Estar en la luna

Cuenta Hernán Casciari en "La luna, en retazos y liquidación": "Acaba de llegarme el título de propiedad de un terrenito que me compré en la Luna. Me costó 20 dólares -gastos de envío aparte- y lo pagué con tarjeta. Además del certificado con mi nombre grandote, me vino por correo una foto satelital de mi parcela. No sé si ustedes estarán viendo la Luna, pero si la tienen a mano dibujen en ella una cara imaginaria. Mi terrenito estaría sobre el ojo derecho. La región se llama Lago de los Sueños (Lacus Somniorum en latín) y está casi saliendo del Mar de la Serenidad, como quien va al Cráter Posidonius.
El acre que me compré no es gran cosa, también es verdad: haciendo cuentas descubrí que son apenas cuatro mil metros cuadrados. De todas maneras, el hombre que me vendió el terrenito dice que esta zona se está convirtiendo en una de las más deseadas, y me advirtió que me apurase porque se las estaban sacando de las manos. ¿Cómo no iba a hacerle caso a este señor, si es un visionario de la modernidad?"


Casciari entró en la página Lunar Embassy para hacerse con su parcela en la luna, un lugar en el que 600 millones de personas tenían puesta su mirada el 20 de junio de 1969, cuando Neil Armstrong se convertía en el primer hombre en pisarla.

Todos conocemos las palabras que pronunció Armstrong, su breve discurso dirigido a toda la humanidad. Pero nadie se percató de una frase. Una frase que pronunció y que es motivo de la siguiente leyenda urbana:

"Cuando el astronauta de la Misión Apollo, Neil Armstrong dio su primer paso en la luna, no solo pronunció la célebre frase “este es un pequeño paso para un hombre, pero es un paso gigante para la Humanidad”, sino que además intercambió algunas frases con los otros astronautas y el no menos célebre centro de control de la misión (en Houston, claro). Justo antes de aterrizar, pronunció una enigmática frase. Armostrong dijo: “Buena suerte, señor Gorsky” Mucha gente en la NASA pensó que se trataba de una frase dirigida a un hipotético rival soviético en la carrera espacial. No obstante, después de ser investigado, se descubrió que no había ningún señor Gorsky ni en el programa espacial americano ni en el ruso. A lo largo de los años, Armstrong fue preguntado muchas veces acerca de la frase “Buena suerte, señor Gorsky”, pero Armstrong simplemente sonreía. Únicamente hace tres años, el 5 de julio de 1995 en Tampa Bay, Florida, mientras respondía a las preguntas de los periodistas tras dar una conferencia, un reportero hizo la pregunta de 27 años de antigüedad a Armstrong. En esta ocasión, sí respondió. El señor Gorsky había muerto así que Neil Armstrong sintió que, finalmente podía contestar a la pregunta. Cuando era niño, estaba jugando al béisbol con un amigo en el jardín. Su amigo bateó una bola que fue a parar enfrente de la ventana del dormitorio de sus vecinos, el señor y la señora Gorsky. Justo cuando se agachaba para recoger la bola, el jovencito Neil Armstrong oyó a la señora Gorsky gritarle al señor Gorsky: “¡¡Sexo oral!! ¡¿Quieres sexo oral?! ¡Tendrás sexo oral cuando ese niño llegue a la luna!”

Tras el fallido intento de alunizaje del Apolo 13, en 1970, el interés por la carrera espacial y los viajes a la luna disminuyó. Y tras la expedición del Apolo 17 aparecieron varias teorías que afirmaban que La NASA había inventado todos los alunizajes en la luna.


Mario Benedetti se pregunta en un poema: "¿Por qué no hay más viajes a la luna?"

