el pez.
Ni la rama del árbol para la fatigada
ala del pájaro.
Ni la fórmula impresa para casos de duelo.
Ni la sonrisa en la faz de la niña.
Al principio nada fue.
Solo la tela blanca, nada...
Por todo el aire clamaba,
muda, enorme,
la ansiedad de la mirada.
La diestra de Dios se movió
y puso en marcha la palanca...
Saltó el mundo todo entero
con su brinco primaveral.
La tela rectangular
le oprimió en normas severas,
le organizó bruscamente
con dos líneas verticales,
con dos líneas horizontales.
Y el caos tomó ante los ojos
todas las formas familiares:
la dulzura de la colina,
la cinta de los bulevares,
la mirada llena de inquina
del buen traidor del melodrama,
y la ondulación de la cola
del perro fiel a su amo.
El hombre tuerto sintió
que va a quebrársele el ojo
de cristal, a la embestida
de tantas y tantas visiones.
En el fondo gritó un erudito:
“¿Y la palabra, y la palabra?”
Y todos los esfuerzos del mundo,
la fuerza lograda y gastada,
las máquinas maravillosas para correr, para volar,
para amar, para aborrecer
se echaron a funcionar.
El primer día de la creación
humillado, pobre, vencido,
se marchó a llorar a un rincón.
Pero ya el instinto acechaba
en los ojos de la mujer
-la cabellera suelta al viento-
y en el tejer y destejer
de la tela del sentimiento.
Y el primer día de la creación
se levantó de su rincón
y vino a asomarse a la tela:
en la mano diestra llevaba
el primer corazón del hombre,
que era el último corazón.



Ángel Petisme incluye en su libro El desierto avanza el poema "Aragoneses 2" en el que trata con humor el papel de la crítica:

Cuentan que Buñuel en el 61,
cuando le dieron la Palma de Oro en Cannes
por Viridiana
volvió a Zaragoza y a Calanda unos días.

En el Paseo Independencia
un señor, al que Buñuel parecía conocer,
se paró a saludar diciéndole:
Don Luis, la última película suya,
flojica, eh, flojica...

En la ficha de trabajo incluimos también un texto de Luis García Montero en homenaje al cine "Miércoles, día del espectador" publicado en su libro Completamente viernes:

No se descarta que al salir del cine
una pareja cuente con nuevos enemigos.
La película es mala,
las sombras buscan cuerpos 
[para encontrar deseos,
se oyen voces de actores,
imágenes dudosas,
pero los labios son materia viva
en las butacas observadas
y los botones pierden su vergüenza.
Suena un disparo inútil,
la camisa deshecha,
la mano que naufraga entre los muslos.
se persiguen dos coches por tus hombros
y estalla un edificio,
una lengua de fuego en la ventana,
llamas que desesperan vientre abajo,
el pelo negro por la mano abierta,
negro como la vida en la pantalla,
como el silencio del actor que mira,
del acomodador,
del público encendido.
Ya no tienen edad para estas cosas,
comenta el matrimonio de la última fila.
Y pienso que es verdad. No se descarta,
no se descarta que al salir del cine
una pareja cuente con nuevos enemigos.

Pero también tuvo su protagonismo el microrrelato. En este caso de la mano de Manu Espada:

Atrapado
Damián quedó atrapado en una cinta de súper ocho el día de su primera comunión. Su padre le grababa mientras cortaba la tarta, y ahí permaneció para siempre, con ese gesto bobalicón de por vida, encerrado en una película a perpetuidad. Cuando lo echaban de menos, ponían el proyector y veían su imagen en el gotelé de la pared con esa mueca infinita de satisfacción cortando el pastel en porciones y repartiéndolo entre sus primos. Al cabo de varios años se impuso el VHS y la película quedó olvidada en un desván, junto al proyector. Damián se aburría en los fotogramas de la cinta. Era la única persona real en la película. El resto tan sólo eran imágenes de sí mismos. Al cabo de varios años, en un ataque de nostalgia, sus padres subieron al desván, cogieron la película y la proyectaron de nuevo. El niño volvió a repetir el eterno gesto de cortar la tarta varias veces. Le costaba moverse. Estaba entumecido. Tantos años inmóvil. Se miró las manos. Arrugadas. Viejas. Se había convertido en un anciano. Frente a él, tras el proyector, dos niños de ocho años lo miraban con ternura.

