Tiempo para los pájaros, de Celia Corral

El lunes pasado tuvimos un encuentro virtual con la escritura Celia Corral Cañas para hablar de su novela Tiempo para los pájaros. Si nos asomamos al resumen de contraportada podemos leer:

Escrita en primera persona con un tono de diario o confesión, Tiempo para los pájaros nos conduce por el día a día de una pareja de jóvenes. Problemas como el desempleo, la conciencia del cambio climático, la incomunicación generacional, la falta de perspectivas laborales afloran en esta novela pero siempre con un cierto sentido del humor, con el lirismo de estos tiempos que tan malos resultan para la lírica, con una resignación que se convierte en la seña de identidad de la narradora. Repleta de paradojas, de preguntas al lector, de reflexiones, la novela parte de la literatura autorreferencial para acercarnos al itinerario vital de toda una generación:




Celia Corral nació en Reinosa (Cantabria) en 1987. Posteriormente se trasladó a Salamanca para cursar estudios de Filología Hispánica, obteniendo también el título de doctora en Literatura Española por la Universidad de dicha ciudad. Actualmente es profesora en los Cursos Internacionales de la Universidad de Salamanca y docente del Máster de Escritura Creativa de esa misma Universidad. Como escritora ha obtenido, entre otros, el primer Premio de Poesía de Jóvenes Creadores, año 2011; el primer Premio de Relato Breve José Hierro en su 33ª edición; el primer Premio de poesía José Hierro en su 34ª edición; o el primer puesto en el III Premio Internacional de Poesía Jovellanos.

En el año 2017 publicó el poemario “La voz del animal bajo tu piel” (Bajamar Editores).


Propuesta de escritura

¿Cómo sería la sinopsis de un novela lírica que llevara por título "Comeremos libros"? Redacta un breve texto para la contraportada (cuarta de cubierta) de dicho libro



Estas son algunas de las reseñas:


Comeremos libros

Nos seguiremos nutriendo de palabras y las voces, más o menos antiguas o cercanas,  vendrán a visitarnos. Abriremos las puertas que permitan dejar pasar el aire del pasado al futuro, o al revés, ventilar el presente. Abriremos también un círculo enmarcado por las ondas, la hiedra: la puerta de los pájaros. 
¿Retornarán la fluidez, la ligereza y podrá una vez más salvarnos la Poesía?

Marian de Vicente
Grupo B


Comeremos libros

Un festín literario para todo tipo de paladares. En su novela lírica “Comeremos libros”, Leunam Edradem ha conseguido aunar la belleza clásica del siglo pasado con la vibrante vorágine de las tendencias actuales. Su lectura se convierte en un banquete que comienza con la ligereza de los entremeses, para ir adentrándose paulatinamente en la mayor complejidad y riqueza de matices que ofrece en los capítulos dedicados a describir paisajes inusitados. La trama central, colmada de ingredientes, personajes y un lirismo que embriaga los sentidos, va profundizando en la esencia del espíritu, en los sentimientos. Ensoñaciones oníricas entremezcladas con situaciones cargadas de realismo configuran un mundo particular, un mundo Edrademiano, que nos acaba enganchando poco a poco. Este ágape poético finaliza suavemente, como un postre ligero que nos deja perplejos por las sensaciones experimentadas, aunque no se acabe de comprender el desenlace, sin querer moralizarnos, sin pretender nada más y nada menos, que hacernos disfrutar de la lectura. Pocas veces un libro responde tan fielmente a su título, realmente consigue abrirnos el apetito por la lectura.

Manuel Medarde
Grupo A


Comeremos libros

Ha sido el final, o lo ha podido ser para todos. Los medios de comunicación llevaban siguiendo el proceso de rearme durante los últimos años, pero no nos queríamos creer la situación. Dos grandes bloques de estados dispuestos a todo por poco. Ahora toda nuestra ciudad está en un búnker de descomunales dimensiones. No sabemos que pasa fuera, tal vez ni siquiera queramos saberlo. No tenemos radio, no tenemos televisión, y ¡oh, maldición no tenemos wifi! Pero no es el Fin del Mundo. Los libros de nuestras bibliotecas permanecen intactos. Nuestras provisiones están aseguradas, al menos en lo mental, espiritual, sentimental y emocional, con ellos. Ahora comeremos versos de Machado, bocados parisinos de Cortázar, en la noche de los tiempos de Molina, los haikus nos los beberemos como el buen vino de Pérez-Lucas, mientras sorbemos nuestros agrios cócteles de Dostoievski… No necesitamos más, somos libres, aunque estemos encerrados, porque no hay nada más libre que la mente, y no hay nada que alimente más a esta que un buen libro.

Javi Martín Caamaño
Grupo A


“Fueron felices y comieron libros”

“Al despertar Elena del Bosque una mañana tras un sueño intranquilo se encontró convertida en una carcoma”. Con este homenaje a Kafka inicia la joven autora -pero ya con un envidiable currículum poético- Alba Martin, su primera novela, “Comeremos libros”. En ella, una hermosa bibliotecaria, con un contrato precario y un sueldo aún más volátil, sufre una metamorfosis cuando para superar un desengaño amoroso trasiega una botella de Ponche Caballero, recuerdo de familia, quedando inconsciente y de bruces sobre un viejo libro en la mesa de su despacho.
Lepismas (pececillos de plata), gorgojos, carcomas, piojos de los libros y polillas varias van desfilando por esta parábola de sueño y amor por la literatura. Reencuentros, citas literarias con las que esta joven escritora sobradamente preparada muestra todas sus filias y fobias de alta y baja cultura, guiños autobiográficos, desamores imposibles y caminos que pensamos trillados pero el tiempo siempre hace distintos. La imaginación se mezcla con la realidad en los diarios juveniles de la autora, triturados por ella misma en su transitoria forma de parásito bibliófago.
Carcomida por esa culpa, es el propio insecto el que intenta, a través de un agujero de gusano temporal, hacer el camino inverso en sus túneles librescos para reencarnarse de nuevo en su antigua identidad, que ya nunca será igual.
Porque en los viajes de ida y vuelta, el mismo sitio siempre es distinto.