Cuando el bueno de armstrong dio aquellos pasos
todos registramos cómo se movía
tosco / pesado / en un suelo blancuzco
¿o era de piedra pómez? ¿quién se acuerda?

durante un rato estuvo cavilando
y la escafrandra o como se llamase
impedía que viéramos sus ojos
pero juraría que su mirada era
de pereza o abulia

algo debió explicar a su regreso
algo diferente al discurso de gloria 
que le ordenaron pronunciar eufórico
entre medallas flores vítores y guirnaldas

algo debió decir en privado a sus jefes
algo importante inesperado

verbigracia / cuando estaba allá arriba
caminando como un zoombie en la luna
mi general mi coronel pensé en ustedes
y se me ocurrió no sé por qué
que debía matarlos con urgencia
uno a uno / dos a dos / etcétera

o verbigracia dos / cuando andaba allá / heroico
pisando las feísimas arrugas del satélite
imaginé que así debía ser la muerte
es decir el paisaje de la muerte

o verbigracia tres / cuando estaba en selene
paseando por la nada como un imbécil
sentí el asco infinito de la ausencia del hombre
y me dije qué mierda estoy haciendo aquí

algo así debió haber confesado a sus jefes
con su estrenada voz de robot disidente
y quizá por eso los dueños del poder
postergaron sine die los viajes a la luna.


Propuesta de escritura

En esta ocasión la propuesta de escritura fue doble. En la sesión invitamos a escribir sobre lo que verdaderamente estaba pensando Neil Armstrong en el momento del alunizaje, antes de su discurso. 
Y como tarea para casa propusimos un texto en el que se contara un suceso inverosímil o extraño que estuviera ocurriendo en la tierra mientras el hombre ponía su pie en la luna.


Estos son los trabajos de algunos componentes del taller de escritura:

Monólogo de Neil Armstrong

Es curioso, nunca nadie apostó por mí. Desde pequeño he sido ninguneado y despreciado por todos. Hasta mi familia pensaba que no llegaría nunca a nada. Pues mira, al final sí que he llegado, y no solo he llegado a algo, sino que además he llegado lejos, muy lejos, más lejos que nadie. Ojalá pudiera reprochárselo en alto a todos ellos, pero no debo. Se espera que cuando hable para todo el mundo desde aquí diga algo serio, algo loable, insigne, algo que quede para el recuerdo como una cita histórica, no un simple “¡Qué os den a todos!”.
Lo que sé que no diré es la verdad. Sí, he llegado, pero ahora, como antes, estoy solo, y eso era lo que precisamente quería evitar. Tendré que guardármelo para mí, ni siquiera Aldrin me presta atención.


Mientras tanto, en la Tierra....

La única televisión de ese pequeño pueblo escondido en medio de la meseta emitía imágenes en blanco y negro acompañadas de un par de voces: una que nadie entendía, y otra que, segundos después de la primera, iba traduciendo a cristiano lo que decía para que la gente se enterase de qué estaba pasando. La gente, ese tumulto formado por labrancanes antiguos que mientras bebía sus chatos de vino picado elevaba una tercera voz, más alta que ninguna y tan ininteligible como la primera de todas.
―Eso que dicen es mentira, nadie puede llegar a la luna.
―Eso que dicen es verdad, los americanos son muy listos.
―Eso que dicen puede ser cualquier cosa.
―Eso que...

Los gritos y golpes sobre las mesas seguían, como si de una final de dominó se tratara, usando esta vez como fichas las creencias e incertidumbres de cada uno.

―Preguntémosle al cura, o al alcalde, que son los que tienen estudios. Ellos lo aclararán.
―No, habría que ir a despertarlos, y uno dirá que es asunto de Dios y el otro dirá que eso lo tiene que aclarar el Gobierno Civil.
―¿Qué hacemos entonces para resolver esto?
―Preguntémosle a quien de verdad tiene estudios y no cree en nada.

El tumulto de pronto calló. Solo quedaron como ruido de fondo las dos primeras voces y el leve tintineo que producía el maestro de escuela según removía la cucharilla en su achicoria para disolver los tres sobrecitos de azúcar que se había echado. Todas las caras del bar le miraban ahora a él, esperando que hablase y les resolviera su gran duda.

―Sabéis que ―dijo el maestro mientras comenzaba a limpiarse las gafas con patillas rotas― no me gusta meterme en vuestras discusiones, pero esta vez lo haré solo para daros una lección y que así dejéis de ir a misa los domingos a que os coman la cabeza. Seguidme.

Se puso en pie y salió a la plaza del pueblo. Todo el bar le seguía, a trompicones, chocándose entre ellos. Querían estar cerca del maestro para oírlo mejor, pero si les veían el cura o la guardia civil junto a él a lo mejor les empezaban a mirar mal, como siempre está este señor de gafas diciendo cosas de república, ateísmo y tal...
Siguieron andando un rato, hasta que salieron del pueblo y se detuvieron al comienzo de la trocha del carrapinar, uno de los pocos sitios que no tenían una vieja farola cerca.