Snuff movie
Dicen que cuando vas a morir ves tu vida pasar ante tus ojos. Ahí puedes verte cuando eras bebé. ¡Qué mono! El ojito derecho de mamá y papá. Observa cómo te miran. Ahora en la guardería, con aquella profesora que tanto te quería. Y no hablemos de tu adolescencia. Aquí estás con Marta, la buenorra de la clase. Te la llevaste tú. Como siempre. Y mira esto, con vuestros hijos, la parejita de niños perfectos. Y ahora que ya has visto un resumen de tu exitosa vida, verás una luz blanca. Aún no has muerto, don perfecto, es el foco de la cámara. Sonríe, hermanito.

Nos gustaron especialmente los textos "Blanco y negro" de Ernesto Ortega y "Rewind" de Susana Barragués. En el primero la ficcion se asocia con el cine en blanco y negro y la realidad con el color y en el segundo la historia se presenta como si hubiésemos pulsado la tecla de rebobinado "REW";

Blanco y negro
El día que repusieron “Casablanca” en el cine de verano hacía tanto viento que a Humphrey Bogart se le voló el sombrero y fue a parar a la fila siete, justo en mis rodillas. No pude evitar ponérmelo. Cuando terminó la película el cielo se había vuelto gris. Un hombre que se ocultaba entre las sombras me sonrió. Llovía y por alguna ventana se escapaban las notas de un piano. Una chica me pidió fuego. Yo no fumaba, pero me entraron unas ganas irresistibles de encenderme un pitillo y llamarla muñeca. Desapareció en un Austin blanco. Paré un taxi y dije: “Rápido. ¡Siga a ese coche!”, pero la perdí. Al llegar a casa una mujer me esperaba sentada en el sofá con un vestido negro. Me quité el sombrero y lo dejé sobre la mesa. Cuando iba a besarla, me dijo: “Venga, cámbiate, que llegamos tarde a la cena”, y todo recuperó su aburrido color original.

Rewind,
Se besaron desnudos, tímidamente, contra el refrigerador. Él se lanzó a introducir, con torpeza, sus senos en el sujetador. Ella le respondió subiéndole los calcetines hasta la rodilla y abrochando el botón de sus pantalones con nerviosismo, mientras que ataba, uno por uno, todos los botones de su blusa. Después, de un tirón, subió la cremallera de su falda. Totalmente entregada al delirio, le incrustó, salvajemente, el jersey, el abrigo y una bufanda de cachemira. Él la asió por las nalgas y a mordiscos, le introdujo las botas. Al abrir el paraguas, ella alcanzó el éxtasis. Él se desplomó al meter, dedo a dedo, las manos en los guantes.

 
Propusimos como tarea escribir un texto sobre el cine. Puedes tomar partido con un papel relevante en alguna película clásica, o puedes dedicar un texto a un actor o una actriz que te guste o quizá puedes hablar del cine desde tu mirada de niño.

Estos son las tareas realizadas por algunos participantes en el taller:


Plano contraplano

La tierra es dura y negra. La tierra es para dos brazos y una azada, para el espinazo que se doblega y humilla, para los hijos que piden pan y, antes de vivir, ya se les impone una condena. La tierra, la huerta. En el valle, el de las huertas, los paisanos sudan su última patata, su última berza. Quizás sean dos, una para la venta. Hoy padre e hijo aran y surcan el suelo helado y basto. Sí hay salud, suerte y así el Señor lo quiere, la cosecha será mayor tras cien días de cuidados, de nutrientes, de borra de oveja, de arrancar la verdolaga y las malas hierbas. Agua nunca faltó en esta vega. Padre e hijo callan y piensan. Hoy, más que nunca, callan y piensan. Padre se limpia el sudor, limpieza de moquero raído, rancio, como sus pensamientos. Resopla.

De repente, alza su cara del surco, dos ojos sin brillo, que han visto varias guerras, estaciones de sangre, ahora, una mirada de intriga y curiosidad, aunque ya poco espera: "Poco hablas, hijo. A tu edad, yo ya bebía vino y no paraba de hablar en las tabernas. Necesitas otra guerra, que te curta esa piel tan fina".

El hijo también alza la vista. Sus ojos brillan y tiemblan. Esos ojos del color de un día nublado, pero limpios y transparentes. Sus labios, si los observas de cerca, se mueven, dicen algo, pero su voz flojea: "Padre..."