Ignacio Aparicio Pérez-Lucas
Grupo A


COMERÉ LIBROS

“Yo amaba la poesía porque no era vivir” Era uno de los versos que más le gustaban de su amigo Juan. Así concluía Laura la clase de Literatura con voz ahogada. Era un día gris rata, frío, que sólo invitaba a que los alumnos escaparan al bar, a tocar teclas de diferentes aparatos digitales. Así despertaban a la Vida Guay, luminosa, colorida, divertida, rauda, jocosa, vampira con dulces narcóticos, borrachera de imágenes maqueadas y palabras dispuestas a inventar verdades o dardos invisibles.
Sólo se quedó Diego, esperando su dosis. La profe le había contado que, en la cueva, descubriría el secreto. Diego, con ojos brillantes en los que podían detectarse unas centellas tan inocentes como perversas, le repitió que ya sabía lo que quería: Aprender cómo eran las mujeres de verdad, las muñeconas casi idénticas que le rodeaban le aburrían. Psicología femenina de la buena a ver si así se enamoraba más y mejor.
Laura le miró con sonrisa cómplice, un poco melancólica. Sabía que su alumno quería comerse la vida hasta las migas. Era valiente. La profe le entregó una bolsa de papel en la que se leía Letras Corsarias. Diego le aseguró que se lo zamparía en dos tardes; Laura le avisó de que aquel objeto contenía la dosis de veneno necesaria para aumentar la pasión y la lucidez, pero también la melancolía. Pensó: “Bienvenido a la secta de los Iniciados Marginales”.

Emilia González
Grupo B


Comeremos libros

Este libro nos desvela una revolución silenciosa, que ya está en marcha y es imposible detener. Una transformación en la que el ser humano está sintiendo que su cuerpo tangible se aligera mientras su alma se adensa y solidifica. Poco a poco iremos prescindiendo del alimento material y nos nutriremos solamente de ideas. Seremos nada más espíritu y como tal solo precisaremos de las palabras, los sonidos y el pensamiento. No será necesario roturar los exhaustos campos ni devorar más cadáveres inocentes, nos bastará una música suculenta, una aromática historia o un sabroso poema. El final del proceso abrirá una nueva época en la que todo será conocimiento y lo único relevante, su transmisión; un tiempo en el que golosamente «comeremos libros», los devoraremos con tanta fruición como tú vas a hacerlo con este.

Pepe Lorenzo
Grupo B


COMEREMOS LIBROS

Los libros no habían sido puentes conectores. Los libros fueron por mucho tiempo escondrijos para su soledad e incertidumbre. Los padres vendieron la casa y deshicieron su interior, su decorado. Las espigas de colores se tornaron grises, como si las cenizas de un incendio las hubiese manchado. La prosperidad menguó. La madre dijo “comeremos libros”, en medio de un eco silente, atisbando de lejos paredes repletas de estantes en el cuarto de la biblioteca. Para Amelia sus palabras fueron un mandato. Tenía seis años, y esa noche despertó con el mismo vacío en las entrañas; tomó un libro, le arrancó una hoja, y antes de rasgarla en pedazos tan pequeños como su pulgar, leyó lo que estaba escrito: “rima equis, equis, i ,i, cómo vive esa rosa…”

¿Cómo vive esa rosa que has prendido
junto a tu corazón?
Nunca hasta ahora contemplé en la tierra
sobre el volcán la flor.


“Gustavo Adolfo Béc...quer”

Amelia leyó una y otra vez estas cuatro líneas. Sintió misteriosamente que el texto la interpelaba. Y que la respuesta dada a esa pregunta era su propio pensamiento, que no podía entender. Una a una rasgó cada palabra del poema, y las masticó lento en su boca para tragarlas. Ya no lo hizo para calmar su hambre, sino para no olvidar a partir de entonces que tenía una rosa plantada junto a su telúrico corazón.

Carmen Elena Ochoa
Grupo A


Entonces comeremos libros

“Una gata enamorada de un palomo cojo”. Es el punto de partida de la Autora para sumergirnos en un universo ornitológico en permanente antítesis con el buenismo en boga. Cuervos y buitres bienintencionados contrastan con particular lirismo, con los sórdidos intereses desplegados por guacamayos y aves del paraíso. El periplo que recorre la protagonista, arrastrada por la pasión a su amado, la lleva a enfrentarse a la evidencia de que, en ese mundo “ hay gato encerrado”. Por ello, vuelve a transitar por el sendero de la toma de conciencia de sus orígenes a la par que delinea una peripecia, vagamente circular, que atrapa al lector desde el primer capítulo. ¡Aplaudida unánimemente por la crítica!

“Lirismo epigónico de los que crea escuela” The Washington Proust.(USA) “
”No es oro todo lo que reluce en el mundo de las aves” The Morning Singer(U.K)
“Trino poético al declive de las rapaces” ¡¡¡No se la pierdan!!! AVECE (Spain)
“Magistrales los secundarios encargados de la fábrica clandestina de foie” Paris Aussi (France)

Como remacha el Vocero de Ravel de México D.F ¡No dejen de leerla, es purita fábula!!
Primera edición ya agotada.

Anónimo

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