―Bien ―comenzó a explicar el maestro―, aquí no hay farolas ni luces ni ventanas que nos impidan mirar al cielo y verlo en su esplendor. Tenemos además la suerte de que hoy hay cielo despejado y luna llena, así que mirad a ella y decidme: ¿veis que estén allí?
―Mmmm... ¿no?
―Pues eso, no creáis lo que no podáis ver o comprobar vosotros mismos. Buenas noches.

El maestro se volvió a terminar su ya fría achicoria mientras la gente se quedaba allí quieta, mirando en silencio al cielo, y preguntándose cómo podía haber gente tan lista por el mundo y alegrándose de que al menos unos de ellos estuviera en ese pueblo.

César Borreguero


Cavilaciones de un lunático

¡Maldita sea! Soy el primero en llegar hasta aquí y no sé si voy a poder andar o no. Ni siquiera sé si soy el primero o si me voy a encontrar una nave vikinga. De repente siento la cabeza como más pesado ¿Se me estará poniendo cara de vikingo? Tal vez sea que mi mujer se reencontró con su antiguo novio Olaf y ahora redescubren el nuevo satélite allá en mi lecho ante el televisor y riéndose a carcajadas por el casco que me regalaron. Todo son suposiciones. Sólo suposiciones. ¿Pero qué hace aquí este mar sin agua? ¿Y este dolor de cabeza qué se me ha puesto de tanto pensar? A lo mejor si me olvido del viejo Olaf y pienso lo que me dijo mi mujer la noche de bodas comprenderé que todo lo virgen es nuevo por lo que supone y no por lo que es. Como siempre más vale pájaro en mano que ciento volando.
¡Leches! Veo pajaritos volando.

Manuel Javier Palancares


21 julio 1969 el hombre pisa la luna

No sé qué hacía el 21 julio de 1969. 2 días antes había cumplido 14 años. 2 meses antes había abandonado el seminario (estuve tres años encerrado), porque se casaba mi hermano y no me daban permiso. Era un inquieto cachorrillo que abandonaba la infancia a marchas forzadas. Un soñador. Me encantaba imaginarme mil y una peripecias en la que yo siempre era protagonista. La realidad, revés tras revés, me iría poniendo los pies en la tierra.
Sí, recuerdo, por esa época, que mi padre -entonces tenía una gravera- me envió una semana a trabajar para sustituir a un empleado que tomaba las vacaciones. Me encargaba de vigilar la instalación para que todo funcionara correctamente, el horario que tenía era de 2 de la tarde a las 12 de la noche. Fue la lección que mi padre me quiso dar para que no abandonara los estudios. La aprendí.
Mientras acariciaba mi adolescencia había un tal Armstrong que daba un gran paso para la humanidad o eso nos han hecho creer (en los momentos que vivimos tampoco me extrañaría que fuera un montaje), el hombre pisó por primera vez la luna. Igual lo vi en el telediario, en blanco y negro, en casa ya teníamos tv –Invicta era la marca- pero en mi memoria solo quedan los recuerdos de que había estado 3 años encerrado en un seminario allá por la montaña cántabra y me reencontraba con una Salamanca que había dejado siendo un niño y a la que quería adaptarme con verdadera ansiedad. Encontré un amigo y una pandilla, y aunque no hubo ningún acontecimiento que me marcara especialmente, sí fue el comienzo de lo que ahora soy (lejos de fanatismos religiosos).
El caso es que a mí en esa época me encantaba estar en la luna, me hubiera emocionado acompañar a Armstrong para dar unos cuantos saltos que es como volar -impulso y al espacio- pero la realidad me devoraba con toda su magia y no siempre para bien. Pronto descubrí los libros de Karl May, sobre aventuras en el lejano oeste americano, disfrutaba enormemente, luego llegó la ciencia-ficción con Isaac Asimov, desde entonces la lectura siempre ha estado en mi vida y aunque ya no imagino historias fantásticas en las que soy el protagonista, sí me apasiona darme un paseo de vez en cuando por la luna.