"¿Qué dices, hijo? Habla más alto, que no te oigo"

El hijo, de nuevo, con mucho miedo, la tez pálida, lo intenta: "Padre, que quiero ser maestro" Quiero ser maestro, padre".

El padre, sin contestar, vuelve a la tierra.

Y el hijo así se queda. Con la boca abierta, piensa: "¿Qué le espera en este mundo de ignorancia y de miseria?"

El padre responderá. Tras unos minutos de silencio, le lanzará al hijo la azada con fuerza, que volará muy cerca de su cabeza: "Tú maestro, maestro de atar escobas. Venga. Coge la azada y respóndeme como un hombre, que eres como tu madre un loco y un mierda. Maestro, dice ..."

Por la tarde, el hijo se aseará como pueda. Con ilusión, se irá al cine con su novia. En el cine Castilla echan Al este del Edén. Le gusta ir al cine Castilla con su novia. Comentarán la otra escena de otro padre y otro hijo, de sus iras y rencores. De la otra escena no hablarán. Su madre la espera a la salida del cine para recogerla.

Marisa Sánchez
Grupo C


Sinopsis de “Mis veintiuna películas favoritas”

John Connor, de profesión aparejador, trabaja afanosamente para sostener a sus quince hijos. Ahogado por su situación económica, decide dejarlos al cuidado de la famosa institutriz froilan María y aceptar un trabajo consistente en encontrar la tumba de Arch Stanton, para lo cual ha de viajar a través del tiempo, en el DeLorean de la empresa que lo contrata, hasta el lejano Oeste. Allí conocerá por azar al matrimonio de granjeros formado por Cira y Aurelio, que le proporcionarán caballo y equipaje a cambio de eliminar al pistolero contratado por Rufus Ryker, ganadero que pretende apoderarse de sus tierras. Sin embargo, Connor se encuentra con que no es uno sino cuatro los pistoleros a los que tiene que abatir, entre ellos el famoso Frank Miller, por lo que se apresta a huir en su máquina del tiempo. Pero en el momento de despegar choca fortuitamente con la nave Nostromo, lo que deja el aparato a la deriva hasta que es alcanzado en la estratosfera por un rayo lanzado desde el Halcón Milenario, no quedándole otro remedio que hacer un aterrizaje de emergencia en el Puerto de La Rochela, en octubre de mil novecientos cuarenta y uno. Disfrazado de mecánico para salir del paso, se ve obligado sin pretenderlo a embarcarse en un submarino U-96, con el que presenciará, impotente, el hundimiento de la joya de la White Star Line. Descubierto su disfraz, es enviado a tierra y recluido en un campo de concentración, de donde se evade el veinticuatro de marzo de mil novecientos cuarenta y cuatro, viéndose inopinadamente en Inglaterra, convertido en teniente y empujado por la inercia de sus rocambolescas circunstancias a saltar en paracaídas en la madrugada del seis de junio de ese mismo año sobre la Bretaña francesa. La fatalidad le deparará pasar toda la noche colgado de la torre de una iglesia, aunque una vez rescatado de allí, vuela la fortaleza donde se esconde el alto mando alemán, al ir a atarse el cordón de la bota apoyándola sobre un detonador. Por tal hecho es condecorado y convertido en Sheriff de Shinbone, pequeño pueblo del Oeste, lo que le permite volver a su objetivo inicial: encontrar la tumba de Arch Stanton. Pero al verse falto de dinero para continuar la empresa, finge enamorarse de una viuda millonaria, a la que no duda en matar en cuanto se entera de que le ha dejado toda su herencia. Por tal hecho es llevado a juicio y encarcelado en una prisión federal, donde es capaz de comerse cincuenta huevos a cambio de entrar a formar parte de la banda de Cody Jarrett, con la esperanza de cumplir uno de los sueños de su infancia: sentirse “en la cima del mundo”. Una vez fuera, y por orden del propio Jarrett, acude a los Cayos de La Florida para cerrar un trato con el capo Rocco, y es en tal lugar donde conoce a Nora Temple, belleza felina insuperable y arqueóloga de profesión, de quien se enamora perdidamente y con quien se anima a buscar el Arca de la Alianza. Después de mil aventuras y ningún éxito por los Santos Lugares, acaban por instalarse en Jerusalén, donde Connor, como consecuencia de un desgraciado accidente, es acusado de atentar contra la vida del nuevo gobernador romano y condenado a galeras. Pero ya todo le da igual, porque una vez que has estado con Lauren Bacall ya todo te tiene que dar igual.