Vicente M. Martín


Anoche tenía cerco la luna

Mi abuelo Bernabé, murió sin creer la noticia dada por la radio y vista por la TV, en blanco y negro, de que el hombre había pisado la luna. Como buen agricultor, que lo fue, tenía la costumbre diaria antes de acostarse, de salir al corral de su casa del pueblo, y contemplar la luna y las estrellas, de sentir el viento en la cara y el olor de la noche. Esta experiencia de toda una vida, este ritual monótono, le dio la certeza de pronosticar el tiempo para varios días.
Falleció de madrugada, y aquella noche recuerda su hijo, no salió al corral, se fue directamente a la cama, después de desear a todos "buenas noches".
Su hijo, también agricultor, heredero de las mismas costumbres, recuerda que aquella noche "tenía cerco la luna".

Luis Iglesias


Casia

Si le digo a usté que nací el 20 de julio de 1969, sabrá por qué me llamo Luna y no de cualquiera otra manera. Es este mio un nombre ridículo de raíz. Me lo puso mi madre en honor a mi madrina, la señà Benita. Según dicen los paisanos una bendita, una pobrecita que yo no conocí. Al poco de mi nacimiento se nos murió. Parece que la impresión del cohete la pudo. Que estaba buena del y que con esa noticia se le reventó el corazón. Yo, pa que le voy a engañá, yo no comulgo con ese parecer. Lo de la impresión del cohete digo. Pa mí, que la Benita tenía un algo callao que se la comía, que es lo que la mató. Claro que por coincidir su final con el alunizaje ese de la tele y ser ella, como parece ser que era, de un creer ligero y fantasioso...

Mire usté, decirse se dicen muchas cosas porque es lo facilón... Pero yo, pa mí... pa mí que los vecinos, unos cuantos vecinos, se sacaron al tablao esa historia, se la comieron con patatas y luego nos la dieron a comer a los demás, aunque yo, ya le digo, yo nunca comulgué con ese tole-tole, y menos aún con lo que me dijeron fue su bendición. Luna no es un nombre.

Esta casa era suya de ella.

Cuando me casé con el Benito -otro bendito como su madre de él- y me vine a ella como es de ley, pa vivir con él, supe de primeras lo que tenía que hacer. La casa si es bien mirà, es demasiao grande pa mí y pa él. Vaya que usté lo ve, que aquí caben bien a gusto otros tantos de miles de mí, de él, o de mí y de él a la vez.

Le puedo asegurar a usté, que no exagero la nota si le digo que de siempre, quise que esta casa fuera lo que hoy es. Una mosca blanca bien grande. Un nido sin puertas ni duelos. Un hogar pal Benito y pa mí, y un hogar, un hogar también pa un peregrino como usté.

Los vecinos, mis vecinos, no lo entienden bien.

El pueblo ya lo sabe usté -que ni tonto ni sordo es-, el pueblo es como tos los pueblos, como el pueblo de usté; y pasa lo que pasa en los pueblos, como en el pueblo de usté, que no es otra cosa que un llegar y un estar hasta faltar. Pero también hay mucho peregrino ¿sabe usté? mucho peregrino como usté.

Hay noches quel Benito, mi Benito, me pregunta muy serio, asín como se pone él, y si el pan, y si el pan estuviera en otra casa Luna, si el pan estuviera en otra casa ¿que? Siempre le digo lo mismo. Nos darían de comer Benito, nos darían de comer. Y así sería ¿no cree usté?

Y hablando de comer ¿no tiene hambre usté? El puchero aún está tierno pero mire, mire bien que a su ladito ¿los ve? esos higos de la cesta son recogiditos de ayer y saben dulces, dulces como la misma miel. Coja, coja, que si están ahí, es paque alguien los coma. No los vamos a dejar perder. ¡Vamos! Páseme un puñao cojona, y coja, coja también usté. Son miel ¿A que si? Son de ayer

¿Sabe usté? Yo aquí estoy bien. Siempre que estoy aquí, estoy bien. ¿Y usté? ¿Esta bien usté?

Lástima tenga que marcharme, es muy agradable hablar con usté, pero usté quédese, quédese si quiere usté ¿podría decirme qué hora es? ¡Jesús, qué tarde es!

Hoy es mi cumpleaños, ¿sabe usté? Como es mi cumpleaños vendrá mucha gente a comer. Usté si quiere también. Sobre las tres. Vendrán sobre las tres. Tengo que hacer una tarta, un enorme pastel y poner mi nombre en él. Ese nombre ridículo del que le hablara hace un momento a usté. Luna...