Óscar Martín
Grupo A


Domingo de cine

Mi pueblo siempre ha sido un pueblo lleno de vida.
Siendo yo pequeña, tenía varios bares, discoteca, salón de baile y hasta dos cines. El de Mundo y el de Simón.
Separados por muy pocos metros, entre los dos se repartían el ocio de nuestro pueblo y el de alrededores. Recuerdo ambas calles llenas.
Fueron sábados y domingos de gloria. Donde nosotras tirábamos de ingenio, para por lo menos, podernos asomar e impregnarnos del ambiente. Ya que la edad era corta.
Dentro se daba el pase de la película y fuera nosotras, hacíamos la representación. Soñar con los ojos abiertos, con la cartelera como testigo.
La primera vez que atravesé las gruesas cortinas como espectadora y no como una fugaz mirona, fue para ver Cantinflas, una de las tantas que tenía. Curiosamente no recuerdo mucho más de la película, pero si la emoción. La grandeza de las imágenes y el sonido, tan alto que lo escuchaba directamente en el pecho. Hubiese podido prescindir de orejas y oídos.
Fui gracias a mi abuela. Mi madre puso en sus manos esa gran decisión.
Me acompañaron mis amigas, para convencerla. Yo, era ya, de las pocas que aún no había ido a tan magnifico evento.
A mamá no se le ocurrió otra cosa que decir “lo que diga tu abuela”. Me eché las manos a la cabeza, estaba perdida. Ella tan poco amiga de modernidades.
Pero dijo que “SI” y para mi sorpresa, incluso me pago la entrada. Mi abuelo era siempre el que nos sacaba cosas de las orejas: cacahuetes, alguna moneda… pero esa tarde la magia la hizo mi abuela Fidela.
Después de esa tarde vinieron muchas más.
Tres domingos de paga, daban para un cuarto ante la gran pantalla. Pero eso sí, nunca olvidaré aquel domingo de cine en el que mi abuela fue mi mecenas.

Eva Hernández
Grupo A


“Los fantasmas de Goya”

Parte de la película fue rodada en Salamanca, en distintos lugares del centro histórico.

Ambientada en los últimos años de la Inquisición, la derrota de los franceses y la restauración de la monarquía en España, los principales papeles fueron asignados a: el hermano Lorenzo, monje inquisidor, interpretado magistralmente con la dureza que le caracteriza en el rostro por Javier Bardem; a la actriz Natalie Portman, como musa de Goya, muy guapa y elegantemente vestida; el actor Stellan Skarsgard, quien interpretaba Goya, muy serio en su papel. Y, como director, Milos Forman.
Pero esta pequeña sinopsis no refleja la cantidad de actores secundarios que participamos en la película después de pasar un casting durísimo, ni el frío que nos chupamos en el mes de octubre, con la repetición de las escenas por la zona de la catedral y en la puerta de los Dominicos. Yo iba caracterizado de rico venido a menos y mi mujer de cortesana.
Como experiencia, he de decir que fue muy buena -nunca antes había actuado, ni siquiera en algún corto-, hasta el punto que me presenté al poco tiempo al casting de “Celda 211” que se rodaba en la cárcel de Zamora y cuyo actor principal era Luis Tosar. Me volvieron a llamar para que fuera a Zamora, pero me encontraba en esas fechas en París y ahí se cortó mi racha.
Yo creo, sinceramente, que si me hubieran dado un papel principal en la película hubiera tenido mucho más éxito .

Luis Iglesias
Grupo B


El cine y la literatura

Aquí estoy; “sudando tinta china “, tratando de dar cumplimiento al encargo recibido; un guion de cine actualizado sobre Don Quijote de la Mancha.
Heme aquí, con el permiso de Cervantes, ideando los personajes con los que hoy, aquí y ahora se encontrarían los protagonistas absolutos de la obra; el hidalgo Alonso Quijano y su fiel escudero Sancho.
Me pregunto, una y otra vez, como configurar ahora a un caballero del año 1605, quien, como y donde buscar hoy un ideal de lo real, de la libertad y la honestidad….
Quien puede encarnar, y como representar hoy a Dulcinea, el ideal del amor y la virtud …Y a Sancho, quien se dejaría hoy seducir por la utópica “ínsula de Barataria “(este pensaba yo, puede que sea más fácil, sería un personaje colectivo; los ciudadanos seducidos por las promesas de los políticos, promesas enmarañadas y tejidas con los hilos de los intereses y egoísmos de unos pocos).
En estas estaba, hecho un lio…, cuando el vuelo de una mosca me ha despertado, que alivio ¡el encargo era solo un sueño!

M.ª Victoria GL
Grupo B


Cine de película

Debo confesar que me gusta el cine. Y eso que no soy nada peliculera, como mi amiga Nieves que hace de todo un peliculón. A mí me gusta quedar con alguien para ir al cine, elegir el film que más me atraiga y pasar un buen rato frente a la pantalla, embebiéndome de la historia. Me gusta sentarme en la butaca a esperar que se apaguen las luces, aunque preferiría que no me abrumasen con tanto anuncio. Otra cosa son los trailers. Esos sí me entusiasman. Porque me ofrecen un cachito de lo que puedo ver otro día. Cada uno de ellos es la promesa de un nuevo sueño. Y es que, sentada allí, con todo oscuro a mi alrededor y la potente proyección lumínica ante mis ojos me encuentro inmersa en un proceso onírico que me atrapa hasta el final.
Habré visto miles de películas. La pena es que no las recuerdo todas porque la mayoría me han hecho disfrutar, ya sea en un sentido o en el contrario. Me he reído con fábulas histriónicas y he llorado con tragedias memorables. Hasta he llegado a hacer las dos cosas a la vez. Recuerdo la obra “Magnolias de acero” en la que Sally field, que acaba de enterrar a su hija casi se ahoga porque su amiga, Olympia Dukakis, hace un comentario jocoso en pleno llanto de la madre y le provoca una carcajada. Eso, exactamente, es lo que me pasó a mí. Mientras lloraba a moco tendido, hipo incluido, me dio un ataque de risa que casi me manda al otro barrio.
Y es que cuando digo que me gustan las películas no me refiero a ser fantasiosa. Al contrario, hablo de arte. De ese poder que tienen los actores y actrices para transmitir emociones, de la maestría de los directores para presentar una historia coherente, de la virtud de los fotógrafos para ofrecer planos memorables, y así hasta el último (o primero, según se mire) de los profesionales que intervienen en la obra.
Que sí. Que ya sé que es una industria. Un puro negocio para recaudar dinero. Pues vale. Y qué más da. ¿Acaso Da Vinci, Picaso o Dalí no cobraban por sus cuadros? Lo que demuestra que el dinero no está reñido con la belleza ni con el arte.
Yo, por lo pronto, estoy mirando ya la cartelera para el próximo miércoles, que es el día del espectador y me ahorro unos euritos. Ya estoy decidida. Voy a sacar las entradas para Alcarràs. Eso es, verdaderamente, cine de película.

M. Maximina Moreno
Grupo B


Fundido en negro

El ruido de una sirena, luces de coches de policía en una calle lúbrica, perfecta. Un crimen cualquiera sin apenas sangre sin apenas muerto. Un teléfono, siempre un aparato que suena estridente sobre una mesita o dentro de una cabina telefónica. El humo del tabaco, de un revolver, de una alcantarilla… Sombras en un mundo blanco y negro. Una mujer atormentada, misteriosa, bella, diabólica. Bourbon a palo seco en vaso de cristal labrado y un Humphrey Bogart maldiciendo entre dientes el día que se cruzó en su camino mientras coloca con elegancia, su sombrero de fedora bajo la lluvia y arruga las solapas de su gabardina contra el pecho. Fundido en negro.

Mamen Somar
Grupo C


Las salas de Cine

Entrar en un Cine para mí significa estar a punto de vivir una experiencia nueva.
Me voy a olvidar, por espacio de dos horas, de mi vida cotidiana, para envolverme en una historia que no sé qué me va a contar.
Hay expectácion, ganas de sumergirme en algo nuevo, vibración...
Prefiero, con diferencia, ver una película en una Sala de Cine que en la televisión de mi casa.
En la Sala de Cine me envuelven las imágenes, los sonidos, estoy yo dentro de la película. Soy coprotagonista.
Me gustan las películas que me hacen reflexionar, las que me transmiten mensaje, las que hablan de temas sociales actuales, las de suspense...
Y si están tratadas con una chispa de humor, mejor que mejor.
Soy fan del cine español. Creo que se hacen muy buenas películas. Me siento muy identificada con muchas de las historias que cuentan.
Siempre intento ver las películas de Pedro Almodóvar. Suelen remover cosas dentro de mí.
Antes mi hora preferida para ir al cine era la sesión de noche.
Ahora suelo ir a la primera sesión de la tarde o a la segunda. A las personas con las que suelo ir les viene mejor. Y ya no me importa. Siempre queda tiempo para un café o unas cañas después de la película.
Lo que no me gusta nada es ir por la mañana.
No me importa ir sola al cine, incluso me atrae la idea.
Pero, hasta ahora, después me da pereza y me quedo sin ver películas que me hubiera gustado ver en el cine.
El cine es Arte, es Cultura, forma parte de nuestras vidas. Hay que apoyar al cine yendo a las Salas de Cine.