Digan lo que digan los que dicen lo que dicen yo no comulgo con él. Luna no me parece a mí nombre ¿me entiende usté?

Que... ¿como le diría yo a usté? Engaña el pan quien olvida que ese nombre fue un simple entrar de rondón a un juego. Un dar aguamanos. Un estar en flor. Un estar de más por estar a la bandera. Si lo sé, el nombre como nombre, bien precioso que es. Pero el por qué, el por qué de ese bonito nombre... ¿lo entiende usté? ¿me entiende usté?

Dice el mi Benito que siendo como soy de ver sin cepos, aquí mis razones son de pie. Que no es rendir la espada, reconocer que un nombre no es nada. Y que a unas malas, en ese nada, mejor Luna que "Nasa", o que Casia -que me pudo tocar por el día-, o que Filomena, que muy a su pesar, era el nombre de mi madre y de mi abuela materna; o que Selene, que por nacer dos días más después de mí, y por no querer la tía Engracia, repetir la suerte sin robar la color a su bebé, la mentó con ese nombre. Nombre que sin quitar ni poner, es el mismo ¿sabe usté? El mismo pero en antiguo o en no se qué. Ya ve usté.

No me vaya a entender mal usté, que es muy fácil confundir gorra con porra, que yo lo sé. Que no es que con ésto que le hablo, con ésto que le estoy hablando a usté, pretenda yo desmerecer. Que ese día, día del manto fue. Cruzar el espacio... ¡Menudo asunto debe ser!

Lo que digo yo, lo único que yo digo a mi Benito igual que a usté es que no sé a cuento de qué hay que poner los ojos tan lejos en habiendo cerca tantísimo que ver. Y que si hay que hacerlo, que bien se yo que a veces hay que hacer del cielo cebolla para salir de mantillas, a cuento de qué me tiene que bautizar ese enredo... Casia prefiero siendo mucho más feo. ¿Lo entiende usté? ¿Me entiende usté?

Un siete de diciembre, yo lo recuerdo bien, una de las ovejas que cría la señá Sebastiana, tuvo un cordero. Era azul, tenía dos cabezas y no se murió al poco tiempo. Que se murió de viejo. Pos ya ve usté, ningún zagal de los de que le conocieron se llamó cordero o "mureco" que era el nombre del "pordigio" que otros decían engendro.

¿Ve usté? Yo me doy en pensar en ello y vuelvo lo de abajo arriba, y por mucho que me estruje ... me regreso, con los brazos cruzaos me regreso.

Yo fui a la escuela ¿sabe usté? Cuando tuve que ir fui a la escuela. Asín tenía que ser. Pos fíjese bien usté, que si eramos 22 en clase, siete eramos Lunas, dos eran Selenes y una, una no recuerdo bien, era lo mismo pero en latín o en francés..., terminaba en te... Se lo repito, Casia prefiero siendo mucho más feo. ¿Lo entiende usté? ¿Me entiende usté?

¿Sabe usté? Es muy agradable hablar con usté. ¿Podría decirme de nuevo que hora es? ¡Jesús, que tarde es! Y el pastel sin hacer. ¿Quiere ayudarme usté? No tardaremos , en lo que el puchero se termina de hacer. Después comeremos, lo que haya pa comer entre los que estemos. Será divertido. Otro juego.

¿Sabe qué estoy pensando? Estoy pensando que... cuando terminemos de hacer el pastel, pondremos con letras bien grandes Casia por cima de él. Hay que tenerse fuerte. ¿No cree usté? Claro que también digo... ¿Cree usté que lo entenderá alguien? ¿Qué opinará el mi Benito? ¿Qué opina usté?

¡Vamos! ¡venga! ... Tenemos que hacer un pastel. ¿Cuántos seremos? No sé. Eso es algo que nunca sé. Pero muévase, ¿no ve? muévase que entre lunas se nos llega la hora de comer.

Ana Isabel Fariña


Silencios de luna

La luna queda preñada
por un gran amanecer.
Acurrucada en el cielo
me muestra su linda tez.
Despierta en su blanco manto
me deslizo entre su piel.
Se encarna en mi ser humano
bañada por mi pincel.
Caricias de su hermosura
navegan entre mi ser,
de un mundo, cristal del tiempo,
en un blanco atardecer.
No necesito soñarla,
me basta su anochecer.

Sofía Montero



20 de julio de 1969

Cuando el hombre llegó a la luna, todos sus habitantes salieron a recibirles. Sherezade a la cabeza, en el medio un elefante volador, un sirena muda, un pulpo cojo y una tortuga veloz, a la cola una nube de humo que no sabia si era verde como el cielo, azul como la hierba fresca o marrón como el patio donde bailaba un balón. Le ofrecieron lo mejor que tenían. Le mostraron lo mas hermoso que poseían. Nadie les vio. Y es que para ver un sueño hay que ser un soñador.

Ana Isabel Fariña


Querido Mr Armstrong :

El año que usted posó su pie izquierdo (que no es la mejor forma de entrar) en el satélite lunar, la gente en la Tierra hacía su cotidiana vida, con sus avatares, sus penas y sus alegrías, deteniéndose un instante de aquel 21 de julio de 1969 para observar admirados y en parte desconfiados lo que hacían usted y sus acompañantes allí arriba, al sur del mar de la Tranquilidad.
Por aquel mismo año, el 12 de enero , comenzaba su andadura un grupo de rock que compondrian posteriormente un tema muy apropiado para su excursión lunar, el stairsway to heaven de los Led Zeppelin.
Aquí en España, un pequeño país al sur de Europa, que no se si avistara desde ahí arriba, andábamos a tortas con los marroquís.
El día 15 de ese mismo mes, los soviéticos habían comenzado la particular carrera hacia la luna con el envío de la nave Soyuz 5; mientras en Praga, Jon Palach, se prendía fuego en protesta contra los dirigentes soviéticos.
El 20 de enero eligen en su país a Richard Nixon como presidente, mientras que en mi pequeño país, el día 24, un señor bajito y con voz de pito, declaraba la ley Marcial, cerrando la universidad y arrestando a 300 estudiantes.
El día 30, otros melenudos, llevaban a cabo su última actuación sobre el tejado de su discográfica Apple; eran los famosos Beatles, cuya música habrá llegado hasta "su" luna.
El 3 de febrero, nombran jefe de la eOLP a Yaser Arafat, un personaje importante en el devenir de un pequeño territorio que nadie quiere reconocer aquí en la Tierra, y que desconozco si usted lo hará desde ahí arriba.
El 9 de febrero tiene lugar el primer vuelo del "Jumbo",si no tan relevante como su nave especial, si importante para el futuro de los vuelos comerciales.
El día 13, en Munich, se realiza el primer trasplante de corazón en Alemania, descartándose que rescataran el cadáver de Hitler para dicho experimento.
Volviendo a mi pequeño país, el 22 de febrero veinticinco mil mineros se declaraban en huelga, a la vez que se celebraba el 30°aniversario de la muerte de un famoso poeta español, Antonio Machado, que al igual que de los dos lados de la luna, el escribió sobre las dos Españas .
Volviendo al espacio exterior,, meses antes de tu aterrizaje a la órbita lunar, el 24 de febrero se mandó la Sonda Marinor con destino a Marte.
Ya en marzo, el día 17, tiene lugar el nombramiento de la primera mujer ministra(para esa fecha cosas de otra galaxia) en Israel; un territorio que sus compatriotas reconocen a lo lejos mucho más facil que el de Palestina. Desconozco si desde la luna sucede igual.
El dia 18 sus compatriotas llevan a cabo un bombardeo secreto en Camboya, lo que marcaría el inicio del conflicto bélico en el sureste asiático.
El día 25 de ese mes, uno de los peludos que fechas antes se había subido al tejado de Apple, John Lennon, se casa en Gibraltar con Yoko Ono, se supone que hasta arriba de "diamonds" para llevar a cabo tal hazaña.
Siguiendo con la carrera espacial, el 16 de mayo, una sonda soviética choca contra Venus, y el día 18 tiene lugar el lanzamiento del Apolo X, como previo ensayo a su llegada a la luna.
En junio, en España, cerrabamos fronteras con Gibraltar, demasiado tarde ya para John Lennon...
Mientras en el país vecino elegían democráticamente, palabra que no era peyorativa por entonces en España, a su presidente Georges Pompidu.
El 28 de junio, tiene lugar en New York una redada en un bar gay, de transexuales y homosexuales, cuando intentaban al igual que usted llegar a su particular luna.
El mes de julio contemplaba la continuación de la carrera espacial, con los sovieticos con su sonda lunar Luna 15, y los estadounidenses el Apolo XI,pisando suelo lunar el 21 de ese mismo mes, con usted y sus compañeros a bordo de la nave, lo que supondría según sus palabras textuales:" un gran paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad".
Después de tal hazaña, el año siguió su curso. En su país se sucedían las continuas protestas por la guerra de Vietnam, en especial por esos hippies melenudos que celebraban el festival de
Woodstock tres días de agosto.
El 21 de noviembre, se establece la primera conexión de internet entre la universidades de Stanford y Ucla, también un gran avance tecnológico.
Mientras en mi país, en esta Espana nuestra, el señor bajito y con voz de pito, nombra su sucesor a un principe, que aunque sin ser el de Bequelar, nos lo seguimos comiendo aún tan ricamente.
No se si habiendo conocido tales sucesos terrestres, , aún, y desde ahí arriba, al contemplar el planeta, le viene a la cabeza la canción de su hermano Louis, what a wonderful world; o simplemente le desea a su antiguo vecino un: " that you enjoy Mr. Gorsky ".