Teresa González Caballo
Grupo C


El cine de mi vida

No puedo concebir una historia escrita sin antes ver pasar diapositivas por mi mente. Encuentro retales por separado, de los cuales tengo que crear historias, grandes historias maquetadas.

En los relatos trato de transmitir lo que los ojos de la imaginación perciben, a través de palabras que en ocasiones se tornan insuficientes.

Para montar una historia primero estrujo mi mente y extraigo un goteo constante de imágenes, las cuales analizo con detalle como concienzudo artesano. Me resulta un alivio descubrir ese conglomerado de palabras que desvelar los claroscuros secretos de una mente inquieta. Finalmente aparecen corta-pegas mentales para darle acción a esas imágenes.

Mi mente inquieta une imágenes, pero a veces no me deja concretar, no me deja concentrar, me arrastra a la absurda mezcla de verdades y mentiras sumiéndome en la desesperación. En ocasiones la visión se distorsiona y aparecen grandes monstruos como reflejo de pequeñas inseguridades, también distracciones que pueden transformar un gran rio en un riachuelo.

¿Qué valiente Auriga tiene la mano firme para domesticar a estos platónicos caballos? Las inseguridades me arrastran al sinsentido del mundo, hacia una perspectiva escéptica de cualquier discurso. Pierdo la ilusión, pierdo la esperanza, pierdo la Fe.

De películas va el asunto, nada que envidiar a cualquier película de terror lo que ocurre en la realidad. No me habléis de quimeras sobrenaturales que espantan pasiones y engendran miedo si no habéis despertado empapados en sudor, habiendo sentido pánico por el subconsciente engendrado por credos banales como las hipotecas o hacienda. Sueños reflejo del sucio y corrupto dinero, sueños actuales.

Solo el cine apaga mi mente y descansa mis pensamientos. El cine es esa sucesión de imágenes en la que ya no tengo que trabajar, analizar, ni trasmitir. En el cine la historia ya está contada. Para mi mente, una sesión de cine es un calmante, es recuperación de neuronas, elixir de Fierabrás que todo lo cura. Puedo mimetizarme tanto en la historia que me hará llorar, reír o meditar. Creará tanta obsesión que la historia permanecerá varios días en mi mente. ¡Cuán terapéutico me es el cine! ¡Cuántas pasiones me levanta, incluso sin la última fila!

Juan Manuel Elvira
Grupo C


Una mirada

De improviso, su rostro ocupó todo mi campo de visión. Sus enormes ojos negros mirándome con un brillo acuoso en la retina. Me turbó de forma tan intensa que un grito quedó ahogado en mi garganta y se me crisparon los dedos atenazando los brazos de la butaca. Esa aparición repentina alteró tanto mi corazón que sus ruidosas palpitaciones me impidieron entender las primeras frases.
-He venido para estar contigo. –Escuché por fin y su voz profunda hizo eco en mi pecho. A pesar de que sus palabras me parecieron sinceras lo había dicho sin alterar casi el gesto, con una emoción contenida. Tragué saliva e intenté articular una frase que, sin embargo, no salió de mis labios. Entonces, antes de que pudiera serenar mis nervios, ella desapareció dejándome en la más absoluta desolación.
Tras unos segundos de vacilación, me repuse y salí corriendo escaleras abajo abriéndome paso sin contemplaciones entre la gente. Necesitaba verla otra vez, sumergirme en el mar oscuro de sus ojos, escrutar cada poro de su piel, deleitarme en los roncos ecos de su voz y, tal vez, atreverme a susurrarle unas palabras que ella, desde la pantalla, no podría oír.
Me planté ante la taquilla y, con voz anhelante, exigí:
–¡Una entrada para la siguiente sesión!

Pepe Lorenzo
Grupo B


Recuerdos de cine

Siempre me apasionaron las películas de ciencia ficción. En realidad, me apasionaban más los libros de este género. Con ellos podía dar rienda suelta a mi imaginación, convirtiéndome en uno de sus personajes. En el cine ya todos tienen cara, con lo que solo me quedaba el discreto recurso de intentar ponerme en su lugar.
En la serie de películas tituladas Star Trek. Me ponía en el lugar del doctor Leonard Macoy. Y con la tecnología que disponía, era capaz de curar cualquier dolencia, incluso lesiones o fracturas, consiguiendo siempre una "restitutio ad integrum", el sueño dorado de todos los médicos.
Con mi sapiencia y la tecnología del futuro, volvía al presente y curaba a cuantas personas lo necesitaban, además, aprovechaba para transmitir conocimientos. Disfrutaba imaginando las caras que pondrían mis colegas al ver lo que había avanzado la ciencia y la medicina en un siglo.
En regreso al futuro, también me ponía en el lugar de Doc., Doc. Brown. Disfrutaba con los avances de la ciencia y los viajes en el tiempo. Se me ponía la misma cara de loco, de "poseso" que tenía el viejo Doc. Y disfrutaba igual que él viajando en el Delorean DMC,- 12, en el que sólo viendo como abre sus puertas, te supones que va a poder volar.

José Luis Fonseca
Grupo A


Luz Long, atleta alemán del 36

“Se han pagado 488.435 euros en una subasta por la medalla de plata del alemán Luz Long, en la longitud de los juegos de Berlín 36.”
La noticia me impactó. Detrás de ese trofeo había una historia, curiosamente acababa de conocerla. Llevaba mucho tiempo sin saber de él, fue inesperado el encuentro. Coincidimos en un claustro durante tres cursos, pude admirar su pundonor y su amor por el atletismo. Fue profesor de educación física y preparador de atletas. El tiempo nos alejó y al cabo de tantos años, nos vimos en una conferencia sobre cine.
A la salida, tomamos un café y charlamos de nuestras aficiones de jubilados. Me contó que estaba estudiando cine y que se quería especializar en guiones. Hablaba con entusiasmo, me enseñó un documental sobre una atleta marroquí que grabó con el móvil valiéndose de las atletas que entrenaba, para mostrar la discriminación que padecen las mujeres en el mundo árabe. Me pareció impresionante la manera de inculcarles entusiasmo. Les mostró la validez de las vallas que debían saltar a lo largo de su existencia. Las vallas eran metáforas de la lucha por conseguir los objetivos de la vida.
Siguió hablando del proyecto que tenía entre manos. Para ello había traducido un libro del alemán, le había costado un esfuerzo tremendo, pero no se daba por vencido. Siempre había sido así, luchaba por un objetivo y lo inculcaba a sus atletas y a él mismo. Estaba haciendo el guion de una película cuyos protagonistas eran dos atletas de élite, uno alemán y otro afroamericano.
Así oí hablar de Jesse Owens, un atleta que ganó cuatro medallas en los juegos de Berlín 36, ante la mirada atónita de Hitller que valoraba la raza blanca superior. Me contó la historia de Luz Long, atleta alemán de longitud, que quedó segundo y cuya medalla se ha subastado ahora. Entre los dos atletas, se estableció la amistad del que sabe valorar lo que hace su competidor. Ante dos saltos nulos del americano, Long le sugirió que retrasara su pie en el salto y le puso su toalla como señal para hacerlo, así ganó el oro con un salto de 8’06, distancia que no logró él y quedó segundo. La vida de ambos se marcó desde ese acontecimiento. Se hicieron amigos, pero el destino del alemán sería muy triste, murió en el frente; tampoco al americano le fue bien, tuvo que soportar muchas injusticias en su país que seguía infravalorando su raza a pesar de los logros atléticos. Era una historia que daba para mucho, me dijo, pienso hacer una película y estoy buscando patrocinadores. Ya había contactado con alguno y le encontré entusiasmado. El cine le servía para hablar del amor al atletismo y su confianza en el ser humano.
Volví a casa mientras iba imaginando las escenas de esta historia cierta, llena de sabiduría que nos enseñaba a superar los obstáculos , superando vallas. El cine le estaba sirviendo para mostrarnos la bondad de los que luchan cada día.