Jose Ramón Cifuentes García


Alunizaje

En el momento en que el hombre llegaba a la luna acá un hombre moría loco de amor por una cabra.
No podía soportar el hecho de no poder compartir su vida con Cabra y se suicidó. Cometió el suicidio delante de ella para que no pensara que la abandonaba por que no deseaba verla si no que lo hacía por pura desesperación.
Cabra empezó a mover el cuerpo del Hombre con el hocico para despertarlo, balaba y lo lamía. Al cabo de unos minutos, dobló primero las patas delanteras luego las trasera y se recostó sobre él. Esta escena permaneció así hasta que la Policía los encontró.
Al ver gente, Cabra estiró las extremidades torpemente por el entumecimiento provocado por la inmovilidad de varias horas y se separó del cuerpo aunque mantuvo una distancia razonable hasta el lugar dónde desempeñaba su tarea la policía que le permitió observar como levantaban el cadáver. Mientras ella balaba cada vez más fuerte.
Fue en el preciso momento en que el hombre puso un pie en la luna cuando Cabra elevó los ojos al firmamento unos breves instantes y a continuación entró en el redil con el resto de sus congéneres.

Antonia Oliva

1 comentario:

  1. Vicente M. Martin1 de abril de 2014, 9:23

    César:
    (1) ¡Cuántas verdades hay que callar en la vida por mantener la apariencia o no ofender!... Esto es así.
    (2) Los maestros de nuestros pueblos hace + de 50 años eran verdaderos sabios… ¡muchos conocimientos guardaban en sus desgastadas gabardinas!... ahora los conocimientos los tiene “google”. Gracias por dejar comentar tus escritos.

    Manuel:
    Simpático corto en la que la loca fantasía se dispara… ¡Coño, el pájaro en mano se escapa y se une a los ciento volando!... ¡bien por el pajarito! Gracias por dejar comentar tus escritos.

    Luis:
    Mucho sabían nuestros abuelos de la vida, de la naturaleza y de la luna y el sol y las estrellas, pero sobre todo sabían mucho de la tierra… de esa tierra dura que tanto costaba cuidarla… Precioso recuerdo, Luis. Gracias por dejar comentar tus escritos.

    Ana:
    “. ¡Vamos! Páseme un puñao cojona, y coja, coja también usté.” rico rico como tus escritos…
    “. Y es que para ver un sueño hay que ser un soñador”… a veces solo consuela soñar. Gracias por dejar comentar tus escritos.

    Sofía:
    Vivir con la poesía es hermoso y sentirla, una vivencia envidiable…. Gracias por dejar comentar tus poesías.

    José Ramón:
    Me ha gustado ese recorrido de sucesos de un año especial (19 69) con un tono desenfadado: “Mientras en mi país, en esta España nuestra, el señor bajito y con voz de pito, nombra su sucesor a un príncipe, que aunque sin ser el de Bequelar, nos lo seguimos comiendo aún tan ricamente”.
    Gracias por dejar comentar tus textos.

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