Josefa Briz
Grupo C


Vi rodar una película

Aquel verano de 1956, Ávila estaba alborotada. Por su monumentalidad, la historia de la ciudad, pero sobre todo sus murallas, fue eligida para rodar una película, iban a llegar nada menos que Sofhia Loren, Cary Gran y Frank Sinatra, se hablaba de que necesitarían cinco mil extras, que tendría que acudir gente de los pueblos, de que iban a pagar cien pesetas al día. Yo no fui extra, pero sí participé de forma activa, acudíamos todas las amigas a ver de lejos, había un cordón que ponía el límite, a los participantes, algunos amigos nuestros, unos vestidos de campesinos y otros de caballeros, un poco decepcionados porque no veían a “la Sofhia”. Recuerdo, parece que aún lo vivo, el momento en que asaltaron la muralla una gran explosión y la muralla cayó, ya podían asaltar la ciudad, lloré no podía entender aquel desastre, duró poco ese momento, enseguida se corrió la voz de que la muralla que cayó estaba hecha, de corcho. La película “Orgullo y Pasión. 

Inés Izquierdo
Grupo A


Ni tan Tarantino

El universo entero pareció estar sonriéndome cuando ella aceptó cenar conmigo. Cada estrella era un ojito que brillaba de mirarnos. Esa noche ninguna mesa sin sus velas. Cuando nos sentamos, pudimos oír el susurro de la pareja de al lado, ese hablar bajito de los enamorados y los remansos del río. 
La chica le decía al chico “te pasás hablando de Tarantino, que las katanas, que los colores, que la sangre. La puta sangre. Pedís poco hecha la carne porque la sangre. Pero después estoy con la regla y ya no digo que me comas el coño, es que no me ponés un puto dedo encima”. 
Después mi cita me miró y le aseguré que me gustaba el cine gore.

César Aponte
Grupo C


Sueño y cine

El cine es el más completo de todas las artes 
ya que engloba todos los géneros,
 en un corto espacio de tiempo. 

Nos ha regalado imágenes y frases 
que guardamos en la memoria, 
como un pequeño tesoro. 

Nos ha hecho partícipes: 
de inolvidables historias de amor y desamor, 
de aventuras y desventuras por los mares del sur, 
de caballeros leales y vasallos desleales, 
de protestas a favor y en contra de la esclavitud, 
de alegres musicales y tristes realidades. 

Hoy estoy en el cine, 
es el día del espectador. 
Las luces se van apagando 
y una música suave inunda la sala 
de una indescriptible magia. 

Llegó la hora de dejar la realidad 
acomodada en la butaca 
para entrar en la más pura ficción. 
Que todo en la vida es cine 
y los sueños cines son.

Marian Pérez Benito
Grupo A


Apuntes de vida y cine

Primero fueron las sábanas blancas
Luego internado y domingos sabor maíz tostado y regaliz rojo. Películas de Mark Lester. Nos enamoramos en grupo de aquel adolescente actor.
Más tarde un cura cinéfilo quiso exhibir su conocimiento sobre las nuevas tendencias que venían de Europa y con 11 años vi a un inolvidable Jean Luis Tritignant corriendo por un andén en una película en blanco y negro nada adecuada a mi entendimiento, “Un Hombre y una mujer”. Bien empezamos ¡Cine francés en vena! ¡Lelouch!
Aquella doble sesión en un cine del barrio Garrido, el cine Llorente, un domingo de invierno triste y lluvioso. El programa era aún más gris “el baile de los vampiros “y “Nido de águilas”. Le debo a Richard Burton sobrevivir a aquel domingo, Inaugurando en mi vida, el cine sobre la segunda guerra mundial.
Hubo mucho cine y mucha vida después…. Gregory Peck en “Matar a un ruiseñor” Gary Cooper en “Solo ante el peligro” “James Stewart en “El hombre que mató a Liberty Vallance”, Greta Garbo en “Cristina de Suecia”……….
Y qué mejor que el cine para expresar situaciones con escenas inolvidables que vienen en nuestro socorro. Algunas películas nos acompañan toda nuestra vida como manuales para explicar situaciones. Es frecuente que la vida se nos parezca a cine. Y así vamos transitando películas o citando escenas para explicar lo que estamos viviendo. De tal manera que cito de memoria películas como ”La vida de Brian”, “Amanece que no es poco “,“Blade Runner”, “Los dioses deben estar locos”…, etc.

Autora Martín Fiz
Grupo C

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